No.3  octubre 2006  
   Perspectivas de Cosechas y Situación Alimentaria

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Noticias más importantes

Actualización sobre las emergencias alimentarias

Breve informe sobre la oferta y la demanda mundial de cereales

Panorama de la situación alimentaria de los países de bajos ingresos y con déficit de alimentos

Exámenes regionales

Notas especiales

Apéndice estadístico

Terminología

Notas especiales

Sequías localizadas y conflicto civil en el Afganistán

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En la campaña actual, el Afganistán ha sufrido sequías localizadas en el norte y noroeste del país. También en otras zonas los cultivos recibieron pocas precipitaciones. Las pérdidas de cosechas de cereales de secano han variado de 100 a 50 por ciento, principalmente al norte del macizo montañoso del Hindu Kush, donde la producción representa normalmente el 18 por ciento de la producción total. Además, aproximadamente el 5 por ciento de los cultivos de regadío se ha visto afectado por plagas y enfermedades, principalmente la plaga sunn y las langostas.

La producción total de cereales en 2006 se estima ahora en alrededor de 3,8 millones de toneladas, unos 1,3 millones de toneladas menos que la del año pasado. La producción de trigo, el cereal básico, ha disminuido en 1 millón de toneladas en comparación con la producción de 4,2 millones de toneladas del año pasado. Sin embargo, todavía la producción de cereales de este año supera la producción media anual de los últimos 15 años, estimada en 3,3 millones de toneladas.

En algunas partes del país han descendido las capas freáticas y la población está abandonando las zonas en las que los cultivos han sufrido daños importantes para ir en busca de agua y alimentos. La situación podría empeorar durante el invierno, cuando las familias suelen depender de los alimentos obtenidos con las cosechas de verano. Para evitar la inanición y una emigración en gran escala se impone, por lo tanto, la necesidad de una ayuda alimentaria selectiva.

¿Por qué tiene tanta repercusión una disminución relativamente pequeña de la producción?

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A pesar de los esfuerzos desplegados por el gobierno y la comunidad internacional, quedan algunas cuestiones críticas como las siguientes:

1. El deterioro de la seguridad:
Ello influye significativamente en la seguridad alimentaria, creándose entre ambos fenómenos un círculo vicioso.

2. Agotamiento de los mecanismos y estrategias de supervivencia:
Muchos años de conflicto y las graves sequías registradas en los últimos años han menguado la mayor parte de los activos y reservas.

3. Limitación de los medios de vida o ausencia de otras fuentes de subsistencia:
Hasta una pequeña disminución en la producción agrícola tiene repercusiones apreciables, desde el momento que los hogares carecen de otras posibilidades para satisfacer sus necesidades de consumo.

4. Riego limitado:
La actual infraestructura de riego es inadecuada. Desde los años sesenta los sistemas sufrieron las consecuencias de medio siglo de conflictos y negligencias.

5. Ganado:
Tradicionalmente una fuente de nutrición y de ingresos, pero la cabaña nacional se ha reducido a la mitad de los niveles de 1989. También los recientes brotes de gripe aviar han tenido repercusiones importantes en el incipiente sector avícola.

6. Infraestructura:
La mayor parte de los caminos rurales y provinciales, puentes, escuelas, clínicas y casas se encuentran en un estado lamentable. El acceso a los mercados y a otros servicios sigue siendo difícil para la mayoría de la población rural, muchos de los cuales en el invierno permanecen aislados durante varios meses.

7. Servicios públicos:
La mayor parte de los servicios sociales que solía dispensar el sector público está muy limitada o no existe, lo cual reduce ulteriormente la capacidad de supervivencia de la población.

8. Capital social:
Tras los prolongados años de conflicto, también el deterioro del capital social, importante históricamente, así como de los mecanismos de apoyo, ha limitado las estrategias de supervivencia.

Gripe aviar en el Afganistán

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Afganistán tiene algunos de los peores indicadores sociales, económicos y sanitarios del mundo, como consecuencia de un cuarto de siglo de disturbios civiles y medio decenio de sequías igualmente devastadoras.

Hasta marzo de 2006 la FAO había detectado unos 26 casos confirmados del virus H5N1 entre pollos objeto de muestreo en cuatro provincias. El país es muy susceptible a las infecciones de gripe aviar porque las aves vivas, tanto maduras como polluelos de un día, se importan de los países vecinos, sobre todo el Pakistán, donde se han registrado algunos brotes. Afganistán se encuentra en tres importantes rutas migratorias de aves silvestres, a saber la centroasiática, la del Mar Negro-Mediterráneo y la de África oriental-Asia occidental. Algunos de los países situados en estas vías migratorias ya han sido infestados con el virus H5N1, que podría propagarse al Afganistán a través de las migraciones estacionales. Pero, lamentablemente, los servicios y capacidades nacionales para detectar, controlar y mitigar cualquier brote de enfermedades contagiosas, sobre todo la IAAP, son inadecuados.

El brote de gripe aviar en el Afganistán suscita particular preocupación por las siguientes razones:

1. Pérdidas financieras/económicas e impacto distributivo:
En el Afganistán, el volumen del sector avícola es reducido y su aporte nutricional es relativamente insignificante. Sin embargo, alrededor del 98 por ciento del sector es de propiedad y gestión de las mujeres, cuyo acceso a otras fuentes de subsistencia es sumamente limitado. Un brote de gripe aviar privaría a las mujeres de quizás la única fuente de subsistencia que poseen y administran por completo. Además, muchas familias rurales tienen poco o nada de tierra y las aves de corral constituyen una importante fuente de ingresos y de nutrición complementaria en los meses críticos de carestía. Hay poco margen para trabajar con otros tipos de animales que pudieran constituir una alternativa como fuente de carne o de ingresos. Es por ello que la presencia de graves brotes de gripe aviar afectaría directamente a la población más vulnerable, con un alto grado de malnutrición e inseguridad alimentaria (estimada recientemente en 8 millones de personas, es decir más de una tercera parte de la población total).

2. Impacto de género de una epidemia humana:
Del momento que las mujeres y los niños son los gestores principales de prácticamente todo el sector avícola del país, también serían las primeras víctimas de una epidemia. Dada la falta de un nivel adecuado de información, saneamiento y sensibilización y la existencia de un sistema de salud pública dotado de escasos recursos y dilapidado, es muy probable que la enfermedad se propague y se registren numerosas víctimas. El personal de salud es limitado, y la presencia de mujeres muy reducida, sobre todo en las zonas rurales, a lo que se añade que las tradiciones locales prohíben que las mujeres sean atendidas por personal médico masculino. Ello agravaría ulteriormente los efectos de una epidemia en las mujeres, incluso en el caso de que pudiera proporcionarse alguna asistencia médica.

3. Propagación de la gripe aviar a través de las fronteras internacionales:
dado que el Afganistán está situado sobre tres de las principales vías migratorias de aves silvestres, con importantes refugios o santuarios, cualquier brote propagaría la enfermedad a través de las migraciones estacionales de las aves silvestres mucho más allá de sus fronteras nacionales. De ahí la necesidad de atacar la enfermedad en su fuente no sólo para prevenir una catástrofe nacional sino también para reducir el riesgo de propagación del virus a través de la frontera.

La ampliación de la frontera de la soja y sus repercusiones en la seguridad alimentaria en el Paraguay

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En el Paraguay, la gradual ampliación del cultivo de la soja a gran escala está suscitando algunas preocupaciones acerca de las repercusiones que ello pueda tener sobre la economía de los pequeños campesinos que se ven cada vez más desplazados por el movimiento de la frontera del cultivo. Después de vender o arrendar sus tierras, los pequeños campesinos se ven obligados muchas veces a migrar hacia las zonas urbanas en busca de oportunidades de empleo, lo que incrementa su nivel de pobreza y reduce su nivel de seguridad alimentaria.

Paraguay tiene dos zonas ecológicas principales, separadas por el Río Paraguay: la región occidental, llamada “Chaco”, que representa más del 60 por ciento del territorio nacional, pero tiene sólo un 3 por ciento de la población nacional (principalmente indígena), se caracteriza por condiciones atmosféricas semiáridas y por su actividad económica principal que es la ganadería; y la región oriental, con un clima húmedo subtropical, donde tiene lugar la mayor parte de la dinámica económica y social del país. La economía de la región oriental se ve influenciada por la presencia del sector fuerte y dinámico de la soja, que representa casi el 40 por ciento de la producción agrícola nacional y alrededor del 65 por ciento de las exportaciones agrícolas totales (incluyendo granos, harina, tortas y aceites de soja).

Las zonas productoras de soja tradicionales son los departamentos orientales del Alto Paraná, Itapuá y Canindeyú, con más del 80 por ciento de la producción nacional y de la superficie plantada. El cultivo de la soja fue llevado a esas zonas en los años setenta por colonos brasileños que entraron al país llevando con ellos el cultivo de los tradicionales estados productores de Rio Grande do Sul, Paraná y Santa Catarina. Durante los últimos 15 años, a raíz de la creciente demanda internacional de soja y de la disponibilidad de nuevas variedades modificadas genéticamente, la producción de soja ha experimentado un incremento espectacular (véase el cuadro 11), y la frontera de la zona cultivada se va desplazando rápidamente hacia el oeste, a los departamentos de Caazapá, San Pedro y Caaguazú, en el centro del territorio paraguayo.


Cuadro 11. Superficie plantada con soja en Paraguay (ha)

Departamentos 1991 2005 Variación (%)
Alto Paraná228 504710 100311
Itapúa210 523 479 225228
Canindeyú49 030329 740673
Caaguazú21 799158 020725
Caazapá8 931112 7201 264
San Pedro17 36775 850437
Total 536 154 1 865 655 340

Fuente: Ministerio de Agricultura.

En los años setenta y ochenta se introdujo la soja en los terrenos ocupados hasta entonces por la selva tropical de la cuenca del Río Paraná, y hechos adecuados para un sistema productivo altamente mecanizado. Dado que el proceso de deforestación está prácticamente terminado, habiendo quedado sólo alrededor de un 7 por ciento del Bosque Atlántico Interior del Paraguay, la presión para ampliar ulteriormente la zona de la soja se ejerce ahora sobre otras zonas, tales como la extensa tierra de pastizales ubicada en los departamentos nordorientales y los sistemas de pequeño campesinado en los departamentos centrales y sudorientales.

En los departamentos nordorientales de Amambay y Concepción y en el nordeste de San Pedro, zonas tradicionalmente ganaderas, la adquisición de tierras por parte de los productores de soja está determinando cambios en el sistema productivo local, en el sentido de que el sistema típico de ganadería extensiva se va volviendo gradualmente más intensivo en una zona reducida. En esta tendencia influye directamente la competitividad de la carne y de los productos cárnicos frente a la soja.

Lo que más preocupa en materia de seguridad alimentaria parece ser la expansión de la soja hacia las zonas centrales del territorio paraguayo. Zonas caracterizadas por sistemas agrícolas frágiles derivados de un proceso de reforma agraria y colonización, así llamado “Marcha hacia el Este”, que tuvo lugar en los años setenta con la finalidad de reducir la presión demográfica en la capital y alrededores.
Aquí, los pequeños campesinos producen fundamentalmente cultivos alimentarios para su propio consumo (maíz, batatas, maní y yuca) y algunos cultivos comerciales (algodón y sésamo) para vender en los mercados locales.
En los departamentos de San Pedro, Caaguazú, Caazapá y bajo Canindeyú, los agricultores de origen brasileño y con abundantes recursos financieros suelen ofrecer precios muy altos a los pequeños campesinos que viven a lo largo de la frontera de la soja para comprar o alquilar sus tierras. La diferencia de precios de la tierra entre Paraguay y Brasil ha sido un importante factor impulsor de la colonización de la región oriental por parte de colonos brasileños, especialmente en los años setenta y ochenta, cuando alcanzó la relación sin precedentes de 10:1. Otro de los factores que induce frecuentemente a los pequeños campesinos a vender sus tierras es la contaminación de los cultivos alimentarios, el agua y el aire debido a la deriva de las fumigaciones agroquímicas en los campos cercanos de soja.

Las razones principales que explican el proceso de migración desde las zonas rurales son las limitadas oportunidades de empleo que ofrece el sector de la soja en expansión, debido a su alto nivel de mecanización, y las dificultades que tienen los pequeños campesinos para comprar nuevas tierras con objeto de continuar produciendo algunos cultivos alimentarios.
En algunos casos, los nuevos campesinos sin tierra se establecen a lo largo de los principales caminos pavimentados, cerca de sus lugares de origen, donde pueden instaurar algunas pequeñas actividades económicas aprovechando el paso de personas y vehículos. Con mayor frecuencia, sin embargo, deciden ir hacia las zonas urbanas, en lo posible la capital, buscando mejores oportunidades de empleo. Aquí no siempre ven cumplidas sus expectativas, sino que a menudo tienen que hacer frente a una realidad de desempleo y marginación social, con crecientes niveles de pobreza y malnutrición.

Oscilación Meridional El Niño (ENSO)

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El Niño es un calentamiento anómalo en gran escala de las aguas superficiales del Océano Pacífico central y oriental, unido con variaciones en la atmósfera que afectan a las características meteorológicas en una gran parte de la cuenca del Pacífico.
Entre las variaciones figura: i) el valor negativo del índice de oscilación meridional (SOI), ii) el debilitamiento sostenido de los vientos alisios, y iii) el aumento de la nubosidad sobre el Pacífico tropical. El Niño es el componente oceánico, mientras que la oscilación meridional es el componente atmosférico.
Esta combinación da lugar al término ENSO (El Niño Southern Oscillation). El Niño aparece cada 2 a 7 años, con intensidad y duración variables y, por lo general, alcanza su nivel máximo en torno a la Navidad, de donde toma el nombre de El Niño (en referencia al Niño Jesús). Por lo general, conserva su máxima intensidad hasta febrero. Durante el fenómeno se producen variaciones importantes en las temperaturas y en los regímenes pluviales, con efectos positivos o negativos en la agricultura.
En general, las variaciones registradas en las temperaturas superficiales del océano a causa de El Niño afectan también a la pesca marina, particularmente en el Pacífico oriental. Sin embargo, las características particulares de sus repercusiones difieren mucho de un episodio a otro, aún en el caso de variaciones y pautas semejantes en el Océano Pacífico. Por lo tanto, no se ha establecido una relación cuantitativa precisa entre el fenómeno y los cambios registrados en la producción agrícola, y es difícil pronosticar con precisión las repercusiones de El Niño.
Los efectos en la agricultura dependerán decisivamente de la fecha en que se produce El Niño y el calendario agrícola de una determinada región. La Niña es el equivalente "frío" de El Niño.

El episodio más antiguo de El Niño se remonta a 1578, cuando lluvias e inundaciones torrenciales devastaron las cosechas en el norte del Perú. Durante los últimos cuarenta años se han verificado diez episodios importantes de El Niño.
El de 1982/83 provocó grandes inundaciones y sequías en diversas partes del mundo, así como una disminución de las poblaciones ícticas, que causaron daños estimados en más de 10 mil millones de dólares EE.UU.. En 1991/92 El Niño causó una grave sequía en el África austral. El último episodio fuerte del fenómeno fue en 1997/98, con sequías e inundaciones en diversas zonas de América del Sur y de Asia sudoriental que produjeron graves perjuicios a la producción y a la infraestructura agrícola.

Desde principios de agosto de este año se han venido observando indicadores de la fase de desarrollo del fenómeno de El Niño. Las temperaturas superficiales del mar (SST) han aumentado en una gran parte del Pacífico ecuatorial, y a mediados de septiembre habían alcanzado en el Pacífico oriental y central los umbrales típicos de El Niño durante esta época del año, aunque se trata de anomalías muy débiles respecto a lo que suele observarse durante un evento de El Niño. Cabe señalar también que entre los criterios reales para identificar el fenómeno de El Niño figura el hecho de que las anomalías SST se mantengan en esos niveles o los superen durante tres meses por lo menos.
Se prevé un ulterior aumento de las SST en las temperaturas subsuperficiales como consecuencia de una ola Kelvin de mayor temperatura en el Pacífico oriental, que actualmente se dirige hacia la costa sudamericana. Con respecto a otros factores que contribuyen al fenómeno de la oscilación meridional El Niño en el Pacífico oriental, a finales de agosto se observaron valores negativos sostenidos de SOI, pero actualmente están volviendo a valores neutrales. Análogamente, después de haber sido mucho más débiles de lo normal durante cerca de un mes, los vientos alisios se han fortalecido desde septiembre hasta casi normalizarse en la segunda mitad del mes. Desde finales de mayo, en la línea ecuatorial del Pacífico central y occidental la nubosidad ha ido aumentando a niveles superiores a la media, otro importante indicador de la oscilación meridional.

En general, las condiciones que se registran actualmente en el Pacífico tropical indican el desarrollo de un episodio débil de El Niño. En base a las observaciones más recientes, los modelos informáticos indican que existe entre 55 y 60 por ciento de probabilidad de que se produzcan algunas manifestaciones débiles de El Niño al comienzo de 2007 (véase la Figura 8). Aunque se prevé que los efectos climáticos de El Niño sean débiles, podrían, sin embargo, ser importantes a escala local. Ya pueden observarse algunos efectos del desarrollo de El Niño, tales como las precipitaciones inferiores a la media en el sur de Australia, en Indonesia, Malasia y la mayor parte de Filipinas.

La FAO seguirá vigilando de cerca las anomalías meteorológicas y evaluando los posibles efectos que puedan tener en la producción agrícola y la seguridad alimentaria en diversas partes del mundo para advertir acerca de eventuales situaciones adversas y posibilitar la aplicación de medidas preventivas.

Perspectivas de Cosechas y Situación Alimentaria

 

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