Previous PageTable Of ContentsNext Page

APÉNDICE D
DECLARACIÓN DEL PRESIDENTE INDEPENDIENTE DEL CONSEJO DE LA FAO


Bamako, Malí, 2 de febrero de 2006

Señor Presidente,
Señor Primer Ministro,
Señor Director General de la FAO,
Señoras y Señores Ministros,
Señoras y Señores Embajadores,
Señoras y Señores:

Sin duda es para mí un placer y un honor manifestar en nombre de todos los Estados Miembros de la FAO y en el mío propio nuestro más sincero agradecimiento y gratitud al Señor Presidente, y a través de él a su Gobierno y al gran pueblo de Malí, por la magnífica hospitalidad y generosidad brindadas a todos los participantes en la 24ª Conferencia Regional de la FAO para África.

Es imposible nombrar a todas aquellas personas que merecen recibir nuestro aprecio y gratitud, pero me veo en el deber de agradecer sinceramente al Señor Ministro de Agricultura y al Excelentísimo Embajador DAGA su dedicación a los solemnes objetivos y metas de la FAO y el incansable esfuerzo realizado para organizar de forma tan excelente de esta conferencia.

El sentido único de historia y civilización que se recoge en el nombre de Malí, Bamako y Timbuctú, crea un entorno de confianza, cordialidad, esperanza y optimismo que es una condición indispensable para el éxito de toda reunión de este tipo.

Señor Presidente, vivimos en un mundo dotado de una prosperidad mundial y una riqueza material tales, que nadie podría haberlo previsto de forma realista hace medio siglo. El PIB mundial supera los 40 billones de dólares.

Algunos países disponen de una renta per cápita de más de 40 000 dólares anuales. Sin embargo, en ese mismo mundo, 25 000 niños mueren a diario a causa del hambre y la malnutrición, y 3 000 millones de personas viven con ingresos inferiores a los 2 dólares diarios. Dicho de manera más simple, en los cinco días que llevamos aquí en Bamako esforzándonos por hallar formas mejores de alcanzar la seguridad alimentaria, más de 125 000 niños no volverán a despertarse jamás de su sueño.

Por otro lado, el mundo se contrae con rapidez para convertirse en lo que se denomina una Aldea mundial, haciendo que los efectos y repercusiones de lo que ocurre en una parte de esta aldea se perciban en otras partes en cuestión de horas, o incluso minutos.

Un mundo así no puede seguir por más tiempo dirigido y gestionado por las denominadas manos invisibles de las que hablan los economistas clásicos. Este mundo necesita un corazón muy visible que pueda latir en todos los rincones del planeta.

Señor Presidente,

La FAO es, o mejor dicho, puede ser ese corazón visible en cuanto a asuntos relativos a la alimentación y la nutrición, que constituyen un derecho humano muy fundamental. Si no tuviésemos una FAO, éste sería el momento de crearla.

En sus 60 años de existencia, esta organización con el lema “FIAT PANIS”, “Pan para todos”, ha prestado excelentes servicios a personas pobres, a quienes padecen hambre y, sobre todo, al desarrollo agrícola en todo el mundo.

Ahora, en el 61º año de historia de la FAO, estamos llegando a un importante punto de inflexión. En consonancia con todo el sistema de las Naciones Unidas, el Director General de la FAO, el Dr. J. Diouf, un hombre con visión de futuro e hijo legítimo de África, y los Estados Miembros de la FAO han propuesto estudios, evaluaciones, ideas y posturas dirigidas a reformar la FAO y convertirla en una organización que se ajuste a las nuevas realidades y necesidades de sus Estados Miembros y, al mismo tiempo, sea capaz de aprovechar las muchas oportunidades que ofrece el siglo XXI para afrontar los retos que tenemos ante nosotros.

Tengamos esperanzas, roguemos al Todopoderoso y emprendamos acciones con nuestras mejores capacidades para que estas propuestas de reforma se conviertan en una experiencia fructífera que en años venideros todos recuerden, sobre todo los pobres y hambrientos.

Señoras y Señores Ministros, constituyen ustedes el primer grupo de pensadores y responsables de la toma de decisiones que establecerá los cimientos de los nuevos cambios innovadores y eficaces en la estructura y el funcionamiento de la FAO, que puede atender mejor los objetivos de la Cumbre Mundial de la Alimentación, la CMA: cinco años después y los objetivos de desarrollo del Milenio: esto es, entre otras cosas, la reducción a la mitad del número de personas hambrientas y malnutridas antes del año 2015. Les deseo el mejor de los éxitos en sus deliberaciones.

Estimadas hermanas y hermanos, permítanme poner fin a mi declaración añadiendo un toque de historia. En los albores del segundo milenio, es decir, hace más de 1000 años, la casa de un persa sufí (ABOLHASSAN KRARAGHANI) se abrió al público como casa de huéspedes y en la entrada figuraba escrito: “A todo aquél que entre en esta casa se le dará alimento, sin preguntar cuál es su fe. Porque aquél al que el Todopoderoso concede el derecho de vivir, tiene sin duda derecho a recibir alimento de Abolhassan”. Este es el tipo de convicción necesaria para erradicar el hambre y la miseria de nuestro Mundo.

Gracias.


Previous PageTop Of PageNext Page