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Anexo 1: Origen de las directrices voluntarias

Los bosques desempeñan un papel fundamental en el suministro de madera y fibra. Los bosques plantados brindan múltiples servicios y beneficios económicos, sociales, culturales y ambientales. Por lo tanto, el área de bosques plantados se ha extendido repentinamente en los últimos 15 años.

Aunque los bosques plantados se vuelven cada vez más importantes en los ámbitos mundial y regional, así como en los sectores público y privado, el desarrollo de los mismos en el pasado no siempre fue exitoso. Asimismo, se han verificado casos, tanto en los programas gubernamentales, como en los privados, cuyos efectos ambientales, sociales y económicos han sido adversos, a menudo debido a políticas mal concebidas, a una planificación miope o a prácticas de ordenación pobres. Esto ha llevado a que algunos decisores y la opinión pública perciban a los bosques plantados de manera negativa.

Se ha requerido de referencias fidedignas para delinear un marco de principios y directrices que respalden la preparación de condiciones favorables (institucionales y técnicas) para una ordenación e inversión sólidas en materia de bosques plantados.

El concepto de directrices voluntarias surgió en el ámbito de la Reunión de expertos sobre el papel de los bosques plantados (Nueva Zelandia, 2003) y de la cuadragésimo quinta Sesión del Comité Asesor de la FAO sobre el Papel y los Productos Madereros (Australia, 2004). De conformidad con su mandato y en respuesta a las solicitudes de los países miembros,6 la FAO emprendió la labor de coordinar el proceso de preparación de un borrador de directrices voluntarias en colaboración con sus socios, a través de un proceso integrado por múltiples actores. Se realizaron reuniones de grupos base en enero y en septiembre de 2005 así como una consulta de expertos en diciembre de 2005 a fin de concordar opiniones respecto al alcance, usuarios meta, contenido, principios rectores y proceso.

Se acordó que los objetivos de las directrices voluntarias serían:

Se acordó que el alcance de las directrices voluntarias incluiría las plantaciones forestales y el componente plantado de los bosques semi-naturales (ver Anexo 2), y abarcaría todo el espectro de las actividades de planificación, ordenación y monitoreo tanto para funciones productivas, como de protección.

Asimismo, se acordó que las directrices voluntarias no fueran vinculantes jurídicamente, y que se adaptaran fundamentalmente a las necesidades de los gobiernos e inversionistas (tanto públicos como privados), a los decisores, planificadores y gestores. Éstos complementarían los diferentes esquemas de certificación existentes sin apartarse de los mismos. Por lo tanto, se decidió que el núcleo debía estar constituido por los principios y directrices, haciendo menos hincapié en las directrices técnicas para las prácticas de aplicación.

Se acordó que las directrices voluntarias fuesen fidedignas, positivas y prescriptivas en su estilo y lenguaje, evitando entrar en detalles.

Desde finales de 2004 hasta 2006, el proceso integrado por representantes de múltiples partes interesadas involucró a expertos de bosques plantados provenientes de los gobiernos, las asociaciones del sector privado (empresarial y de pequeños propietarios), no gubernamental (social y ambiental) y organizaciones intergubernamentales y académicas. Los borradores de las directrices fueron publicados en Internet desde marzo de 2006. Los gobiernos, las asociaciones del sector privado, las redes de organizaciones no gubernamentales y otros grupos de actores fueron invitados a organizar reuniones y proporcionar comentarios acerca de las directrices. La FAO invitó formalmente a los países a hacer sus comentarios a través de las autoridades forestales del gobierno de todos los países. Las directrices fueron presentadas y debatidas en el ámbito de las seis Comisiones Forestales Regionales de la FAO, en calidad de aportes al Comité Forestal (Roma, 2007). Éstos también fueron examinados en el marco del Diálogo Forestal (Gland, 2005; China, 2006), el Consejo Empresarial Mundial de Desarrollo Sostenible – Grupo de Trabajo sobre las Industrias Forestales Sostenibles (Beijing, 2006), el Consejo Internacional para las Asociaciones Forestales y Papeleras (Roma, 2006) y el Comité Asesor sobre el Papel y los Productos Madereros (Australia, 2004; Roma, 2005 y 2006).

El diálogo y comentarios amplios de parte de estos grupos de actores fueron utilizados para revisar las directrices voluntarias. Existe la propuesta de seguir afinando y fortaleciendo las directrices con la colaboración de los distintos actores.


6 Por ejemplo, el Informe de 2005 de la Sesión del Comité Forestal de la FAO (párrafo 54) establece que: “El Comité apoyó firmemente la permanente atención prestada por la FAO al asesoramiento técnico, al fortalecimiento de la capacidad y a la difusión de conocimientos sobre las mejores prácticas, en particular en ámbitos tales como los bosques plantados.....”

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