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Editorial - Una nueva visión de la «berra incógnita»

Este número especial de Unasylva tiene dos objetivos principales. Pone a disposición de nuestros lectores una selección de algunos de los trabajos presentados en el importante Cuarto período de sesiones del Comité de Desarrollo Forestal en los Trópicos, de la FAO y, de esta manera, pone de relieve la principal preocupación de la Organización en materia forestal: cuál es la mejor manera y la más adecuada para el hombre de utilizar la formación ecológica menos conocida, es decir, los bosques tropicales húmedos.

El primer articulo de este número podría haber llevado también el titulo de «Terra incógnita». Es un examen que nos revela lo poco que sabemos sobre los bosques tropicales del mundo. Como dice Sommer al comienzo de su articulo, ha terminado ya el optimismo excesivo sobre el carácter ilimitado de los bosques tropicales. El fin de esta particular ilusión se debe sobre todo a la preocupación que hay en todo el mundo por la situación del medio natural. Pero la nueva visión de los ecosistemas tropicales no ha ido acompañada de ningún esfuerzo realmente coordinado para recoger información sobre estos sistemas. Como dice Sommer, lo que realmente tenemos es sólo una masa de datos incompletos y cierto número de hipótesis.

Es menester centralizar, mejorar y poner constantemente al día las informaciones reunidas sobre los bosques tropicales del mundo, a fin de que estos datos sean accesibles y útiles, todo lo cual constituye una tarea enorme. El éxito de una empresa internacional de este tipo dependerá en particular de la voluntad y capacidad de los gobiernos para cooperar en el suministro de informaciones adecuadas. Por supuesto, es más fácil hablar que hacer, pero creemos que es posible hacerlo.

Lo esencial del articulo de Adeyoju es que las soluciones de los problemas de la tenencia y del aprovechamiento de la tierra en las regiones de bosques tropicales tienen que ajustarse a las necesidades de los pueblos y de los lugares de que se trate. Muy a menudo, los conceptos convencionales de aprovechamiento y tenencia de la tierra han fracasado en los trópicos porque se les había tomado, o pobremente adaptado, de otras partes del mundo que son radicalmente distintas de los trópicos: diferentes en el sentido social, y también desde el punto de vista histórico, cultural y ecológico. A largo plazo, como indica Adeyoju, la seguridad y la mejor protección del aprovechamiento de la tierra en los bosques es poner siempre en primer lugar el interés público. Esto exige no sólo conocer exactamente de qué intereses se trata, sino también incrementar entre la gente el conocimiento de los problemas y las políticas relativas al aprovechamiento de la tierra.

El articulo de Lanly sobre inventario forestal para las inversiones gira en torno de un concepto que es práctico y de sentido común, que con frecuencia ha sido descuidado: todo inventario destinado especialmente a las inversiones debería organizarse en tal forma que se pudiera alcanzar este objetivo desde el principio. Por ejemplo, si desde un comienzo se incluye en el inventario una información vital, como el tipo de suelo y de rocas que se encuentran en los bosques tropicales, esta información puede influir en las decisiones relativas a la creación de una infraestructura, tales como caminos y puertos, y los costos de la misma. Si se pasa por alto el problema de la infraestructura en los países en desarrollo simplemente se ignora lo que significa el desarrollo. Lanly pone también de relieve que todos los países donde hay bosques tropicales necesitan contar con servicios nacionales permanentes para la toma de estos inventarios. La toma de decisiones, tanto cada día como a largo plazo, depende de la disponibilidad de tales servicios.

El trabajo de Schmithüsen, que es el más extenso de este número, se ocupa del complicado problema de la utilización de contratos en las tierras de propiedad pública en los trópicos. Como lo indican los subtítulos de las cuatro partes de este articulo, se trata sobre todo de un trabajo sobre la forma de hacer las cosas: cómo hacer contratos, cómo aplicar las políticas sobre concesiones, qué es lo que se debe hacer en relación con los planes de ordenación, la fijación de impuestos.

Toda la exposición se basa en un concepto importante: no basta con que un país tenga bosques; debe estar en condiciones de fiscalizar su utilización o no utilización en beneficio público.

En un examen lúcido de los mejores sistemas de silvicultura que deben emplearse en los bosques tropicales húmedos, Synnott y Kemp escriben sobre la característica fundamental del bosque tropical húmedo, la gran variedad de especies. La variedad biológica, tal como nos lo recuerdan otros colaboradores de este número, puede ser el principal problema del bosque tropical, pero no es por cierto una dificultad insuperable. Synnott y Kemp sugieran que esta variedad significa también que los especialistas en silvicultura que trabajan en los trópicos deben tener un enfoque especialmente flexible e imaginativo, en todo caso en mucho mayor grado que en el bosque de los climas templado o frío.

En el articulo de Chauvin se demuestra claramente que los costos de la extracción de la madera en los bosques tropicales pueden variar, a veces en forma muy considerable, según los métodos que se utilicen para la extracción. Una vez más es indudable que en los trópicos el especialista forestal debe tener una actitud flexible y que el trabajo puede efectuarse de distintas maneras, a menudo en forma igualmente eficaz, pero con costos sumamente diferentes.

Kyrklund combate la opinión de que no resulta práctico fabricar papel con diversas maderas duras tropicales. Existen actualmente la tecnología y la metodología para fabricar pasta para diversos tipos de papel con una mezcla de diversas maderas de bosques tropicales, y también es posible dar carácter económico a esta operación, ya que a menudo se considera que la viabilidad económica es la principal dificultad. Sigue siendo verdad que donde existe voluntad siempre es posible encontrar los medios de hacer una cosa.

Collardet tiene un punto de vista similar en lo que respecta a las especies difíciles de elaborar y menos utilizadas. Con frecuencia, la utilización industrial de las especies tropicales se ve limitada por la falta de imaginación y por la costumbre comercial de emplear unas pocas especies cuyo valor en el mercado es conocido, costumbre que a veces llega hasta la extinción de la especie. Collardet llega a la conclusión de que el empleo mejor y mas completo de especies de maderas tropicales «se hace no sólo esencial y perentorio para obviar la amenaza de una penuria mundial de materia prima maderera y ayudar al desarrollo de los países en que ésta se encuentra ubicada, sino que debe también permitir la explotación ordenada y progresiva de esas masas con miras a una producción sostenida, mucho más importante, de las maderas más valiosas».

La madera de los trópicos ha ido obteniendo una proporción cada vez más importante del comercio mundial de la madera. Pringle estudia la forma en que se está desarrollando este fenómeno y las tendencias regionales de los movimientos comerciales de este proceso. Se muestra optimista acerca del futuro del comercio de la madera tropical tanto dentro de los propios países en desarrollo como con estos países. Este optimismo se basa en la premisa de que aumentará considerablemente la gama de especies y calidades utilizadas, evolución que, según Pringle, se producirá sin duda alguna.

Desde otro ángulo y de otra manera el articulo de Erfurth apoya esta tesis. Este último nos dice que no debemos esperar que se produzca esta evolución, sino que debemos poned en marcha. Sostiene que los métodos habituales de promoción, que han hecho hincapié en determinadas especies o grupos de especies, deberían ser sustituidos por campañas de promoción más relacionadas con los productos elaborados de la madera. En forma de astillas, fibras o productos compuestos, o en combinación con éstos, la madera tropical se hará cada vez más competitiva. En las campañas de promoción deberá darse máxima importancia a la utilización, y los posibles usos de las especies tropicales son prácticamente ilimitados.

De una u otra forma, estos diez artículos están destinados a mostrar la mejor manera de utilizar los bosques tropicales húmedos del mundo. En el último articulo, Poore dice que el hombre puede haber llegado prácticamente al limite en lo que respecta a la explotación impensada e innecesaria de todo el mundo natural, del que su vida sigue dependiendo totalmente, cosa que no debe olvidar jamás. Poore nos advierte y recuerda que en los bosques tropicales húmedos nos enfrentamos con un ecosistema complejo, respecto del cual los hombres de ciencia y los técnicos saben muy poco. El peligro estriba en que destruyamos o transformemos, por obtener ganancias inmediatas, recursos que son irreemplazables. Pero, al igual que los demás colaboradores de este numero especial de Unasylva, Poore se muestra práctico y realista. El hombre tiene que aprovechar la naturaleza para vivir, para proporcionar un volumen suficiente de los recursos de la tierra a poblaciones que crecen sin cesar, especialmente en los países en desarrollo, y, con arreglo a la historia humana, para tratar de mejorar los niveles de vida.

La bondad de las conclusiones de Poore sobre la manera en que el hombre debe enfocar la utilización de los bosques tropicales es cierta y oportuna: «Acertada distribución para varios usos; altos niveles para cambiar de un uso a otro (y) altos niveles de ordenación».

Estamos de acuerdo con él en que «éstas son reglas fundamentales y sencillas».

T.M.P.


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