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La utilización de maderas tropicales de baja calidad

K.F.S. King

K.F.S. KING es Subdirector General a cargo del Departamento de Montes de la FAO. El presente artículo está tomado de un discurso que pronunció en 1977, ante la Asamblea General de la Asociación Forestal de la Mancomunidad Británica, en Londres.

En sus publicaciones más recientes sobre comercialización de maderas tropicales, la FAO clasifica como «comerciales» todas las especies producidas en cantidades que sean superiores a 1 000 m³ anuales. Todas las demás especies se clasifican como «menos usadas» si se producen en cantidades inferiores a I 000 m³ anuales, o no se usan comercialmente, o bien han sido identificadas como maderas que tienen potencial de utilización en forma de madera aserrada, chapas o madera terciada.

Se supone que el número de las especies madereras realmente desconocidas es relativamente pequeño. La FAO concluye que en Africa occidental y central hay 105 especies madereras «comerciales» y 112 «menos usadas»; en Asia sudoriental, 634 especies «comerciales» y 465 «menos usadas» y en Sudamérica tropical, 210 especies «comerciales» y 263 «menos usadas». Resumiendo, en las tres principales regiones productoras de maderas del mundo en desarrollo, 949 especies se clasifican como «comerciales» y 840 como «menos usadas». No se utilizan, o bien se subutilizan en alto grado, alrededor de la mitad de estas especies (Erfurth, 1976).

Las consecuencias de esta incapacidad de utilización del recurso total del bosque tropical son muy conocidas. Es claro que los costos de producción son elevados. Además, los gastos de regeneración natural o artificial de los bosques son exorbitantes, porque se dejan demasiados árboles sin cortar. Quizá lo más importante sea el enorme desperdicio.

El mundo no puede seguir permitiéndose cortar, quemar y envenenar los árboles, como hacen los forestales en casi todos aquellos países tropicales que tienen la suerte de poseer bosques naturales.

Se sabe de sobra, por ejemplo, que lo que se considera como madera de baja calidad en una concesión maderera de Sarawak, puede considerarse madera de alta calidad en la India central. Además, una especie puede considerarse de baja calidad para una aplicación determinada, pero de calidad superior para otra. Cada situación especifica da origen a un concepto de la calidad, de la conveniencia, de la clase en su sentido más amplio.

Por lo tanto. podemos definir la madera de baja calidad como aquella que, en determinada situación, no se utiliza porque:

· Las cualidades físicas y químicas de la especie se consideran inadecuadas para productos que tienen una demanda efectiva.

· No hay tecnología apropiada para su corta y/o elaboración.

· La economía de su utilización es en general poco atrayente y remunerativa para los inversionistas.

· La infraestructura comercial y el sistema de comercialización de la zona o país son ineficientes.

Cabe subrayar algunas consecuencias de lo dicho. Primero, cualquiera de estos factores negativos puede ser suficiente para impedir la utilización de una especie en particular y/o de ciertos tipos de madera. Segundo, la aceptación o no aceptación de una especie o de ciertas clases de madera pueden cambiar con el tiempo. Tercero, el cambio puede depender de circunstancias que no son peculiares ni de los bosques ni del sector de las industrias forestales, tales como el clima socioeconómico del país; la imposición de barreras arancelarias por parte de los países importadores a ciertos tipos de madera y sus productos; el nivel general de tecnología de un país en particular; la facilidad de transferencia de tecnología de un país a otro, etc. Cuarto, el que una especie o tipo de madera en particular se considere de baja calidad o no, suele depender de la interacción de los factores socioeconómicos y físico-quimicos.

Se desprende de lo dicho que raras veces se puede dar una respuesta simple al problema de la utilización de la madera de baja calidad. El ataque debe efectuarse en varios frentes y el problema se debe resolver sistemáticamente.

Método aconsejado

El método aconsejado con más frecuencia para utilizar y comercializar la madera de baja calidad de los bosques tropicales puede resumirse como sigue:

1. Hacer un inventario de todas las especies (incluso de las que no son suficientemente conocidas en particular) para determinar su ubicación y abundancia.

2. Investigar las propiedades físicas de las especies menos usadas.

3. Clasificar estas especies según sus cualidades de utilización, particularmente con respecto a sus posibilidades de aplicación.

4. Agrupar las especies que tienen características físicas semejantes y que no se encuentren individualmente en cantidades comerciales.

Este método es muy encomiable, pero numerosas tentativas que han hecho países en desarrollo por vender al mundo industrializado las especies menos usadas, en grupos e incluso por separado cuando abundan, en su mayor parte han fracasado rotundamente. Este fracaso se debe fundamentalmente a dos causas.

EXPLOTACIÓN FORESTAL EN UN BOSQUE ALTO DE INDONESIA - cómo utilizar lo que es «inútil»

La primera causa es que se ha tratado de efectuar la venta de estas especies nuevas a través de distribuidores. En su gran mayoría, la madera tropical importada por los países industrializados desarrollados se destina a la construcción y a la industria del mueble, pero en estos dos mercados hay agregados relativamente heterogéneos de una vasta gama de aplicaciones especificas. Esto se aplica especialmente a la construcción, en la que las propiedades que se exigen a la madera empleada en puertas y ventanas, pisos, estructuras, paneles, estantes, muebles de cocina, etc., son muy distintas entre si, por lo que, en cada caso, es diferente la gama de las especies idóneas. Como sucede casi lo mismo con todas las clases de madera de amplio uso, en relación con sus aplicaciones corrientes, la heterogeneidad de la demanda es casi igual a la heterogeneidad de la oferta.

Estas variadas gamas de aplicación efectuadas por industrias sumamente fragmentarias inevitablemente hacen que las etapas finales de la elaboración de la madera tropical se realicen en un número muy grande de unidades, que tienen necesidades, métodos y mercados especializados. Por ello, la madera tropical entra en contacto con el consumidor a lo largo de una línea demarcatoria relativamente difusa, amorfa y movediza.

Característica multifacética

La característica multifacética del sistema de comercialización es el centro del problema que plantean las especies menos utilizadas. De poco servirá toda investigación que se haga acerca de la disponibilidad y de las propiedades de estas especies e introducir todas las innovaciones que se quiera en su elaboración y empleo, si esto no influye en la demanda final. Actualmente, hay más oportunidad de introducir nuevas especies en el mercado en aquellos eslabones de la cadena de distribución que se encuentran más cerca del último consumidor que del productor. Por lo general, el productor sólo se pone en contacto con distribuidores. Casi nunca conoce a los consumidores, a pesar de que el contacto con éstos es indispensable. Todos los esfuerzos futuros por vender especies nuevas fracasarán, si los países en desarrollo no abren oficinas de comercialización y de investigación de mercados en los principales países consumidores. Esto lo puede hacer cada país individualmente o, lo que es más racional, a través de asociaciones de productores organizadas a nivel regional o subregional.

La segunda razón por la cual, en general, no se obtienen buenos resultados en la comercialización de las especies tropicales menos usadas en los países desarrollados, empleando los métodos recomendados tradicionalmente, es la tendencia a vender sólo madera en trozas o aserrada. Esta predilección de los países en desarrollo exportadores por las trozas y la madera aserrada se debe, en parte, a la costumbre y, en parte, a las barreras arancelarias impuestas por muchos países desarrollados a la importación de artículos manufacturados. En cualquier caso, se ha demostrado que, en general, es más probable que el consumidor en los países industrializados desarrollados compre muebles, estantes, o puertas y ventanas prefabricadas, hechos con maderas de las especies menos usadas, que no los que fabrican estos artículos en el mundo desarrollado o los que los distribuyen. Es más probable que el consumidor compre artículos fabricados con madera de las especies menos conocidas. En consecuencia, fuera de los beneficios del valor agregado durante la elaboración, el país de origen tendrá muchas más oportunidades de penetrar en nuevos mercados con nuevas especies si, en vez de insistir en la exportación de trozas y de madera aserrada, exporta artículos elaborados o semielaborados.

El mundo no puede permitirse la corta, quema y envenenamiento de árboles. como hacen los forestales de casi todos los países tropicales con fortuna suficiente de poseer bosques naturales

Es claro que para esto se requieren inversiones y conocimientos técnicos. Quizá sea aún más importante la exigencia de que los países en desarrollo que deseen controlar la utilización de sus recursos naturales y el desarrollo de sus industrias basadas en estos recursos formen compañías transnacionales. La influencia de los propietarios de la materia prima de madera debe atravesar los océanos y llegar hasta los países desarrollados. Conviene integrar las industrias verticalmente, de manera que las operaciones primarias se realicen en los países en desarrollo y las secundarias en los países desarrollados, en estrecho contacto con el consumidor. Independientemente de la forma de propiedad y de la distribución de las funciones, es indispensable un eslabonamiento ininterrumpido, que comience con la extracción de la materia prima, abarque las etapas primaria, secundaria y terciaria de la elaboración y termine con la comercialización, para dar verdaderamente un gran paso adelante en el mercadeo de las especies menos conocidas en los países de ultramar.

Hasta este punto hemos supuesto que la madera de baja calidad se destina a los mercados de ultramar. Pero el mercado local ofrece un ambiente mucho más favorable a la utilización de la madera de baja calidad. La experiencia de una compañía de Nigeria quizá sirva para ilustrar algunas de las condiciones en las que puede procederse a la utilización de especies antes rechazadas.

Mercados locales

La demanda de madera y sus productos está aumentando rápidamente en Nigeria. Consciente de esto, la compañía mencionada, que solía producir principalmente para la exportación, vio la oportunidad de utilizar la madera más eficientemente, vendiéndola a la población local. Descubrió que, en lo que respecta al consumidor el tipo de madera está subordinado a la resistencia del producto. Por consiguiente, ahora produce, por ejemplo, componentes de paneles de madera para la construcción de viviendas y otros edificios. Estos componentes se hacen con maderas mezcladas seleccionadas según su resistencia física. La madera se trata con preservadores. También produce puertas y ventanas utilizando muchas maderas, incluso de color diferente. Cuando se destinan a productos pintados, éstas son aceptadas sin reservas.

No hay que suponer que un país tiene que estar pasando por un periodo de apogeo económico para que la población acepte la madera que se ha dado en llamar de baja calidad. En Guyana, donde Ocotea rodiaei Schomb. ha sido la especie preferida durante varios siglos, la población local utiliza ahora una vasta gama de maderas. Este cambio de gusto se ha logrado gracias a un prolijo estudio de las características físicas de varias decenas de especies, dando a conocer propiedades al consumidor final mediante la publicidad y procurando, mediante un buen secado, por ejemplo, que la resistencia de las especies promovidas sea la establecida en las normas.

De todo el mundo se reciben cada vez más noticias de que se están obteniendo resultados semejantes. Todo esto confirma que, una vez hechas las investigaciones sobre las propiedades físicas, la clave de la utilización de las maderas de baja calidad está en conocer las necesidades del consumidor, satisfacerlas y convencerlo de que se mantendrán el suministro y la calidad.

He dedicado tanta atención a la promoción del uso de las especies menos utilizadas porque hay dudas acerca de los procedimientos recomendados comúnmente. Estoy convencido de que, si establecemos contacto con el consumidor y hacemos un análisis de sus exigencias, habremos avanzado mucho en la penetración de los mercados locales y ultramarinos.

Pero los principales logros en la utilización de maderas de baja calidad no se deberán a la adopción de sistemas de comercialización más eficientes, sino a la mejora de la tecnología existente y a su aplicación.

Quizá sea útil dar algunos ejemplos de operaciones relativamente sencillas, tales como las de secado, tratamiento y construcción.

Secado

Antes de que se descubriera el procedimiento de reacondicionamiento para evitar el colapso (o sea, un encogimiento excesivo y catastrófico) en el eucalipto, en Australia se consideraba la mitad del volumen en pie de esta madera como de «baja calidad» y desprovista de valor aserrable. Gracias al reacondicionamiento, que consiste en tratar con vapor la madera de eucalipto colapsada después del secado, actualmente se puede utilizar en su totalidad, lo mismo que la de otras «especies colapsables».

Tratamiento

Seria tedioso dar más ejemplos de tratamientos, ya que son conocidos de sobra. Pero cabe subrayar que el tratamiento es probablemente el proceso tecnológico más poderoso, en lo que se refiere a la introducción del uso de las maderas tropicales de baja calidad.

Por ejemplo, en Nueva Guinea el gobierno decretó que toda la madera aserrada para viviendas sea tratada con preservadores. La mayor parte de la producción se trata por simple difusión, por inmersión en una mezcla salina, proceso gracias al cual cualquier especie, por perecedera o expuesta que esté al ataque de los termites en su estado natural, queda suficientemente protegida como para ser usada permanentemente en la construcción de viviendas, siempre que la madera no quede en contacto con el suelo. Gracias a este sistema, el problema planteado por las especies secundarias o no utilizadas ha desaparecido virtualmente en el país, en lo que respecta a los aserraderos.

Si los países en desarrollo exportan más productos elaborados o semielaborados, pueden mantener el valor agregado y utilizar especies menos conocidas

Mejores métodos de construcción

En las zonas donde hay termitas subterráneos, antes había que emplear madera naturalmente invulnerable para la construcción de viviendas. Ahora se puede evitar el ataque de los termitas subterráneos durante mucho más de 30 años, envenenando el suelo debajo del edificio con insecticidas orgánicos clorados.

Así pues, se amplió la gama de las especies utilizables en la construcción de viviendas, porque se eliminó el requisito de la «resistencia a los termites subterráneos»; pero, en las zonas donde hay termitas de la madera seca (Cryptotermes) o Lyctus, todavía es necesario tratar por difusión o impregnar las especies poco resistentes a estas plagas.

Tradicionalmente, las maderas empleadas en estructuras o entramados de viviendas se caracterizan porque se encogen poco y se pueden utilizar sin secarlas. En muchos países, sobre todo en el trópico, se abandonan sin utilizar grandes volúmenes de madera de latifoliadas, a pesar de tener la resistencia y la aptitud de labra necesarias para la construcción de viviendas. Esto se debe a que encogen mucho. Ahora es posible ampliar la gama de especies latifoliadas utilizables en entramados, sin secar, aun en el caso de que tengan un elevado coeficiente de encogimiento, adaptando adecuadamente los métodos de construcción.

El sistema consiste en modificar el método de construcción del entramado para reducir al mínimo los efectos del encogimiento de la madera.

Por ejemplo, para la parte superior de la abertura de una ventana ancha, hay que elegir una viga de alrededor de 25 a 30 cm aproximadamente de espesor, porque tiene que soportar el peso del techo. Si la viga es de una madera sin secar que encoge mucho y el marco se construye en la forma tradicional, el techo puede bajar hasta 2,5 cm a causa del encogimiento. Esto es antiestético y plantea problemas de resistencia y de acabado. El problema se resuelve cambiando el método de construcción del marco. La técnica consiste en clavar un listón resistente en el borde inferior de la viga del dintel y apoyar unos puntales cortos que tienen un corte en correspondencia con la viga. En esta forma, la viga se puede encoger libremente y desciende su canto superior sin producir distorsión al marco.

Otros detalles que se pueden mencionar son el empleo de tablas para pisos de no más de 10 cm de ancho, para que, al encogerse la madera verde, no se produzca una separación demasiado grande entre las tablas al secarse. El tinglado, de no más de 10 a 12,5 cm de ancho, no se parte al encogerse si se fija a los puntales por su borde inferior con un solo clavo. También usando traslapos anchos (de alrededor de 1,27 cm), el tinglado no gotea después de secarse. Otros detalles consisten en emplear marcos mixtos construidos con algunas piezas de madera seca, tales como puntales de las esquinas, vigas de cielo raso y dinteles y las demás partes de madera sin secar. Además, se puede usar también un marco mixto de madera de coníferas y de latifoliadas. La madera de coníferas, que se encoge menos, se emplea en aquellos puntos críticos donde el exceso de encogimiento puede acarrear inconvenientes.

Con estos métodos se puede ampliar la gama de las especies utilizables en la construcción de viviendas, en una situación típica, de unas pocas a casi todas las que se encuentran en un bosque.

Pasta y papel

Se podrían citar muchos otros ejemplos. Lo que deseo recalcar, y lo repetiré a menudo, es que en muchos casos el centro de decisión, tratándose de una mayor utilización de las maderas de baja calidad, se encuentra fuera del sector propiamente forestal.

Además, sostengo que la plena utilización de las maderas de baja calidad está vinculada indisolublemente al desarrollo de las industrias forestales. Examinemos la función de la industria de la pasta y el papel y la de la industria de los paneles a base de madera en la futura utilización de la madera de baja calidad.

La industria de la pasta y el papel, individualmente considerada, es la mayor consumidora de madera industrial. Se prevé que en 1985 el consumo mundial de madera industrial será de 1900 millones de m³, de los que la industria de la pasta y el papel absorberá 800 millones de m³.

Los países en desarrollo tienen el 55% de la superficie boscosa del mundo, pero producen solamente el 6% del papel que el mundo consume.

A pesar de que la investigación sobre la utilización de madera de latifoliadas tropicales se ha venido realizando desde hace varias décadas, sólo en tres países se utilizan maderas tropicales de latifoliadas mezcladas como única materia prima para la producción de papel.

Como se sabe, los fabricantes de papel se mostraban reacios a utilizar pasta de latifoliadas de fibra corta, porque en la zona templada desarrollada abundaba la fibra larga, por lo menos hasta comienzos de los años cincuenta. Pero, cuando algunos industriales comprendieron que llegaría el momento en que escasearía la madera para pasta de fibra larga, se des cubrió que las pastas de abedul, abeto, eucalipto y otras especies eran muy idóneas para la producción de ciertos papeles. Posteriormente, se perfeccionó rápidamente la tecnología de la utilización de la pasta de fibra corta de latifoliadas de la zona templada.

También se estaba estudiando la posibilidad de utilizar madera de latifoliadas tropicales para producir pasta y papel. Por desgracia, las características palpables de las especies se estudiaron en un comienzo por separado, lo que no tenía mucho sentido, porque es difícil económicamente cortarla por separado en un bosque mixto. Además, es difícil en muchos casos encontrar un número de árboles de una misma especie suficiente para abastecer una fábrica de pasta de cierta capacidad. Sólo entonces se comenzaron a hacer ensayos de palpación con mezclas de muchas especies y, como los resultados fueron buenos, la industria forestal avanzó algo en este sentido.

Para que el mercado de maderas de baja calidad tenga éxito, hay que apreciar la necesidad del consumidor y darle seguridad de que los suministros y normas serán mantenidos

Pero fue necesario combatir algunos prejuicios profundamente arraigados y demostrar que eran infundadas algunas suposiciones aparentemente lógicas. Por ejemplo, por mucho tiempo se había creído que las maderas de alta densidad no eran útiles para la palpación. También se suponía un elevado consumo de reactivos, consumo que estaría relacionado con las exigencias de la especie más difícil de cocer. Además, se afirmaba solemnemente que, al cocer la mezcla, algunas maderas se pasarían de cocidas y a otras les faltaría cocción. Pero, en la práctica, se ha demostrado que el consumo de reactivos de las latifoliadas tropicales mezcladas es igual al de las latifoliadas clásicas, que la calidad de la pasta de latifoliadas mixtas es totalmente aceptable y que, para algunos papeles, es más conveniente que la de latifoliadas tradicionales. Parece que el gran número y la diversidad de los factores que entran en juego en el proceso de palpación de maderas mezcladas explica este resultado inesperadamente favorable. Es claro que todavía se plantean problemas debidos a algunas especies: por ejemplo, las maderas demasiado duras mellan mucho las cuchillas y las que contienen muchos extractivos y sílice plantean también otros problemas.

Pero éstos no son de ningún modo insolubles y puede ser suficiente excluir estas especies si se encuentran en cantidades significativas. Lo importante es que, cuando se generalice la aceptación de las latifoliadas tropicales mezcladas por parte de los fabricantes de pasta y papel, habremos dado un gran paso hacia la solución del problema de la utilización de las maderas de baja calidad.

La escasez de las materias primas clásicas, que se debe a la competencia de otras industrias forestales y al aumento de la demanda de todo el subsector de los paneles, ha obligado a esta industria a utilizar una materia prima más variada y a obtener un mayor rendimiento de toda la madera disponible.

La industria de la madera terciada ha sido tradicionalmente la más exigente, en cuanto a calidad, entre las de paneles a base de madera. Pero, incluso en esta industria, se están utilizando cada vez más las que se ha dado en llamar especies menos usadas.

Paneles a base de madera

Son muchas las razones por las cuales algunas especies desenrollables no se consideran idóneas para la fabricación de madera terciada. Algunas tienen poca resistencia y tienden a sufrir daños mecánicos, de modo que son inaceptables para muebles, por ejemplo. Otras tienen demasiado azúcar, por lo que no se pueden utilizar en moldes para hormigón, por ejemplo. Algunas tienen un color que no se considera atrayente en ciertas aplicaciones, o tienden a decolorarse con el sol. En todos estos casos, las chapas se pueden usar como almas. Cuanto más gruesa es el alma, mayor es el volumen de especies «menos usadas» que utiliza la industria de la madera terciada. Por otra parte, en algunos casos, las chapas que tienen un aspecto poco atrayente se pueden tratar con un baño o bien laminar, para usarlas como caras de la madera terciada. La laminación permite también utilizar maderas ricas en azúcar como caras de moldes para hormigón, porque son impenetrables a los microorganismos que buscan el azúcar.

Al utilizar ciertas maderas en la fabricación de madera terciada, suelen presentarse algunas dificultades en el proceso. Entre éstas figuran la desintegración de las chapas que tienen determinada veta, las grietas del secado y las fallas del encolado. Algunas de estas dificultades se pueden obviar.

Todos los intentos de vender nuevas especies fracasarán si los países en desarrollo no establecen dependencias de mercadeo e investigación de mercados en los países consumidores de más importancia. Los principales adelantos en este campo se lograrán mediante el mejoramiento y la aplicación de la tecnología existente. Los ingenieros, los químicos y bioquímicos deberán afrontar este problema.

Por ejemplo, en algunos casos, las dificultades del secado pueden deberse a una distribución irregular de la humedad (por ejemplo, en Terminalia spp.) y pueden obviarse haciendo pasar las chapas por la secadora más de una vez.

Por otra parte, algunas maderas tienen una reacción química que impide una pegadura satisfactoria. Se ha inventado un método químico rápido para identificar las maderas que dificultan el pegado o exudan extractivos. Una vez identificadas estas especies, se pueden regular variables del proceso tales como el tipo de adhesivo, el ciclo de prensado, etc., para obviar estas dificultades

Conviene usar las especies que tienen madera desenrollable, pero se encuentran en pequeñas cantidades, o como almas de madera terciada, o como caras, cuando en la misma fábrica se producen artículos tales como puertas lisas, etc. Como éstas se pueden pintar, el cliente no nota la diferencia de aspecto de las diversas especies con que se hacen las caras.

Cabe observar, además, que ya no rige el antiguo requisito de que las trozas para desenrollar tienen que ser de gran diámetro, ya que se pueden utilizar las que hace diez años se consideraban de baja calidad. Actualmente, se pueden desenrollar trozas de hasta 150 mm, quedando un centro de sólo 60 a 65 mm. Esto se ha logrado gracias al perfeccionamiento de los tornos y de las técnicas de secado y encolado.

En los últimos años ha progresado mucho la tecnología de la fabricación de tableros de partículas y de fibras. Gracias a esto, se pueden utilizar residuos forestales e industriales de casi todas las formas y tamaños, así como una gama sumamente variada de especies madereras.

En todo el mundo, la industria de los tableros de partículas utiliza actualmente residuos industriales de baja calidad, entre los que figuran el aserrín y el polvo de lijadora, mezclas de coníferas y latifoliadas y mezclas de maderas tropicales. Así, por ejemplo, una fábrica de tableros de partículas del Perú utiliza hasta el 45% de las latifoliadas.

Como éste es el subsector de la industria forestal que crece con más rapidez (la tasa de crecimiento de la industria de los tableros de partículas fue de 9 a 10% anual en la década que terminó en 1974), están encontrando colocación en el mercado volúmenes cada vez mayores de madera de baja calidad. El proceso manufacturero es sumamente flexible y se puede adaptar a los diferentes tipos de materia prima. El empleo de mezclas heterogéneas de residuos es posible en esta industria gracias a los diversos tipos de máquinas escamadoras que pueden utilizarse para su transformación en partículas idóneas: escamaduras de tambor, escamaduras de anillos, refinadoras de anillos tamizadores, refinadoras a presión, etc. Los raleos de las plantaciones, que antes planteaban graves problemas de limpia en muchas partes del mundo, se pueden elaborar actualmente con ventajas en las fábricas de tableros de partículas.

La industria de los tableros de fibra es aún menos sensible a la baja calidad y a las mezclas de materia prima que la de los tableros de partículas. En todo el mundo, la tendencia de esta industria es a emplear más residuos industriales, una mayor proporción de trozas con corteza, más latifoliadas mezcladas y más latifoliadas tropicales.

Como en el pasado la industria de los tableros de fibra tenía dificultad en competir con la industria de la pasta, se vio obligada a explorar la posibilidad de utilizar una proporción cada vez mayor de maderas menos conocidas y a hacer las respectivas adaptaciones tecnológicas. Los resultados obtenidos han sido buenos. En los Estados Unidos casi todas las nuevas y muchas de las antiguas fábricas de tableros duros están usando cada vez más latifoliadas mezcladas y menos coníferas.

Se ha desarrollado y se sigue desarrollando toda una gama de productos que abrirán poco a poco nuevos mercados a la madera de baja calidad.

Uno de estos productos es la madera terciada compuesta, o madera terciada con alma de tablero de partículas. Esta consiste en un alma de tablero de partículas enchapada. La razón principal de esta innovación es el deseo de obtener, de un volumen determinado de trozas para las aplicaciones corrientes de la madera terciada, un volumen de paneles mucho mayor que el que se obtiene haciendo la madera terciada clásica. En este proceso, se pueden usar para el alma cantidades relativamente grandes de residuos y de maderas de baja calidad.

Otro producto nuevo es el «presslam» perfeccionado por el laboratorio de productos forestales del Servicio Forestal de los Estados Unidos, en Madison, Wisconsin. La técnica empleada es en gran parte igual a la de la industria de la madera terciada: chapas desenrolladas de hasta 12 mm de espesor se secan en la prensa y se laminan formando tiras continuas mientras están todavía calientes. A continuación se cortan con sierra, dándoles las dimensiones de la madera de construcción. Se obtiene de la materia prima un rendimiento mucho mayor que en los aserraderos y un producto de alta calidad empleando trozas pequeñas de baja calidad. Este proceso, por su índole, permite eliminar los defectos de la madera recortando todas las partes que tienen características indeseables y pegando después las chapas «sin defectos» para formar hojas de alta calidad, que tienen resistencia y otras características predeterminadas.

Un producto que ha adquirido mucha importancia en los últimos años y parece destinado a jugar un papel creciente en el mercado, es el tablero de obleas. Este tablero se hace con escamas grandes, encoladas con resina en polvo de fenol formaldehído. Se emplea tanto en exteriores como en interiores de viviendas, principalmente en Canadá, donde compite directamente con la madera terciada de coníferas. Los buenos resultados iniciales de este tablero se deben, entre otras cosas, a que se utiliza como materia prima una madera que tiene poca demanda comercial: el chopo temblón (Populus tremula). Pero también se pueden hacer tableros de obleas con otras maderas de densidad baja y media. Este producto es de gran interés para países donde hay demanda de paneles de construcción y falta de materia prima idónea de alta calidad para la producción de madera terciada.

Los tableros para construcción con escamas o hebras orientadas constituyen un gran paso adelante en el desarrollo del sector, porque tienen propiedades de ingeniería predeterminadas y una relación favorable entre la resistencia y el peso. En tales tableros, las astillas, hebras o escamas de madera están alineadas (por medios mecánicos o electrostáticos), y tienen resistencia en un sentido cuando son de una sola capa, pero también se pueden hacer de tres capas terciadas, de manera que la dirección de las partículas del alma forma ángulo recto con la de las caras. Este tipo de panel ahora está compitiendo directamente con la madera terciada, a pesar de que se hace con una materia prima de calidad muy inferior.

También se ha perfeccionado, o actualmente se halla en diversas etapas de perfeccionamiento, toda una gama de paneles hechos con madera de baja calidad, basándose en la orientación de las partículas o de las fibras. Hay tableros duros con fibras orientadas tableros de partículas aglomerados con cemento con partículas orientadas, etc. Estos productos abrirán un mercado grande y prometedor a la madera de baja calidad en el futuro.

Reserva de celulosa

Pero no sólo la industria de los paneles y las tecnologías respectivas pueden ofrecer, ahora y en el futuro, la oportunidad de utilizar madera de baja calidad para producir artículos de calidad superior. Otros sectores de la industria mecánica de la madera tienen tecnologías y máquinas que ofrecen oportunidades semejantes. Hay, desde hace algún tiempo, líneas de producción capaces de hacer tableros continuos para pisos, utilizando pedazos pequeños de maderas que no tienen que ser necesariamente de la misma especie. De manera semejante hay líneas que producen elementos para ebanistería, utilizando tablones cortos, después de recortar los defectos. Parece haber posibilidades infinitas de utilización de las maderas de baja calidad en este sector de las industrias forestales.

Una última palabra con respecto a las posibilidades de utilización de la madera de baja calidad. Parece evidente que en el futuro la madera, en sus diversas formas, se usará en proporción cada vez mayor como fuente de combustible. Quizá los principales tipos de combustibles que los bosques producirán consistirán en leña y carbón, pero no es del todo improbable que se puedan obtener de los bosques cantidades cada vez mayores de combustibles líquidos y gaseosos utilizando en esta forma especies y tipos de madera que actualmente se consideran de baja calidad. Además, en muchos países ya se está utilizando la madera de baja calidad para producir carbón industrial. La economía de estas operaciones parece prometedora y hay muchas esperanzas de que su aplicación a los bosques tropicales mixtos permita utilizar más plenamente la madera que contienen.

Es preciso que consideremos nuestros bosques no como meras fuentes de madera aserrada y terciada, sino como un recurso natural complejo, capaz de producir una gran variedad de artículos. Debemos concebir nuestros bosques como un depósito de celulosa. Debemos comprender que las aplicaciones de la madera no son limitadas y que la imaginación y la competencia técnica del hombre son tales que siempre se encontrarán más y más aplicaciones a la madera. Debemos apreciar el que el progreso tecnológico, no sólo en la industria forestal, sino en todos los campos, ha contribuido enormemente y seguirá contribuyendo a la solución del problema de la utilización de la madera de baja calidad. En realidad, me atrevo a afirmar que, técnicamente hablando, no hay problemas. Pero hay que subrayar que, en caso de haber un problema, éste no lo plantea el bosque. Tenemos que buscar nuevos métodos de construcción, adaptando y ampliando imaginativamente las tecnologías actuales.

Sobre todo, la solución de los problemas que plantea una mayor utilización de las maderas de baja calidad reside en su maceración, pulverización y fragmentación y en el uso de la madera reconstituida utilizando pasta, fibras o partículas. Conviene que sean los ingenieros, los químicos y los bioquímicos los que ataquen el problema de la madera de baja calidad.

Si yo me dedicara a la silvicultura, no eliminaría de mis bosques las especies que actualmente no se consideran comerciales, porque opino que a fines de siglo - en la mayoría de los casos, menos de una rotación - las especies que ahora se consideran malezas y los árboles deformes, considerados actualmente inservibles, se utilizarán en su totalidad en un mundo que ve mermar sus recursos.

Referencias

ERFURTH, T. 1976 Fomento de productos y elección y aplicación eficaz de medidas de promoción para aumentar el uso de productos de los bosques tropicales húmedos. FAO: FDT 76/10 (b), Roma.

ERFURTH, T. y RUSCHE, H. 1976 La comercialización de las maderas tropicales. FAO. Rama.

TOWLER, R.W. 1975 The possibilities of increased consumption of the lesser-known tropical hardwood species. Commonwealth Forestry Review. Vol. 54(3) y (4) N° 161 y 162.


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