Indice Página siguiente


RESERVA PARA FINES CIENTIFICOS DE BOSQUES ESTATALES INDIGENAS EN NUEVA ZELANDIA

por

Colin Bassett
Director de Investigación
Servicio Forestal de Nueva Zelandia
Wellington (Nueva Zelandia)

INTRODUCCION

Se estima que en el momento de registrarse el principal asentamiento europeo en Nueva Zelandia a mediados del siglo XIX los bosques representaban aproximadamente 14 millones de hectáreas, equivalentes al 56% de la superficie del país. En un espacio de tiempo relativamente breve se talaron y quemaron millones de hectáreas con el fin de obtener terrenos para pastos. Los bosques también sirvieron para atender las necesidades de madera del país y la exportación. Desde principios del siglo XX se efectuaron plantaciones, principalmente de pino de Monterrey (Pinus radiata D. Don), cuya madera ha venido sustituyendo regularmente la de los bosques originales; actualmente representa aproximadamente el 90% de la producción anual del país que se cifra en unos 9 500 000 m3.

Las talas para obtener tierras de cultivo y madera aserrada han reducido la superficie forestal primitiva a aproximadamente 6 200 000 hectáreas, equivalentes al 23% del total del país. La desaparición del bosque ha sido mayor en las tierras bajas.

LOS BOSQUES PRIMITIVOS

El largo aislamiento en que vivió Nueva Zelandia originó una flora con un elevado grado de endemismo. Los bosques pueden clasificarse en cuatro grandes grupos:

  1. Kauri - podocardus - frondosas

    El kauri (Agathis australis Salisb.) es un magnífico árbol de grandes dimensiones que se encuentra al norte del paralelo 38° junto con diversas especies tales como el rimu (Dacrydium cupressinum Lamb.), el miro(Podocarpus ferrugineus G. Benn ex D. Don), el totara (Podocarpus totara G. Benn ex D. Don), el tanekaha (Phyllocladus trichomanoides D. Don) y muchas otras.

  2. Podocarpus - frondosas

    Este grupo abarca gran variedad de bosques, desde bosques densos de podocarpus y algunas frondosas hasta bosques con algunos podocarpus y gran cantidad de frondosas. Varias frondosas, por ejemplo las especies tawa (Beilschmiedia tawa (A. Cunn.) Benth. y Hook. f. ex Kirk), pukatea (Laurelia novae-zelandiae A. Cunn.), kohekohe (Dysoxylum spectabile (Forst. f. Hook.) y puriri (Vitex lucens Kirk) sólo se encuentran en latitudes más septentrionales.

  3. Podocarpus - frondosas - hayas

    Este grupo también abarca gran diversidad de bosques con densidad variable de podocarpus, las cuatro especies y una subespecie de Nothofagus Blume, y otras frondosas menos notables.

  4. Hayas

    También en este caso existe gran cantidad de bosques que presentan desde una sóla especie hasta varias combinaciones de especies.

    Sin embargo, esta clasificación es muy simplista ya que los tipos y variedades de bosque presentan gran complejidad.

POLITICA DE RESERVAS FORESTALES

En los 10 parques nacionales de Nueva Zelandia y las reservas forestales no estatales existen más de 1 500 000 hectáreas de bosques indígenas. Los parques nacionales se encuentran principalmente en zonas montañosas, por lo que no abarcan toda clase de bosques. Por consiguiente, para establecer una variedad completa de asociaciones forestales representativas sería necesario establecer reservas en los bosques estatales indígenas, situados fuera del sistema de parques nacionales.

El Servicio Forestal de Nueza Zelandia tiene “una filosofía básica de conservación del ecosistema que se concretará en una red neozelandesa de reservas científicas en los montes del Estado” (Thomson y Nicholls, 1973). Esta filosofía se aplica en la política de gestión aprobada oficialmente para los bosques indígenas del Estado (Anon. 1977).

Así, el Servicio Forestal ha establecido un grupo de trabajo multidisciplinario encargado de recomendar zonas que podrían dedicarse a reserva. El Grupo, compuesto por nueve miembros, comprende científicos del Servicio Forestal, el Departamento de Investigación Científica e Industrial, el Ministerio de Agricultura y Pesca, el Ministerio de Obras Públicas y Desarrollo, el Servicio de la Naturaleza del Departamento del Interior y la Sociedad Real de Nueva Zelandia. Sus miembros son especialistas en montes, botánica, edafología, hidrología, peces indígenas de agua dulce y aves. Con frecuencia se llama a otros especialistas para que presten asistencia al Grupo.

El Grupo de Trabajo, establecido en 1974, debía inicialmente asesorar acerca de los aspectos científicos de las ofertas destinadas a la utilización y administración de los bosques de hayas de la Isla Sur, incluido el establecimiento de reservas con fines científicos. Posteriormente se ampliaron sus responsabilidades hasta incluir la formulación de propuestas sobre el establecimiento de reservas en todos los bosques indígenas del Estado.

OBJETIVOS DE LAS RESERVAS

Entre las razones en que se fundamenta el establecimiento de reservas de bosques indígenas con fines científicos figuran las siguientes:

  1. Conservación de ejemplares de la flora y fauna indígenas.

    Al haber evolucionado aisladamente durante unos 80 millones de años, gran parte de la flora y fauna de Nueva Zelandia presenta características únicas. Por consiguiente, Nueva Zelandia tiene la especial obligación de seguir la práctica admitida internacionalmente y conservar ejemplares representativos en su estado natural.

  2. Estudio de los procesos ecológicos naturales.

    Los bosques no sometidos a perturbaciones reúnen toda clase de especies vegetales y animales y sus razas geográficas, expresan las diferentes fases de desarrollo ecológico y permiten medir los procesos ecológicos continuos. La ciencia nacional e internacional tiene la obligación de mantener zonas representativas para estos fines.

  3. Base para medir los cambios.

    Es importante que a largo plazo puedan medirse y comprenderse los cambios que se producen como consecuencia de la ocupación y utilización de la tierra por el hombre, de modo que puedan reconocerse y corregirse las tendencias inconvenientes. Para ello las zonas más típicas de una región deben permanecer intactas a fin de que esas zonas de referencia puedan compararse con zonas perturbadas que en otros tiempos fueron idénticas.

  4. Mantenimiento de la diversidad genética.

    Es científicamente conveniente mantener la diversidad genética de las especies individuales. Cuando se desconoce la amplitud de esta diversidad lo mejor es asegurar la existencia permanente de especies en toda su variedad natural.

SELECCION DE ZONAS DESTINADAS A RESERVA

  1. Distritos ecológicos

    Nueva Zelandia es un país montañoso muy variado con una historia geológica muy poco uniforme y notables contrastes climáticos. Esta diversidad permite establecer “distritos ecológicos” que son zonas definidas subjetivamente sobre la base de rasgos unificadores del tipo de vegetación, el clima local, la geomorfología y los suelos.

    Las diferentes zonas se describen más que definen con precisión por esos parámetros, pero el concepto es útil para identificar unidades ecológicas uniformes en sentido amplio.

  2. Zonas representativas

    Una vez definidos los distritos ecológicos, es preciso seleccionar una zona representativa en cada distrito. Los tipos y variedades de bosques suelen reflejar variaciones de otras características, de modo que la selección de una zona que contenga una variedad representativa de tipos forestales puede contribuir notablemente al establecimiento de zonas adecuadas para representar una amplia variedad de otros valores científicos. Muchas de las zonas seleccionadas para reserva se extienden desde tierras bajas hasta cumbres montañosas, debido a que la composición del bosque suele depender de la altura. También pueden ser importantes otros factores ambientales.

  3. Zonas especiales

    Existen características distintivas que no se ajustan a las zonas representativas, en cuyo caso se proponen reservas adicionales más pequeñas.

ORIENTACIONES PARA DEFINIR LAS RESERVAS

Para definir las zonas dedicadas a reserva, el Grupo de Trabajo ha establecido orientaciones con respecto al tamaño, configuración y otras características de la reserva ideal. Son las siguientes:

  1. Debe representar toda la variedad (tanto virgen como modificada) de tierras, vegetación y suelos, así como las comunidades animales de la región (no obstante, el grupo admitió posteriormente que no es posible en la práctica establecer reservas de toda la variedad de características modificadas. Las reservas recomendadas incluyen zonas modificadas pero no toda su variedad).

  2. Debe ser extensa, con un mínimo de 1 000 hectáreas. Es preferible una reserva grande que dos o más reservas pequeñas que en conjunto tengan la misma superficie total. Esto es especialmente cierto para conservar la máxima diversidad de poblaciones de aves. Se considera adecuado establecer pequeñas reservas para preservar características únicas o valores especiales, aunque pueda presentar problemas especiales de protección.

  3. Debe incluir por lo menos una captación no perturbada de un curso de agua permanente.

  4. Debe presentar forma compacta con un perímetro mínimo para la superficie de que se trate.

  5. Siempre que sea posible, sus límites deben estar definidos claramente por características naturales.

  6. Debe carecer de caminos y carreteras, por lo menos en la zona principal.

    El Grupo ha recomendado que las reservas se denominen “Zonas Ecológicas”.

PROPUESTAS DE ESTABLECIMIENTO DE RESERVAS

Las propuestas de establecimiento de reservas suele presentarlas el Conservador de Bosques encargado de la administración de los bosques del Estado en la región de que se trate y normalmente se basan en la opinión de los ecológos forestales del Instituto de Investigaciones Forestales. También pueden formular sugerencias otras organizaciones tales como la División de Botánica del DISR.

El grupo de trabajo examina las propuestas en el contexto de la ecología forestal de la región y otros conocimientos científicos y si es posible inspecciona las zonas sobre el terreno. Tiene en cuenta cuestiones tales como si la zona se ajusta suficientemente a las orientaciones establecidas, si reúne todos los valores científicos conocidos, si debe modificarse para incluir valores adicionales concretos y si constituye una duplicación de reservas ya existentes.

El grupo puede recomendar que una zona se acepte en la forma propuesta originalmente, se amplíe o se reduzca, se sustituya totalmente por otra zona o no se acepte. En la práctica las recomendaciones más frecuentes son que se acepte la zona en la forma propuesta o que se amplíe para aumentar su valor científico.

ADMINISTRACION Y UTILIZACION DE ZONAS ECOLOGICAS

El Servicio Forestal de Nueva Zelandia considera que las reservas destinadas a Zonas Ecológicas requieren una gestión adecuada y que para su aprovechamiento máximo es preciso realizar trabajos de investigación. El acceso del público suele ser compatible con el mantenimiento de los valores científicos y se permite siempre que éste sea el caso. Para facilitar la utilización múltiple y compatible con la conservación de los valores científicos, el Comité ha preparado orientaciones que constituyen una recomendación para el uso y administración de las Zonas Ecológicas.

Se prevé publicar mapas y descripciones que identifiquen los valores científicos de cada zona establecida como reserva, de modo que los científicos sepan lo que pueden estudiar.

De conformidad con la política de bosques indígenas, también se prevé establecer un grupo científico multidisplinario que coordine los estudios científicos realizados en las Zonas Ecológicas y asesore al respecto.

PROGRESOS REALIZADOS HASTA LA FECHA

El Grupo de Trabajo se reúne tres veces al año, una semana cada vez, en regiones para las que existen propuestas de establecimiento de reservas, a cuyo examen proceden. Las propuestas suelen explicarse al Grupo por los ecólogos que las han formulado.

Se han examinado propuestas en 6 regiones forestales diferentes de superficie variable, y se ha recomendado el establecimiento como Zonas Ecológicas de 55 zonas que totalizan más de 152 000 hectáreas. Su superficie varía entre 120 hectáreas en el menor de los casos y 15 500 hectáreas en la zona más extensa.

En la mayor región examinada, la costa noroccidental de la Isla Sur, las recomendaciones formuladas indican que para las 7 amplias categorías forestales existentes se recomiendan superficies que oscilan entre el 8% y el 20% del total de las tierras clasificadas como forestales en la Encuesta Forestal Nacional de 1955. Se considera que el análisis efectuado sobre esta base permite dedicar un porcentaje más adecuado que si el cálculo se hiciera a partir de las superficies forestales actuales, mucho más reducidas.

Se estima que dentro de tres o cuatro años habrá finalizado prácticamente la tarea de identificar la red nacional de Zonas Ecológicas en los bosques indígenas del Estado.

REFERENCIAS

Anon. 1977 Management policy for New Zealand's indigenous State fores. NZ Government Printer, 15 pp.

Thomson, A.P. and Nicholls, J.L. 1973 Scientific reserves in New Zeland indigenous forests. NZ Journal of Forestry 18 (1): 17–22.


Inicěo de página Página siguiente