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El futuro de la teca en la América tropical

Raymond M. Keogh

RAYMOND M. KEOGH es funcionario del Servicio de Bosques y Fauna Silvestre de Irlanda. Como funcionario de la FAO se ocupó de plantaciones de teca en el Caribe.

Estudio sobre Tectona grandis en el Caribe, Centroamérica Venezuela y Colombia

La teca, oriunda de la India y del Asia sudoriental (Birmania, Tailandia, Lao), se conoce desde hace mucho por las propiedades excelentes de su madera, una de las más valiosas del mundo. Se caracteriza por su resistencia y su poco peso, su durabilidad, su estabilidad dimensional, su carácter no corrosivo, la facilidad con que se labra y se seca, su resistencia a los termitas, los hongos y la intemperie, y su belleza. Se ha empleado con muchos fines, tales como la construcción de puentes y muelles, muebles, vagones y durmientes de ferrocarril y carpintería en general. Es muy apreciada en los astilleros, donde se utiliza para la cubierta de los barcos; además, sirve para la talla y en contacto con el suelo es durable.

A partir de 1840 se iniciaron en la India las primeras plantaciones y ensayos de propagación artificial controlada de las especies preferidas. Gracias a los buenos resultados obtenidos, la teca se difundió en sus lugares de origen y en torno a los mismos y posteriormente a otros países tropicales y subtropicales.

En las Américas, por lo menos en Centroamérica y en el Caribe, las especies latifoliadas autóctonas se cortan pero no se reponen. Su regeneración plantea muchos problemas, ya sea porque no se conoce bien su silvicultura, o porque un enemigo natural (Hypsipyla grandella) impide su desarrollo, como sucede con las Meliaceae. Es claro que hay excepciones, pero la disminución de la madera en pie de latifoliadas es más rápida que su regeneración, de modo que con seguridad en el futuro aumentará la demanda de las demás especies y de las plantaciones de latifoliadas que se hayan hecho. Sin embargo, la teca parece ser una especie ideal para plantaciones en zonas idóneas de la América tropical y subtropical por la buena calidad de su madera, su facilidad de regeneración, su rusticidad, sus características silvícolas agresivas, la relativa facilidad de manejo de las plantaciones y en particular el hecho de que haya semejanza entre algunos sitios de las Américas y sus lugares de origen.

A veces, cuando los precios del mercado internacional experimentan un alza extraordinaria, se intensifica la plantación de teca, pero no deja de presentar dificultades su silvicultura y manejo, fuera de los factores sociales, económicos, etc. que hay que tomar en cuenta al proponer la plantación de esta especie. En el presente informe se resume la labor realizada exclusivamente en una región, que comprende Centroamérica, el Caribe, Venezuela y Colombia. Se considera que esta zona puede tratarse como una unidad, por lo menos en el presente, por la semejanza de algunos parámetros del crecimiento y de algunos problemas técnicos, sociales y económicos observados en los países que abarca. Además, es bajo el número de tipos o razas genéticas introducidas.

Como no se ha hecho nunca antes un análisis general de la teca en la zona en estudio, se espera que la información y algunas de las ideas y recomendaciones que aquí se dan sean útiles para decidir si conviene o no plantar teca y para ayudar al forestal a mantener las plantaciones existentes hasta que produzcan, si es que ya no han alcanzado esta etapa.

Cuadro 1. Superficie aproximada plantada de teca en Centroamérica, el Caribe, Venezuela y Colombia, en hectáreas

Belize

30

Colombia

560

Costa Rica

300

Cuba 1

200

El Salvador

230

Nicaragua

60

Puerto Rico

800

Trinidad 2

9700

Venezuela

560

Panamá, Honduras 3 y otros

1000

Total 4

13440

1 Los datos de Cuba se publican con la autorización de Editorial Hemisferio Sur S.A., Buenos Aires, Argentina.

2 Trinidad tenía 8500 ha (21000 acres) de teca en 1972 (Dardaine, 1972) y se estima que después se han plantado por lo menos 200 ha (500 acres) anuales.

3 La superficie de teca en Panamá y Honduras es difícil de determinar. La United Fruit Company tenía 960 ha (2370 acres) en Honduras en 1953 (Chable, 1967), y habla alrededor de 650 ha (1600 acres) de teca en Panamá en 1969 (Kadambi, 1972), Después se ha cortado mucho y la superficie ha disminuido. El autor calcula que debe haber todavía 1000 ha de teca en pie, pero se trata de una suposición. Sin embargo sumando Panamá y Honduras a los demás países no mencionados en la lista (Jamaica, Haití, República Dominicana y varias islas del Caribe), se obtendría la cifra de 1000 ha.

4 La superficie total de 13440 ha puede inducir a error porque no representa la situación en un solo año. Sin temor a equivocaciones, se puede estimar en 13-14000 ha la superficie cubierta de teca en la región en 1978.

Superficie plantada

La primera plantación pura de teca se hizo en Trinidad en 1913 (Brooks, 1941) y fue probablemente la primera en la región. En los años siguientes se plantó poco, pero en 1928 se inició un programa bien definido (Lamb, 1957). Al comienzo se plantaban unas 80 ha/año, en 1940/41, 160 y en 1953, 240. Bell (1973) informa que se plantan alrededor de 280 ha/año. En general se estima que la isla tiene por lo menos 9700 ha de teca, o sea más del 70% de la superficie de esta especie en la región (véase Cuadro 1). Según Dardaine (1972), alrededor de 14000 ha de terrenos forestales son idóneos para su plantación en el país.

Fuera de Trinidad no se realizaron programas comparables y, por lo menos en tres países - Honduras, Panamá y Costa Rica -, las plantaciones hechas por las compañías bananeras se cortaron en gran parte. Belize no tiene ningún programa de plantación de esta especie (Forest Service, Belize, 1978). Lo mismo sucede en Nicaragua (Ortega, 1977). No obstante el anterior interés por la especie, se considera que en Puerto Rico no hay suelos idóneos (Marrero, 1950), y por tal razón no se prevé un aumento de las plantaciones estatales. Costa Rica no tiene ningún programa definido, pero todos los años se planta algo de teca. En El Salvador se plantan alrededor de 50 ha/año, sobre todo en terrenos privados. Aunque no se conoce con certeza, es posible que en Colombia, Cuba, Venezuela, Panamá y Honduras el aumento sea superior a 200 ha/año.

Una estimación global de la superficie plantada de teca en la región era de 13-14000 ha en el año 1978 (véase Cuadro 1). El autor calcula un aumento de por lo menos 300 ha/año y quizás más de 450 ha/año. Compárese esta cifra con las estimaciones de varias partes del mundo en 1965 (véase Cuadro 2).

Proveniencias de teca

Un informe sobre proveniencias de teca hecho por el autor (Keogh, 1978b), contiene información sobre 12 países de la región: Trinidad, Panamá, Honduras, Cuba, Nicaragua, Puerto Rico, Venezuela, Costa Rica, Guatemala, Colombia, Belize y El Salvador. Otros países se analizan muy brevemente. La información siguiente proviene del mencionado trabajo. Se han identificado 19 introducciones de semilla de teca desde el exterior a las regiones del estudio; dos no germinaron y, aparentemente, una tercera se destruyó. Se hicieron por lo menos dos introducciones en el siglo XIX, una de Birmania y una de la India; puede haber habido otras, pero es difícil determinarlo. Dos países de la región participaron en ensayos internacionales de proveniencias hechos por el Centro de Semillas de Arboles Forestales FAO/Dinamarca, a saber, Cuba y Venezuela (la proveniencia de estas dos introducciones hechas con fines experimentales no se menciona en este documento).

Cuadro 2. Distribución de la superficie de teca, en hectáreas (1965)

Africa occidental

18600

Africa oriental

1800

Asia meridional

219300

Asia oriental y sudoriental

140800

Australasia

900

América Latina

17700

Cercano Oriente

18200

Fuente: Simposio Mundial de la FAO sobre Bosques Artificiales. Unasylva, Vol. 21 Nos 86-87, 1967.
1 Cifras incompletas.

La teca es originaria de Birmania, Tailandia, India y Africa (Nigeria, Camerún, Costa de Marfil y Gambia). Las introducciones más importantes son las de proveniencia de Tenasserim (Birmania) a Trinidad hechas entre 1913 y 1916 y de Sri Lanka a Summit Gardens en Panamá en 1926. La raza Tenasserim-Trinidad en general se considera «buena». La semilla de estas dos razas se ha difundido mucho en la región. Se han plantado otras razas, principalmente en pequeña escala, salvo la de Trinidad introducida en Honduras en 1927. Es probable que sea oriunda de Birmania, pero no necesariamente de la raza Tenasserim-Trinidad.

Se estima que ha habido mucha endogamia entre el número relativamente escaso de árboles de cada raza que hay en la región; en algunos casos pequeños lotes de semilla han producido pocas plantas y éstas se han usado a su vez como fuentes de semilla en forma sucesiva. Por otra parte es posible que se esté produciendo una fertilización cruzada entre diferentes proveniencias, pero ésta es una suposición y las nuevas variedades pueden o no tener cualidades convenientes. En conclusión, es difícil recomendar en esta región áreas como fuentes de semillas, salvo Trinidad. A los países que deseen hacer ensayos de proveniencias se les recomienda participar en un grupo internacional, tal como el Centro de Semillas de Arboles Forestales FAO/Dinamarca, en lugar de emprender programas propios que ofrecen menos seguridad.

PLANTACIÓN DE TECA EN EL SALVADOR - en buenos sitios se prevén altos rendimientos en América Latina

Crecimiento y rendimiento

Otros dos estudios del autor tratan del crecimiento y el rendimiento en la región: uno se refiere a la elaboración de un gráfico provisional de clasificación de sitios (Keogh, 1979a) y el otro trata del volumen total de producción (Keogh, 1979b). A continuación se analizan ambos por separado.

Gráfico provisional de clasificación de sitios

Este gráfico se basa en los mejores datos disponibles acerca de 144 observaciones de árboles de altura máxima, dominante y dominante-codominante, de 10 fuentes y 13 países de la región. Las observaciones no se ponderaron. El principal inconveniente de estos datos es que se aplicaron definiciones diferentes de la dominancia:

1. Altura máxima (altura media de los 100 árboles de mayor diámetro por hectárea).

2. Altura dominante (altura media de los 100 árboles más altos por hectárea, o sea promedio de los árboles dominantes).

3. Altura de los dominantes y codominantes.

Como ya se dijo, la teca es una especie intolerante y no presenta fácilmente toda la gama de árboles dominantes, codominantes, intermedios y dominados; los rodales suelen componerse de un gran número de árboles grandes, más o menos de un mismo tamaño. Por tal motivo es posible que no sea muy grande la diferencia entre las definiciones de la altura en los datos empleados.

Clasificación de los sitios para el cultivo de la teca

ESTE GRÁFICO ES UNA GUÍA PRÁCTICA PARA CLASIFICAR Y PRONOSTICAR EL CRECIMIENTO DE LA TECA EN LA REGIÓN ESTUDIADA

Las 144 observaciones se dividieron por tipos de altura en cinco grupos y en cada grupo se calculó la relación entre la altura y la edad, empleando el método de los mínimos cuadrados con la fórmula siguiente:

log h = a + b (x) (1)

en la cual h = altura (dominante, máxima o altura de los dominantes y codominantes)
a y b son coeficientes de regresión
x = 1/edad en años.

A continuación se reunieron las 144 observaciones y se calculó la relación entre la altura y la edad, por el método de los mínimos cuadrados, según la ecuación (1). Luego se compararon las pendientes (b) de todas las ecuaciones, aplicando el método empleado por Freese (1967) para las regresiones de grupos.

Se observó que, excluyendo los datos de Jamaica, se podía formar una ecuación común con los datos restantes cuya pendiente no es significativamente diferente de las ecuaciones de los grupos por separado. Además, las pendientes de las ecuaciones por separado no son significativamente diferentes unas de otras. Las ecuaciones de los grupos se sustituyeron por la ecuación. Por el momento no es posible determinar si los datos de la altura máxima de Jamaica provienen o no de una población diferente, pero se supone que la diferencia se debe a una distribución casual de los puntos. Se trazaron todos los puntos en papel de gráfico; la altura está representada en la abscisa Y y la ecuación común por la línea que une los puntos trazados. Se eligió el año 25 como «año clave». Se dividieron los puntos originales por clases de altura o de sitio, empleando la fórmula siguiente:

en la cual h = altura (dominante, máxima o media de los dominantes y codominantes)
log S.I. = logaritmo del índice del sitio
x = edad en años
xk = año clave (25 años en este caso)
b = coeficiente de regresión calculado según la ecuación (1).

Se escogieron 11 índices de sitio por encima del año clave, de manera que las ecuaciones resultantes abarcan la mayoría de los puntos trazados y simultáneamente se intersectan con el año clave a distancias iguales unas de otras. En el gráfico las curvas representan las 11 ecuaciones entre los 4 y los 30 años. Así se obtienen 5 clases de altura o de sitio. En el gráfico no se indican los datos originales.

El gráfico presenta una clasificación de sitios aplicable a las tres definiciones en que se basa, pero se recomienda utilizar el concepto de «altura máxima» (altura media de los 100 árboles de mayor diámetro por hectárea), porque es más fiable y relativamente fácil de medir. Además, empleando una sola clasificación de la altura, en el futuro será posible combinar datos y obtener resultados más dignos de confianza. Los datos del gráfico, a pesar de ser sólo provisionalmente válidos, son en la práctica aplicables a toda la región, permitiendo comparar, clasificar y pronosticar el crecimiento de las plantaciones y servir de guía para la identificación de los factores que influyen en la variación del incremento.

Volumen total de producción

Los datos básicos provienen de Trinidad, El Salvador y Jamaica solamente. Por tal motivo no se puede afirmar que los resultados obtenidos sean aplicables o no a toda la región. Se recomienda, en todo caso, considerar la región como una unidad por el momento; si se observaran ulteriores variaciones en la estructura del crecimiento en volumen será fácil detectarlas comparándolas con el «modelo» presentado. A juzgar por los datos hay indicios de que existen grandes semejanzas, por lo menos en los países estudiados, que se deben al hecho de que sólo hay en la región dos o a lo más tres de las proveniencias principales.

Se emplearon tres fórmulas para el volumen y la altura de diferentes países en la región y el gráfico de clasificación de los sitios para estimar el volumen total de producción por unidad de superficie a través del tiempo. Las fórmulas son las siguientes:

A) La calculada por Keogh (1977) para El Salvador.

V = 3,394 (h) - 0,344 (h2) - 62,78

en la cual V = volumen del tronco en m³/ha sin corteza desde 0,3 m del nivel del suelo hasta un diámetro mínimo de 8,0 cm sin corteza;
h = altura máxima en metros, definida como la altura media de los 100 árboles de mayor diámetro por hectárea.

B) La que se basa en el estudio de Fríes (1972) para Jamaica.

V = 0,3889 (h2) - 0,8989 (h) + 0,5031

en la cual V = volumen en m³/ha hasta 10 cm de diámetro en la punta;
h = altura máxima en metros.

C) Ecuación basada en los datos de las cuatro fuentes para Trinidad.

V = 72,2 - 14,22 (h) + 0,86 (h2)

en la cual V = volumen en m³/ha sin corteza, o sea volumen de la madera maciza del tronco;
h = altura media de los árboles dominantes, en metros.

Las alturas tomadas de las curvas medias de las clases I, II, III, IV y V de los años 5, 10, 15, 20, 25 y 30 se emplearon en las ecuaciones (A), (B) y (C) y en cada caso se calculó el volumen total de producción en m³/ha. Se dividió el volumen total de producción así estimado por el año respectivo, para obtener el incremento medio anual. En el Cuadro 3 aparecen los resultados.

Cabe recordar que en cada ecuación es diferente la definición de volumen y que en los casos (A) y (B) la altura se define como «altura máxima»; en cambio en la ecuación (C) se define como «altura dominante».

Se observaron mayores diferencias generales del incremento medio anual (IMA) en la clase de sitios I y en las clases de edad menor de todas las clases. La mayor diferencia global se observó en la clase de sitios I a los 5 años, en la que la ecuación (C) produjo un IMA de 7 m³/ha/año, es decir alrededor de 5 m³/ha/año menos que la ecuación (B). Las diferencias mínimas se observaron en las clases II, III y IV y en los años 15, 25 y 30 respectivamente.

El Cuadro 3 revela en general que hay algunas semejanzas en las tasas de crecimiento del IMA entre países dentro de la clase. Basándose en este hecho y tomando en consideración las precauciones esbozadas en el estudio de Keogh (1979b), se hizo otra comparación, pero limitándose a ciertas curvas del índice de los sitios de las clases II y III y ampliándolas para abarcar una comparación con los resultados de Trinidad de Miller (1969). Las curvas del índice de los sitios se escogieron en el gráfico de clasificación de los sitios de la región fundándose en la semejanza de su IMA con el IMA de las clases de altura I, II y III de Trinidad. Cabe señalar que el 70% de los 144 puntos originales se encuentra entre las curvas exteriores de las clases II y III de la región. Las comparaciones aparecen en el Cuadro 4. La definición de volumen de Miller es: «sin corteza hasta un diámetro de 8 cm en la punta». El IMA en El Salvador y Jamaica acusa tendencias semejantes al de Trinidad, a pesar de que las plantaciones no se han sometido a ningún tratamiento silvícola determinado.

Formas de raleo

El autor ha estudiado también las formas de raleo en la región (Keogh, 1979b). Si en el proceso de crecimiento de la teca se observan aspectos análogos en distintos sitios de la región, se puede afirmar que el árbol responderá de manera semejante a las formas de raleo corriente en diversas zonas. Por el momento, no hay razón para no aplicar en toda la región y como procedimiento ordinario los tratamientos silvícolas propuestos por Miller (1969) para Trinidad. Sus recomendaciones son técnicamente correctas y sencillas y están de acuerdo con las formas de raleo practicadas en la India y en Nigeria. Es posible que las tablas de rendimiento elaboradas por Miller para Trinidad puedan emplearse en toda la región como pauta para el manejo (Miller, 1969).

Cuadro 3. Incremento medio anual comparado a través del tiempo, en las diferentes clases de sitios de la región, con tres ecuaciones diferentes

Cuadro 4. Comparación de la estimación del incremento medio anual basada en curvas del índice de sitios de la región y en dos ecuaciones volumen-altura, con las estimaciones del incremento medio anual basadas en tres clases de altura de Trinidad

Si bien una forma de raleo común no es la más adecuada para la teca en la región, su utilización no ha de causar muchos daños. Considérese la situación actual: los informes revelan que los trabajos que se están llevando a cabo guardan escasa relación entre sí. Varias instituciones descubren las normas óptimas para el raleo de la especie en sus propios países, basándose en muy pocas parcelas, algunas sumamente pequeñas. En consecuencia, la investigación avanza con mucha lentitud y se da poca o ninguna orientación para el manejo, de modo que las plantaciones se abandonan o no se someten a ningún régimen de manejo. Conviene ofrecer a los encargados del manejo de los bosques de la región un régimen de raleo sencillo y fácil de aplicar. No parece haber objeción técnica al respecto; por lo demás, la teca se planta para obtener madera aserrada, lo cual hace innecesario ensayar regímenes para la obtención de otros productos. Más aún, un sistema de raleo común sirve de elemento de referencia que permite compararlo con otros y descubrir las zonas donde el crecimiento presenta características diferentes o responde de otra manera al raleo. Se estima que en el futuro se podrán combinar los datos de toda una región, o de grandes extensiones dentro de la misma, con el fin de establecer una tabla de rendimiento regional. En esta forma se aceleraría la investigación silvícola, disminuirían los costos de investigación de todos los países interesados y gran número de plantaciones comenzarían a producir a corto plazo.

El régimen de raleo propuesto se basa en las recomendaciones de Miller para Trinidad, con algunas modificaciones (Miller, 1969). El espaciamiento inicial es de 2 × 2,5 m, lo que da un total de 2000 árboles por ha. Se recomienda hacer primero raleos intensos, en los años en que la teca crece vigorosamente. Los dos primeros raleos se harán en forma semimecánica, reduciendo en cada uno a la mitad el número de árboles; los raleos ulteriores se tendrán que basar en el área basimétrica.

Primer raleo. Cuando los árboles alcanzan una altura media de 8 m se efectúa el primer raleo; se saca un árbol por medio en cada hilera. Se puede aplicar un criterio selectivo dejando los árboles de buena forma y sacando los deformes. En un raleo semimecánico, es inevitable cortar algunos árboles «buenos» y dejar algunos deformes o pequeños. Con el primer raleo la densidad se reduce de 2000 a 1000 árboles/ha. En sitios buenos, los árboles alcanzan los 8 m de altura en el tercer período vegetativo; en sitios malos, clase III de la región, pueden no alcanzar esta altura antes de seis años.

Segundo raleo. Cuando los árboles alcanzan una altura media de 15 m aproximadamente, se hace el segundo raleo. Esta altura corresponde a la clase II de Trinidad, que equivale a la curva del índice de sitios de la región II/III del gráfico. En clases mejores (clase I de Trinidad/índice de sitios de la región I/II), conviene hacer el segundo raleo cuando los árboles alcanzan una altura media de 16 m; en clases más bajas (clase III de Trinidad/índice de sitios de la región III) el segundo raleo se hace cuando los árboles alcanzan una altura media de 13 m. Los mejores rodales alcanzan la altura del segundo raleo a los 7 años; los peores a los 12 años aproximadamente. Como en el primer raleo se saca la mitad de los árboles en pie, la densidad se reduce de 1000 a 500 árboles/ha. Se saca un árbol por medio en cada hilera. También aquí hay que proceder selectivamente, para dejar los árboles bien formados y descartar los deformes.

Raleos siguientes. En los raleos siguientes conviene dejar que el área basimétrica en pie alcance 20 ó 21 m²/ha y sacar entonces 6 m²/ha. El área basimétrica en pie puede estimarse con la técnica sencilla del relascopio.

La rotación se basa en consideraciones económicas y por eso no se estudia en el presente artículo.

Las recomendaciones anteriores presuponen que la teca se seguirá utilizando como una especie potencialmente útil para la región, pero queda por determinar el número de países que seguirán empleándola en sus programas de reforestación o la superficie que se plantará o conviene plantar en la región.

El potencial de la teca en la región

¿Conviene a los países de la región iniciar o mantener programas de plantación de esta especie? Como ya se indicó, uno o dos no lo consideran así y han descartado la teca como especie con porvenir. Aunque no es fácil contestar esta pregunta conviene considerar algunos puntos.

Para obtener el mayor rendimiento se ha recomendado un índice de sitio no inferior a una altura máxima de 24 m a los 50 años de edad (Kemp, comunicación personal, 1977). En el gráfico de clasificación de los sitios de la región un índice de sitio de 21,8 m corresponde a una altura máxima de 24 m a los 50 años. Por eso quizás no conviene plantar en ningún sitio con índice más bajo. El índice de sitio critico (21,8 m) se intersecta con el año clave entre las curvas del índice de sitios II/III. Esto indica que habrá que descartar la mayor parte de la clase de sitios III.

Según Miller (1969) es muy difícil justificar económicamente la plantación de teca en sitios de la clase III de Trinidad, la cual se aproxima mucho a los promedios de la clase III de la región, por lo menos en lo que respecta al volumen de producción (véase Cuadro 4).

De lo anterior se desprende que no resulta adecuado plantar la teca en los sitios inferiores (parte de la clase III y clases IV y V en su totalidad). Por consiguiente, los sitios que convienen son los de suelos francos aluviales, de poca pendiente o planos, con buen drenaje, profundos (1-2 m) y de perfil homogéneo. Un buen suelo es el primer requisito para la teca. El segundo es que la zona tenga una época seca de 3-5 ó 6 meses de duración (definiéndose como mes seco aquel en el cual la precipitación es de 50 mm o menos). El tercero es que el sitio tenga una precipitación anual superior a los 1500 mm. Cabe prever un aumento relativo de la tasa de crecimiento con el aumento de la precipitación.

Estos sitios son escasos y están muy separados, pero tampoco abundan los sitios de menor calidad. En varios países de la región, sobre todo los densamente poblados, el problema no reside tanto en la superficie de los terrenos sino en el hecho de que son muy codiciados para la agricultura.

Contrariamente a lo que se cree, la teca no es una especie de crecimiento rápido, a pesar de que su desarrollo inicial es relativamente acelerado. En relación a la calidad de la madera, la tasa de crecimiento puede resultar aceptable. No obstante, hay que esperar mucho para obtener árboles de grandes dimensiones, que es lo que se persigue al plantar esta especie; así, para Trinidad se recomienda una rotación de 70 años o más. Inversiones a tan largo plazo sólo suelen realizarlas por lo general los gobiernos. Cabe recordar que los raleos arrojan algunas utilidades. Como alternativa, se han considerado rotaciones más cortas, pero hay que prever precios más bajos por metro cúbico de madera de árboles pequeños. Las coníferas de crecimiento rápido que producen utilidades a corto plazo pueden ser preferibles, ya que además crecen en suelos peores. Agréguese el hecho de que es difícil prever cuáles serán las necesidades dentro de 70 u 80 años. En vista de esta duda conviene que todos los países mantengan algunas reservas de latifoliadas, para diversificar los recursos.

Plantar esta especie implica abastecer el mercado local, y, por ende, aceptar sus precios. No conviene que el objetivo principal sea la venta en el mercado internacional (Europa, Estados Unidos), donde los precios son buenos, pero la competencia es enconada y las normas estrictas, y donde la demanda se orienta a árboles de grandes dimensiones y a un abastecimiento ininterrumpido. Es claro que el mercado local puede incluir el mercado interno de la región.

Resumiendo, es preciso que cada país estudie a fondo su propia situación antes de iniciar o continuar programas de plantación de teca. Los países menos poblados, en los cuales la presión por la utilización de la tierra es menor, tendrán mayores oportunidades. Para ellos, las economías de escala provendrán de pequeñas plantaciones de teca. A los países con mayor densidad de población y mayor presión por la tierra esto les resultará más difícil. Los resultados serán aleatorios y las plantaciones de teca tendrán que hacerse en sitios de baja calidad, de modo que quizás resulte más conveniente considerar otras posibilidades.

Referencias

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