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Las industrias rurales y los bosques de la sabana

E.M. Mnzava

E.M. MNZAVA es Director de Silvicultura de Tanzania. El presente articulo está tomado de un documento de la FAO para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Fuentes de Energía Nuevas y Renovables, Nairobi, agosto de 1981.

La industria rural, en muchas regiones del mundo, depende de la madera, combustible indispensable para la cocción de alimentos, la curación del té el ahumado del pescado, la fabricación de ladrillos y objetos de cerámica. El caso de Tanzania es ejemplo de un país en el que las necesidades de energía derivada de la madera y las exigencias del ambiente natural entran en conflicto.

Examen de la calidad del carbón vegetal (1 tonelada de carbón vegetal = 6 m³ madera = desforestación acelerada)

En los últimos tiempos, se ha prestado gran atención a la contribución de la leña y el carbón vegetal a la satisfacción de las necesidades totales de energía doméstica de los países en desarrollo. Más de un tercio de la población mundial depende esencialmente y algunas comunidades en forma exclusiva - de esas fuentes renovables de energía para preparar y calentar los alimentos. En efecto, existe la tendencia a pasar por alto un problema crítico en los países en desarrollo, a saber la grave escasez de madera para satisfacer las necesidades energéticas de las industrias rurales. Las actividades de estas industrias son la curación del tabaco, el secado del té, el ahumado del pescado y la cerámica. Aunque el gobierno estimula, por razones obvias, a las comunidades rurales y urbanas a que utilicen en la construcción ladrillos cocidos en lugar de bloques de cemento, se habla poco de la fuente de energía correspondiente, es decir, la leña. Se tiene más o menos la misma actitud respecto de otras industrias rurales.

Aproximadamente el 87% de la población de Tanzanía vive en las zonas rurales y depende principalmente de la agricultura en cuanto a su subsistencia. Los principales cultivos alimentarios incluyen el maíz, el arroz cáscara, el sorgo y el trigo, aunque el subsector de cultivos comerciales incluye productos como el café, el algodón, el tabaco, el té, el anacardo, el pelitre y el sisal. Un número considerable de industrias rurales se basa en algunos de estos cultivos comerciales.

La economía nacional está dominada por el sector agrícola, que contribuye al PIB con un 40% y con un 80% a las exportaciones. Sin embargo, la producción agrícola es fundamentalmente una agricultura de subsistencia, que se sigue practicando en régimen de pequeña propiedad. La agricultura en gran escala tiene lugar en una superficie inferior al 1% de la superficie total, con un número limitado de explotaciones propiedad del Estado o de empresas privadas, en las que se cultiva el café, el té, el tabaco, el trigo, el azúcar, o que están dedicadas a la ganadería. Por consiguiente, los ingresos anuales por habitante son bajos: 1 200 chelines tanzanianos (T Sh), o sea 145 dólares EE.UU., aproximadamente.

Las principales dificultades con que tropieza el país son el crecimiento demográfico, la escasez permanente de leña y carbón vegetal, la actitud de la población rural, la degradación del medio ambiente y la improductividad del suelo, las tecnologías ineficaces que afectan el aprovechamiento de la tierra, la conservación de la energía, los métodos de trabajo, y la falta de información y de datos.

En 1967, la población de Tanzania era de 11958 654 habitantes. Los resultados del censo nacional de 1978 indicaron que la población era de 17,5 millones de habitantes, aproximadamente, y que la tasa de crecimiento anual era de alrededor del 3,4%. Esto significa que la población se duplicará para el año 2000. Este crecimiento demográfico entraña al mismo tiempo una mayor demanda de leña y carbón vegetal. Por ejemplo, sólo el consumo doméstico representa 33,44 millones de m³ de madera. Las cifras correspondientes a 1985 y al año 2000 son 36,65 y 45,79 millones de m³, respectivamente (Manzava, 1980). No obstante, el abastecimiento total potencial de energía derivada de la leña y la madera aserrada es únicamente de 25 millones de m³ por año. Casi todo el suministro de leña y carbón vegetal se obtiene de los bosques de miombo y de la sabana, que suelen estar escasamente poblados. El crecimiento medio anual es mínimo: no es infrecuente un aumento de 2 m³ por año. Por ejemplo, una hectárea de bosque de miombo contiene poco más de 40 a 50 m³ de madera.

Ecosistema forestal en Tanzanía (para las industrias en crecimiento la zona no constituye una fuente privilegiada de energía)

Esta situación ha causado una escasez crónica de los productos de estas fuentes renovables de energía en muchas partes de Tanzania, sobre todo en las regiones semiáridas de Arusha, Dodoma, Singida, Shinyanga, Tabora, Mwanza, Mara y Kagera. La recogida de la leña es cada vez más difícil, pues los bosques están situados cada vez más lejos de los centros habitados. Un ama de casa puede emplear más de media jornada en la búsqueda de leña. En el Africa oriental no es raro que para recogerla haya que recorrer distancias de 100 km de camino de ida y vuelta. De hecho, algunos hogares que se han alejado de los bosques se ven ahora obligados a gastar más del 40% de sus ingresos mensuales en leña y carbón vegetal. La situación se ve agravada por el hecho de que normalmente los aldeanos no se esfuerzan mucho por conservar energía, y mucho menos por utilizar los residuos forestales y agrícolas 0 el material de desecho.

La actitud general de algunos aldeanos que trabajan en las industrias rurales es considerar la leña y el carbón vegetal como recursos ilimitados pues, a su juicio, los bosques existirán siempre. Además, puesto que buena parte de la leña que se recoge es gratuita, no es contabiliza en general como costo de producción, por ejemplo, del tabaco. Esta es una de las razones de que los aldeanos formulen raras veces planes de repoblación forestal o forestación para las industrias rurales. Pero los habitantes de las zonas rurales tienen que enfrentarse con una realidad evidente: los bosques están desapareciendo rápidamente. Actualmente, el Gobierno lleva a cabo campañas de conservación y repoblación forestales masivas, y parece ser que están surtiendo efectos en cuanto a la toma de conciencia por parte del público de estos problemas.

Se prevé que aumentarán rápidamente las necesidades de leña y carbón vegetal de las industrias rurales en los próximos cinco años y que para entonces se habrá cortado casi toda la madera de los bosques naturales. De seguir a este ritmo, Tanzanía pronto tendrá pocos bosques. Se estima que la pérdida de superficie de bosques tropicales en el Africa oriental entre 1975 y 2000 será del orden de 6,5 millones de ha. El ejemplo más dramático es el de la región de Tabora, una zona importante para el cultivo de tabaco. Al ritmo actual de la tala de bosques para cultivar y curar tabaco (con un índice anual de crecimiento del 20%), para el año 2000 se habrá talado una superficie de 700 000 ha de bosques, o sea el 22% de la superficie total (Tema, 1979), lo cual supone el deterioro, la improductividad y desertificación de las tierras. En tales circunstancias la repoblación forestal suele ser difícil y, además, costosa. El círculo vicioso se completa con la grave escasez de leña y carbón vegetal para las industrias rurales.

La situación que se ha examinado habría sido menos crítica, si los aldeanos hubieran utilizado tecnologías apropiadas al desarrollar sus industrias. Por ejemplo, el cultivo del tabaco en la región de Tabora se basa en la agricultura migratoria; es conveniente introducir en esa zona técnicas agrícolas intensivas. Se considera que reviste suma importancia la aplicación de técnicas de conservación de energía en la fabricación de productos industriales en pequeña escala.

Existe una seria falta de información y de datos sobre las industrias rurales. Uno de los principales obstáculos a ese respecto es que muchas de las actividades se realizan en el plano de la familia y, con frecuencia, no existen registros. Es necesario efectuar con urgencia una encuesta sobre esas actividades, que debe incluir, por supuesto, las necesidades de leña y carbón vegetal y las posibilidades para satisfacerlas. Con la información que se obtenga podrán formularse planes a plazo mediano y largo.

A continuación se estudiará la situación de Tanzania en lo tocante a las necesidades de leña y carbón vegetal para la curación del tabaco, el secado del té, la cocción del pan, la fabricación local de cerveza y ladrillos, y la producción de objetos de cerámica.

Producción y elaboración del tabaco

La producción de tabaco se realiza fundamentalmente en régimen de pequeña propiedad. Se producen dos tipos principales de tabaco: el curado al humo y el curado al fuego; el primero representa más del 70% de la producción total. Existen actualmente más de 56 500 familias, con más de 339 000 miembros, dedicadas al cultivo del tabaco.

La experiencia ha demostrado que para curar el tabaco obtenido de una hectárea de terreno se necesitan los productos forestales de, aproximadamente, una hectárea de bosque. Las principales especies indígenas de tabaco utilizadas para su curación son las siguientes: Brachystegia spp. (por ejemplo, B. bussei), Jubernadia, Erythrophleum africanum y Afromosia angolensis; Eucalyptus spp. se encuentra entre las especies exóticas que también se utilizan. En la campaña de 1979/80 y en las seis zonas principales de cultivo de Tanzania, con 53 830 familias asentadas en 31 616 ha, se utilizó un total de 8 184000 m³ de leña. Se calcula que la superficie dedicada al tabaco aumentará de 33 042 ha en 1979/80 a unas 42 000 ha en 1985. Para la curación de los 25,2 millones de kg de tabaco que probablemente se recogerán, serán necesarios 3,36 millones de m³ de leña, partiendo de la hipótesis de que 1 m³ de leña es suficiente para curar 7,5 kg de hoja de tabaco.

Cabe señalar además que Tanzania tiene capacidad para elaborar anual mente más de 51 millones de kg de tabaco. Actualmente, utiliza únicamente del 36 al 40% de esa capacidad, y una de las principales causas de ello es el insuficiente abastecimiento de energía derivada de la madera. Por lo tanto, se prevé que la cifra mínima. para asegurar la eficiencia y viabilidad económica de esta importante y creciente industria será la curación y elaboración de 25,2 millones de kg de tabaco.

Gran parte del cultivo del tabaco se basa en la agricultura migratoria. La duración del período de rotación varía entre seis y ocho años Cuando el aldeano tala los bosques para plantar tabaco, por lo general se destruyen todos los árboles mediante la quema, en lugar de almacenar su madera para curar el tabaco. Por lo común, se cultiva una zona separada para obtener la leña destinada especialmente a la curación. Ello equivale a quemar madera por valor de T Sh 8750 a 105001 por hectárea en el lugar, suponiendo que la principal especie cortada es Pterocarpus angolensis.

1$EE.UU. 1,00 = T Sh 8,2.

Los locales para la curación del tabaco son poco eficientes. y a las familias dedicadas al cultivo les resulta difícil construir otros de mayor rendimiento, pues los gastos son demasiado elevados para las empresas de carácter familiar. Por lo tanto, la conservación de la energía maderera y de los bosques es un problema de difícil solución.

La regeneración natural de los recursos forestales de las zonas tabacaleras es problemática. Ello se debe en parte a factores ambientales adversos así como a las características de algunas de las especies involucradas. Además, rara vez se plantan con árboles las zonas abandonadas temporalmente durante el periodo de rotación; en lugar de ello, se siembra maíz, mijo, maní, etc. De esta manera continúan las intensas actividades de tala de bosques. Además, los bosques de la sabana son los que se queman en Tanzania con más frecuencia y más extensamente. Se calcula que cada año se queman más de 65 000 ha de bosque y matorrales. En la quema se destruyen también microbios útiles y se alteran las propiedades edafológicas. Todo ello puede dar lugar a una lixiviación y al empobrecimiento del suelo, y la regeneración forestal puede resultar difícil y costosa; es lo que ha sucedido, por ejemplo, en la zona tabacalera de Tabora.

El empobrecimiento del suelo y del medio ambiente en conjunto no sólo afecta adversamente la regeneración forestal, sino que además disminuye la producción de tabaco. El cultivo de esta planta tiene que hacerse con fertilizantes a razón de 750 kg por ha, lo cual supone un gasto de T Sh 1 050 por ha (a un precio que incluye un subsidio del 50%).

Para conservar la energía maderera derivada y, por lo tanto, los bosques y las tierras forestales, habrá que considerar la adopción de las medidas que se indican a continuación.

Cooperativas rurales

Hay que asesorar y estimular a los agricultores a que produzcan la mayor parte de su tabaco a través de cooperativas. Además de que cada familia tenga su propia finca, debe haber una explotación comunal. Ello permitirá construir locales eficientes para curación y almacenamiento en forma económica. En lugar de tener que trasladar esas estructuras continuamente a la par de la agricultura migratoria, sería preferible el transporte de la leña. Por ejemplo, en Iringa, el transporte a 30 km de distancia de 1 m³ de leña ya amontonada cuesta entre T Sh 40 y 60, precio demasiado elevado para un agricultor. Sin embargo, todo parece indicar que la mayoría de las familias prefieren trabajar en forma independiente, y se requiere una gran labor educativa y de información pública para promover las cooperativas.

También se ha sugerido que el Organismo Tabacalero Estatal de Tanzania, que es el único comprador del tabaco, se encargue de la curación. Ello tal vez no pueda hacerse actualmente, pues el organismo no dispone de medios para recoger las hojas verdes. Además, los agricultores viven en zonas remotas, lo que explica que las hojas podrían deteriorarse antes de ser curadas.

Leña gratuita

Toda la madera recogida por los cultivadores de tabaco en los bosques es a gratuita». Por lo tanto, no es sorprendente que en la mayoría de los planes de producción y elaboración del tabaco el costo de la energía maderera sea insignificante y, con frecuencia, se omita. Para encontrar soluciones económicas racionales, el sector tabacalero debería poder financiar sus propias necesidades de leña.

Fabricación de ladrillos y cerámica

Una de las estrategias de política aplicada actualmente por el Gobierno consiste en estimular a los habitantes de las zonas rurales para que utilicen ladrillos cocidos en lugar de bloques de cemento. Las materias primas para la fabricación de ladrillos pueden conseguirse fácilmente en las propias zonas rurales y son mucho más baratas. El costo medio de un ladrillo cocido es de T Sh 1,20, mientras que el de un bloque de cemento de tamaño comparable es de T Sh 6. Son escasas las cifras exactas acerca del número de familias que se dedican a la cocción de ladrillos y la fabricación de cerámica. Sin embargo, las cifras provisionales indican que, en 20 regiones, 125 260 familias se dedican a la fabricación de ladrillos y 68 620 a la producción de artículos de cerámica.

En el Africa occidental no es raro realizar un viaje de 100 km para conseguir leña. Los bosques están cada vez más lejos de las aldeas y ciudades. Algunas familias gastan el 40% de sus ingresos en la compra de leña y carbón vegetal.

En los dos distritos principales de Kilimanjaro, donde se fabrican la drillos - Mwanga y Same -, se prevé que la producción aumente de 1,8 millones de ladrillos en 1980 a 12,17 millones en 1985. No se sabe exactamente la cantidad de leña necesaria para cocer una cantidad determinada de ladrillos. Sin embargo, en un estudio se indicaba que 1 m³ de leña de un bosque indígena es suficiente para cocer lotes de 185 a 660 ladrillos (dimensiones: 7,5 x 10,0 X 22,5 cm). Por consiguiente, la cantidad de leña necesaria para cocer 12,17 millones de ladrillos variará entre 18 440 y 65 784 m³ de leña. Los distritos de las llanuras, que son las principales zonas de cocción de ladrillos, son también las áreas más secas y desprovistas de árboles. La cantidad total de leña cortada en Mwanga y Same apenas permite satisfacer el 35% de las necesidades citadas. La repoblación forestal progresa a ritmo lento, debido, en parte, a los factores ambientales adversos. Habrá que encontrar pronto una solución realista, inclusive la posibilidad de volver a utilizar bloques de cemento.

Se calcula que en la zona de Kilimanjaro se producen anualmente entre 45{) 000 y 500 000 artículos de cerámica, sobre todo ollas. Una sola familia produce entre 115 y 130 unidades. El estudio del autor reveló que 1 m³ de leña de Grevillea robusta basta para cocer entre 20 y 25 ollas en condiciones normales. La producción de 1980/81 ascenderá a un total de 7,9 millones de artículos de cerámica, para lo cual se necesitará un mínimo de 394 565 m³ de leña.

Hay que elaborar programas a largo plazo, aun cuando se disponga de escasos datos estadísticos a esos efectos.

Secado del té

En Tanzania, el 50% de la producción de té se produce en fincas de propiedad privada, el 49% lo obtienen 30 000 pequeños propietarios y el 1 % el Organismo Tanzaniano del Té.

El cultivo en régimen de pequeña propiedad se ha extendido rápidamente. En 1972, correspondía únicamente a un 12,5 % de la producción total, mientras que, por ejemplo, los porcentajes correspondientes a 1976 y 1978 eran del 22 y el 48%, respectivamente. Existen planes para mejorar este cultivo en las zonas rurales y se calcula que en 1982 la producción en estas zonas ascenderá a 22 000 toneladas. Más adelante, habrá muy poca expansión durante cinco años.

La principal fuente de energía utilizada para la elaboración del té es la leña, pero se emplean también el petróleo y el carbón. En ciertas circunstancias se usa una mezcla de ambos combustibles, por ejemplo en las explotaciones Mponde, donde la leña y petróleo se utilizan en proporciones iguales. Se calcula que entre 1976 y 1981, la leña utilizada para secar totalizará 163 180 m³. Actualmente el consumo anual de esta industria se eleva a unos 43 600 m³.

Las principales especies utilizadas para la curación del té son Cephalosphaera usambarensis, Chrysophyllum spp., Newtonia buchananii, Meosopsis eminii, y Olea spp. También se utilizan otras especies de plantación: Acacia mearnsii y Eucalyptus spp. Desgraciadamente, sólo algunos pequeños propietarios plantan parcelas propias. Estos agricultores utilizan fundamentalmente los bosques naturales, cuyos recursos están disminuyendo y desapareciendo rápidamente debido a su delicada naturaleza, por estar ubicados principalmente en los ecosistemas de altiplanicie.

Ahumado del pescado

El ahumado del pescado se está convirtiendo en una importante industria rural en Tanzania. Existen tres zonas pesqueras principales: las costas, las aguas continentales y el lago Victoria. La mayor parte del pescado capturado en la zona costera se vende fresco, mientras que se ahúma gran parte del pescado de los arroyos y ríos continentales y el capturado en el lago Victoria. Por ejemplo, en 1977 se capturaron 65 415 t de pescado en ese lago, de las cuales se ahumaron casi 59 000 t. Se calcula que entre el 20 y el 30% de todo el pescado capturado se consume localmente y no se registra en las estadísticas. Parte de este pescado también se ahúma.

El ahumado del pescado, como la curación del tabaco, es sobre todo una actividad de tipo familiar y gran parte de la operación es realizada por las propias familias. La leña y el carbón vegetal que se utilizan para ese fin se pueden obtener gratuitamente, de las tierras forestales que están dentro y fuera de la jurisdicción de las aldeas. Como estas tierras no están legalmente reservadas, los permisos correspondientes tienen carácter especial y, por lo tanto, es difícil llevar registros de la madera recogida.

Las investigaciones realizadas en relación con las aguas continentales y el lago Victoria indican que una tonelada de pescado requiere de 0,2 a 0,3 m³ de leña o de 15 a 20 kg de carbón vegetal. El uso del carbón vegetal es mínimo. Se calcula que entre 1975 y 1981 se han quemado aproximadamente 152000 m³ de madera para ahumar unas 759 000 t de pescado.

Alfareros de Tanzanía (una industria casera que ocupa a 68000 hogares)

Fabricación local de cerveza

Hasta la fecha se ha reunido muy poca información sobre la leña y el carbón vegetal utilizados para la fabricación local de cerveza. Esta actividad tiene carácter familiar y abarca tipos de cerveza que está prohibido fabricar, por lo cual los datos son mantenidos en secreto por los fabricantes. Gran parte de la producción y el consumo de energía maderera no son objeto de registro. Hay en el país más de 20 tipos de cerveza local y la cantidad de energía necesaria para fabricarla varia mucho. Resulta imposible calcular el consumo de leña para fabricar cerveza; pero para ilustrar la magnitud del problema de la energía maderera para la fabricación local de cerveza basta con examinar des de las 20 marcas producidas.

La cerveza Mbege es originaria de la regido de Kilimanjaro y se hace fermentando una mezcla de mijo y bananos. Una encuesta sobre 245 aldeas reveló que se utilizaban 73 500 m³ de leña exclusivamente para la fabricación de cerveza; ello equivale a talar 1 470 ha de bosques de la sabana.

La cerveza Kangara se fabrica en unas 130 aldeas de diversas regiones, a base de maíz y otros cereales. y se vende en las tiendas. Sólo para la fabricación de esta cerveza se corta y quema leña a razón de 32 175 m³ por año. La madera procede de los bosques ribereños, inclusive manglares.

La fabricación de cerveza está tan difundida que es imposible hacer previsiones estadísticas para el futuro. Según todos los indicios. esta industria está en auge. Por lo tanto hay que adoptar disposiciones para la energía maderera. Hasta ahora no se han realizado actividades de repoblación forestal para satisfacer las necesidades. Además, las parcelas plantadas en las aldeas apenas bastan para cubrir las necesidades relacionadas con la preparación de alimentos.

Fabricación de pan

Existe poca información en las aldeas a este respecto. Las conclusiones siguientes se basan en la información y los datos recogidos en algunas aldeas así como en las panaderías de pequeñas ciudades. Entre 1975 y 1980, Tanzania produjo e importó 334 149 t de trigo, el 95 % de las cuales se destinó a la fabricación de 915 820 000 barras de pan. Sobre la base de 1 m³ de leña de buena calidad para fabricar 20 000 barras de pan, se habrá requerido unos 45 791 m³ de leña. En realidad, la cifra debe ser algo menor, porque del 10 al 15% de la energía utilizada en el país para fabricar pan procede de la electricidad, del petróleo y del gas. Sin embargo, es evidente el volumen de las necesidades de leña para fabricar este alimento básico.

Carbón

Hay otras cuatro fuentes posibles de energía cuyo uso ofrece ciertas posibilidades, a saber: el carbón, el petróleo o el kerosene, la energía hidroeléctrica y el biogás.

En la región meridional de Tanzania hay minas de carbón bastante ricas y existen planes para extraer 300 000 t de mineral al año en un futuro próximo del mayor depósito de hulla, que está ubicado en Songwe, Kiwira. Actualmente, la mina de Ilima es la única que funciona; produce unas 7 000 t anuales. La demanda de carbón es grande y es probable que sea mayor en el futuro; en consecuencia, es incierta la disponibilidad de hulla para las industrias locales en cantidades suficientes. Por ejemplo, la nueva fábrica de cemento de Mbeya utilizará 50 000 t al año, y la fábrica de pasta y papel que se prevé construir en Mufindi, Iringa, consumirá también una cantidad considerable de hulla.

El costo de transporte del carbón es muy elevado. Por ejemplo, en Ilima el precio de la tonelada de hulla es de T Sh 250. Si esta tonelada tuviera que transportarse a Tabora, es decir, a más de 500 km por ferrocarril, para la curación del tabaco, su precio seria superior a T Sh 700. Sin embargo, hay grandes posibilidades para utilizar la hulla para la curación del tabaco en Mbeya e Iringa.

Petróleo y kerosene

Todo el petróleo y el kerosene utilizados en el país son importados. Los gastos nacionales para la importación de petróleo han aumentado de T Sh 760 millones en 1977 a 2 300 mi Ilones en 1980, cuando se importaron 670 000 t. Se han hecho ensayos para utilizar el petróleo en la fabricación industrial de ladrillos y el secado del té, pero su costo ha resultado ser más alto que el correspondiente a la energía derivada de la madera. Asimismo, se ha considerado la posibilidad de utilizar kerosene para la curación del tabaco; pero es mucho más caro que la energía derivada de la madera, aunque su poder calorífico es mayor: alrededor de 10 400 kcal/kg frente a 4 000 kcal/kg aproximadamente de algunas especies de madera miombo (Tema, 1979). Parece realista afirmar que el uso de estos combustibles no es factible a los precios corrientes.

Energía hidroeléctrica y biogás

Esta posibilidad energética no se ha estudiado todavía en el plano rural. Gran parte de la electricidad se utiliza principalmente para el alumbrado y la preparación de alimentos. Se calcula que este año se destinará exclusivamente a Dar es-Salaam del 60 al 80 % (es decir, 385 a 514 kWh) de la producción total de electricidad. Existe un plan ambicioso para expandir las centrales hidroeléctricas rurales y de pequeña escala que suministrarán energía para el alumbrado y para las pequeñas industrias. Actualmente existen unas 20 centrales de este tipo, cuya capacidad va de 6 a 200 kW. La energía total producida es aproximadamente de 960 kW.

El país cuenta con 200 plantas de biogás. Es preciso investigar asimismo las posibilidades que ofrece el gas natural y la energía solar para las industrias locales.

La leña y el carbón vegetal seguirán siendo por varias décadas la única fuente de energía viable para las industrias rurales. En Tanzania la crisis de energía maderera para las industrias nacionales es real. Para poner coto a la rápida destrucción de los bosques naturales, hay que promover los programas de repoblación forestal y de forestación. Las cifras estimadas de consumo de leña y carbón vegetal señalan que la forestación de las zonas rurales debe alcanzar un ritmo de 15 000 a 20 000 ha al año. Pero la plantación efectiva sigue siendo baja: 7 000 a 9 000 ha por año.

Al mismo tiempo que prosiguen las actividades de plantación de árboles, hay que estudiar seriamente la posibilidad de transportar madera de las regiones ricas a las pobres. Siempre que sea posible, deben preferirse los medios de transporte que utilicen petróleo de bajo costo o sustancias distintas del petróleo. En Iringa y Tabora funciona bien el transporte de la leña por carretera.

En relación con estas actividades, hay que hacer comprender a los habitantes de las zonas rurales que la energía derivada de la madera, aunque relativamente barata, es un elemento fundamental del costo de explotación de sus industrias rurales. Como tal hay que incluirlo en todos los planes. Ya es hora de revisar la cuestión de la energía maderera gratuita. En igualdad de condiciones, los habitantes de las zonas rurales deben pagar la madera, cualquiera que sea su costo, subvencionado o nominal. No cabe duda de que se requerirá mucha información pública y mucha labor de extensión para cambiar la actitud de los aldeanos de que siempre se dispondrá fácilmente de leña. La estrategia de utilizar incentivos en lugar de imponer ideas preconcebidas contribuirá mucho a cambiar su actitud. Si se quiere que sobrevivan y prosperen las industrias rurales, las diversas instituciones deben prestar seria atención a la cuestión de la leña y el carbón vegetal; tienen que aportar fondos para el desarrollo de estos recursos y la demás asistencia que se estime necesaria; tienen que ayudar también a los habitantes de las zonas rurales a hacer planes a largo plazo, sobre todo los destinados a ajustar las necesidades energéticas a los recursos disponibles.

En última instancia, debería formularse una política energética para las industrias rurales, que debe formar parte de la política energética rural global, que, a su vez, forma parte de la política nacional.

Referencias

OPENSUAW, K 1971. Tanzania timber trends study. Project work document FD: SF/TAN 15. FAO, Roma.

TEMU, A.B. 1979 Fuelwood scarcity and other problems associated with tobacco production in Tabora region, Tanzania. University of Dar es-Salaam, Record No. 12.

MNZAVA 1980, E.M. Village afforestation: les sons of experience in Tanzania. FAO, Roma.


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