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Sistemas agroforestales: Una cartilla...

Napoleón T. Vergara

Napoleón T. Vergara es investigador asociado del Instituto de Políticas y Ambiente, Centro Este-Oeste, Honolulú, Hawaii, Estados Unidos.

La silvicultura clásica no ha logrado despertar la adhesión de las comunidades rurales, y ello se traduce en una seria amenaza económica y ambiental. La clasificación de los diversos subsistemas agrosilvícolas propuesta por Napoleón T. Vergara constituye un paso hacia un nuevo tipo de silvicultura comunitaria.

· Entre los países del Tercer Mundo aumenta la preocupación ante la posibilidad de que la práctica de la silvicultura tradicional, es decir, el crecimiento y la ordenación a largo plazo y en gran escala de bosques a fin de producir madera de grandes dimensiones para fines comerciales e industriales, sólo aumente la disparidad en la distribución de la riqueza. Se considera que la silvicultura clásica enriquece a unos pocos mientras que la mayoría de la población rural pobre resulta más desfavorecida que antes.

Hay también cada vez mayores indicaciones de que, a pesar del largo plazo que cubren esas actividades forestales, su efecto socioeconómico beneficioso para las poblaciones rurales en lo que se refiere a oportunidades económicas o a estabilidad de las comunidades - sea mínimo, y de que muy poca de la riqueza obtenido de los bosques llegue a las comunidades rurales y quede en ellas. No es, pues, de extrañar que la población rural tenga muy pocos motivos para apoyar los programas oficiales de conservación y restauración de los bosques.

Esa actitud tibia respecto de la silvicultura hace que, ante varios posibles usos de las tierras altas o montañosas, los agricultores concedan una prioridad mínima a los árboles y den la máxima importancia a los cultivos alimentarios intensivos anuales. Las consecuencias de esta decisión sobre el uso de tierras altas frágiles son bien conocidas: degradación general por la pérdida de suelos y nutrientes; efectos graves en las tierras más bajas como consecuencia de la sedimentación; contaminación del agua; alteración adversa del medio hidrológico; reducción general de la productividad y de la posibilidad de

Muchos observadores consideran necesario y posible alterar la índole de las prácticas forestales en los países en desarrollo por los procedimientos siguientes: 1) reduciendo la escala de la silvicultura (a nivel de aldeas en vez de industrial); 2) haciendo los recursos forestales (tierras y vegetación) accesibles para su uso por las poblaciones rurales, en vez de mantenerlos como un dominio monopolístico de las empresas industriales; y 3) integrando más la silvicultura con las operaciones agrícolas, a fin de que los agricultores participen más en ella y sus cultivos alimentarios puedan beneficiarse de las ventajas que ofrecen los árboles intercalados. Resumiendo, la práctica de la silvicultura debe pasar del nivel industrial al de la aldea o la comunidad.

Además de reducir la escala, el otro resultado importante del paso de la silvicultura clásica a la comunitaria seria una mayor gama de sistemas de aprovechamiento. La práctica forestal no se reduciría ya a una mera tala, sino que iría desde la simple silvicultura, en un extremo, a la integración de los árboles con los cultivos alimentarios y la ganadería, en el otro. Ello introduce la idea de agrosilvicultura, una técnica de uso de la tierra incluida en el concepto general de silvicultura comunitaria.

Sistemas agroforestales La agrosilvicultura se ha definido en términos generales como «árboles más cualquier otro cultivo» o «combinación de árboles con cultivos alimentarios». Pero la definición más objetiva y general propuesta hasta ahora es la siguiente:

La agrosilvicultura es un sistema de uso de la tierra en el que se combinan deliberadamente, de manera consecutiva o simultánea, en la misma unidad de aprovechamiento de tierra, especies arbóreas perennes con cultivos agrícolas anuales y/o animales a fin de obtener permanentemente una mayor producción (ICRAF, 1983).

Esta definición ha provocado algunas discrepancias que tienen como elemento central la naturaleza del componente del sistema que representa el cultivo perenne. La expresión «especies arbóreas perennes» puede incluir tanto frutales como árboles madereros o forestales, y el uso de este término general, en vez de especificar los productos forestales que implica el nombre agrosilvicultura, ha suscitado en los técnicos forestales el temor de que pueda usarse el sistema como una manera oblicua de convertir los bosques en plantaciones de frutales. Sin embargo, quienes sostienen la idea opuesta alegan que ello no puede hacerse en todas las tierras forestales y que factores físicos como la calidad del suelo, la topografía, la elevación y la accesibilidad, combinados con factores socioeconómicos, contribuirán a limitar la conversión de las tierras forestales a otros usos.

Clasificación

Se ha originado una cierta confusión sobre lo que realmente es la agrosilvicultura, debido a la profusión de nombres y términos, ideados y utilizados por varios investigadores en diferentes regiones (Comba y Budowski, 1979). Desde luego, muchos de esos términos no son intercambiables y la confusión es más grave cuando los usuarios, por no conocer las ligeras variaciones en el significado y el ámbito de aplicación, los usan indiscriminadamente. Es necesario introducir un cierto orden mediante la clasificación y la nomenclatura apropiadas.

La primera tarea es determinar grandes sistemas agroforestales en los que puedan agruparse los diversos tipos o subsistemas. La citada definición de agrosilvicultura indica que los cultivos componentes pueden serlo en el tiempo o en el espacio. Así pues, pueden usarse como categorías principales las dos modalidades de combinación de los cultivos que se indican a continuación:

Cultivo intercalado en una comuna China Cunninghamia (abeto chino) y hortalizas

Sistema de rotación de cultivos (basado en la distribución temporal de los cultivos). Como el nombre indica, este sistema incluye todos los tipos de agrosilvicultura en que los cultivos anuales alimentarios o comerciales se alternan en el tiempo con los árboles. Los dos tipos de rotación de cultivos son (Fig. 1):

· Corta y quema o cultivo migratorio Esta es la práctica agroforestal más antigua que se conoce y se remonta al tiempo en que el hombre pasó por primera vez de la fase de caza y recogida al sistema de vida basado en la domesticación y el cultivo de plantas (Myers, 1980). El bosque se corta, seca y quema con objeto de desbrozar la tierra y devolver al suelo los nutrientes contenidos en la biomasa forestal, para poder sembrar los cultivos alimentarios. El cultivo dura de dos a tres años, y después la tierra se deja durante un periodo más largo (ocho a diez años) en barbecho forestal a fin de restaurar el suelo (Figura 1a) y prepararlo para el próximo ciclo de quema y cultivo (Sanga, 1978).

· Taungya Iniciado en Birmania a mediados del decenio de 1880, este sistema representa la primera práctica agroforestal «moderna» (en oposición a las «tradicionales» como la de corta y quema). Se ideó como procedimiento oficial barato para la reforestación de las tierras rasas. Los agricultores reciben temporalmente del Gobierno tierras con un contrato para la plantación de las especies arbóreas deseadas. Mientras los árboles son jóvenes y antes de que se cierre la cubierta de las copas (uno a tres años según el espacio inicial y la estructura de la copa de la especie arbórea), los agricultores pueden plantar cultivos alimentarios cuyos frutos les corresponden íntegramente y se consideran como compensación por la plantación de los árboles. Cuando la sombra impide los cultivos alimentarios, los agricultores se desplazan a otra zona rasa donde repiten el proceso. Mientras tanto, la zona «abandonada» se ha convertido en un bosque ya formado y en ella no volverá a haber cultivos alimentarios anuales hasta que los árboles plantados no lleguen a la madurez y se talen.

La rotación entre árboles y cultivos anuales en el sistema taungya varia algo con respecto al de la corta y quema, pues hay una coincidencia temporal entre los cultivos (Figuras 1b y 1c). Otra diferencia es que durante el periodo de barbecho los árboles son de especies elegidos y están sistemáticamente espaciados en vez de ser los que se regeneran naturalmente o brotan al azar en un terreno abandonado.

Figura 1: Sistemas de rotación de cultivos en la agrosilvicultura

Sistemas de cultivos intercalados (basado en la distribución espacial de los cultivos). En este sistema se dan simultáneamente las especies perennes y los cultivos anuales en el mismo terreno, pero están espaciados de tal manera que se complementan mutuamente en vez de ser competitivos. En esas circunstancias, su combinación puede ocasionar un rendimiento anual por hectárea más elevado. En esta modalidad puede haber cuatro subsistemas (Figura 2):

· Plantación de árboles en los bordes (Figura 2a). Se da a menudo en los casos en que los agricultores usan hileras de árboles específicamente para marcar las linderas o como rompevientos o cortafuegos. Esas funciones complementan su servicio en la protección y/o estabilización del terreno, la producción de abono verde como fertilizante orgánico, de forraje para los animales domésticos y de leña.

· Hileras alternadas (Figura 2b) y fajas alternadas (Figura 2c). Se denominan en las publicaciones «calles», «avenidas» «corredores» «zonas» o «setos» (una faja difiere de una hilera en que está compuesta de dos o más hileras). Cuando se establecen en las laderas o a lo largo de las curvas de nivel son sumamente eficaces para controlar la erosión y estabilizar las pendientes.

· Combinación aleatoria (Figura 2d). Es un sistema en el que no hay una disposición especifica u ordenada de los cultivos componentes. Si bien la disposición parece caótica, en realidad las plantas ocupan los lugares ecológicamente apropiados y pueden coexistir muy bien. Muchos de los huertos domésticos de Indonesia y de Filipinas son de este tipo (Christianty et al., 1982).

Figura 2: Sistemas de cultivos intercalados (a)

Figura 2: Sistemas de cultivos intercalados (b)

Figura 2: Sistemas de cultivos intercalados (c)

Figura 2: Sistemas de cultivos intercalados (d)

Aún es necesario clasificar otro grupo de denominaciones. El término «agrosilvicultura» por ejemplo, se encuentra a menudo en muchas publicaciones y ya ha llegado a considerarse en gran parte como término general para describir las actividades agroforestales. Sin embargo, en realidad tiene un significado preciso y diferente de términos de composición similar como «silvoagricultura» «silvopastoral» y «agrosilvopastoral» Un examen atento de esas expresiones revela que el orden jerárquico de los cultivos componentes en los nombres compuestos indica un dominio de las especies forestales. Ese orden de prioridad se ilustra en el gráfico (Figura 3) donde aparecen los sistemas de cultivos como una figura continua que representa varias combinaciones.

Debido a la competencia por el espacio entre los principales elementos - la silvicultura y la agricultura - un elemento de la superficie asignada a uno de ellos produce automáticamente una reducción de la asignada al otro, suponiendo naturalmente que la superficie total sea siempre la suma de esas dos. En la Figura 3, por ejemplo, el punto A en el extremo izquierdo indica que el 100% de la superficie está asignado a la agricultura. Del mismo modo, a la derecha (punto E) la superficie está totalmente destinada a la silvicultura. En cualquier punto entre esos dos extremos habrá sistemas agroforestales con proporciones variables en la asignación de tierras. En el punto B, por ejemplo, la agricultura domina, por lo que el sistema puede denominarse «agrosilvicultura» En cambio en el punto D domina la silvicultura, por lo que el sistema puede denominarse propiamente «silvoagricultura» Puede darse una situación, como se indica en el punto C, en que ambas actividades reciban una proporción igual de la tierra. En ese caso puede usarse cualquiera de los dos términos.

Figura 3: Tierras asignadas a los componentes en la agrosilvicultura

El problema que plantea el uso de este gráfico que pretende ilustrar la integración de los cultivos componentes, es que tiene sólo dos dimensiones. Por lo tanto, su uso es difícil en la agrosilvicultura de varios componentes, como sucede cuando se añade la ganadería. Para remediar esa deficiencia, se puede usar otra presentación gráfica (Figura 4). Si bien en este gráfico pueden indicarse más de dos elementos o componentes, es imposible mostrar el grado de predominio de cada uno de ellos. La elección de la Figura 3 o de la Figura 4 como medio de clasificación dependerá de lo que el usuario desee ilustrar o poner de relieve.

Figura 4: Tres tipos de agrosilvicultura

Actuales sistemas agroforestales tropicales

Corta y quema Como forma de agrosilvicultura de rotación, éste es, según se ha indicado antes, el más antiguo de los sistemas agroforestales. No hace mucho, cuando la presión de la población era todavía baja, su práctica se toleraba porque los períodos de barbecho entre los cultivos alimentarios eran lo suficientemente largos para que los terrenos recuperaran su capacidad productiva, con lo que el sistema era viable. A medida que la presión aumentó, los agricultores desplazados de las tierras bajas introdujeron y aplicaron en las tierras montañosas las técnicas usadas en esas otras tierras y redujeron considerablemente, o incluso eliminaron, los barbechos. Con ello se perdió el carácter viable de la corta y quema, con el resultado de que se ha acelerado la degradación ecológica, tanto de esos lugares como de los situados en las tierras más bajas. La corta y quema se ha convertido así en un problema de una magnitud inmensa. Casi todos los países subtropicales son ahora unánimes en su condena de las formas de la agricultura migratoria que destruyen el medio. La política forestal y la legislación y reglamentación restrictiva están dirigidas contra la agrosilvicultura. Sin embargo, a pesar de esas disposiciones, los agricultores persisten en su práctica, a falta de una alternativa más apropiada y aceptable para la supervivencia, por lo que el problema sigue existiendo.

Taungya Este sistema, que tuvo su origen en Asia, logró un cierto éxito al principio y fue adoptado por los gobiernos de otros países de Africa ecuatorial y América Latina. Sin embargo, los agricultores han manifestado últimamente recelos sobre el sistema porque no les concede ninguna garantía de tenencia de la tierra, y los obliga normalmente a desplazarse de un lugar a otro cada tres años. En consecuencia, ha habido una disminución del número de agricultores participantes. Lo irónico de la situación es que cuanto más éxito tengan éstos en la plantación de los árboles, antes serán transferidos por el gobierno a otro lugar. Por consiguiente, algunos tendrán motivos para fracasar, y provocarán deliberadamente esos fracasos matando los árboles jóvenes.

Un resultado del paso de la silvicultura clásica a la comunitaria sería una mayor gama de sistemas de aprovechamiento.

En los sistemas taungya se da una situación paradójica: cuanto más éxito tengan los agricultores, antes serán transferidos a otro lugar.

Otra razón por la que pierde importancia el sistema taungya es la conciencia cada vez mayor entre los agricultores de que su compensación, reducida a la cosecha de los cultivos alimentarios, es menor de la de otros trabajadores en la reforestación que perciben salarios normales. Por consiguiente, los proyectos oficiales deben ahora complementar el salario en especie con salarios en efectivo. La única excepción se da en los lugares donde la presión demográfica es grande. En esas regiones el derecho a practicar el sistema taungya se vende normalmente por subasta.

Plantación de árboles en los bordes En tierras llanas de buena calidad, donde los agricultores no deben luchar con problemas extremos de degradación de los suelos por erosión y escorrentía y no necesitan la protección de los árboles, la motivación para los cultivos intercalados con especies perennes es escasa y el deseo de usar cada metro cuadrado de tierras de buena calidad para los cultivos alimentarios es grande. Así pues, es normal encontrar grandes extensiones de tierras llanas cultivadas casi sin árboles.

No obstante, la plantación de árboles en los bordes, como forma de agrosilvicultura en zonas de tierras bajas, está ganando adeptos por varias razones. Al aumentar el precio de la energía, incluida la procedente de la biomasa, los agricultores producen cada vez más leña para su propio uso y para la venta, en vez de depender del petróleo u otros combustibles distintos de la leña. Se plantan árboles de crecimiento rápido y usos múltiples a lo largo de las linderas de las fincas. Periódicamente, se podan para leña y sus hojas también se recogen para usarlas como forraje o abono verde. Además, las hojas caídas normalmente sirven como fertilizante verde adicional para los cultivos alimentarios.

Otra razón frecuente para la plantación de árboles en los bordes es la necesidad de estacas permanentes para las cercas de las fincas o los huertos. Los árboles vivos usados como estacas no requieren una sustitución frecuente como los palos sin tratar, que se pudren rápidamente en el clima tropical húmedo. Además, si los precios de las cercas de alambre que deben tenderse entre las estacas llegan a ser prohibitivos, los agricultores pueden plantar árboles con muy poca separación para formar cercas o setos.

Hileras o fajas alternadas Como muchas tierras ocupadas por los agricultores migratorios y destinadas a programas oficiales de agrosilvicultura plantean problemas, pues están en laderas, son propicias a la degradación y necesitan medidas de conservación o rehabilitación, el sistema agroforestal más popular es el de las hileras o fajas alternadas, conocido también como cultivo en avenidas. La razón, como se ha indicado antes, es que las hileras o fajas de árboles plantados a muy poca distancia para formar setos siguiendo las curvas de nivel son el medio vegetal más efectivo para estabilizar y conservar los suelos en las laderas. Ese método es casi tan efectivo como la construcción de terrazas y mucho más fácil y menos laborioso. Además, si los árboles elegidos son capaces de fijar el nitrógeno y se regeneran a partir de la cepa, pueden servir como fuente continua de fertilizantes orgánicos para rehabilitar terrenos degradados.

Combinación aleatoria Este sigue siendo hasta ahora el principal entre los sistemas tradicionales de policultura practicados por los pequeños agricultores en gran parte de Asia, sobre todo en los casos bien conocidos de los huertos domésticos de Java y de la policultura basada en el coco en Filipinas. Las varias hileras formadas por las plantas de cultivo integrado, desde los tubérculos, pasando por los cereales, pequeños árboles frutales (cacao, Lansium), hasta los cocos que dominan, son reproducciones aproximadas de los bosques higrofíticos tropicales y representan una utilización muy eficiente de la superficie, del espacio vertical, de los nutrientes, de la humedad y de la energía solar. Esa es probablemente la razón por la que el sistema ha persistido y ha seguido siendo viable en estos países durante muchos decenios.

En terrenos pequeños que no han sido muy degradados, es posible introducir y mantener el sistema de combinación aleatoria, como en el ejemplo de los huertos domésticos de Java, cuya superficie es a veces sólo una fracción de hectárea. Sin embargo, para rehabilitar y mantener grandes zonas de tierras muy erosionadas y agotadas, la combinación aleatoria puede no ser tan eficaz como, por ejemplo, los setos siguiendo las curvas de nivel o el cultivo en avenidas.

Perspectivas de una agrosilvicultura viable

La información, tanto científica como empírica, confirma la idea de una estabilidad y unos niveles de productividad mayores de la agrosilvicultura en comparación con los monocultivos. Usando esa misma base científica, pueden idearse y difundirse entre los agricultores tradicionales para su posible adopción sistemas agroforestales modificados y mejorados. Por ejemplo, los huertos domésticos con una combinación aleatoria de los cultivos pueden modificarse plantando setos siguiendo las curvas de nivel, hileras alternadas o cultivos en avenidas para una mejor protección del terreno, y eventualmente para una productividad mayor y más constante. Siempre que los agricultores puedan participar activamente en la concepción, planificación y desarrollo de los proyectos y programas de agrosilvicultura, se verán más inclinados a adoptar el sistema y a contribuir más a lograr la estabilización ecológica y el rendimiento sostenido de la agrosilvicultura.

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Bibliografía

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BENE, J.G. et al. 1977: Trees, food and people: land management in the tropics. Ottawa, IDRC.

CHRISTIANTY, L. et al. 1982: Soil fertility and nutrient cycling in traditional agricultural systems in west Java. Honolulú, Hawaii, Centro Este-Oeste.

COMBE, J. y BUDOWSKI, G. 1979: Classification of agroforestry techniques. Taller sobre sistemas agroforestales en América Latina. Turrialba, Costa Rica, CATIE.

ICRAF. 1983: An environmental data base for agroforestry, por Anthony Young. Documento de trabajo 5. Nairobi, International Council for Research in Agroforestry.

KING, K.F.S. 1979: Agroforestry and fragile ecosystems: soil research in agroforestry. Kenya, ICRAF.

MYERS, N. 1980: Conversion of tropical moist forests. Wáshington, D.C. Academia Nacional de Ciencias, EE.UU.

SANGA, SABHASRI 1978: Effects of forest fallow cultivation on forest production and soil. En Farmers of the forest. Honolulú, Hawaii Centro Este-Oeste.

ZAMER-LINDER, M. Village forestry - a new concept in development aid.


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