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COMPROMISO INTERNACIONAL Y COMISION DE RECURSOS FITOGENETICOS DE LA FAO

La 22a Conferencia de la FAO, que se celebró en Roma en noviembre de 1983, adoptó un Compromiso Internacional sobre Recursos Fitogenéticos que tiene como objetivo asegurar “la prospección, conservación, evaluación y disponibilidad, para el mejoramiento de las plantas y para fines científicos, de los recursos fitogenéticos de interés económico y/o social, particularmente para la agricultura”. El Compromiso, que está abierto a todos los países, “se basa en el principio aceptado universalmente de que los recursos fitogenéticos constituyen un patrimonio de la humanidad y de que, por lo tanto, su disponibilidad no debe estar restringida”. El Compromiso tratará de facilitar el intercambio de material genético, fomentar la cooperación internacional en la conservación, evaluación y documentación de los recursos fitogenéticos y establecer una red coordinada internacionalmente de centros nacionales, regionales e internacionales, incluida una red de colecciones base de bancos de genes bajo los auspicios o la jurisdicción de la FAO. También propuso el establecimiento, por el Consejo de la FAO, de una nueva Comisión de Recursos Fitogenéticos de la FAO.

En su 85o período de sesiones, celebrado en noviembre de 1983, el Consejo de la FAO estableció la Comisión de Recursos Fitogenéticos, que celebró su primera reunión en Roma los días 11–15 de marzo de 1985. Evaluó la respuesta de los países al Compromiso Internacional sobre Recursos Fitogenéticos. En esa fecha, habían acordado en principio adherirse o expresado su apoyo al Compromiso sin restricciones 59 Estados Miembros de la FAO; otros 17 expresaron su apoyo, pero con ciertas reservas concretas; ocho no pudieron adherirse al Compromiso; 72 no habían contestado todavía. Un total de 66 países habían acordado incorporarse como miembros a la Comisión de Recursos Genéticos, entre ellos algunos que no habían respondido todavía al Compromiso Internacional.

La Comisión prestó especial atención a cuatro aspectos de los recursos fitogenéticos: (1) Colecciones base de recursos fitogenéticos; (2) estado de la conservación in situ de los recursos fitogenéticos; (3) sistema internacional de información sobre recursos fitogenéticos; (4) actividades y necesidades de capacitación en materia de recursos fitogenéticos, mejoramiento de plantas y producción de semillas.

El tema que más interesaba al Departmento de Montes de la FAO era el de la conservación in situ, para el cual se encargó de preparar la Nota de la Secretaría. Los apartados más interesantes del informe de la Comisión sobre este tema son los siguientes:

Destacando la importancia de integrar la conservación con un desarrollo sostenido, la Comisión subrayó la necesidad de considerar las actividades de conservación in situ en el marco de la planificación global de la utilización de la tierra y en relación con las condiciones socioeconómicas predominantes. Reconoció que la integridad genética a largo plazo de las zonas de conservación sólo podría asegurarse si, además de proporcionar beneficios para el futuro, su ordenación contribuía al bienestar presente de las poblaciones locales mediante medidas de compensación adecuadas.

Expresando su preocupación ante el hecho de que los esfuerzos nacionales e internacionales presentes no satisfacían adecuadamente las necesidades de conservar, manejar y utilizar los recursos genéticos en rápida disminución con un valor o un potencial con frecuencia desconocidos, la Comisión recomendó que se redoblaran los esfuerzos en este sentido y que se concediera prioridad inmediata a los siguientes aspectos:

  1. fomento de un mayor conocimiento de la importancia de la conservación in situ entre las comunidades rurales, particularmente mediante los esfuerzos de organizaciones voluntarias populares, los planificadores nacionales del uso de la tierra, las autoridades y la comunidad internacional;

  2. difusión de información: la información sobre recursos genéticos debería adquirirse sobre todo y estar siempre disponible en el ámbito local, pero como las plantas no respetan las fronteras políticas, habría que recopilar y distribuir información a nivel nacional, regional e internacional;

  3. capacitación: el manejo de los recursos genéticos era todavía un tema nuevo, por lo que habría que conceder prioridad a la capacitación en todos los niveles;

  4. investigación: las investigaciones deberían realizarse sobre todo en las poblaciones naturales, por lo que deberían tener predominantemente un carácter local o nacional. Sin embargo, podría contarse con los servicios de institutos de ámbito internacional para la realización de algunas investigaciones especializadas, por ejemplo sobre taxonomía de plantas y animales relacionados con ellos y propiedades medicinales o químicas de las plantas. Debido a la falta de conocimientos sobre la diversidad genética dentro de numerosas especies, especialmente en las zonas tropicales, debería concederse máxima prioridad a la investigación genecológica y a los estudios ecogeográficos en los proyectos de conservación genética.

Con respecto a las actividades de campo, la Comisión subrayó la importancia de conseguir el mayor aprovechamiento posible de las zonas protegidas existentes en los esfuerzos de conservación in situ, y subrayó la necesidad de preparar un inventario y una documentación detallados de dichas zonas a fin de identificar las zonas donde debería formentarse la conservación in situ. Reconoció que la eficacia de las zonas protegidas con fines de conservación genética dependería de su ubicación, tamaño y manejo, y que se necesitarían con frecuencia reservas adicionales para la conservación de muestras representativas de toda la variación genética de las especies correspondientes.

La Comisión observó que la conservación in situ de recursos fitogenéticos de valor socioeconómico real o potencial debería combinarse con otras operaciones esenciales para su manejo global eficaz y su utilización constante, tales como prospección, caracterización y evaluación.

Reconociendo que el objetivo último de la conservación era la utilización, la Comisión puso de relieve que en relación con las reservas in situ deberían tomarse medidas para la recolección supervisada y continua de semillas u otros materiales de reproducción para su utilización en particular por científicos, fitogenetistas y bancos de genes ex situ, con los cuales las autoridades encargadas de las zonas in situ deberían colaborar lo más estrechamente posible.

Reconociendo el hecho de que el muestreo de la diversidad genética y la metodología de la conservación in situ deberían basarse en un conocimiento científico sólido y su estrecha relación con la biología de la especie en cuestión, la Comisión subrayó la necesidad de directrices técnicas sobre la conservación in situ de una serie de especies o géneros prioritarios, así como de actividades piloto y de demostración de campo sobre determinadas especies o grupos de especies. Se acogería también con satisfacción la asistencia de la FAO a los Estados Miembros en las cuestiones jurídicas relacionadas con el establecimiento y manejo de las reservas in situ.

Teniendo en cuenta los esfuerzos realizados por algunas autoridades para definir las prioridades globales de acción para la conservación in situ, La Comisión reconoció que dichas listas de especies y géneros identificados, unidas a la identificación de zonas con una elevada concentración de acervos génicos valiosos y una fuerte presión sobre los recursos naturales existentes, podrían permitir iniciar actividades de campo de conservación in situ. Sin embargo, llamó la atención sobre el hecho de que las decisiones finales sobre especies prioritarias debían tomarse a nivel nacional, y deberían incluir no sólo especies de valor económico actual sino también las que tuvieran una importancia vital para las comunidades locales como fuente de una serie de bienes y servicios, tales como alimentos, combustible, forraje, medicinas, sombra, protección y estabilización de la tierra. Habría que prestar especial atención a las zonas áridas y semiáridas, así como a otras zonas críticas desde el punto de vista ecológico, con una serie de problemas distintos para la conservación de los recursos.

La Comisión reconoció que en particular la presión demográfica y económica provocaba la erosión del material fitogenético, y que en general los países en desarrollo no podían soportar el costo que suponía la exclusión de zonas del proceso de desarrollo y su promoción y conservación.

La Comisión tomó nota de las actividades internacionales en curso en materia de conservación de ecosistemas y de recursos genéticos, entre ellos la recopilación, conservación y seguimiento de datos por parte de la UICN; las actividades de conservación de parientes silvestres de especies cultivadas por parte del CIRF; y los programas sobre conservación in situ de recursos genéticos forestales coordinados por la FAO. Acogió con satisfacción la información sobre cooperación entre distintos organismos y la coordinación de las actividades de la FAO, el PNUMA, la UNESCO y la UICN mediante el Grupo de Conservación de Ecosistemas. Subrayó la necesidad de apoyo científico, técnico y financiero para los esfuerzos nacionales realizados en un marco internacional conjunto y pidió a la FAO que concediera mayor importancia a la asistencia a los países en desarrollo en la formulación y ejecución de proyectos viables de conservación in situ de recursos fitogenéticos y en la obtención de financiación para tales proyectos”.

La Comisión ratificó la estrategia general de acción nacional e internacional perfilada en la Nota de la Secretaría (párrafos 36–43 del documento CPGR/85/5).

En dichos párrafos se recomienda el establecimiento de dependencias nacionales de recursos genéticos en el marco de una estructura internacional. Esas dependencias ayudarían a explorar y determinar la distribución, la vulnerabilidad y la relación con las zonas protegidas de las principales poblaciones de plantas de importancia económica, y al mismo tiempo evaluar en qué medida la gestión actual de las zonas protegidas es apropiada para la conservación de los recursos genéticos.

Cada dependencia debería estar estrechamente vinculada a cualquier centro nacional existente para la conservación ex situ y mantener buenas relaciones con los servicios responsables de la gestión de las zonas protegidas. Además de sus propias actividades sobre el terreno, la dependencia debería dedicar una parte considerable de su tiempo a (i) relaciones públicas, tanto con el gobierno como en el plano local, (ii) capacitación y (iii) iniciación de investigaciones genéticas y seguimiento en las zonas protegidas.

Para las especies muy extendidas, la información reunida en un país determinado debería complementarse con información paralela sobre la misma especie en países vecinos.

(Puede enviarse el texto completo de la Nota de la Secretaría a los lectores interesados que lo soliciten).

Para el tema de la conservación in situ se prepararon tres documentos informativos, que son los siguientes:

FORGEN/MISC/84/1. Conservación in situ de los recursos fitogenéticos: bases científicas y técnicas. Basado en el trabajo de G.B. Ingram.

FORGEN/MISC/84/2. Manual sobre la conservación in situ de los recursos genéticos de especies leñosas tropicales. Basado en el trabajo de L. Roche y M.J. Dourojeanni.

FORGEN/MISC/84/3. Conservación in situ de recursos fitogenéticos salvajes: revista de la situación y plan de acción. Basado en el estudio presentado a la FAO por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y sus Recursos.

Pueden solicitarse ejemplares al Jefe de la Subdirección de Desarrollo de Recursos Forestales, Departamento de Montes, FAO, Via delle Terme di Caracalla, I-00100 Roma, Italia.


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