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En la conferencia de Bellagio sobre los Bosques Tropicales se piden reformas para la política del sector

Es urgente que los gobiernos y los organismos de ayuda al desarrollo modifiquen la política en el sector forestal para salvar los bosques tropicales de todo el mundo, según un grupo de dirigentes de entidades gubernamentales y de los principales organismos de ayuda, que se reunieron el 1 y el 2 de julio de 1987 en una Conferencia sobre la Estrategia para los Bosques Tropicales en Bellagio (Italia) bajo los auspicios de la FAO, el Banco Mundial, el Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, el Instituto Mundial de los Recursos y la Fundación Rockefeller.

Como ejemplo del tipo de reformas que se necesitan, la reunión recomendó que los gobiernos nacionales tomaran medidas «para eliminar las subvenciones y otras políticas inapropiadas que promueven la ineficacia económica y la explotación excesiva de los recursos forestales».

Se señaló que los organismos de ayuda al desarrollo, tanto nacionales como internacionales, debían asegurarse de que su política contribuyera «a la protección y no a la destrucción de los ecosistemas naturales».

También se pidió una mayor participación del sector privado, y sobre todo de los pequeños agricultores y las comunidades locales, en la reforestación.

REUNION DE BELLAGIO mensaje urgente a los dirigentes de todo el mundo en pro de la conservación de los bosques tropicales

Asimismo, la reunión exhortó a los dirigentes mundiales a que participaran en el Plan de Acción Forestal en los Trópicos y anunció que convocaría un nuevo encuentro dentro de un año, para examinar propuestas especificas sobre las medidas en el plano político, las estrategias de financiación y los mecanismos institucionales necesarios para aplicar las recomendaciones de la conferencia.

Declaración de la Conferencia de Bellagio sobre Bosques Tropicales

1 y 2 de julio de 1987

Una conferencia sobre el estado de los bosques tropicales, celebrada en Bellagio (Italia), exhortó a los dirigentes de todo el mundo a asociarse a un «Plan de Acción Forestal en los Trópicos» dirigido a la conservación y al uso sostenible de los bosques tropicales naturales en beneficio de las poblaciones de los países en desarrollo y de toda la humanidad.

La crisis de los bosques tropicales

La destrucción de los bosques tropicales es tan rápida que constituye una de las amenazas más graves al medio ambiente.

En los países en desarrollo la deforestación tiene un efecto devastador sobre la producción de alimentos, leña y forrajes, sobre la fertilidad del suelo y sobre los recursos hídricos. Además, destruye las bases de la agricultura y agrava la pobreza rural. Concretamente:

- más de la mitad de los bosques tropicales han desaparecido desde comienzos del siglo;

- cada año se deforestan más de 11 millones de hectáreas;

- la subsistencia de más de 200 millones de personas que viven en los bosques está amenazada;

- más de mil millones de personas padecen escasez de leña y de forraje;

- los países en desarrollo importan ya productos forestales por más de 10000 millones de dólares al año;

- la destrucción de los bosques tropicales da lugar a la pérdida de ecosistemas insustituibles y contribuye directamente a la extinción de recursos genéticos vegetales y animales.

Más de la mitad de la población del mundo en desarrollo vive en los 56 países más gravemente afectados.

Las causas de la deforestación son bien conocidas: presión de la población para obtener tierras agrícolas; demanda de leña y forrajes; aprovechamiento no sostenible de los bosques para producir y exportar madera industrial, políticas inadecuadas en materia de tenencia de tierras, incentivos económicos, asentamientos en zonas forestales y otras cuestiones demográficas. Los organismos de ayuda al desarrollo agravan el problema cuando financien proyectos de desarrollo en gran escala peligrosos para el medio ambiente.

Asistieron en particular a la reunión:

Margaret Catley-Carlson, Presidente del Organismo Canadiense para el Desarrollo Internacional;

Kamla Chowdhry, Presidente de la Junta Nacional para el Desarrollo de Tierras Baldías, de la India;

Cheikh Cissoko, Ministro de Protección de la Naturaleza del Senegal;

Jorge Dengo, Primer Vicepresidente de Costa Rica;

William Draper III, Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo;

John Evans, Presidente de la Fundación Rockefeller;

Mahbulul Haq, Ministro de Planificación y Desarrollo, Pakistán;

David Hopper, Primer Vicepresidente del Banco Mundial;

General Olusegun Obasanjo, antiguo Jefe de Estado de Nigeria;

James Gustave Speth, Presidente del Instituto Mundial de los Recursos;

M.S. Swaminathan, Director General del instituto Internacional de investigación sobre el Arroz, Filipinas;

Mostafa K. Tolba, Director Ejecutivo del Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente;

Declan J. Walton, Director General Adjunto de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, y

Joseph C. Wheeler, Presidente de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico

El Plan de Acción Forestal en los Trópicos ha centrado la atención mundial en esta crisis. El Plan ha sido aprobado por las autoridades forestales de más de 60 países en desarrollo y aceptado como base de acción por numerosos organismos de asistencia bilateral y multilateral para el desarrollo. En apoyo al Plan, existe ya el compromiso de duplicar la ayuda anual al sector forestal que fue de 500 millones de dólares en 1984 para alcanzar 1000 millones en 1988.

PRESIDENTE DE LA CONFERENCIA DE BELLAGIO M. Haq, Pakistán

Recomendaciones de la Conferencia

La Conferencia de Bellagio, consciente de la necesidad de actuar urgentemente a escala mundial según las pautas del Plan de Acción Forestal en los Trópicos, ha formulado 10 recomendaciones principales para atacar las causas de la deforestación.

1. Cuantificar los costos de la inacción

La mayoría de los planes oficiales de desarrollo han pasado por alto o han subestimado el problema de la deforestación. Es preciso determinar de modo especifico para cada país los efectos que la continuación del proceso de deforestación tendrán para el bienestar humano y para el medio ambiente. Este es un primer paso necesario para crear conciencia y movilizar las voluntades políticas.

2 Incluir recomendaciones para la acción en los planes nacionales de desarrollo

Es preciso lograr que los responsables de la planificación económica y los dirigentes financieros y políticos sean conscientes de la urgencia de la crisis forestal. En un plazo de cinco años, todos los países más afectados deberían incluir en sus planes nacionales de desarrollo una estrategia a largo plazo para la conservación y el uso sostenible de sus bosques tropicales.

3. Promover la participación comunitaria

Hay que ayudar a los países en desarrollo a poner en práctica programas de gran alcance para que los hombres y mujeres de las comunidades locales participen en la conservación de los bosques y en la plantación de árboles. Las organizaciones no gubernamentales pueden contribuir decisivamente a promover acciones para salvar los bosques tropicales y a estimular la participación popular. Debe prestarse especial atención a la rehabilitación de las tierras agrícolas y cuencas hidrográficas degradadas.

4 Fomentar la participación del sector privado

Las administraciones forestales de los gobiernos no pueden hacer frente a la crisis por si solas. Es preciso adoptar incentivos que estimulen la participación del sector privado, sobre todo de los pequeños agricultores y de las comunidades locales, en la reforestación y en el manejo sostenible de recurso forestal. Las mujeres, que en general son las que recogen y usan la leña, deberían participar más directamente en la formulación de políticas forestales en lo que afecta al mundo rural. Mediante incentivos fiscales y programas similares debe incitarse a la industria privado a emprender proyectos en gran escala de ordenación forestal y reforestación con fines industriales en un marco legal apropiado que asegure un balance positivo en la regeneración de los recursos forestales.

5. Reorientar las políticas

Tanto los Estados como los organismos de ayuda al desarrollo deberían reorientar sus políticas.

Los Estados, por ejemplo, deberían abolir las subvenciones y otras medidas susceptibles de frenar la eficiencia económica y provocar el aprovechamiento excesivo de los recursos forestales. Los organismos de ayuda al desarrollo deberían por ejemplo eliminar de sus políticas lo que contribuya a la destrucción de los ecosistemas naturales y diseñar sus proyectos en favor de la protección de estos valiosos recursos.

6. Proteger los ecosistemas forestales tropicales

Debe prestarse de modo concertado apoyo internacional a una campaña para proteger los 700 millones de hectáreas de bosques húmedos tropicales que aún quedan y que representan la mayor reserva de variedad genética vegetal y animal del planeta. Ello puede lograrse con una ampliación importante de las zonas protegidas y de las reservas de la biosfera. La presión sobre las zonas protegidas puede aliviarse promoviendo un uso más intenso y provechoso de las tierras forestales degradadas.

7. Integrar el uso forestal en un marco más amplio de uso de las tierras

Hay respuestas importantes al problema de la deforestación que no dependen del sector forestal. El aumento de la productividad agrícola ofrece una alternativa a la invasión de los bosques. Los programas de conservación de la energía pueden contribuir con buen rendimiento económico a proteger los bosques. Tales soluciones sólo podrán identificarse y ponerse en práctica si la planificación del sector forestal se integra a la de otros sectores.

8. Potenciar la investigación

Debe intensificarse, por ejemplo, la investigación en las esferas técnica, biológica, socioeconómica y política. Mediante la biotecnología es posible aumentar significativamente la productividad de los árboles polivalentes contribuyendo así a satisfacer las necesidades básicas del medio rural. Debe examinarse la oportunidad de establecer un grupo consultivo internacional sobre investigación forestal y estudios de políticas con visión y determinación comparables a las del grupo organizado para la agricultura en Bellagio hace casi 20 años.

9. Vigilar la deforestación tropical

Se recomienda llevar a cabo un balance anual de la situación de los recursos forestales del mundo y de los progresos realizados para detener su destrucción. Además de las evaluaciones por los gobiernos y por los organismos de ayuda, debe promoverse la preparación por los ciudadanos de libros blancos sobre la actitud del público ante los resultados de la lucha contra la deforestación en el plano nacional.

10. Coordinar la acción internacional

El Plan de Acción Forestal en los Trópicos ofrece un marco eficaz para coordinar la acción internacional. A fin de ayudar a los gobiernos de los países en desarrollo a aplicar el Plan, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación contribuye a coordinar la asistencia de los organismos bilaterales y multilaterales con objeto de reforzar la planificación en el sector forestal.

Seguimiento

Un grupo de trabajo internacional comenzará inmediatamente a preparar recomendaciones especificas sobre medidas de política y estrategias de financiación así como sobre los mecanismos institucionales necesarios para aplicar dichas recomendaciones y otras afines. Una segunda Conferencia Forestal de Bellagio, se celebrará dentro del próximo año para examinar las recomendaciones del grupo de trabajo y hacer propuestas para su adopción.

Aprobada en Bellagio, Italia 2 de julio de 1987

La reunión de Bellagio se celebro bajo los auspicios de: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, Banco Mundial, Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo, Instituto de Recursos Mundiales, Fundación Rockefeller

Las pequeñas empresas forestales aportan una contribución importante a la economía rural en la mayor parte de los países en desarrollo, a pesar de lo cual es frecuente que hayan sido descuidadas u olvidadas al planificar el desarrollo rural, debido a su tamaño y a la inexistencia, en general, de un centro coordinador que les preste ayuda. Las autoridades del sector forestal pueden desempeñar una función decisiva para superar muchas de las limitaciones con que tropiezan las pequeñas empresas, y ayudarlas a aprovechar las oportunidades para aumentar sus posibilidades de éxito. Los tres artículos que figuran a continuación tratan diversos aspectos relacionados con el tema, entre ellos las características generales del sector, el carácter específico de un tipo concreto de empresas (las que fabrican carbón vegetal), y algunas orientaciones básicas para el establecimiento y la gestión de cooperativas forestales. De conformidad con las metas y objetivos del Plan de Acción Forestal en los Trópicos y con las actividades conexas, la FAO dedicará una atención creciente al tema de las pequeñas empresas forestales.


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