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CAPÍTULO 2: FACTORES QUE CONDICIONAN LA PRODUCCIÓN


2.1 Clima

La concentración de la lluvia en la estación fría es el único criterio reconocido unánimemente por la climatología como rasgo característico del clima mediterráneo. Considerando que el único medio de satisfacer las necesidades hídricas del cultivo protegido es la aplicación eficaz del riego, esta característica climática es un freno al desarrollo del cultivo protegido en la región, ya que por una parte la lluvia es una dificultad añadida al uso de los abrigos durante la estación fría del año y por otra parte la escasez de agua en verano se corresponde necesariamente con la insolación elevada que causa aumentos de temperatura casi incontrolables dentro de los invernaderos.

Algunos expertos en climatología asocian una característica térmica, "inviernos suaves", con la condición lluviosa del clima mediterráneo. Esta característica no puede generalizarse. De hecho existen un número de variantes térmicas en el clima mediterráneo que no son favorables al cultivo protegido y que no se corresponden con la suavidad invernal.

2.1.1 Necesidades Climaticas de las Plantas

Las características climáticas de una zona deben analizarse en relación con las necesidades de las plantas que se intentan cultivar. Las especies cultivadas bajo protección son principalmente especies de estación cálida, adaptadas a temperaturas de aire con medias mensuales que fluctúan de 17 a 27 ºC, que aproximadamente se corresponden con los siguientes límites: temperaturas mínimas medias de 12º C, temperaturas máximas medias mensuales de 32ºC.

Las heladas destruyen a las especies de estación cálida. Se acepta generalmente que el riesgo de que la temperatura descienda por debajo de cero durante un período suficientemente largo, para destruir los cultivos, puede despreciarse si la temperatura mínima media mensual excede de 7º C.

Las temperaturas por debajo de 10 a 12 ºC, durante una serie de días consecutivos, no destruyen los cultivos, pero afectan a su comportamiento y condicionan la productividad, tanto cualitativa como cuantitativamente.

Las temperaturas por encima de 30 ºC (si la humedad del aire es muy baja) o por encima de 35º, si la humedad relativa es alta, no son fácilmente toleradas por las plantas y causan daños extensivos en las cosechas.

Los cultivos requieren una cierta amplitud o variación diaria de temperatura, para que su comportamiento fisiológico sea normal. La diferencia mínima entre las temperaturas medias del día y de la noche, es alrededor de 5 a 7 ºC.

La latitud del lugar y la estación del año condicionan el que las necesidades de fotoperíodo de los cultivos queden satisfechas o no, necesidad ligada a la duración de la noche más que a la del día. En caso de que sea preciso, la duración de la noche puede modificarse con facilidad, utilizando las técnicas de sombreo o la iluminación intermitente para acortar la noche.

En cualquier caso, independientemente de que las especies sean de día neutro o pertenezcan a un grupo de día corto o de día largo, el crecimiento no es normal hasta que los cultivos hayan recibido un número de horas de insolación. Este umbral de insolación es aproximadamente de 6 horas al día, lo que se corresponde con un mínimo de 500 a 550 horas de insolación durante los meses en que los días son mas cortos: noviembre, diciembre y enero. En términos de energía, esta insolación se corresponde con una irradiación solar de alrededor de 200 Cal/cm² y día, o 2.350 wh/m2d (Véase el apartado 4.2. para mayor información al respecto). A pesar de que las necesidades higrométricas en los cultivos no son fáciles de especificar, es muy común admitir que los valores extremos de humedad atmosférica son desfavorables. Las humedades relativas del 70 al 90 % pueden considerarse favorables.

Es importante considerar que a pesar de no ser un dato climatológico clásico, la temperatura del suelo es un factor medioambiental determinante. Parece que hay un valor umbral mínimo de temperatura del suelo (fijado aproximadamente en 15 º C).

2.1.2 Control climático

A través de los años, los agricultores han desarrollado una serie de métodos para alterar las condiciones medioambientales de sus cultivos, en vistas a favorecer la precocidad y mejorar la calidad de la producción. El medio ambiente puede controlarse de muy diversas maneras: Desde la simple elección de un lugar expuesto al sol y protegido del viento, hasta el uso de unidades de aire acondicionado, a veces equipadas con iluminación artificial. La elección del grado de control medioambiental está obviamente limitada por el nivel de inversión de capital y los costos de operación que el usuario esté dispuesto a asumir.

Los métodos para favorecer la precocidad, tema de la máxima importancia, incluyen necesariamente la búsqueda de la máxima iluminación y el aumento de la temperatura del aire y del suelo.

En relación con la búsqueda de la máxima iluminación, debe observarse que las cantidades de energía necesarias para corregir las deficiencias de la insolación invernal, son de tal magnitud que excluyen cualquier posibilidad de usar la iluminación artificial para producir un aumento significativo de la fotosíntesis. En la práctica es solamente el clima natural el que fija un nivel de satisfacción de las necesidades luminosas.

Tabla 5. Radiación solar global observada en las diferentes partes de la zona mediterránea (En Cal/cm²d (A) y Wh/m2d (B).


Diciembre

Marzo

Junio

Septiembre


A

B

A

B

A

B

A

B

Casablanca (Marruecos) 34ºN

200

2.320

375

4.350

550

6.400

450

5.225

Ierapetra (Grecia) 35ºN

205

2.380

385

4.450

675

7.950

520

6.050

Monastir (Túnez) 36ºN

190

2.205

345

4.000

570

6.600

410

4.750

Almería (España) 37ºN

200

2.320

380

4.400

635

7.375

455

5.275

Gela (Italia) 37ºN

185

2145

370

4.300

620

7.200

465

5.400

Toulon (Francia) 43ºN

140

1.625

350

4.050

625

7.250

420

4.875

Bruselas (Bélgica) 51ºN

35

1.625

205

2.375

460

5.350

215

2.500

Para lograr la máxima iluminación es preciso cultivar fuera de la zona sombreada y cuando se utilizan abrigos escoger materiales de cubierta de alta transmitancia y diseñar el invernadero racionalmente, en cuanto a su forma y a su orientación. Comparando los abrigos orientados en dirección Este-Oeste, con los abrigos cuyo eje principal van en dirección Norte-Sur, no parecen causar retrasos en la precocidad en la zona mediterránea, pero la mejor distribución de la luz en este segundo tipo de abrigo, introduce mayor uniformidad en el crecimiento de las cosechas (véase el apartado 4.2.).

Hay varias maneras de mejorar la temperatura del aire del suelo:

- Cortavientos

Incluso en aquellos lugares en que el viento no es ni violento ni frecuente, los cortavientos disminuyen el nivel medio de turbulencias, de una manera significativa y por tanto favorecen:

1) La producción de cultivo de calidad como resultado de la limitación del daño mecánico.

2) La precocidad debido al ligero aumento de la temperatura media del aire, alrededor de 1º C.

Debe tenerse en cuenta, que cualquier reducción de la turbulencia aumenta la variación diurna de temperatura. Por consiguiente, en períodos de heladas el riesgo de daños es más grave puesto que la temperatura mínima queda reducida (A nivel de tierra la temperatura puede reducirse aproximadamente 1 o 2 º C).

- Acolchado

El acolchado plástico se utiliza con varios propósitos: modificación microclimática cerca del suelo, control de las malas hierbas o protección fitosanitaria dirigida a mantener las plantas separadas del terreno. El acolchado actúa principalmente sobre la temperatura del suelo subiéndola de 1 a 5 º C. de acuerdo con la naturaleza de la película plástica y la manera en que ésta se utilice. Por otra parte, el acolchado afecta muy poco a la temperatura del aire incluso a nivel de suelo.

- Túneles de semiforzado (túneles bajos)

Se utilizan durante períodos cortos con el objetivo de ayudar al cultivo a crecer más rápidamente durante los primeros estadios, cuando las temperaturas son demasiado bajas. Muy frecuentemente, el túnel bajo se utiliza conjuntamente con el acolchado. Los efectos acumulados de estas dos técnicas aumentan la temperatura del suelo y del aire entre 5 y 10°C durante el día. Tan pronto como la radiación solar aumenta, la temperatura del aire aumenta también y puede ser excesiva, haciendo necesaria la ventilación; para ventilar se pueden practicar perforaciones o enrollar la película plástica. Durante la noche las temperaturas sufren sólo cambios muy ligeros.

- Invernaderos y abrigos

Los invernaderos y los abrigos son recintos cerrados construídos con materiales transparentes soportados por varios tipos de estructuras, dentro de los cuales el clima difiere del exterior. Esta modificación climática tiene dos causas principales:

1) La propiedad específica de cada material de cubierta para atrapar la energía radiante dentro del recinto cerrado- denominado el efecto invernadero.

2) La limitación de la turbulencia. En el caso de los túneles de semiforzado, las temperaturas nocturnas sufren modificaciones muy ligeras, el aumento de temperatura no excede de 2 a 5º C.

Cuando el cielo está despejado y la humedad ambiente es baja puede ocurrir el fenómeno de la inversión de temperatura, que consiste en que la temperatura del abrigo es inferior a la del exterior. Si el invernadero no está equipado con calefacción, la ventilación puede ayudar a limitar este efecto. En contraste, durante el día el salto térmico - la ganancia de temperatura (aumenta con la radiación solar y disminuye con la velocidad del viento).

Fig. 1. Aumento de temperatura (T) en un invernadero cerrado y abundantemente regado en relación con la intensidad de radiación solar (Rg) y la velocidad del viento (U). Resultados basados en modelo matemático (*).

El incremento de temperatura está ligado a la latitud y a la estación del año. En diciembre se alcanza una ganancia de aproximadamente 10ºC. con facilidad, mientras que a partir de marzo, los aumentos de temperatura alcanzan los 15 y 20ºC y son difíciles de controlar por medio únicamente de la ventilación.

Fig. 2. Máxima diferencia de temperaturas (TMAX) alcanzadas en invernadero cerrado abundantemente regado durante diferentes períodos del año y para diversas latitudes.

A. Calefacción

En algunas regiones la precocidad no puede lograrse sin ayuda de la calefacción ya sea ocasional o sistemáticamente. Por desgracia en el clima mediterráneo se aúnan todas las condiciones que favorecen las pérdidas de calor del invernadero: El descenso de la temperatura exterior, los cielos claros, la sequedad del aire y los vientos fuertes. A pesar de que estas circunstancias son excepcionales, se recomienda instalar quemadores de la misma potencia que aquellos que se utilizan en las regiones más al norte.

Tabla 6. Potencia instalada y necesidades energéticas en función del aumento de temperatura (en invernadero con cubierta sencilla).

Salto térmico (Tint-Text)

Potencia normalmente instalada -caldera-

Necesidades térmicas reales


(Kcal/m2h)

(W/m2)

(Kcal/m2h)

(W/m2)

5 ºC

100

115

45

50

10 ºC

150

175

90

105

20 ºC

250

290

180

21

Para un régimen de producción determinado, el período en el que la calefacción es necesaria difiere apreciablemente de acuerdo con las condiciones climáticas y será más corto en las regiones mediterráneas que en aquellas situadas más al norte.

B. Ventilación

La renovación del aire del invernadero, ya sea por medio de la ventilación natural (aperturas o ventanas) o por la ventilación forzada (ventiladores eléctricos) es el método clásico de controlar el exceso de temperatura dentro del abrigo. Las necesidades de ventilación expresadas en número de renovaciones del volumen de aire por hora, varían con la intensidad de la radiación solar y con el nivel aceptable de aumento de temperatura dentro del invernadero.

Fig. 3. Estimación del volumen de aire renovado por hora (Z) en un invernadero correctamente regado para mantener la temperatura del aire en un valor dado ÄT en relación a la intensidad de la radiación solar.

Si los valores máximos de la radiación solar se conocen para un lugar determinado, es posible hacerse una idea de la eficacia de las distintas técnicas de ventilación.

Tabla 7. Valores aproximados de la intensidad máxima de radiación solar global en función de la latitud (a las doce horas solar) en Kcal/m2h (A) y W/m2 (B).

Latitud

Diciembre

Marzo

Junio

Septiembre


A

B

A

B

A

B

A

B

32ºN

470

550

735

855

905

1.050

790

915

38ºN

390

455

670

780

885

1.025

730

845

44ºN

305

355

590

685

855

995

665

770

Si únicamente se dispone de ventilación natural con velocidad del viento entre 5 y 8 m/s incluso cuando la eficacia de las aperturas es máxima, la cifra de intercambio de aire no puede superar los 40 o 50 cambios por hora. Como resultado, en marzo, el salto térmico y el aumento de temperatura dentro del invernadero, no puede mantenerse por debajo de 5ºC. Y en verano el salto térmico será alrededor de 10ºC.

2.1.3 Adecuación del clima a las técnicas del cultivo protegido

De acuerdo con hipótesis simplificadoras, en relación con las necesidades de los cultivos y las posibilidades de control ambiental, debe tenerse en cuenta que las especies de estación-calidad, que son aquellas que pudieran justificar el uso de técnicas de cultivo fuera de temporada, necesitan las siguientes condiciones ambientales:

- Radiación solar correspondiente a un mínimo de energía de 200 Cal/cm² y día (2350 W.h/m² y día).

- Temperatura de aire media mensual comprendida en las regiones de la costa entre 17 y 27ºC y en las regiones del interior entre 17 y 22ºC. Esta distinción se debe al hecho de que en las zonas del interior principalmente en verano la amplitud del rango de temperaturas es mucho mayor que en las zonas costoras (20ºC en lugar de 10ºC), si se considera que la temperatura es excesiva a partir de los 32ºC los límites de temperatura media son 27 y 22ºC, dependiendo de cada lugar.

- Temperatura del suelo 25ºC.

Desde un punto de vista económico el control del medio ambiente no puede compensar la falta de radiación solar. De hecho el control ambiental sólo puede actuar sobre la temperatura.

Considerando únicamente las posibilidades que ofrece el cultivo bajo abrigo plástico, excluyendo el uso de aire acondicionado (calefacción y ventilación forzada) las temperaturas mínimas no sufrirán prácticamente ningún cambio, mientras que las temperaturas máximas aumentaran alrededor de 10ºC, dado que si la ventilación natural está bien diseñada, es posible controlar el aumento de temperatura diurno en este nivel. Por consiguiente el control del medio ambiente posibilita el aumentar la temperatura promedio, alrededor de 5ºC y por tanto aumenta en este mismo valor el límite de adecuación climática para el cultivo de especies de estación cálida:

En la región costora

12 £ T £ 22

En las regiones del interior

12 £ T £ 17

Más allá de estos límites es preciso utilizar alguna forma de acondicionamiento del aire; calefacción, ventilación forzada o incluso refrigeración por evaporación, técnicas que suponen que el horticultor dispone de electricidad y que suponen una inversión que puede no estar justificada bajo un punto de vista económico. Los gráficos basados en las temperaturas medias mensuales del aire y en la irradiación solar global (figuras 4 a 8) indican la adecuación del clima de una región para el cultivo de especies de estación cálida.

Fig. 4. Aptitud climática para el cultivo de especies de estación templada en función de la temperatura media mensual del aire (Taire) y la radiación solar: TOULON (Francia -43ºN).

Fig. 5. Aptitud climática para el cultivo de especies de estación templada en función de la temperatura media mensual del aire (Taire) y la radiación solar: VALENCIA -España- y LARISSA -Grecia- 40ºN.

Fig. 5. Aptitud climática para el cultivo de especies de estación templada en función de la temperatura media mensual del aire (Taire) y la radiación solar: VALENCIA -España- y LARISSA -Grecia- 40ºN.

Fig. 6. Aptitud climática para el cultivo de especies de estación templada en función de la temperatura media mensual del aire (Taire) y la radiación solar: ALMERIA -España- y GELA -Italia- 37ºN.

Fig. 6. Aptitud climática para el cultivo de especies de estación templada en función de la temperatura media mensual del aire (Taire) y la radiación solar: ALMERIA -España- y GELA -Italia- 37ºN.

Fig. 7. Aptitud climática para el cultivo de especies de estación templada en función de la temperatura media mensual del aire (Taire) y la radiación solar: FARO -Portugal- 37ºN y IERAPETRA -Creta- 35ºN.

Fig. 7. Aptitud climática para el cultivo de especies de estación templada en función de la temperatura media mensual del aire (Taire) y la radiación solar: FARO -Portugal- 37ºN y IERAPETRA -Creta- 35ºN.

Fig. 8. Aptitud climática para el cultivo de especies de estación templada en función de la temperatura media mensual del aire (Taire) y la radiación solar: MONASTIR y KAIROURAN -Túnez- 35ºN.

Fig. 8. Aptitud climática para el cultivo de especies de estación templada en función de la temperatura media mensual del aire (Taire) y la radiación solar: MONASTIR y KAIROURAN -Túnez- 35ºN.

Si se examinan los datos climáticos de muchos lugares de países ribereños del mediterráneo, se puede llegar a las siguientes conclusiones generales:

1) Debido a las bajas temperaturas en invierno, no hay ningún lugar de la región mediterránea, con una situación climática tal que permita el cultivo al aire libre durante todo el año de las especies denominadas de estación cálida.

2) Las necesidades mínimas de insolación de estos cultivos, que se corresponden aproximadamente a las 500 horas de insolación en el período de noviembre, diciembre y enero, quedan únicamente cubiertas al Sur del paralelo 35 y en el extremo Sur de la península ibérica.

Fig. 9. Límite de la zona en la que las necesidades de insolación invernal son cubiertas con 500 horas en Noviembre, Diciembre y Enero.

3) Sin considerar ningún tipo de calefacción, el cultivo protegido, únicamente satisface la necesidades térmicas de las especies de estación cálida, en las regiones costoras al Sur del paralelo 35.

4) La ventilación forzada de los invernaderos y abrigos es esencial, durante el período de verano en toda la zona mediterránea. Si no se utiliza la producción queda tan afectada en cantidad y en calidad, que a menudo la única opción posible es dejar de cultivar durante esta estación.

5) Las ventajas de las zonas costoras desaparecen muy rápidamente, conforme la explotación se aleja del mar, debido a la amplitud creciente de temperatura en esas zonas. El descenso de las temperaturas mínimas y el aumento de las temperaturas máximas, hacen necesario el uso de la calefacción y la ventilación forzada. Bajo un punto de vista práctico con la excepción del Sur de la península ibérica (Almería, Málaga, Cádiz, Faro) el paralelo 35 marca el límite Norte, a partir del cual, la falta de insolación invernal puede afectar más o menos el desarrollo de especies de estación cálida.

También más al Norte de este límite y debido a las frías temperaturas invernales, la única manera de producir especies de estación cálida, es utilizando invernaderos o abrigos calefactados.

En el caso del tomate, por ejemplo, la persistencia de cielos cubiertos durante la semanas próximas al solsticio de invierno pueden inhibir la formación del sistema floral, o causar su muerte. Como resultado dos meses más tarde, la producción se detiene temporalmente. Por el contrario los racimos florales, flores y frutos, formados normalmente al final de octubre o comienzos de noviembre, continúan su desarrollo (más o menos rápidamente, dependiendo de las condiciones) y llegan a producir frutos al final de diciembre o al comienzo de enero.

Al Sur del paralelo 35, la radiación solar y las temperaturas permiten el cultivo en invierno de especies de estación cálida bajo abrigos, únicamente en las regiones costoras.

A lo largo de la región mediterránea, los abrigos y los invernaderos cesan su producción en verano, si no cuentan con ventilación forzada y ello es debido al exceso de calor por una radiación solar intensiva.

Tabla 8. Aptitud del clima mediterráneo para el cultivo de especies de estación templada.


Invierno

Cultivos al aire libre imposibles.

Norte del paralelo 35


Cultivos protegidos deben emplear calefacción y existe el riesgo de una radiación solar inadecuada


Primavera

Cultivos al aire libre son posibles.


Verano

Cultivos protegidos deben ser ventilados


Invierno

Cultivos al aire libre son imposibles.

Sur del paralelo 35 (Almería, Málaga, Cádiz, Faro)


Cultivos protegidos sin sistemas de calefacción son posibles en zonas costoras


Primavera

Cultivos al aire libre son posibles.


Verano

Cultivos protegidos deben ser ventilados

El uso de la calefacción o la ventilación forzada que a veces imponen las condiciones climáticas, supone una inversión elevada.

La potencia del equipo de calefacción no difiere demasiado de aquella utilizada en los países localizados más al Norte, debido a una acumulación de causas que conducen a la pérdida de energía: noches con cielo despejado, vientos fuertes y a veces en bajadas bruscas de temperatura.

La ventilación forzada es a veces impracticable, ya sea debido al costo de la instalación o a la ausencia de suministro eléctrico. Por consiguiente en invierno, el esquema productivo de las especies de estación cálida queda frenado y en verano los invernaderos y los abrigos se dejan de utilizar.

De hecho y esencialmente debido a las razones climáticas la recuperación de la inversión de los invernaderos y los abrigos y de los sistemas de aire acondicionado que a menudo van asociados con ellos, suele únicamente alcanzarse con la producción de cultivos muy rentables.

2.2 Suelos

La especificidad del cultivo protegido es tal, que antes de seleccionar el suelo el cual se van a construir los abrigos o invernaderos, deben analizarse una serie de puntos.

2.2.1 Textura

La Cantidad de fertilizantes aplicados y frecuentemente la poca calidad del agua de riego y lo efectos que siguen a la esterilización, conducen a menudo al riesgo de salinización que hace que los productores tengan que lixiviar el suelo.

Por consiguiente un factor de la máxima importancia es la buena permeabilidad. Esto significa, que el suelo debe tener una textura vasta, al menos 50% de arena, alrededor del 30% de limos y el resto de arcilla. Las piedras pequeñas, incluso en grandes cantidades, son beneficiosas bajo un punto de vista físico. Otra ventaja de esta textura es que las capas superficiales del suelo se calientan con mayor rapidez.

2.2.2 Profundidad

El sistema radicular de la mayoría de las plantas cultivadas bajo protección no profundiza más allá de 30 o 40 cm. En consecuencia este valor sirve como indicador de la profundidad mínima necesaria. Hay que tener un cuidado especial en evitar las causas que dificultan el drenaje, como la existencia de un estrato arcilloso bajo esta primera capa o de una costra continua.

2.2.3 Características fisico-químicas

La mayoría de los cultivos requieren un pH comprendido en el rango entre 6 y 7.5, teniendo en cuenta el ritmo de mineralización del material orgánico, en el clima mediterráneo no hay necesidad de buscar suelos con alto valor nutritivo. Tampoco parece ser necesario el aportar material orgánico de una manera masiva y regular, debido a que la estructura es suficientemente aireada. Los residuos de cosechas previas son buena fuente de materia orgánica.

Debido a que la nutrición mineral de los cultivos está asegurada por la aplicación de fertilizantes, antes y durante el período de cultivos, los suelos no tienen que contener un gran nivel de nutrientes. Sin embargo el estado inicial de nutrientes del suelo debe ser determinado.

Tabla 9. Situación inicial de nutrientes en dos suelos diferentes.

CONTENIDO (mg/kg)

SUELO RICO

SUELO POBRE

P2O5 (disponible)

250

50

K (intercambiable)

400

80

Mg (intercambiable)

250

60

2.2.4 Entorno

La elección final de la zona donde se piensa construir el abrigo o invernadero, no debe tomarse antes de tener en cuenta una serie de consideraciones en relación con el entorno inmediato.

Exposición. Puesto que la precocidad y la productividad requieren la máxima insolación se aconseja escoger la exposición SE ó S.

Pendiente. Las pendientes muy pronunciadas si cuentan con exposición favorable, pueden aumentar la precocidad de la producción pero es preciso construir terrazas. Por tanto la construcción, el cuidado y la equipación necesaria para tales terrazas, representan una carga financiera y de mano de obra.

Drenaje del agua de lluvia. La intensidad de las tormentas de agua en la región mediterránea es tal, que los sistemas de drenaje deben planearse de manera que puedan eliminar grandes volúmenes de agua (1000 m3 cúbicos por Ha y hora o 100 mm. por hora). No se deben construir los invernaderos en dirección paralela a la pendiente general y deben cavarse zanjas de drenaje entre las distintas unidades.

Las zanjas de eliminación de la lluvia, deben ser conectadas a un sistema de drenaje, para eliminar el agua y también para facilitar el lixiviado periódico (control de salinidad).

Protección contra el viento. Las zonas naturalmente protegidas contra el viento son preferibles a las otras, Sin embargo debe darse absoluta prioridad, a la búsqueda de la máxima insolación.

Forma de la parcela. Las inversiones son tan considerables que los productores deben buscar aquellas parcelas que permitan la máxima utilización de la tierra, por ello, son mejores las parcelas con forma regulares y límites paralelos a la pendiente, a la dirección de los vientos predominantes o a una línea que siga la dirección Norte-Sur.

2.3 Agua

Dado el enorme volumen de agua necesario para el cultivo protegido en la región mediterránea, como resultado de la alta insolación, los recursos hídricos deben ser analizados en relación con tres aspectos: Cantidad, calidad y disponibilidad.

2.3.1 Calidad

La salinidad es el factor que merece mayor atención, debido a las pérdidas importantes de productividad que puede causar. La tabla siguiente da una idea del impacto de la calidad del agua en la producción, sin tener en cuenta los riesgos de toxicidad debido a la presencia de ciertos iones,..., cloro, sodio, boro y bicarbonato. (Véase también el apartado 4.4).

Tabla 10. Reducción de la producción de cultivos sensibles tolerantes a la salinidad del agua de riego.

CALIDAD DEL AGUA DE RIEGO

DISMINUCIÓN DE PRODUCCIÓN

Materia seca (g/l)

Conductividad (mS/cm)

Especies sensibles (Judía, fresa)

Especies tolerantes (tomate, pepino)

0,5

0,5

- 5 %

- 0 %

1

1,5

- 25 %

- 0 %

1,5

2,3

- 50 %

- 10 %

2

3

- 65 %

- 20 %

3

4,5

- 100 %

- 40 %

El contenido de sólidos suspendidos en el agua, condiciona la elección de los filtros y goteros que pueden usarse en la microirrigación.

El usuario debe también conocer la temperatura del agua, de manera que pueda definir los tipos de riego que son menos susceptibles de causar daños térmicos en los cultivos. Si el agua está excesivamente fría, se recomienda almacenarla antes de su uso, mientras que si el agua está demasiado caliente puede ser agitada o se la puede dejar correr por el exterior del invernadero durante un período corto de tiempo.

2.3.2 Cantidad

Debido a la necesidad de agua para el lixiviado, las cantidades de 2 mm por día en invierno y de 7 en verano, son indicadoras del consumo máximo esperado.

2.3.3 Disponibilidad

En el cultivo protegido el agua siempre debe estar presente en la zona radicular para evitar la aparición del estrés hídrico. El riego automático por goteo, puede ayudar a alcanzar este objetivo, siempre y cuando el suministro de agua sea permanente. Si sólo se dispone de turnos de suministros de agua, es preciso disponer de algún sistema de almacenaje para asegurar el suministro continuo a la red de riego.

2.4 Factores Socioeconómicos

2.4.1 Preparación técnica

El cultivo protegido tiene un manejo indudablemente más difícil que la producción estacional o incluso que la producción avanzada al aire libre. Así el menor error puede tener consecuencias directas económicas, como resultados de las grandes inversiones del cultivo protegido. Por tanto, los productores deben tener una preparación técnica profunda y deben estar apoyados por un cuerpo técnico competente que esté dispuesto a trasmitir la experiencia de un productor a los demás del grupo y también que pueda entender las nuevas técnicas.

2.4.2 Disponibilidad de los materiales

El cultivo protegido depende de un considerable número de técnicas de control ambiental, cuya utilidad depende de la posibilidad de remediar con prontitud las fallas de operación. Sea cual sea el material o el equipo, debe ser distribuido por un suministrador que siempre mantenga una reserva constante de piezas de recambio.

De una manera similar, los suministros agrícolas: semillas, fertilizantes, productos para la protección de cultivos deben estar disponibles en el mercado local, en cualquier momento. los trámites burocráticos como las compras de licencias, las licencias de exportación,..., no deben ser una carga que frene el desarrollo del cultivo protegido.

2.4.3 Comercialización

Independientemente de que el cultivo protegido esté centrado en el mercado local o en la exportación, los productores deben contar con el apoyo de un servicio de comercialización, que se ocupe del empaquetamiento, del transporte,... El productor no debe emplear su tiempo en las tareas de organización del mercado.

2.4.4 Tamaño de las unidades de producción

El cuidado constante que demandan los cultivos, excluye la posibilidad de utilizar unidades de producción demasiado grandes. Cuando se sale de ciertos límites, el productor pierde eficacia: las unidades pequeñas encabezadas por un sólo hombre parecen ser empresas más rentables y a pesar de que es difícil precisar los límites, se puede estimar en dos Has la unidad productiva óptima.

2.4.5 Facilidades crediticias

Debido al tamaño de las inversiones del cultivo protegido, el agricultor debe tener a su disposición créditos atractivos tanto en términos de la cantidad concedida como del interés.[2]


[2] Nota Final:

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