La energía, comparada sin embargo con otros recursos, es tal vez el más comúnmente descuidado, aunque es uno de los que más fácilmente puede controlarse. Para administrar bien la energía y conseguir ahorros interesantes, a los directores de energía.se les exige el mismo grado de pericia y competencia que se necesita para hacer funcionar una empresa de producción bien administrada.
Por eso, quienes han tomado medidas para reducir su demanda energética se hallarán en mejor situación en caso de escaseces futuras de combustibles y de aumentos bruscos de precios, y no se verán forzados a recortar la producción ni a tener que cerrar debido a una erosión brusca de sus márgenes de beneficio y de su competitividad.
El esfuerzo de gestión y las inversiones financieras en conservación
de energía no sólo darán lugar a un posible aumento
de beneficios y de competitividad en los mercados nacional e internacional,
sino que seguirán dando beneficios mucho después de
que se hayan recuperado las inversiones de capital. Cuando se produzcan
los aumentos inevitables de precios de los combustibles, las fábricas
que administren a conciencia la energía se hallarán en mejores
condiciones para absorber el impacto, a lo que se vendrá a añadir
su menor dependencia de la energía y eso tenderá a hacerla
menos vulnerable durante períodos de escasez de combustible.
Figura 10 : Variación de los precios de los combustibles industriales
durante el período 1974-84
Fuente (21)
- desconocimiento de los materiales disponibles, el equipo y los procedimientos que pudieran producir ahorros efectivos de energía;
-preocupación sobre la adopción de nuevas técnicas que pudieran resultar arriesgadas y provocar pérdidas de producción;
-falta de la necesaria competencia interna que pudiera hacer falta para determinar oportunidades de ahorro energético;
-falta de personal capacitado suficientemente competente para realizar las tareas correspondientes;
-fondos insuficientes para modernizar o sustituir instalaciones viejas o anticuadas;
-previsión de largos períodos de reembolso, especialmente en el actual entorno económico.
Cualquier esfuerzo por ahorrar energía, no importa que sea grande
o pequeño, pone en juego un sinnúmero de disciplinas, que
van de las finanzas, la planificación, la ingeniería, las
compras, el funcionamiento y mantenimiento. En las grandes operaciones
industriales, donde una estructura organizativa estructural puede dar lugar
a una cadena más dispersa de mando, es indispensable que se establezcan
líneas efectivas de comunicación para que pueda desarrollarse
un flujo sin trabas en los dos sentidos. Para mantener un sistema de comunicaciones
de este tipo y asegurarse la asistencia y la cooperación de todos
los interesados, hace falta el nombramiento de un gerente de energía.
Las condiciones que debe reunir la persona que ocupe ese puesto son entre otras las siguientes:
- capacidad para comunicar con todos los niveles del personal, desde la alta dirección hasta los operadores y equipos de mantenimiento. Poder recoger datos e ideas pertinentes, suministrar información e impartir instrucciones y proponer sus recomendaciones con confianza a los encargados de adoptar las decisiones;
- debe poder motivar a las personas y poseer la energía y entusiasmo para conseguir que se hagan las cosas.
Aparte de iniciar y participar activamente en una preparación de planes de acción, sería de esperar del gerente de energía que lleve el control de los suministros energéticos y de su utilización, siga de cerca diariamente los resultados de los esfuerzos de ahorro energético, fije nuevos objetivos y busque constantemente nuevas oportunidades de mejoramiento. También sería de esperar que sea el punto de referencia para el acopio y divulgación de toda la información relacionada con la conservación de la energía.
Sin embargo, para ser eficaz en esa su labor, al gerente de energía
debe estimularle la alta dirección a mantenerse al tanto de los
últimos avances de equipo, procesos productivos y métodos
de ahorro de energía. Cosa que podría conseguirse proporcionándole
las publicaciones técnicas, permitiéndole que asista a conferencias,
muestras y programas de capacitación de especialistas, y al mismo
tiempo dándole facilidades para visitar a proveedores de energía,
fabricantes de equipo y otras instalaciones que se interesan por la conservación
de la energía y mantener con ellos contactos. Casi siempre un buen
gerente de energía resultará más que barato por los
ahorros que conseguirá para la empresa.
Podría producirse esta motivación ofreciéndoles incentivos para conseguir y superar las metas fijadas; hacer caso a la sugerencias procedentes de los operadores, personal de mantenimiento, etc, y dar las recompensas correspondientes cuando la aplicación de sus ideas rindan resultados; tomar medidas para interesar a todo el personal en el programa y para que se vea cómo la dirección lo pone en obra y sigue activamente los avances que se consiguen con todos los esfuerzos desplegados para el ahorro de energía.
Las razones, objetivos y efectos generales de la conservación de energía deben ser entendidos por todos los que trabajan en la empresa. Esto puede conseguírse mediante debates formales e informales, la colocación destacada de noticias y carteles informativos, y la difusión de datos relativos al costo real de servicios como vapor, energía y aire comprimido. También es importante que todos cobren conciencia de los objetivos a que hay que aspirar y los beneficios consiguientes que los ahorros energéticos acarrearlar tanto para '-a empresa como para sus trabajadores.
Una serie de cursillos internos de formación y capacitación
sobre el funcionamiento eficaz del aserradero y de las técnicas
de conservación de energía serían de por sí
beneficiosos. Estos cursillos podrían organizarse junto con los
fabricantes de equipo y los proveedores de combustible así como
con los organismos pertinentes del gobierno. En la f ase de preinstalación
y de encargo de instalaciones es cuando se ha visto que esta formación
surte el mayor efecto, a la que deberían seguir cursillos periódicos
de actualización. Se recomienda con todo ahínco que, cuando
se compra la instalación, se obtengan de los proveedores de equipo
suficientes ejemplares de manuales de operaciones y mantenimiento y que
se repartan gratuitamente durante cursillos de capacitación
y a fines de referencia.
Sin embargo, aunque la conservación de energía es una opción de inversiones rentable con unos índices reales potencialmente elevados de rendimiento, muchas empresas no piensan en las ventajas de una mayor eficiencia energética, y eso puede deberse en parte a los motivos ya antes mencionados, o derivar de los procedimientos para los presupuestos de capital y de las técnicas de valoración de las inversiones que se adopten, lo que podría muy bien indicar que la conservación de energía sería una inversión poco rentable.
En algunos aserraderos, la energía podría considerarse como un gasto general más, donde la dirección no tiene ni los medios ni la propensión para distribuir con exactitud su utilización en los distintos sectores del proceso de fabricación. Otras-empresas, aunque se percatan de la importancia de la energía como una partida aparte de costos, pueden ver las inversiones en ahorros energéticos como un sector de baja prioridad dentro de sus programas de inversiones de capital, que se financian sólo cuando los beneficios son elevados y se reducen cuando el negocio va mal.
De ahí que se comprenda en esos casos hasta qué punto los procedimientos de contabilidad pueden dar paso muy bien a un desinterés de la dirección por la conservación de la energía. A las inversiones en conservación de energía, dados sus rendimientos potenciales, debe dársele tanta importancia como al desarrollo de productos y a la renovación de las instalaciones.
La forma como se evalúa un proyecto de inversiones f en función de los rendimientos previstos, es importante si se quiere que la dirección reconozca de lleno el verdadero valor del proyecto. El criterio común de utilizar el método de reintegro de las inversiones, con períodos de dos a tres años como norma aceptable, no refleja el verdadero valor de las inversiones, que en realidad proporcionarán unos rendimientos reales durante la duración de la inversión.
Por ese motivo se recomienda que se adopte el método de la tasa interna de rendimiento como medio para llegar a una evaluación financiera más objetiva por cuanto mide el valor neto del proyecto para el aserradero, teniendo en cuenta la duración prevista del proyecto y las previsiones de inflación, y sobre todo los aumentos del precio de la energía durante ese periodo. Por consiguiente, para apreciar los beneficios financieros globales de un proyecto de inversiones en conservación energética habría que aplicar las técnicas correctas de evaluación.
En todos los casos deberán evaluarse los distintos proyectos en base a sus propios méritos y clasificarse por orden de rendimientos decrecientes: los que figuran en lugar elevado y que son los que dentro de los límites del capital disponible deben ponerse en marcha. Naturalmente en cualquier programa de conservación energética el objetivo último es el amortizar las inversiones en el plazo más breve posible.
Si se aplica una estrategia bien articulada, el programa podría
autof inanciarse por cuanto podrían utilizarse los beneficios financieros
obtenidos de una fase del programa en ayudar a financiar la siguiente,
y así sucesivamente hasta que se llegue a un punto en que se generen
fondos suficientes con los ahorros de energía para contribuir a
financiar grandes planes de inversiones. Naturalmente, hay que prestar
mucha atención a los planes de incentivos de los gobiernos y a los
paquetes financieros interesantes que ofrezcan algunos de los mayores proveedores
de equipo, y tener todo ello en cuenta cuando se lleve a cabo una evaluación
financiera.
La experiencia ha demostrado que las empresas que adoptan una estrategia bien ideada y planeada suelen obtener unas recompensas mayores y más duraderas con un mínimo de inconvenientes, a diferencia de aquellas otras que afrontan la conservación de energía de una forma ineficaz.
Fundamentalmente, la estrategia supone un criterio lógico pero fundamental de planificación, cuyos elementos clave son los siguientes:
b) el nombramiento de un gerente de energía en el que se depositen la responsabilidad, la autoridad y los medios para lograr ahorros energéticos efectivos;
c) la realización de una auditoría energética para determinar las procedencias de la energía y su utilización y destacar aquellos sectores que pudieran prestarse a ahorros energéticos;
d) un programa de enseñanza y capacitación para formar a empleados conscientes en la utilización de energía y dotarles de los conocimientos necesarios sobre cómo conseguir ahorros energéticos;
e) un programa de mantenimiento preventivo planeado 1 para asegurar un buen funcionamiento del, plan y servir de salvaguardia contra averías costosas y tiempos ociosos;
f) una buena administración siendo éste el primer y principal factor determinante de los ahorros de energía;
g) un buen sistema para seguir de cerca los fluios y utilización de la energía y establecer objetivos al respecto para proporcionar a la administración los medios de reducir progresivamente el consumo energético de los distintos departamentos;
h) un criterio escalonado respecto de las inversiones en energía
en
el que podrían adoptarse cuatro niveles diferentes, a saber:
ii) de bajo costo, donde hay unos costos mínimos, como el tendido de tuberías, la atención a las necesidades de mantenimiento del equipo, mejoras en la manera de funcionamiento de la instalación y capacitación;
iii) de nivel medio de gastos, que comprende la sustitución sistemática del equipo gastado y anticuado, el reacondicionamiento de la planta de producción y el equipo auxiliar, para hacerlos más eficaces desde el punto de vista energético, una mayor atención a los secadores, unidades de combustión e instalación de manejo de materiales y a las inversiones en instrumentos de medición y control;
iv) de alto nivel de inversiones en partidas como una instalación más eficiente de combustión y producción de vapor unidades de recuperación térmica, paso de los combustibles fósiles tradicionales a otros alternativos, incluidos residuos industriales e instalación de una planta de producción de empleo eficaz de la energía;
v) despliegue frecuente de material de promoción
en forma
de carteles, metas energéticas y avisos con instrucciones que se
consideren indispensables para fomentar un constante interés y participación
en el programa de ahorro energético.
Los departamentos gubernamentales, creados fundamentalmente con el fin de fomentar la industria y el comercio y así reducir su consumo energético global, han' de considerarse como fuentes interesantes de información sobre asuntos técnicos, además de poder así indicar los incentivos financieros disponibles. También es probable que puedan recomendar consultores que posean la competencia necesaria para ayudar a la dirección en sus esfuerzos de conservación de energía.
Se recomienda asimismo que se recabe el asesoramiento de fabricantes y asociaciones comerciales así como de centros de investigación que, en la mayoría de los casos, están en condiciones de remitir fácilmente a sus bibliotecas y filiales así como a individuos con experiencia valiosa. Como ya se dijo antes, los proveedores de combustible y equipo son por lo general los que más pueden contribuir a dar asesoramiento y asistencia a los aserraderos que quieran lograr la máxima eficiencia energética de sus instalaciones y en el empleo de combustible.
El objeto de la auditoría energética es primero identificar las fuentes de energía, la ubicación y manera de empleo y los costos correspondientes; además, así se verán con claridad el volumen y modalidades de consumo de cada estación principal usuaria y podrán señalarse aquellos sectores que necesiten una ulterior identificación. Para facilitar el acopio de datos exactos, tanto a los efectos de la auditoría como del seguimiento posterior, hacen falta instrumentos básicos de medición y control.
El planteamiento siguiente para realizar esa auditoría y formular un plan de acción basado en la información obtenida es un procedimiento consciente y progresivo y es de tal condición que permite el examen sistemático de todas las instalaciones y procesos que emplean la energía. Habrá que identificar las áreas con un potencial de ahorro energético y acometer medidas de corrección y planes de mejoras importantes con los medios al alcance del aserradero. El criterio que en general debe seguirse adoptaría normalmente la forma siguiente:
b) un examen de los ahorros y costos potenciales que lleva consigo cada oportunidad concreta identificada;
c) una auditoría energética de todas las fuentes de calor y fuerza que provengan del exterior o que se generen en el lugar, junto con detalles sobre consumo;
d) un estudio del actual proceso de fabricación y esquemas de producción, repartos de la fábrica, actividades de trabajo y edificios en relación con sus efectos en el consumo energético del aserradero;
e) un análisis de la producción y distribución de energía, especialmente de la instalación de producción de calor;
f) comparaciones con otras instalaciones y procedimientos de empleo más eficaz de energía que se hallen actualmente en el mercado;
g) un análisis del empleo eficiente global por el aserradero de la energía en función de su producción;
h) un examen de la opción de combustibles del aserradero, teniendo en cuenta los costos verdaderos de manipulación y de almacenamiento y la eficiencia en la producción de calor, etc., en comparación con otros combustibles (incluidos los residuos industriales);
i) la política y metodología de gestión, que ha de revisarse por lo que respecta a los procedimientos relacionados con la energía;
j) recomendación de oportunidades para mejorar los ahorros energéticos, junto con la forma de aplicación, los costos que ello lleva consigo y los rendimientos previstos de las inversiones;
k) un plan escalonado de acción para que se ajuste a los recursos de la empresa y a otros medios financieros disponibles.
Hay que reconocer que la auditoría energética no es una operación que se realice de una vez por todas, si no que hay que hacerla de forma continua si se quiere que el aserradero mantenga su eficiencia óptima en el empleo que hace de la energía. En realidad, el programa de conservación energética en su conjunto es algo que ha de mantenerse y desarrollarse continuamente, con Independencia de sí se han alcanzado, o no, los objetivos o metas que se fijaron inicialmente. Hay que controlar con regularidad los ahorros de combustibles y energía y habrá de hacerse un examen constante de las técnicas nuevas y mejoradas de funcionamiento, de los procesos industriales,y de producción, todo lo cual podría redundar en beneficio de los esfuerzos de ahorro energético desplegados por la planta.
Figura 11: Criterio sistemático para la aplicación, seguimiento y finalización de una política energética