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Capitulo 4

FORMULACION DE UN PROGRAMA DE CONSERVACION DE ENERGIA

4.1 Introducción

Ahora es una realidad ampliamente aceptada la de la necesidad de conservar energía en las industrias mecánicas forestales. Aunque la energía puede representar menos del 10 por ciento del valor de venta del producto, es un sector éste que puede mejorar considerablemente ayudando a las fábricas a mejorar la escalada de costos, mantener la viabilidad financiera y conseguir ventajas comerciales sobre los productos competidores.

La energía, comparada sin embargo con otros recursos, es tal vez el más comúnmente descuidado, aunque es uno de los que más fácilmente puede controlarse. Para administrar bien la energía y conseguir ahorros interesantes, a los directores de energía.se les exige el mismo grado de pericia y competencia que se necesita para hacer funcionar una empresa de producción bien administrada.

4.1.1 Aumentos de los precios de los combustibles

A pesar de la actual abundancia de petróleo en el mercado internacional, los precios del combustible aumentan constantemente, según se indica en la Figura 10. Al aliviarse la recesión aumentará indudablemente la demanda de productos fabricados y con ella la demanda de energía, dando lugar a ulteriores aumentos de los precios. Por otra parte, hay que tener en cuenta el hecho de que los suministros de combustibles fósiles son limitados, lo que a su vez creará ulteriores presiones a medida que transcurre el tiempo.

Por eso, quienes han tomado medidas para reducir su demanda energética se hallarán en mejor situación en caso de escaseces futuras de combustibles y de aumentos bruscos de precios, y no se verán forzados a recortar la producción ni a tener que cerrar debido a una erosión brusca de sus márgenes de beneficio y de su competitividad.

4.1.2 Beneficios de la conservación de energía

Como se indicó más arriba, no hay dos aserraderos iguales y por ese motivo los frutos que darían los esfuerzos de gestión y conservación de energía variarán de una industria a otra. Sin embargo, a pesar del carácter expresamente local de las posibilidades de conservación energética, se ha estimado que son de prever ahorros de energía del orden del 10 por ciento en la fase baja de inversiones, del 10 al 25 por ciento para la fase media y entre el 15 y el 20 por ciento para el nivel superior de inversiones (21). No obstante, en todos los casos un empleo más eficaz de la energía tendrá repercusión directa en una reducción del consumo energético por unidad de producto acabado.

El esfuerzo de gestión y las inversiones financieras en conservación de energía no sólo darán lugar a un posible aumento de beneficios y de competitividad en los mercados nacional e internacional, sino que seguirán dando beneficios mucho después de
que se hayan recuperado las inversiones de capital. Cuando se produzcan los aumentos inevitables de precios de los combustibles, las fábricas que administren a conciencia la energía se hallarán en mejores condiciones para absorber el impacto, a lo que se vendrá a añadir su menor dependencia de la energía y eso tenderá a hacerla menos vulnerable durante períodos de escasez de combustible.

Figura 10 : Variación de los precios de los combustibles industriales durante el período 1974-84
Fuente (21)

4.1.3 Razones para actuar con cautela

Aunque los gerentes de aserraderos podrán apreciar muy bien los beneficios que se derivarían de la conservación de energía, la renuncia de algunos de lanzarse a un programa de ahorro de energía podría deberse claramente a algunas razones, siendo las siguientes algunas de las más comunes: - la ignorancia de lo que está en juego y de todos los beneficios que se derivarían;

- desconocimiento de los materiales disponibles, el equipo y los procedimientos que pudieran producir ahorros efectivos de energía;

-preocupación sobre la adopción de nuevas técnicas que pudieran resultar arriesgadas y provocar pérdidas de producción;

-falta de la necesaria competencia interna que pudiera hacer falta para determinar oportunidades de ahorro energético;

-falta de personal capacitado suficientemente competente para realizar las tareas correspondientes;

-fondos insuficientes para modernizar o sustituir instalaciones viejas o anticuadas;

-previsión de largos períodos de reembolso, especialmente en el actual entorno económico.

Además de todo esto, un criterio que sostienen erróneamente algunos directivos es que, como los costos de la energía son por lo general inferiores al 10 por ciento de los costos de producción, los ahorros energéticos tienen una prioridad baja si se comparan con las mejoras necesarias en otros sectores de producción. Preocupaciones de este tipo son comprensibles en pequeñas fábricas consideradas aisladamente, pero puede infundirse confianza proporcionando la información y guía profesional adecuadas, que contribuirían a disipar muchos de los temores infundados y fomentar una actitud más positiva hacia la adopción de las primeras medidas tendentes a la conservación de energía.
 

4.2 Función de la dirección

El cometido de la administración empresarial en cuanto a conservación de energía comienza en el propio inicio de la concepción de una fábrica, en la elección de su distribución, proyectos del edificio y selección de un equipo eficiente de
conversión de energía y de los procesos correspondientes. También en todos los niveles del personal de la fábrica habrá de darse un mayor grado de apoyo y participación a los planes energéticos y esfuerzos de consery - ación si se quiere que se implante una ética de ahorros energéticos en el comienzo mismo de las operaciones.

Cualquier esfuerzo por ahorrar energía, no importa que sea grande o pequeño, pone en juego un sinnúmero de disciplinas, que van de las finanzas, la planificación, la ingeniería, las compras, el funcionamiento y mantenimiento. En las grandes operaciones industriales, donde una estructura organizativa estructural puede dar lugar a una cadena más dispersa de mando, es indispensable que se establezcan líneas efectivas de comunicación para que pueda desarrollarse un flujo sin trabas en los dos sentidos. Para mantener un sistema de comunicaciones de este tipo y asegurarse la asistencia y la cooperación de todos los interesados, hace falta el nombramiento de un gerente de energía.
 

4.2.1 El gerente de energía

Para que un programa energético industrial tenga algún grado de éxito es esencial el nombramiento de un gerente de energía. Este puesto, que depende del tamaño de las instalaciones, puede ser un puesto de dedicación completa o desempeñarse en unión con otras funciones.

Las condiciones que debe reunir la persona que ocupe ese puesto son entre otras las siguientes:

-conocimiento del proceso de fabricación del aserradero y de sus departamentos interconexos;

- capacidad para comunicar con todos los niveles del personal, desde la alta dirección hasta los operadores y equipos de mantenimiento. Poder recoger datos e ideas pertinentes, suministrar información e impartir instrucciones y proponer sus recomendaciones con confianza a los encargados de adoptar las decisiones;

- debe poder motivar a las personas y poseer la energía y entusiasmo para conseguir que se hagan las cosas.

Con el fin de que la función del gerente de energía resulte valiosa, la alta dirección de la empresa deberá proporcionarle la autoridad y los medios para poder desempeñar su función.

Aparte de iniciar y participar activamente en una preparación de planes de acción, sería de esperar del gerente de energía que lleve el control de los suministros energéticos y de su utilización, siga de cerca diariamente los resultados de los esfuerzos de ahorro energético, fije nuevos objetivos y busque constantemente nuevas oportunidades de mejoramiento. También sería de esperar que sea el punto de referencia para el acopio y divulgación de toda la información relacionada con la conservación de la energía.

Sin embargo, para ser eficaz en esa su labor, al gerente de energía debe estimularle la alta dirección a mantenerse al tanto de los últimos avances de equipo, procesos productivos y métodos de ahorro de energía. Cosa que podría conseguirse proporcionándole las publicaciones técnicas, permitiéndole que asista a conferencias, muestras y programas de capacitación de especialistas, y al mismo tiempo dándole facilidades para visitar a proveedores de energía, fabricantes de equipo y otras instalaciones que se interesan por la conservación de la energía y mantener con ellos contactos. Casi siempre un buen gerente de energía resultará más que barato por los ahorros que conseguirá para la empresa.
 

4.3 Desarrollo de personal, capacitación y motivación

Puede afirmarse con certeza que la participación entusiasta y consciente de los empleados es la clave de casi todos los programas de acción que han conocido el éxito, sin cuyo pleno apoyo resultarían inútiles todos los intentos de conservación de energía. Por ese motivo, la dirección debe examinar cuál sería la mejor forma de motivar a sus empleados para que se conviertan en participantes voluntarios, entusiastas y activos en la campaña para una reducción del consumo de energía.

Podría producirse esta motivación ofreciéndoles incentivos para conseguir y superar las metas fijadas; hacer caso a la sugerencias procedentes de los operadores, personal de mantenimiento, etc, y dar las recompensas correspondientes cuando la aplicación de sus ideas rindan resultados; tomar medidas para interesar a todo el personal en el programa y para que se vea cómo la dirección lo pone en obra y sigue activamente los avances que se consiguen con todos los esfuerzos desplegados para el ahorro de energía.

Las razones, objetivos y efectos generales de la conservación de energía deben ser entendidos por todos los que trabajan en la empresa. Esto puede conseguírse mediante debates formales e informales, la colocación destacada de noticias y carteles informativos, y la difusión de datos relativos al costo real de servicios como vapor, energía y aire comprimido. También es importante que todos cobren conciencia de los objetivos a que hay que aspirar y los beneficios consiguientes que los ahorros energéticos acarrearlar tanto para '-a empresa como para sus trabajadores.

Una serie de cursillos internos de formación y capacitación sobre el funcionamiento eficaz del aserradero y de las técnicas de conservación de energía serían de por sí beneficiosos. Estos cursillos podrían organizarse junto con los fabricantes de equipo y los proveedores de combustible así como con los organismos pertinentes del gobierno. En la f ase de preinstalación y de encargo de instalaciones es cuando se ha visto que esta formación surte el mayor efecto, a la que deberían seguir cursillos periódicos de actualización. Se recomienda con todo ahínco que, cuando se compra la instalación, se obtengan de los proveedores de equipo suficientes ejemplares de manuales de operaciones y mantenimiento y que se repartan gratuitamente durante cursillos de capacitación y a fines de referencia.
 

4.4 Evaluación de las inversiones

Cuando las medidas de conservación energética llevan consigo capitales de inversión, hay que determinar la tasa de rendimiento para así analizar si las inversiones serán rentables y si ese rendimiento neto supera el costo de obtención de los fondos, independientemente de donde provengan.

Sin embargo, aunque la conservación de energía es una opción de inversiones rentable con unos índices reales potencialmente elevados de rendimiento, muchas empresas no piensan en las ventajas de una mayor eficiencia energética, y eso puede deberse en parte a los motivos ya antes mencionados, o derivar de los procedimientos para los presupuestos de capital y de las técnicas de valoración de las inversiones que se adopten, lo que podría muy bien indicar que la conservación de energía sería una inversión poco rentable.

En algunos aserraderos, la energía podría considerarse como un gasto general más, donde la dirección no tiene ni los medios ni la propensión para distribuir con exactitud su utilización en los distintos sectores del proceso de fabricación. Otras-empresas, aunque se percatan de la importancia de la energía como una partida aparte de costos, pueden ver las inversiones en ahorros energéticos como un sector de baja prioridad dentro de sus programas de inversiones de capital, que se financian sólo cuando los beneficios son elevados y se reducen cuando el negocio va mal.

De ahí que se comprenda en esos casos hasta qué punto los procedimientos de contabilidad pueden dar paso muy bien a un desinterés de la dirección por la conservación de la energía. A las inversiones en conservación de energía, dados sus rendimientos potenciales, debe dársele tanta importancia como al desarrollo de productos y a la renovación de las instalaciones.

La forma como se evalúa un proyecto de inversiones f en función de los rendimientos previstos, es importante si se quiere que la dirección reconozca de lleno el verdadero valor del proyecto. El criterio común de utilizar el método de reintegro de las inversiones, con períodos de dos a tres años como norma aceptable, no refleja el verdadero valor de las inversiones, que en realidad proporcionarán unos rendimientos reales durante la duración de la inversión.

Por ese motivo se recomienda que se adopte el método de la tasa interna de rendimiento como medio para llegar a una evaluación financiera más objetiva por cuanto mide el valor neto del proyecto para el aserradero, teniendo en cuenta la duración prevista del proyecto y las previsiones de inflación, y sobre todo los aumentos del precio de la energía durante ese periodo. Por consiguiente, para apreciar los beneficios financieros globales de un proyecto de inversiones en conservación energética habría que aplicar las técnicas correctas de evaluación.

En todos los casos deberán evaluarse los distintos proyectos en base a sus propios méritos y clasificarse por orden de rendimientos decrecientes: los que figuran en lugar elevado y que son los que dentro de los límites del capital disponible deben ponerse en marcha. Naturalmente en cualquier programa de conservación energética el objetivo último es el amortizar las inversiones en el plazo más breve posible.

Si se aplica una estrategia bien articulada, el programa podría autof inanciarse por cuanto podrían utilizarse los beneficios financieros obtenidos de una fase del programa en ayudar a financiar la siguiente, y así sucesivamente hasta que se llegue a un punto en que se generen fondos suficientes con los ahorros de energía para contribuir a financiar grandes planes de inversiones. Naturalmente, hay que prestar mucha atención a los planes de incentivos de los gobiernos y a los paquetes financieros interesantes que ofrezcan algunos de los mayores proveedores de equipo, y tener todo ello en cuenta cuando se lleve a cabo una evaluación financiera.
 

4.5 Criterio estratégico de planificación

Antes de acometer un programa de ahorro energético en toda regla, se recomienda que se adopte un criterio estratégico y que se planifique el programa por fases progresivas. Habrá que analizar objetivamente cada fase antes y después de ponerla en marcha y ajustarla según los resultados para luego en la siguiente fase proceder a ulteriores planes y asignar los recursos financieros que sean necesarios.

La experiencia ha demostrado que las empresas que adoptan una estrategia bien ideada y planeada suelen obtener unas recompensas mayores y más duraderas con un mínimo de inconvenientes, a diferencia de aquellas otras que afrontan la conservación de energía de una forma ineficaz.

Fundamentalmente, la estrategia supone un criterio lógico pero fundamental de planificación, cuyos elementos clave son los siguientes:

a) el interés general de la alta dirección por el programa de conservación de energía;

b) el nombramiento de un gerente de energía en el que se depositen la responsabilidad, la autoridad y los medios para lograr ahorros energéticos efectivos;

c) la realización de una auditoría energética para determinar las procedencias de la energía y su utilización y destacar aquellos sectores que pudieran prestarse a ahorros energéticos;

d) un programa de enseñanza y capacitación para formar a empleados conscientes en la utilización de energía y dotarles de los conocimientos necesarios sobre cómo conseguir ahorros energéticos;

e) un programa de mantenimiento preventivo planeado 1 para asegurar un buen funcionamiento del, plan y servir de salvaguardia contra averías costosas y tiempos ociosos;

f) una buena administración  siendo éste el primer y principal factor determinante de los ahorros de energía;

g) un buen sistema para seguir de cerca los fluios y utilización de la energía y establecer objetivos al respecto para proporcionar a la administración los medios de reducir progresivamente el consumo energético de los distintos departamentos;

h) un criterio escalonado respecto de las inversiones en energía en el que podrían adoptarse cuatro niveles diferentes, a saber:
 

i) sin gasto, lo que supondría una buena administración de tal suerte que se preste atención inmediata a las pérdidas de vapor y aire comprimido, se haga un uso prudente del alumbrado, desconectando la instalación que está ociosa, además de adoptar otros procedimientos funcionales;

ii) de bajo costo, donde hay unos costos mínimos, como el tendido de tuberías, la atención a las necesidades de mantenimiento del equipo, mejoras en la manera de funcionamiento de la instalación y capacitación;

iii) de nivel medio de gastos, que comprende la sustitución sistemática del equipo gastado y anticuado, el reacondicionamiento de la planta de producción y el equipo auxiliar, para hacerlos más eficaces desde el punto de vista energético, una mayor atención a los secadores, unidades de combustión e instalación de manejo de materiales y a las inversiones en instrumentos de medición y control;

iv) de alto nivel de inversiones en partidas como una instalación más eficiente de combustión y producción de vapor unidades de recuperación térmica, paso de los combustibles fósiles tradicionales a otros alternativos, incluidos residuos industriales e instalación de una planta de producción de empleo eficaz de la energía;

v) despliegue frecuente de material de promoción en forma de carteles, metas energéticas y avisos con instrucciones que se consideren indispensables para fomentar un constante interés y participación en el programa de ahorro energético.
 

4.5.1 En busca de asesoramiento

En estos tiempos existe una amplia variedad de fuentes a las que pueden recurrir las compañías que están a punto de emprender un programa de conservación de energía y que tal vez quieran recabar asesoramiento. En la década pasada ha habido un buen número de publicaciones y de estudios financiados por los gobiernos que se han dedicado a este tema y que están generalmente a disposición del sector industrial, algunos de los cuales ya se han mencionado en la preparación de este documento.

Los departamentos gubernamentales, creados fundamentalmente con el fin de fomentar la industria y el comercio y así reducir su consumo energético global, han' de considerarse como fuentes interesantes de información sobre asuntos técnicos, además de poder así indicar los incentivos financieros disponibles. También es probable que puedan recomendar consultores que posean la competencia necesaria para ayudar a la dirección en sus esfuerzos de conservación de energía.

Se recomienda asimismo que se recabe el asesoramiento de fabricantes y asociaciones comerciales así como de centros de investigación que, en la mayoría de los casos, están en condiciones de remitir fácilmente a sus bibliotecas y filiales así como a individuos con experiencia valiosa. Como ya se dijo antes, los proveedores de combustible y equipo son por lo general los que más pueden contribuir a dar asesoramiento y asistencia a los aserraderos que quieran lograr la máxima eficiencia energética de sus instalaciones y en el empleo de combustible.

4.5.2 Auditoría de energía

Todos los aserraderos pueden beneficiarse de un buen plan de acción pero antes de formular y ejecutar uno de esos planes con un grado real de posibilidades de éxito, debería llevarse a cabo una auditoría energética. Mientras las grandes organizaciones pueden muy bien poseer la competencia interna necesaria para realizar esa labor, los aserraderos pequeños y medianos tendrán que contratar la asistencia de un consultar externo. No obstante, en todos los casos se recomienda enérgicamente que se haga una auditoría y que ésta sea revisada por especialistas.

El objeto de la auditoría energética es primero identificar las fuentes de energía, la ubicación y manera de empleo y los costos correspondientes; además, así se verán con claridad el volumen y modalidades de consumo de cada estación principal usuaria y podrán señalarse aquellos sectores que necesiten una ulterior identificación. Para facilitar el acopio de datos exactos, tanto a los efectos de la auditoría como del seguimiento posterior, hacen falta instrumentos básicos de medición y control.

El planteamiento siguiente para realizar esa auditoría y formular un plan de acción basado en la información obtenida es un procedimiento consciente y progresivo y es de tal condición que permite el examen sistemático de todas las instalaciones y procesos que emplean la energía. Habrá que identificar las áreas con un potencial de ahorro energético y acometer medidas de corrección y planes de mejoras importantes con los medios al alcance del aserradero. El criterio que en general debe seguirse adoptaría normalmente la forma siguiente:

a) un estudio preliminar breve para identificar las oportunidades de ahorro de energía, que pudieran fácilmente aprovecharse con costos mínimos;

b) un examen de los ahorros y costos potenciales que lleva consigo cada oportunidad concreta identificada;

c) una auditoría energética de todas las fuentes de calor y fuerza que provengan del exterior o que se generen en el lugar, junto con detalles sobre consumo;

d) un estudio del actual proceso de fabricación y esquemas de producción, repartos de la fábrica, actividades de trabajo y edificios en relación con sus efectos en el consumo energético del aserradero;

e) un análisis de la producción y distribución de energía, especialmente de la instalación de producción de calor;

f) comparaciones con otras instalaciones y procedimientos de empleo más eficaz de energía que se hallen actualmente en el mercado;

g) un análisis del empleo eficiente global por el aserradero de la energía en función de su producción;

h) un examen de la opción de combustibles del aserradero, teniendo en cuenta los costos verdaderos de manipulación y de almacenamiento y la eficiencia en la producción de calor, etc., en comparación con otros combustibles (incluidos los residuos industriales);

i) la política y metodología de gestión, que ha de revisarse por lo que respecta a los procedimientos relacionados con la energía;

j) recomendación de oportunidades para mejorar los ahorros energéticos, junto con la forma de aplicación, los costos que ello lleva consigo y los rendimientos previstos de las inversiones;

k) un plan escalonado de acción para que se ajuste a los recursos de la empresa y a otros medios financieros disponibles.

Las mejoras que pudieran atenderse inmediatamente con un costo mínimo, constituirían evidentemente la primera fase del programa de mejoramiento. Se analizarían los resultados y se programaría la siguiente fase de actividades, lo que supondría modificaciones de costo medio para la empresa y los procesos de producción, donde podría hacer falta ayuda exterior para unos proyectos detallados y su ejecución (Véase Figura 11). A medida que avanza cada fase del programa de eficiencia energética, se la someterá a análisis crítico a la vista de sus resultados y se revisará para comprobar su valor y rentabilidad, antes de lanzarse a una fase ulterior de empleo más intensivo de capital.

Hay que reconocer que la auditoría energética no es una operación que se realice de una vez por todas, si no que hay que hacerla de forma continua si se quiere que el aserradero mantenga su eficiencia óptima en el empleo que hace de la energía. En realidad, el programa de conservación energética en su conjunto es algo que ha de mantenerse y desarrollarse continuamente, con Independencia de sí se han alcanzado, o no, los objetivos o metas que se fijaron inicialmente. Hay que controlar con regularidad los ahorros de combustibles y energía y habrá de hacerse un examen constante de las técnicas nuevas y mejoradas de funcionamiento, de los procesos industriales,y de producción, todo lo cual podría redundar en beneficio de los esfuerzos de ahorro energético desplegados por la planta.

Figura 11: Criterio sistemático para la aplicación, seguimiento y finalización de una política energética

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