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Chile

Introducción

Las expectativas de un desarrollo económico acelerado para los próximos años en el país y el alto crecimiento del consumo de energía eléctrica asociado a este proceso, imponen la necesidad de evaluar alternativas que permitan el adecuado abastecimiento energético. En este contexto uno de los desafíos futuros lo constituye desarrollar formas eficientes de producción de electricidad, los que deben armonizar el desarrollo sustentable con la protección del medio ambiente.

Para lograr esto, el país cuenta en la zona sur con importantes recursos hidroeléctricos cuyo aprovechamiento requiere el desarrollo de sistemas de transmisión hasta los puntos de consumo. Esta alternativa deberá competir y/o complementarse con la posibilidad de desarrollar proyectos termoeléctricos cercanos a las zonas en que se concentra el consumo. Dentro de estas últimas se encuentra el futuro suministro de gas natural proveniente de Argentina.

En un área como es la energética, en que se evidencia un gran dinamismo, inserta en un país que se esfuerza por alcanzar crecientes niveles de modernidad y equidad, un objetivo importante de abordar en la actualidad y en el futuro es la necesidad de incorporar los sectores sociales más pobres dentro de un proceso de desarrollo económico solidario y sustentable, a través de iniciativas de electrificación de zonas rurales aisladas.

Tanto por su impacto directo en los niveles de vida de los pobladores rurales y en el ambiente, como por su contribución en la generación de actividades económicas, la dotación de energía eléctrica es un requisito indispensable para facilitar un proceso de desarrollo rural sustentable.

Las razones anteriores están motivando la necesidad de explorar nuevas fuentes de energía no convencionales para la generación de electricidad, entre las cuales se encuentra la biomasa.

Panorama energético nacional

La estructura de abastecimiento de energía en Chile, muestra que los energéticos más sensibles a las coyunturas económicas son el petróleo y el carbón, ya que son los mas usados en el sector industrial. En cambio la participación de la hidroelectricidad y de la leña es influida en menor medida por este factor.

El energético más importante en la matriz nacional es el petróleo, aunque su participación es decreciente en los últimos 20 años.

La hidroelectricidad es el segundo energético en importancia en la matriz nacional y su desarrollo ha estado ligado al abastecimiento eléctrico de la zona central y sur del país.

En cuanto al carbón, su uso esta circunscrito principalmente a la generación de electricidad, especialmente en la zona norte del país.

La leña por su parte, ha aumentado su participación levemente en la matriz energética y su consumo esta radicado especialmente en los sectores rurales. A su vez, el sector industrial ha aumentado el consumo de leña, debido especialmente a la intensificación del uso de desechos forestales.

Producción y consumo nacional de energía eléctrica.

La electricidad como forma de energía secundaria es generada en nuestro país de fuentes primarias, tales como carbón, hidroelectricidad, derivados del petróleo, gas natural (este último solo en el extremo sur del país) y leña, por tratarse de fuentes económicamente competitivas.

El principal recurso de generación de energía eléctrica es el hidráulico - dados los grandes desniveles que proporciona la cordillera - seguido por los combustibles de origen fósil, principalmente carbón utilizado en centrales termoeléctricas.

La generación nacional de energía hidroeléctrica durante los últimos diez años correspondió aproximadamente a un 70% de la generación eléctrica total del país, correspondiendo la proporción restante a generación térmica.

En la actualidad la capacidad instalada total del país se descompone aproximadamente en 3.000 MW (59%) y 2.000 MW (41%) de capacidad hidroeléctrica y termoeléctrica, respectivamente.

En cuanto al consumo, históricamente las tasas de crecimiento de la demanda de energía eléctrica han superado a las tasas de crecimiento del PGB. Sin embargo, la tendencia actual, observada en los países mas desarrollados, apunta hacia un uso más eficiente y racional de la energía, y es así como también en Chile se han observado períodos en que el consumo nacional de energía eléctrica ha experimentado crecimientos iguales o inferiores a la variación de PGB.

El consumo per cápita anual de energía eléctrica nacional alcanza en la actualidad aproximadamente a 1.500 kWh/habitante al año, situándose por encima del promedio latinoamericano el cual, según OLADE, era de 1.140 kWh por habitante al año en 1991.

Producción y consumo de leña y derivados

El término leña se utiliza genéricamente para designar los productos forestales destinados a la producción de energía incluyendo no sólo madera en bruto, sino también los desechos que quedan en el bosque después de su cosecha y los desechos de procesos industriales.

En Chile la leña y derivados ocupan un lugar importante en el abastecimiento energético con una participación del 18%, que corresponde a unos diez millones de metros cúbicos anuales.

La corta de bosques en el país con fines exclusivos para leña representa aproximadamente un 30% de la corta total de madera rolliza.

De acuerdo a la corta destinada a leña y la corta total de madera en el país, se aprecia claramente la presión que ejerce actualmente el consumo de este producto sobre los bosques nativos. Toda vez, que la extracción en estos casos se realiza sin tener en cuenta maximizar la rentabilidad del bosque y sin las consideraciones ambientales correspondientes. Por el contrario, en bosques de plantaciones, generalmente la extracción de leña proviene de trozas defectuosas y pequeños diámetros que no tienen un mercado de mejor precio.

Distribución sectorial del consumo de leña

De acuerdo a la distribución sectorial del consumo de leña para 1992, el sector residencial tiene una participación del 63%, frente al 37% del sector industrial. A su vez el sector rural consume más energía a partir de biomasa que el urbano, esto debido a la mayor disponibilidad de este producto en dicho sector, y a la dificultad de acceder a otras fuentes de energía.

Proyectos en operación y programados de generación de energía eléctrica a partir de biomasa.

Actualmente la producción de electricidad mediante biomasa está liderada por la empresa "Energía Verde", filiar de CHILGENER, que tiene dos plantas en operación de características muy similares entre sí.

Las instalaciones se ubican en la zona de mayor actividad forestal del país, específicamente la primera de ellas inaugurada a comienzos de 1995 esta ubicada en la comuna de Constitución, en la VII región del país, la segunda planta entró en operación solo meses después y se ubica en la comuna de Cabrero, VIII región.

El costo de los proyectos es del orden de los $EE.UU. 10.000.000 cada uno, y si bien no requieren de una gran cantidad de personal, generan una serie de empleos en servicios anexos como transporte, vigilancia, limpieza, manejo de combustible, tratamiento de aguas y otros.

Ambas plantas aplican el concepto de la cogeneración, es decir, producen electricidad y vapor como productos transables en el mercado que son suministrados a aserraderos vecinos, quienes a su vez proporcionan el combustible necesario para la operación consistente en virutas, aserrín y corteza. Las transacciones son reguladas por contratos a largo plazo, del orden de los quince años entre la planta y el aserradero colindante.

La potencia instalada es de 8.500 kW en cada central en operación, el excedente de producción puede ser comercializado a través del Sistema Interconectado Central tal como cualquier planta generadora.

Para cumplir con las normas que exige un estudio de impacto ambiental y con el control de emisión de partículas, se han incorporado equipos decantadores de ceniza y lavador de gases.

Como proyectos futuros se contempla la construcción de una central térmica al interior de una fábrica de celulosa en la VIII región, que permitirá producir vapor apto para un grupo turbogenerador, reduciendo los costos respecto al proceso actual basado en una caldera a petróleo.

Desde el punto de vista ambiental este tipo de instalaciones reduce los problemas generados por la formas de eliminación tradicionales de los desechos madereros, tales como potencialidad de incendios, contaminación de aguas, impacto visual y polución atmosférica producto de quemas de eliminación descontroladas y sin ningún tratamiento de gases.

Políticas y legislación vigentes.

El mayor potencial de desarrollo de las energías no convencionales está en el ámbito rural. La política adoptada para el área de energías no convencionales, entre las que se incluye la biomasa para la cogeneración de electricidad y vapor, es coherente con la estrategia energética global. La energización rural se concibe en la estrategia chilena a través de la libre competencia con otras fuentes de energía en un ambiente de precios no distorsionados que reflejen el verdadero valor de oportunidad de los bienes y servicios, incluidas las normas medio ambientales. Cabe destacar que aquellos proyectos de energías no convencionales que presentan suficiente rentabilidad social pueden ser financiados, a partir de 1995, por el Fondo FNDR-BID si su rentabilidad social es superior a la extensión de las redes eléctricas convencionales.

Avances y perspectivas.

La preocupación nacional por impulsar soluciones al abastecimiento de leña de la población es relativamente reciente.

Así, el fomento al cultivo del bosque nativo ha sido un objetivo de la política aplicada al sector durante los últimos años. Ello contribuirá a mejorar el abastecimiento de las comunidades rurales. También durante el último año la Corporación Nacional Forestal, CONAF ha desarrollado el Programa de Forestación en Pequeñas Propiedades y Comunidades Indígenas cuyo objetivo es apoyar técnica y económicamente la creación de masas forestales que, entre otros, beneficien el abastecimiento energético, abarcando de la II a la XI región. También el Proyecto Campesinos Forestales, iniciado por CONAF en 1992, tiene por objetivo brindar apoyo técnico, económico y jurídico a campesinos propietarios de predios forestales con bosque nativo, que permitirá diversificar la producción, regularizar la corta y fomentar el manejo de estos recursos.

En lo que se refiere a la utilización energética de la biomasa, debe destacarse el esfuerzo realizado por la industria forestal para el aprovechamiento de la creciente masa de desechos forestales e industriales registrada en los últimos años. Como ejemplo de ello, están la puesta en marcha recientemente de dos proyectos termoeléctricos, en la VII y VIII regiones, destinados a la producción de electricidad y vapor a partir del aprovechamiento de desechos industriales y forestales.

Si se consideran las tasas de crecimiento que experimenta el país, del cual no está ajeno el sector forestal, se puede esperar que cada día los recursos forestales cobren mayor valor, no sólo en lo económico, si no también en lo ambiental. Por lo tanto la demanda dendroenergética debería centrarse en el aprovechamiento de los remanentes o desechos generados por el proceso de cosecha del bosque y de su transformación industrial.

En este orden de ideas, en el país se generan alrededor de 6 millones de metros cúbicos de desechos forestales (trozos partidos, despuntes, etc) que podrían ser utilizados potencialmente como fuente energética; y en el sector industrial maderero, específicamente en la industria del aserrío se estima un remanente no utilizado del orden del millón de metros cúbicos anuales (corteza, viruta y aserrín) que la tecnología existente puede transformar en importante productos energéticos.

Si se considera que un 60% de los desechos forestales producidos tanto en la cosecha del bosque como en los procesos industriales pudieran ser aprovechados energéticamente, implicaría una mayor disponibilidad energética equivalente a un 25% del consumo actual de leña en el país. Por lo tanto la mayor utilización de estos desechos permitiría reducir la corta de madera rolliza para leña, aminorando la presión que se ejerce sobre los bosques naturales.


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