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4. CONCLUSION Y DEBATE

Muchas poblaciones de túnidos de aguas templadas o tropicales están sometidas a fuertes presiones. La sobrepesca biológica se ha evitado en muchas ocasiones por efecto de los impedimentos económicos y mediante la transferencia del esfuerzo excesivo de pesca a aguas superficiales y a clases de edad más jóvenes, hacia zonas más alejadas de la costa en los domos y frentes y a otras zonas y océanos. No obstante, no se pudo evitar la sobrepesca en el caso de los túnidos longevos de alto valor (en especial el atún), por lo que deberán introducirse considerables mejoras en la ordenación de esta especie. Los mares australes pueden representar la próxima y última posible extensión geográfica de los túnidos (Allothunnus fallai) y permitirían unas capturas todavía más abundantes de rabil y listado. El problema del control del esfuerzo de pesca, ya importante en algunos lugares y en relación con determinadas especies (por ejemplo, el atún), se puede generalizar rápidamente si aumenta la presión pesquera en respuesta al crecimiento de la población mundial y de la demanda.

El problema de las capturas incidentales de delfines ha representado una nueva dificultad para la ordenación de las pesquerías de los túnidos. La competencia entre las tradicionales potencias atuneras y la aparición de una industria en los países en desarrollo22 es cada vez más enconada y el control de los niveles de esfuerzo internacional puede llegar a convertirse en un importante problema. En ausencia de consideraciones explícitas sobre la asignación “equitativa” de los recursos, es inevitable que se intensifiquen los conflictos. Estos pueden dar lugar a la reapertura del problema de la clasificación de los túnidos como especies “altamente migratorias” y de los derechos y responsabilidades de los países ribereños en la ordenación de estas especies en sus respectivas ZEE.

La información sobre los tiburones oceánicos es muy escasa y estos recursos, más que nuevas posibilidades de aumentar le producción, podrían ofrecer nuevos motivos de preocupación por lo que se refiere a su desarraollo sostenible; por ello, se necesita urgentemente un mayor esfuerzo de investigación basado en la ocooperación. Los mismo podría decirse también de las tortugas marinas.

El comportamiento migratorio de las especies que se enumeran en la Convención de 1982 es variable y la selección de las mismas parece heterogénea y quizá incluso arbitraria. Hay otros recursos de alta mar con comportamiento semejante pero que no aparecen en dicha enumeración. Entre ellos, algunos túnidos y muchas especies afines importantes. Su situación continúa siendo, por lo tanto, poco clara en lo que respecta a la ordenación. Desde una perspectiva científica y técnica de ordenación de las pesquerías, sería conveniente explorar la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre la definición operativa del concepto de especie altamente migratoria o examinar la posibilidad de revisar y actualizar la lista de especies altamente migratorias recogidas en el Anexo I de la Convención de 1982 con el fin de aclarar exactamente cuáles son las especies altamente migratorias en oposición a las poblaciones transzonales.
22 Tailandia, República de Corea, Filipinas, México, Venezuela, Maldivas, Ecuador, Panamá, Ghana e Islas Salomón

Muchos recursos demersales que se adentran en las plataformas de alta mar (es decir, las poblaciones transzonales convencionales) están plenamente explotadas, por no decir sobreexplotadas, y en algunos casos han dado motivo a conflictos políticos (por ejemplo, el bacalao del Atlántico, el colín de Alaska o el jurel chileno). Las grandes especies pelágicas (algunas de las cuales son altamente migratorias en el sentido de la Convención de 1982) representan importantes “recursos transzonales”para los países insulares. os progresos en la tecnologiía de fabricación de redes deberían facilitar la intensificación de explatación por dichos países de algunas de estas especies, como el dorado, el pez volador y algunas grandes especies semejantes a los túnidos que actualmente parecen estar insuficientemente explotadas y cuyo potencial no es bien conocido. No obstante, podrían presentarse problemas derivados de la captura accidental de especies de escasa resistencia y en situación crítica desde el punto de vista ambiental (por ejemplo, pequeños cetáceos, tortugas, etc.).

Los recursos transzonales demersales de alto valor han sufrido los efectos de la sobrepesca. No es probable que mejore la situación si no se adoptan soluciones innovadoras y se vence la resistencia política a poner en marcha sistemas que permitan recopilar datos, promover una evaluación de poblaciones basada en la cooperación y elaborar y aplicar medidas de ordenación de alcance internacional. Es preciso limitar las capturas mediante el control del esfuerzo de pesca y, en algunos casos, pueden ser necesarios complicados sistemas de ordenecaión para las pesquerías secuenciales. La situación en este sentido sólo parece superficialmente mejor en el caso de las poblaciones altamente migratorias. Entre los grandes problemas que impedieron el establecimiento de pesquerías responsables en alta mar, los siguientes están todavía en espera de una solución negocida:

Para poner en práctica el Programa 21 adoptado por la CNUMAD en relación con la alta mar deberán aborarse la mayor parte de estos problemas, y la FAO contribuirá a ello mediante la elaboración de un Código de conducta para la Pesca Responsable.


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