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Libros

Government policies and deforestation in Brazil's Amazon region

D.J. Mahar. Wáshington, D.C. Banco Mundial. 1989.

Esta concisa publicación resana las políticas de desarrollo del Gobierno del Brasil con respecto a la región del Amazonas, vistas por Dennis J. Mahar, asesor económico del Banco Mundial.

Según Mahar, el ¡mensaje de este libro es que <<ninguna tentativa de detener la deforestación tropical tiene probabilidades de éxito si los incentivos económicos son estimulo para lo contrario».

El autor examina la evolución de las políticas regionales y llega a la conclusión de que el rápido desplazamiento de la frontera agrícola de esa región en el curso de los últimos dos decenios parece ser el factor que más ha influido en la deforestación. Hasta la fecha, la causa número uno ha sido la cría de ganado vacuno, ya que con ese fin se desmontó el 11 por ciento de la extensión amazónica deforestada hasta 1980 (estadísticas más recientes). La segunda causa en importancia fue dedicar la tierra desmontada a cultivos anuales y a barbechos (el cinco por ciento de la región).

Según Mahar, en el proceso de deforestación han jugado un papel clave las políticas oficiales encaminadas a colonizar la Amazonia. Por ejemplo, los incentivos fiscales y los créditos subsidiados por el Gobierno han permitido que un número relativamente escaso de personas haya ejercido efectos considerables sobre la selva. A pesar de enormes subsidios, gran parte de los proyectos ganaderos están rindiendo mucho menos de lo planeado y algunos no producen nada en absoluto.

Mahar afirma que la construcción de la carretera transamazónica fue un fracaso por culpa de la calidad del suelo, del paludismo y del elevado costo de los insumos; además, al alcanzar Rondonia, llegó por la carretera toda una ola de colonos. Se pensaba establecer cosechas arbóreas pero, en realidad, la mayor parte de los desmontes se dedicó a pastos. Efectivamente, para el pequeño agricultor el ganado es una especie de seguro social y, para los especuladores, resulta más fácil mantener un pastizal que cultivar cosechas.

Un problema adicional es que el Instituto Federal de Desarrollo Forestal no fue capaz de hacer respetar la «norma del 50 por ciento» que prohibe a los propietarios de la Amazonia desmontar más de la mitad de sus tierras. Además el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria aceptaba el desmonte como prueba de que una tierra había sido mejorada. Gracias a ello los colonos adquirieron derecho de propiedad sin más que desmontar una tierra.

Como prueba de que los controles ambientales dan resultado en circunstancias apropiadas, el autor cita el caso del Proyecto Minero de Carajas (financiado parcialmente por el Banco Mundial), en el que se insertaron actividades ambientales, entre ellas saneamiento de tierras, creación de reservas naturales y actividades para crear conciencia de la importancia del medio ambiente.

No obstante, según Mahar, el Programa del Gran Caracaj, del que forma parte el citado proyecto minero, carece de un bien fundamentado desarrollo ambiental.

Mahar termina dando varias recomendaciones sobre medidas que el Gobierno podría adoptar para enfrentarse con la deforestación, como vetar las partes de selva húmeda, con escaso potencial agrícola, para toda clase de actividades excepto las benignas para el ambiente, como extracción de caucho y madereo de subsistencia.

En realidad, después de que se escribiera este libro, el Gobierno del Brasil ha adoptado una política nueva para la Amazonia, creando varias «reservas extractivas» para la obtención de caucho y eliminando varios de los incentivos que dieron peores resultados. Además, se ha disuelto el Instituto Federal de Desarrollo Forestal, transfiriendo la mayor parte de sus funciones al nuevo Instituto Brasileño para el Ambiente y los Recursos Naturales Renovables.

R. Pardo

Diccionario Elsevier de la fauna y la flora mundiales

G.R. Ferlin. Amsterdam, Elsevier Science Publishers. 1989.

¿Sabe cómo se llama en alemán el lagópodo escandinavo? ¿Prefiere un pedazo de borstkas o de kruis del corzo holandés que acaba de cazar? Si no lo sabe, consulte el Diccionario Elsevier de la fauna y la flora mundiales, compilado por Guy Ferlin. Esta obra de consulta, prologada por Jean Dorst, del Instituto de Francia, será de suma utilidad para los traductores de textos que tengan algo que ver con la fauna y la caza.

Tomado del diccionario Elsevier de la fauna y flora

Consta de tres partes:

· una lista del nombre vernáculo de 1800 especies y subespecies de animales, por orden sistemático de continente o región. La clasificación se basa en el nombre inglés más corriente, seguido del nombre científico en latín y de sus traducciones al francés, alemán, holandés y español y, en su caso, al afrikaans o kiswahili;

· una lista en inglés, con la traducción a dichas lenguas, de la terminología de caza (montería y halconería incluidas), de anatomía, reproducción y ordenación de la fauna y de la patología de su carne. En total, más de 1500 términos con 13 esquemas e ilustraciones;

· un léxico en las ya repetidas ocho lenguas con números de referencia que remiten a las dos primeras listas. Al final, doscientas citas bibliográficas clasificadas por tema.

Nuestra gratitud a Guy Ferlin por su descomunal trabajo. Un solo pero: el elevado costo (158 dólares EE.UU.)

S. Darroze

Indigenous peoples and tropical forests: models of land use and management from Latín América

J.W. Clay. Informe de supervivencia cultural No 27. Cambridge, Massachusetts, Cultural Survival, Inc. 1989.

Este librito es importante para quienes se interesen por el porvenir del Amazonas y de otras partes de América Latina. Escrito clara, concisa y documentadamente, describe sistemas sencillos y complejos de ordenación de los recursos, así como técnicas para la caza, la pesca y la agricultura. Los métodos citados van desde la protección ritual de los criaderos de la fauna y la pesca al drenaje intensivo de pantanales y a la plantación para mejorar el rendimiento de la fauna y la flora en tierras baldías o arboladas. El autor hace resaltar la calidad dinámica de las prácticas locales de ordenación que adoptan los pobladores para incrementar las posibilidades de producción sostenida de los recursos disponibles. El lector no podrá por menos de quedar impresionado por el ingenio y energía que despliegan estos pobladores de bosques y pantanales.

El autor no pretende idealizar el pasado. Por el contrario suscita interrogantes de difícil contestación: ¿Son aplicables las prácticas ideadas en un sistema a otro en que las condiciones naturales y la agricultura sean diferentes? ¿Pueden subsistir los sistemas que hacen uso intensivo de mano de obra cuando una parte de los pobladores consigue acceso a tecnologías más elevadas, dando lugar a la destrucción acelerada de los recursos en el esfuerzo por lograr utilidades inmediatas?

También detalla el libro cómo pueden fracasar los sistemas locales, y hace notar que no siempre conviene retenerlos. Describe varias tentativas hechas para diseminar sistemas de ordenación de éxito probado, entre ellas algunas con ayuda extranjera.

¿Son sostenibles los modos tradicionales de hacer uso de la tierra?

El autor hace resaltar la conveniencia de registrar todo el caudal de conocimientos tradicionales antes de que se pierda e insiste en la falta de comprensión de los aspectos físicos, sociales e institucionales de dichos métodos. Los investigadores, dice el autor, deben trabajar, en estrecho contacto con gente experimentada del lugar, para mejor comprender las posibilidades y los limites de las prácticas tradicionales y darse cuenta de la ayuda que hace falta para el desarrollo de mejores medios de ordenación. En cambio, el libro no insiste en la importancia de analizar los aspectos económicos, a pesar de que la información económica es esencial para que los planificadores decidan con fundamento cuáles son las mejores estrategias para la ordenación de los limitados recursos naturales.

M. Hoskins


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