Página precedente Indice Página siguiente


Sostenimiento de los bosques tropicales mediante sistemas de explotación ecológicamente adecuados

D.P. Dykstra y R. Heinrich

Dennis P. Dykstra es Profesor de Ingeniería Forestal en la Universidad del Norte de Arizona, Arizona, Estados Unidos.

Rudolf Heinrich es Jefe de la Subdirección de Explotación y Transporte Forestales de la FAO, Roma, Italia. Este artículo se basa en una monografía actualmente en fase de preparación que se publicará en la serie Estudios FAO: Montes.

Para que los bosques tropicales conserven su condición de tales, es preciso utilizar sus recursos. De lo contrario se corre el riesgo de que la población y la administración locales los consideren menos valiosos que otras formas de aprovechamiento de la tierra. Con los incentivos adecuados, el conocimiento de prácticas de explotación apropiadas, una supervisión técnicamente competente y los controles debidos, se puede explotar la madera industrial de los bosques tropicales, en el marco de un plan general de ordenación forestal, de una forma ecológicamente correcta y económicamente rentable, y que promueva simultáneamente la sostenibilidad de la riqueza del bosque en madera y en productos forestales no madereros.

El bosque tropical, como ecosistema, constituye la mayor reserva terrestre de biodiversidad

Muchos expertos en silvicultura tropical están de acuerdo en que la supervivencia a largo plazo de los bosques tropicales se halla en peligro a menos que los gobiernos establezcan y apliquen medidas políticas apropiadas. Por ejemplo, autoridades tales como la Comisión Brundtland (WCED, 1987), FAO (1989b, 1989c) y Poore (1989), sugieren la necesidad de elaborar políticas que aseguren una planificación integral del aprovechamiento de la tierra, mejoren los acuerdos de concesiones madereras, proporcionen incentivos y controles fiscales para la aplicación de prácticas sostenibles, estimulen una utilización mayor de la agrosilvicultura y de las plantaciones forestales, garanticen la participación de las poblaciones locales en los beneficios de la explotación maderera y protejan el patrimonio forestal permanente una vez que se haya establecido. Además de aprobar estas medidas, los gobiernos deben tener la voluntad política de hacerlas cumplir. Sólo así se podrán sostener los bosques tropicales.

No cabe duda de que las consideraciones económicas, sociales y políticas serán decisivas para determinar si dentro de un siglo seguirán existiendo grandes extensiones de bosque tropical. No obstante, si bien se pueden resolver los problemas asociados con estos factores, los métodos inadecuados de explotación pueden degradar tanto el bosque que quede sustancialmente reducida su riqueza maderera y no maderera. Por consiguiente, es esencial que los esfuerzos para mantener los bosques tropicales se realicen de manera simultánea en dos frentes: el frente sociopolítico, para crear las condiciones económicas, sociales y políticas que permitan el mantenimiento de bosques, y el frente tecnológico, para asegurar el empleo de métodos de explotación ecológicamente adecuados y económicamente aceptables, y que promuevan a la vez el mantenimiento de la riqueza maderera y no maderera del bosque.

Este artículo se concentra en la segunda de las dos líneas de acción esenciales. Sin negar la importancia crítica de los esfuerzos para mejorar las condiciones sociopolíticas en los países tropicales, la premisa de este artículo es que para sostener los bosques tropicales resulta igualmente apremiante mejorar los métodos de extracción.

Sostenimiento de los bosques tropicales

Aunque casi todos están de acuerdo en que la sostenibilidad de los bosques tropicales es un objetivo necesario, existe mucha confusión sobre el significado preciso de «sostenibilidad». Preferimos entender el término en el contexto de la utilización humana y de las aspiraciones de la población de los países en desarrollo de sacudirse el yugo de la pobreza. En este sentido, la FAO define el desarrollo sostenible como «la ordenación y conservación de la base de recursos naturales y la orientación del cambio tecnológico e institucional de tal manera que se asegure la continua satisfacción de las necesidades humanas para las generaciones presentes y futuras» (FAO, 1991). Un enunciado similar de la Comisión Brundtland (WCED, 1987) dice que «el desarrollo duradero es el que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades».

Por lo tanto, para que la utilización de los bosques tropicales contribuya al desarrollo sostenible, es imprescindible que no comprometa irreversiblemente su capacidad de regenerarse y de seguir proporcionando madera industrial, productos forestales no madereros, servicios ambientales, beneficios sociales y valores universales (como el mantenimiento de la biodiversidad) que resultan esenciales para el bienestar de las generaciones presentes y venideras. De hecho, el objetivo debe ser utilizar al máximo el potencial total del bosque de modo que siga proporcionando estos bienes y servicios. Esto implica que los bosques tropicales de los que haya que extraer madera industrial han de explotarse de tal forma que puedan recuperar pronto su estado previo u otro que sea silvícola, ecológica y sociológicamente deseable.

Desde el decenio de 1950, una serie de artículos de investigación ha cuantificado la naturaleza y el alcance de los daños derivados de las operaciones de extracción en los bosques tropicales. Los estudios más influyentes son quizás los realizados en Africa por Dawkins (1958) y Redhead (1960), y otra serie de estudios realizados en Asia sudoriental (Nicholson, 1958 y 1979; Wyatt-Smith y Foenander, 1962; Fox, 1968; Marn y Jonkers, 1982). En fechas más recientes se han publicado estudios similares para la región de América Latina y el Caribe de Jonkers (1987), Hendrison (1989), Schmitt (1989) y Costa Filho (1991). Según estos estudios, parece claro que el alcance de los daños habitualmente asociados con las operaciones de extracción en los bosques tropicales impide la preservación de muchos valores forestales no madereros. Así, aunque los actuales métodos de extracción tal vez permitan la producción sostenida de madera, es probable que impidan mantener otros servicios y funciones de los bosques tropicales.

Además, existen pruebas de que los daños aumentan cuando las operaciones de extracción se extienden a terrenos más escarpados, aumenta la mecanización y se apoyan más en los «caballos de fuerza» que en la competencia técnica (Fox, 1968; Nicholson, 1979; Marn y Jonkers, 1982). Esta es una tendencia alarmante, porque indica un riesgo cada vez mayor para la sostenibilidad de la producción maderera y de los otros servicios de los bosques tropicales.

Tecnologías de explotación para sostener los bosques tropicales

En esta sección y en las siguientes se hace una distinción entre «explotación» y «extracción». La extracción se refiere simplemente al proceso de corta y extracción de la madera, mientras que la explotación incluye la planificación previa, supervisión técnica y evaluación posterior de las operaciones, con la preocupación de conservar la riqueza de recursos no madereros y por el estado futuro del bosque. «Tecnología de explotación» es un concepto colectivo que se refiere a la utilización de principios científicos y técnicos, combinados con la enseñanza y la capacitación, para mejorar la utilización de la mano de obra, el equipo y los métodos de explotación en el aprovechamiento de la madera industrial.

Actualmente hay información suficiente para permitir una explotación sostenible prácticamente en cualquier zona de bosque tropical del mundo. Además, hay que hacerlo no sólo para promover la sostenibilidad, sino porque, como lo demuestran al menos tres estudios; recientes (Marn y Jonkers, 1982; Hendrison, 1989, y Schmitt, 1989) las operaciones de explotación ideadas con este objetivo pueden reducir mucho los costos mediante una planificación y un - control técnico mejores.

La clave para fomentar la sostenibilidad de los bosques tropicales es utilizar durante las operaciones de explotación; maderera los últimos conocimientos disponibles en lo que se refiere a cinco elementos críticos: planificación de la exploración; caminos forestales; operaciones de corta; arrastre y saca, y evaluaciones posteriores a la explotación. Este articulo aborda estos elementos por separado en las secciones que siguen.

Planificación de la explotación

Una planificación completa de las operaciones de la explotación es fundamental i para crear las condiciones adecuadas para una explotación sostenible y también para conciliar la necesidad de un mayor control técnico con la necesidad de reducir los costos. No obstante, hay muchas pruebas de que la explotación de los bosques tropicales raramente va precedida de una planificación minuciosa como la que se i realiza habitualmente en los bosques templados (Schmidt, 1987; Hendrison, 1989; FAO, 1989b). A partir de observaciones realizadas durante más de dos decenios, Nicholson (1958, 1979) sugiere que la planificación de la explotación de los bosques tropicales es menor que en el período colonial.

Como se hace con los bosques templados, la planificación de la explotación de los bosques tropicales debe incluir un inventario detallado de las maderas y de i los datos topográficos, además de otra información esencial para establecer un i sistema de transportes para la operación.

El plan de transporte debe permitir al personal de extracción un fácil acceso a los árboles, tratando de eludir zonas que planteen problemas, evitando las corrientes de agua y reduciendo al mínimo la superficie total alterada por caminos, plataformas de embarque, pistas de arrastre y cablevías. Marn y Jonkers (1982) y Hendrison (1989) sugieren la forma de recoger los datos necesarios para este tipo de planificación.

El plan de explotación debe especificar también el equipo que se ha de usar y el calendario de las operaciones, y debe incluir planes de contingencia para prevenir tormentas fuertes u otras circunstancias extremas. Debe considerar también la posibilidad de una explotación complementaria de productos forestales no madereros (por ejemplo, la corta de retén o el sangrado de resinas, antes de la extracción, o la recogida de leña después de la extracción). Habrá que consultar a las comunidades locales sobre los posibles problemas de programación (por ejemplo, para aprovechar la disponibilidad de mano de obra durante períodos de menos trabajo agrícola). Será preciso tener en cuenta la fecha normal del inicio de la estación de las lluvias, así como el momento de la diseminación en zonas en las que las semillas no se producen durante todo el año, como sucede en los bosques caducifolios o de hoja semiperenne. En algunos casos, habrá que programar la explotación a fin de no entrar en conflicto con los ciclos reproductivos de animales o plantas valiosos para la población local.

Aunque esta planificación implica unos gastos iniciales mayores, puede ayudar a evitar muchos problemas y reducir mucho los costos totales, al disminuir los desperdicios y mejorar la eficiencia de las operaciones. Un estudio de Marn y Jonkers (1982), demostró que en las operaciones bien planificadas, la organización y supervisión eran mejores, había menos accidentes quedaban sin talar menos árboles comercializables y se perdían menos troncos después de la corta. Además, resultó que en conjunto los costos de las explotaciones con planificación completa eran entre un 20 y un 45 por ciento inferiores a los registrados en condiciones prácticamente idénticas pero sólo con una planificación mínima (Marn y Jonkers, 1982; Hendrison, 1989). Y, lo que es quizá más importante, la alteración total del suelo y el daño a los árboles residuales era notablemente menor en las operaciones planificadas que en las otras.

Una planificación, construcción y mantenimiento apropiados son imprescindibles para reducir al mínimo la erosión provocada por los caminos de extracción

Caminos forestales

Los caminos son sin duda el aspecto más problemático de las operaciones de explotación de la madera. Se estima que los caminos son la causa directa de un 90 por ciento o más de la erosión del suelo derivada de la explotación de la madera en los trópicos (FAO, 1977). Con todo, excepto en los casos en que se pueden utilizar grandes vías acuáticas, los caminos son esenciales para la extracción industrial de madera y también para proporcionar acceso a las funciones de ordenación y de control.

La construcción de caminos obliga a arrancar vegetación y a preparar el suelo para facilitar el paso de los vehículos. Esto casi siempre va acompañado de un aumento de los índices de erosión. Para reducir al mínimo la erosión y sus efectos destructivos es preciso planificar de antemano el trazado de los caminos y seguir métodos de construcción apropiados.

Para reducir la influencia negativa en el medio ambiente que suele comportar la explotación industrial en los bosques tropicales, resulta esencial una supervisión técnica competente del trazado y la construcción de los caminos. Se puede reducir la erosión del suelo y aumentar la superficie boscosa conservada limitando la zona que se despeja para caminos de arrastre a la mínima anchura compatible con la eficiencia y la seguridad. Valga como ejemplo que las directrices preparadas para los montes higrofíticos del norte de Australia especifican que la máxima anchura despejada debe ser inferior a 7,5 m para los caminos de arrastre principales, e inferior a 5 m para los secundarios (Word y Kanoswki, 1985). En cambio, en Papua Nueva Guinea, según un reciente estudio, se despeja como promedio una anchura de 18,4 m, para la construcción de caminos (FAO, 1989a).

Operaciones de corta

Por sí misma, la corta selectiva se asemeja mucho a la caída natural de los árboles, y en general se considera relativamente benigna desde una perspectiva ambiental (Hamilton, 1988). De hecho, los claros creados en el bosque por árboles talados adecuadamente con cualquiera de los sistemas selectivos usados habitualmente en los trópicos no se suelen distinguir de los claros causados por la caída natural de los árboles (Jonkers, 1987). No obstante, una corta inapropiada puede causar daños considerables para la pronta regeneración y puede reducir también la eficiencia de las operaciones de arrastre. Es de particular importancia tener en cuenta que las copas de los árboles muchas veces están unidas entre sí por lianas leñosas. En tales condiciones el árbol talado puede arrastrar consigo árboles adyacentes, rompiéndolos o descuajándolos. De hecho, se dice que los cultivadores nómadas se aprovechan de ello y talan grandes tramos de bosque cortando un solo árbol plagado de lianas. En zonas de este tipo es esencial cortar las lianas antes de la extracción, lo que permite reducir sustancialmente los daños causados a los árboles restantes. Por ejemplo, un estudio (Fox, 1968) descubrió que cortando las lianas varios meses antes de la tala se reducía hasta en un 50 por ciento el número de árboles derribados o partidos. Puesto que muchos de los árboles restantes dañados o destruidos durante la tala son latizos que formarán la madera comercializable en una fase posterior de explotación, el mantenimiento de la producción de madera depende de la conservación del mayor número posible de estos árboles. Además, gran parte de la biodiversidad floral reside en árboles que no alcanzan un gran porte y que generalmente no se utilizan para madera (K.D. Singh, Departamento de Montes de la FAO, comunicación personal, 1991). En consecuencia, reducir al mínimo los daños a los árboles jóvenes y a los rebrotes es también importante desde el punto de vista de la conservación de la biodiversidad [NdR: veáse también el artículo de R.H. Kemp].

Técnicas apropiadas de corta conducen a una pronta regeneración y mejoran la eficacia de las operaciones de arrastre

Tras la corta, unas técnicas mejores de troceado pueden aumentar al máximo el valor del árbol y reducir los desperdicios

Otro problema habitual en los bosques tropicales es la utilización de técnicas inapropiadas de corta. Según DeBonis (1986), las cuadrillas de cortadores carecen a menudo de preparación, y en algunos casos ni siquiera saben que es preciso hacer una muesca de guía para dirigir la caída del árbol. Una vez que se ha cortado el árbol, es esencial trocearlo adecuadamente para aprovechar al máximo su valor y reducir los desperdicios. Una reciente evaluación global indica que, en los trópicos, el porcentaje de madera talada que queda inutilizada en el bosque es más del doble que en las regiones templadas (Dykstra, 1991). La utilización de estos residuos con mejores técnicas de corta y de troceado podría reducir sustancialmente la superficie de bosque tropical cortada cada año para obtener el volumen de madera industrial que se produce actualmente en los bosques tropicales.

Arrastre y desboscado

La mayor parte de la extracción en los bosques tropicales se hace con equipo de arrastre por tierra. El desboscado por cables reduce sustancialmente las necesidades de caminos y la alteración del suelo en zonas escarpadas o pantanosas (Aulerich, Aulerich y Piedrahita, 1990) pero su aplicación correcta requiere personal muy preparado y aun así probablemente resulte más costoso y cause mayores daños a los árboles restantes (Nicholson, 1979).

Los sistemas convencionales de arrastre por tierra resultan perjudiciales para el bosque tropical de dos formas. Los arrastradores de troncos tienden a vagar por el bosque en busca de los árboles talados, lo que crea una gran cantidad de pistas de arrastre y causa daños excesivos a los árboles restantes y a su pronta regeneración. Los arrastradores también remueven y apelmazan el suelo, lo que aumenta la erosión y retrasa la regeneración y el crecimiento de los demás árboles. Estos dos problemas se pueden reducir sustancialmente mediante una completa planificación previa. Estudios comparativos han demostrado que el costo del arrastre se puede reducir de un tercio o más mediante una planificación completa unida a una supervisión técnica competente (Marn y Jonkers, 1982; Hendrison, 1989). Además, cuando la planificación previa del trazado de las pistas va combinada con una corta de árboles dirigida hacia las mismas, se puede reducir sustancialmente el número de troncos comercializables que quedan en el bosque (Marn y Jonkers, 1982).

Cuando es el caso, se pueden utilizar arrastradores de baja presión sobre el terreno para reducir la alteración y el apelmazamiento del suelo, especialmente en pendientes escarpadas o en suelos permanentemente húmedos (Buenaflor y Heinrich, 1980). El arrastre con animales es también una alternativa viable en muchas zonas y se ha demostrado que el empleo de animales de tiro como elefantes o bueyes reduce significativamente las alteraciones y el apelmazamiento del suelo y los daños a los árboles restantes (Sundquist, 1985; Cordero, 1988).

El arrastre con animales es una alternativa viable en muchas regiones y puede reducir mucho la alteración del suelo

Evaluaciones posteriores a la explotación

Como se subrayó al comienzo de este artículo, la explotación es un elemento de la ordenación general del bosque. Por consiguiente, resulta esencial contar con información continua sobre el éxito o el fracaso de las operaciones con relación a la sostenibilidad del bosque a largo plazo.

Las evaluaciones posteriores pueden proporcionar parte de esta información. Una evaluación de este tipo debe contener informaciones sobre los costos e ingresos de la operación, la medida en que se logran los objetivos silvícolas y los no relativos a la producción maderera, el alcance de los daños a los demás árboles, la superficie alterada por caminos y pistas, la calidad y la cantidad de la regeneración, etc. Se deberán señalar también las necesidades para las operaciones posteriores a la explotación tales como el restablecimiento de la vegetación en las pistas de arrastre y en las plataformas de embarque. Por último, es esencial que los resultados de dicha evaluación se comuniquen al personal que ha trabajado en la explotación. Incentivos financieros para un buen trabajo o sanciones para un trabajo deficiente reforzarán el empeño de la empresa en la aplicación de prácticas de explotación sostenible.

Los arrastradores de baja presión sobre el terreno pueden reducir los daños en el suelo, pero la clave para que los daños sean mínimos es reducir la superficie alterada por las pistas de arrastre

Iniciativas para mejorar las operaciones de explotación en los bosques tropicales

Aunque muchas de las prácticas de extracción que se utilizan comúnmente hoy en los bosques tropicales son incompatibles con la sostenibilidad a largo plazo de la riqueza no maderera, hay indicios de notables mejoras. Quizás el esfuerzo más completo sea el de Suriname, analizado por Jonkers (1987), Hendrison (1989), y otros autores de la Universidad Agrícola de Wageningen, Países Bajos. Este empeño supuso el desarrollo de sistemas silvícolas y de explotación compatibles, que redujeran al mínimo la repercusión ambiental de la explotación selectiva en el monte alto tropical. Los fundamentos del sistema incluyen una completa planificación previa, una preparación minuciosa del personal de extracción, una supervisión técnicamente competente y amplias evaluaciones posteriores como parte de la información sobre el plan general de ordenación. Un aspecto importante es que el proceso se desarrolló y se ensayó en colaboración con compañías madereras privadas, las cuales beneficiaron de una sostenibilidad de los recursos forestales tropicales garantizada y también de la disminución del costo directo de sus operaciones en un 30 por ciento o más en comparación con la extracción convencional.

Un enfoque diferente, que también se propone mejorar la sostenibilidad de la riqueza maderera y no maderera del bosque, se está ensayando en la Amazonia peruana. Utilizando los principios ecológicos de la dinámica de aclareo, el sistema de explotación se basa en pequeñas cortas rasas a lo largo de las curvas de nivel en fajas largas y estrechas para aprovechar las características de regeneración de las especies madereras locales y también para mejorar la economía de la extracción [NdR: veánse también los artículos de J. Ocaña-Vidal y de M. Kiernan et al.].

También se están perfeccionando los sistemas de explotación en otras regiones de los trópicos, inclusive en Malasia (Marn y Jonkers, 1982) [NdR: veáse también el artículo de S.T. Mok], la Guayana francesa (Schmitt, 1989), Colombia (Aulerich, Aulerich y Piedrahita, 1990), Papua Nueva Guinea (Buenaflor, 1990), el Brasil (Costa Filho, 1991) e Indonesia (Hasan, 1991). Se hallan en curso investigaciones sobre tecnologías de explotación sostenible en la cuenca del Zaire, realizadas por el Centre Technique Forestier Tropical de Francia en colaboración con organizaciones locales africanas. Aunque la mayoría de los sistemas perfeccionados de explotación ensayados hasta ahora son experimentales, la asistencia de las organizaciones internacionales en el ensayo de aplicaciones piloto y en la preparación de los equipos de planificación y del personal de extracción podría dar el impulso necesario para que estos sistemas resulten operativamente viables en una escala mayor.

Bibliografía

Aulerich, D.E., Aulerich, S.P. y Piedrahita, M. 1990. Applying steep terrain harvesting technology to the forests of Latin America. Actas del XIX Congreso de la Unión Internacional de Instituciones de Investigación Forestal 5-11 agosto 1990 Montreal, Canadá. Montreal, IUFRO.

Buenaflor, V.D. 1990. Forest management research and development Papua New Guinea: report on improved forest harvesting. Informe del proyecto DP/PNG/86/009. Roma, FAO.

Buenaflor, V. y Heinrich, R. 1980. FMC tracked skidder logging study in Indonesia. Documento de trabajo N° 7 del Proyecto FO:INS/78/054. Roma, FAO.

Cordero, W. 1988. Utilización del sulky en la extracción de madera con bueyes. Serie informativa de tecnología apropiada N° 18. Cartago, Costa Rica, Instituto Tecnológico de Costa Rica.

Costa Filho, P.P. 1991. Mechanized logging and the damages caused to tropical forests: case of the Brazilian Amazon. Artículo inédito presentado en el X Congreso Forestal Mundial, 17-26 de septiembre de 1991, París, Francia.

Dawkins, H.C. 1958. The management of tropical high forest with special reference to Uganda. Oxford, Reino Unido, Imperial Forestry Institute.

DeBonis, J.N. 1986. Harvesting tropical forest in Ecuador. J. Forestry, 84(4):43-46.

Dykstra, D.P. 1991. Wood residues from timber harvesting and primary processing: a global assessment for tropical forests. Informe inédito presentado a la Subdirección de Explotación y Transporte Forestales, FAO.

FAO. 1977. Guidelines for watershed management. Guías FAO: Conservación 1. Roma.

FAO. 1989a. Forest management research and development Papua New Guinea: project findings and recommendations. Informe final del Proyecto FO:DP/PNG/84/003. Roma.

FAO. 1989b. Review of forest management systems of tropical Asia. Sintetizado por A.J. Leslie sobre la base de contribuciones de C.T.S. Nair, Mammen Chundamannil, Thang Hooi Chiew, Abdul Rashid bin Mat Amín, y del Bureau of Forest Development of the Philippines. Estudio FAO: Montes N° 89. Roma.

FAO. 1989c. Management of tropical moist forests in Africa. Sintetizado por R.L. Willan sobre la base de contribuciones de M.S. Philip; P.K. Karani; P.R.O. Kio; S.A. Ekwebellam; A.B. Oguntala; D.O. Ladipo y F.O.C. Nwonwu y R. Catinot. Estudio FAO: Montes N° 88. Roma.

FAO. 1991. Declaración sobre un desarrollo sostenible. Actas de la Conferencia FAO/Países Bajos sobre Agricultura y Medio Ambiente, 's-Hertogenbosch, Países Bajos, 1519 de abril de 1991. (Inédito)

Fox, J.E.D. 1968. Logging damage and the influence of climber cutting prior to logging in the lowland dipterocarp forest of Sabah. Malays. For., 31(4):326-347.

Hamilton, L.S. 1988. Minimizing the adverse impacts of harvesting in humid tropical forests. En A.E. Lugo, J.R. Clark y R.D. Child, eds., Ecological development in the humid tropics. Morrilton, Arkansas, EE.UU., Winrock International Institute for Agricultural Development.

Hartschorn, G.S. 1989. Gap-phase dynamics and tropical tree species richness. En L.B. Holm-Nielsen, I.C. Nielsen y H. Balslev, eds. Tropical forests: botanical dynamics speciation and diversity. Londres, Academic Press.

Hasan, M. 1991. Sustainable forest management and utilization of timber for domestic timber industry. Actas del X Congreso Forestal Mundial, París, Francia 17-26 de septiembre de 1991. Volumen 6:333-339.

Hendrison, J. 1989. Damage-controlled logging in managed tropical rain forests in Suriname. Serie sobre ecología y ordenación de los bosques higrofíticos tropicales de Suriname N° 3. Wageningen, Países Bajos, Universidad Agrícola.

Jonkers, W.B.J. 1987. Vegetation structure, logging damage and silvicultura in a tropical rain forest in Suriname. Serie sobre ecología y ordenación de los bosques higrofíticos tropicales de Suriname N° 3. Wageningen, Países Bajos, Universidad Agrícola.

Marn, H.M. y Jonkers, W. 1982. Logging damage in tropical high forest. En P.B.L. Srivastava et al., eds. Tropical, forests-source of energy through optimisation and diversification. Actas de una conferencia internacional celebrada entre el 11 y el 15 de noviembre de 1980 en Penerbit University, Malasia.

Nicholson, D.I. 1958. An analysis of logging damage in tropical rain forests. North Borneo. Malays. For. 21(4):235-245.

Nicholson, D.I. 1979. The effects of logging and treatment on the mixed dipterocarp forests of Southeast Asia. Informe FO: MISC/79/8. Roma, FAO.

Poore, D. 1989. No timber without trees. Londres, Earthscan.

Redhead, J.R. 1960. An analysis of logging damage in lowland rain forest in Western Nigeria. Nueva serie del Nigerian Fores. Inf Bull. 10:5-16

Schmidt, R. 1987. Ordenación de los bosques higrofíticos tropicales. Unasylva, 39(156): 2-17.

Schmitt, L. 1989. Etude des peuplements naturels en forêt dense guyanaise: compte rendu de mise en application des traitements sylvicoles sur le dispositif de paracou. Nogent-sur-Marne, Francia, Centre Technique Forestier Tropical, Département du CIRAD.

Sundquist, G., ed. 1985. A handbook on basic logging and transport methods adapted to typical conditions in India. Spanga, Suecia, Forskningsstiftelsen Skogsarbeten (Instituto de operaciones forestales).

Ward, J.P. y Kanowski, P.J. 1985. Implementing control of harvesting operations in north Queensland rainforests. En K.R Shepherd y H.V. Richter, eds., Managing the tropical forest. Actas de un taller celebrado en Gympie, Australia, del 11 de julio al 12 de agosto de 1983. Canberra, Australia, Universidad Nacional de Australia.

WCED. 1987. Nuestro futuro comón. Oxford, Oxford University Press.

Wyatt-Smith, J. y Foenander, E.C. 1962. Damage to regeneration as a result of logging. Malays. For. 25(1):40-44.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente