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La silvicultura para la ordenación sostenible del bosque tropical húmedo

J.G. Bertault, B. Dupuy y H.F. Maître

Se analizan los resultados obtenidos por la investigación de los procesos que regulan la masa natural y la plantación, y se examinan las posibles opciones silvícolas para su ordenación forestal. Por otra parte, se analizan los conocimientos disponibles acerca del comportamiento, crecimiento, regeneración y mortalidad de los rodales naturales ante los efectos de las actividades humanas como la corta y saca de madera, el aclareo para el mejoramiento, los incendios accidentales, etc. Resulta indispensable entender a fondo estos importantes aspectos para poder recomendar un adecuado sistema de silvicultura para un determinado rodal. Ello, a su vez, es esencial para la ordenación del bosque encaminada a una producción sostenible de sus productos y servicios, conservando la diversidad biológica, y para la consecución de los requisitos técnicos que permitan la conservación de los ecosistemas forestales tropicales.

Jean Guy Bertault, Bernard Dupuy y Henri Felix Maître colaboran con el Programa bosque natural del Centre de coopération internationale en recherche agronomique pour le développement (CIRAD-Bosques), ex Centre technique forestier tropical (CTFT), Nogent-sur-Marne, Francia. Nota: Este articulo es la adaptación autorizada de un documento preparado para el Taller de Silvicultura Tropical que tuvo lugar en la Conferencia del Centenario de la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO), Berlín, 1-3 de septiembre de 1992.

El programa de investigación sobre silvicultura que el ex Centre technique forestier tropical (CTFT) ha llevado adelante en los bosques tropicales húmedos a lo largo de los últimos veinte años ha tratado de desarrollar y sintetizar los conocimientos disponibles acerca del establecimiento y ordenación de las plantaciones destinadas a la producción maderera, especialmente en el Africa francófona. También se ha concentrado en los procesos silvícolas, con o sin intervención humana, de las masas naturales. Durante quince años, el programa se ha apoyado en una red de proyectos en gran escala localizados no sólo en Africa (Côte d'Ivoire, República Centroafricana y Gabón) sino también en América del Sur (región amazónica del Brasil y Guayana francesa) y, recientemente, en Asia (Indonesia).

El CIRAD-Bosques mantiene una red de proyectos de plantación en A frica, América Latina y Asia

Antecedentes históricos

Por mucho tiempo se dio generalmente por sentado que los ecosistemas de bosque tropical húmedo se renovaban por sí solos de manera perpetua, representando de este modo un potencial maderero inagotable. Sin embargo, con el aumento de la explotación maderera, se descubrió rápidamente que las cosas no eran así. Las especies valiosas explotadas no necesariamente se regeneraban, y resultó evidente que se depauperarían los bosques sobreexplotados, a menos que la intervención silvícola mantuviera o aumentara su potencial maderero.

De este modo las primeras prácticas silvícolas se orientaron a establecer procedimientos pragmáticos para el mantenimiento de los rendimientos madereros de las pocas especies que eran económica mente más rentables. Las técnicas han variado considerablemente a lo largo del tiempo, según los distintos países y dentro de cada uno de ellos, dependiendo de la gran diversidad y complejidad de ecosistemas forestales, y con el cambiar de las actitudes hacia la regeneración natural y artificial.

La investigación silvícola organizada no maduró realmente sino hasta después de la Segunda Guerra Mundial, especialmente en regiones que se encontraban bajo el régimen colonial británico y francés. Hubo pocas aunque importantes excepciones, como por ejemplo la Dirección Forestal del INEAC en Zaire, creada en 1934 y en funcionamiento en Yangambi y Luki hasta 1960.

La investigación y la silvicultura tropicales han oscilado, durante los últimos cincuenta años, entre dos conceptos aparentemente contradictorios: el de la regeneración artificial (por ejemplo, enriquecimiento, plantaciones, etc.) y el de la regeneración natural y mejoramiento de los rodales existentes.

Al comienzo, los servicios forestales se proponían enriquecer el bosque mediante la plantación. La idea central era reemplazar las especies valiosas que se habían cortado, asegurando así el material para la futura explotación. Se esperaba obtener beneficios adicionales provenientes de los árboles ya existentes y de la regeneración natural. Las primeras operaciones se orientaron hacia la conservación y se concentraron en especies con un demostrado valor comercial, tales como la Tarrietia utilis (niangon), Entandrophragma utile (sipo), E. cylindricum (sapelli) Khaya spp. (caoba africana), Aucoumea klaineana (elemí de Africa) y Chlorophora excelsa (teca africana).

Las primeras técnicas de enriquecimiento consistían en una reducida intervención, efectuando plantaciones a lo largo de callejones estrechos y bien separados, cortados en el interior de los bosques y con poco impacto sobre el medio ambiente. Este método se proponía producir alrededor de 50 árboles de primera categoría por hectárea y requería una intervención frecuente y vigorosa. Se aplicó por casi todas partes en los trópicos y evolucionó gradualmente de un aclareo parcial al aclareo total, con el fin de proporcionar una completa iluminación a las plantaciones densas.

Los métodos de enriquecimiento precisaban de mantenimiento continuo para dar a las plántalas la mejor oportunidad de supervivencia. Pero pocas veces se prestó atención a la naturaleza técnica de los requisitos y a la necesidad de una cuidadosa planificación y considerable aportación de mano de obra, por lo que los resultados no fueron muy convincentes.

Las técnicas de regeneración natural predominaron durante unos diez años, especialmente entre 1950 y 1960. Los primeros intentos de aplicar la silvicultura en las masas naturales se llevaron a cabo contemporáneamente como acciones de enriquecimiento. Hubo gran diversidad de métodos, pero su principio común era el de estimular la regeneración de especies arbóreas comerciales mediante dos enfoques.

El primero fue el de mejorar los rodales mediante el aclareo de determinados tipos de árboles, sin tratar de favorecer directamente la regeneración natural, porque esta última se obtenía más fácilmente con rodales tratados de manera más homogénea. Este criterio se adoptó en el Zaire (igualación a partir de arriba y resalvo) y en el Gabón (mejoramiento de los rodales ricos en elemí de Africa).

El segundo fue el de promover la regeneración natural a través de la corta, aclareo y mantenimiento para abrir claros en el estrato dominante y permitir a la luz penetrar hasta el suelo y activar la germinación de las semillas, así como para estimular el crecimiento de las plántalas oprimidas por la fronda del bosque. Estas técnicas incluían el mejoramiento de masas naturales (Côte d'Ivoire) y especialmente el sistema tropical de corta por aclareos sucesivos, desarrollado en el sudeste asiático (por ejemplo, Malasia) y aplicado en Africa (Ghana y Nigeria) y en América (Trinidad y Tabago).

A la larga se abandonaron estas prácticas de regeneración natural a causa de los problemas relacionados con la proliferación de enredaderas heliotrópicas, el crecimiento de especies colonizadoras vigorosas que impedían el desarrollo de las especies valiosas y la dificultad para encontrar y mantener un correcto equilibrio de la iluminación. Estas dificultades se agravaron con las numerosas intervenciones que se generalizaron a lo largo del tiempo, pero que eran difícilmente justificables desde el punto de vista técnico y económico; fue precisamente este último aspecto lo que bloqueó definitivamente el sistema de mejoramiento del rodal. Además, no sólo resultó imposible observar inmediatamente los resultados, sino que tampoco se cuantificaron los aumentos obtenidos en la producción a través de una sólida investigación previa o de acompañamiento. A principios de la década de los sesenta, la balanza se inclinó a favor de los métodos artificiales.

En efecto, los defensores de la regeneración artificial exigían mayor eficacia y un mejor uso de los fondos mediante operaciones de campo bien delimitadas y breves, y que permitieran un control no sólo sistemático sino también más sencillo y estricto de las mismas. La atenta elección del campo de acción y de las especies fueron también factores positivos. La intención era crear un bosque nuevo, sustituyendo el rodal existente con uno de estructura más nivelada mediante la introducción de una o dos especies dominantes. Si la focalización en las plantaciones densas no disminuyó el costo unitario, permitió sin embargo concentrar temporal y especialmente el trabajo, mecanizando gran parte de él.

En general, al menos tal como fueron inicialmente concebidos, el enriquecimiento y la regeneración natural no respondieron a las expectativas de técnicos y administradores. Resultó imposible regenerar naturalmente las masas naturales degradadas, por lo que tuvieron que ser convertidas en plantaciones densas, que fueron muy comunes en los años sesenta cuando la plantación sobre suelo raso de una única especie llegó a ser en el trópico el principal objetivo de los administradores e investigadores forestales. Contemporáneamente, aumentaba el grado de mecanización de los trabajos de aclareo y mantenimiento, a la vez que se generalizó el uso de especies de crecimiento rápido para la producción de pasta, como el pino y el eucalipto, luego de una fase de experimentación.

Cabe señalar que en los últimos diez años se ha renovado el interés por la ordenación natural de los bosques. De hecho, se ha puesto en duda la rentabilidad de las plantaciones a causa del costo prohibitivo, para muchos países, de sus rendimientos cualitativos y cuantitativos, que son más bajos de lo que se esperaba, así como por razones de conservación de la diversidad biológica. Las técnicas «artificiales» y «naturales» no deberían verse como métodos en conflicto sino más bien como técnicas complementarias. Se debe adaptar ambas a un nuevo contexto que no es otro que el de la urgente necesidad de proteger y ordenar de manera sostenible el ecosistema forestal tropical. Con el fin de demostrar la intrínseca potencialidad complementaria de estas técnicas, se presentan a continuación los resultados más significativos de la investigación silvícola de los bosques tropicales húmedos obtenidos por el ex CTFT y organismos asociados, ya sea en las masas naturales que en las plantaciones.

La silvicultura de plantación

Las dificultades técnicas y económicas encontradas en las acciones de enriquecimiento llevaron a los silvicultores a concentrarse en técnicas de plantación basadas en la corta a mata rasa del bosque existente. Esta opción se inspiró directamente en la experiencia obtenido con las especies que requerían una iluminación intensa, tales como Tectona grandis (teca), Aucoumea klaineana (elemí de Africa) y Terminalia superba (limbo). La mayoría de las técnicas que el CIRAD-Bosques actualmente recomienda para el establecimiento y ordenación de los rodales artificiales se basan en los trabajos realizados por el CTFT en el Gabón y, sobre todo, en Côte d'Ivoire.

Elección de las especies

Las especies idóneas para las plantaciones de bosques tropicales húmedos se pueden clasificar en tres grupos:

· especies de crecimiento inicial lento, que incluyen Entandrophragma utile (sipo), Khaya spp. (caoba africana) y Tarrietia utilis (niangon). En la actualidad se utilizan raras veces debido a las numerosas limitaciones silvícolas, fitopatológicas y económicas.

· Especies de crecimiento inicial rápido y destinadas a la producción industrial de biomasa (por ejemplo, pasta, madera para construcción y leña). Estas especies, que incluyen pinos, eucaliptos y acacias, se pueden explotar pronto (entre 7 y 10 años), y pueden plantarse en bosques degradados.

· Especies que crecen bien en rodales de especie única (o mezclada) destinados a la producción maderera. Estas especies constituyen el principal tema de investigación en la ordenación de los bosques tropicales húmedos. Forman parte de ellas las especies antes mencionadas de teca, limbo y elemí de Africa, pero también la Cedrela odorata, Gmelina arborea, Terminalia ivorensis (framir) y la Triplochiton scleroxylon (samba).

Establecimiento y ordenación de los rodales

En la plantación de algunas especies, exóticas o autóctonas, se han de tomar en cuenta algunos factores ecológicos específicos y limitantes (por ejemplo, el suelo y el clima). Algunos requisitos son específicos de cada especie, sin embargo, se pueden establecer algunos principios silvícolas generales.

Las plantas heliotrópicas y autopropagantes se convierten rápidamente en una amenaza para las plántalas jóvenes. El mantenimiento (manual, mecánico o químico) debe ser inmediato y constante para detener el cierre de la fronda. La poda artificial mejora la calidad del producto final (con nudos pequeños y sanos).

El incremento de año en año de las superficies que se destinan a plantaciones y la progresiva disminución de la mano de obra han determinado un aumento de la utilización de medios mecánicos para la preparación del terreno, especialmente en operaciones de corta (sierras de cadena y tractores equipados con rastrillos de roza) y mantenimiento. Pero la mecanización requiere terrenos uniformes y libres de tocones y restos. Al mismo tiempo, el equipo pesado aumenta de manera considerable los costes para el establecimiento de la plantación. Sin embargo, su uso se ha demostrado indispensable en proyectos de gran escala (por ejemplo, en los destinados a establecer más de 500 ha por año), y de manera especial cuando las condiciones climáticas abrevian el tiempo disponible para la plantación. Permite también mecanizar el mantenimiento, mejorando de esta manera la supervivencia y el crecimiento inicial de los rodales jóvenes.

Se han realizado muchos ensayos y experimentos sobre las técnicas de plantación, desde la preparación de los viveros de plántalas hasta el mantenimiento de la plantación durante los primeros años, lo que ha permitido establecer programas de trabajo para diversas especies, incluido el cronograma y la descripción de las operaciones. La densidad inicial de la plantación debe ser lo suficientemente espesa como para permitir el cierre temprano de la fronda, lo cual depende de la conformación y la modalidad de cada especie. La densidad media apropiada puede variar de 1 500 a 2 000 tallos por ha para la teca, 1 100 tallos por ha para el elemí de Africa, Cedrela sp. y Gmelina sp., y de sólo 700 tallos por ha para el framir y el limbo. Una densidad inicial alta permite la rápida ocupación del terreno, pero se debe programar un calendario de aclareos para lograr el máximo crecimiento por unidad de superficie.

CUADRO 1. Regímenes silvícolas y rendimientos pronosticados para especies de plantación

Característica

Aucoumea klaineana

Tectona grandis

Terminalia ivorensis

Densidad final (tallos/ha)

120

100

70

Diámetro del tronco (cm)

60

50

50-60

Edad de rotación (años)

44

50

34

Area basimétrica (m2/ha)

34

20

20

Volumen del tronco (m3/ha)

350

275

250

Productividad (m3/ha/año)

8

5,5

7,5

Cuando las inversiones son considerables, es inevitable que se haga una elección ponderada de los materiales vegetales que serán propagados. El mejoramiento genético de las especies forestales inicia con el análisis de su variabilidad genética, la elección de las mejores procedencias, la selección fenotípica y la creación de semilleros para la propagación de material vegetal de calidad. Se puede acelerar el mejoramiento genético por multiplicación vegetal mediante esquejes provenientes de clones de alto rendimiento. Se ha llegado a dominar esta técnica aplicándola a la Triplochiton scleroxylon (samba) y a la Gmelina arborea.

La producción de volumen del fuste (que coincide aproximadamente con el volumen de producción de madera) depende de las características del rodal, que pueden ser controladas por el administrador forestal. La elección del diámetro de corta influye de manera decisiva en la naturaleza y rendimiento de los rodales, por lo que debería decidirse en función de las exigencias técnicas, silvícolas y financieras. Los conocimientos actuales permiten pronosticar la producción de plantaciones que son objeto de regímenes silvícolas apropiados, poseen una fertilidad media y se encuentran bien administradas (Cuadro 1).

Función e idoneidad de las plantaciones

Concluyendo el tema de la regeneración artificial, se puede afirmar que para muchas especies se han documentado técnicas idóneas para su establecimiento en plantación. Los métodos de enriquecimiento han dado buenos resultados, sea en plantación que sobre suelo raso, pero se han abandonado en favor de los métodos mecánicos intensivos, a causa de exigencias socioeconómicas (por ejemplo, disponibilidad de mano de obra) y técnicas (dificultades de expansión para abarcar grandes superficies). Tales métodos han encontrado su justificación en la progresiva depauperación de las masas naturales, en las posibilidades técnicas para la realización de actividades en gran escala y en la falta de conocimientos en materia de silvicultura y de ordenación natural del bosque. El problema está en ver si la repoblación forestal constituye una opción viable para países con deuda externa elevada y recursos limitados.

El costo elevado y la baja rentabilidad de las plantaciones son desventajas (según la economía tradicional de corto plazo), pero sólo se aplican en el caso de opciones económicas puramente especulativas. La ordenación del bosque, su protección y su reconstitución a través de la plantación son conceptos a largo plazo, financieramente poco llamativos, al menos con los actuales precios de mercado de los productos finales. La única vía que puede transformar el bosque en una opción viable desde el punto de vista económico consiste en integrar las alzas de precio determinadas por el mercado con las no cuantificables ventajas socioeconómicas resultantes: creación de empleo, conservación de la diversidad biológica, protección del medio ambiente y del clima (producción de agua, amortiguamiento de los niveles de CO2, etc.). Además, a causa del grado de deforestación irresponsable a que se ha llegado en las zonas tropicales, con frecuencia una plantación representa la sola alternativa forestal, aun cuando el nuevo bosque dé lugar a un ecosistema simplificado

CUADRO 2. Actividades de la red experimental del CTFT

Año de inicio

País

Contraparte principal

Localidades

Parcela

Area total (ha)

Niveles de tratamiento

1973

Côte d'Ivoire

SODEFOR (Société de développement des plantations forestières)

Mopri

25

400

2 aclareos

Irobo

25

400

2 aclareos

La Tene

25

400

1 aclareo o corta saca

1981

República Centroafricana

Servicio Forestal Nacional - Banguii

M'baiki

10

so

Corta y saca ± aclareo

1983

Guayana Francesa

INRA (Instituto Nacional de Investigación Agraria)

Paracou

1 2

108

2 corta y saca ± aclareos

1980/1985

Brasil

INPA (Instituto Nacional de Investigación Amazónica)

Manaus (ZF2)

18

72

3 corta y saca

1987

Gabón

Comisión Forestal Nacional - Libreville

Oyane

34

30

4 aclareos (selectivos)

1987

Congo

SNR/OCF (Servicio Forestal Congolés)

N'gouha II

8

8

1 aclareo

1989

Indonesia

AFRD (Ministerio Forestal) Pt Inhutani I

Berau

18

288

2 corta y saca + aclareos

Nota: ± = con o sin; + = con.

La silvicultura de masas naturales

Las primeras investigaciones del bosque tropical húmedo se realizaron de manera poco sistemática, con recursos siempre insuficientes para alcanzar las metas propuestas y confundiendo con frecuencia la investigación con la aplicación. En la mayoría de las regiones de bosque tropical se establecieron parcelas experimentales independientes (casi siempre demasiado pequeñas), sin directrices comunes y sin un modelo de investigación común, lo que imposibilitaba la interpretación y comparación de los datos obtenidos. Además, los esfuerzos creativos quedaban desalentados con frecuencia por los continuos cambios en la política económica y forestal. De este modo, cuando a mitad de los años setenta creció el interés por la ordenación de los bosques tropicales, mucha de la información silvícola de masas naturales se encontraba bajo forma de datos incompletos o sin interpretar.

En 1976, el ex CTFT inició la constitución de una red de parcelas experimentales que se inspiraban en algunos principios sencillos:

· utilizar sólo parcelas grandes (varias hectáreas) con el mayor número posible de parcelas comparables en otros lugares;

· medir parámetros sencillos (por ejemplo circunferencia, ubicación de los árboles);

· aplicar métodos estadísticos para interpretar los datos.

Al mismo tiempo, los objetivos principales se centraron en el estudio de:

· la evolución del rodal y el crecimiento arbóreo en relación con las actividades silvícolas básicas (por ejemplo, corta, troceado y extracción), centrando la atención principalmente en los rodales primarios;

· la regeneración y el influjo de las prácticas silvícolas;

· las prácticas silvícolas para aumentar los rendimientos madereros; y,

· el desarrollo y transferencia de tecnología, fruto de experimentos, a ensayos en gran escala para proyectos de demostración y ordenación forestal.

La red experimental se extiende ahora por tres continentes y hace posible intercambios nacionales e internacionales que proporcionan un considerable y continuo flujo de información (Cuadro 2). A continuación se exponen las conclusiones que se pueden delinear a partir de la información relacionada con el crecimiento, productividad, vulnerabilidad, mortalidad y regeneración de las masas forestales.

Repercusiones de la corta y saca

En la República Centroafricana, en un bosque con un volumen total en pie de poco superior a 300 m3 por ha (contando los árboles que superan los 10 cm de diámetro), se procedió a la explotación con la extracción de 3 a 4 árboles por ha que superaban los 80 cm dap y que representaban 50 a 65 m3 por ha. Con los daños causados por la corta y saca la extracción aumentó hasta 68 a 95 m3 por ha, o sea, un 20 a 30 por ciento del volumen inicial. En la Guayana Francesa y el Brasil, donde el volumen en pie puede alcanzar de 310 a 370 m3 por ha, la corta y saca de alrededor de 10 árboles de 50 cm de diámetro significa una explotación de unos 50 m3 por ha y una extracción total de 75 m3 por ha, o sea, 20 a 25 por ciento del volumen inicial. Se ve, pues, que el impacto directo de la corta y saca es considerable. Se deberían controlar los trastornos, de manera que no superen el umbral de deterioro irreversible (a priori, el 40 por ciento del volumen en pie). Se ha visto que ello es muy importante, ya que la mortalidad puede ser excepcionalmente alta (2 a 4 por ciento anual) durante los 2 ó 3 años siguientes a la explotación. Abrir un claro en la fronda durante la corta y saca puede estimular el aumento del diámetro, si bien ello afecta relativamente a pocos árboles dado el carácter heterogéneo de la actividad de explotación.

El efecto de los aclareos

El aclareo se realizaba eliminando, con o sin arboricidas, las especies no comerciales o «secundarias», las cuales por lo general se dejaban en pie para reducir costes y daños. Sólo se eliminaban los árboles del estrato más alto que constituían la principal competencia para los futuros cultivos arbóreos. Mediante la corta y saca se extraen los árboles valiosos y altos, mientras que con el aclareo se eliminan los árboles altos sin valor comercial, con el resultado de que se generan rodales «más jóvenes» y se estimula su crecimiento, al mismo tiempo que se preserva la diversidad biológica (las operaciones afectan sólo a los árboles de grandes dimensiones y de todas las especies).

La apertura de la fronda de los rodales mediante aclareos (y explotación) favorece el crecimiento de la mayoría de las especies arbóreas, especialmente de los árboles de pequeña y mediana dimensión. Los primeros resultados que se obtuvieron en Côte d'Ivoire fueron muy prometedores y fueron confirmados no sólo por otros experimentos llevados a cabo en ambientes semejantes de Africa, sino también por los que se realizaron en América en un tipo de bosque muy diverso. En la Guayana Francesa, por ejemplo, la tasa de crecimiento de especies comerciales aumentó en un 75 por ciento para los troncos de 10 a 25 cm de diámetro y en un 50 por ciento para los de 25 a 40 cm durante los cuatro años siguientes a la explotación. Sin embargo, los árboles más altos, sometidos a menor competencia, pueden no mostrar respuesta alguna a este tratamiento silvícola.

La mortalidad natural

La mortalidad natural constituye un mecanismo importante para la regulación y la regeneración del bosque. Se trata de un fenómeno extenso, pero que resulta difícil cuantificar y estudiar. Afecta sólo a unos pocos árboles por hectárea cada año (1 a 2 por ciento del total), pero el total del volumen de pérdida puede ser considerable si se trata de árboles grandes. No se puede establecer una correlación entre la mortalidad natural y la dimensión de la apertura del rodal, ya que los árboles mueren independientemente de su tamaño, su desarrollo, tanto en parcelas asistidas como en las de control. Se trata de un fenómeno discontinuo (a diferencia del crecimiento del diámetro y el incremento de la regeneración) y con casos excepcionales que requiere largos períodos de observación.

La regeneración natural

Se han realizado diversos experimentos orientados a troncos de 2 a 10 cm de diámetro. La investigación, que no se ha concluido, sugiere ya que este tipo de tratamiento silvícola estimula la regeneración de la mayoría de las especies (principales y secundarias), sin causar mayores modificaciones en la flora fuera de las zonas afectadas por la explotación. Los experimentos no permitieron establecer un vínculo entre la regeneración y la presencia de la especie (fuente de semilla) en el estrato dominante. Las estimaciones en este sector seguirán siendo provisionales por mucho tiempo, debido a que se necesita un largo período para observar la cadena de efectos de una acción precisa.

Los incendios forestales

Un incendio ocurrido en 1983 en uno de los tres proyectos de Côte d'Ivoire sirvió para cuantificar el alcance y las consecuencias del daño. En general, las zonas más destruidas por el incendio fueron aquellas que habían sido objeto de aclareos y explotación y que, debido a la abundancia de árboles secos en pie o derribados, resultaron más inflamables que las parcelas dejadas intactas. Este descubrimiento, que no resulta muy entusiasmante para el tema de los bosques modificados por la acción humana, subraya sin embargo la importancia de la protección forestal como un tema siempre actual; significa también que no bastan las medidas de silvicultura. Se debe, sobre todo, prestar atención cada día a la preservación de la inversión y del capital.

La producción

La producción volumétrica anual (que integra crecimiento, mortalidad y regeneración) de todas las especies comerciales (de diámetro superior a los 10 cm), depende del tratamiento silvícola. Por ejemplo, las cifras relativas a Africa muestran que la producción se duplicó durante los cuatro años posteriores al tratamiento (Cuadro 3). Dado que el volumen inicial de árboles en pie era de 100 a 150 m3 por ha, esta cifra representa una productividad anual de alrededor del 2 al 3,5 por ciento. Estudios realizados en la República Centroafricana muestran resultados semejantes a pesar de las diferencias en cuanto a la estructura del rodal, las especies y el tratamiento silvícola (Cuadro 3).

CUADRO 3. Aumento de volumen anual (en árboles con más de 10 cm de diámetro) de las especies comerciales después de cuatro años de tratamiento en Africa

Tratamiento

Côte d'Ivoire

República Centroafricana

m3 por hectárea por año

Porcentaje del volumen inicial

m3 por hectárea por año

Porcentaje del volumen inicial

Sin tratamiento

0,7-1,8

0,5-2,0

1,35

0,9

Corta y saca

2,5

2,5

1,50

2,1

Corta y saca más aclareo

2,2-3,6

0,2-3,5

2,45

3,2

El crecimiento en volumen (o área basimétrica) de los árboles que superan el límite de corta es más variable. En Côte d'Ivoire, por ejemplo, el aumento de producción que se obtiene mediante el aclareo o la explotación es relativamente bajo, entre 0,5 y 1,5 m3 por ha por año. Esto se puede explicar con los resultados expuestos anteriormente:

· el crecimiento de los árboles dominantes es casi siempre independiente del tratamiento silvícola;

· la mortalidad es muy variable y no tiene por qué estar relacionada con las actividades silvícolas;

· el aumento del volumen por la incorporación de nuevos árboles inventariables a las dimensiones comerciales varía claramente según el tratamiento silvícola y su intensidad. Los árboles de dimensión media se benefician sobre todo de la eliminación de los árboles competitivos.

La pérdida de volumen comercial a causa de la mortalidad natural equivale casi al crecimiento en volumen de los árboles comerciales. Lo que significa que son los nuevos árboles que alcanzan la dimensión comercial (60 cm dap) los que mejoran con el tratamiento silvícola y aportan el aumento de producción aquí cuantificado. El crecimiento en volumen es prácticamente inexistente en los bosques que no han recibido tratamientos silvícolas, lo cual demuestra que el aclareo y la movilización de recursos destinados a la ordenación forestal productiva son de fundamental importancia.

La silvicultura para la ordenación sostenible

¿Se debe considerar una utopía la conservación de los bosques tropicales? ¡Cada año se deforestan unos 15,4 millones de hectáreas de bosques! Los enfoques «desarrollista» y «conservador» se contraponen recíprocamente; cada uno tiene sus limitaciones y exigencias. Después de la explotación, el silvicultor debe recurrir al uso de las diversas técnicas que la investigación ha puesto a su disposición para reconstituir el recurso forestal. La elección de la técnica dependerá, por una parte, de los objetivos que se propone la ordenación y, por la otra, de las exigencias inherentes a los rodales: la masa arbórea restante, la capacidad para el tratamiento silvícola, el riesgo de incendios, la presión de usos competitivos sobre la tierra, etc.

Tres condiciones para lograr un buen resultado

Si se quieren conservar las masas forestales, antes de emprender las operaciones técnicas de la ordenación forestal se deben cumplir tres condiciones iniciales (no de tipo silvícola):

· a nivel gubernamental, los planes de ordenación agrícola (respaldados por una legislación efectivamente aplicada y respetada) deben prescribir la ordenación de zonas forestales bien demarcadas y estables;

· a nivel local, al asignar las tierras para bosque deberán tenerse en cuenta las necesidades de la población local y ofrecer asistencia y beneficios de desarrollo de las tierras agrícolas establecidas en las zonas que confinan con el bosque;

· a nivel del recurso, el explotador forestal y el silvicultor deben trabajar como socios, partiendo del principio de que la explotación forestal forma parte del tratamiento silvícola y que, al mismo tiempo, ya sean las operaciones forestales realizadas inmediatamente que las metas de largo plazo deben ser comercialmente realistas.

Procedimiento silvícola

Suponiendo que se han alcanzado las tres condiciones antes mencionadas (una hipótesis ciertamente importante), la primera condición necesaria desde el punto de vista de la silvicultura es que la explotación no debe exceder la producción. Las técnicas de inventario y de simulación de crecimiento proporcionan estimaciones fidedignas de productividad, y permiten una ordenación ponderada. Teóricamente, cada árbol podría ser identificado, cuantificado y subastado como árbol en pie. Este criterio se aplica en zonas templadas, pero no así en los trópicos, aun cuando ello corresponda al concepto básico del valor intrínseco de cada árbol en pie.

La segunda condición necesaria es la planificación de la explotación de árboles. Es evidente que la explotación forestal influye en el medio ambiente, pero también constituye una operación silvícola básica. Se deben preferir por razones económicas, ecológicas y silvícolas, los sistemas de corta y saca atentamente planificados y controlados.

La tercera condición necesaria es el respeto de las medidas apropiadas establecidas para después de la explotación, que estimulan el crecimiento de las especies comerciales mediante el aclareo selectivo de las especies secundarias dominantes, prestando al mismo tiempo atención a mantener la diversidad biológica natural y la suficiente regeneración.

Estas tres condiciones técnicas están justificadas en el contexto de un plan de ordenación en que el capital de árboles en pie sea suficiente para mantener su potencial comercial. Pero en el caso de bosques demasiado degradados como para poder ser recuperados a través de la técnica de la regeneración natural, se justifica el establecimiento de la plantación. Al seleccionar el tipo de plantación, debe tenerse en cuenta la vulnerabilidad ecológica y, dependiendo de las metas de producción, puede variar la intensidad de los métodos de establecimiento: baja para métodos manuales extensivos (enriquecimiento); alta para métodos manuales intensivos (taungya, sistemas agroforestales); y alta para los métodos mecanizados.

Conclusión

Esta presentación general del tema debería dar al lector una idea de los conocimientos silvícolas y de la experimentación necesaria para la ordenación del bosque tropical húmedo. Una de las principales condiciones para el buen resultado de la silvicultura es su continuidad a lo largo del tiempo: no se debería juzgar prematuramente el resultado de los ensayos silvícolas (por ejemplo, el aparente fracaso del enriquecimiento se puede deber a la temprana interrupción de las operaciones de mantenimiento), ensayos que deberían permanecer estables a pesar de los cambios en las modas de la ordenación forestal.

Los resultados de la investigación son suficientes para respaldar las actividades de plantación en gran escala (aun cuando queda margen para la investigación de los usos posteriores). La investigación de la evolución y la silvicultura de los rodales naturales ha proporcionado instrumentos prácticos eficaces que los administradores forestales pueden ya utilizar. Sin embargo, el nivel de conocimientos es aún modesto y conceptos tales como la mortalidad natural y el comportamiento de muchas especies sólo se conocen parcialmente.

Por último, se debe hacer hincapié en que los resultados experimentales obtenidos en parcelas de dimensiones medianas plantean el problema de su extrapolación a superficies más grandes y, en consecuencia, la necesidad de prever una fase de investigación financieramente bien apoyada en bosques de grandes dimensiones en cualquier iniciativa de ordenación forestal.

Bibliografía

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