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Las actividades forestales en la FAO: los pasos iniciales y los primeros logros


Entrevista con René Fontaine, uno de los fundadores de la Dirección de Montes y de Productos Forestales de la FAO

René Fontaine comenzó a trabajar en la FAO como especialista en tias forestales en la Oficina Regional para Europa y participó en la creación de la Dirección de Montes y de Productos Forestales. En 1962 fue designado Jefe de la Subdirección de Políticas Forestales y en 1970, año en que se creó el Departamento de Montes, Director de Recursos Forestales. El Sr. Fontaine abandonó la FAO cuando se jubiló en 1974. Esta entrevista la realizó en marzo de 1995 Oscar Fugalli, que trabajó en la FAO entre 1951 y 1982 como Oficial de Montes.

Unasylva: Cuando nos conocimos, hace más de cuarenta años, la FAO estaba dando sus primeros pasos y nosotros éramos ya adultos. Ahora, la FAO ha cumplido 50 años y nosotros somos unos ancianos. Usted es ahora un excepcional «recuerdo vivo» de las actividades forestales internacionales de aquellos primeros años. ¿Podría riiorar para los lectores de Unasylva el contexto forestal internacional en el que se creó la Dirección de Montes de la FAO (como parte del Departamento de Agricultura) a mediados de los años cuarenta y los acontecimientos más relevantes de la época?

Fontaine: Creo que primero es necesario referirse a las actividades forestales internacionales del período de entreguerras y de los años inmediatamente posteriores al cese de las hostilidades.

Bajo el patrocinio del Instituto Internacional de Agricultura de Roma se organizaron dos Congresos Forestales Mundiales. El primero se celebró en Roma en 1926 y el segundo en Budapest en 1936. Estos congresos contaron con una nutrida participación y sus actas son todavía de gran interés. Luego, unos años antes de que estallara la guerra, se creó, siipre en el marco del Instituto Internacional de Agricultura, el Centro Internacional de Silvicultura (CIS), con sede en Berlín e integrado básicamente por países europeos.

A pesar de que la situación política era difícil, este centro desplegó una intensa actividad. Publicó una revista forestal (Intersilva), organizó una importante biblioteca de tias forestales (35 000 volúmenes), en parte con material procedente de otras colecciones históricas como la de Weimar, y organizó varias reuniones restringidas en las que se planteó, entre otros tias, la necesidad de realizar estudios internacionales sobre las tendencias y perspectivas de la producción y el consumo de madera en el mundo.

En la misma época se había establecido en Bruselas el Comité Internacional de la Madera, que recopilaba y publicaba estadísticas del comercio internacional de productos forestales.

Al terminar la guerra se creó en Londres la Comisión Económica Europea de iergencia para abordar los problias más urgentes en Europa. Tomó a su cargo la tarea que habían realizado hasta entonces los aliados de distribuir lo más equitativamente posible las materias primas disponibles. Desde el comienzo se creó un Comité de la Madera, cuyas competencias fueron asumidas en 1948 por la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa (CEPE), que estableció su sede en el Palacio de las Naciones en Ginebra.

En el curso de una reunión internacional celebrada en Roma en julio de 1946, se tomó la decisión de suprimir el Instituto Internacional de Agricultura y el CIS y se transfirieron a la FAO sus activos y sus competencias. En 1948, la FAO creó en Ginebra una oficina regional que cooperaba estrechamente con la CEPE.

Centrándome en su pregunta sobre la creación de la Dirección de Montes en el seno de la FAO, hay que reconocer que al terminar la guerra ese tia preocupaba mucho menos a la población que el reagrupamiento de las familias, las actividades de reconstrucción y la distribución de alimentos. Sin ibargo, algunos políticos y muchos funcionarios y profesionales deseaban fomentar la cooperación forestal internacional y la creación de nuevas estructuras que sustituyeran a aquellas que la guerra había hecho desaparecer.

A la postre, ello permitió que las actividades y los productos forestales primarios tuvieran cabida en la Constitución de la FAO, que se firmó en Quebec en 1945, pese a que la silvicultura no figuraba en el programa de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Alimentación y la Agricultura celebrada en Hot Springs en mayo-junio de 1943, donde se sibró la siilla que luego fructificaría en la creación de la FAO.

De hecho, la importancia capital de los bosques para la agricultura y la incidencia de los productos forestales en el nivel de vida de las poblaciones fueron una de las piedras angulares del nuevo edificio que se ipezaba a construir.

El Sr. René Fontaine, fotografiado con un grupo de los primeros miibros de la Dirección de Montes de la FAO

Unasylva: ¿Podría describir breviente algunas de las principales tareas que se fijó la Dirección de Montes y de Productos Forestales y algunos de sus primeros logros?

Fontaine: Como esperaba que me hiciera esta pregunta he refrescado mi mioria revisando algunos de los documentos de la Dirección de Montes de aquella época. Creo que la mejor manera de describir las primeras tareas de la FAO en el ámbito del sector forestal es citar breviente el prefacio del primer documento que publicó la Dirección de Montes, que a la sazón contaba con siete oficiales. El documento se titulaba Forestry and forest products - World situation, 1937-1946, y el prólogo llevaba la firma de Sir John Boyd Orr, primer Director General de la FAO:

«[...]Se han estudiado algunas situaciones críticas para formular un programa de urgencia. Uno de los estudios se refiere al impacto de la guerra sobre los bosques, particularmente en Europa[...] Pero algunos de los efectos indirectos de la contienda han venido a agravar situaciones ya críticas y que pueden llegar a ser aún más difíciles. El primero de esos efectos indirectos es la tala excesiva[...] Otro efecto indirecto de la guerra fue la interrupción de las actividades de repoblación forestal y de mejora de la explotación de los bosques debido a la escasez de mano de obra. Los trabajadores más aptos se enrolaron en las fuerzas armadas y fueron sustituidos por hombres sin preparación, o simpliente no fueron sustituidos. Más grave aún fue la pérdida de personal forestal técnico. La Dirección de Montes y de Productos Forestales está intentando reunir información sobre las disponibilidades de técnicos forestales preparados y determinar cuántos necesitaría[...]
La situación de los bosques del mundo no induce al optimismo. De los 4 000 millones de hect reas de suelo forestal, sólo 300 millones son objeto de una ordenación adecuada, 1 000 millones se talan con muy poca o ninguna preocupación por el mantenimiento de la productividad, y 500 millones de hect reas han sido arrasadas de tal forma que no sólo carecen de valor sino que constituyen un riesgo para la agricultura[...]
Hay otras tareas como la reforestación de grandes extensiones desprovistas de árboles en China, Asia sudoriental, el Próximo y el Medio Oriente[...] En esos lugares la restauración forestal es el primer paso para conseguir una agricultura estable y un nivel nutricional digno para más de 1 000 millones de personas[...] No hay duda de cuál es la solución. Es necesario gestionar los bosques como cultivos perenniente renovables[...]»

Unasylva: Si se prescinde de los efectos de la guerra, estas palabras podrían haber sido escritas ahora. Impresiona particularmente la última afirmación de que los bosques deben ser gestionados como cultivos perenniente renovables. Esto es muy similar al concepto de ordenación forestal sostenible. Pero, ¿podría comentar breviente las primeras actividades forestales de la FAO?

Fontaine: En el plano internacional, la FAO creó inmediatamente una revista forestal denominada Unasylva, que tuvo en cuenta la experiencia de Intersylva, a la que ya he hecho referencia. Comenzó una serie de estudios sobre los bosques y los productos forestales y sobre tias fundamentales para el sector, y en 1947 se publicó un inventario forestal mundial y comenzaron a publicarse numerosas estadísticas sobre la producción y el comercio de productos forestales.

Uno de los primeros resultados de la Dirección de Montes de la FAO fue la creación de Unasylva

Por lo que respecta a las instituciones regionales, en 1947 la FAO organizó en Mariánské Lazne (Checoslovaquia) la Conferencia Internacional sobre la Madera que desibocó en la creación de la Comisión Forestal Europea de la Organización, así como del Comité de la Madera de la Comisión Económica para Europa (CEPE) de las Naciones Unidas. Por otra parte, la Dirección de Montes participó también en la creación de las oficinas regionales, particularmente la del Cercano Oriente, que se estableció en El Cairo bajo la influencia de la Liga Arabe. En la misma época, se creó una oficina regional en Rio, dada la importancia de los bosques amazónicos. Luego se trasladó a Santiago de Chile, pero quedó en Rio un anexo de la Oficina Regional.

Las primeras tareas de la FAO y de la Dirección de Montes se vieron afectadas, en parte, por el traslado de la Sede de la Organización desde Washington, D.C. a Roma en 1951.

Completando la respuesta a su pregunta, debo añadir que por inspiración de Marcel Leloup, que fue su primer director, la Dirección de Montes fue pionera en la FAO del proceso de descentralización que, al parecer, es en estos momentos uno de los aspectos esenciales de la reestructuración en curso.

Con el Sr. Marcel Leloup, primer Director de Montes de la FAO, al frente, la Dirección promovió dentro de la Organización el proceso de descentralización

Unasylva:Acaba de mencionar usted la creación de la Comisión Forestal Europea. Poco a poco, se fueron creando comisiones forestales regionales en todo el mundo. Adiás, se constituyeron otros órganos estatutarios y usted «inventó» al menos tres: la Comisión Internacional del Alamo, la Comisión Internacional del Castaño y el Grupo de Trabajo sobre el Alcornoque. En esa época no se había acuñado todavía el término «agrosilvicultura», pero sin duda esos organismos ya lo prefiguraban al hacer hincapié en la utilización polivalente de los bosques y los árboles y en su integración en los sistias agronómicos. ¿Puede explicar por qué uno de ellos continúa teniendo una gran vitalidad, mientras que los otros dos la han ido perdiendo poco a poco?

Fontaine: Sí, practicábamos la agrosilvicultura sin conocer aún la expresión. Utilizábamos una terminología un poco distinta, con conceptos tales como sistias agrosilvopastorales, cultivos asociados, etc. En cuanto a su pregunta, no hay una sola explicación para ese fenómeno. En primer lugar, el número de países deseosos de participar: más de 30 en el caso del álamo, tanto en el mundo desarrollado como en desarrollo; sólo algunos en el caso del castaño y todavía menos en el del alcornoque. Hay que considerar también la naturaleza del producto: la asociación con plantas cultivadas y pastos es sólo un componente marginal del sistia de cultivo del álamo porque la madera de usos múltiples es con mucho el producto principal y siipre existe dianda de madera. No menos importante fue la feliz coincidencia de tres iinentes especialistas en el álamo, que dinamizaron desde el comienzo el funcionamiento de la Comisión. Se trataba del Profesor Guinier, Miibro de la Acadiia de Ciencias de París, del Profesor Houtzagers, de la universidad holandesa de Wageningen, y del Dr. Piccarolo, Director del Instituto Italiano para el Cultivo del Alamo, en Casale Monferrato (Cartiere Burgo).

El cultivo del álamo suscita numerosas cuestiones, particularmente la de la función del árbol fuera del bosque. Esto se aplica al castaño que, después de haber tenido gran importancia en Francia, Italia y España, está en clara regresión. He podido observarlo en mi propia región, la Alta Saboya, donde los castaños están en vías de desaparición. Hay muchas interpretaciones distintas pero puede constatarse que la castaña, que hace 30 ó 40 años era el alimento que consumían en invierno los montañeses, ha dejado de serlo desde que el esquí ha modificado por completo el modo de vida de la población de las montañas.

En cuanto al alcornoque, sólo dio lugar a la creación de un reducido grupo de trabajo en el Comité de Cuestiones Forestales del Mediterráneo «Silva Mediterranea», en el que participaban fundamentalmente Portugal, Francia, Italia y España, pero que estaba presidido por una autoridad mundial, el profesor portugués Viera-Natividade. Ignoro la situación del mercado del alcornoque en la actualidad pero es evidente que no tiene sentido mantener un grupo de trabajo si los países productores ya no están interesados en ello. Dejó de existir hace mucho tiipo, pero me informaron de que se había mantenido una red de investigación en el marco de «Silva Mediterranea».

Unasylva: Uno de los aspectos principales de la tarea de la Dirección de Montes en los primeros años de existencia de la FAO fue la elaboración de estudios regionales sobre las tendencias y perspectivas de la madera. El promotor de estos estudios era el Director Adjunto, Egon Glesinger, pero usted participaba también activamente. ¿Cuál era el objetivo de esos estudios y cómo evolucionaron con el paso del tiipo? ¿Servían realmente como herramienta de trabajo, tal como se había proyectado?

Fontaine: Al responder a la primera pregunta ya he indicado que el CIS se había mostrado interesado en dichos estudios. Por lo que a mí respecta, durante los 20 primeros años de mi vida en la FAO me parecían esenciales, hasta que la dimensión social de los bosques se sumó a la función de producción de madera y de protección de los suelos del bosque. Sin duda, en el futuro y según las circunstancias, este tipo de estudios deberían conceder mucha mayor importancia a la utilización de los bosques con fines de esparcimiento y a su influencia sobre el clima, todo ello en el contexto general de la ordenación del territorio.

Unasylva: Cuando había transcurrido la mitad de los casi 30 años en los que permaneció al servicio de la FAO, cambió profundamente la naturaleza de la Organización al aumentar considerabliente el número de Estados Miibros con la incorporación de un gran número de países en desarrollo que acababan de conseguir la independencia. ¿Cómo influyó esta transformación en el trabajo de la Dirección de Montes? ¿Estaban preparados sus funcionarios, que hasta entonces habían dedicado una gran parte de su esfuerzo a la conservación y explotación de los bosques, primero en los países desarrollados y luego en la región del Mediterráneo, a afrontar los nuevos desafíos que planteaban los bosques tropicales?

Fontaine: Es cierto que con la descolonización apareció en los años sesenta un número de países que no tenían los mismos intereses que los países desarrollados. No les importaban tanto las políticas a medio o largo plazo como la ayuda inmediata sobre el terreno en los ámbitos de la educación, la investigación y el desarrollo.

En ese momento se multiplicaron las ayudas bilaterales por parte de los países más ricos y se estableció el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), que sustituía al Programa Ampliado de Asistencia Técnica, de dimensiones más modestas y que estaba en vigor desde comienzos de la década de 1950. El PNUD permitía formular y realizar proyectos plurianuales en los países en desarrollo, a través de los grandes organismos de las Naciones Unidas.

Estos programas sobre el terreno habían adquirido tanta importancia a comienzos de los años setenta que el Sr. Wells, Director General Adjunto de la FAO, señalaba que la FAO por cada millón de dólares de gastos de su programa ordinario gastaba diez millones en la realización de actividades de asistencia técnica financiadas por el PNUD.

Por mi parte, en mi condición de jefe de servicio y luego de director, constaté que el personal a mi cargo dedicaba el 70 por ciento del tiipo a las operaciones sobre el terreno, naturalmente en detrimento de la realización de estudios más conceptuales sobre política forestal y fortalecimiento institucional. Como contrapartida, estas actividades sobre el terreno nos permitían mantener un contacto estrecho con los problias reales y con el personal forestal. Hay que decir, asimismo, que la descolonización permitió a la FAO contratar a un número importante de técnicos expatriados que poseían una larga experiencia en los trópicos.

Unasylva: Cuando abandonó la FAO, la Organización y la Unión Internacional de Organizaciones de Investigación Forestal (IUFRO) eran prácticamente las únicas instituciones internacionales con un mandato importante en el sector forestal y la Unión Mundial para la Naturaleza (UICN) y la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) aportaban su colaboración. Luego se crearon numerosos órganos y organizaciones para ocuparse de las actividades forestales internacionales, tales como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la Organización Internacional de las Maderas Tropicales (OIMT), el Centro Internacional para Investigación en Agrosilvicultura (ICRAF), el Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR) y muchas organizaciones no gubernamentales internacionales que intervienen activamente en este sector. Y esa tendencia continúa. ¿Qué piensa de esta proliferación?

Fontaine: Señala usted la importancia de las nuevas organizaciones intergubernamentales que se ocupan parcialmente de las actividades forestales y menciona otras organizaciones no gubernamentales que ejecutan también importantes programas forestales. No hay nada que pueda decir sobre las organizaciones intergubernamentales que se ocupan de los bosques, dado que estoy apartado de la escena desde hace 20 años.

En cambio, me sentí impresionado cuando leí que en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD) había más de 2 000 observadores de las organizaciones no gubernamentales. Creo que eso es positivo en la medida en que la existencia de esas organizaciones permite que los profesionales y muchos otros sectores de la sociedad civil participen en las reuniones internacionales. De todas maneras, sé por experiencia que muchas de las organizaciones no gubernamentales estaban financiadas indirectamente por los gobiernos, que, en definitiva, controlaban en gran medida sus actividades. Es un problia al que debe prestarse atención...

Unasylva: Ya hios abordado la cuestión de la nueva ola ecologista, pero su impacto en el sector forestal es tan importante que el tia debe ser tratado con mayor profundidad. Al finalizar los años sesenta se extendió por todo el mundo la preocupación por el medio ambiente. Muchas veces he buscado, en vano, una referencia a este tia en las actas del Sexto Congreso Forestal Mundial (Madrid, 1966). ¿Acaso los técnicos forestales son miopes o la preocupación por el medio ambiente ha estado siipre presente en las actividades forestales, por lo que no era necesario dedicarle una atención especial? Sin duda, gracias a usted la Dirección de Montes de la FAO desipeñó la función que le correspondía en las cuestiones ambientales, y me refiero a los preparativos de la Conferencia de Estocolmo de 1972. ¿Podría comentar ese evento, relacionándolo tal vez con acontecimientos recientes, incluida la CNUMAD, celebrada en Rio de Janeiro en 1992?

Fontaine: Después de la segunda guerra mundial, los técnicos forestales reiprendieron sus actividades, comenzando por las más urgentes. Así, el Tercer Congreso Forestal Mundial de Helsinki (1949) centró sus recomendaciones en los problias de cantidad y de calidad, esto es, subrayó la función del bosque como fuente de materias primas (sobre todo madera de construcción y madera industrial).

Cinco años después, con ocasión del Cuarto Congreso Forestal Mundial de Dehra-Dun, salió de nuevo a la luz el problia de la conservación de los suelos y se hizo hincapié en los problias de la utilización racional de la tierra. Por último, en el Congreso Mundial de Seattle, en 1960, el problia dominante fue la utilización polivalente de los bosques, planteándose por primera vez los problias ambientales y la utilización de los bosques con fines de esparcimiento. Evidentiente, los problias ambientales derivaban sobre todo del desarrollo de la industria y del crecimiento diográfico en las zonas urbanas, pues según los últimos datos la población urbana representa del 80 al 85 por ciento de la población total.

Sea como fuere, creo que el acontecimiento trascendental en cuanto a los problias del medio ambiente fue la Conferencia de la Unesco sobre el Hombre y la Biosfera, que se celebró en París en 1968 y en cuya preparación participé al estar destacado en la Unesco. A finales de 1993, durante la cerionia organizada para celebrar el 25° aniversario de esta Conferencia, el Director General de la Unesco agradeció públicamente la contribución de la FAO para el evento.

Finalmente, hay que mencionar la primera Conferencia Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (Estocolmo, 1972), de la cual nació el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Al igual que el PNUD, el PNUMA permitió llevar a cabo actuaciones locales o regionales para estudiar y mejorar el medio ambiente. Tuve la fortuna de representar a la FAO con el Director General, Sr. Saouma, y con el Sr. Ruivo, del Departamento de Pesca. La preparación y las medidas complientarias de la Conferencia de Estocolmo contribuyeron a establecer una cooperación -o a intensificarla- entre los diversos departamentos y direcciones de la FAO en relación con los problias ambientales.

La Conferencia Internacional sobre la Madera, celebrada en Mariánské Lazne, Checoslovaquia, en 1947, fue la primera de las conferencias forestales organizadas por la FAO

Unasylva: ¿Desearía compartir otras reflexiones con los lectores de Unasylva?

Fontaine: Querría concluir recordando algunas actividades que me produjeron una gran satisfacción. Ante todo, en el seno de la Dirección de Montes me ocupé, en los años sesenta, de la fauna silvestre y los parques nacionales, gracias a la presencia de algunos expertos iinentes y a la colaboración de la Universidad Laval de Quebec, donde existen numerosos expertos de alto nivel en este sector.

Con ocasión de la mencionada Conferencia sobre el Hombre y la Biosfera organizada por la Unesco en 1968, pude proponer en varias direcciones de la FAO diversas actividades relacionadas con el medio ambiente que complientaron las que llevaba a cabo la Dirección de Montes.

Gracias a nuestra oficina de la FAO/CEPE con sede en el Palacio de las Naciones en Ginebra, los contactos con la Organización Internacional del Trabajo (OIT) nos permitieron plantear diversas tareas en el campo de la ergonomía forestal en los trópicos húmedos, que fueron de enorme interés. Si el bosque tropical húmedo tiene una elevada productividad física, su explotación es difícil porque la productividad de los trabajadores es la mitad de la de los obreros de los países europeos.

Por último, cuando abandoné mi puesto en Roma contribuí como consultor de la FAO en la preparación de un estudio de la Unesco sobre el estado de los conocimientos sobre los ecosistias forestales tropicales húmedos. Aunque esta importante síntesis fue criticada por algunos, creo que constituye un punto de partida para todos aquellos que quieren conocer ese medio complejo que son los bosques tropicales húmedos. Por lo que a mí respecta, me dio la oportunidad de aumentar notabliente mis conocimientos de los ecosistias forestales de los trópicos húmedos, que a veces comparo con los ecosistias urbanos.

Unasylva: Muchas gracias, Sr. Fontaine, por este interesante resumen de los primeros pasos de la FAO en el ámbito de las actividades forestales y por la paciencia que ha mostrado, prestándose a responder a nuestras preguntas.


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