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La evolución de las estadísticas forestales desde 1945 hasta el año 2000


P. Wardle

Philip Wardle es Economista Forestal Superior de la Dirección de Políticas y Planificación Forestales de la FAO.

Evolución del análisis de las estadísticas forestales en la FAO

Primera publicación de la FAO sobre análisis estadístico y perspectivas de la silvicultura, editada en 1946

"Una política forestal mundial de carácter exhaustivo hay que encauzarla hacia un doble objetivo: en primer lugar, a una superficie forestal suficiente para garantizar el beneficio de su función protectora y, en segundo, un suministro permanente y abundante de productos forestales.
Ante la importancia cada vez mayor de los bosques como aliados de la agricultura y productores de materia para innumerables usos humanos, la FAO no puede seguir mirando indiferentemente cómo se deterioran los bosques del mundo en calidad, superficie y volumen.
Mientras que el hambre exista en el mundo, la primera obligación de la FAO es muy clara. Nuestro cometido inmediato es aumentar la disponibilidad de alimentos; nuestra tarea a largo plazo es crear un mundo mejor alimentado y protegido mediante una utilización más acertada de la tierra. Para ambas tareas debemos recurrir a un aliado indispensable de la agricultura, los bosques."

Tal es el prefacio que John Boyd Orr, primer Director General de la FAO, escribió para el primer análisis estadístico forestal de la Organización y la correspondiente publicación, Forestry and Forest Products World Situation, 1937-1946 [Situación mundial de la silvicultura y los productos forestales], presentada en la Conferencia de la FAO de Copenhague en 1946.

Por lo tanto, el personal forestal de la FAO ha participado en la evaluación de la situación forestal, analizando las tendencias y revisando las perspectivas desde el comienzo. En esas primeras conferencias formativas, sobre las estadísticas del primer año, celebradas en Washington y Roma, se establecieron las definiciones y los planes específicos para el programa de estadística que se ha convertido en la base sobre la que la FAO elabora su presentación sobre la situación y perspectivas del sector forestal. El primer Anuario de productos forestales de la FAO se publicó en 1948 con datos correspondientes a 1945 y 1946, y durante el presente año se ha publicado el 47º ejemplar anual consecutivo.

Las estadísticas forestales son fundamentales para un adecuado proceso de toma de decisiones en el sector forestal, así como para supervisar el logro de los objetivos. Una importante etapa en la toma de decisiones es analizar la información estadística para comprender mejor las variaciones de la oferta y la demanda de los bienes y servicios forestales a través del tiempo; las diferencias entre distintos lugares, y la relación entre las muchas dimensiones del bosque y sus productos; y la economía y la sociedad que los utilizan. En la medida en que esos aspectos quedan registrados en datos estadísticos, es posible realizar un análisis cuantitativo objetivo, y éste ha sido un componente importante en la elaboración de estudios de la FAO sobre las tendencias y perspectivas de la madera. Por otra parte, hay mucha información que no está disponible en forma cuantitativa, o no se puede reducir a simples cantidades. Así pues, siguen siendo funciones importantes la revisión y el juicio sobre la base de una información mucho más rica desde el punto de vista cualitativo y descriptivo, que constituye un complemento básico del análisis cuantitativo en la elaboración de políticas y planes y en la toma de decisiones operativas.

La información internacional sobre el sector forestal satisface las necesidades de la comunidad internacional que surge de la interdependencia entre países y regiones. En la esfera de la evaluación cuantitativa de la situación y los resultados del sector forestal, la FAO ha contribuido de tres formas principales: ha mejorado el acopio y difusión de las estadísticas; ha realizado estudios analíticos con el objetivo especial de explorar las repercusiones cuantitativas de la información para el futuro desarrollo del sector; y ha realizado estudios basándose en una información más amplia y localizando con precisión las principales cuestiones surgidas en el análisis. A lo largo de los años se ha revisado la composición de los datos y se ha cambiado y ampliado la orientación de los análisis y estudios para que respondan a las nuevas percepciones, prioridades y necesidades y garanticen un adecuado enfoque de los temas que han pasado a ser de importancia preferente. Ha evolucionado la disponibilidad y calidad de la información, y la capacidad técnica en la elaboración y análisis de los datos se ha desarrollado espectacularmente con la expansión de la informática.

En las siguientes secciones se ponen de relieve algunos acontecimientos ocurridos en los 50 años de estudios económicos estadísticos y analíticos de la FAO sobre el sector forestal, y se exponen algunos rasgos importantes de esta información internacional y de su dinámica.

QUE HACER FRENTE A LA ESCASEZ DE MADERA DEL POSTGUERRA

En la publicación de 1946 Forestry and Forest Products World Situation, 1937-1946, se percibía ya la escasez de madera y se reconocía que los problemas surgidos inmediatamente después de la segunda guerra mundial -escasez de mano de obra, desorganización del transporte e insuficiencia de equipo- constituían un problema a corto plazo. En esos momentos, los problemas a largo plazo eran la deforestación, la mala gestión, la ineficaz extracción y elaboración de madera y la insuficiencia de personal capacitado. La necesidad de mejoramiento propició la adopción de una política encaminada a alcanzar un doble objetivo: garantizar los beneficios derivados de la influencia protectora de los bosques y obtener materias primas para aumentar el nivel de vida. Esto exigía actuar en las esferas de la normativa jurídica, la mejora de la silvicultura, la gestión y la utilización, la repoblación forestal, la investigación y la enseñanza.

La Conferencia Internacional sobre la Madera, celebrada en Mariánská Lásne, Checoslovaquia, en 1947, dio lugar a la creación del Comité de la Madera de la Comisión Económica para Europa de las Naciones Unidas (CEPE) y la Comisión Forestal Europea de la FAO, así como de otras comisiones regionales encargadas de actividades relacionadas con el sector forestal. En su primera reunión, el Comité de la Madera de la CEPE examinó los planes y estimaciones relativos a la producción de madera de los países miembros. Es ésta una actividad que el Comité ha considerado útil continuar hasta el presente, como orientación para el desarrollo del mercado y señal de la necesidad de actuar a fin de evitar la escasez o el exceso de producción.

En octubre de 1952, en una reunión conjunta del Comité de la Madera de la CEPE y de la Comisión Forestal Europea de la FAO, se examinó el primer estudio sobre tendencias y perspectivas de la madera en Europa, European Timber trends and prospects, en el que figuraban las proyecciones hasta 1960. En 1954 se publicó el estudio Recursos mundiales en pulpa de madera y papel y perspectivas para el futuro. En estos estudios se determinaron las tendencias de la oferta y la demanda de productos, se estimó el probable aumento y se revisaron los recursos disponibles para garantizar su crecimiento. Se consideró que el objetivo era facilitar la información necesaria para garantizar un suministro adecuado y una distribución justa de los materiales básicos para el desarrollo. Se trataba de apoyar a la FAO en su cometido de intensificar la acción a fin de garantizar que la producción, tanto en cantidad como en calidad, se elevara proporcionalmente al aumento de las necesidades de la población mundial.

Metodología

Ha quedado demostrado que reunir estadísticas, analizarlas y proponer las conclusiones y repercusiones a la comunidad internacional interesada, ha sido una metodología que ha planteado al personal la necesidad de buscar la perfección en los resultados, garantizar la difusión eficaz de la información, y asegurar una activa retroinformación de los participantes nacionales interesados e informados. Este proceso de interacción ha sido la característica de muchos importantes estudios de la FAO, entre ellos European timber trends and prospects, The outlook for pulp and paper, La madera: tendencias y perspectivas mundiales y Productos forestales: oferta y demanda mundial 1990 y 2000. El dinámico debate internacional, y la interacción sinérgica con los conocimientos prácticos y las distintas percepciones de la capacidad técnica que ofrece la población de muchos países, hace que los estudios sean realistas y sus resultados den lugar a un producto final enriquecido. La conjunción de mentes para la resolución de problemas substanciales ocupa un lugar importante en el funcionamiento eficaz de las instituciones internacionales.

Las primeras evaluaciones de las tendencias y perspectivas de la pasta y el papel se basaron libremente en los cálculos para regiones o países de estudios previamente publicados. La publicación World demand for paper to 1975 - A study of regional trends, publicada en 1963, fue el primer estudio que se basó explícitamente en análisis econométricos sobre la relación entre el consumo de productos y la evaluación de la situación y el crecimiento económicos, criterio que se convirtió en un elemento básico para las siguientes evaluaciones de las perspectivas del sector.

LA SILVICULTURA Y EL DESARROLLO ECONOMICO

El examen del documento World demand for paper to 1975 - A study of regional trends en una consulta celebrada en los años sesenta en la que participaron fabricantes, organizaciones forestales y organizaciones internacionales dio lugar a interrogantes sobre la capacidad industrial para la fabricación de pasta y papel así como sobre la inversión, el comercio y el suministro de las materias primas necesarias y la función del papel de desecho. En esta consulta, además de formularse recomendaciones sobre el ulterior desarrollo de las perspectivas de trabajo y la perfección de la metodología, se hizo hincapié en la importancia del debate internacional y el intercambio de puntos de vista y de información para reforzar la validez de las estimaciones. Siguiendo sus recomendaciones, la FAO creó el Comité Asesor de Expertos sobre la Pasta y el Papel, una de cuyas primeras decisiones fue la elaboración de un estudio anual sobre la capacidad industrial de la pasta y del papel basado en la información suministrada por la industria. Este estudio tenía como objetivo supervisar dicha capacidad en relación con la producción y los planes de expansión en relación con el crecimiento de la demanda previsto.

En los años sesenta se puso énfasis en el concepto de potencial forestal para contribuir a la consecución del crecimiento autosostenido y las "posibilidades propulsoras del sector de las industrias forestales". Se reconoció que iban a empezar a utilizarse muchas nuevas zonas boscosas y que habría que elegir una utilización que se basara en una planificación acertada con adecuadas salvaguardias para garantizar la continuidad de la base de recursos y evitar una explotación incontrolada o peligrosa, lo cual dependería de una gestión adecuada a través de organizaciones forestales sólidas y eficaces, aun cuando la realidad se caracterizaba por una insuficiencia de recursos y unas instituciones débiles y mal integradas. En el capítulo "Papel de las industrias forestales en la superación del desarrollo económico insuficiente" de El estado mundial de la agricultura y la alimentación 1962, la FAO preconizaba una acción concertada que garantizara la plena realización de la inmensa contribución potencial de la industria forestal y de los bosques, convenientemente utilizados en pro del desarrollo.

Los estudios de perspectivas de los años sesenta percibieron este potencial, observaron el rápido crecimiento de la contribución del sector forestal a la economía mundial y su rápida evolución tecnológica con una creciente preeminencia de los productos elaborados y reconstituidos: los tableros a base de madera y el papel. Aun cuando el crecimiento del consumo era predominante en los países desarrollados, se dio también importancia a garantizar el necesario crecimiento del sector para cubrir las necesidades en expansión de los países en desarrollo y sus mayores posibilidades de contribuir a su desarrollo económico.

LA DENDROENERGIA Y LA SILVICULTURA COMUNITARIA

La crisis del petróleo a mediados de los años setenta y los estudios que dieron lugar a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Fuentes de Energía Nuevas y Renovables, celebrada en Nairobi en 1981, recordaron al mundo que una parte muy considerable de la energía de que disponían los países en desarrollo provenía de la leña y del carbón vegetal y que el 80 por ciento del consumo de madera de dichos países estaba destinado a ese fin. Esto coincidió con el reconocimiento de que, en gran parte, la aportación de los bosques y los árboles al bienestar de la población de los países en desarrollo, en lugar de proceder de las empresas forestales gubernamentales o de las grandes empresas privadas, procede en general de las comunidades locales, los pequeños agricultores y la población sin tierra que depende de los bosques.

Es evidente que la leña y el carbón vegetal, los productos forestales no madereros, la madera aserrada a mano, las pequeñas serrerías y los miles de productos forestales y objetos artesanales son importantes para la economía de las comunidades rurales de los países en desarrollo. Sin embargo, es difícil obtener una información objetiva sobre la estructura y magnitud de esta contribución. Gran parte de la producción y el consumo se realizan dentro de los hogares y no se incorpora a los sistemas organizados de empleo, empresas o mercados. La actividad se dispersa entre los muchos millones de hogares y es realizada por los incontables millones de miembros de las familias -hombres, mujeres y niños- que raras veces figuran registrados como empleados en ese tipo de trabajo. Algunos países, en muchos casos con el apoyo de proyectos de la FAO, han realizado encuestas sobre estas actividades. A veces los productos están calculados en las estadísticas forestales nacionales y hemos de reconocer la vital importancia de esta componente de la economía de subsistencia -el autoconsumo por parte de las propias familias de los productos forestales- cuya contribución al producto nacional de los países más pobres se calcula, en términos moderados, en más del 10 por ciento. Sin embargo, esta contribución es prácticamente desconocida para las estadísticas oficiales de la actividad económica nacional de cualquier país en desarrollo, con la inevitable consecuencia de que sufre un olvido generalizado a la hora de establecer las políticas nacionales.

El Anuario FAO de productos forestales

LA ERA DE LAS COMPUTADORAS

La materia prima básica de los análisis son unos buenos datos estadísticos, para lo cual una organización internacional depende de la voluntad, capacidad y cooperación de sus países miembros. Durante años, se ha podido reforzar esta relación en muchas áreas. Las estadísticas forestales y los estudios de perspectivas de los años setenta y ochenta respondían también a la llegada de la era de las computadoras y a las ventajas que ofrecían con respecto a la elaboración y accesibilidad de los datos. El Anuario de productos forestales 1972, realizado sobre una base de datos informatizada de 12 años, se publicó en septiembre de 1974, sólo ocho meses después de la publicación del Anuario de 1970 preparado manualmente con datos de dos años. En marzo de 1975 se publicó la edición siguiente de datos anuales para todos los países del mundo, 15 meses después del final del último año del informe. Actualmente se puede disponer de los datos para su lectura mediante computadora en enero, sólo un año después de finalizado el año correspondiente al informe.

En 1987 la FAO pudo publicar cuadros sobre la dirección del comercio, que contenían datos de 1982 sobre los intercambios comerciales de todos los países, utilizando los cuadros computerizados sobre el comercio de las Naciones Unidas. En 1994, disponiendo de computadoras de mayor capacidad y velocidad, pudimos obtener estos datos a tiempo para la publicación del anuario de ese mismo año. La extracción de información sobre intercambios comerciales ha permitido añadir datos sobre el comercio de unos 30 países que no presentaron informes para los cuadros del Anuario de 1993. La computadora plantea también los peligros de la velocidad y la inexorable lógica, lo que pone también a prueba la capacidad del personal que tiene que comprobar y validar los resultados. Esperamos siempre que nuestros lectores nos ayuden a garantizar la exactitud de todos los millones de datos que figuran en cualquier edición del Anuario.

Desde mediados de los años setenta, la utilización de bases de datos informatizados ha sido imprescindible para el análisis econométrico del consumo, y posteriormente también para la producción, de los productos forestales. Inicialmente este análisis dependía del uso de promedios periódicos, pero para mediados de los años ochenta se podían ya utilizar datos anuales para todos los países importantes en la estimación de las relaciones econométricas. Al realizar los nuevos análisis sobre el desarrollo del sector, fue también posible volver a calcular las relaciones y actualizar las proyecciones basándose en los datos de los últimos años. Esto ha permitido también conseguir proyecciones de referencia para una gran variedad de productos e incluir proyecciones indicativas para todos los países.

EL FUTURO DE LOS ESTUDIOS DE PERSPECTIVAS

El objetivo de contar con un análisis de las tendencias y proyecciones de la futura posible orientación del sector forestal es apoyar la formulación de políticas y la adopción de decisiones en cuanto a las inversiones por parte de los gobiernos de los Estados Miembros. La finalidad no es secundar un desarrollo indeterminado en cualquier país, sino más bien aprovechar la base de datos global para explorar las tendencias y relaciones generales y estimar las repercusiones para el mundo y para las regiones, colocando a cada uno de los países dentro de este contexto. Al reconocer las limitaciones de detalle que pueden reunirse internacionalmente, se percibe que este análisis de objetivos proporciona una referencia útil a la complejidad del desarrollo internacional del sector, para el que pocos países, y aún menos países en desarrollo, cuentan con los recursos para prepararse.

La primera función de la FAO es reunir, analizar, interpretar y difundir información y es muy probable que siga siendo así. A raíz de la celebración de la CNUMAD, la comunidad internacional está insistiendo en determinar las nuevas dimensiones de los criterios e indicadores del desarrollo sostenible y la conservación del medio ambiente, que pueden añadirse al compendio de información que se publica sistemáticamente. En 1945 era un hecho reconocido en general que la educación, la capacitación y unas instituciones adecuadas eran factores esenciales para una planificación formativa y una gestión idóneas de los recursos forestales. Desde entonces se ha hecho mucho para transformar esa capacidad. La dinámica de la evolución y el enorme crecimiento de la demanda respecto a los recursos forestales finitos, nos hace llegar una vez más a la conclusión de que resulta necesario desarrollar la capacidad y habilidad a nivel nacional. El disponer de capacidad en la esfera de las políticas, la planificación, el análisis y la información es un requisito básico si se quieren adoptar decisiones idóneas para conseguir un desarrollo sostenible.

En la evaluación de 1980 Los recursos forestales tropicales, publicada en 1982, la FAO alertó a la comunidad internacional sobre las fuerzas destructivas que amenazaban a los bosques y se garantizó que, en los debates de la Comisión Brundtland y en la CNUMAD, la silvicultura ocuparía un lugar privilegiado. Del análisis y las perspectivas a las que se hace referencia en este artículo se desprende claramente que sigue siendo igualmente válido el doble objetivo de los bosques reconocido en 1946 por John Boyd Orr: el bosque como protector y el bosque como productor. La sociedad depende de la conservación y los servicios de los bosques y de su contribución al desarrollo. Los que defienden las miles de funciones que desempeñan los bosques deben reconocer su responsabilidad para actuar juntos a fin de conseguir los múltiples objetivos para la sociedad, su economía, ecología y medio ambiente. Es frecuente que ni la estadística ni la economía sean las ciencias preferidas de los técnicos forestales o los ecologistas pero, si se olvidan de ellas, les será muy difícil encontrar el camino justo en una sociedad compleja e intensamente competitiva, hacia un equilibrio aceptable entre la conservación del medio ambiente y su uso sostenible.

Recuadro: Lista de publicaciones


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