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Las conexiones intersectoriales y la influencia de las políticas externas en el desarrollo forestal

M.-R. de Montalembert

Este texto ha sido preparado por Marc-René de Montalembert, Director de Políticas y Planificación Forestales de la FAO, con ayuda del personal de la Dirección y de un grupo multidisciplinario interdepartamental.

En el presente artículo se evalúa la influencia de las políticas externas sobre la contribución de los bosques al desarrollo sostenible y a la estabilidad ambiental. Basándose en una matriz analítica, se identifican conexiones intersectoriales y tipos de situaciones en los que se producen interacciones normativas. Se exponen posibles estrategias y prioridades de acción.

Actualmente, se reconocen plenamente las numerosas contribuciones de los bosques y de las actividades basadas en ellos a la economía, a la seguridad alimentaria, al suministro de energía, a la estabilidad ambiental y al bienestar social. Los principales problemas de la silvicultura en relación con el desarrollo sostenible y el medio ambiente son, entre otros, la ordenación, la conservación y el desarrollo sostenible de los bosques; los modelos sostenibles de producción y consumo de bienes y los servicios forestales; los aspectos sociales de los bosques, el refuerzo de las instituciones y la creación de capacidad.

En la mayor parte de los países las administraciones forestales centrales han actuado en relativo aislamiento, creando políticas y normas forestales que reflejan las prioridades nacionales para la generación de ingresos, moneda extranjera y desarrollo de la economía nacional. Las nuevas y a veces conflictivas expectativas de un número creciente de grupos de interés, que dependen del destino de los bosques o se preocupan por él, están ocasionando dificultades en lo que respecta a las políticas de desarrollo forestal y nacional. Las dificultades estriban en las intrincadas relaciones entre la actividad forestal, la seguridad alimentaria, la mitigación de la pobreza, el desarrollo rural y la estabilidad ambiental. Los recientes criterios en que se basa el desarrollo sostenible hacen mayor hincapié en la integración del sector forestal en el desarrollo rural, y el equilibrio entre las necesidades socioeconómicas y las ambientales a nivel local, nacional y mundial.

Existe una creciente sensibilización tanto en el Norte como en el Sur sobre la insuficiencia de las estrategias forestales tradicionales para garantizar la sostenibilidad de los recursos o para detener el ritmo acelerado de deforestación y degradación de los bosques. Las disposiciones normativas formuladas en otros sectores afectan las funciones económicas, sociales y ecológicas de los bosques, al menos en la misma medida que las políticas establecidas dentro del sector forestal. De hecho, las decisiones de esa índole adoptadas fuera del sector forestal pueden ser determinantes para la sostenibilidad del mismo.

Las políticas fiscales, los tipos de cambio, las condiciones de las concesiones de las tierras públicas, el control de los precios, las redes de transporte, el régimen de tenencia de tierras y árboles, las barreras arancelarias y no arancelarias al comercio internacional, los incentivos a la inversión, las estrategias del sector agrario y otras políticas macroeconómicas influyen en la motivación económica de la ordenación y conservación de todo tipo de bosque (templados y tropicales).

No resulta fácil garantizar un adecuado diálogo con otros sectores relacionados con el forestal y adoptar en ellos medidas que complementen o apoyen las del segundo. Es preciso determinar y analizar, dentro de dichas esferas, cuáles son las influencias de las conexiones intersectoriales y los efectos de las políticas de los sectores relacionados con la silvicultura.

Es imprescindible un diálogo eficaz entre el sector forestal y otros relacionados con él

A continuación se expone una matriz general en la que se indican las principales esferas de las políticas sectoriales, algunos tipos específicos de componentes o instrumentos que influyen en esas políticas, las conexiones mediante las cuales se ve afectada la actividad forestal, los efectos sobre el desarrollo forestal, y las posibilidades de acción. No obstante, cabe examinar previamente las conexiones normativas entre el sector forestal y los otros sectores que influyen en él de forma más significativa: las políticas demográficas; las políticas de tenencia y utilización de la tierra; las políticas encaminadas a elevar la producción agraria, incluidas las que influyen en los precios de los productos rurales y agrícolas, así como las que determinan las oportunidades de empleo fuera del sector agrario.

REFLEXIONES
S. Dennis Richardson

EJEMPLOS DE POLITICAS INTERSECTORIALES

Las políticas que influyen en el régimen de tenencia y utilización de la tierra tienen una importancia decisiva; la base de recursos de la tierra constituye el común denominador de todas las políticas sectoriales que se ocupan de los recursos naturales y del desarrollo rural. En un estudio reciente sobre agricultura realizado por la FAO y el Banco Mundial en Ecuador (FAO/Banco Mundial, 1993) se recomendaba sobre todo introducir cambios en la política nacional en relación a las actividades no vinculadas directamente con el sector forestal, y que no obstante influyen en él. Era necesario mejorar el sistema de utilización de la tierra en las regiones de la sierra y la costa, a fin de disminuir la presión migratoria sobre los bosques tropicales húmedos. Se recomendaban también decisiones políticas ecológicamente racionales respecto a la exploración petrolífera en las zonas de bosques tropicales húmedos, y la expansión de la industria del camarón en los bosques de manglares.

Las políticas macroeconómicas afectan claramente al sector forestal, sobre todo a la economía del desarrollo forestal y a la competitividad de las inversiones en el mismo. En un estudio hecho por el Banco Mundial sobre el sector forestal en Argentina (Banco Mundial, 1993) se puso de manifiesto cómo las políticas macroeconómicas ineficaces que daban lugar a tasas de crecimiento bajas o negativas, habían contribuido a la pérdida de los bosques locales. Con dichas políticas se habían reducido las oportunidades de nuevos empleos para las familias rurales pobres y, por lo tanto, se había fomentado el atractivo de la agricultura de subsistencia en las zonas de bosques autóctonos o cercanas a ellas; se había estimulado la inflación, que aumentaba a su vez la demanda de tierra como protección a largo plazo aunque sin liquidez, y la de ganado, como protección a corto plazo con gran liquidez (lo que inducirá a convertir los bosques en tierra de pasto). La conservación de los bosques autóctonos había pasado a ser un objetivo secundario.

El rendimiento potencial del sector forestal en Filipinas se estimó en más de 1 500 millones de dólares durante 1979-1982, mientras que el rendimiento real era ligeramente superior a 1 000 millones de dólares (FAO, 1994). Como resultado de las políticas industriales y fiscales ineficaces, un tronco exportado como madera aserrada o sin elaborar producía mayores beneficios que un tablero fabricado con el mismo tronco. Durante ese período, los ingresos totales del Gobierno procedentes de las tasas forestales y los impuestos a la exportación representaron en torno al 11 por ciento de los posibles rendimientos. Los especialistas llegaron a la conclusión de que la incapacidad del Gobierno para obtener una proporción mayor de los beneficios disponibles provocaban una rápida deforestación, fomentando la extracción de madera en todo el país (FAO, 1994).

En un estudio sobre las interacciones entre las políticas del sector forestal y las políticas de riego y producción de energía eléctrica realizado en Sri Lanka (Abeywickrema, 1987) se demostraba cómo la presión de la pobreza y el desempleo pueden hacer que se dé prioridad a programas de desarrollo económico de rápido rendimiento, a costa del sector forestal.

Las políticas relativas al diálogo entre los sectores y los grupos de interés de los gobiernos pueden facilitar o limitar la interacción y las estrategias de desarrollo convergentes. Por ejemplo, en Canadá, los organismos forestales provinciales y federales están tratando de suprimir las barreras entre las instituciones con distintos mandatos, y se están inclinando hacia una idea de la ordenación forestal que incluya todos los valores encaminados a conseguir la cooperación entre los distintos organismos y grupos interesados, a fin de que persigan objetivos comunes. Uno de los resultados obtenidos ha sido el programa sobre bosques modelo, en el que los bosques son administrados por una asociación de los grupos de interés más importantes, que incluyen la industria, las asociaciones comunitarias, los organismos gubernamentales, los grupos ecológicos, las instituciones académicas y docentes, los grupos aborígenes y los propietarios privados. [NdR: véase Unasylva, 45(176)].

Las políticas que determinan la función y la estructura de la administración pública, en particular con respecto a la ordenación de los recursos naturales y de las tierras públicas, influyen de manera especial en el desarrollo forestal. Con frecuencia una atención política insuficiente al sector forestal da lugar a instituciones forestales débiles, incapaces de establecer o mantener un diálogo adecuado, y de actuar conjuntamente con los otros sectores interesados en la utilización de la tierra. Esta situación se ha dado en muchos países de América Latina.

En los países en los que se está aplicando un ajuste estructural, es frecuente que se haga una redistribución de responsabilidades en cuanto a la ordenación del medio ambiente y de los recursos naturales (incluido el régimen de tenencia y los derechos de uso de las tierras forestales), que pueden corresponder a instancias ajenas al sector forestal oficial. Esto exige distintas actitudes institucionales que deben orientarse hacia la dirección, coordinación, integración e interrelación de las políticas y programas entre los sectores de influencia mutua.

REFLEXIONES
Timothy Peck

MATRIZ DE LAS PRINCIPALES CONEXIONES Y POLITICAS INTERSECTORIALES EN EL AMBITO DEL DESARROLLO SOSTENIBLE

La elaboración de una matriz específica (véase aquí) para cada uno de los principales tipos de situación exigiría un análisis detallado que sobrepasa los límites de este artículo. Sin embargo, tal análisis resulta indispensable para determinar qué sectores intervienen en cada situación, así como la naturaleza de las conexiones intersectoriales, el tipo de efectos resultantes y la estrategia para corregir las conexiones negativas y reforzar las positivas.

En la matriz, cada una de las principales esferas políticas sectoriales se suele identificar con un departamento gubernamental, permitiendo así una orientación institucional. Una alternativa consistiría en centrarse en los principales instrumentos normativos, como la política fiscal, la política de precios, la de distribución de la tierra y sus aplicaciones en distintos sectores. Sin embargo, esto habría hecho más difícil la determinación de las responsabilidades institucionales.

Al determinar la repercusión del desarrollo forestal en la sostenibilidad, hay que señalar los efectos desde la perspectiva de una contribución positiva o negativa, y no limitarse a la perspectiva de la conservación. En la mayor parte de los casos una determinada conexión intersectorial podría tener un impacto positivo o negativo según la forma de funcionar, los instrumentos utilizados y el comportamiento de los grupos sobre los que influye.

Principales conexiones intersectoriales

La mayor parte de las conexiones que se señalan en la matriz tienen una amplia validez independientemente de su caracterización geopolítica. A continuación se examinan los principales sectores en los que los cambios normativos tienen una importante repercusión en el sector forestal. Existe un cierto grado de superposición entre estas esferas normativas, cada una de las cuales afecta al sector forestal de distinta manera y en diferente dirección (positivamente y/o negativamente).

Políticas orientadas a expandir las economías nacionales

Las políticas de expansión económica pueden ser de índole fiscal, monetaria, comercial, de infraestructura e industrial. Muchas de las políticas económicas nacionales están orientadas a superar la recesión y a mitigar la creciente deuda internacional, problemas que afectan sobre todo a los países en desarrollo donde la concentración en los principales problemas inmediatos de orden socio-económico y en las políticas a corto plazo es raramente compatible con las políticas, objetivos y estrategias a largo plazo que necesita el sector forestal. A corto y medio plazo estas políticas pueden producir una mayor demanda de productos forestales; estimular la producción, la inversión y el comercio; favorecer la repoblación forestal, las oportunidades de empleo en sectores rural e industrial, etc. Sin embargo, también dichas políticas pueden fomentar la deforestación, la extracción maderera excesiva, el uso no sostenible de los recursos; orientar a los agentes económicos a reducir al mínimo los gastos, disminuyendo así la inversión y la atención de los gobiernos, así como su asignación de recursos al sector forestal.

Las políticas fiscales a corto plazo pueden impedir el desarrollo sostenible de la silvicultura

Políticas orientadas al bienestar social y a mitigar la pobreza

Estas políticas se aplican sobre todo en las zonas rurales, y son de índole demográfica, agrícola y ganadera, energéticas y de fomento del turismo. El sector forestal puede contribuir mucho a estas políticas mediante la agrosilvicultura, la obtención de productos forestales no madereros para el consumo humano y animal, de productos medicinales y de frutos, la protección del suelo, la generación de ingresos no agrícolas y el empleo en empresas rurales pequeñas de base forestal, el agriturismo y las actividades recreativas. En muchos países en desarrollo es necesario determinar en qué medida las políticas y estrategias sectoriales promueven la seguridad del régimen de tenencia de tierras, el acceso a los recursos y productos, y estimulan la participación de la población rural en la actividad forestal sostenible.

El sector forestal tiene numerosas oportunidades de contribuir a la consecución de los objetivos de carácter normativo orientados a la mejora del bienestar de la población

Políticas orientadas a la conservación del medio ambiente y a la protección de los recursos naturales

Las políticas de protección del ambiente, que incluyen las políticas agrícolas, pesqueras, industriales y de aprovechamiento de la tierra, producen resultados a corto plazo, como la transferencia de tierras forestales productivas a otras categorías de tierras, por ejemplo parques o reservas nacionales, con la consiguiente reducción de la disponibilidad de productos forestales. A largo plazo, estas políticas favorecen la adopción de prácticas forestales en las que se integre la diversidad biológica y la conservación de ecosistemas en la ordenación forestal sostenible. Se persigue elevar y diversificar la productividad y favorecer a las industrias forestales más eficaces desde el punto de vista económico y ambiental.

Políticas orientadas a la elaboración y utilización eficaz de los recursos naturales

Las medidas de privatización, la política fiscal, ambiental, comercial, de infraestructura, energía y de fomento del turismo se inscriben en el ámbito de las políticas de utilización de los recursos naturales. La intensificación o reubicación de las operaciones de elaboración y la extensión a escala mundial de los mercados han tenido, a medio y largo plazo, un efecto significativo sobre el sector forestal. Impulsados por las nuevas políticas macroeconómicas, muchos países en desarrollo y en transición hacia la economía de mercado han privatizado sus empresas públicas, a fin de alcanzar una mayor eficacia técnica y económica y de favorecer un uso más racional de los recursos forestales. La liberalización del comercio puede estimular la oferta y la demanda de los productos forestales, y la competencia puede propiciar una mayor calidad. El proteccionismo ambiental en las políticas comerciales (por ejemplo, el uso de etiquetas "verdes", la prohibición de extraer las maderas de los bosques tropicales) podría, sin embargo, tener repercusiones contradictorias en el sector forestal, ya que tal vez favorecería una reducción de la oferta y el comercio y la demanda de algunos productos específicos procedentes de los bosques naturales. Podría también provocar la deforestación y la conversión de los bosques en tierras para otros usos, debido a la pérdida del valor económico de la base de recursos.

Políticas de participación orientadas a modificar el papel del gobierno

Entre estas políticas figuran las disposiciones relativas a la reducción del gasto público, las políticas de privatización, de energía, industria y comercio y de fomento del turismo. Las nuevas tendencias en materia de economía y políticas apuntan a la reducción de las actividades de las instituciones públicas en todos los sectores. Históricamente, en la mayor parte de los países el Estado ha desempeñado una importante función como propietario y como productor en el sector forestal, o ha ejercido un estricto control sobre las actividades realizadas por los individuos o las instituciones. En muchos países desarrollados y en desarrollo se está generalizando la privatización de las empresas forestales públicas, de las actividades sobre tierras forestales públicas, de los servicios de extensión y de la investigación. La descentralización de la gestión hacia sectores regionales y locales ha estimulado asimismo la participación de la población local en las actividades forestales. La responsabilidad de las instituciones forestales públicas se centra ahora más en orientar el desarrollo forestal nacional según los principios de la sostenibilidad, en integrar los esfuerzos y apoyar la participación de distintos agentes, racionalizar las políticas y estrategias forestales con las de otros sectores, incrementar la sensibilización política y pública y la comprensión de las cuestiones forestales, y apoyar las negociaciones y acuerdos nacionales e internacionales sobre silvicultura.

PRIORIDADES DE ACCION

A partir de esta revisión de las vinculaciones normativas, se han señalado algunas medidas que mejorarían el resultado de la interacción entre el sector forestal y otros sectores socioeconómicos. La correcta sensibilización política y pública y una comprensión del papel del sector forestal son requisitos previos importantes.

Revisión de las políticas nacionales de inversión

Las inversiones se orientan sobre todo hacia aquellos sectores en los que se obtienen beneficios netos, directos y rápidos que interesan el desarrollo nacional, o que se consideran indispensables para promover o sostener el bienestar social. Si se quiere que la silvicultura y las actividades ambientales conexas desempeñen un papel importante en la economía nacional, los gobiernos, y especialmente el sector privado, deberán destinar a ellas más recursos financieros. Habría asimismo que fomentar la asignación internacional oficial y privada de las inversiones en el sector forestal.

Internalización de elementos externos al sector forestal

Habría que establecer mecanismos para internalizar los costos de los efectos en el sector forestal del desarrollo y las políticas aplicados en otros sectores. Los mecanismos que se crearan servirían para determinar los efectos negativos en el sector forestal, evaluar su costo y facilitar la transferencia de recursos equivalentes para realizar actividades o programas compensatorios en el sector.

Externalización de los beneficios procedentes del sector forestal

Habría que establecer asimismo mecanismos adecuados para cargar los gastos de los beneficios generados en el sector forestal a los sectores que los reciban. Los ejemplos de este tipo van desde la repoblación forestal y la buena administración de los bosques situados alrededor de las cuencas hidrográficas y los embalses en zonas donde se suministra energía eléctrica, agua y otros beneficios a las zonas más bajas, a la repoblación forestal y conservación de los bosques para la absorción de dióxido de carbono. Los países deben evaluar adecuadamente estas contribuciones del sector forestal al desarrollo nacional sostenible y cargar a la sociedad por ellos, para poder financiar las inversiones necesarias.

Incorporación de la contribución económica forestal al sistema de contabilidad nacional

En los años treinta, cuando las materias primas no se valoraban suficientemente y se percibían raramente las amenazas para el medio ambiente que hoy son preocupación común, se creó el marco estándar nacional para la contabilización de los ingresos. Este marco contable es inadecuado para los países cuyo principal bien económico son los recursos naturales. Por lo tanto, se puede disfrazar durante decenios de crecimiento el agotamiento de los recursos naturales del país -consumo de capital natural- aún cuando contribuya claramente a reducir las perspectivas de ingreso para el futuro. Una contabilización adecuada de la contribución económica del sector forestal al desarrollo socioeconómico nacional exige un análisis y evaluación exhaustivos del valor de los recursos así como de su utilización y no utilización poniendo de manifiesto la verdadera importancia económica y social del sector. Muchos analistas económicos comparten la opinión de que habría que revisar las cuentas nacionales para dar a los recursos naturales el mismo valor que el capital producido por el hombre (Tropical Sciences Centre/Instituto Mundial sobre Recursos, 1991).

Distribución del uso de la tierra

Una política coherente sobre el uso de la tierra debe reconocer que ésta es un bien finito que requiere una cuidadosa distribución. Si bien las políticas nacionales proporcionan un marco general, muchas políticas destinadas a la sostenibilidad se aplican en el ámbito de la planificación regional, de distrito y local. Por desgracia, las tierras forestales se suelen considerar como un fondo o depósito al que recurrir en caso de conflictos sociales en las zonas rurales, sin que se pondere el potencial o la conveniencia del uso de la tierra.

Los bosques representan un elemento estable y una opción válida para el aprovechamiento de la tierra. Es necesario aplicar políticas destinadas a una distribución eficaz de la tierra y a la evaluación y reconocimiento de la propiedad de la misma y de los derechos de tenencia, incluidas las relaciones consuetudinarias entre los grupos indígenas y otras comunidades que viven en los bosques o en zonas vecinas. Habrá que decidir también si las grandes extensiones de tierra que no resultan adecuadas para una agricultura sostenible o para el pastoreo podrían ser bonificadas, en lugar de recurrir a nuevas talas de bosques. En Europa y los Estados Unidos las actuales políticas están fomentando la repoblación forestal de tierras agrícolas excedentes, en conformidad con los programas de detracción de tierras fomentados por la Unión Europea.

Modernización de las instituciones responsables del sector forestal

La pertinencia socioeconómica y ambiental de las actividades forestales para el desarrollo nacional sostenible, y la diversidad de los agentes que participan directa o indirectamente en el sector, ponen de manifiesto la necesidad de revisar la administración política e institucional en materia forestal. La silvicultura se encuentra ante una situación contradictoria en la que, si bien ha conseguido un puesto central entre las preocupaciones públicas y en los programas de desarrollo, las instituciones encargadas de la conservación y ordenación sostenible de los bosques son por lo general las más débiles de la administración. Las reformas institucionales suelen limitar el papel de la administración forestal dentro de la estructura gubernamental, o provocar su fusión en el seno de un conglomerado de servicios públicos que se encargan de los recursos naturales y del medio ambiente,o a veces, dividir sus dependencias entre dos o más ministerios. El aislamiento del personal forestal con respecto a las autoridades nacionales se ve además agravado por una rigidez administrativa que impide celebrar consultas con otros sectores; ello redunda en que en los planes nacionales y en las asignaciones financieras se dé escasa prioridad al sector forestal.

La silvicultura debe recibir apoyo político, dotándose a las instituciones forestales de estatura suficiente, mediante el diálogo con respecto a las normas, y campañas de relaciones públicas. Se ha de mejorar la cooperación y se han de realizar consultas con los organismos públicos, el sector privado, las organizaciones no gubernamentales, las comunidades y los países. Sin embargo, la creciente participación de los distintos agentes del sector forestal exige que se reparta entre ellos la responsabilidad y las tareas de ordenación. La creación de capacidad debe orientarse a intensificar los conocimientos técnicos, no solamente de los funcionarios públicos, sino también de otros agentes, y especialmente de los pequeños agricultores y grupos comunitarios organizados.

Es preciso modernizar y fortalecer las instituciones políticas y administrativas del sector forestal

Análisis de las políticas e investigación forestal

Las políticas sectoriales no pueden aplicarse aisladamente sino que deben tener en cuenta el marco más amplio de los objetivos nacionales de desarrollo económico y social. Se necesita tener en cuenta los sectores de superposición, las interconexiones e interacciones y, por supuesto, las fronteras nacionales. Se han de contratar economistas, sociólogos y analistas de políticas a fin de formar equipos multidisciplinarios que formulen normas y evalúen las repercusiones de su aplicación; y se ha de reforzar la capacidad de análisis intersectorial en materia de políticas.

Cooperación internacional

La mayor parte de los conceptos relativos al desarrollo forestal sólo pueden abordarse actuando a nivel nacional; sin embargo, la cooperación internacional debe desempeñar una función de apoyo fomentando la sensibilización de todos los sectores socioeconómicos, y teniendo en cuenta los efectos que las políticas, estrategias y acciones vayan a tener en otros sectores. La evaluación del impacto de las políticas por las instituciones internacionales debería ser una práctica común, especialmente en lo que respecta a la FAO y a los centros de financiación internacionales, como el Banco Mundial y los bancos de desarrollo regional, pero también a las instituciones bilaterales. Además, la cooperación internacional desempeña un papel importante en el intercambio de información entre los países.

Habría que procurar, mediante la cooperación internacional, aumentar el apoyo financiero al sector forestal, ya sea directa o indirectamente, propiciando actividades que puedan estimular el desarrollo de la silvicultura. El diálogo, la coordinación y la interacción entre el sector forestal y otros sectores socioeconómicos contribuyen a mejorar las conexiones intersectoriales y a reforzar el marco normativo para un desarrollo nacional sostenible. Sin embargo, esto no supone que se fusionen las actividades forestales en otros programas más amplios como el de ordenación de recursos naturales, en el que el sector forestal podría perder su especificidad.

REFLEXIONES
J.E.M. Arnold

CONCLUSIONES

En este análisis se ha puesto de manifiesto la importancia y complejidad de las conexiones intersectoriales, y la influencia de las políticas externas sobre desarrollo forestal sostenible. Las interacciones normativas son determinantes a nivel de las políticas macroeconómicas y de aprovechamiento de la tierra. La eficacia de las futuras actividades para la conservación y el desarrollo idóneo de los bosques depende de la capacidad de establecer un marco normativo coherente en apoyo de estas actividades y de garantizar que los bosques sean plenamente reconocidos como una opción válida y competitiva de aprovechamiento de la tierra.

Los bosques siguen considerándose como un depósito de tierra, y en las disposiciones gubernativas se presta escasa atención a la normativa forestal, olvidando los efectos que las políticas, las novedades, las decisiones y los instrumentos de otros sectores tienen sobre el sector forestal. Raras veces ha podido la silvicultura competir a corto plazo con otros usos de la tierra, excepto en los países donde durante largo tiempo ha sido objeto de subvenciones. La cuestión básica es por lo tanto determinar las condiciones para que la conservación y desarrollo de los bosques sean competitivas, es decir que constituyan una opción para el aprovechamiento de la tierra, económica y ambientalmente atractiva, en un medio regido por las leyes del mercado. Dichas condiciones se refieren sobre todo a los precios y valores de los bienes y servicios forestales, y a cómo cubrir los costos de la sostenibilidad.

En un contexto económico cada vez más interdependiente, en el cual es preciso atender a los efectos de otros sectores sobre la situación de la silvicultura sostenible como una opción de aprovechamiento de la tierra, se han de destacar tres factores:

Se han de considerar asimismo los factores exógenos que afectan a las políticas nacionales y sectoriales y su repercusión en el desarrollo forestal. Dichos factores pueden surgir de las normas de los países vecinos o de agrupaciones regionales (por ejemplo, la Unión Europea o el Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte); o pueden derivarse de elementos internacionales, especialmente de las relaciones comerciales y, recientemente, de las políticas ambientales. Las presiones exógenas que afectan a las políticas pueden ser ejercidas directamente en el sector o indirectamente por acontecimientos exteriores a la política nacional. La ayuda internacional y las políticas de inversión suelen perseguir objetivos divergentes y a veces conflictivos, incluso dentro de una sola institución, con respecto a las reformas económicas, al crecimiento y a la estabilidad ambiental. A los gobiernos nacionales les resulta a menudo difícil reconciliar la sostenibilidad económica y ambiental para establecer las prioridades mediante el diálogo entre los agentes nacionales, situación que afecta al desarrollo forestal.

BIBLIOGRAFIA

Abeywickrema, N. 1987. Forestry sector policies and their impact on implementation of irrigation/power generation programmes. Roma, FAO.

Banco Mundial. 1993. Argentina - Forestry Sector Review. Washington, D.C.

FAO. 1994. El estado mundial de la agricultura y la alimentación 1994. Parte III, capítulo especial sobre silvicultura. Roma.

FAO/Banco Mundial. 1993. Ecuador -Agricultural Sector Review- Forestry (Anexo 4). Roma, FAO

Tropical Sciences Centre/Instituto Mundial sobre Recursos. 1991. Accounts overdue: natural resource depreciation in Costa Rica. Washington, D.C., WRI.


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