Adaptación de los acuerdos institucionales a las actividades de extensión - Asociados múltiples: el caso de Chile

A menudo se cita Chile como un ejemplo de éxito en lo que respecta al sector forestal. El país tiene más de 1,6 millones de hectáreas de plantaciones y durante los últimos diez años ha seguido plantando a un ritmo de 90 000 ha al año. En 30 años, Chile ha triplicado sus exportaciones de productos forestales y para 1991 los productos forestales representaban más del 10 por ciento de las exportaciones.

Este éxito se debe a muchas razones, entre ellas las disposiciones macropolíticas como es el apoyo del gobierno a la ampliación de la función del sector privado, unas políticas macroeconómicas estables, la liberalización del comercio así como del transporte y del mercado del trabajo y unos derechos de tenencia de tierras y árboles seguros y claramente establecidos. Además, se ha introducido un plan de subvenciones a la plantación limitado en el tiempo y bien aplicado, que cubría hasta el 75 por ciento de los costos de plantación.

La disminución de los recursos estatales financieros ha llevado a un replanteamiento de los acuerdos institucionales para proporcionar asesoramiento en materia de extensión. Han surgido nuevas configuraciones con una gran disminución del papel del Estado a nivel local. El gobierno ha contratado con compañías privadas de consultores para servir a los agricultores comerciales de más envergadura y con las ONG para los pequeños campesinos orientados a una agricultura de subsistencia. El gobierno concede una subvención de unos 330 dólares EE.UU. a cada agricultor de subsistencia que participa. Si bien el marco contractual es bastante rígido según algunos asociados, las ONG pueden seguir utilizando métodos de extensión basados en sus experiencias anteriores.