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Editorial

A partir de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD), se acrecienta la necesidad de intensificar y mejorar el diálogo sobre una ordenación apropiada de los bosques. El diálogo abarca a todos los grupos interesados y, sobre todo, a los verdaderos usuarios de los recursos forestales.

Sin embargo, la extensión forestal se debate todavía entre tendencias históricas que han limitado su eficacia. En primer lugar, la tendencia de los gobiernos a limitarse a la protección de los bienes forestales de cuya gestión era responsable. En segundo lugar, la tendencia de la extensión forestal a seguir básicamente el modelo "de arriba abajo" de la extensión agrícola a través del cual los gobiernos intentaban llegar a los agricultores con nuevas tecnologías concebidas para permitirles aumentar la producción. De esta manera, las actividades de extensión forestal se basaban en la suposición de que la eficacia de los usuarios del bosque se veía dificultada principalmente por una falta de soluciones técnicas relacionadas con la ordenación forestal. Al contrario, es frecuente que los desafíos relativos al desarrollo forestal sostenible no puedan resolverse sólo con la silvicultura, pues un enfoque técnico orientado en una sola dirección, resulta ineficaz.

Por lo tanto, muchos países reconocen la necesidad de volver a examinar el objetivo y el enfoque de la extensión forestal.

Este número de Unasylva analiza los desafíos que enfrenta la extensión forestal y los intentos que se están realizando actualmente para superarlos.

El artículo de J. Anderson y J. Farrington sitúa a la extensión forestal dentro de su contexto, y considera su relación con la extensión agrícola. Se ocupa de definir la extensión forestal, determinando quién la realiza y a quién va dirigida, y describe brevemente las tendencias exteriores e interiores que influyen en la extensión forestal y en su futuro.

T. Enters y J. Hagmann analizan la relación entre investigación y extensión en el perfeccionamiento de las prácticas de ordenación sostenible de los recursos naturales, basadas en las experiencias de Tailandia del norte y Zimbabwe, y defienden la adopción de un planteamiento participativo que supere el concepto y la práctica de la extensión forestal, y de la extensión en general, como el hilo conductor de una corriente unilateral de información de los investigadores científicos a los encargados de la gestión de los bosques; planteamiento que comporta graves riesgos de fracaso, ya que presume de conocer, sin analizar previamente, las necesidades de los usuarios de los recursos locales y la forma de satisfacerlas.

La ampliación de los objetivos de la ordenación forestal ha dado lugar a una expansión paralela de los grupos de usuarios, beneficiarios potenciales de la extensión forestal. A menudo son necesarias actividades destinadas a dos grupos de usuarios con intereses conflictivos, dentro de una misma zona o incluso de un mismo bosque. P.H. May y M. Pastuk describen dos experiencias recientes con respecto a la extensión forestal que han supuesto distintas percepciones e intereses locales en una única municipalidad de la Amazonia oriental, en Brasil.

Actualmente, las mujeres tienen un papel importante, por no decir preponderante, en la conservación de los recursos naturales. El artículo de M. Kane describe la participación de las mujeres en la ordenación de los recursos naturales en la experiencia de Beluchistán (Pakistán), del Proyecto Interregional de la FAO para la conservación y el desarrollo participativos de las tierras altas.

J.B. Nikiema hace una exposición de las interpretaciones inesperadas por parte de la población local de los dibujos preparados para la extensión, evidenciando la necesidad de analizar los instrumentos y técnicas de la comunicación, así como el mensaje en la extensión forestal.

C.R. McKinley, J.R. Sidebottom y J.H. Owen proporcionan un ejemplo sobre el éxito alcanzado por el proceso educativo de la extensión basándose en el trabajo del Servicio de Extensión Cooperativa en Carolina del Norte y en otros organismos para ayudar a los cultivadores y compradores de árboles de Navidad, que constituye una industria importante en los Estados Unidos.

Se incluyen además tres artículos relacionados con el tema principal. S.K. Datta y M. Ray examinan la evolución de la capacitación forestal en la India; S. Dembner y J. Anderson se ocupan de la evolución de las necesidades y oportunidades de la difusión y comunicación de la información sobre silvicultura; y D. Henderson y L. Krahl plantean los posibles beneficios de la silvicultura comunitaria en la ordenación de los bosques federales de los Estados Unidos.

Los artículos de este número de Unasylva evidencian la necesidad de adaptación y evolución continua de la extensión forestal en el futuro. Hay dos cuestiones importantes: en primer lugar ser fundamental crear y mantener mbitos comple-mentarios entre la extensión forestal y otros planteamientos y mensajes sobre extensión en relación con el desarrollo rural. En segundo lugar, aprovechar el potencial que representa el r pido desarrollo y el mayor acceso a las técnicas de la información y la comunicación. En un an lisis final, el éxito de la extensión depender de la creación de redes horizontales din micas, de actitudes participativas y transparentes y de mayor responsabilidad de los extensionistas para con sus grupos "beneficiarios".


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