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Reducción de desechos en la extracción y la elaboración de la meciera: La conservación del bosque en la Amazonia oriental

J.J. Gerwing, J.S. Johns y E. Vidal

El artículo se refiere a los desechos derivados de las operaciones de extracción y elaboración de madera en la Amazonia oriental y propone métodos para reducir tanto los desechos como los daños producidos por las explotaciones forestales.

Jeffrey J. Gerwing es estudiante de doctorado en el Graduate Program in Ecology, Pennsylvania State University, Estados Unidos, e investigador del Instituto do Homem e Meio Ambiente da Amazonia (IMAZON), Belém, Brasil.

Jennifer S. Johns es estudiante de doctorado en el Ecology and Evolution Program, Rutgers University, Nueva Brunswick, Nueva Jersey, Estados Unidos.

Edson Vidal es investigador del IMAZON, Belém, Brasil.

Durante los últimos 20 años, la Amazonia oriental ha pasado a ser la principal región productora de madera de especies frondosas. Gran parte de este aumento de la producción ha ocurrido en el estado de Pará (Figura 1). En su parte oriental, cerca de la ciudad de Paragominas, el número de fábricas de madera en chapas y aserrada pasó de dos factorías con una producción total de 8600 m³ en 1970, a 238 factorías que produjeron más de 1,2 millones de m³ en 1990 (Verissimo et al., 1992). Hasta ahora, la mayor parte de la producción de esta región ha sido absorbida por la demanda de madera dentro del Brasil. Sin embargo, como las reservas de madera se están agotando en Asia tropical, la Amazonia oriental, con sus grandes extensiones de bosques no explotados, está destinada a ser una gran proveedora de madera tropical para los mercados internacionales.

FIGURA 1 El estado de Pará abarca la mayor parte de la región de la Amazonia oriental en el Brasil

La silvicultura es uno de los importantes usos de la tierra en la Amazonia oriental, pero una consideración atenta del crecimiento de la industria maderera de la región revela una explotación descuidada y una degradación de los bosques cercanos a las fábricas. En una operación típica de corta se extrae de 30 a SO m³ de madera por hectárea de 30 a 60 especies. En este proceso, el 26 por ciento de los árboles antes existentes se destruyen o dañan y el conjunto de la cubierta forestal se reduce en el 50 por ciento (Uhl y Vieira, 1989). Además, los amplios huecos abiertos en la bóveda junto con los muchos árboles muertos y montones de ramas cortadas dejan al bosque vulnerable a los incendios (Holdsworth y Uhl, en prensa). Una vez explotados a fondo los bosques cercanos, los taladores se trasladan a zonas cada vez más distantes hasta que los elevados costos de transporte obligan a los dueños de las fábricas a llevar éstas más cerca del bosque aún no explotado. Si continúa este modelo de extracción de madera y abandono subsiguiente, aun los tramos relativamente extensos de bosques intactos en la Amazonia oriental se agotarán rápidamente, y la importancia de esta región como productora de madera habrá durado poco. Para salir de este modelo destructivo es preciso pasar de la simple extracción a un sistema de administración forestal en el que se cultiven los bosques para hacer que sean proveedores seguros de madera en el futuro (Barreta et al., 1993).

FIGURA 2 En e modelo tradicional de explotación forestal, se utilizaba un tractor con un cable fijo para arrastrar los troncos desde el bosque hasta el cargadero

FIGURA 3 En el modelo de explotación planificada, se utilizó un arrastrador con ruedas neumáticas equipado con un cabrestante para arrastrar los troncos desde el bosque hasta el cargadero

La necesidad de una administración forestal sostenible en Amazonia oriental es clara, pero los modelos prácticos de administración forestal en la región son pocos y alejados entre sí. En 1992 un grupo de investigadores que trabajaban en un pequeño centro sin fines lucrativos, el Instituto do Homem e Meio Ambiente da Amazonia (IMAZON), se propuso realizar un proyecto experimental de administración forestal cerca de Paragominas, Pará, con objeto de determinar los aspectos económicos y ecológicos de la ordenación forestal. La base de este proyecto fue la comparación punto por punto de una operación maderera tradicional en 75 ha con una extracción de madera en 100 ha planificada para reducir el volumen de desechos, los daños al rodal residual y el uso excesivo de maquinaria. Los elementos de la extracción planificada fueron el inventario y representación topográfica del rodal, la limpieza previa de lianas y plantas trepadoras, la planificación y señalización de caminos y pistas de arrastre, la corta de árboles direccional (dirección de caída controlada), y el uso de un arrastrador con cabrestante en lugar de un tractor sin cabrestante (Figuras 2 y 3). No obstante, la ordenación de un recurso maderero no termina en este bosque. Como complemento del proyecto de extracción se realizó también un análisis de las ventajas del nuevo enfoque y de las oportunidades de reducción de desechos en las industrias madereras de la región.

Las investigaciones pusieron de manifiesto que los métodos de explotación de los recursos madereros de la región, ya sea en los bosques que en las fábricas, desperdician innecesariamente grandes volúmenes de madera. En el bosque, este despilfarro se veía en los troncos cortados pero abandonados y en los árboles jóvenes de valor comercial destruidos sin necesidad. En las fábricas, los desechos se producían por degradación de los troncos durante el almacenamiento y el espesor excesivo de la madera mal aserrada. El primer paso para la conservación y el uso sostenible de un recurso es reducir al mínimo los desechos. Tal reducción permite a su vez limitar la superficie forestal que es preciso explotar para producir un volumen constante de madera. En las siguientes secciones de este artículo se describen algunas de las prácticas generadoras de desechos que prevalecen actualmente en la extracción y la elaboración de la madera en Amazonia oriental. Los autores sostienen que, en muchos casos, los desechos podrían reducirse considerablemente con la adopción de prácticas de ordenación más sencillas.

REDUCCION DE DESECHOS DURANTE LA CORTA DE MADERA

El modelo tradicional de extracción de madera practicado en la actualidad en la Amazonia oriental puede describirse como explotación desordenada del bosque que no sólo despilfarra una madera útil sino que menoscaba la capacidad productiva futura del bosque. Los operadores de motosierras (trabajadores a destajo) son quienes toman las decisiones de abatir los árboles que ellos mismos seleccionan en sus paseos por el bosque. Estos trabajadores apenas han recibido formación en corta de árboles y no saben nada de ordenación forestal o silvicultura, y su jornal depende del volumen de troncos cortados. El trabajo rápido se paga por consiguiente mejor que el trabajo cuidadoso. El arrastre de los troncos por el tractor se realiza varios días después de la corta. Aunque operadores de motosierras y tractoristas viven en el mismo campamento, no parece haber mucha comunicación entre ellos en cuanto a la situación de los árboles cortados. Para buscarlos, los tractoristas se abren paso con sus máquinas en la cubierta forestal. Cuando se encuentra un tronco, éste es arrastrado hacia el cargadero, pero no necesariamente retomando el camino de ida. El resultado es una búsqueda desordenada, y el arrastre produce una red de pistas y trochas que conducen a voces a claros naturales del bosque donde no se ha cortado árbol alguno.

El motivo de este tipo de utilización es que, hasta hace poco, se ha exigido a los propietarios que, para justificar sus derechos sobre la tierra, «desarrollasen» la zona forestal. Para ello se ha subcontratado a un equipo de corta para que desbroce el 50 por ciento de la tierra (máximo permitido por la ley) con objeto de dedicarla a la ganadería. En estas circunstancias, no es sorprendente que los industriales madereros (y sus subcontratistas) no se preocupen por la degradación del bosque.

Hay dos causas principales de despilfarro de madera en las operaciones forestales de extracción, que pueden eliminarse o reducirse mediante la planificación y la formación. La primera es la corta de árboles que los tractoristas nunca llegan a encontrar. Los autores caminaron a lo largo de 15 km en secciones transversales por tres zonas de las que se había extraído previamente madera, encontrando un promedio de 6,6 m³/ha de madera utilizable cortada pero no arrastrada hasta el cargadero. Ello supone un árbol por hectárea y hasta el 20 por ciento de los 30 m³ de madera extraídos normalmente de una hectárea. La mayoría de los árboles cortados y no encontrados estaban ocultos bajo las copas de otros árboles cortados o en lugares aislados. Este tipo de desechos no tuvo lugar en la extracción planificada. Los planos del rodal que indicaban la situación de los árboles maderables, junto con la señalización de las pistas de arrastre, permitieron recuperar todos los árboles cortados.

Además de los árboles cortados y no encontrados, se producen desechos innecesarios en las explotaciones tradicionales a causa de las deficientes técnicas de corta y troceo. Hay varios errores que pueden llevar a este tipo de desechos: en los árboles sin raíces zancas, aserrar el tronco demasiado arriba (a más de unos 20 cm del suelo), dejando madera aprovechable en el tocón; en los árboles con raíces zancas, serrar por encima de éstas en lugar de cortarlas y serrar más abajo; serrar sin cuidado en la base del árbol de manera que el tronco se raja desde abajo al caer; y trocear el árbol demasiado lejos de la copa, dejando con ésta una parte utilizable del tronco. Los autores inspeccionaron 854 árboles cortados en explotaciones tradicionales y comprobaron que estos cuatro tipos de errores, combinados, daban lugar a un desecho medio de 0,41 m³ por árbol cortado. Ello equivale al 7 por ciento del volumen maderable de un árbol típico y se cifra en 2,3 m³/ha Para reducir este tipo de desecho en la extracción planificada, se recurrió a un operador de motosierra al que se había dado formación específica en corta direccional y aserrado para minimizar los tipos de errores mencionados. En una muestra de 164 árboles cortados por este operador capacitado, el desecho en las operaciones de corta y troceo fue de 0,11 m³ por árbol. La diferencia entre aserrador capacitado y no capacitado fue de un desecho de 0,30 m³ por árbol cortado, o 1,7 m³ por hectárea. Añadiendo esta última cifra a la de árboles cortados pero no recuperados (6,6 m³/ha se obtiene un aumento total del rendimiento de 8,3 m³ ha como resultado de la extracción planificada de madera y de la capacitación de un operador. Este aumento del rendimiento por hectárea puede traducirse directamente en la reducción de la superficie forestal explotada para cubrir una demanda determinada de madera.

REDUCCION DE LOS DAÑOS A LOS BOSQUES DURANTE LA EXTRACCION DE MADERA

La corta de madera en Amazonia oriental se hace casi siempre con escaso conocimiento previo de la composición del bosque y prácticamente sin planificación (salvo en el caso del patrimonio forestal permanente). Se producen así muchos daños evitables en los árboles pequeños y medianos que podrían dar madera en el futuro. Aunque estas operaciones son selectivas (se cortan sólo 5 ó 6 árboles comerciales por hectárea), se dañan incidentalmente otros 200 árboles por hectárea con más de 10 cm de diámetro. Hay varios factores que contribuyen a estos destrozos. Son corrientes en la región las lianas que enlazan a un árbol por su copa con otros seis como promedio. Cuando se derriba un árbol para aprovechar la madera o construir una carretera, los árboles contiguos sufren al tirar de sus copas las lianas enredadas en ellas. Además, un operador de motosierra que no domina la técnica de la corta direccional trata de abatir el árbol en la dirección de su inclinación natural; sin embargo, las lianas que todavía conectan la copa a las copas adyacentes malogran a menudo sus esfuerzos. Se reduce así mucho la posibilidad de respetar un árbol determinado, todavía no bastante crecido para cortarlo ahora, dejándolo para una corta futura. Por añadidura, la corta incontrolada hace a menudo que los árboles caídos se amontonen en una maraña que dificulta en exceso la extracción de los troncos para arrastrarlos. Si el tractor no tiene un garfio, el tractorista tiene que empujar los troncos con la hoja. Cuando la maraña es muy difícil, el tractorista se ve obligado a dar vueltas en torno tratando de despejar o levantar los troncos. Es evidente que tales movimientos causan daños incontrolados en los árboles cercanos y perturban grandes extensiones tanto de la cubierta forestal como del suelo del bosque (Figura 4). El arrastre se complica además porque generalmente los troncos se seccionan una sola vez cerca de la copa, con lo que el tractorista arrastra largos troncos retrocediendo por las trochas tortuosas que abrió en busca de los árboles cortados. Al serpentear a través del bosque, el tronco arrastrado no puede adaptarse a las curvas y causa daños en los árboles contiguos a la trocha.

Código modelo de la FAO de prácticas forestales

En los últimos años se han hecho grandes progresos en la introducción de prácticas de explotación forestal respetuosas del medio ambiente en diversas partes del mundo pero es mucho lo que queda todavía por hacer. Los sistemas y técnicas de explotación necesitan ser perfeccionados para que sean totalmente compatibles con los objetivos de la ordenación forestal sostenible y supongan una contribución importante en la consecución de los objetivos económicos y sociales del desarrollo sostenible. La finalidad de este documento es contribuir a satisfacer esa necesidad.

El Código modelo de la FAO de prácticas forestales es ante todo un material de referencia para los países que están considerando la posibilidad de adoptar o revisar sus propios códigos de prácticas forestales. Su finalidad genérica es fomentar prácticas de explotación que mejoren las técnicas de aprovechamiento reduzcan el impacto ambiental negativo ayuden a preservar los bosques para las generaciones venideras y mejoren la contribución económica y social del sector forestal al desarrollo sostenible.

Las actividades forestales no se circunscriben a la producción de madera comercial. En todas las regiones del mundo existe una conciencia clara de la importancia de los bosques por la diversidad biológica los productos no madereros los valores culturales, la flora y fauna silvestre la belleza paisajística, las posibilidades de esparcimiento y los servicios ambientales. Todo ello ha hecho de la silvicultura una disciplina más compleja y exigente. Uno de los corolarios de esa mayor complejidad es la dificultad para planificar y ejecutar las operaciones de explotación forestal que deben prepararse y realizarse teniendo en cuenta el carácter polivalente del bosque. los técnicos forestales planificadores y operadores necesitan información actualizada y orientación sobre las prácticas que la sociedad está dispuesta a aceptar y los resultados que se esperan en relación con las operaciones de explotación forestal. Sean obligatorios o voluntarios, los códigos de prácticas forestales que no reconocen ni tienen en cuenta toda la complejidad del polivalente sector forestal moderno no serán aceptados por la sociedad y estarán condenados al fracaso. Este código modelo adopta una visión global de las prácticas de explotación e intencionadamente excluye otras prácticas forestales como la silvicultura. Sin embargo, muchos de los conceptos que recoge podrían ser aplicados en la elaboración de códigos de práctica para otras operaciones forestales.

El código modelo parte de la premisa de que en las operaciones de explotación forestal existen cuatro elementos que pueden ser considerados esenciales con miras a la ordenación sostenible de los bosques:

· planificación global de la explotación;

· ejecución y control eficaces de la explotación ;

· evaluación completa después de las operaciones y comunicación de los resultados al equipo que realiza las tareas de explotación y al personal responsable;

· preparación de una mano de obra competente y adecuadamente motivada.

Las operaciones de explotación se subdividen en varios apartados (ingeniería de caminos forestales, apeo, extracción, operaciones de acarreo y operaciones de transporte), cada uno de los cuales se aborda en un capitulo separado.

Cada capitulo del código modelo sigue un mismo esquema. La sección de prácticas recomendadas está precedida por el análisis de los objetivos, principios rectores y definición de la operación en cuestión. Se examinan también las consecuencias que puede comportar la ejecución inadecuada de cada una de las prácticas de explotación.

El código presenta una perspectiva completa de la explotación forestal y, contiene ideas valiosas para todos cuantos intervienen en las actividades forestales, para el propietario público o privado, grande o pequeño, para el consumidor y para el productor. Incluso aquellos que ya poseen códigos de prácticas forestales completos y largamente experimentados encontrarán en este documento nuevas ideas y puntos de vista.

FAO Model Code of Forest Harvesting Practice. 1996. Subdirección de Aprovechamiento, Comercio y Mercadeo Forestales, Departamento de Montes. Roma, FAO.

FAO Model Code of Forest Harvesting Practice

La adopción de una serie de medidas de planificación y técnicas puede reducir notablemente los daños durante las operaciones de extracción. Una de estas medidas es la corta de lianas los daños antes de la corta de árboles. Cuando se cortaba un árbol a la manera tradicional, las lianas a menudo desgarraban las ramas de los árboles vecinos, destrozaban árboles a lo largo del tronco abatido y desmochaban otros en la proximidad de la copa caída. En el área planificada, los árboles cortados caían rápidamente a tierra, causando pocos daños tras el tocón o a lo largo del tronco, y sólo daños menores en torno a la copa. El costo de este tratamiento previo tendría que incluirse en un análisis económico.

Una segunda medida que reduce los daños durante las operaciones de extracción es la corta direccional. Este sistema consiste en hacer caer el árbol en la dirección adecuada para reducir los daños en otros árboles que se reservan para extracciones futuras, para evitar que se apilen unos sobre otros y para facilitar el enganche del cable que debe arrastrar el tronco. Con estas técnicas se pudo disponer los árboles cortados en grupos sin perturbar innecesariamente grandes extensiones del bosque (Figura 4).

La planificación del esquema de pistas de arrastre es un tercer factor reductor de daños. En la zona estudiada, el esquema de las pistas adoptó la forma de «espina de arenque», con una pista central y pistas secundarias en ángulo obtuso con la primera. Este diseño minimiza la superficie total de las pistas y evita los giros cerrados que causan daños a los árboles cercanos al ser arrastrados los troncos.

FIGURA 4 Daños producidos en la cubierta forestal y en el terreno al retirar grupos de árboles en operaciones planificadas (nueve árboles) y no planificadas (12 árboles) cerca de Paragominas, Pará

Esta planificación y estas técnicas cuidadosas de extracción permitieron reducir el número de árboles dañados accidentalmente en cada fase de la operación. Por ejemplo, en la explotación tradicional se causaron daños a 28,7 árboles de más de 10 cm de diámetro por cada árbol cortado, en comparación con 20,5 árboles por árbol cortado en la operación planificada. Ello significa que sólo durante la corta se salvaron de daños innecesarios 46 árboles de más de 10 cm de diámetro por hectárea. Asimismo, por árbol arrastrado hasta un cargadero, los daños en la operación tradicional afectaron a 7,1 árboles, y sólo a 4,4 en la operación planificada. En total, los daños incidieron sobre 16,2 árboles menos por cada uno cortado, lo que equivale a decir que en la operación tradicional se dañaron 91 árboles más por hectárea que en la planificada. De estos 91 árboles, 57 sufrieron daños graves (quedaron desmochados o aplastados), y 11 de éstos (con un total de 2,7 m³/ha eran de especies con valor comercial actual.

REDUCCION DE LOS DESECHOS DURANTE LA ELABORACION

La eficiencia en la transformación de los troncos en productos acabados puede repercutir notablemente sobre la superficie forestal necesaria para satisfacer la demanda. Los autores han estudiado los factores que condicionan la eficiencia de la elaboración en diez serrerías y en dos fábricas de chapas en el centro maderero de Paragominas. En general, la eficiencia en la elaboración era baja (Figura 5). Del volumen total de materia de que se compone un tronco típico, menos del 35 por ciento se transformaba en madera aserrada.

Los bajos rendimientos de los troncos elaborados en la región son consecuencia de los desechos de madera en varias etapas durante el proceso. El almacenaje inadecuado en las serrerías produce pérdidas de volumen y de calidad (acción de los insectos, rajas y hendeduras). Durante períodos normales de almacenaje de algunas semanas a un mes, se comprobó que un promedio del 15 por ciento del volumen del tronco sufría daños por acción de los insectos. En los troncos de la especie más utilizada en la región, Manilkara huberi, las rajas de los troncos afectaban al 13 por ciento del volumen total aprovechable.

El uso de maquinaria inadecuada o anticuada en las fábricas de la región reduce también la eficiencia en la elaboración de madera aserrada. En 47 serrerías examinadas, la media de edad de la maquinaria en servicio era de diez años. La relativa falta de inversiones en nuevo equipo de aserrado redunda en una deficiencia en la exactitud de las operaciones. En las 11 serrerías estudiadas, la variación media en el espesor de las tablas era 4,3 mm. Por consiguiente, se añade por término medio 4,3 mm al espesor de cada tabla producida para asegurar que la medida quede dentro de las especificaciones de los compradores. Aunque unos milímetros por tabla pueden parecer una cantidad desdeñable, pueden significar la pérdida de varias tablas en potencia por tronco, o bien alrededor del 5 por ciento del volumen total del tronco (Williston, 1981).

Podría mejorarse sustancialmente la eficiencia en la elaboración de la madera aplicando algunas técnicas y tecnologías relativamente sencillas. Ante todo hay que mejorar el almacenaje. Técnicas como untar los extremos de los troncos con cera para que no se resequen y resquebrajen, o utilizar aspersores para eliminar insectos, pueden reducir la degradación de los troncos durante el almacenaje y elevar la eficiencia de la elaboración en un 5 a un 8 por ciento. En segundo término, una maquinaria de más calidad puede mejorar la exactitud del aserrado y elevar la eficiencia en el 3 al 5 por ciento. Por último, el desarrollo de nuevos tipos de productos para utilizar trozos pequeños de madera (tales como mangos de escoba, entarimados y piezas de puertas) puede aumentar la eficiencia en otro 5 por ciento. En total, la aplicación de estas medidas podría hacer pasar la eficiencia de conjunto de la elaboración del 39 por ciento al 60 por ciento aproximadamente en las fábricas de chapas y del 35 por ciento al 50 por ciento en las serrerías.

LA REDUCCION DE DESECHOS Y LA CONSERVACION DEL BOSQUE

Lo primero que hay que hacer para conservar un recurso es reconocer su valor.

FIGURA 5 Los montones de trozos de madera desechados son corrientes en las inmediaciones de las serrerías en la Amazonia oriental

FIGURA 6 Cuantificación de los desechos evitables de madera comercial en las actividades típicas de extracción y elaboración en la región de Paragominas, Pará

No hace mucho, era corriente que los terratenientes de la Amazonia oriental valorasen más una hectárea de pastizal degradado que una hectárea de bosque intacto. Los árboles eran simplemente un obstáculo para la explotación ganadera, considerada como el uso adecuado de la tierra en la región (y apoyada con incentivos por el Gobierno). Una vez valorados los recursos forestales, el siguiente paso para su conservación es utilizarlos de manera que los desechos se reduzcan al mínimo. Los beneficios de este uso cuidadoso de los recursos forestales son al menos dos: con un menor despilfarro de recursos forestales, es menor la superficie de bosques que hay que explotar para responder a una demanda determinada de madera; y un bosque explotado cuidadosamente tiene más valor que el explotado irresponsablemente.

Al eliminar las pérdidas de madera de los árboles cortados y no recuperados y las debidas a prácticas viciosas de corta y troceo, el volumen de madera retirada de cada hectárea explotada puede aumentar en un promedio de 8,3 m³ (Figura 6). Para ello será preciso elaborar y utilizar especies que actualmente no están en el mercado. La adopción de estrategias sencillas podría mejorar en un 15 por ciento la eficiencia del proceso de elaboración. En una hectárea de la que se obtuvieran normalmente 38 m³ de madera, esta mayor eficiencia se traduciría en un aumento de la producción de 5,7 m³ Otras reducciones de los desechos de madera pueden consistir en evitar graves daños (por desmoche o aplastamiento) en los árboles de cosechas futuras. Los árboles salvados podrían producir 2,7 m³/ha por hectárea de madera comercial en cortas futuras En conjunto, podría evitarse el desecho de 16,7 m³/ha de madera comercial mediante la extracción planificada y una mejor elaboración de los troncos.

Además de evitar daños innecesarios a árboles potencialmente productivos, una explotación cuidadosa es también menos perjudicial respecto a otros aspectos de la estructura del bosque. Por ejemplo, en la explotación planificada, la superficie afectada por las operaciones de corta y el movimiento de las máquinas se redujo en un total de 773 m²/ha en comparación con la explotación tradicional. Se consiguieron también importantes reducciones en los daños causados a la cubierta forestal. En la extracción planificada, la dimensión media de los claros formados en la cubierta forestal era 189 m² menor que en la extracción tradicional. Ello se debió al menor número de árboles cortados en cada claro. En la operación planificada no se abatieron más de cuatro árboles en un solo claro, mientras que en la tradicional se cortaban hasta nueve árboles juntos. El mantenimiento de la cubierta forestal y la reducción del número de grandes claros en el bosque son medidas importantes para mantener la resistencia a los incendios de los bosques intactos (Holdsworth y Uhl, en prensa). Los incendios accidentales de bosques explotados a la manera tradicional van en aumento en la región. Una explotación planificada con cuidado puede por lo tanto ayudar a salir del ciclo de degradación forestal regional en el que los incendios suceden a los daños directos causados por la extracción.

Bibliografía

Barreto, P., Uhl, C. y Yared, G. 1993. O potencial de produção sustentavel de madereira em Paragominas, Pará na Amazônia Oriental: considerações ecológicas e económicas. 7° Congresso Florestal Brasileiro. Anais da Sociedade Brasileira de Engenheiros Florestais, (septiembre): 387-392.

Holdsworth, A.R. y Uhl, C. Fire in eastern Amazonian logged rain forest and the potential for fire reduction. Ecological Applications (en prensa).

Uhl, C. y Vieira, I.C.G. 1989. Ecological impacts of selective logging in the Brazilian Amazon: a case study from the Paragominas region of the state of Pará. Biotropica, 21: 98-106.

Verissimo, A., Barreto, P., Mattos, M., Tarifa, R. y Uhl, C. 1992. Logging impacts and prospects for sustainable forest management in an old Amazonian frontier: the case of Paragominas. Forest Ecology and Management 55: 169-199.

Williston, E.M. 1981. Small log sawmills. San Francisco, Estados Unidos, Miller Freeman Publications.


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