Implicaciones de las políticas económicas en la seguridad alimentaria : Manual de capacitación |
||||
|
||||
Anexo 1 : Repercusiones de las políticas en la economía y la seguridad alimentaria: un marco conceptual
En el presente Anexo se presentarán algunos conceptos económicos básicos que ayudarán a los participantes a seguir el análisis de las repercusiones de las políticas de ajuste macroeconómico y estructural en la situación alimentaria, examinadas en el Capítulo 4 del presente manual, y evaluar los efectos de las políticas destinadas a mejorar la seguridad alimentaria, examinadas en los capítulos siguientes. Aunque la realidad es bastante más compleja de lo que puede expresarse mediante unos simples modelos económicos, los conceptos sirven para revelar importantes vínculos entre las esferas macro y micro de la economía y descubrir el papel que cumplen los factores económicos claves en cuanto elementos determinantes de los niveles y la estructura de la oferta y la demanda alimentarias. Ello ofrece un marco básico para el análisis de la situación alimentaria de un país concreto y la evaluación de los posibles efectos de los cambios de los parámetros económicos en la seguridad alimentaria. Los parámetros se modifican constantemente en el proceso de desarrollo económico como consecuencia de la transformación del entorno económico y/o como consecuencia explícita o implícita de determinados tipos de medidas de reforma normativa, como las políticas de estabilización y ajuste estructural.
2. Modelo para el análisis de la economía alimentaria - estructura de los déficit alimentariosb>
La seguridad alimentaria tiene tres dimensiones: disponibilidad, acceso, y estabilidad. La disponibilidad de alimentos viene determinada por el nivel de los suministros alimentarios, compuestos de la producción de subsistencia y los suministros del mercado procedentes de la producción interna, las existencias alimentarias y las importaciones de alimentos. El acceso a los alimentos es la consecuencia de la capacidad para expresar las necesidades alimentarias (fuera de la producción de subsistencia) como demanda efectiva. La estabilidad se refiere a las variaciones de la producción, los suministros y/o la demanda de alimentos a lo largo del tiempo y al riesgo de que se produzcan déficit en ellos.
La seguridad alimentaria se define como una situación en que la oferta y la demanda de alimentos son suficientes para atender las necesidades alimentarias de manera continua y estable. Esta definición general de la seguridad alimentaria se aplica, en principio, al hogar individual como a la seguridad alimentaria nacional global. (Véase el Capítulo 1 del presente manual para un examen más detallado de los conceptos de seguridad alimentaria). La inseguridad alimentaria se manifiesta siempre que (de manera ocasional, recurrente o permanente) el volumen de la oferta de alimentos, o la demanda de alimentos, sean insuficientes para atender las necesidades.
Para analizar la situación alimentaria de un país y los efectos de los cambios de los parámetros económicos en la seguridad alimentaria, se utilizará el modelo gráfico presentado en las Figuras A-1 y A-2.
La Figura A-1 se refiere al caso de una economía cerrada, sin vínculos comerciales (sin importaciones o exportaciones de alimentos) con los países vecinos o el mundo externo. La Figura A-2 se refiere a una economía abierta con importaciones alimentarias. En realidad, no hay una economía completamente cerrada (una economía sin ninguna relación comercial con el mundo externo) ni completamente abierta (una situación sin ninguna restricción al comercio externo, por ejemplo, sin regulaciones de las importaciones o exportaciones, sin impuestos a las importaciones o exportaciones, sin restricciones en materia de divisas). La realidad se halla en algún lugar intermedio entre estos dos casos extremos. De acuerdo con los factores pertinentes y la índole de los efectos que se deseen estudiar, se utilizará el modelo de economía cerrada o el de economía abierta. Otra restricción del modelo consiste en que trabaja con datos globales a nivel nacional sobre la producción, la oferta y la demanda alimentarias y con precios medios. Estas restricciones son necesarias para ofrecer las bases para el examen del papel y las repercusiones de los factores pertinentes que determinan la situación alimentaria de un país. Al aplicar el modelo al caso específico de un país, los supuestos en que se basan deberán modificarse y ajustarse a las condiciones de dicho país si se quieren obtener resultados válidos. El análisis de las necesidades globales tendrá que complementarse con un examen desglosado, en que se tengan en cuenta diferentes grupos de población, diferentes zonas geográficas, diferentes (grupos de) productos alimentarios, diferentes precios del mercado y así sucesivamente. Estas cuestiones se examinan en el Capítulo 4 del presente manual.
Figura A-1: Modelo básico de la situación alimentaria global en una economía cerrada
Figura A-2: Modelo básico de la situación alimentaria global en una economía abierta
Descripción del modelo:
El modelo contiene cinco elementos básicos:
En el modelo propuesto, se produce un déficit de la producción todas las veces que (a cualquier nivel de precios) la curva de la producción se desplaza hacia la izquierda de la línea de las necesidades, como se muestra en la Figura A-3a). En la Figura A-1, el déficit de la producción asciende a R-A (al nivel de precio po). En el caso de la economía abierta que aparece en la Figura A-2, el déficit de la producción es mayor y asciende a R-C. Esto es debido al hecho de que el bajo nivel de precios del mercado interno (pm) provocado por el bajo precio del mercado mundial tiene un efecto a la baja sobre la producción alimentaria local. La importancia de este efecto depende de la elasticidad de la producción alimentaria nacional (véase más abajo la sección 3 y el Recuadro A-1).
Se produce un déficit de la oferta cuando los suministros alimentarios totales (que incluyen la producción alimentaria total, las existencias alimentarias más las importaciones/menos las exportaciones) son insuficientes para atender las necesidades de alimentos. Esta situación supone siempre un estado de inseguridad alimentaria y a veces se denomina 'inseguridad de la oferta alimentaria' o 'inseguridad global nacional'.
En el modelo propuesto, se produce un déficit de la oferta en todos los puntos (a cualquier nivel de precios) en que la curva de la oferta se desplaza hacia la izquierda de la línea de las necesidades (véase la Figura A-3a) para la economía cerrada y la Figura A-3b) para la economía abierta). En una economía cerrada en que no sea posible recurrir a la utilización de existencias, las curvas de la producción y de la oferta son iguales (R-A en la Figura A-1), y por tanto los déficit de la producción y la oferta. En una economía abierta con importaciones de alimentos, el déficit de la oferta es menor (R-B en la Figura 2) si, como se da por supuesto, las importaciones de alimentos complementan los suministros de la producción interna. Sin embargo, esto es válido sólo si el país dispone de medios para financiar las importaciones alimentarias. En caso contrario, el déficit de la oferta se manifestará (parcialmente) como déficit del mercado (véase más abajo).
En el modelo propuesto, se produce un déficit de la demanda (a cualquier nivel de precios) todas las veces que la curva de la demanda se desplaza hacia la izquierda de la línea de las necesidades (véase más abajo la Figura A-3c). En la Figura A-1 el déficit de la demanda asciende a R-A. En el ejemplo de la economía abierta de la Figura 2, el déficit de la demanda es menor y asciende sólo a R-B. En este caso, el precio internacional más bajo tiene un efecto positivo sobre el ingreso real y determina un aumento del volumen de la demanda alimentaria global. (La importancia de este efecto depende de la elasticidad de la curva de la demanda en la escala pertinente, véase más abajo la sección 4 y el Recuadro A-2).
En el siguiente Cuadro se resumen los resultados del análisis de los déficit alimentarios.
Cuadro A-1: Tipos de déficit alimentarios
Tras haber examinado los elementos constituyentes y la estructura básica de los déficit alimentarios, ahora se analizará el modo en que se determinan los niveles reales de la producción, la oferta y la demanda. Los precios del mercado cumplen una función importante como factor determinante del volumen de la producción, la oferta y la demanda, pero no son el único elemento que interviene. Hay otros factores que determinan la posición y la forma de las curvas de la producción, la oferta y la demanda, y estos factores no son fijos sino que cambian continuamente. Por consiguiente, los déficit alimentarios no tienen una estructura dada y estable pues ésta también cambia continuamente debido a las variaciones de la oferta (por ejemplo, a través de los cambios de la producción, las existencias y las importaciones), de la demanda (por ejemplo, como consecuencia de cambios en el ingreso y la distribución del ingreso), de las necesidades (crecimiento demográfico, migración) y/o de los precios del mercado (por ejemplo, debido a cambios de la oferta y la demanda, las políticas de precios y las influencias del mercado internacional). Los cambios de los parámetros se producen implícitamente durante el proceso de desarrollo económico o como consecuencia de medidas normativas específicas. En las siguientes secciones se examinará la importancia de los diferentes cambios de los parámetros y sus repercusiones en la producción, la oferta y la demanda de alimentos, y por consiguiente en la estructura y las dimensiones de los déficit alimentarios globales y en la seguridad alimentaria general.
El concepto de déficit alimentario facilitado anteriormente servirá de base para el análisis que se realizará a continuación. Salvo indicación al contrario (de acuerdo con los factores y la naturaleza de los efectos que han de examinarse), el análisis se referirá a un modelo de economía cerrada (en el que la oferta y producción son iguales), pero podrá aplicarse sin ningún problema al caso de una economía abierta.
3. Repercusiones de los factores centrados en la oferta Los niveles de la producción y la oferta alimentaria dependen de varios factores naturales, humanos y económicos, entre ellos, la tierra, la mano de obra, las condiciones climáticas, la tecnología, la disponibilidad de insumos, los costos de la mano de obra y los insumos, las condiciones del mercado y las decisiones de los agricultores y comerciantes. Los efectos combinados de todos estos factores determinan la forma y la posición de la curva de la producción y/o la oferta en el modelo propuesto. En la Figura A-1, la curva de la producción y/o la oferta comienza en el nivel de la producción de subsistencia 'spr'. La producción de subsistencia contribuye a los suministros alimentarios globales. Por mayor simplicidad, aquí se supone que el volumen de la producción de subsistencia es independiente de los precios del mercado (supuesto que de hecho no se verifica completamente en la práctica). Entre los factores más importantes que determinan el nivel de la producción de subsistencia figuran las necesidades de las familias de los agricultores y los recursos de producción de que disponen (tierras, mano de obra, insumos), la intensidad de utilización de los recursos, la tecnología aplicada y, desde luego, las condiciones naturales y climáticas. En años de buenas cosechas, la curva de la producción y oferta (incluido el volumen de la producción de subsistencia) se desplazará hacia la derecha, en años malos, hacia la izquierda. El volumen de producción, excluida la producción de subsistencia (en la Figura A-1, a la derecha de 'spr'), entra en el mercado y viene determinado por otros parámetros económicos, entre ellos el precio de los cultivos y los insumos de producción, la comercialización de insumos y cultivos, la infraestructura y el crédito. La reacción de la oferta agrícola ante los cambios de precios constituye una cuestión esencial para la evaluación de las repercusiones normativas en la producción y la oferta alimentarias; cuestión que se centra en torno al problema de la forma en que reaccionarán los agricultores a los cambios de precios de los insumos o los productos. En el Recuadro A-1 se abordan algunos aspectos importantes de esta cuestión. Los estudios empíricos sobre la respuesta de la oferta agrícola para diferentes cultivos y regiones llegan a conclusiones sumamente diversas y parcialmente contradictorias. Las estimaciones de las elasticidades de los cultivos individuales varían de menos cero (respuesta negativa) a más de uno (respuesta elevada) con los valores medianos de elasticidades a corto plazo situados probablemente entre cero y un tercio (respuesta débil) y de las elasticidades a largo plazo, entre cero y dos tercios (respuesta moderada). La respuesta de la oferta global tiende a situarse bastante por debajo de la respuesta directa de los cultivos individuales. En una subregión agroclimática pobre de la India, la elasticidad (a corto plazo, un año) de la oferta individual variaba de 0,25 a 0,77 en el caso del sorgo, el cultivo principal, mientras que la estimación de la elasticidad de la oferta para todos los productos agrícolas (elasticidad global) se situaba entre 0,05 y 0,09 (Binswanger, 1989). Aunque en la práctica resulta casi imposible estimar el valor exacto de la respuesta de la oferta agrícola a los cambios de las variables económicas, se puede evaluar la dirección y, hasta cierto punto, la intensidad de las repercusiones de los cambios de algunos parámetros. Estos cambios de los parámetros pueden ser el objetivo explícito o la consecuencia implícita de algunas medidas normativas. Los precios pueden cambiar debido a una clara política de precios agrícolas o como consecuencia de políticas de ajuste macroeconómico y estructural (por ejemplo, devaluación monetaria, desreglamentación del mercado y los precios).
En esta sección se han analizado los efectos de los cambios de precios en la oferta. En los siguientes ejemplos se observarán las repercusiones de otros parámetros económicos en la producción y la oferta de alimentos. Estos parámetros pueden cambiar como consecuencia de la aplicación de medidas normativas específicas en el sector agrícola o de una modificación de las condiciones macroeconómicas. Repercusiones del cambio de los precios de los insumos y los costos de producción Los precios de los insumos utilizados en la producción alimentaria determinan los costos de producción y tienen repercusiones importantes en los niveles de la producción y la oferta. Esto es válido, por ejemplo, para los costos de la mano de obra agrícola, los precios de los insumos agrícolas comprados, las tarifas para el riego, el arriendo de la tierra y las tasas de interés de los créditos agrícolas. En la determinación de los precios de las diferentes partidas de gastos influyen la índole (y posiblemente las reglamentaciones) de los mercados de factores, las subvenciones de los insumos, el tipo de cambio y los derechos de importación, entre otros elementos. Fig. A-4: Repercusiones de la reducción de los costos de producción en la producción y la oferta
En condiciones normales, hay una relación negativa entre los precios de los insumos, y por tanto los costos de producción, y la producción. La producción aumenta cuando los precios de los insumos bajan, y disminuye cuando los precios de los insumos suben. En la Figura A-4 se muestran los posibles efectos de una reducción de los costos de producción (por ejemplo, disminución de los salarios, baja de los precios de los fertilizantes, menores tasas de interés para los créditos agrícolas, etc.) en la producción de alimentos. La disminución de los costos/precios de los insumos determina un desplazamiento descendente de la curva de la producción/oferta. Como consecuencia, el precio (de equilibrio del mercado) de los alimentos disminuirá, pasando de p a p', y el volumen de la producción y la oferta aumentará de vs a vs', con la consecuente reducción general de los déficit alimentarios (los déficit de la producción, la oferta y la demanda pasarán de R-vs a R-vs' y también se reducirá el déficit del mercado). Desde luego, los efectos descritos tendrían la dirección contraria si los costos de los insumos aumentasen, por ejemplo debido a un incremento de los salarios de la mano de obra agrícola, un alza de los precios del mercado de los insumos importados, la supresión de las subvenciones de los insumos o el aumento de las tasas de interés. Repercusiones de las innovaciones tecnológicas Las innovaciones tecnológicas modifican la calidad y la composición de los factores de producción (por ejemplo, tierra, mano de obra, insumos y agua) y determinan una utilización más eficaz de los factores y cambios en los costos y el volumen de la producción. En el modelo gráfico propuesto, los efectos de las innovaciones tecnológicas se muestran del mismo modo que las variaciones de las cosechas provocadas por modificaciones de las condiciones climáticas. Las mejoras tecnológicas determinan un desplazamiento hacia la derecha de la curva de la producción/oferta, mientras que una combinación/utilización de factores menos eficaz provocaría un desplazamiento hacia la izquierda. En la Figura A-5 se ilustra el caso de un mejoramiento tecnológico resultante, por ejemplo, de la introducción de variedades de alto rendimiento, el empleo de fertilizantes, la extensión de la agricultura de regadío y la mecanización, entre otros factores. Suponiendo estructuras de mercado competitivas y una formación liberal de precios, el desplazamiento hacia la derecha de la curva de la producción/oferta determina una disminución del precio del mercado, que pasa de p a p', un incremento del volumen de la producción y la oferta, de vs a vs', y una reducción correspondiente de los déficit de la oferta y la demanda. Si los precios se fijaran en p, la producción/oferta de alimentos aumentaría incluso en mayor grado pero la demanda seguiría siendo la misma, y por tanto se producirían excedentes del mercado. Figura A-5: Repercusiones de las mejoras tecnológicas en la producción y la oferta de alimentos
La investigación y la extensión son los principales factores determinantes de las innovaciones tecnológicas. Éstas, si bien pueden tener importantes repercusiones en la producción alimentaria, se caracterizan porque obran a largo plazo, es decir que los efectos tardan más en materializarse si se comparan, por ejemplo, con la respuesta a los cambios de precios de los insumos. También pueden producirse cambios tecnológicos en una u otra dirección, es decir, hacia un mejoramiento o empeoramiento de la eficacia de la producción, cuando se modifican los sistemas de producción, por ejemplo, en el caso en que la producción alimentaria en pequeña escala se sustituya parcialmente por una en gran escala (o viceversa). Ello depende de la disponibilidad de recursos del país y las formas de aprovechamiento de los recursos, sea que dicha sustitución suponga un mejoramiento tecnológico o no. Algunos indicios sugieren que la producción en pequeña escala puede ser más eficaz que la agricultura en gran escala. Repercusiones en las importaciones de alimentos Las importaciones de alimentos aumentan los suministros alimentarios por encima del nivel de la producción para el mercado interno. En la Figura A-6, que se basa en un modelo de economía abierta, pueden observarse los efectos en la producción y los suministros internos, suponiendo que los productos alimentarios básicos importados se venden a los consumidores en un mercado libre. La situación cambiaría si las importaciones de productos alimentarios básicos procedieran, por ejemplo, de los suministros de ayuda alimentaria, no pasaran por el mercado y se distribuyeran directamente a las personas necesitadas. En la sección 2 se trató ya de las repercusiones de las importaciones de alimentos en la estructura de los déficit alimentarios en el caso de una economía abierta (Figura A-2). El aumento de los suministros del mercado y la baja de precios provocados por las importaciones de alimentos determinan una reducción de la producción alimentaria interna (de vpr a vpr'), y un aumento correspondiente del déficit de producción (de R-vpr.a R-vpr'), pero una disminución del déficit de la oferta (de R-vpr a R-s). Los posibles efectos desincentivadores de las importaciones alimentarias en la producción local son particularmente inquietantes en el caso de importaciones de ayuda alimentaria en condiciones favorables, cuando los productos alimenticios se venden en el mercado a precios inferiores a los precios vigentes del mercado Figura A-6: Repercusiones de las importaciones de alimentos en la producción y la oferta alimentarias
Si los precios del mercado mundial son superiores a los del mercado interno, el país puede convertirse en un exportador de alimentos, lo que puede provocar una disminución de los suministros alimentarios nacionales y un crecimiento de los déficit existentes de la oferta y la demanda. Se puede dar la situación paradójica aunque frecuente de un país que exporte alimentos mientras un número considerable de personas padece hambre. 4. Repercusiones de los factores basados en la demanda La demanda efectiva tiene una doble importancia para la seguridad alimentaria:
El ingreso se refiere al ingreso monetario que los hogares obtienen de diferentes fuentes. Los ingresos de los distintos hogares se suman, en términos agregados, al ingreso nacional, que puede distribuirse de manera más o menos equitativa. Los ingresos bajos y la distribución desigual del ingreso constituyen un rasgo frecuente de muchos países en desarrollo y una causa importante de inseguridad alimentaria familiar crónica o latente. Este asunto se tratará más adelante.
Mientras que el ingreso determina la cantidad de dinero que puede utilizarse para la compra de alimentos (o de otros productos), los precios determinan cuánto se puede comprar con el dinero en términos reales. Por consiguiente, el ingreso nominal o monetario debe relacionarse con los precios de los bienes comprados para llegar a lo que se llama 'ingreso real' Esto puede expresarse mediante la siguiente ecuación: Yr = f (Ym, p) Yr es el ingreso real, Ym el ingreso monetario procedente de varias fuentes, y p la media ponderada de los precios de todos los productos que forman parte del presupuesto familiar. A este último en general se le conoce como el 'índice del precio del costo de vida'. La ecuación puede utilizarse para determinar tanto el ingreso real de los distintos hogares como el ingreso nacional global (ingreso nacional real frente a ingreso nacional nominal). Todo cambio del precio de un bien de consumo tiene un efecto en el ingreso real: cuanto más importante sea la parte representada por un bien de consumo en el presupuesto del hogar, mayores serán las repercusiones de los cambios de precios en el ingreso real. Se trata de una cuestión muy importante para las políticas en materia de precios alimentarios y seguridad alimentaria: dado que los hogares de bajos ingresos afectados por la inseguridad alimentaria generalmente asignan un porcentaje mayor de sus ingresos a los alimentos que los hogares de ingresos elevados (Ley de Engel), los cambios de precios de los alimentos perjudican más a estos hogares que a los de ingresos más elevados. Por ejemplo, si un hogar de escasos recursos gasta el 80 por ciento de sus ingresos en alimentos (un supuesto plausible si se tienen en cuenta los hechos), un alza del 10 por ciento del precio de los alimentos determinará una reducción del 8 por ciento del ingreso real (y por tanto del poder adquisitivo) de estos hogares, mientras que en el caso de un hogar que gaste el 20 por ciento de sus ingresos en alimentos, el ingreso real se reducirá sólo el 2 por ciento. Para demostrar las interacciones entre ingreso, precios de los alimentos y demanda de alimento, el enfoque global utilizado hasta el momento se complementará con el desglose de la función de la demanda en diferentes clases de ingresos. Las Figuras A-7 a) y b) ilustran este procedimiento. En la Figura A-7 a) se demuestra la Ley de Engel: La demanda de alimentos aumenta con el incremento de los ingresos pero a un ritmo cada vez menor (elasticidad inferior). El nivel de ingreso 'i' indica el ingreso mínimo que, a los precios vigentes de los alimentos, un hogar (dependiente completamente del mercado como fuente de suministro de alimentos) tiene que alcanzar para poder expresar sus necesidades alimentarias como demanda efectiva. En la Figura A-7 b) aparece una representación estilizada de la demanda de alimentos de los hogares (en relación con la variación de precios de los alimentos) con diferentes clases de ingresos. Los hogares de ingresos elevados pueden comprar todos los alimentos que necesitan a niveles de precios más elevados (hasta p') que los hogares con clases de ingresos más bajos, y en su conjunto muestran una respuesta de la demanda menos sensible a las variaciones de precios de los alimentos que la de otros grupos de ingresos (menor elasticidad de la demanda). Al precio p, un hogar perteneciente a la gama de ingresos medios (que corresponde al nivel de ingreso 'i' de la Figura a) podrá apenas satisfacer sus necesidades alimentarias, pero un hogar con una clase de ingresos más bajos seguirá teniendo un déficit de (la demanda de) alimentos de A-C. Si el precio aumentara y se situara en el nivel p', el déficit de alimentos de los hogares pertenecientes a la clase de ingresos medianos ascendería a A-B y el de los hogares de bajos ingresos a A-D. Figuras A-7 a) y b): Ingresos, precios y demanda de alimentos (una representación desglosada)
El ejemplo anterior demuestra que el concepto de déficit de la demanda utilizado en el modelo también puede utilizarse para determinar la seguridad alimentaria de los distintos hogares. De hecho, la curva de la demanda global es el resultado de la suma de todas las funciones de la demanda de los hogares presentada en la Figura A-7 b). El problema de la (in)seguridad alimentaria aparece con los hogares cuyo nivel de ingreso se sitúa por debajo del punto 'i' de la Figura A-7 a) y cuya función de la demanda efectiva se sitúa por debajo de 'd' en la Figura A-7 b). Si la demanda global de alimentos no basta para satisfacer las necesidades de alimentos, quiere decir que las personas pertenecientes a esta categoría de hogares padecen inseguridad alimentaria. La curva de la demanda global representa la situación del volumen de la demanda efectiva compuesta de todos los hogares a diferentes precios y a un nivel determinado de ingresos y de distribución de los ingresos (los cambios de los ingresos y/o de la distribución de los ingresos provocarán un cambio de la posición y la forma de la curva de la demanda, véase más abajo). La característica inclinación descendente de la curva de la demanda global es el resultado del efecto de los cambios de precios sobre el ingreso (si se consideran a los alimentos como un grupo único de productos básicos, se elimina el efecto sustitución). Como bajan los precios de los alimentos, el ingreso real aumenta y un número creciente de hogares de escasos recursos puede expresar sus necesidades alimentarias como demanda efectiva (y viceversa). El mayor efecto sobre el ingreso y la respuesta de los hogares de bajos ingresos a las variaciones de los precios de los alimentos se refleja en elasticidades más altas de la curva de la demanda global y niveles más bajos de los precios de los alimentos. El modelo ilustra en líneas muy generales la interacción entre los precios y la demanda de alimentos y el modo en que los cambios de precios afectan el volumen de la demanda y el déficit de la demanda existente. Los precios cambian permanentemente como consecuencia de las modificaciones de las condiciones naturales y económicas y de los múltiples factores que determinan los niveles de la oferta y la demanda. El nivel de los precios de los alimentos también puede ser el objetivo explícito de medidas normativas en materia de precios. Las medidas normativas para reducir los precios de los alimentos al consumidor están destinadas a facilitar el acceso de los sectores pobres de la población a los alimentos que necesitan, por consiguiente, a reducir lo que se denomina déficit de la demanda. Esto puede lograrse mediante las reglamentaciones oficiales de los precios de los alimentos (con efectos posiblemente negativos sobre la producción y la oferta, como se vio más arriba), mediante subvenciones generales al consumidor (con importantes consecuencias fiscales) o mediante subvenciones de alimentos específicos para determinados grupos de consumidores, por ejemplo los hogares pobres de las zonas urbanas. Esta última posibilidad supone una menor carga presupuestaria pero exige medidas administrativas especiales para garantizar el carácter selectivo de las subvenciones. Se ha visto que, además del precio, el ingreso familiar representa el otro parámetro económico principal que determina el nivel de la demanda. El ingreso abarca el ingreso monetario compuesto de los hogares procedente de todas las fuentes, con excepción de la producción de subsistencia (véase la nota sobre la producción de subsistencia). El ingreso de los diferentes hogares totaliza, en términos agregados, el ingreso nacional, el cual puede distribuirse de manera más o menos equitativa entre los miembros de la sociedad. En el análisis propuesto, los efectos de los cambios del ingreso y la distribución del ingreso en la demanda de alimentos y el estado de la seguridad alimentaria merecen especial atención en cuanto las políticas de ajuste macroeconómico y estructural pueden afectar gravemente y a menudo de manera diversa a las diferentes fuentes de ingreso familiar (por ejemplo, ganancias de la agricultura y de otras actividades del sector formal o informal, ingresos procedentes de empleos asalariados en zonas urbanas o rurales en el sector formal o informal, subvenciones y pagos de transferencia).
En las Figuras A-8 y A-9 se muestran las repercusiones del aumento/disminución del ingreso y de la distribución del mismo en los niveles de la demanda de alimentos, así como los déficit alimentarios resultantes. Mientras que en el modelo gráfico propuesto los cambios de precios determinan un movimiento de la curva de la demanda global, el nivel y la distribución del ingreso determinan la posición y la forma de dicha curva. La variación de los ingresos determina un desplazamiento de la curva de la demanda hacia la derecha o la izquierda; los cambios en la distribución del ingreso modifican la forma de la curva (véase también el desglose de las funciones de la demanda analizado más arriba). Por mayor claridad, los dos efectos se examinan por separado, aunque, en la práctica, los cambios del ingreso generalmente se asocian a los cambios de las pautas de la distribución del ingreso, por lo que los efectos se sobreponen entre sí. Repercusión del aumento/disminución del ingreso en la demanda y la oferta globales de alimentos El aumento del ingreso (con una distribución del ingreso constante) determina un desplazamiento hacia la derecha de la curva de la demanda global y por tanto un aumento del volumen de la demanda a un nivel de precios determinado (de A a C) y una reducción correspondiente del déficit de la demanda (de B-A a B-C). Si el precio del mercado se fija en p, se producirá un déficit del mercado (C-A). Si se deja que el precio del mercado oscile libremente, el aumento de la demanda determinará un aumento del precio del mercado y un incremento de la producción y la oferta de alimentos. Debido al aumento de los precios del mercado, el volumen de la demanda aumenta (y el déficit de la demanda disminuye) menos que en el primer caso (de A a D y no de A a C), aunque el incremento de los suministros cubrirá el aumento de la demanda. En el nuevo precio de equilibrio, el déficit general de la demanda y la oferta será menor que al comienzo (B-D frente a B-A) y no se producirá un déficit del mercado. Figura A-8: Repercusión de un aumento/disminución general del ingreso en la demanda y la oferta de alimentos
Los efectos de una reducción lineal del ingreso en la oferta y la demanda de alimentos son tan claros que no necesitan explicarse. Repercusión de la distribución del ingreso en la demanda y la oferta globales de alimentos En la Figura A-9 se ilustran de manera estilizada los posibles efectos de un cambio de la distribución del ingreso en la demanda global de alimentos. Una distribución menos equitativa hace que el extremo derecho de la curva de la demanda global se desplace hacia abajo (hacia d'), mientras que una distribución más equitativa determina un desplazamiento hacia arriba del extremo derecho de la curva (hacia d''). El desplazamiento de la curva de la demanda determina modificaciones en el volumen de la demanda de alimentos y diferentes elasticidades de la demanda. Estos cambios tienen importantes repercusiones en la demanda y la oferta global de alimentos, la estructura del déficit alimentario del país y el estado general de la seguridad alimentaria. A continuación se examinarán detalladamente estos efectos. Un empeoramiento de la equidad Cuando el ingreso tiende a distribuirse menos equitativamente, la demanda global de alimentos disminuirá. El pequeño aumento de la demanda de los hogares de ingresos elevados que reciben ingresos extras (pero que tienen una elasticidad-precio de la demanda baja) resultará ampliamente contrarrestado por los déficit de la demanda de los hogares de bajos ingresos que resultan perjudicados en cuanto la respuesta de su demanda de alimentos es mucho más sensible a los cambios del ingreso. Debido a la disminución de la demanda global de alimentos, el precio de equilibrio del mercado descenderá. La forma (elasticidad) de la curva de la oferta determina el grado de disminución del precio. Una distribución menos equitativa, y por consiguiente un desplazamiento de la curva de la demanda de d a d', tendrá los siguientes efectos en el volumen y la estructura de los déficit alimentarios: Si los precios del mercado fluctúan libremente y descienden hasta alcanzar el nuevo precio de equilibrio, los déficit de la demanda y la oferta aumentarán del nivel inicial B-A a B-D. Si el precio del mercado se mantuviera en el nivel más elevado p (por ejemplo, mediante regulaciones oficiales del precio o alguna de las medidas normativas ya mencionadas), los suministros del mercado no resultarán afectados, pero la demanda se reducirá aún más y el déficit de la demanda aumentará, pasando de B-A a B-C. Además, en este último caso se producirá un excedente del mercado de A-C. Para absorber este excedente, habrá que adoptar medidas especiales de intervención en el mercado. Figura A-9: Repercusión de la distribución del ingreso en la demanda y la oferta de alimentos
La repercusión negativa general del empeoramiento de la distribución del ingreso en la seguridad alimentaria es evidente. La capacidad de los hogares de bajos ingresos afectados por la inseguridad alimentaria para expresar sus necesidades como demanda efectiva se reduce aún más, la demanda global disminuye, el déficit general de la demanda aumenta, la producción alimentaria nacional decrece y, por lo tanto, el déficit de la producción aumenta. Los efectos a la baja sobre los precios al consumidor y el volumen de la producción alimentaria nacional aceleran en mayor medida la tendencia descendente y agravan la situación de la seguridad alimentaria en cuanto el grupo numéricamente importante de productores agrícolas (que representan la mayoría de los hogares en muchos países en desarrollo) que depende de la venta de alimentos como la fuente principal de ingresos experimenta una pérdida ulterior de ingresos. Esta última cuestión puede trasladarse de la situación nacional a la internacional, planteando el problema de hasta qué punto el deterioro de las relaciones de intercambio y las crecientes discrepancias internacionales en materia de ingresos contribuyeron a ampliar los déficit alimentarios en muchos países en desarrollo. Una mejora de la equidad Los efectos de la tendencia opuesta en la distribución del ingreso hacia una mayor equidad (determinada, por ejemplo, por programas de obras públicas u otras medidas de generación de ingresos para los grupos de bajos ingresos) se pueden deducir fácilmente. El volumen de la demanda de alimentos aumenta y el déficit de la demanda se reduce. Si los mercados funcionan y transmiten las señales de un incremento de la demanda a los productores, se estimulará la producción alimentaria y los ingresos agrícolas aumentarán. En resumen, los déficit de la oferta y la demanda se reducen (de B-A a B-E en la Figura A-9) y la seguridad alimentaria general mejora. 5. Repercusión en el sistema de comercialización de los alimentos La demanda y la oferta de alimentos se vinculan entre sí por medio del sistema de comercialización. El funcionamiento del sistema de comercialización influye de manera importante en los precios que obtienen los productores y los precios que los consumidores deben pagar. Esto depende de varios factores:
En el caso anterior, no se hizo distinción entre precios al productor y precios al consumidor. Se dio por supuesto que en los precios del mercado se incluía ya el margen de comercialización (la diferencia entre el precio al consumidor 'cp' y el precio al productor 'pp'). Evidentemente, los productores recibirán sólo los precios al productor. Por consiguiente, la función real de la producción/oferta (producción/oferta en pp) se sitúa, según el margen de comercialización, por debajo de la curva de la producción/oferta expresada en precios al consumidor (producción/oferta en cp). En la Figura A-10 se ilustra esta situación. Las mejoras del funcionamiento del sistema de comercialización de alimentos reducirán los costos de comercialización y por tanto (en un mercado regido por la competencia) los márgenes de comercialización. En la Figura A-11 se ilustra esta situación y los efectos correspondientes en la oferta y la demanda de alimentos. En el ejemplo propuesto se supone que, debido al mejoramiento de uno o más de los factores arriba mencionados, el margen de comercialización medio se reduce de casi la mitad (del anterior cp- anterior pp al nuevo cp- nuevo pp). ¿Qué consecuencias tendrá la reducción de los costos de comercialización? La reducción de los costos de comercialización provocará un incremento de los precios al productor y/o una disminución de los precios al consumidor. En un mercado regido por la competencia y suponiendo una respuesta normal de la oferta y la demanda, es probable que los dos efectos se produzcan al mismo tiempo. La magnitud de los cambios de precios relativos depende de las elasticidades de la oferta y la demanda (expresadas mediante la forma de las curvas de la oferta y la demanda en la escala de precios pertinente) y, desde luego, del sistema de mercado (si los precios al productor, los precios al consumidor y los márgenes de comercialización son objeto de reglamentaciones o no). Figura A-10: Producción alimentaria en relación con los precios al consumidor y al productor
Figura A-11: Repercusión de la mejora del funcionamiento de la comercialización en la oferta y la demanda de alimentos
Los efectos de la mejora del funcionamiento de la comercialización sobre los volúmenes de la oferta y la demanda de alimentos y la estructura de los déficit alimentarios son evidentes: como consecuencia de la bajada de los precios al consumidor, la demanda aumenta de v a v', mientras que como consecuencia del aumento de los precios al productor, la oferta también aumenta de v a v', y por tanto mejora la seguridad alimentaria general. Los efectos del caso contrario, es decir de un empeoramiento del funcionamiento de la comercialización, pueden deducirse fácilmente. 6. Las repercusiones combinadas en la economía alimentaria y la seguridad alimentaria Tras haber examinado la estructura de los déficit alimentarios y la repercusión de los factores que determinan la oferta y la demanda de alimentos, se pueden extraer algunas conclusiones generales acerca de los efectos combinados de los diferentes factores en la economía alimentaria y el estado general de la seguridad alimentaria. Se han distinguido diferentes tipos de déficit alimentarios y se ha visto que los efectos de los cambios de los parámetros económicos en la oferta y la demanda de alimentos han de considerarse simultáneamente para poder evaluar las repercusiones en la situación de la seguridad alimentaria. Los cambios de los precios del mercado, los factores de la demanda (ingreso y distribución del ingreso), los factores de la oferta (costos de producción, precios de los factores, tecnología de producción, importaciones de alimentos) y los cambios en el funcionamiento del sistema de comercialización, que vinculan a los dos lados -los productores y los consumidores- de la economía alimentaria pueden provocar cambios en el volumen de la oferta y la demanda de alimentos y en la estructura de los déficit alimentarios. Como regla general se puede afirmar que todos los factores que favorecen el incremento de la demanda y de la oferta de alimentos probablemente contribuyan a la reducción de los déficit alimentarios existentes y a la mejora de la seguridad alimentaria (y viceversa). En el modelo gráfico propuesto, los volúmenes de la oferta y la demanda de alimentos aumentan, y los déficit de la oferta y la demanda disminuyen cuando, como se muestra en la Figura A-12, se produce:
El recorrido análogo de los movimientos de las curvas de la producción/oferta y de la demanda hacia un descenso de la producción/oferta y la demanda, y un aumento de los déficit alimentarios, puede deducirse fácilmente. Figura A-12: Recorrido hacia la reducción y eliminación final de los déficit alimentarios
Lamentablemente, la realidad no es tan simple como lo indica el modelo y no hay una fórmula mágica que haga que todos los factores pertinentes obren en la misma dirección para lograr un aumento de la seguridad alimentaria. Hay que resolver otras numerosas cuestiones de política, y una política que se proponga un objetivo determinado (por ejemplo, subvenciones al consumidor o al productor para reducir los déficit alimentarios existentes) puede entrar en conflicto con otra (por ejemplo, medidas fiscales para reducir el déficit presupuestario). Dentro de la economía alimentaria también se producen conflictos, como lo demuestran los siguientes ejemplos:
No hay una respuesta fácil ni general a las cuestiones que se han planteado. El modo en que determinadas medidas normativas y los cambios de los parámetros económicos afectan la oferta y la demanda de alimentos y la seguridad alimentaria general depende de la situación particular de cada país, la estructura socioeconómica, las características de los déficit alimentarios existentes y el tipo y las dimensiones del paquete de políticas aplicado y los cambios de parámetros provocados. Por consiguiente, la evaluación de los efectos de las medidas normativas en la situación alimentaria deberá realizarse caso por caso y en referencia a un país específico. Los conceptos presentados contribuyen a estos esfuerzos al facilitar un marco para la evaluación de la estructura y los factores determinantes de la situación alimentaria de un país. Se ha indicado claramente cuáles son los factores que han de tenerse en cuenta al examinar la economía alimentaria y de qué modo los cambios de los parámetros económicos afectan los niveles de la oferta y la demanda de alimentos, la estructura de los déficit alimentarios y el estado de la seguridad alimentaria.
|
||||