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Importancia de las plantaciones industriales para el suministro mundial de fibra en el futuro

D. Pandey y J. Ball

Este articulo examina, a la luz de la actualización y análisis de los datos relativos a las plantaciones forestales efectuados con ocasión del Estudio mundial sobre suministro de fibras, cómo podrán contribuir las plantaciones forestales en el futuro a satisfacer las necesidades de madera en rollo industrial.

Devendra Pandey es el Director del Departamento de inventario Forestal de la India.

Jim Ball es Oficial Forestal Superior (Plantaciones) del Departamento de Montes de la FAO.

Las plantaciones son masas forestales (de una extensión igual o superior a 0,5 hectáreas, según la definición de la FAO) que se han establecido mediante plantación y/o siembra, en el proceso de forestación o repoblación forestal. Históricamente, la finalidad de las plantaciones forestales era complementar el suministro de madera industrial procedente de los bosques naturales. Aunque las primeras plantaciones se establecieron en Europa y en los Estados Unidos a comienzos del siglo XVIII, la extensión de las plantaciones forestales a la mayor parte de los restantes países y los avances en la silvicultura y ordenación de las plantaciones son un fenómeno de este siglo.

Las plantaciones a las que se hace referencia en el Estudio mundial sobre suministro de fibras son aquellas que se han establecido para el suministro de madera en rollo industrial. Las que se crearon entre los años cincuenta y los años setenta eran tramos de gran extensión, normalmente de árboles coetáneos de una sola especie, frecuentemente introducida. En muchos países, fue el servicio forestal estatal el que las estableció. Generalmente, la finalidad era la obtención de madera en rollo industrial, aunque en los métodos de establecimiento y de explotación pudieran influir consideraciones ambientales o exigencias sociales como la creación de empleo. Tanto en los trópicos como en las zonas templadas, los programas de plantación suscitaron una controversia y un rechazo popular crecientes, porque tenían un impacto ambiental, debido a la tala de montes altos o a la perturbación del suelo, y social, en forma de pérdida de derechos de acceso o de usufructo.

Plantación industrial de álamos (Populus simonigra) en China. Obsérvese el suelo arenosa poco fértil

La superficie de las plantaciones de especies exóticas de crecimiento rápido aumentó velozmente en muchos países durante los decenios de 1920 y 1930, por ejemplo, en Sudáfrica, Nueva Zelandia y Chile. Inmediatamente después de la segunda guerra mundial, el Japón puso en marcha un programa de plantación en gran escala, de casi un millón de hectáreas anuales, para repoblar las zonas deforestadas durante la guerra. Corea inició un programa de características similares en esa misma época y China lanzó un intenso programa de forestación tras la revolución de 1949 para incrementar la cubierta forestal del país. Muchos países tropicales en desarrollo también intensificaron la plantación de árboles cuando llegaron a su fin los regímenes coloniales en los años cincuenta y sesenta, conscientes de la necesidad de aumentar el suministro de combustible y madera industrial como parte de las actividades de desarrollo rural. En 1950, se estimaba que la superficie total de las plantaciones de los países tropicales era tan sólo de 0,68 millones de hectáreas, la mayor parte de la cual correspondía a las plantaciones de teca de Indonesia (Lanly, en FAO, 1982).

Sin embargo, el gran auge de las plantaciones en los trópicos data de finales de los años setenta, en los que se pusieron en marcha proyectos de desarrollo forestal comunitario y social en diversos países. Adquirió gran fuerza la idea de que las plantaciones forestales originaban beneficios sociales, particularmente en Africa, donde además se empezaron a plantar árboles fuera de los bosques, en granjas privadas, en tierras comunitarias y en otras zonas no forestales. El impulso del mercado derivado de la falta de leña, madera menuda y forraje, así como el apoyo financiero externo de un gran número de organismos de donantes, estimularon fuertemente esta actividad. En el decenio de 1970, fueron también muy numerosos los países desarrollados que ampliaron sus programas de establecimiento de plantaciones para la obtención de madera en rollo industrial, ante las proyecciones que anunciaban una escasez de materia prima.

CUADRO 1. Superficie de las plantaciones forestales en el mundo en 1995


Superficie total de las plantaciones (miles de ha)

Tasa de establecimiento anual (miles de ha)

Con fines industriales (%)

Superficie de las plantaciones industriales (miles de ha)

PAISES DESARROLLADOS

Australia

1 068

25

100

1 068

Canada 1

6 080

450

100

6 080

Japón

10 400

50

100

10 400

Nueva Zelandia

1 480

60

100

1 480

Portugal

426

30

100

426

España

2 170

45

100

2 170

Estados Unidos 2

31300

1 000

100

31 300

Comunidad de Estados Independientes

28 300

900

100

28 300

Total

81 224

2560


81 224

PAISES EN DESARROLLO NO TROPICALES

Argelia

972

100

72

700

Argentina

830

30

84

700

Chile

1 747

100

96

1 680

China 4

21 373

2 000

82

17581

Marruecos

560

20

60

336

República de Corea

2 500

25

80

2 000

Sudáfrica

1 428

20

94

1 340

Swazilandia

135

3

96

130

Túnez

320

20

40

125

Uruguay

348

40

22

78

Total

29 241

2 258


23 970

PAISES TROPICALES 3

Africa tropical

2434

120

52

1 266

América tropical

5 973

230

76

4 539

Asia tropical

19098

1 304

45

8594

Total

27 505

1 654


14 399

Total general

137 970

6 472


119 593

1 Superficie acumulada de plantación anual desde 1975.

2 Superficie acumulada de plantación anual desde 1960, asumiendo que se han aprovechado las plantaciones anteriores.

3 La superficie total de plantaciones es la superficie neta estimada que se ha calculado aplicando factores de reducción. Se ha asumido que todos los árboles plantados fuera de las zonas forestales se utilizan con fines no industriales.

4 Se ha excluido la superficie de plantaciones, de unos 13 millones de ha, destinada a los productos no madereros (especias, semillas oleaginosas, caucho, bambú, etc.).

La situación actual

La zona de plantaciones forestales ha aumentado sustancialmente a escala mundial, particularmente durante los dos últimos decenios. No obstante, se duda de la fiabilidad de las estadísticas relativas a la extensión notificada de las plantaciones forestales y existen aún más dudas acerca del volumen de madera que producen esas plantaciones. La incertidumbre deriva del hecho de que muchos países no hacen un seguimiento de los programas de establecimiento y explotación de las plantaciones mediante la realización de estudios o la creación de parcelas de crecimiento permanentes. Existe también una cierta confusión sobre la definición de plantación.

En muchos países, los organismos responsables suelen notificar las plantaciones planificadas como si se hubieran establecido satisfactoriamente. Las plantaciones fallidas o ya aprovechadas no se retiran del registro y al mismo tiempo se contabiliza en la suma total la replantación de esas plantaciones fallidas. Por lo tanto, es necesario reducir las estadísticas de la superficie notificada utilizando las estimaciones de los países que han efectuado estudios e inventarios apropiados de las plantaciones establecidas. Por otra parte, muchos países no siempre indican qué plantaciones se han establecido con fines industriales y cuáles para otras finalidades como el suministro de leña. Esto no es aplicable a Chile, la Argentina y la República de Sudáfrica, donde todas las plantaciones se establecen con fines industriales.

Algunos países desarrollados de la zona templada no hacen distinción entre las plantaciones de especies nativas y los bosques naturales, ya que se regeneran de forma natural y no es posible distinguir aquellas zonas donde se han realizado plantaciones suplementarias. Otros países de la zona templada - por ejemplo, Nueva Zelandia, Australia, España y Portugal, con extensas plantaciones de especies exóticas, y el Japón - sí hacen esa distinción y notifican la superficie correspondiente a las plantaciones. Por su parte, los Estados Unidos y Canadá sólo registran la superficie plantada anualmente, pero no la extensión total de las plantaciones existentes. Los países de la Comunidad de Estados Independientes no han publicado con periodicidad ese tipo de informes.

Las cifras relativas a la superficie de las plantaciones forestales industriales, con exclusión de la mayor parte de los países europeos, que se ofrecen en el Cuadro 1 y que se utilizan en el Estudio mundial sobre suministro de fibras, se basan en los datos sobre las plantaciones recogidos por Pandey (en FAO, 1995), actualizados con los datos aportados por los países y obtenidos de las publicaciones. Debido a las reservas expresadas más arriba, estas cifras no son definitivas, sino más bien indicativas.

CUADRO 2. Tasas de crecimiento de determinadas especies en las plantaciones en gran escala en algunos países

Especies

Incremento medio anual (m3/ha/año)

Rotación (años)

País y superficie neta que ocupan las especies (miles de ha)

Pinus taeda

7

30-40

Estados unidos (18 000)

P. radiaba

20-24

25-30

Chile (1 344), Nueva Zelandia (1 338)

18

30-40

Australia (700)

P. patula/elliottii

17-20

25-35

Sudáfrica (700)

16

17-25

Malawi (72)

15-25

11-13

Swazilandia (102)

P. patula/oocarpa

11

18-25

Mozambique (23)

P. caribaea/oocarpa/elliottii

15

20

Brasil (1 128)

10

10-20

Venezuela (396)

P. kesiya

6-10

15-18

Madagascar (75)

Cryptomaria japonica

8

40

Japón (5 000)

Eucalyptus

18-20

8-10

Brasil (2 717), Sudáfrica (557)

30

7

Congo (34)

4-6

8-12

India (3 088)

1-2

8

Burundi (30)

Teca

2,6-3

60

Bangladesh (73)

2,5

60-70

India (988)

2-3

60-70

Indonesia (695)

Acacia mangium

20-25

10-15

Malasia (64)

20

10

Indonesia (302)

Producción de madera industrial procedente de las plantaciones

Son muy escasos los datos disponibles sobre el incremento anual y el volumen de producción de madera en las plantaciones forestales, en particular de las existentes en los países en desarrollo. La carencia de una información detallada sobre la superficie por especies, condiciones de la estación, edad de los árboles, propiedad de la tierra y sistemas de explotación de las plantaciones, hace imposible llevar a cabo una planificación nacional de la producción de madera en las plantaciones. No existen estudios fidedignos sobre el crecimiento y los rendimientos de diversas especies de las plantaciones. En un trabajo reciente se indicaba que el rendimiento obtenido de las plantaciones tropicales en general era muy bajo, en muchos casos por debajo del 50 por ciento de su capacidad productiva y del rendimiento previsto inicialmente (Pandey, en FAO, 1995). Entre los factores que provocaban esta situación cabe mencionar la adopción apresurada de decisiones políticas tendentes a aumentar la extensión de las plantaciones forestales, sin considerar cuidadosamente la viabilidad, y la escasa prioridad concedida a los aspectos técnicos, como la adaptación de las especies a los lugares, el control de la calidad del material de plantación, los cuidados silvícolas y el seguimiento, la protección y el apoyo a la investigación.

Plantación de eucaliptos en Uganda que proporciona fibra industrial y leña para el consumo energético doméstico

En el Cuadro 2 se ofrecen estimaciones del rendimiento de las principales especies existentes en las plantaciones o de los grupos de especies objeto de un sistema de explotación normal a la edad de rotación, procedentes de algunos ejemplos aislados de plantaciones industriales en gran escala en algunos países, así como la superficie neta estimada de las especies plantadas.

Faltan datos fiables sobre la producción de madera industrial en las plantaciones, distinta de la de los bosques naturales, para la mayor parte de los países. En algunos de ellos, como Sudáfrica y Nueva Zelandia, casi el 100 por ciento de la madera industrial procede de las plantaciones forestales. Otros países en los que una elevada proporción de la madera industrial se obtiene en las plantaciones son Chile (el 95 por ciento), España (el 81 por ciento), Brasil (el 60 por ciento), la Argentina (el 60 por ciento) y el Japón (el 55 por ciento). A medida que aumente la superficie de plantaciones maduras se incrementará el porcentaje de la madera industrial procedente de ellas.

Las tendencias y el potencial en el futuro

La tendencia apunta a un aumento de la producción de madera en rollo industrial procedente de las plantaciones. Sedjo (1987) pronosticó que en el año 2000 la mitad de la madera industrial producida en los países de América Latina procedería de las plantaciones forestales. Ciertamente, es tal el potencial productivo de las especies arbóreas de las plantaciones de alto rendimiento cultivadas de forma intensiva que, en teoría, la demanda mundial de pasta se podría atender en este momento con una superficie equivalente tan sólo al 1,5 por ciento de la superficie de bosques densos del mundo (IIMAD, 1996). Sea cual fuere la proporción real - y en este artículo se ha señalado la falta de información fiable sobre los recursos de las plantaciones forestales -, la proporción de madera en rollo industrial procedente de las plantaciones industriales aumentará rápidamente para convertirse en una fuente importante de suministro en el futuro cuando entren en producción nuevas plantaciones (Congreso Forestal Mundial, 1997).

Desde que se ampliaron los programas de establecimiento de plantaciones en los trópicos en los años setenta, los planificadores se muestran más receptivos a la necesidad de celebrar consultas y a contar con la participación de todas las partes interesadas, aunque esto todavía no ocurre en todas partes. Es menor el número de plantaciones - incluso para la obtención de madera en rollo industrial - que han sido establecidas directamente por el Estado y más numerosas las que está creando el sector privado. Si bien es cierto que algunas de esas plantaciones de propiedad privada son incluso de mayor extensión y recurren ano más que antes al sistema del monocultivo, otras son más reducidas, menos intensivas y destinadas a cumplir una variedad de objetivos. El sistema de «contrata» para el suministro de madera industrial (se contrata la producción a pequeños productores) está fuertemente implantado y se está expandiendo rápidamente en muchas partes del mundo.

Desde hace muchos años, los propietarios de pequeñas extensiones de bosque suministran madera en Finlandia, Suecia y los Estados Unidos. En Finlandia, por ejemplo, más del 60 por ciento de la superficie forestal está formada por bosques existentes en las explotaciones agrícolas, porcentaje que era del 87 por ciento en la antigua República Federal de Alemania y del 50 por ciento en Austria (citado en Mather, 1990). En el Japón, el 78 por ciento de los propietarios de bosques privados son agricultores (Anón., 1995b). Los propietarios de terrenos forestales reducidos, o relativamente reducidos, de los países nórdicos se unen en distintas formas de cooperativas y esta tendencia se está propiciando actualmente en Francia y el Japón, donde existe un gran número de propiedades forestales fragmentadas. En los países tropicales, la pequeña propiedad forestal constituye una novedad.

En el futuro, las plantaciones suministrarán un volumen cada vez mayor de madera industrial. Caoba cultivada en una plantación de Fiji

En esta situación de importancia creciente del sector privado en el suministro de madera, la función del Estado consiste en crear el clima propicio para la inversión y garantizar que se cumplan los objetivos sociales y económicos y se reduzca al mínimo el impacto ambiental, o se fomente el impacto positivo. En el pasado, esto se ha hecho principalmente a través de diferentes tipos de incentivos pero con frecuencia este sistema se ha utilizado de manera abusiva o ha tenido efectos negativos sobre el medio ambiente, como la tala creciente del bosque natural. Por ejemplo, la superficie notificada de plantaciones industriales en el Brasil pasó de 500 000 ha a mediados del decenio de 1960 a casi 7 millones de ha en 1990, como resultado de los incentivos fiscales ofrecidos por el Estado, que luego se eliminaron tras los abusos cometidos. En Chile, la superficie de plantaciones forestales pasó de 300 000 ha en 1974, establecidas en su mayor parte por el Estado, a 1,45 millones de ha en 1990, establecidas prevalecientemente por el sector privado en respuesta a las subvenciones concedidas para la plantación, que se han suprimido tras las críticas formuladas en el sentido de que las plantaciones se estaban creando en zonas de bosque natural. En Nueva Zelandia, el Estado puso en marcha un amplio programa de plantación de pino radiaba con la participación del sector privado y la oferta de incentivos, pero ahora es el único país que no ofrece al sector forestal incentivos que no brinde a otros sectores. A pesar de ello, Nueva Zelandia continúa experimentando un rápido crecimiento de las plantaciones de pino radiaba, respaldado por una infraestructura adecuada e iniciativas en materia de extensión.

Asimismo, el Estado también ha fomentado la forestación de tierras detraídas a la producción agrícola, principalmente en varios países de la Unión Europea y en los Estados Unidos, pero también en países con economías en transición y de Europa oriental.

Los cambios en materia de política y de gestión, derivados del llamamiento en favor de la ordenación forestal sostenible realizado en la CNUMAD y en otras convenciones internacionales conexas posteriores, afectarán tanto a las plantaciones forestales como a los bosques naturales. Los aspectos que actualmente suscitan interés van desde los diferentes procesos regionales y ecorregionales dirigidos a establecer criterios e indicadores para el seguimiento de los progresos realizados en la consecución de la ordenación forestal sostenible, hasta las inquietudes en materia de comercio y medio ambiente que han propiciado la certificación y el etiquetado ecológico forestales, la formulación de directrices sobre los sistemas de gestión, el fomento de la diversidad biológica y de las funciones múltiples de los bosques (incluidos los productos forestales no madereros y los servicios), la función de los bosques como sumideros y fuentes de carbono y la creación de empleo.

La disponibilidad de tierra adecuada puede suponer un freno para la expansión de las plantaciones forestales. En algunos países, como Sudáfrica, ya existe una escasez de tierra para estos menesteres, y muy probablemente, en la India y otros países asiáticos el establecimiento de nuevas plantaciones deberá realizarse, principalmente, en tierras degradadas - y que ya no son aptas para la agricultura - o en proceso de degradación. Se estima que existen 418 millones de ha de tierras degradadas (incluida una parte de la zona deforestada) que pueden ser destinadas a la forestación y la repoblación forestal (Grainger, 1988). Aunque se trata sólo de una estimación provisional poco elaborada, indica la ingente extensión de tierras existentes en los trópicos para el establecimiento de plantaciones, aunque es cierto que el potencial de producción de madera industrial de esas zonas es menor que el de las tierras no degradadas y puede resultar menoscabado por factores relacionados con la conservación y rehabilitación del suelo.

CUADRO 3. Superficie mundial de plantaciones de especies no forestales utilizadas como fuente de madera industrial, 1995

Región

Caucho

Coco

Palma de aceite

Total

(miles de ha)

América Latina

238

269

265

772

Africa

529

461

922

1 912

Asia y el Pacífico

8718

10546

4587

23851

Total

9 485

11 276

5 774

26 535

Se habrá de llevar a cabo una tarea de investigación, tanto sobre las especies y las técnicas adecuadas para los lugares de baja fertilidad, como sobre el desarrollo de híbridos y clones mediante la selección y el mejoramiento genético forestal. Haines (1994) ha analizado el importante potencial de la biotecnología para incrementar la producción de madera y de fibra utilizable, al que ya hacen referencia numerosos estudios. Sin embargo, hay que tener en cuenta que las cifras que se citan respecto del material de plantación obtenido mediante técnicas avanzadas de mejoramiento genético corresponden a los resultados conseguidos en pequeñas parcelas de investigación y han de ser consideradas como tales. En este momento, es más viable obtener resultados mediante la aplicación de métodos tradicionales de selección de especies y mejoramiento forestal.

Las plantaciones forestales para conseguir un alto rendimiento en la producción de fibra industrial en general son más vulnerables a las plagas, enfermedades e incendios que los bosques naturales. Los incendios constituyen un grave peligro para todas las plantaciones forestales (y para los tramos contiguos establecidos al ampliarse dichas plantaciones) situadas en zonas que sufren períodos de sequía estacional. Estas están formadas, muchas veces, por especies altamente inflamables, y exigirán importantes inversiones en concepto de prevención y protección. Las grandes masas coetáneas puras estarán en situación de riesgo frente a las plagas y enfermedades, agravado por la posible reducción de la resistencia ocasionada por la cría selectiva.

Otra tendencia que se manifiesta en el aprovechamiento de la madera de las plantaciones forestales es el desarrollo de nuevas tecnologías para la elaboración de las trozas de tamaño reducido procedentes de las plantaciones, por ejemplo, durante los aclareos.

La reducción de los bosques naturales o su dedicación a otros usos distintos de la producción de madera en rollo industrial está suscitando un interés creciente por el cultivo en las plantaciones de especies de frondosas de calidad, como la teca y la caoba, y por conseguir inversiones privadas para esa actividad. Es mucho lo que queda por hacer antes de que se puedan ofrecer beneficios garantizados y seguros, pues falta información sobre las tasas de crecimiento, los costos, los futuros mercados y los precios de las trozas pequeñas, si se pretende obtener beneficios en un plazo de tiempo que pueda resultar de interés s para el pequeño inversor.

Los arboles fuera de los bosques

Integrar la plantación de árboles en los sistemas agrícolas o pastorales es otro de los procedimientos posibles para conseguir tierras para la producción de madera. Son zonas con un alto potencial de rendimiento donde existen tierras como parte de sistemas agrícolas de regadío o regadas con aguas residuales.

En un inventario realizado en el distrito de Ambula, en Haryana, India, se ha estimado en 1,5 millones de m3 el volumen de madera en pie correspondiente a los árboles existentes fuera de la zona forestal (Anón., 1995a). Fenómenos similares se dan, por ejemplo, respecto del suministro de pasta de madera en el Brasil y Tailandia y de trozas para desenrollo en la India, o del cultivo de madera de Paulownia en los rompevientos de China central. Sin embargo, en la mayor parte de los países en desarrollo no existe todavía una política decidida para fomentar este tipo de iniciativas.

Las especies «no forestales», como el caucho y el coco, revisten una importancia creciente para el suministro de fibra industrial. En los trópicos y subtrópicos, la extensión notificada de estas especies es un tercio de la de las plantaciones forestales, y el caucho ya se cultiva en Malasia, tanto por la madera como por el látex, a pesar de lo cual, lo cierto es que sólo en algunos países, y para determinadas especies, las cifras notificadas respecto de las especies no forestales representan un recurso disponible para el suministro de fibra industrial. De cualquier forma, el uso de estas especies para los fines «forestales» tradicionales está en fase de expansión.

Conclusiones

En el futuro, los árboles plantados serán una fuente cada vez más importante de fibra industrial en todo el mundo. Al cultivo de estos árboles se dedicarán, además de grandes empresas privadas, pequeños agricultores y otras personas o propietarios de tierras comunitarias. Los gobiernos deberán intervenir para crear las condiciones que induzcan a los grandes y pequeños inversores a formular un programa sostenible de establecimiento de plantaciones forestales para el suministro de madera en rollo industrial.

La ausencia de información fiable prácticamente sobre todos los aspectos relacionados con las plantaciones forestales, tanto en las regiones y países desarrollados como en desarrollo, hace que las predicciones sean arriesgadas y estén sujetas a graves errores. Esta falta de información es un obstáculo, tanto para formular políticas adecuadas y planificar el desarrollo de plantaciones para consumo interno y para la exportación, como para determinar las prioridades de la investigación en el establecimiento de las plantaciones, así como para evaluar sus repercusiones medioambientales, sociales y económicas.

Los resultados de las actividades de mejoramiento, junto con una gestión y un conocimiento más profundos de los aspectos silvícolas, pueden redundar en un importante aumento de los rendimientos, aunque no se pueden olvidar los posibles riesgos, por ejemplo, de ataques de insectos y enfermedades y de incendios forestales. Para aplicar un programa de desarrollo de las plantaciones forestales y para protegerlas será necesario disponer de una mayor capacidad de formación del personal y, en muchos casos, mejorar la infraestructura en las zonas rurales.

Bibliografía

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Grainger, A. 1988. Estimating areas of degraded tropical lands requiring replenishment of forest cover. Int. Tree Crops J., 5(1/2): 31-62.

IIMAD. 1996. Towards a sustainable paper cycle. Londres.

Mather, A.S. 1990. Global forest resources. Chichester, West Sussex, Reino Unido, Belhaven Press.

Sedjo, R.A. 1987. Forest resources of the world: forests in transition. En M. Kallio, D.P. Dykstra y C.S. Binkley, eds. The Global Forest Sector: an analytical perspective. Chichester, West Sussex, Reino Unido, John Wiley.


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