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Editorial

Los árboles fuera del bosque

Durante los últimos 15 años, la preocupación por los bosques del mundo ha pasado a ocupar un lugar importante en el programa político de la comunidad internacional. La atención se centra en la importancia de los bosques y en su contribución al desarrollo sostenible y la estabilidad ambiental en general. Sin embargo, para millones de personas de muy distintos entornos del planeta, como las zonas áridas o montañosas degradadas por efecto de la invasión agrícola o residencial, o en los núcleos urbanos, los bosques no son un elemento de la vida cotidiana. En algunas de esas zonas nunca han existido bosques, y en otras han desaparecido.

Los árboles fuera del bosque -es decir, los árboles y los sistemas arbóreos de las tierras agrícolas, los prados y los pastizales, las tierras improductivas y las ciudades y otros asentamientos humanos- desempeñan numerosas funciones, en muchos casos esenciales. Hacen una contribución trascendental a la agricultura sostenible, la seguridad alimentaria y la diversificación de la economía familiar. Proporcionan gran número de productos (como madera para combustible y para la construcción, frutos, corteza y productos alimenticios) y servicios (biodiversidad, santuarios para la vida silvestre y estabilización del microclima). Protegen los cultivos y el suelo contra la erosión hídrica y eólica y de esta forma combaten la sequía y la desertificación y protegen los recursos hídricos. Asimismo, proporcionan sombra y delimitan las lindes de las propiedades. Desde una perspectiva cultural y social, los árboles fuera del bosque también tienen importancia y están asociados con espacios para la reflexión, la relajación e incluso la adopción de decisiones de índole administrativa (por ejemplo, los "árboles parlantes" de África).

Este número de Unasylva se ocupa de los desafíos especiales que plantean la conservación y utilización de los árboles fuera del bosque. El artículo inicial de este número, de C. Kleinn, se ocupa del inventario y evaluación de los árboles fuera del bosque. Tras abordar la cuestión de la definición y clasificación, el autor analiza varias opciones para realizar los in-ventarios. Se hace especial referencia a distintos ejemplos de América Latina.

Para los agricultores de subsistencia de la zona semiárida del África occidental, la agricultura suele ir unida a los árboles. Desde hace siglos, mantienen un sistema tradicional de utilización de la tierra denominado sistema de parques agrofores-tales, en el que hay árboles maduros dispersos en los campos cultivados o en tierras dejadas recientemente en barbecho. J.M. Boffa analiza los principales aspectos centrándose en el manejo de los parques agroforestales y reseña estrategias de investigación y desarrollo para su conservación y explotación mejorada.

El siguiente artículo, de R. Carucci, también se ocupa de África: examina el potencial de los árboles para invertir y prevenir la desertificación. Las observaciones y conclusiones del artículo se basan en la experiencia directa del autor durante más de 15 años en Keita (Níger), en el marco de un proyecto de desarrollo rural apoyado por la FAO.

Otra utilidad de los árboles en los sistemas agrícolas, que se remonta a los comienzos de la agricultura doméstica, es su uso como fuente de forraje para los animales. H.M. Shelton evalúa las posibilidades de la utilización sostenible de árboles leguminosos para satisfacer las necesidades del ganado y aumentar así la productividad de los sistemas agrícolas.

Los cambios que se están registrando en las políticas, los mercados y la sociedad civil están provocando un interés creciente en las posibilidades de establecer asociaciones entre el sector privado y comunidades o individuos para la producción de bienes y servicios procedentes no sólo de los bosques, sino también de los árboles fuera del bosque. J. Mayers examina las ventajas e inconvenientes de varios tipos relativamente nuevos de relaciones entre empresas y comunidades respecto a los árboles fuera del bosque.

En los paisajes agrícolas de la zona templada, los árboles y arbustos fuera del bosque son indispensables para mantener el equilibrio entre las funciones de producción y de regulación del ecosistema que desempeña el paisaje. En Europa, los árboles y arbustos fuera del bosque consisten casi siempre en árboles frutales dispersos por las tierras de cultivo, setos y zonas de amortiguación ribereñas. F. Herzog describe estos sistemas, resume su evolución histórica y analiza sus principales funciones ambientales, socioculturales y económicas.

Los árboles son también un componente primordial del paisaje, la infraestructura y la calidad de vida de los núcleos urbanos. G. Kuchelmeister resalta la importancia de los árboles y la vegetación asociada de los núcleos urbanos en las zonas densamente pobladas de los países industrializados y en desarrollo y en sus alrededores. Los elementos en los que se basa son la cooperación para el desarrollo, la mitigación de la pobreza, las asociaciones innovadoras entre el sector público y el privado y la ordenación de una multiplicidad de recursos.

Este número de Unasylva contiene también el texto completo del discurso pronunciado por el Presidente de Finlandia Martti Ahtisaari en el 13º período de sesiones de la Conferencia de la FAO (12 a 23 de noviembre de 1999), titulado "La ordenación forestal sostenible en Finlandia: evolución y posibilidades". Su respaldo explícito de la actividad forestal y la expresión de la búsqueda del desarrollo forestal sostenible por un dirigente internacional son alentadores para todos aquellos que persiguen estos objetivos. 


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