2.3.2. Brasil

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Jairo Ribeiro da Silva, Director de Agroindustrias de la Secretaría de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura y Reforma Agraria de Brasil

2.3.2.1. Dimensión del sector rural brasileño a ser beneficiado por un Programa Nacional del Desarrollo de Pequeñas Agroindustrias Rurales

Actualmente se estima que, en promedio, apenas dos brasileños de cada diez viven en el campo, o sea, de una población total de cerca de 150 millones, solamente 30 millones viven en la zona rural. Se dice porque el modelo brasileño concebido para urbanizar el país, contempla tímidamente acciones con el fin de preparar al hombre rural para la vida urbana. Como consecuencia, millones de brasileños fueron forzados a migrar para la zona urbana, donde la mayor parte de ellos no consiguió encontrar una actividad que le permitiera mantener un estándar de vida que le posibilitará disfrutar del confort ofrecido por las ciudades.

De los que permanecen en el campo, una gran parte está constituida por pequeños productores rurales que se dedican a la explotación de cultivos de subsistencia y que al mismo tiempo son alimentos básicos también para la población urbana. Tales alimentos presentan normalmente baja rentabilidad económica para quien lo produce, debido a la desorganización económica y social que caracteriza esa clase de productos agrícolas, la cual es aprovechada ventajosamente por los innumerables intermediarios que compran a bajo precio y los venden en el mejor momento a los mayoristas, para finalmente llegar a los minoristas y consumidores a un precio bastante superior al recibido por esos productos.

Otra gran dificultad que enfrenta el pequeño productor es que después de la cosecha, prácticamente nada existe para hacer en la unidad de producción agrícola que le permita obtener alguna renta. Consecuentemente, el pequeño productor y su familia van en busca de una actividad en la zona rural, en la propiedad de medianos y principalmente de grandes productores para dedicarse, cuando encuentran trabajo, a arreglar y construir cercados, abrir y reparar carreteras, hacer mantención en curvas de nivel, etc., por un bajo sueldo ya que la oferta de mano de obra supera en mucho la demanda. Cuando no consigue empleo en la zona rural, el productor migra provisoria o definitivamente para la ciudad.

Existe una parte de esos pequeños productores que encuentran un camino para minimizar esos problemas. Son los que se dedican a la actividad de la pequeña o agroindustria rural sin abandonar la exploración agropecuaria, lo que les permite, de un lado, agregar valor al producto elegido, conferirle un cierto grado de conservación, lo que hace posible que lo puedan almacenar o guardar a la espera de la mejor temporada para su comercialización, consigue muchas voces disminuir el volumen y peso del producto, lo que agregado a su mayor conservación posibilita al pequeño productor explorar mercados en ciudades grandes en que haya mayor número de compradores y, al mismo tiempo, mayor poder adquisitivo de los mismos, y como consecuencia, una expectativa de conseguir mejores precios por el producto, etc. Por la vía de la agroindustrialización en pequeña escala, el pequeño productor también consigue crear alternativas de trabajo entre la cosecha y los preparativos para el próximo cultivo, eliminando así otro obstáculo que le impida obtener mayor renta.

En el Brasil existen actualmente 5,5 millones de pequeñas agroindustrias rurales que producen anualmente casi 7 millones de toneladas y 115 millones de litros de productos agroindustrializados (ver anexo I). Así, se puede verificar el gran alcance social y económico que se obtendría de la implementación de un Programa Nacional para el Desarrollo de Pequeñas Agroindustrias Rurales, en Brasil.

2.3.2.2. Estado actual de desarrollo de las pequeñas agroindustrias rurales

En el anexo indicado más arriba se puede ver que existen en Brasil casi 3.000 pequeñas agroindustrias que se dedican a obtener el jarabe (vino) de açai (Euterpe edulis y Euterpe olearacea), cerca de 12 mil que fabrican frutas diversas en forma de pasta, igual número explotan la castaña de cajú y aproximadamente 50 mil obtienen vino a partir de la uva.

En el caso del açai, 95% de las fábricas se localizan en la Región Norte del Brasil, o más exactamente en el Estado de Pará. Las fábricas de pasta de frutas se concentran (93%) en el Estado de Rio Grande do Sal, en la frontera de Brasil con Argentina y Uruguay. En el caso de la castaña de cajú, las pequeñas industrias están en el Estado de Ceará (Región Nordeste Brasileña), y finalmente 73% de las pequeñas bodegas se encuentran también en el Estado de Rio Grande do Sal.

A posar de la importancia que tienen las pequeñas agroindustrias rurales, se puede afirmar que ellas pertenecen a un sector relativamente abandonado. Efectivamente, la investigación, la extensión y la educación rural se concentran más sobre los problemas relativos a la producción de los productos agropecuarios y poca atención tiene para con los problemas relacionados con la transformación de los productos agrícolas. Entre los principales puntos que muestran el abandono en que se encuentra el sector, se pueden citar los siguientes:

  1. Tecnología: las instituciones gubernamentales o privadas, con algunas excepciones, generan tecnología adecuada apenas a las unidades de mediana y gran capacidad y los fabricantes de bienes de capital, embalajes, rótulos, aditivos, etc., procuran incrementar el tipo de tecnología generada, produciendo máquinas y equipos con elevada capacidad diaria de producción, gran sofistificación, etc., mientras que los proveedores de embalages, rótulos y aditivos sólo atienden pedidos de ventas en grandes cantidades, postergando e impidiendo por lo tanto el desarrollo tecnológico y también los costos de producción de las pequeñas agroindustrias rurales.
  2. Asistenda técnica: son raros o casi inexistentes los técnicos en condiciones de asistir a las pequeñas agroindustrias rurales, quedando los problemas de las mismas sin solución o en la dependencia.
  3. Capacitación: la inexistencia de técnicos para asistir adecuadamente a las pequeñas agroindustrias rurales, tiene como una de las causas la propio educación rural del país, pues muchas de las escuelas de agronomía, veterinaria y de nivel medio, abandonaron el suministro de informaciones sobre las pequeñas agroindustrias rurales, muchas veces por considerar que las mismas eran muy anticuadas, significando un atraso, etc., o incluso por creer que, con la llegada de la ingeniería de alimentos en la década de los sesenta ellas sufrirían este vacio, factor que prácticamente no ocurrió.
  4. Legislación: la mayoría de las veces, la legislación sanitaria vigente es dura para las pequeñas agroindustrias rurales, pues dificulta, impide o la misma obliga al pequeño empresario rural a funcionar en la clandestinidad. En muchos casos, una norma sanitaria menos exigente no traeria ningún problema para los consumidores y posibilitaría al pequeño empresario rural a crecer y competir con una agroindustria de mayor tamaño para la conquista de nuevos mercados para su producto.
  5. Crédito: la disponibilidad de crédito para las pequeñas agroindustrias rurales, cuando existe, es ofrecido en condiciones no convenientes para las características sociales y económicas del solicitante, generando con ello serios problemas el potencial aspirante y una inestabilidad enorme para la continuidad de las operaciones de cambio, produciendo al pequeño empresario rural condiciones, en sana conciencia, comprar mal y vender pésimamente. Con ello, se crea un círculo vicioso que prolonga el cuadro aquí descrito, manteniendo la descapitalización de ese tipo de empresa.
  6. Gerencia: las pequeñas agroindustrias rurales son en general mal administradas, pues falta calificación profesional adecuada a sus administradores y, asimismo conciencia de los reales orígenes de sus problemas. Muchos de los problemas existentes no son siquiera sentidos por los administradores de la pequeña agroindustria rural. Con eso, aumentan los costos de producción, los riesgos, así como disminuye drásticamente el grado de competencia de la pequeña agroindustria rural en el mercado.

Por lo expuesto, se comprueba la urgencia de elaborar e implementar un Programa Nacional de Pequeñas Agroindustrias Rurales para el Brasil, con la coordinación a nivel nacional del departamento de infraestructura rural de la Secretaria de Desarrollo Rural del Ministerio de Agricultura, de Abastecimiento y de Reforma Agraria, con la participación de numerosos participantes gubernamentales y privados que, integrados con la FAO, Programa este que busca contribuir al desarrollo de ese tipo de industria rural, ciertamente traerá mayor riqueza y progreso para el sector rural brasileño.

2.3.2.3. Mecanismos gubernamentales y privados para el desarrollo de las pequeñas agroindustrias rurales

2.3.2.3.1. Extensión rural

En cada una de las 27 unidades de la federación brasileña, existe una institución gubernamental ligada a la Secretaría de Agricultura para Asistencia Técnica y Extensión Rural a los Productores, el cual tiene como una de sus preocupaciones el de apoyar las pequeñas agroindustrias rurales. Tal apoyo puede ser concretizado en la forma de difusión de tecnología, elaboración de planes de crédito, fomento al asociativismo y cooperativismo, capacitación de mano de obra rural, comercialización, etc.

2.3.2.3.2. Generación de tecnología para bienes de capital.

Hay una misión cumplida por el Centreinar, localizado en Viçosa, Estado de Minas Gerais, en el campas de la Universidad Federal de Viçosa. Es una institución gubernamental que se preocupa de pesquisar máquinas y equipos industriales adecuadas para la pequeña producción.

2.3.2.3.3. Generación de tecnología de la producción agroindustrial

Esto está llevado a efecto por diversas instituciones, como por ejemplo la Universidad Estadual Paulista, Campas de Botucatu, Estado de Sao Paulo; Campas de Piracicaba, Estado de Sao Paulo; Escuela Superior de Agricultura de Lavras, Universidad Federal de Lavras, Estado de Minas Gerais; Fundación Centro de Tecnología - CETEC, Belo Horizonte, Estado de Minas Gerais; Universidad Federal de Paraíba, Joâo Pessoa, Estado de Paraíba; Escuela Superior de Agricultura de Viçosa, Universidad Federal de Viçosa, Viçosa, Estado de Minas Gerais; Empresa Brasileira de Pesquisa Agropecuária - EMBRAPA, a través de su Centro de Pesquisa Agroindustrial de Alimentos, situado en el Estado de Rio de Janeiro.

2.3.2.3.4. Gestión

El sistema SEBRAE, coordinado por el Servicio Nacional de Apoyo a las Micro y Pequeñas Empresas, está presente en las capitales de los Estados brasileños, y actualmente ya existen oficinas del sistema en algunas ciudades importantes que no son capitales administrativas de las unidades de la federación. El SEBRAE posee un excelente "know how" respecto a gestión en empresas urbanas, y ya acumula alguna experiencia en apoyo a pequeñas agroindustrias rurales.

Las pequeñas agroindustrias rurales se caracterizan por tener un funcionamiento irregular ya que las personas que en ellas trabajan, generalmente de una misma familia, también se dedican a actividades agropecuarias. Así, la continuidad de funcionamiento de la pequeña agroindustria normalmente sufre una interrupción cuando termina la materia prima fresca, pues no existe la preocupación de semiprocesar la materia prima y ampliar el penado de producción agroindustrial. En cuanto a la calidad de la materia prima y considerando que parte del producto agroindustrializado será consumido por la familia o en el mercado local en los siguientes doce meses, cuando se haga la nueva cosecha, existe un desconocimiento en cuanto a la forma de aumentar la vida de conservación del producto industrializado de manera de posibilitar su comercialización por un penado más dilatado, digamos 24 meses.

La participación de las mujeres y jóvenes en las pequeñas agroindustrias rurales es enorme pues normalmente permanecen en las cocinas familiares correspondiendo a la madre de la familia auxiliada por sus hijos como una manera de evitar el desperdicio y garantizar una alimentación más sana y diversificada durante todo el año. Con el tiempo, la producción va aumentando en función de las ventas a los vecinos, hasta que llega un momento en que la cocina no soporta más tales actividades y la familia busca un lugar especifico fuera de la casa para la transformación de los productos agropecuarios, emergiendo así la pequeña agroindustria, continuando ahora los hijos ayudados por el padre y algún empleado contratado eventualmente para suplir la mano de obra necesaria para el funcionamiento de la pequeña agroindustria. Concluyendo, es bastante grande la participación de la mujer, de cualquier edad, en el funcionamiento de la pequeña agroindustria rural.

Anexo 1 Brasil: pequeñas agroindustrias alimentarias rurales

Ramo agroindustrial No unidades
existentes

Producción

Toneladas 1000
litros
Arroz 243.820 164.372  
Café 46.423 323.681  
Caña de azúcar  
- Aguardiente 13.956   45.135
- Melado 95.338   20.782
- Chancaca 49.701 95.615  
Leche      
- Crema 17.761 1.516  
- Mantequilla 66.410 3.915  
- Queso y requesón 299.323 105.745  
Mandioca  
- Harina 471.243 1.548.342  
- "Goma" 90.530 40.996  
Maíz  
- Chuchoca 57.002 122.788  
Acaí  
- Jarabe (vino) 2.783   3.536
Frutas  
- Pasta 11.899 1.124  
Cajú  
- Castaña 11.272 2.552  
Palmito 12.360 199.762  
Dendé  
- Aceite 1.064   2.336
Uva  
- Vino 46.956   42.792
Suino  
- Grasa de cerdo 1.019.534 93.742  
- Embutidos 304.488 14.435  
- Tocino 298.036 19.011  
Carne 1.501.024 257.270  
TOTAL 4.660.923 3.080.467 114.581
Carne ahumada  
- Rollo 27.149 20.130  
caucho sólido 95.015 54.863  
Palmera  
- Cera 2.754 2.364  
- Polvo de paja 1.933 2.948  
- Ojo de paja 1.142 5.432  
Carbón vegetal 310.185 2.386.726  
Cueros/pieles 333.706 9.458  
TOTAL 771.884 3.581.921  

Fuente: Censo agropecuario de Brasil. 1985. FIBGE

Resumen:  
Pequeñas agroindustrias rurales 5.432.807 6.662.388 114.581
- Alimentarias 4.660.923 3.080.467 114.581
- No alimentarias 771.884 3.581.921 000.000

Anexo II Desarrollo de un modelo de pequeña agroindustria rural en el Brasil

Antecedentes y justification

La pequeña agroindustria rural es bastante numerosa en Brasil, alcanzando el importante número de cerca de 5,5 millones en todo el país. Esas pequeñas agroindustrias contribuyen para ampliar la oferta de trabajo en el medio rural, agregar valor a la producción agropecuaria, mantener al hombre en la zona rural y aumentar la renta familiar.

Mientras tanto, la pequeña agroindustria rural nunca fue objeto por parte de los gobiernos federal, estatal y municipal de una preocupación con el fin de optimizar todo el potencial socioeconómico que puede ser propiciado por el desarrollo de la pequeña agroindustria rural a través de un programa que involucre a los pequeños productores, a las instituciones generadoras de tecnología, a las que se dedican a la asistencia técnica tanto agroindustrial como de gestión, el perfeccionamiento de las máquinas y equipos utilizados, teniendo como parámetro el nivel socioeconómico y cultural de los productores rurales que, durante parte del año, se transforman en pequeños empresarios agroindustriales.

Debe enfatizarse que sin la presencia de las pequeñas agroindustrias rurales, se hace mucho más difícil mantener en el campo a los hijos adultos de la familia de un pequeño productor rural, pues la unidad agrícola de producción no es capaz de generar una renta que permita el mantenimiento de una nueva familia y muchas veces a los hijos les gustaría dedicarse a una actividad diferente de la agropecuaria. Con esto se explica aún más el importante papel de la pequeña agroindustria rural en el Brasil.

Objetivos generales y específicos

El objetivo general del programa seria el de "contribuir al desarrollo de las pequeñas agroindustrias rurales de Brasil, creando empleos en el medio rural, incrementando la agroindustrialización de los productos agropecuarios, mejorando la alimentación en la zona rural y manteniendo al hombre en el campo".

Como objetivos específicos se tendrían:

Necesidades de asistencia

Para el alcance de los objetivos arriba indicados será necesario apoyo para:

  1. Realizar, organizar e implementar charlas, escribír y editar artículos para periódicos, revistas, elaborar y editar folders, afiches, conseguir tiempo y espacio en los medios de comunicación, hablada y televisada, así como organizar e implementar seminarios.
  2. Habrá necesidad de capacitar personas que se identifiquen con el pequeño productor rural, para constituirse en un agente de extensión agroindustrial, el cual se encargará también de llevar las instituciones de generación de la tecnología agroindustrial de los problemas tecnológicos que dificultan o impiden el desarrollo normal de la pequeña agroindustria rural. Ese extensionista agroindustrial rural también debe ser entrenado en gestión para ayudar al pequeño empresario agroindustrial a identificar los problemas de gestión que dificultan el normal desarrollo de la pequeña agroindustria rural, así como los minimiza y/o los soluciona. Un importante instrumento para la extensión de la pequeña agroindustria rural sería la creación de la "Tele ayuda a la pequeña agroindustria rural" que aprovecha la excelente red de telecomunicaciones que dispone Brasil y por medio del teléfono, fax, telex el pequeño agroindustrial rural como asimismo el extensionista rural podrían comunicarse con una central que disponiendo de un banco de datos podría informar rápidamente medios para solucionar problemas surgidos.
  3. Otra forma de ayudar a la pequeña agroindustria rural sería la de crear Incubadoras, o sea la pequeña agroindustria rural se instalaría en el campas de una universidad para tener desde el inicio de sus actividades, constituyéndose la pequeña agroindustria incubada, un excelente medio de entrenamiento para el cuerpo docente y estudiante de la universidad. Tales universidades podrían ser las que poseen escuelas de agronomía y de veterinaria, como por ejemplo las indicadas en la parte principal de este documento.

Contribución requerida para la implementación de la propuesta

Será necesario obtener fondos para la concretización de los objetivos antes señalados en la forma de pasajes aéreos y terrestres, viáticos, edición de material escrito, audiovisual, fotocopias, desarrollo de pequeñas máquinas y equipos, adquisición de computadores y programas, compra de fax, pago a profesores para que planifiquen e implementen cursos, pago de reparación y costo de las telecomunicaciones, adquisición de materias primas para pruebas, pago salarios, viáticos y pasajes aéreos y terrestres para los consultores nacionales e internacionales y adquisición de vehículos.

Como contraparte, las instituciones nacionales que participaran del programa, asumirían los gastos de desembolso de salarios, cederían espacio en sus laboratorios, oficinas y centrales de documentación; también tendrían que prestar los aparatos de telecomunicaciones, acondicionadores de aire, equipos de laboratorio, etc., para los trabajos de los consultores.

Continuación


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