Anexo IV - Presentaciones tecnicas


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Programa FAO/PNUMA para el control de la desertificación: Actividades y perspectivas


Juan Izquierdo
Oficial Regional Producción Vegetal
Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe
Bandera N° 150, Santiago, Chile

PERSPECTIVA

Más de 6.100 millones de hectáreas, casi un 40% de la superficie del planeta, son tierras secas, parte de las cuales se han convertido en desiertos como consecuencia de actividades humanas. Se estima que un 70% de las tierras secas productivas están actualmente amenazadas por diversas formas de desertificación. Esto afecta directamente al bienestar y al futuro de una sexta parte de la población mundial.

Magnitud de las Zonas Secas en el Mundo

La desertificación es una ruptura del frágil equilibrio que hizo posible el desarrollo de la vida en las zonas áridas del planeta. Esa ruptura desencadena una serie de procesos autodestructivos en los que intervienen todos los elementos que antes favorecían los procesos vitales. Dentro de de esa cadena disruptiva, la pérdida de suelos por erosión eólica e hídrica, su empobrecimiento químico, la reducción del nivel de agua en el subsuelo, una alteración general del ciclo hidrológico y la menor regeneración natural de plantas herbáceas y leñosas, son consecuencias inmediatas de la desertificación y, al mismo tiempo, son causas del empeoramiento del fenómeno. Esto se traduce en una severa reducción de la productividad de los ecosistemas, lo que se expresa en la disminución de los rendimientos agrícolas, pecuarios y forestales, así como en la pérdida de la diversidad biológica. La biodiversidad ha sido reconocida en muchos grupos y foros nacionales e internacionales como nuestro más valioso y amenazado recurso todavia sujeto a un necesario estudio y desarrollo. Los numerosos y significativos beneficios económicos que comienzan a desprenderse de todos los intentos de inventario o conservación sostenible de la biodiversidad representan un poderoso argumento.

A pesar imponencia de la biodiversidad animal y vegetal en las zonas áridas y semiáridas de América Latina, ésta no ha sido completamente cuantificada ni identificada (Anexo I). Más aún, se estima que los recursos genéticos en esos ambientes de la Región se encuentran altamente amenazados debido a múltiples razones, todavía no completamente determinadas ni entendidas. Sin embargo, incuestionablemente la actual eliminación o degradación de los hábitats naturales, causada por el avance de la frontera desértica, la corta indiscriminada de la vegetación, el pastoreo incontrolado, la expansión de la frontera agrícola, y en general el manejo inapropiado de los recursos naturales, inciden directamente en la reducción en marcha de los recursos genéticos, y en la insustentabilidad de sus ecosistemas.

Efectos de la desertificación

La desertificación es un proceso que se autoalimenta, muchas veces vorazmente. Ante ella, la población afectada reacciona intentando sobrevivir emprendiendo las siguientes acciones:

Un resultado de la ruptura que conduce a la desertificación suele ser, en esas condiciones, otra ruptura: la de la comunidad, e incluso, de los núcleos familiares. Por lo tanto se puede señalar que, el ser humano, víctima o culpable, está en el centro del problema de la desertificación.

Efectos de la desertificación población

Desde la década de los cincuenta, diversos organismos de las Naciones Unidas se han preocupado de los problemas de las zonas áridas y semiáridas. En 1974, la Asamblea General de las Naciones Unidas recomendó que la comunidad internacional adoptara sin demora medidas concretas para detener la desertificación y contribuir al desarrollo económico de las zonas afectadas. De este modo, se convocó en 1977, a una Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Desertificación, donde se adoptó el Plan de Acción para Combatir la Desertificación, que la Asamblea General de la Naciones Unidas respaldó ese mismo año como uno de los principales programas mundiales. En la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo, llevada a cabo en 1992, el tema fue nuevamente analizado, aprobándose el Capítulo 12 "Ordenación de los Ecosistemas Frágiles: Lucha Contra la Desertificación y la Sequía" como parte del Programa 21. Finalmente, la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación en los Países afectados por Sequía Grave o Desertificación, compromete a los países signatarios a preparar y ejecutar acciones para combatir la Desertificación y mitigar los efectos de la sequía.

Luchar contra la Desertificación significa destinar esfuerzos adicionales de desarrollo para las áreas en cuestión. Como en todo esfuerzo moderno han de estar presentes todos los sectores involucrados: instituciones de gobierno, organizaciones no gubernamentales, organizaciones de productores, universidades, organizaciones de base y los habitantes directamente afectados.

En el documento "Desarrollo Sostenible de Tierras Aridas y Lucha Contra la Desertificación", la FAO puntualiza su posición sobre el tema y plantea cinco principios para el desarrollo en las zonas áridas, semiáridas o subhúmedas amenazadas por la desertificación, bajo un enfoque global y participativo:

Posición de la FAO

La FAO plantea cinco principios para el desarrollo de las zonas amenazadas por la desertificación bajo un enfoque global y participativo:

  1. Integración
  2. Concertación
  3. Enfoque geográfico planificado
  4. Descentralización de decisiones y de medios de acción
  5. Duración y flexibilidad de los programas.

La lucha contra la desertificación y la lucha contra la pobreza son con frecuencia una misma lucha: plantea el desarrollo sostenible de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas. Debe entenderse también como una lucha en plano político. Poblaciones rurales deben disponer de un entorno jurídico, legislativo, social y económico, sensible y propicio para las iniciativas encaminadas hacia la sostenibilidad del desarrollo.

Desafíos en materia de recursos naturales:

Desde el punto de vista tecnológico la FAO considera que todos los terrenos son utilizables por el hombre en la medida que este aprovechamiento esté basado en la potencialidad de los sitios de acuerdo a su condición actual. De esta manera se puede combatir la desertificación en el largo plazo a través de la producción silvoagropecuaria o del manejo de áreas silvestres. Lo importante es que el manejo de las zonas áridas y semiáridas se realice bajo un enfoque de desarrollo sostenible, lo que significa que las tecnologías aplicadas sean ambientalmente no degradantes, técnicamente apropiadas, económicamente viables y socialmente aceptables.

PROGRAMA FAO/PNUMA PARA EL CONTROL DE LA DESERTIFICACION EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE

Dentro del contexto de las anteriores consideraciones, la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe, en conjunto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), iniciaron a fines de 1992 un Programa para Implementar Actividades de Control de la Desertificación en América Latina y el Caribe, donde más de 600 millones de hectáreas están afectadas por este proceso. El Programa FAO/PNUMA considera:

Bajo estos términos, se ha dado apoyo técnico y financiero para la elaboración de los Programas de Acción de Lucha contra la Desertificación en Chile, México y Perú. En la elaboración del Programa que es conducido por el país en forma participativa, se realiza la identificación y el diagnóstico de los problemas más relevantes, las acciones que se están desarrollando, proposiciones de acción y proyectos de financiamiento nacional (eventualmente algunos para ser presentados a la comunidad internacional) tendientes a combatir eficazmente la desertificación en el país, como asimismo, los mecanismos nacionales que deben activarse para ponerlo en práctica. En la actualidad, se están realizando acciones de seguimiento en los tres países mencionados y se han iniciado los Programas de Acción en Argentina, Bolivia y Brasil. Durante el próximo año se espera iniciar estas actividades en otros países de la Región que lo soliciten (Cuba) como asimismo, las correspondientes acciones de seguimiento.

Se está publicando en forma trimestral la Carta Circular, habiéndose distribuido hasta la fecha siete números. Dentro de esta misma línea de actividades, se ha preparado un banco de datos con instituciones y personas que trabajan en el control de la desertificación en la Región, con el propósito de mejorar el conocimiento sobre la actividad que se desarrolla en el tema. A la fecha se dispone de más de 200 instituciones registradas.

La red ha organizado:

 

 

 

LA PROPAGACION VEGETAL COMO HERRAMIENTA EN EL CONTROL DE LA DESERTIFICACION

En las zonas áridas y semiáridas, el proceso de degradación de los recursos naturales es particularmente cubico, debido a la lentitud, dificultad y alto costo de las actividades de recuperación de los ecosistemas degradados. Como consecuencia, es preciso desarrollar técnicas de manejo de los ecosistemas áridos y semiáridos de manera que se puedan obtener beneficios bajo un criterio de desarrollo sostenible.

Líneas Acción del Programa Conjunto FAO/PNUMA

  1. Asesorar en la preparación e implementación de estrategias de desarrollo sostenible a nivel regional y nacional, como son los Programas de Acción Nacionales de Lucha contra la Desertificación.
  2. Apoyar el fortalecimiento de la Red de Cooperación Técnica en Zonas Aridas y Semiáridas, como asimismo, otras redes de la Región que tengan relación con aspectos técnicos y socioeconómicos de la desertificación.
  3. Promover la capacitación técnica a través de cursos, seminarios y talleres en temas pertinentes con el desarrollo y conservación de zonas áridas y semiáridas de la Región.
  4. Participar en la preparación de publicaciones técnicas en aspectos de manejo de recursos y de desarrollo de zonas áridas y semiáridas.
  5. Asesorar, a nivel regional, en el fortalecimiento para enfrentar los impactos adversos de la sequía.

En estas zonas, el uso sostenible y la conservación de recursos genéticos vegetales asociados a un manejo integral de la vegetación cultivada y no cultivada es esencial para prevenir y controlar el proceso de desertificación. El manejo de la vegetación de valor económico para la obtención de alimento, forraje, leña, madera para construcción, resinas, aceites, medicinas, pesticidas naturales y otros productos, constituye una importante herramienta para mejorar la calidad de vida de las poblaciones afectadas por el flagelo de la desertificación.

Las técnicas de manejo de la vegetación, incluyendo las de su propagación, se pueden aplicar en condiciones de ecosistemas relativamente conservados con existencia de ejemplares de plantas de valor económico, los cuales podrían servir a través de métodos apropiados de propagación para el repoblamiento de dichas especies. Lamentablemente, en gran parte de las zonas áridas y semiáridas esta opción es menos factible, debido al avanzado estado de degradación que presentan consecuencia del mal uso a que han sido objeto en el pasado. Por lo tanto, en la mayoría de los casos habrá que proceder a una recuperación mediante la instalación artificial de ejemplares de especies valiosas introducidas o autóctonas, bajo la forma de siembra de semillas o plantación de plantas o de partes reproducidas asexualmente.

En el documento "Aspectos claves de las estrategias para el desarrollo sostenible de las tierras áridas", la FAO plantea que, entre las acciones de investigación requeridas es importante la continua selección y propagación de plantas para las zonas áridas.

El establecimiento de vegetación usando técnicas convencionales o biotecnológicas modernas, sea en sistemas agroforestales, plantaciones dendroenergéticas, plantación de árboles frutales, siembra de especies herbáceas para forraje, cultivo de frutales, hortalizas y otros, requiere previamente conocer las técnicas de propagación. Las técnicas simples y aquellas más complejas, basadas en la totipotencia de la célula vegetal expresada a través del cultivo de células y/o tejidos, pueden potenciar esta acción. Algunas especies de valor económico o en riesgo de extinción pueden ser fácilmente propagadas. Sin embargo, otras presentan problemas durante la germinación de sus semillas o en otros estados de su proceso reproductivo, lo que hace su cultivo difícil en la práctica. Por lo tanto, todo conocimiento de cómo acelerar la propagación de dichas especies, resultado del trabajo de instituciones de investigación y de desarrollo debiera ser divulgado.

El Taller Internacional de Especialistas sobre Conservación y Uso Sostenible de la Biodiversidad en Zonas Aridas y Semiáridas de América Latina, realizado en la Universidad de Guadalajara, México, del 22 al 24 de marzo de 1994, tuvo como uno de sus objetivos analizar el estado de desarrollo de las técnicas de aprovechamiento sostenible de grupos de especies y recursos genéticos de importancia actual o potencial. Durante el desarrollo del Taller apareció mencionada en forma reiterativa la necesidad de incentivar y fomentar la cooperación y el intercambio de información, de tecnología y de recursos humanos entre los países que tienen zonas áridas o semiáridas. Como una de las conclusiones del evento se destaca el fortalecimiento de acciones dirigidas a fomentar la investigación básica y aplicada (biotecnologías), como asimismo, la transferencia de tecnología para propagar diversas especies, particularmente, aquellas que se encuentran en peligro de extinción y aquellas con amplio potencial económico. Dentro del contexto anterior y como seguimiento se programó realizar este "Curso Taller sobre Técnicas Apropiadas para la Propagación de Especies de Importancia Económica para las Zonas Aridas y Semiáridas de América Latina y el Caribe" como parte del Programa Conjunto FAO/PNUMA para el Control de la Desertificación en América Latina y el Caribe.

El objetivo general de este Curso/Taller es el intercambio y actualización de experiencias de métodos de propagación a nivel de tecnologías modernas (biotecnología), como asimismo, tecnologías convencionales para especies seleccionadas de acuerdo a su importancia económica actual o potencial para el desarrollo de programas de control de la desertificación. A través del Curso/Taller se pretende fortalecer la capacidad de las instituciones de la Región en propagación de especies vegetales y promover la cooperación regional en la materia. Los resultados esperados deberán relacionar la integración de métodos de propagación convencionales o avanzados dentro:

  1. Medidas contra la degradación de los ecosistemas

Comprende las medidas preventivas para las áreas que todavía no han sido afectadas, o que lo están levemente; medidas correctivas para mantener la biodiversidad y productividad de las áreas desertificadas; y, medidas de rehabilitación para la recuperación de aquellas extremadamente desertificadas, donde los procesos de erosión del suelo han sido intensos mediante programas integrales que tiendan a eliminar las causas de la desertificación.

  1. Sistemas de producción mejorados

Su propósito es mejorar los sistemas de producción, incorporando líneas de transferencia tecnológica, con apoyo para la gestión en la producción, comercialización y distribución, en el marco de un plan de desarrollo rural integral. Se trata de implementar acciones tendientes a generar sistemas productivos participativos que reduzcan la presión sobre los recursos naturales, suministrando fuentes de ingresos adicionales. Además, en esta línea de acción se pueden plantear proyectos destinados al rescate y sistematización de tecnologías y sistemas silvoagropecuarios implantados en zonas áridas y semiáridas.

  1. Monitoreo y planes de contingencia de sequía

La sequía tiene carácter recurrente, presentándose oscilaciones cíclicas interanuales en las precipitaciones. Se sabe que cada cierto número de años de precipitaciones totales cercanas a la media para la zona, ocurren períodos de sequía que pueden durar varios años, como asimismo, en el otro extremo, eventos que producen avalanchas, inundaciones y crecidas de cursos de agua. Para mitigar estos efectos cíclicos es preciso preparar planes de contingencia, a través de sistemas de producción y utilización de los recursos naturales que consideren estas situaciones, actividades de monitoreo para detectar la ocurrencia de sequía, como asimismo disponer de una metodología y acciones para operar durante los períodos críticos y así enfrentar en forma adecuada y oportuna estas catástrofes recurrentes.