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Revista de libros

Our Conservation Job. (Nuestra Tarea de Conservación.) Stephen Raushenbush. 64 páginas. Publicado por The Public Affairs Institute, Wáshington, D. C. Marzo de 1949. 50 centavos.

Un admirable análisis de los factores prevalecientes en los Estados Unidos que impiden la aplicación de una política suficientemente vigorosa para la conservación de suelos, bosques y llanuras de pastoreo, así como de una política económica para proteger los irremplazables recursos naturales, aparece en un librito escrito por Stephen Raushenbush y publicado bajo los auspices del Instituto de Asuntos Públicos. El libro también sugiere una solución de este problema, el cual será expuesto próximamente al Congreso para su estudio.

El Sr. Raushenbush señala tres razones acerca del relativo descuido en que se hallan nuestros actuales programas de conservación.

Primero, el sentido de responsabilidad pública entre los propietarios, y particularmente entre los finqueros, se encuentra inadecuadamente desarrollado. Segundo los medios privados que están a disposición de los propietarios de tierras para cubrir los gastos del programa de conservación y rehabilitación del suelo o de un programa de restauración forestal, son absolutamente inadecuados en comparación con los propósitos que se pretenden realizar.

Finalmente, el sistema normal de los créditos bancarios es inefectivo en los planes de conservación a largo plazo, y hasta el momento, los esfuerzos que se han hecho para remediar la situación han sido totalmente insuficientes. Las partí. das anuales dedicadas por el Congreso para el caso, tampoco están adaptadas a los proyectos a largo plazo.

Los costos de la inversión de capital abarcando n tollos los Estados Unidos pueden ser aproximadamente estimados así:

11,100 millones de dólares para los programas de protección del suelo y aumento de la producción en una superficie de 405 millones de acres (164 millones de hectáreas);

3,775 millones de dólares para la plantación de bosques, reforestación administración forestal y construcción de caminos para su acceso, sobre 251 millones de acres (102 millones de hectáreas) de tierra;

215 millones de dólares para la integración de las industrias de la madera y la adquisición de nuevas tierras de bosques nacionales de una superficie de 19.1 millones de acres (7.7 millones de hectáreas), particularmente en la región de los pinos rojos; y

250 millones de dólares para el mejoramiento de las llanuras de pastoreo en un área de 60 millones de acres de hectáreas ).

Se propone que, después de que estos planes hayan sido examinados uno por uno y certificados por los diferentes servicios federales correspondientes, deberían de ser financiados por una organización gubernamental de créditos denominada Corporación de Recursos Nacionales (National Resources Corporation en abreviatura NRC).

Dicha agencia emitiría bonos a un tipo de interés variable desde el 3 por ciento hasta el 5.5 por ciento como máximo (siendo garantizado el mínimo interés por el Tesoro Federal) sobre la suma de 13 billones de dólares, en la proporción de 1 a 2 billones cada año en tiempos de la actividad normal de los negocios y con un plazo de amortización variable entre los 20 y los 60 años. Un préstamo de 900 millones de dólares, para ser pagados después, sería adelantado por el Tesoro a la Corporación de Recursos Nacionales para cubrir los primeros pagos de intereses.

Los préstamos de la Corporación se harían bajo la condición de que los prestatarios estarían obligados a ejecutar, no tan sólo un plan de conservación previamente formulado sobre las tierras para las anales se hace el préstamo, sino también sobre las propiedades contiguas que les pertenecen. Dicho programa tendría que ser proseguido continuamente durante todo el período en que tales préstamos estuvieran pendientes. Los préstamos recibirían el 2.5 por ciento de interés si se hacen para las tierras de bosques, y el 3.5 por ciento si para los planes de conservación del suelo y el incremento de la producción. Además, las provisiones de pagos variables serían concedidas en el caso de pagos de intereses o hipotecas, incluyendo una moratoria desde el comienzo a un plazo máximo de 5 años, cuando se trate del programa de conservación y mejoramiento de los suelos o bosques en existencia, y a un plazo de 15 años para los trabajos de plantación de bosques.

Además, el prestatario se comprometería a repartir con el prestamista cualquier beneficio adicional obtenido por una elevación de los precios de los productos agrícolas durante el tiempo en que se halle pendiente el préstamo, en la proporción del 60 por ciento para él mismo y el 40 por ciento para los tenedores de bonos.

Finalmente, por estipulaciones especiales se eliminaría la competencia con los bancos privados, se garantizaría a los finqueros arrendatarios contra las pérdidas de capital invertido en los planes de conservación durante el período en que mantengan su arriendo, y se haría posible la inclusión de las tierras públicas de bosques y pastoreo en los beneficios de los préstamos otorgados por la Corporación de Recursos Nacionales.

The Economic Problems of Forestry of the Appalachian Region. (Los Problemas Económicos de Silvicultura de la Región de los Montes Apalaches.) William A. Duerr. X más 317 páginas. Harvard University Press. 1949. 5 dólares.

La región de los montes Apalaches incluye cinco estados: Kentucky, Carolina del Norte, Tennessee, Virginia y Virginia Occidental, con un área total de cerca de 125 millones de acres de tierra, de la cual el 51 por ciento está clasificada como de bosques y el 23 por ciento como de tierras de cultivo.

Esencialmente rural y agrícola, la región contiene, sin embargo, parte de la más importante zona de minas de carbón bituminoso de la nación y va a la cabeza en varios tipos de industrias urbanas. Los grandes centros industriales, como los del "mango de cazuela" del norte de Virginia Occidental, contrasta con las regiones de la industria sumamente descentralizada, como la de las faldas de la montaña. En agricultura se encuentran, por un lado, los latifundios subvencionados y las prósperas fincas comerciales del centro de Kentucky y Tennessee, y por el otro, la escasez y empobrecida existencia de las tierras altas. En silvicultura se hallan amplias zonas arboladas, casi sin interrupción, de propiedad industrial y pública; otras, casi desprovistas de árboles; y todavía más, como las del oeste, donde los bosques consisten mayormente de fincas de arboledas. Al este existe una gran faja de pinos; al centro a al oeste predominan las zonas con maderas duras. El pino sub - tropical de hojas largas crece en el sur - este de Carolina del Norte; el pinabete sub - alpino y el abeto, en las cumbres del Cerro Azul y de los montes Alleghenies."

El autor esboza la economía de la silvicultura aplicada a la tierra, producción e industria forestales, y la distribución precio y consumo de sus productos. Después dedica la mayor parte del libro a la identificación y descripción de los problemas económicos de la tierra y la gente, administración de tierra forestal, manejo de la madera, y acerca de los mercados en general, y con respecto a los diferentes productos forestales, así como al consumo de los mismos en las provincias y la región.

Los problemas son muchos y diversos; conciernen a la desajustada agricultura economía forestal, zonas mineras del carbón, inestabilidad en el uso de las tierras, la multitud de pequeños ocupantes de las tierras boscosas, pérdidas de ingresos de tasa y muchos otros. El mejor empleo de las tierras boscosas es, claramente el principal elemento en la elaboración de una economía más satisfactoria de la región, y recalca el papel que juega en toda la economía rural. Para los análisis económicos el autor recurre a muchas publicaciones anteriores especializadas que tratan de los varios aspectos de la región.

Pero el primer intento es definir el campo de la economía de la silvicultura y el esbozo de sus problemas económicos como un respaldo para futuras investigaciones en esta compleja región, con la esperanza de que el método y el enfoque pueden ser útiles en cualquier otra parte. El libro, con sus objetivos deliberadamente limitados, es útil en cuanto a que hace notar la vasta cantidad de trabajo que todavía se necesita, tanto en la investigación como en la acción, a fin de recobrar el poder potencial de los recursos forestales en la economía de una región deteriorada.

Erfarenheter om anvandningen av motorsaga. (Experiencias con las Sierras a Motor en los Cortes.) 190 páginas. Föreningen Skogsarbetens och Kungl. Domänstyrelsens Arbetsstudieavdelning. En sueco con sumarios en inglés.

El Departamento de Estudios del Trabajo de la Asociación de Patronos Forestales y el Servicio Forestal Sueco (Föreningen Skogsarbetens och Kungl. Domänstyrelsens Arbetsstudieavdelning (SDA) ) ha llevado a cabo desde enero de 1946 un estudio del tiempo en las talas con sierras a motor para analizar el efecto de las dimensiones de la madera y la densidad de los árboles seleccionados sobre la producción de trabajo, y encontrar las bases para los cálculos correspondientes a la organización y mejora" miento de la eficiencia en el trabajo. Una parte de los resultados, especialmente los relativos a las investigaciones y experiencias obtenidas por el uso de las sierras de motor manejadas por dos hombres, han sido recientemente publicados.

El primer artículo, "Sierras a Motor Sus Posibilidades en la Silvicultura Sueca" por G. Carpelan, trata de la historia de las sierras a motor y de las experiencias suecas con las sierra de cadena a motor de dos hombres del tipo llamado de espada. La comparación del gasto de tiempo entre el uso de la sierra a motor y el corte a mano bajo las mismas condiciones, muestra que el límite del diámetro más allá del cual el corte con sierra de motor demuestra su valor en la economía del tiempo, comunmente varía entre los 20 y 30 centímetros (8 a 12 pulgadas) b.h.d. sobre la corteza. Por otro lado se ha indicado que, puesto que no es posible operar con sierras a motor por un tiempo tan largo en un día cualquiera como cuando el corte es llevado a cabo a mano, la pérdida de eficiencia resulta en una pérdida de tiempo que, calculada en porcentajes, es el mismo para diferentes dimensiones. El límite del diámetro, más allá del cual el corte con sierras a motor, ha resultado ser económico bajo ciertas condiciones, es aproximadamente de 33 a 41 centímetros (13 a 16 pulgadas), dependiendo de la intensidad del trabajo diario de los aserradores. La construcción de unas pocas de las sierras de motor hace posible reducir considerablemente la altura de los tocones de los árboles, disminuyendo así el límite del diámetro económico. Después de tratar los métodos más apropiados para organizar el trabajo de las talas con sierras a motor, el autor del artículo llega a la conclusión de que, como las sierras de cadenas son muy sensibles a las variaciones en las condiciones económicas que gobiernan su uso, no pueden ser estimados como el tipo definitivo de las máquinas taladoras más apropiadas para las condiciones suecas.

El autor del otro artículo, K. G. Zimmerman, trata de la organización de las talas con sierras a motor basadas en las experiencias del trabajo de trozas en la Suecia central con la sierra de cadena manejada por dos hombres. También concluye que, bajo ciertas condiciones, la tala hecha con sierra a motor de dos hombres puede ser considerada como económicamente segura dadas las circunstancias que permitan una reducción de las pérdidas por dejar más bajos los tocones que con las sierras a mano. Conviene con el autor del primer artículo en cuanto a las dificultades de usar las sierra a motor de dos hombres en la nieve profunda.

La SDA comenzado a investigar recientemente el uso de las sierras a meter de un sólo hombre así como la organización más apropiada para efectuar los trabajos bajo las condiciones suecas, y espera estar próximamente en capacidad de publicar un análisis de los resultados.

History of the White Pine Industry in Minnesota. (Historia de la Industria del Pino Blanca en Minnesota.) Agnes M. Larson. vii más 432 páginas. Publicado por University of Minnesota Press. 1949. 7.50 dólares.

Antes que todo, este es un cuidadoso y detallado libro documental. La industria del pino blanco, que comenzó en 1839 con un simple aserradero que cortaba 5,000 pies cuadrados por día en un bosque de 38 millones de acres (70 por ciento del área del Estado), se elevó a la cima de producción por 1907, disminuyendo después a medida que iba agotando región tras región, por lo que se cerraron las plantas y decayeron las comunidades. De esta manera esta industria recorrió su camino.

Los métodos del manejo de trozas cambiaron durante esta espectacular aunque breve historia, siempre encaminada hacia la más intensa y rápida explotación. Al uso de las hachas en las talas siguió el de las sierras; el arrastre directo de las trozas al agua o a los embarcaderos ferroviarios en los extremos de las líneas por medio de bueyes, fué sustituido por inmensas narrias tiradas sobre los caminos helados hasta grandes distancias; los aserraderos locales desarrollados en los grandes centros manufactureros del río Mississippi abastecidos por innumerables troncos de árboles flotados a los lugares de concentración en el río, desde donde las enormes balsas de trozas y madera aserrada iban primero flotando y después remolcadas en un recorrido de 800 millas hasta la ciudad de San Luis, hambrienta de madera. Las pequeñas plantas movidas por mulas dieron primero lugar a las sierras circulares, luego a las de banda y después a las sierras múltiples con capacidad de ¾ de millón de pies cuadrados al día. Los ferrocarriles ensancharon la distribución del pino blanco e hicieron más rápido su manejo; la organización del campo de operaciones en el manejo de las trozas cambiaron de los pequeños grupos originales de "mozos de cabañas" que vivían y trabajaban en las condiciones más primitivas, a los grandes y bien organizados campos de los días posteriores. De todo esto se hace la historia de la industria maderera y el libro es obra de consulta para ella.

La rápida expansión de esta industria se hizo posible por tomar de los indios en una u otra forma, los pinares cuyos títulos habían sido anteriormente confirmados; por las amplias leyes liberales de tierra, administradas benignamente, con las que se apoderaron de grandes extensiones de arboledas, honestamente, o de otra manera, por hombres enérgicos y atrevidos a quienes les importaba poco el futuro.

En segundo lugar, el libro aprecia los resultados de la rápida e incontrolada explotación de un gran bosque. En Minnesota la misma industria maderera estimuló el desarrollo de las fincas a causa de las necesidades de comida para el ensanchamiento de la producción de maderas; la industria resultó en la formación de capital para su inversión en el Estado y en las grandes regiones menos desarrolladas de fincas del oeste y del sur; la construcción de ferrocarriles fué apresurada para llevar la madera a las fincas que iban multiplicándose en la pradera; algo de tierra buena, pero más pobre, fué limpiada para establecer fincas; se proporcionó trabajo a la creciente ola de inmigrantes, con lo que se estimuló el aumento de la población.

En todas partes el desarrollo de las grandes zonas finqueras del medio oeste difícilmente pudo haber procedido con tanta rapidez sin la abundante provisión de madera aserrada, el uso del Mississippi como una vía de agua para la madera aserrada y las trozas, apresuró el desarrollo de las ciudades en sus márgenes.

Por el otro lado, las grandes arboledas del norte estaban reducidas a las vastas regiones de desolados o despoblados bosques, mayormente impropios para formar fincas; sólo los remanentes de buen bosque, tardíamente incluidos en las reservaciones de bosques públicos, dejaron la muestra de lo que pudo haber sido si la idea y prácticas de conservación de bosques hubiera estado en efecto a principios del proceso de explotación, en vez de al final, cuando ya "el caballo estaba fuera del establo." Las tasas que dejaron de pagar las tierras, el empobrecimiento de los gobiernos locales, el abandono de los pueblos e industrias, fueron parte del precio.

El libro es un buen trabajo de expresión regional, interesante y que vale la pena en sí mismo. Pero tiene además una gran significación porque suministra una lección, mediante una gran cantidad de cuidadosos detalles, de lo que puede ocurrir a una gran propiedad forestal cuando no hay control efectivo y existe un ambicioso y enérgico pueblo lleno de recursos, que descubre los beneficios y provechos que pueden cogerse por la inmediata y rápida explotación. Este proceso fué dramático para el pino blanco de Minnesota, como ha sido en otras partes, pero el desgaste y sus lógicas y prolongadas consecuencias fueron realmente necesarias? Podría ocurrir de nuevo en nuestros días y en cualquier otro país dadas las mismas condiciones esenciales?

Estas son las preguntas que bien pueden ser ponderadas. El libro conduciría en tercer lugar, a la conclusión de que, a menos que la conservación forestal comience desde las primeras etapas de la explotación forestal regional, ésta no puede ser muy efectiva. Cuando las consecuencias regionales de una explotación incontrolada llegan a ser tan evidentes en la región que se tiene que ejercer la acción de conservación, es ya demasiado tarde para hacer otra cosa que salvar los remanentes del residuo general de los bosques.

Sobre todo, la acción pública apropiada a la situación podría más bien acompañar la explotación de los bosques privados que ir en pos de ella.

Development of a Blister Rust Control Policy for the Nation's Forest in the Inland Empire. (Desarrollo de una Política de Control del Hongo Vejigoso para los Bosques Nacionales en el Imperio Interior.) Donald N. Matthews y S. Blair Hutchison. 116 páginas. Servicio Forestal de los Estados Unidos, 1948. Un informe preliminar. Mimeografiado.

Por más de dos décadas las agencias públicas han venido sosteniendo con buen éxito una lucha, si bien costosa, contra esta enfermedad importada que se encuentra establecida en toda lo región del Imperio Interior que comprende en líneas generales el norte de Idaho, oeste de Montana, y el oriente de Washington. Hoy, los costos grandemente aumentados levantan nuevamente la cuestión de la justificación, de hasta dónde llegar y cuánto gastar para proteger al pino blanco del oeste, contemplado desde el amplio punto de vista de los intereses nacionales.

El pino blanco del oeste es la madera más importante sobre 3.6 millones de acres, un tercio de los cuales es de aserradero, cerca de la mitad de árboles jóvenes, y el resto deforestados. Hasta hoy, el control de hongo vejigoso ha sido hecho, o esta planeado, sobre 2.6 millones de acres. La experiencia muestra que este hongo puede ser controlado: que el control es más económico si se hace como parte del programa general para aumentar el rendimiento del pino blanco y de este modo reducir el costo del control por mil pies cuadrados. Las rociadas de una nueva hormona ofrece la esperanza de que los costos del futuro control puedan ser menores. El pino blanco ha sido la especie llave para la industria de los aserraderos y en el futuro mantendrá su importancia a pesar de la utilización creciente de otras maderas.

Los acontecimientos no esperarán a que el control del hongo vejigoso sea completado. Debe ser acometido enérgicamente, junto con un programa de administración. Hacerlo en su propio tiempo y proporción es esencial, aunque hay dificultades reales, pero salvables, envueltas en el cultivo del pino blanco.

El informe pasa revista a la historia del control, las lecciones aprendidas allí, las responsabilidades, disminución y fluctuaciones de la producción, elevación de costos; análisis de las tendencias del consumo y futuras necesidades de pino blanco, examina la importancia regional de la industria maderera y la importancia que para ésta tiene el pino blanco; recoge los datos de los costos del control y el grado a que pueden aumentar los rendimientos del pino blanco por la buena administración.

Después recomienda "1. Que el Servicio Forestal lance una campaña enérgica para aumentar la cosecha constante del pino blanco. De ahora en adelante hacerlo sobre un plan para el pino blanco en vez de un plan sobre el control del hongo vejigoso. 2. Que el plan del pino blanco debiera de ser desarrollado sobre cualquier escala de asignaciones especia" les que permitan el trabajo siempre concentrado en aquellas unidades que den la más grande y constante producción de pino blanco por el dinero que se gaste. 3. Que se debiera de dar mucha importancia al desarrollo de los métodos más baratos de control, a un programa más estable y a trabajadores más efectivos en el control del hongo vejigoso. 4. Que debiera de haber un impulsivo programa para llevar la buena administración a todas aquellas tierras sin tomar en cuenta la propiedad, y que han sido dedicadas al cultivo del pino blanco a causa alta productividad y de la relativa economía del tratamiento. 5. Que, sin embargo, las limitaciones de la propiedad mixta sea realmente encarada. Y que la provisión sea hecha para simplificar el modelo de propiedad de tierras donde la administración adecuada no esté asegurada por cualquier propietario. 6. Que el objetivo en esta región debiera ser cultivar una cantidad de pino blanco en relación con las necesidades regionales y nacionales. 7. Que en la ejecución completa de este objetivo debieran de gastarse cuatro millones de dólares anualmente durante los cinco años próximos para el control del hongo vejigoso y la administración del pino blanco en los bosques nacionales. Despusé de eso, por 15 años, los expendios deberían de ser de 1.3 millones de dólares anualmente."

Este estudio es significativo porque trata del control del hongo vejigoso como parte de todo el problema de mejorar los rendimientos del pino blanco mediante una mejor silvicultura y otras medidas de administración, y no como un programa separado. Claramente se ve que no puede permitirse que algunas formas de la propiedad de tierras continúen rompiendo una administración unificada y un programa de control. Contempla el que los bosques completamente nutridos y los métodos apropiados del corte ayudarán en sí mismos a resolver el problema del hongo vejigoso. Las arboledas fraccionadas pueden no justificar los gastos de control; las arboledas completas, sí. Este tipo de análisis técnico - económico - social ayudar a responder a la pregunta: "ji, Paga la buena silvicultura?," demostrando algunos de los gastos que resultan por la falta de silvicultura o por la silvicultura parcial.

Influence of Woodland Chaparral on Water and Soil in Central California. (Influencia del Chaparral sobre el Agua y el Suelo en el Centro de California.) P. B. Rowe, 70 páginas, con ilustraciones. Publicado por el Estado de California bajo los términos de un acuerdo cooperativo con la Estación Experimental de Bosques y Tierras de Pasto de California, Servicio Forestal de los Estados Unidos.

La Hoya del San Joaquín en el Centro de California, situada entre la Sierra Nevada por el este y las montañas de la Cordillera Costera por el oeste, cubre un área de 20 millones de acres (8 millones de hectáreas). De esta extensión 2.5 millones de acres (1 millón de hectáreas) de tierras cultivadas dependen enteramente del riego en este clima semi-árido. Además, 3,170,000 acres (1,283,000 hectáreas) son potencialmente regables si se mejoraran las facilidades para utilizar el agua. Sin embargo, las inundaciones que ocurren a intervalos de más de uno en cada cinco años, causan mucho daño.

Los flancos de la región costera y las partes más bajas de la Sierra Nevada están cubiertas de una vegetación de malezas que consiste, principalmente de Ceanothus spp., Aesculus californica, Lonicera interrupta, etc. comunmente llamada chaparral, que ejerce una mar cada influencia sobre los niveles del agua y la erosión, pero que se encuentra sujeta a fuegos más o menos frecuentes.

En 1929 se comenzaron a hacer experimentos muy completos usando seis parcelas de 1/40 de acre (0.01 hectárea) cada uno, a fin de determinar qué resultados produce la limpieza del terreno por los incendios y otras practicas semejantes con respecto al desagüe. El informe de Mr. Rowe explica en detalle los resultados alcanzados con estos experimentos en un período de 9 años.

Se manifiesta que la destrucción de la vegetación por el fuego incrementa el desagüe de agua en un promedio de 14 por ciento sobre las parcelas sujetas a experimentos, quemadas cada año, y de 2 por ciento sobre los lotes quemados solamente dos veces en los 9 años. El promedio anual de erosión en el primer ejemplo, fué de 25,000 libras por acre (28,000 kilogramos por hectárea) y en el segundo, de 1,000 libras por acre (1,100 kilogramos por hectárea), mientras que en los lotes sometidos a control alcanzó solamente 1.5 libras por acre (1.7 kilogramos por hectárea). Después de 3 o 4 años, se formaron barrancas que seguían la erosión de la superficie de los lotes quemados cada año.

La cubierta de chaparral causa una ligera pérdida de agua por la evaporación directa, pero esa pérdida llega solamente al 5.2 por ciento de la total precipitación pluvial. Por el contrario, ello resulta en la reducción parcial de la fluctuación de la humedad del suelo.

En las medidas tomadas sobre un período de 4 años, de 1934 a 1938, el promedio anual de la producción de agua (Desagüe más la infiltración) fué mayor en los lotes quemados anualmente, que sobre los de control: 27.9 pulgadas (70.9 centímetros) comparados con 26.2 pulgadas (66.5 centímetros). Sin embargo, la mayor parte del agua derivada de las parcelas quemadas consiste de agua corriente cargada de aluvión y descargada libremente durante las tormentas. En consecuencia, está perdida para cualquier propósito útil, a menos que pueda ser retenida en estanques. Construirlos sería costoso y su capacidad iría disminuyendo rápidamente a medida que fuera depositándose la tierra degradada de las vertientes de las montañas.

Tal estudio presenta una notable demostración de la prima importancia del cuidado apropiado de la vegetación de las regiones montañosas para el mantenimiento de los recursos de agua.

A Vegetation-Types Map of Tanganyika Territory. (Un Mapa de los Tipos de Vegetación del Territorio de Tanganyica.) Clement Gillman. Mapa a todo color, escala 1:2,000,000 (tamaño 24 x 24 pulgadas), 31 fotograbados, mapa textual de tipos de utilización de tierra, 31 páginas. Publicado por American Geographical Society, Nueva York, EE.UU. 1949. Un dólar.

El mapa, publicado por la Sociedad Americana de Geografía, es la obra que corona la carrera de Clement Gillman, que falleció en octubre de 1946, antes de estar completado. El fué una gran autoridad en la geografía de Tanganyica. El mapa, comenzado en 1913 a una escala de 1: 2,000,000, se basa en la clasificación de 8 tipos principales de vegetación: (1) bosques, (2) arboledas, (3) malezales y matorrales, (4) hierbazales arbolados (5) hierbazales, (6) vegetación permanente de los pantanos, (7) desierto y semi-desierto, (8) vegetación causada activamente por el hombre; y dos tipos intermediarios, uno entre el (1) y el (2) y el otro entre el (2) y el (3)-(4). Además, se hace una distinción entre dos sub-tipos de hierbazales: hierbazales de valle y hierbazales de cumbres y escarpas; y entre otros dos sub-tipos do vegetación activamente causada por el hombre: vegetación causada por la población indígena, y vegetación causada por colonos.

Mínimum Rate Fire Insurance. (Seguro de Incendios de Tarifa Mínima.) U.T. Gisborne. 4 páginas. Nota de Investigación No. 72. Estación Experimental de Bosques y Tierras de Pasto del Norte de las Montañas Rocosas Servicio Forestal de los Estados Unidos. Abril de 1949.

En la Colombia Británica se han concedido los reembolsos de las primas de seguros contra incendio en las operaciones de manejo de trozas, donde se emplean procedimientos específicos para el reconocimiento de los días propicios al fuego y se dan también pasos específicos para prevenir y controlar los fuegos en esos días. Se piensa que los operadores de otras regiones pueden reducir benéficamente las contingencias de pérdidas mediante el uso del mismo método. La acción que se toma para evitar los peligros del fuego que resulta de los días de fuego intenso durante la época normal de incendios, incluye:

(1) Identificación de esos días por anticipado. Cuatro factores se toman en cuenta; (a) fecha del calendario indicando el estado general de sequedad de la vegetación; (b) humedad baja diaria la cual controla el contenido de humedad de los combustibles; (e) medida del contenido de humedad combustible en palos de un tipo de ½ pulgada que representan la condición de combustibles rústicos y tomar cuidado de las consecuencias que lleva de reciente precipitación; (d) velocidad del viento.

(2) Esfuerzos en las necesidades específicas para reducir el número de los fuegos en las operaciones de trozas. La gran amenaza es de incendios en las fajas cortadas donde generalmente comienzan los incendios.

(3) Pre-organización de las facilidades para combatir el fuego y adiestramiento de los extinguidores de fuego con la correspondiente dirección para que de esta manera se tome una acción de pronta y efectiva supresión.

(4) Suprimir las operaciones en caso de extremo peligro.

Estas medidas han reducido las pérdidas de madera, trozas y equipo. Los instrumentos para localizar los días malos de fuego son obtenibles. Tal programa ordenado del control del fuego puede ser beneficioso en otras regiones donde los fuegos constituyen una fuente de grandes pérdidas, aun cuando no se disponga de seguro.


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