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Nuevos bosques

Cada vez es mayor el número de países que se preocupan por la creación de nuevos bosques o la regeneración y mantenimiento de los ya existentes. Los gobiernos, las organizaciones privadas y los particulares aumentan afortunadamente sus presupuestos para la plantación de árboles, selección de nuevos emplazamientos para viveros, ampliación de los viveros existentes y elección de zonas para las nuevas plantaciones. A veces, todos estos planes y preparativos se limitan a la plantación de árboles de cualquier especie y semillas en cualquier lugar. Ciertamente, no hay por qué desanimar a quienes así obran, puesto que ello puede representar el final de la antigua apatía por la plantación y la repoblación forestal. Pero los silvicultores se preocupan cada vez más - tras de volver la vista hacia las experiencias pasadas, propias y de sus vecinos - por el futuro y lo que exactamente desean lograr con la plantación de árboles.

Una vez que el plantador sabe hacia dónde va, necesita con frecuencia ayuda respecto a las especies que mejor convienen a su propósito. Esto es, qué especies producirán la cantidad y calidad de productos deseados en los lugares de plantación de que dispone; cómo puede conseguir las semillas que necesita; cómo puede asegurarse de que tales semillas sean de estirpes superiores, del tipo geográfico correcto, o procedentes de zonas de la altitud adecuada, y de que la semilla posea el grado de pureza y de capacidad de germinación que necesita.

Muchos países han adquirido bastante experiencia al tratar de resolver éstos o parecidos problemas. La FAO intenta en estos momentos reunir los resultados de su propia experiencia en el manejo de semillas, operaciones de vivero y métodos de plantación. Las administraciones forestales y las direcciones de las estaciones forestales experimentales han recibido la invitación de cooperar en estas labores facilitando listas de las especies cuyas semillas recolecten para la repoblación, y listas de comerciantes particulares de semillas, junto con las especies en que comercian, así como la de participar en un intercambio de pequeños lotes de semillas para ensayos experimentales, y expedir un certificado aceptable de origen y calidad para cada lote de semillas que recojan y envíen. A su vez, la FAO procurará servir como organismo intermediario en que se clasifiquen y distribuyan las semillas, ayudando a los organismos cooperativos a obtener las cantidades que precisen para sus experimentos. Este consorcio de esfuerzos y conocimientos producirá un resultado mayor que la suma de sus partes individuales.

Sobre tales cimientos podrán crearse con entera confianza nuevos bosques que producirían madera de construcción, leña y madera de papel, con lo cual podrían prosperar nuevas comunidades. A su vez, los bosques viejos regenerados protegerían los suelos contra la erosión eólica o pluvial, de forma que las aldeas ya establecidas podrían encontrar medios de vida nuevos y más abundantes.

Ciertamente este objetivo de la FAO y de sus gobiernos miembros justifica de sobra el trabajo extraordinario que los técnicos forestales de todo el mundo deberán realizar.

Dos aldeas forestales típicas, creadas con arreglo al plan que se describe en estas páginas. Arriba: la aldea de Abertridwr, próxima al bosque del Lago Vyrnwy, en aulas del Norte. Los edificios de la derecha son la escuela y el centro comunal para actividades sociales y educativas. Abajo, formando un grupo compacto en un valle profundo, puede verse la aldea de Braeval, en Escocia; las plantaciones de alerces, pinos escoceses y abetos que se ven en segundo término forman parte del Parque Nacional de Loch Ard.

Dos aldeas forestales típicas, creadas con arreglo al plan que se describe en estas páginas. Arriba: la aldea de Abertridwr, próxima al bosque del Lago Vyrnwy, en aulas del Norte. Los edificios de la derecha son la escuela y el centro comunal para actividades sociales y educativas. Abajo, formando un grupo compacto en un valle profundo, puede verse la aldea de Braeval, en Escocia; las plantaciones de alerces, pinos escoceses y abetos que se ven en segundo término forman parte del Parque Nacional de Loch Ard.


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