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El pino de Monterrey en Chile

por C. W. SCOTT
Funcionario de Asistencia Técnica de la FAO
Profesor de Utilización de la Madera, Universidad de Chile, Santiago

Artículo basado en una conferencia pronunciada en 1a Universidad de Concepción. Aunque en 1954 se disponía ya de una voluminosa información sobre el Pinus radiata, procedente de la Conferencia sobre la Madera celebrada en Nueva Zelandia, el autor no tuvo ocasión de consultarla. No obstante, este trabajo resume muchos datos útiles como referencia, remados de diversas fuentes.

El lagar de origen del Pinus radiata, llamado también Pinus insignis, se encuentra en Monterrey, a 160 kilómetros (100 millas) al sur de San Francisco de California. Es oriundo de una pequeña faja litoral, que mide unos 16 kilómetros (10 millas) de longitud por 5 kilómetros (3 millas) de profundidad. Esta especie no tiene en Norteamérica ningún valor comercial apreciable, pero ha adquirido gran importancia en el hemisferio austral, en donde se han plantado más le medio millón de hectáreas. Así, de la pequeña superficie originaria de unas 7.770 hectáreas (30 millas cuadradas) de Monterrey, en California, ha pasado a plantaciones densamente pobladas que ocupan 518.000 hectáreas (2.000 millas cuadradas) en el hemisferio sur.

En el Cuadro 1 figura la superficie aproximada de las plantaciones de cuya existencia en los países y años que se indican se han recibido datos. Las únicas cifras de que, por ahora, se dispone, en lo que respecta a Chile, corresponden a los años comprendidos entre 1948 y 1953, pero son suficientes para dar una idea general de la situación.

CUADRO 1. - EXTENSIÓN APROXIMADA DE LAS PLANTACIONES DE Pinus radiata EN EL HEMISFERIO AUSTRAL

País

Superficie

Año

Observaciones

(Ha.)

(Millas2)

Nueva Zelandia

307 000

1 185

1948

Los informes indican que, por lo menos, 180.000 Ha. (1951) son de propiedad del Estado

Chile

173 000

668

1953

Por lo general, de propiedad particular. Aumentan unas 10.000 Ha. cada año.

Australia

40 000

154

1951

Principalmente, en Australia Meridional; de propiedad del Estado.

Sudáfrica

12 000

46

1948

Parte de unas 180.000 hectáreas (1950) de coníferas de todas las especies. Casi todas las plantaciones de P. radiata son de propiedad del Estado.


532 000

2 053



Crecimiento del árbol y peso de la madera

El Pinus radiata pertenece al subgénero botánico de los pinos duros «pitch» o Diploxylon (cuyo nombre se refiere al número de haces vasculares de las hojas).

El ritmo de crecimiento de este árbol parece ser bastante similar en Sudáfrica, Nueva Zelandia, Australia y Chile, cuando las características del suelo y las precipitaciones se asemejan, y va de rápido a muy rápido en los cuatro países. En los ejemplares sudafricanos que se describen más adelante, cuyo peso y resistencia en varios puntos del fuste se ensayaron cuidadosamente, el número medio de anillos anuales por cada pulgada de radio en un tallo de más de 30 años, era aproximadamente de 4, para dar por resultado un árbol de 18,8 pulgadas de diámetro, sin corteza, a la altura del pecho, a los 33,5 años. El número de anillos por pulgada radial variaba, por cierto, de 2,2, cerca del corazón, a 6,6 junto a la corteza.

CUADRO 2. - VARIACIÓN EN EL NÚMERO DE ANILLOS ANUALES DE LOS ÁRBOLES SUDAFRICANOS

Años de edad

Anillos anuales por pulgada radial

1 a 5

2,3

6 a 10

2,2

11 a 15

5,0

16 a 20

5,5

21 a 25

5,9

26 a 30

6,6

más de 30

no hay datos

El poso medio de la madera adulta del P. radiata, formada, más o menos, después de los primeros doce años de crecimiento de la madera juvenil o de corazón, es, a menudo, de unos 529 kilogramos por metro cúbico (33 libras por pie cúbico), con un 15 por ciento de humedad (o sea, su peso, secado en estufa). Por lo regular, la madera de los primeros doce anillos que, aproximadamente, crecen en torno a la médula o centro inerte del tronco, es relativamente más liviana y menos resistente que la adulta, formada por anillos o capas anuales más o menos después del duodécimo año de la vida del árbol. Este peso medio, de 529 kilogramos por metro cúbico (33 libras por pie cúbico), es común a todos los pinos duros, incluso en los tan conocidos comercialmente como el pino de Escocia, o «red deal», de la Europa septentrional (P. sylvestris); el pino marítimo o de las Landas, en el sudoeste de Francia (P. pinaster o maritima), y el pino rojo del este de Norteamérica (P. resinosa). Pesa unos 96 kilogramos por metro cúbico (6 libras por pie cúbico) más que lo que posan comúnmente los pinos blandos, o de 5 agujas, que arrojan, como término medio, unos 144 kilogramos por metro cúbico (27 libras, por pie cúbico), secados al aire, y alrededor de 64 a 176 kilogramos por metro cúbico (4 a 11 libras por pie cúbico) menos que los pinos densos resinosos que se encuentran en el sudeste de los Estados Unidos y en el Caribe, conocidos como pino amarillo del sur o pino «pitch». Además, este peso común de la madera del pino insigne adulto, secado al aire (33 libras por pie cúbico), es igual al peso medio del abeto Douglas o pino Oregón (Pseudotsuga taxifolia), exportado por Norteamérica, que es distinto de la madera selecta, densa, de crecimiento lento y muy fuerte extraída de rodales vírgenes de esta misma especie.

Resistencia

El peso, con un contenido de humedad conocido, constituye normalmente, en cualquier clase de madera, un excelente índice tanto de resistencia a la flexión y fractura como de dureza. Las múltiples pruebas normales que sobre la resistencia del pino insigne se han efectuado en Sudáfrica, Australia y Nueva Zelandia, lo corroboran plenamente. También revelan aquellas la gran fortaleza de la madera adulta de esta especie y la resistencia sorprendentemente satisfactoria de la madera corriente, extraída de trozas de sólo 38 cm. (15 pulgadas), o menos, de diámetro, aun en el caso en que las piezas de ensayo de 5 × 5 cm. (2 × 2 pulgadas) o las de tamaños apropiados para construcción incluyan una considerable proporción de madera juvenil de las proximidades del corazón. El Pinus radiata (en cuanto especie) parece formar madera de resistencia aceptable y de calidad normal, incluso cuando es de crecimiento rápido. En el Cuadro 3 figuran los datos normales de resistencia, determinados en el Instituto de Productos Forestales de Pretoria (Sudáfrica), comparados con algunas cifras correspondientes a coníferas europeas y norteamericanas importadas por Sudáfrica.

CUADRO 3. - DATOS DE RESISTENCIA DEL PROMEDIO DE LOS PIES DE MUESTRA PARA EL P. radiata SUDAFRICANO1

 

Módulo de ruptura (flexión estática)

Resistencia máxima a la fractura

Dureza

Extremo

Costado

lb/pulg.2

gr/cm.2

lb/pulg.2

gr/cm.2

lb.

Kg.

lb.

Kg.

P. radiata

12 500

879 000

5 150

362 000

1 100

500

790

358

Pino de Escocia

11 200

787 000

6 360

447 000

740

336

550

249

Abeto Douglas

11 700

823 000

7 420

522 000

760

345

670

304

NOTA: Promedio de las propiedades mecánicas correspondientes al promedio de los Arboles tomados como pies de muestra.
1 Arbol de 34 años, 46,25 centímetros de diámetro sobre la corteza, a la altura del pecho con un 12 por ciento de humedad.

Los datos anteriores demuestran que la madera del P. radiata, relativamente joven y de crecimiento rápido, es más resistente a la flexión, y más dura, que la importada, pero su resistencia a la compresión es un 19 por ciento inferior a la del pino escocés importado y un 31 por ciento menor que la del abeto Douglas, asimismo importado. (No es difícil, desde luego, compensar esta menor resistencia mediante una mayor sección transversal, por lo menos, en la construcción de casas bien planeadas).

De los trabajos efectuados en Sudáfrica y en otras partes, se deduce claramente que la mera anchura de los anillos anuales, o, dicho de otro modo, su número por pulgada radial, no constituye por sí solo un buen índice directo de la resistencia. El peso y la resistencia del pino insigne sudafricano aumenta radialmente en sentido excéntrico desde el corazón a la corteza, y disminuye verticalmente hacia la parte superior del fuste, al menos, durante un tiempo considerable. Sin embargo, como los snillos más débiles, que se encuentran junto al corazón, aon por lo regular más anchos que los más resistentes, que existen hacia afuera, en dirección a la corteza, los primeros más jóvenes y más anchos, dan generalmente un orden menor para el peso y la resistencia. Su curvatura más acentuada o su menor radio constituyen también un índice fácilmente visible de su posición en el fuste y del nivel, probablemente bajo, de su peso y resistencia.

Desecación al aire o al horno

Esta madera es relativamente fácil de secar con rapidez y sin deformación, si se la compara con las maderas de frondosas chilenas, especialmente el coigüe, roble, ulmo y tineo, sea al aire libre o al horno. La contracción de la madera, durante el secado, y su estabilidad, después de seca, son relativamente moderadas y favorables, siempre que no haya madera de fibra encorvada o en compresión, y que dentro de lo posible se evite o bien no se pretenda sacar gran partido de las piezas de pequeñas dimensiones, con anillos anuales juveniles, muy anchos en una cara, y menos anchos y de mas edad, en la otra. Esta precaución es necesaria porque los dos tipos de madera, a saber, la juvenil, junto a la médula, y la adulta, más alejada del corazón, se contraen de modo diferente y tienden a deformarse, aun tratándolos con todo cuidado.

La compresión es un defecto muy conocido en muchas clases de coníferas, y se aprecia en la concavidad de los árboles inclinados, o en la parte inferior de las ramas. En alemán recibe el nombre de rotholz. Las paredes de las células de esta madera son extraordinariamente gruesas, y su parte leñosa, muy densa. Las fibrillas de las paredes celulares se apartan exageradamente de la vertical y, a veces, más que verticales son casi horizontales. Como consecuencia de ello, la madera en compresión puede contraerse de forma anormal, en sentido longitudinal, y propender a la deformación. Este mismo defecto, en las especies hojosas, se denomina madera en tensión y se manifiesta en la parte convexa de los árboles, o en la parte superior de sus ramas, produciendo en la madera efectos similares.

Clasificación

No hay dificultad alguna en la formulación de reglas prácticas de clasificación para el P. radiata. Esta labor se ha hecho ya en algunos países y con notable éxito la ha realizado en Sudáfrica el Instituto de Productos Forestales. En Chile se deja sentir grandemente la necesidad de normas especiales de clasificación, ya que las que existen para las maderas chilenas, en general, no son satisfactorias para estos fines. La «Corma» (Corporación Maderera) en colaboración con la FAO, ha redactado normas provisionales, tomando como base las muy probadas reglas aplicadas a la especie, bastante parecida, denominada pino amarillo del sur de los Estados Unidos (P. palustris, caribaea, taeda y echinata), normas que están siendo sometidas a prueba por uno de los principales productores chilenos de P. radiata.

Los nudos constituyen la principal característica que conviene vigilar en dichas reglas, en lo que respecta a tamaño, número y naturaleza (firmes, sueltos, etc.). Más adelante se hace referencia en este trabajo a los magníficos resultados obtenidos en Sudáfrica con la poda temprana de las ramas laterales. Mediante esta poda, donde haya mano de obra abundante y barata, se consigue elevar considerablemente la proporción de madera limpia de nudos, con el consiguiente aumento en su calidad y valor medios. Un método más sencillo y económico es el que consiste en sumergir la madera en un baño para protegerla de la mancha azul, en cuanto sale de la tierra, utilizando para el caso pentaclorofenol, si lo hubiera, o, posiblemente, una solución de bórax al 5 por ciento. Este último es más eficaz contra los hongos que enmohecen las maderas de frondosas, tales como la topa, antes que para el tratamiento de las coníferas. Más adelante vuelve a hacerse referencia a este punto.

Durabilidad

El corazón de esta madera posee apreciable durabilidad natural, pero la albura, ninguna. Esta última es, por supuesto, muy vulnerable al ataque de los hongos putrefactores, especialmente cuando aquélla está en contacto con el suelo o cuando su contenido de humedad excede del 20 por ciento. También puede ser atacada, sea en estado seco o verde, por los termes y otros insectos. Afortunadamente, tanto la albura como el duramen son permeables, por lo que pueden tratarse fácilmente con aceites o sales en solución, lo cual constituye una característica importantísima. Quiere decirse con ello que a la madera joven y de crecimiento rápido del pino insigne, que en su mayor parte es albura, puede comunicársele una gran durabilidad y propiedades adecuadas para uso al aire libre, incluso en contacto con el suelo, si se impregna debidamente, de parte a parte, o hasta una profundidad adecuada, mediante una buena sustancia protectora que no exude. El mejor método para el tratamiento es el del cilindro compresor; pero cuando no sea posible o necesario emplearlo (porque la madera vaya a utilizarse en clima seco o relativamente húmedo, y con poca exposición al peligro de putrefacción), se obtienen magníficos resultados con procedimientos sencillos como, por ejemplo, el remojo en tanques abiertos, la inmersión total, el tratamiento de difusión o incluso la aplicación con brocha, siempre que consiga una penetración suficiente y que la sustancia preservativa no exude posteriormente. El método de la brocha es el menos eficaz y sólo resulta adecuado con sustancias muy penetrantes o en casos especiales, cuando el riesgo de putrefacción no es grande. Es ineficaz con las sustancias preservativas ordinarias utilizadas en las estacas para cercas que se entierran en el suelo.

APLICACIONES DEL PINUS RADIATA

Sudáfrica

Sudáfrica tiene casi la misma superficie de plantaciones de pinos exóticos que Chile, pero en 1951 ninguna especie ocupaba más del 26 por ciento de toda esa superficie. Se encontraban ocho especies de pino incluyendo, aproximadamente, un 26 por ciento de P. pinaster (P. maritima), 22 por ciento de P. patula (originario de México), 14 por ciento de P. caribaea, 12 por ciento de P. longifolia (procedente del Himalaya), 10 por ciento de P. radiata y menores cantidades de otros pinos. Esta situación contrasta con la de Nueva Zelandia y Chile, donde el P. radiata es la única especie que se planta en gran medida, lo cual representa un serio peligro de posibles ataques epidémicos por parte de insectos y hongos. Este riesgo debe prevenirse lo antes posible plantando otros pinos o coníferas de crecimiento rápido. apropiados al suelo y al clima, y en proporciones convenientes.

En Sudáfrica se cuenta con más de 70 años de experiencia con el pino P. radiata, pues fué introducido en el país en 1870 y comenzó a plantarse en proporción considerable en 1881. Los ensayos de laboratorio y la magnitud de su aplicación revelan que la madera cortada oportunamente es decir, la que procede de árboles de, por lo menos, 30 años de edad y 38 centímetros (15 pulgadas) de diámetro, sin corteza, a la altura del pecho, es idéntica a la del pino escocés (P. sylvestris) importado del norte de Europa. Es injusto achacar al P. radiata deformaciones y exceso de nudos, que sólo se encuentran en la madera verde de los árboles demasiado jóvenes, a medio secar y sin clasificar. Los mismos defectos se presentarían al tratarse de maderas semejantes extraídas de cualquier otra especie de coníferas.

La madera del pino insigne que crece en Sudáfrica va del color blanco al pardo claro, es semidura y especialmente útil para aquellas construcciones en que la resistencia es importante. Es más dura, más resistente y más firme, que la calidad europea de coníferas (del Báltico), roja o blanca, que suele importarse en Sudáfrica, y no más resinosa, pero sí, tal vez, más difícil de clavar. También sirve para la construcción de cajones y jabas, especialmente cuando se requiere resistencia y rigidez.

La mayoría de la madera de construcción obtenido del P. radiata es de 3,8 cm. × 11 ó 15 cm. (½ × 4½ ó 6 pulgadas), o de 5 × 8 cm. (2 × 3 pulgadas). Si los cuartones proceden del centro de las trozas, o de cerca del corazón o médula, puede producirse cierta deformación durante el secado; pero si se trata de mayores, como, por ejemplo, de 2,5 por 30 cm. (1 × 12 pulgadas) o 3,8 × 23 cm. (1½ × 9 pulgadas), las reclamaciones son escasas. Cuando se necesitan vigas extraordinariamente largas y de sección muy gruesa, se utiliza el abeto Douglas de Norteamérica; las plantaciones de P. radiata no son todavía lo suficientemente añosas para esta clase de piezas.

En los primeros tiempos de la elaboración de estas trozas de pino, la sierra circular era de uso casi universal, pero hay en día todos los grandes aserraderos del Estado y particulares, tienden a utilizar la sierra sueca armada o de bastidor, o una canteadora doble, cuando las trozas son muy pequeñas. Esta combinación proporciona un gran rendimiento de tablas bien aserradas. Se obtienen los mejores resultados secando piezas de la mayor anchura posible, que pueden cortarse y r encerrarse después en trozas de 5 × 5 cm. (2 × 2 pulgadas), 5 × 8 cm. (2 × 3 pulgadas) etc., pero sólo después de que la madera se haya acercado al contenido equilibrado de humedad, que viene a ser del 10 al 15 por ciento. Si se cortan inmediatamente trozas verdes en escuadrías de 5 × 5 ó 5 × 8 cm. (2 × 2 ó 2 × 3 pulgadas), es probable que se tuerzan, porque cualquier madera de fibra encorvarla o en compresión, puede entonces deformarse con mayor facilidad. En las piezas más anchas, esta madera anormal queda compensada, durante el secado por el material normal, que es mas probable que se encuentre en tales piezas, aun cuando en parte de su anchura haya cierta proporción de madera anormal. El peligro de deformación es especialmente grande cerca del centro, médula o corazón de la troza, en la madera juvenil de los primeros 12 años, más o menos, como se ha indicado al principio de este trabajo.

Como la albura verde que tiene, a menudo, un 100 por ciento de humedad, es muy propensa al azulado, se sumerge en una sustancia preventiva como, por ejemplo, pentaclorofenol, a menos que se pueda encastillar abierta, inmediatamente antes de secarla en la estufa, o que, en zonas de clima seco, pueda entongarse en seguida en pilas estrechas y bien ventiladas, procurando que las tongas inferiores queden de 30 a 46 cm. (12 a 18 pulgadas) del suelo, para su ventilación. El encastillamiento cerrado y sin separadores tiende a azulear y degradar la madera, aunque haya sido introducida en un baño de inmersión.

Las disposiciones oficiales obligan a hacer uso de sustancias preventivas en la madera de pino para construcción de viviendas, en todas las localidades costeras, por el peligro de los termes voladores (Cryptotermes) y el capricornio doméstico (Hylotrupes bajulus). Este último constituye una plaga en el norte de Alemania, Escandinavia y otros países bálticos, y ha Llegado a Sudáfrica con maderas coníferas de importación, provocando graves daños. Ataca la albura de las maderas sin tratar; pero basta sumergirlas de 3 a 15 minutos en un baño de pentaclorofenol o naftanato de cobre disuelto en alcohol o parafina para protegerlas por completo y permanentemente, cuando se usa en interiores, siempre que no quede expuesta a la lluvia.

En 1945, el Instituto de Productos Forestales inició la formulación de reglas de clasificación para el pino, en cooperación con las Asociaciones de Madereros. Hacia 1948 tales reglas habían sido normalizadas y aceptadas. Dichas normas determinan tres calidades para la madera de construcción que se utiliza tal como viene sin repasarla y otras tres para la madera industrial, que el usuario ha de reducir a los tamaños necesarios para una gran variedad de aplicaciones. Dada la gran cantidad de albura verde que poseen estos pinos de crecimiento rápido, es muy conveniente fijar límites al contenido de humedad, lo cual se consigue merced a las normas de clasificación. La clasificación se aplica a la madera secada al aire o al horno, lo cual constituye una inmensa ventaja para el comprador o consumidor y, en última instancia, también para el plantador y el vendedor.

En la clasificación de la madera de construcción tiene que haber, y la hay, una cláusula relativa a su densidad en la cual se especifica el peso mínimo de la madera con determinado contenido de humedad. Así se garantiza la resistencia adecuada y se evita la venta de madera juvenil o de médula con destino a la construcción, para lo cual aquélla resulta muy débil y susceptible de deformación. La madera de construcción se clasifica a base de su cara y su canto peores, porque su característica vital es la resistencia y no la apariencia simplemente. Las maderas de segunda y tercera calidad se prestan mucho para la construcción de viviendas, siendo la de segunda equiparable a la «calidad de 800 libras (363 Kg.) de resistencia», determinada por el Instituto de Normas Británico e incluída en la mayoría de los códigos para la construcción en el Reino Unido. La madera sudafricana de segunda para construcciones es asimismo comparable con la sueca de tercera conocida con el nombre de deal y con la calidad común norteamericana número 2.

La madera industrial, en cambio, se clasifica de acuerdo con su cara y canto mejores, porque su característica importante es la presentación y no la resistencia. Uno de los principales objetos de esta clasificación fué el de dar salida a las piezas rechazadas como madera de construcción, pero adecuadas para otros muchos usos, sea entera o ya repasada. La madera industrial no esto sujeta a ninguna cláusula de densidad y peso porque, como se ha dicho, su resistencia no constituye un factor fundamental, como en el caso de la madera de construcción. En estas calidades industriales cabe admitir grandes nudos, pero no racimos de ellos; si bien los agujeros de los nudos y la decoloración están más estrictamente limitados, debido al efecto que producen en la apariencia de las piezas.

La prueba definitiva del éxito del Pinus radiata y otros pinos sudafricanos de crecimiento rápido es que el Departamento de Bosques de aquel país ha sido facultado para elevar considerablemente el ritmo de sus plantaciones, que alcanza hoy un orden de 12.000 a 14.000 hectáreas al año.

Nueva Zelandia

En Chile no se dispone de informes detallados sobre las investigaciones respecto al aprovechamiento de este pino en Nueva Zelandia. Sin embargo, en el campo de la pasta y el papel, el Pinus radiata ha sido estudiado intensamente en Nueva Zelandia (y en Australia). Por lo menos, funciona ya una fábrica de pulpa química a base de este pino, y al norte de la isla, a 38° de latitud sur, aproximadamente (esta latitud corresponde, en Chile, a la zona comprendida entre Concepción y Temuco), ha empezado a levantarse una fábrica de grandes dimensiones destinada al aprovechamiento integral de esta madera. La zona en que se desarrolla el Proyecto Marupara se encuentra a unos 225 Km. (140 millas) al sudeste de Auckland cerca de Rotorua, y al sur de la bahía de Tauranga (Bahía de la Abundancia). Los respectivos informes prensa hablan de una corta anual de 600.000 toneladas, a base de un rendimiento constante, en una superficie de 104.000 hectáreas (Monte Nacional de Kaingaroa), con una inversión de 40 a 80 millones de dólares provenientes de capital neozelandés, australiano y británico, en fábricas de celulosa y de papel, aserraderos, obras hidroeléctricas, 64 Km. (40 millas) de líneas férreas especiales que ponen en comunicación los montes con las serrerías y la red ferroviaria costera, y un embarcadero profundo para la exportación de los productos.

En 1945 se dió a conocer que habían sido satisfactorios los ensayos de peso y resistencia del Pinus radiata neozelandés, con un crecimiento rápido equivalente a 2¾ anillos anuales por pulgada, en comparación con los datos estadounidenses para el Pinus ponderosa, que crece solamente a razón de 1,9 anillos por pulgada. Indudablemente, al igual que en Sudáfrica, los nudos y las fibras en espiral presentan mayores dificultades, en la clasificación y aplicación de la madera aserrada, que el crecimiento rápido; pero, a pesar de estos defectos, el pino insigne neozelandés tiene cada vez más aplicaciones en el país y cuenta con un mercado en Australia.

Un útil estudio de la madera neozelandesa de construcción, publicado en 1950 por el Instituto de Investigaciones Forestales, contiene muchas referencias respecto al Pinus radiata cultivado en Nueva Zelandia, y su aplicación satisfactoria en todas las secciones de un edificio cuando está debidamente clasificado, secado y, si es necesario, tratado con substancias preservadoras. La madera autóctona empleada comúnmente en la construcción de viviendas es, o lo era, el rimar o dacridio (Dacrydium cupressimum), madera naturalmente durable, parecida al mañiú chileno (Podocarpus spp.). En los ensayos de resistencia, el Pinus radiata seco se asemeja muchísimo al rimar seco, aunque es ligeramente más resistente y duro que éste. También es más fácil de desecar sin deformaciones, y de clavar cuando está seco. El boletín señala la importancia de secar completamente el pillo antes de utilizarlo para la construcción de viviendas, de protegerlo contra los cambios de humedad demasiado rápidos (debido a condiciones climatológicas) mediante abundantes capas de material sellante y de pintura, y de tratarla con una sustancia preservadora, cuando el riesgo de hongos o insectos lo justifique. También menciona especialmente la tendencia a la deformación o al alabeo en las maderas ligeras procedentes de la médula o corazón del árbol o de sus proximidades, como se ha observado en Sudáfrica.

Con el progresivo agotamiento del rimu, durable en su estado natural, y de otros árboles autóctonos, cada vez se viene empleando más el Pinus radiata tratado con materiales preservativos. La creosota tiene mucha aplicación allí donde es adecuada al igual que las sales solubles en agua como, por ejemplo, sulfato de cobre o fluorurofenil, con un fijador de cromo contra la exudación, cuando se requiere una superficie limpia, que no se manche y que pueda pintarse. Incluso las cautelosas autoridades que otorgan créditos para la construcción de viviendas permiten hoy el empleo del Pinus radiata, si ha sido debidamente impregnado con sustancias preservativas.

Australia

Las plantaciones de Pinus radiata de este país se encuentran en el Estado de Australia Meridional, donde se han hecho valiosos estudios acerca de la silvicultura de esta especie y, sobre todo, de la entresaca de sus árboles. En el Laboratorio de Productos Forestales de Melbourne, en el Estado de Victoria, perfectamente dotado de personal, y muy activo, se han hecho ensayos sobre el poso y resistencia de esta madera. El ritmo de crecimiento del árbol varía desde 2½ y 3 anillos anuales por pulgada radial, a los 11 años, hasta 4 ½ y 5 anillos por pulgada entre los 26 y los 40 años, y muestra también una resistencia satisfactoria, lo que se acerca bastante al caso de Sudáfrica y Chile.

El margen de aplicaciones aceptables es extraordinario, no obstante su rápido crecimiento. Entre estas aplicaciones figuran las cajas de municiones, pisos, vigas, tijerales y tejuelas, tinglados, productos de ebanistería, envases para frutas y productos lecheros, madera terciada, machihembrados, papel, cartulina y cartón. Un boletín sudaustraliano editado en 1950 dice:

«En efecto, sin pisos de Pinus radiata no habría habido un plan de construcción de viviendas, a no ser a un costo mucho mayor, con madera importada, si hubiera sido posible obtenerla».

Chile

En Chile existe ya un activo comercio en madera a aserrada de Pinus radiata. En Santiago se la encuentra por todas partes, en cajones, empalizadas, encofrados, muebles, paneles y otras muchas aplicaciones. EH relativamente barata y fácil de secar y utilizar, en comparación con las maderas de árboles hojosos autóctonos que crecen lejos de la capital, las cuales son, en general, más pesadas, más duras, más lentas en secarse y más propensas a torcerse, y más caras. La Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, principal productora chilena de celulosa y papel, emplea ya el Pinus radiata para sus artículos, y otras empresas industriales están elaborando planes para la fabricación de pasta y de papel a base de esta madera. Las perspectivas son brillantes, aunque hay que tener presente algunos extremos:

1. La cooperación de los grandes y pequeños propietarios de madera en pie o de plantaciones con los fabricantes y con los consumidores es sumamente conveniente, de forma que toda la industria maderera, de la plantación, apeo, elaboración y uso de los productos acabados pueda desarrollarse sobre una base continua.

2. Debe aprovecharse, en toda la magnitud posible, la rica experiencia técnica que en materia de pasta, papel y otros productos semejantes de los pinos resinosos han recogido los Estados Unidos, Australia, Nueva Zelandia y Sudáfrica.

3. Es conveniente prestar atención a las posibilidades que ofrece el aprovechamiento integral del pino, es decir, la instalación de fábricas que puedan utilizar en distintas formas las trozas de diferentes tamaños y calidades y sus desechos, como, por ejemplo, elaboración de madera aserrada, pasta y papel, tableros de fibra, etc. El gran Proyecto de Marupara, actualmente en vías de ejecución en Nueva Zelandia, constituye un modelo de tal aprovechamiento, la evolución del cual debe seguir Chile con interés.

4. Es de desear, en forma especial, la creación de mercados para los productos de la entresaca, mercados que es necesario organizar y fomentar. La impregnación de la madera constituye una ayuda importante en la labor de encontrar aplicaciones para las estacas y postes procedentes del aclareo. También lo es la maquinaria especial, fabricada en Escandinavia, Nueva Zelandia, el Reino Unido y otros países, para partir trozas de diámetro muy pequeño y convertirlas en madera aserrada útil.

En cuanto a la madera aserrada, muchos de los puntos principales han sido ya discutidos. Estos y algunos otros se resumen a continuación:

1. El pino debe aserrarse, dentro de lo posible, en las escuadrías que, en la práctica, requieren los principales mercados. En la actualidad, muchos pinos de Monterrey se cortan en trozas muy pequeñas. Una de las razones expuestas es que las vías de saca tienen curvas demasiado pronunciadas para permitir el paso de trozas más largas; otra, que el equipo de que se dispone no sirve para cargar este tipo de trozas. Las vías y el equipo deben modificarse en cuanto sea posible y económico.

2. Hay que evitar la coloración azulada de la madera, mediante simples y económicos baños de inmersión en líquidos adecuados, aparte de que el pillo nunca debe ser encastillado en forma compacta, aunque haya sido impregnado.

3. La madera aserrada debe secarse convenientemente al aire o en estufas, lo cual es relativamente rápido y fácil, antes de expedirla o venderla al consumidor. Si es posible evitarlo las escuadrías más pequeñas no se deben cortar directamente de las trozas verdes, sino que deben obtenerse de escuadrías más grandes, ya secas de modo que su contenido de humedad esté en equilibrio aproximado con el aire ambiente.

4. La buena clasificación es de suma importancia para conseguir precios justos, para que el consumidor quede satisfecho y repita sus pedidos, Se están ensayando prácticamente reglas de clasificación. Si resultan satisfactorias, deben ser adoptadas, pero si no lo fueran, habrá que modificarlas hasta que sean aceptables.

5. El tratamiento de preservación de la madera es esencial para ciertas aplicaciones satisfactorias del Pinus radiata en Chile, aunque no para todas. Lo mismo se ha observado con esta madera en Nueva Zelandia, Sudáfrica y Australia. La gran proporción de albura en el pino de crecimiento rápido hace que este tratamiento sea ineludible para muchas aplicaciones. Por fortuna, la madera es permeable y fácil de tratar. Una vez impregnada debidamente, es seguro que adquiere una excelente duración, aunque se deje en el suelo y a merced de los termes y otros insectos.

Hay otros puntos también evidentes en cuanto al cultivo del árbol en Chile para aplicaciones distintas de la fabricación de celulosa y papel, o sea, primordialmente, como madera aserrada, postes y estacas, y como productos secundarios provenientes, por lo general, de la entresaca. Dichos puntos son:

1. La conveniencia de que el pino llegue a los 30 años antes de talar a rasa el vuelo principal. Si el árbol se apea antes de los 30 años, se corre el riesgo de obtener madera de mala calidad, por término medio más nudosa, con mayor proporción de material de médula, débil y más propensa a la deformación que la madera adulta.

2. La conveniencia de hacer entresacas oportunamente para conseguir, por término medio, mayores diámetros en los árboles de la corta definitiva, y para obtener productos intercalares de la entresaca, tales como postes, estacas y piezas de pequeñas dimensiones aprovechables por lo menos para cajerío.

3. La conveniencia de la poda temprana de las ramas laterales más bajas de todos los árboles o de una determinada proporción de ellos, que se reservarían para la corta definitiva, si se cuenta con mano de obra suficientemente económica. Esto permite aumentar considerablemente la calidad media y el valor de la madera, sobre todo si el eje central nudoso que se ha podado, es delgado y si en torno al mismo, antes de apear el árbol, se ha formado madera sin nudos y de suficiente grosor. A menos que se haga con la anticipación suficiente, la poda supone una pérdida de dinero y de trabajo.

El estudio de esta especie efectuado recientemente por la Corporación de Fomento de la Producción, revela que las plantaciones se calculan en unas 173.000 hectáreas y da a conocer su distribución por clases de edades. La primera condición esencial es, sin duda, proteger estos bosques tan valiosos contra incendios y posibles ataques epidémicos por insectos y hongos. La protección contra incendios está fuera de la finalidad del presente artículo, pero es sabido ya que en otros países se dispone de vasta literatura y de servicios de asesoramiento. Es, simplemente, cuestión de contar con los fondos y el personal suficientes para precaverse contra las grandes pérdidas ocasionadas por el fuego.

Los insectos y los hongos constituyen graves riesgos cuando hay grandes extensiones de una sola especie arbórea en formaciones puras. Por tanto, conviene prestar atención a las advertencias que siguen en cuanto a este punto vital:

1. El profesor de la Universidad de Yale J. S. Boyce, en su artículo «La introducción de árboles exóticos - Peligros procedentes de enfermedades y plagas» publicado en Unasylva, marzo 1954 (Vol. VIII, N° 1), cita una lista, deplorablemente larga, de las dificultades y fracasos experimentados con especies en Europa y en otras partes, pero agrega que, hasta el momento, el Pinus radiata ha dado resultados satisfactorios en el hemisferio meridional. Sin embargo, dice que «la plantación extensiva de masas puras es empresa en extremo arriesgada», aunque las cortas rotaciones de su cultivo y otros factores hacen que los peligros económicos sean menores que con una rotación de 50 años.

2. Sudáfrica posee aproximadamente la misma superficie de plantaciones de pinos exóticos que Chile, pero ninguna especie ocupa más del 26 por ciento de la totalidad. El riesgo amenaza a 8 especies y el Pinus radiata representa sólo el 10 por ciento del total de los pinares.

3. En Nueva Zelandia, al igual que en Chile, existen superficies muy grandes cubiertas sólo de Pinus radiata. Los riesgos de enfermedades epidémicas, por tratarse de masas puras, son considerados muy seriamente por todos cuantos conocen los hechos y la experiencia recogida en otros lugares. Tales riesgos no han contenido, de un modo directo, la inversión de grandes capitales en pinos exóticos de Nueva Zelandia para la obtención de pasta y madera, pero es de esperar que el establecimiento de futuras plantaciones distribuirá los riesgos al utilizar cierto número de especies diferentes, como en Sudáfrica.

Es evidente que, en lo futuro, Chile tendrá que distribuir y reducir los riesgos de enfermedades en sus plantaciones de pinos, utilizando otras coníferas de crecimiento rápido, junto con el Pinus radiata. Hay que observar otros dos puntos acerca de las futuras plantaciones, aparte del fundamental, a saber, que las plantaciones deben estar en relación con la corta, con el fin de mantener el abastecimiento, o de conseguir lo que los silvicultores denominan el «rendimiento sostenido». El primero de dichos extremos es que las condiciones sanitarias y la fertilidad del suelo deben ser protegidas, especialmente si las especies se cultivan en masas puras, y en breves rotaciones, y si se cortan a mata rasa. La dolorosa experiencia de los silvicultores alemanes con el abeto rojo (Picea abies o excelsa), en Sajonia, no debe olvidarse. Hay procedimientos técnicos por medio de los cuales pueden evitarse los inconvenientes, si el suelo se estudia y atiende en la debida forma. El segundo punto es que, dentro de lo posible, vale la pena escoger las semillas para las futuras plantaciones entre los tipos o estirpe superiores de Pinus radiata, especialmente procurando reducir al mínimo las fibras encorvadas, y prefiriendo variedades con menos ramas laterales, o más finas, descartando los tipos con ramas laterales gruesas que dan lugar a grandes y múltiples nudos en la madera aserrada.

Este trabajo no se ha ocupado detalladamente de los aspectos silvícolas del Pinus radiata ni de su gran Importancia en la fabricación de pasta para papel. Hay que decir, sin embargo, que esta especie crece y se regenera con facilidad, artificial o naturalmente. Como también cabe esperar de su afinidad con los pinos resinosos o meridionales del sudeste de los Estados Unidos de América, esta especie está resultando valiosísima para la fabricación de pasta mecánica y química. El gran desarrollo alcanzado en los últimos 20 años, poco más o menos, por la industria de la pulpa y el papel en el sur de los Estados Unidos, con estos mismos pinos, las grandes fábricas que funcionan o que se construyen actualmente en Nueva Zelandia, y el empleo satisfactorio de este árbol por la industria chilena de celulosa y papel, apuntan hacia un brillante futuro y a grandes progresos en este campo.

SEMINARIO SOBRE POLITICA FORESTAL EN EL CERCANO ORIENTE

El Gobierno de Turquía dió acogida al Seminario sobre Política Forestal para los países del Cercano Oriente, que se celebró en Estambul, del 13 al 25 de septiembre. Este Seminario se dedicó a estudios sobre política forestal a largo plazo en lo que respecta a conservación de bosques, y a ordenación de las tierras de pastoreo, prestando atención particular a la cuestión de principios, delimitación, rendimiento sostenido legislación, administración, y tendencias en la educación forestal y la investigación. Estudió también temas tales como los métodos de llevar a la práctica la política forestal, la publicidad por medio de las fiestas del árbol y la educación del público, aspectos políticos del problema del pastoreo, organización de la labor de protección contra plagas de insectos, enfermedades e incendios mejora de los sistemas de repoblación forestal y de plantación fuera de los bosques, mejora de la utilización de los rodales, dedicando especial atención a la capacitación de trabajadores forestales, la utilización de los productos por medio del fomento de las industrias que utilizan la madera y finalmente, el desarrollo de los mercados.

El co-Director, J. Moser (FAO) y el Sr. Fehim Firat (Turquía), informaron que el Seminario había tenido mucho éxito y que en él habían participado veintiún silvicultores provenientes de Chipre, Egipto, Irak, Irán, Líbano, Libia, Siria y Turquía. Las conferencias fueron dictadas por los Sres. H. Benan (Irán) G. Chapman (Chipre), H. Etter (FAO) y Refik Erdem, Savni Has, y Esat Muhlis Oksal (Turquía).


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