TANTA publicidad se está haciendo en torno a los terribles y destructores aspectos de la energía atómica, que con excesiva facilidad se eclipsa la importante labor que también se realiza para su posible aplicación a fines pacíficos.
El amplio margen de posibilidades será discutido en una conferencia internacional especial que, organizada por las Naciones Unidas, se celebrará en Ginebra él próximo mes de agosto. La FAO ha resuelto participar en esta investigación de las posibilidades que existen de aplicar estas nuevas fuerzas en la batalla contra los problemas mundiales del hambre, la pobreza y las enfermedades.
Hasta que la producción de energía atómica destinada a usos industriales pueda adquirir grandes proporciones su importancia inmediata para la silvicultura se limitara al campo de la investigación, al empleo de materiales radioactivos para el ensayo y elaboración de productos forestales y a la fitogenética arbórea y pratense. En lo que respecta a la investigación, los diversos estudios sobre los llamados elementos rastreadores han dado ya resultados impresionantes para dilucidar muchos procesos de la nutrición de las plantas, labor en la cual se habían consumido hasta ahora considerables cantidades de tiempo y dinero. Existen también pruebas sobradas de que el empleo de diversas clases de radiaciones en la fitogenética, puede dar lugar a plantas de características nuevas o muy modificadas como por ejemplo, mayor resistencia a las enfermedades o hábitos de crecimiento más eficientes. El resultado de todo esto podría traducirse en una serie mucho más amplia de tipos mejorados que facilitaría el trabajo del silvicultor.
Desgraciadamente, aun está muy lejano el día en que la industria de aquellos países que carecen de los combustibles tradicionales para la producción de fuerza motriz pueda contar con un suministro regular de energía atómica barata. Sin embargo, su posible empleo como fuente de energía mecánica, puede revestir una gran importancia, que no ha de ser menor al tratarse de las industrias cuya actividad se basa en los productos forestales.
La expansión mundial del aprovechamiento de la energía atómica que ha de producirse indudablemente en los próximos años, hace indispensable que se comprendan perfectamente los efectos que la radiación ejerce sobre el crecimiento y reproducción de las plantas, el movimiento de los productos radioactivas en el suelo, la absorción y concentración que de ellos hacen las plantas, y sus efectos inmediatos y remotos sobre el hombre y los animales.
Son muchos los países que están ya extendiendo sus investigaciones a estos problemas y es muy de desear que la información técnica relativa a las varias esferas de la agricultura se difunda ampliamente y se interprete con competencia. La FAO se halla en condiciones únicas para desempeñar esta tarea, en forma tal que pueda inspirar una pública confianza en los usos constructivos de la fuerza del átomo.
La índole exacta de las actividades de la Organización en esta esfera habrá de decidirla la Conferencia en pleno de la FAO cuando se reúna en Roma, en noviembre del presente año. En esa ocasión, la Conferencia examinará también una propuesta del Director General para que se inicie un estudio y evaluación de los recursos agrícolas pesqueros y forestales del mundo en relación con las necesidades. Sería del máximo valor poseer más conocimientos fidedignos de las relativas posibilidades de producción de los recursos físicos y biológicos en las diversas partes del mundo, para que sirviesen de guía a una programación a más largo plazo. Esto es singularmente cierto en cuanto al programa de asistencia técnica, en el que se necesitan perspectivas más generales, que traspasen los límites nacionales, para evaluar otras posibilidades de acción.
Proyección sinusoidal - Dibujado K. Nashimoto - Preliminar-Sujeto a rectificación
