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Fomento de la construcción de viviendas en Indonesia


por el GRUPO MIXTO DE TRABAJO DE, LA CEALO¹ SOBRE VIVIENDA Y MATERIALES DE CONSTRUCCIÓN EN ASIA Y EL LEJANO ORIENTE

(¹ CEALO - Comisión Económica de las Naciones Unidas para Asia y el Lejano Oriente. El Grupo Mixto de Trabajo está integrado por miembros de las Secretarías de la CEALO, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la FAO. A su última reunión, celebrada en Bandung (Indonesia) en 1955, asistieron también expertos de los dos centros regionales de investigación sobre la vivienda, que están en el proceso de establecimiento en la India y en Indonesia para ocuparse respectivamente de las zonas cálida-árida y cálida-húmeda de la región.)

EN la región del Asia y del Lejano Oriente el clima es el factor que, por sí solo, influye más intensamente en el tipo de la vivienda, cuyo carácter varía extraordinariamente de un lugar a otro como, por ejemplo, entre las zonas cálidas y áridas del Pakistán oriental y de la India central, las zonas cálidas y húmedas que existen en algunas áreas del subcontinente indio y de la mayor parte del Asia sudoriental, y las regiones más frescas de los sectores montañosos del Asia continental, del Japón o de Corea. Todos los pueblos de la región han ido creando los modelos tradicionales que han adoptado sus casas, y desarrollando sus métodos de utilización de los materiales disponibles, de acuerdo con las necesidades impuestas por las condiciones climáticas locales, que a su vez influyen decisivamente en la abundancia o escasez de materiales orgánicos de construcción, tales como madera, bambúes y juncos. Sólo en las ciudades y pueblos más importantes hay edificaciones que pueden considerarse inapropiadas al clima. Esto obedece a diversos factores pero sobre todo al hecho de que, en algunos países, ciertas influencias arquitectónicas de regiones extranjeras, con caracteres climáticos totalmente diferentes, se han implantado inadecuadamente en épocas anteriores y subsisten hasta nuestros días.

La edificación en las islas de Indonesia abarca muchos tipos de construcción que incluyen desde la estructura sólida y permanente introducida por la administración holandesa, hasta la habitación campesina tradicional, que no ha variado mucho en carácter a través de los siglos y cuya modalidad ha sido determinada por el clima.

La República de Indonesia está cortada por el Ecuador y se extiende casi por una décima parte de la circunferencia de la tierra (4.266 kilómetros: 2.650 millas). Aunque las islas son ecuatoriales, su temperatura nunca llega a ser excesiva gracias a la proximidad del mar. Las noches cálidas y un alto grado de humedad son, sin embargo, características de las tierras bajas. La temperatura depende más de la altitud que de la época del año, ya que la diferencia entre las horas de sol en los días más largos y más cortos es sólo de 48 minutos. En Djakarta, al nivel del mar, los promedios mensuales de la máxima y mínima varían únicamente en un grado, con una temperatura media anual de 29,1° C (79° F). En contraste, Bandung, que se encuentra a una altura de 730 metros (2.395 pies), tiene una media termométrica anual de 22° C (71° F), y Gede, a 3.021 metros (9.914 pies), una media de 8,9°C (48° F). Sólo en las altas mesetas protegidas se producen heladas.

El desenvolvimiento de la actividad edificadora y de la producción de materiales para construcción estará en lo futuro estrechamente relacionado con la situación económica del país en conjunto. Se ha hecho un examen detallado de la situación actual y de las perspectivas para aumentar la producción y elaboración de cemento y productos derivados, morteros, bloques para edificación, acero, ladrillos y otro material arcilloso para techumbre, tejas, herraje para construcciones, fibra de coco y residuos de ramio, arena y grava. Sin embargo, todos estos materiales constituyen principalmente las necesidades de la vivienda urbana y, quizás, el interés de la FAO se ha concentrado más en las necesidades de la vivienda rural.

Tal como en la mayoría de los demás países del Asia sudoriental, el material indígena que predomina en Indonesia es el bambú.² En el pasado se han utilizado extensamente ripias de palo hierro (ironwood) para los tejados, pero este material empieza a escasear. En todo el archipiélago se acostumbra a fabricar techos con hojas de palmas y diversas hierbas. Quizá las mejores casas de estilo tradicional y, desde luego, las más interesantes y originales, son las que se encuentran en el norte y el oeste de Sumatra, con sus empinados techos coronados por una especie de buhardilla que se levanta sobre un ápice agudo formando un caballete hundido en la parte superior.

(2Véanse F. A. McClure, Bamboo as a Building Material Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos. Servicio Agrícola Exterior (Wáshington, D.C., Mayo 1953) e «Industrial Raw Materials of Plant Origin. V. A Survey of the Bamboos», Engineering Experiment Station of the Georgia Institute of Technology Bulletin, XV, N°. 18 (Atlanta, Georgia, 1953).

Bambú

Indonesia cuenta con 15 variedades principales de bambú, de las cuales seis se producen en cantidades abundantes y se utilizan comunemente. Estas son:


Altura (metros)

Diámetro (centímetros)

Bambusa bambos («Bambu Oriduri»)

25

15

Bambusa vulgaris («Bambu Grading»)

20

10

Dendrocalamus aspar («Bambu Petung»)

30

20

Bambusa spinosa («Bambu Greng»)

20

12

Gigantochloa apus («Bambu Apus»)

20

15

Gigantochloa venticallata («Bambu Andong»)

26

15

FIGURA 4. Molucas: Casa hecha con material de palmera sagú. Armazón de madera, tableros de «gaba gaba» y techo de fronda.

Conservación

En Indonesia la vida normal del bambú (no sometido a tratamiento) que forma las partes exteriores de una construcción varía de tres a cinco años, según las especies, las condiciones climáticas y el tipo de la estructura. Se han realizado algunas investigaciones sobre métodos químicos de conservación, pero éstos no han sido aplicados todavía en gran escala debido a los elevados gastos que suponen. El método de conservación normalmente empleado (al igual que en Birmania y Tailandia) consiste en sumergir en agua las piezas de bambú (inclusive tiras y empleitados) durante un mes, por lo menos. Se dice que este simple procedimiento reduce notablemente la susceptibilidad de deterioro del bambú por la acción de insectos y microorganismos que atacan las fibras relativamente blandas de su interior. Aunque no parece haberse publicado información alguna de carácter científico sobre este tratamiento, las autoridades competentes de Indonesia y de otros lugares afirman que el bambú tratado en esta forma puede resistir de 10 a 15 años.

Construcción

En la construcción de la vivienda rural se emplea comúnmente el «Petung» (de un diámetro mínimo de 9 centímetros) para vigas y armazones, con techos de «Andong» y cubierta de tablillas de «Petung» o de «Andong» (de 7 centímetros de diámetro para la capa del techo y de no menos de 4 centímetros para el marco del tejado y refuerzos). El Bambu apus se considera adecuado para piezas pequeñas de 4 centímetros de diámetro, poco más o menos. Las estructuras rurales se aseguran generalmente ligándolas con cuerdas de rota, de «aren», o del mismo bambú. Si esta operación se hace con cuidado, las ligaduras sobrevivirán a los armazones. En los mejores tipos de construcción' los troncos van cortados en los puntos que corresponden a los nudos o, si esto no es posible, se tapan los huecos de las extremidades de modo que cierren el paso a toda clase de bichos. Cuando la construcción está directamente en contacto con la tierra, las piezas de bambú suelen revestirse de «injuk» (pelo de la palma «aren») y de material asfáltico para conservarlas. No obstante, es más general construir un zócalo elevado de ladrillos o piedras sobre el cual se levanta el armazón de bambú.

Un método muy popular de fabricar tableros para paredes y pisos es el conocido con el nombre de «plupuh». Estos tableros están hechos de bambúes partidos por la mitad y aplanados, que se plantan verticalmente ligándolos o acoplándolos a cofias enteras dispuestas en sentido horizontal, las que a su vez se ajustan a escopladuras hechas en los pilares del armazón, o bien se aseguran de modo que formen piso o techo. El «plupuh» es una obra basta y por sí sola no ofrece protección contra la intemperie; en consecuencia, los pisos formados por estas planchas van generalmente revestidos de un empleitado tupido. Las paredes externas de «plupuh» se cubren en forma análoga, o se les da un enlucido por la parte exterior o por ambos lados.

El «gedek» es un material entretejido de tiras de bambú aplanado de 2 a 3 centímetros de a ocho. Si ha de aplicársele un enlucido, entonces el trenzado se hace flojo. El «gedek» de tejido más apretado se utiliza generalmente para techos o paredes a las cuales se les da una lechada de cal, una capa de asfalto espolvoreado de arena, o un enlucido. El «gedek» que se utiliza para los techos se reviste de una capa doble de papel y se le da una mano de cal o se pinta. Este material también se usa mucho para tableros de puertas y ventanas.

El «kepang» es un tipo de «gedek» pero de trenzado más fino y generalmente se aplica sin ningún acabado de papel o de pintura. Cuando se destina a muros exteriores, se coloca de modo que la cara más fuerte del bambú quede hacia afuera, pero cuando se trata de techos, se dispone a la inversa, es decir, con la superficie dura hacia abajo.

Techos de bambú

El tipo más sencillo de techos es el fabricado con cofias partidas por la mitad y colocadas a lo largo, desde el caballete hasta los aleros. Para la construcción de estos techos se cogen cofias gordas que, divididas verticalmente en dos mitades, se colocan con la superficie cóncava hacia arriba, atándolas o clavándolas a las tiras que hacen de jabalcones. Sobre esta primera capa, se colocan entonces las otras mitades con la parte cóncava hacia abajo; esta trabazón forma un conjunto de aspecto parecido al de las tejas romanas. Este techo es sencillo y a prueba de intemperie. No es, sin embargo, adecuado cuando se trata de zonas pestíferas, debido a la posibilidad que ofrece para anidar ratas.

Un buen tejado puede ser construido con ripias de bambú. Para la obtención de estas tablillas se utilizan cofias bien desarrolladas, pero aún verdes y del máximo diámetro, de las que se cortan pequeños pedazos de 3 a 4 cm. de ancho, y cuyo largo varía según la distancia entre los nudos. Una ranura en la cara interior, hacia la extremidad del nudo, permite fijar las tejas al enlistonado de tiras de bambú que descansa sobre los cabrios, y cuyos listones colocados a una distancia de 15 cm. entre sí. Las ripias se curan secándolas al aire en un lugar sombreado para evitar que se abran durante el proceso. Para cubrir un techo de un metro cuadrado se necesitan alrededor de 200 tablillas. El grado mínimo de declive de los techos de bambú, tanto los de cofias seccionadas como los de ripias, debe ser de 30°.

Prevención de la peste bubónica

En muchas zonas de Indonesia la peste bubónica reviste carácter endémico que algunas veces se convierte en epidémico. Como el vehículo y agente de contagio es la rata, cualquier vivienda donde puedan guarecerse estos roedores y donde no puedan ser exterminados, resulta peligrosa.

Las construcciones de bambú están, por consiguientes estrictamente prohibidas en las zonas afectadas por la peste. En otras comarcas, el uso del bambú está permitido pero sólo a condición de que la vivienda se construya de modo que no pueda albergar ratas, lo que significa que no debe quedar abierto ningún agujero de las cofias, que debe taparse todo orificio o junta de los tejados, goteras cubiertas y cavidades, y utilizarse medias cofias o tiras de bambú, con preferencia a las cañas redondas. El Departamento de la Vivienda Popular ha preparado instrucciones detalladas respecto a edificaciones de bambú, del tipo que se considera adecuado para la prevención de la peste bubónica, folletos que reparte gratuitamente a los constructores de casas.

Investigación

Muchas autoridades en la materia estiman que para la mayor parte de Indonesia, y especialmente para Java, cuya población es la más densa del archipiélago el bambú constituye, por amplio margen, el material de construcción más importante. Se opina igualmente que la labor de investigación debería, concretarse a los métodos destinados a mejorar las propiedades y usos del bambú, más que a la búsqueda de sucedáneos de este excelente producto, que tiene tantas aplicaciones.

Antes de la segunda guerra mundial, se creó un comité con objeto de realizar estudios sobre el bambú, pero dicho grupo no estuvo en condiciones de hacer muchos progresos en cuanto a métodos de cultivo, cosecha, conservación y construcción. Actualmente se están llevando a cabo algunos ensayos sobre las propiedades mecánicas de los bambúes de Indonesia, como material de refuerzo para hormigón, y sobre métodos de impregnación con fines de conservación.

Los primeros experimentos se hicieron con bambú partido y de extremidades dentadas, y se observó que el aumento de la longitud de los dientes influía favorablemente en la resistencia a la tracción. Pudo advertirse asimismo que la forma de los dientes también era importante. Otro de los métodos consistió en rajar y curvar las extremidades de modo que formaran puntos de retención. Estos ensayos no se han terminado todavía. Se está investigando el uso de tiras de bambú saturadas en agua, como medio posible para lograr un aumento inicial de la resistencia a la tensión.

Los experimentos realizados recientemente sobre métodos químicos han dado resultados prometedores que, hasta la fecha, pueden resumirse como sigue:

1. Los métodos de resistencia a la compresión sólo dan resultado si los tabiques del bambú se perforan, o bien si se taladran agujeros entre los nudos.

2. En el bambú recién cortado (con hojas), los líquidos de conservación son fácilmente absorbidos hasta una gran altura y en cantidades suficientes.

3. Con la impregnación del bambú por inmersión (utilizando de preferencia sal Wolman) se obtienen buenos resultados después de 8 ó 12 días.

Palmera Sagú

La palmera sagú (Metroxylon sagu - «sagú» de Indonesia) abunda en Sunda (donde se llama «kiraj»), en Java («amblung», «kersula», «resula», «rembulung»), y en Madura («bulung»). Sus troncos y hojas se utilizan muy extensamente para fines de construcción, particularmente en las Molucas, y el sagú que se obtiene de su médula constituye un elemento importantísimo en las comidas; un solo árbol produce sagú en cantidades suficientes para alimentar a una familia durante varios meses. Estas palmeras crecen en terrenos pantanosos y alcanzan una altura de 10 a 15 metros, con un diámetro de 60 centímetros a los 10 ó 12 años. Las hojas llegan a medir de 1 a 1,20 m. de largo y su duración como material de techumbre es superior a la de la mayoría de las demás palmas. Con la cubierta o corteza del tronco se hacen cuerdas y esteras o empleitados decorativos para las paredes («tikar Bogor»: esteras de Bogor). Los fustes («gaba-gaba»), una vez que se les desbasta una sección de 3 a 5 metros de largo y se los divide, se colocan verticalmente para que se sequen, proceso durante el cual su peso disminuye de 0,8 a 0,5 kilogramos por metro cuadrado, llegando por último a un peso específico de sólo 0,25. El tronco de color verde claro cuando está en crecimiento, se vuelve marrón oscuro al secarse. El «gaba gaba» ofrece la ventaja de ser muy ligero y, por tanto puede ser fácilmente transportado por carretera o conducido por flotación río abajo o a lo largo de la costa. En estado de madurez, cuando está seco, es bastante resistente a los ataques de insectos y si se lo instala como es debido puede constituir muros externos que duran de 12 a 1 5 años.

FIGURA 5. «Plupuh»: Tipo de tableros de bambú, de uso muy generalizado.

Para la construcción de techos y paredes, los fustes partidos longitudinalmente por la mitad se desbastan al largo necesario, utilizándose tan sólo las secciones centrales de los mismos. Los extremos se cortan a un ángulo de 45° mediante un instrumento sencillo fabricado para dicho fin. Dos hombres pueden preparar de 20 a 25 piezas en una hora. El «gaba gaba», elaborado en esa forma, se coloca entonces verticalmente sobre el armazón de las paredes, ajustando las aristas de ambas extremidades a tirantes acanalados, y procurando que las piezas queden lo más ajustadas que se pueda. Todo el panel se afianza entonces con clavos de bambú y con ligaduras de cuerda. Las construcciones de «gaba gaba» no pueden ser encaladas con resultados satisfactorios pero pueden ser pintadas si se dispone de fondos. Para un techo o una pared de 6 metros cuadrados se necesitan alrededor de 100 piezas desbastadas.

Paredes de tierra apisonada

Desde agosto de 1952, el Laboratorio de Mecánica del Suelo y Carreteras, ubicado en Bandung, ha estado haciendo experimentos para la construcción de paredes de tierra apisonada y esterilizada. Los resultados obtenidos hasta la fecha no parecen muy convincentes. El interés que ofrece este trabajo, en relación con los ensayos realizados en otros lugares, proviene de que a las mezclas de tierra que se utilizan se les incorpora puzolana y cal apagada.

Se han construido una casa pequeña y numerosas paredes, cuyo espesor varía de 10 a 20 centímetros solamente (de 4 a 8 pulgadas). Algunas de ellas están reforzadas con tiras de bambú. La dificultad principal con que se tropieza ha sido la contracción y el agrietamiento de las paredes acabadas, lo que sin duda se debe a una mezcla insatisfactoria de tierra, con un contenido demasiado elevado de arcilla y limo. Se dice que el uso de bambú como material de armazones da magníficos resultados, aunque en otros lugares no se ha considerado conveniente utilizar refuerzos de ninguna clase en estas obras.

La Estación Experimental de Construcciones de la Mancomunidad Australiana recomienda un espesor mínimo de 30,5 centímetros (12 pulgadas) para las pare des exteriores y de 22,9 centímetros (9 pulgadas) para los tabiques. Dicha Estación ha ideado una ingeniosa estructura móvil de madera para moldear, con apisonadores empotrados, también de madera. Este aparato disminuye grandemente el tiempo requerido para colocar y substituir los moldes. El Laboratorio de Bandung podría muy bien considerar de utilidad el realizar nuevas investigaciones siguiendo las orientaciones de la labor ya efectuada en Australia y demostrada recientemente en proyectos experimentales ejecutados en Israel, India y Ceilán, pero conservando siempre el uso de toba como componente de la mezcla de tierra. El trabajo adicional que desarrolle dicho laboratorio con el empleo de cal como agente estabilizador en obras de tierra apisonada, producirá sin duda resultados interesantes así como una reducción conveniente en el costo, particularmente en beneficio de los proyectos llevados a la práctica sólo con la ayuda de los propios moradores de las zonas urbanas y suburbanas.

Conclusiones

Los actuales planes de fomento de la edificación en Indonesia se ven entorpecidos considerablemente por la escasez de divisas. Para el desarrollo de la construcción de viviendas urbanas es esencial, como primer paso, lograr una mejora importante en la producción nacional de cemento, estableciendo como meta mínima un millón de toneladas al año. El proyecto de edificación de fábricas por todo el archipiélago, con el fin de utilizar las fibras de coco, los desperdicios del ramio y otros materiales orgánicos para la construcción de tableros, parece muy acertado.

Los métodos tradicionales de tratamiento y elaboración de materiales orgánicos para construcción de viviendas, especialmente el bambú, deben ser evaluados detenidamente, ya que algunas de las técnicas locales, con pequeñas mejoras, podrían en general aplicarse a la edificación de casas baratas. Los métodos cuyo fin sea el aumento de la durabilidad, la retención de la forma, la disminución del período de tratamiento y la reducción del costo, deberán figurar en primer plano.

El uso eficaz de materiales orgánicos de construcción y el empleo de métodos apropiados de edificación están relacionados mutuamente, y es preciso que entre unos y otros exista completa armonía y que su aplicación se considere de modo simultáneo. La laguna que existe entre los conocimientos internacionales y la aplicación práctica de la experiencia por parte del constructor local es enorme en el caso de los materiales orgánicos de construcción. Es de importancia vital que dicha experiencia sea difundida, en forma práctica y adecuada, por todas las comarcas de la región sudoriental. La mejor manera de superar esta laguna sería traducir dichos conocimientos a hechos mediante la ejecución de proyectos experimentales sobre el terreno. Este modo de abordar el problema debería hacer resaltar las ventajas que presenta la adopción de nuevos procedimientos.


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