Página precedente Indice Página siguiente


El pino de Monterrey como especie exótica

C. W. SCOTT
Oficial de Asistencia Técnica de la FAO

Este artículo es una condensación de un capitulo de una futura publicación de la FAO sobre Pinus radiata, encargada por la Dirección de Montes y Productos Forestales. Resume la experiencia adquirida en los cinco países donde la plantación de esta especie ha adquirido mayor importancia: Nueva Zelandia, (Chile, Australia, España y la Unión Sudafricana. La publicación completa abarcará las cuestiones siguientes: botánica, ecología y desarrollo en el habitat nativo; el árbol como especie exótica; técnicas de plantación, aclareo y poda; regeneración natural, crecimiento y rendimiento; patología y protección; métodos de extracción; tecnología y aprovechamiento de la madera; y comercialización y venta.

EN cuatro países situados al sur del ecuador: Nueva Zelandia, Chile, Australia y la Unión Sud-africana, y en uno situado al norte de dicha línea: España, Pinus radiata se viene utilizando mucho desde 1923, aproximadamente, como especie exótica satisfactoria. A esta utilización se llegó después de que, por plantaciones efectuadas en pequeña escala mucho antes, se conocieron la resistencia de este pino, la rapidez de su crecimiento y la diversidad de aplicaciones de su madera cuando esta especie crece en una estación y bajo un clima apropiados. La extensión total plantada con este pino en los cinco países mencionados, hasta 1956/57 aproximadamente, es de unas 623 mil hectáreas. En el Cuadro 1 se detalla el área plantada en cada país por el Estado, las grandes compañías y los organismos locales o los particulares, cuando se dispone de estos datos.

Los resultados en cada uno de estos cinco países ofrecen una útil orientación a propósito de lo que debe y lo que no debe hacerse con este pino o con cualquiera otra especie exótica semejante. La información disponible de los cinco países mencionados es relativamente abundante.

Los estudios de A. D. Lindsay (1937) y de G. B. Rawlings (1957) y los efectuados sobre el clima en Nueva Gales del Sur (Australia) (1957), ponen de manifiesto que P. radiada medra bien en un clima de tipo mediterráneo, de lluvias invernales y sequías estivas, con una precipitación anual de hasta 380 mm., complementada en el estío por nieblas u otra humedad de este tipo; que la temperatura máxima media de los meses de verano no debe exceder de 21° C.; que tolera las heladas de mitad de invierno, pero que las producidas en el período vegetativo dañan o matan el árbol, según sea la intensidad de aquellas, y que el granizo puede ser un factor limitativo por facilitar el ataque del hongo Diplodia. Debe recordarse que en su habitat nativo, California, la especie crece siempre en una faja costera de unos 10 Km. de profundidad y desde el nivel del mar a nada más que 300 m. de altitud. En Nueva Zelandia y Australia, crece a veces con éxito a mucha mayor distancia del mar y a altitudes de hasta 600 a 1.200 m.

La zona de Monterrey, California, en la que tiene su origen P. radiata, se halla cercana a los 37° N. y Concepción, en Chile, donde esta especie se desarrolla sorprendentemente bien como especie exótica, está próxima a los 37° S. Las dos mayores concentraciones de P. radiata exótica en Rotorua (Nueva Zelandia) y Mount Burr (Australia Meridional), se encuentran ambas a unos 38° de latitud sur. Las extensas y prósperas masas de este mismo pino de los estados de Victoria y Nueva Gales del Sur se hallan entre los 34° y los 37° S., pero en Nueva Zelandia se encuentran buenos rodales hasta a 46° S., y cerca de la costa septentrional de España hasta a 43° N. Además, recientes experiencias de entrecruzamiento natural y artificial de P. radiata, con sus especies muy afines P. atenuata, P. muricata y la especie biaciculada P. radiata var. binata existente en la isla mexicana de Guadalupe, situada 830 Km. al sur del habitat continental de P. radiata, a 29° N., hacen pensar que en el porvenir puede que llegue a ser posible extender más aún el área geográfica de P. radiata como especie exótica satisfactoria.

CUADRO 1. - EXTENSIÓN DE Pinus radiata PLANTADA EN LOS CINCO PAISES DE MAYORES MASAS DE ESTE PINO HASTA 1956

País

Estado

Grandes compañias

Organismos locales y pequeños propietarios

Total de P. radiata

P. radiata como % de todas las coníferas exóticas

..................Millares de hectáreas ..................

Tanto por cinto

Nueva Zelandia

80, 8

114

34

228, 8

60

Chile

-

-

-

200

99

Australia

86,8

-

35,6

122,4

76

España

20

-

31

51

100

Unión Sudafricana

12

-

9,2*

21,2*

8

TOTAL

-

-

-

623, 4

58

* Cifras aproximadas. que en el porvenir puede que llegue al ser posible extender más ano el área geográfica de P. radiata como especie exótica satisfactoria.

Los sistemas detallados de clasificación de los climas del globo, como los de Köppen o Thornthwaite, parece que siguen siendo inadecuados como guía segura para determinar las regiones en que puede prosperar P. radiata, suponiendo favorables todos los demás factores. De
Australia llega la advertencia de que dentro de una zona que en los mapas figura como poseedora de una clase única de climas en la clasificación de Thornthwaite, puede haber partes donde P. radiata pueda prosperar y otras en las que no pueda darse en absoluto. Debe aconsejarse a los forestales que estudien los datos de clima y aspectos afines de la estación de que se trate y que si las perspectivas son razonablemente favorables, ensayen el cultivo de este árbol en pequeña escala o en escala moderada. Su semilla es barata y abundante y los resultados se aprecian prontamente. De modo particular, quizá la experiencia de Nueva Gales del
Sur (Australia) es útil porque se han registrado con la misma sinceridad los fracasos que los éxitos.

P. radiata prefiere suelos de 1 a 1,2 m. de profundidad bien avenados y en su habitat natural es menos exigente por lo que a la calidad del suelo se refiere, que Pseudotsuga menziesii o Pinus ponderosa, pero, en Australia, lo es más que Pinus pinaster (marítima). P. radiata, en su habitat, exige menos humedad en el suelo que Pseudotsuga menziesii, pero más que Pinus ponderosa.

Respecto de la tan debatida cuestión de los peligros que entrañan las plantaciones puras en grandes extensiones, se remite a la ponderada discusión que de este problema general se hace en las publicaciones de la FAO, Protección de las Plantaciones Forestales contra las Enfermedades y Plagas (Cuadernos de fomento forestal N° 3) y Elección de Especies Arbóreas para Plantación (Cuadernos de fomento forestal N° 13).

Otros buenos estudios del problema, en particular el de las plantaciones de P. radiata puras, son los de J. J. de Gryse (1955) y G. B. Rawlings (1957). Se reconoce de modo general la urgente necesidad de limitar el pino a los climas y las estaciones de condiciones al menos razonablemente favorables, y de prestarle los máximos cuidados culturales, especialmente claras apropiadas, que sean posibles económicamente. La prudencia sugiere también que es conveniente disminuir el peligro de epidemias o de alteraciones imprevistas en el tipo de madera deseado por el consumidor, plantando porcentajes apropiados con especies rentables distintas de P. radiata.
Los planes de muchos estados y propietarios particulares para plantar grandes extensiones con P. radiata principal o totalmente, son prueba de que este árbol es sumamente fácil y barato de establecer y excepcionalmente productivo. Son indicio igualmente de que no es fácil, en absoluto hallar otras especies comparables a P. radiata en cuanto a baratura y beneficio. Deben continuarse las investigaciones para hallar el modo de reducir los peligros del monocultivo arbóreo, para facilitar la variación de especies o razas plantadas y para facilitar el mantenimiento en buen estado sanitario de los suelos forestales y las sucesivas cosechas de modo permanente.

Los defensores de las masas irregulares de especies íntimamente mezcladas deben tener en cuenta la acusada preferencia de los fabricantes por las cortas importantes de una especie y edad para simplificar y concentrar las operaciones de extracción y dar la mayor uniformidad posible a los lotes de material que llegan en un momento determinado A la fábrica de pasta o al aserradero. Puede que sea necesario hallar una solución intermedia entre la plantación de especies diferentes, de conformidad con las diversas estaciones de que se disponga, y las ventajas económicas que la uniformidad tiene para el fabricante, a fin de alcanzar los resultados óptimos, evitando a la vez una producción insana o insuficiente y gastos de elaboración exagerados. Para las coníferas como P. radiata, la mejor solución puede que sea el establecimiento para cada especie de tramos de masa pura coetánea en extensión adecuada con una variación adecuada de especies o razas, por tramos, y una sucesión de clases de edad para conseguir la continuidad. De Nueva Zelandia llega la interesantísima sugerencia de que podría muy bien cultivarse como monte de dos pisos un subpiso regular de Pinus radiata para madera para pasta en un turno de 20 años, bajo cubierta de un piso superior coetáneo de árboles para madera de sierra en un turno de 40 años.

A continuación se estudia cada uno de los cinco países con grandes extensiones de P. radiata exótica por el orden de la extensión total dedicada a este pino. Gran parte de la información relativa a los tres países de la Comunidad Británica (Nueva Zelandia, Australia y la Unión Sudafricana) se ha tomado, con el permiso debido, de los informes preparados por estos países para la Séptima Conferencia Forestal de la Comunidad Británica que se celebró en 1957 en Australia y Nueva Zelandia. La información relativa a todas las especies exóticas de estos países se está reuniendo en Oxford y aparecerá en una próxima edición revisada de la obra de R. S. Troup Exotic Forest Trees in the British Commonwealth (1932).

Nueva Zelandia

La escala y el ritmo de la plantación de especies exóticas han sido tan grandes en Nueva Zelandia que se reconoce la existencia de errores, pero es confortador ver la magnitud del éxito alcanzado.

Recientemente, se ha terminado un laborioso Inventario Forestal Nacional (1946-1955) de todos los montes indígenas del país. Esta labor se ha realizado a pesar de las exigencias y los problemas de una extensión de casi 400.000 Ha. de coníferas exóticas. Se calcula que los montes indígenas cubrían en otro tiempo alrededor del 70 por ciento de la superficie del país y que la extensión de tales montes llegaba quizá a los 18 millones de hectáreas. Esta cifra ha quedado reducida a 6 millones de hectáreas en 1957, después de las roturaciones usuales para el establecimiento de cultivos agrícolas y de pastizales y las cortas para la producción maderera. Algunos de los desmontes efectuados en las tierras bajas eran necesarios. Parte de los hechos en tierras altas han originado la erosión del suelo. El despilfarro producido al quemar masas de alta calidad de madera virgen fue grande. Los montes eran del tipo sempervirente templado misto, con predominio de Podocarpaceae y Agathis, y del tipo de haya (Nothofagus) del hemisferio austral, de gran parecido con los bosques indígenas de Chile.

Ya en 1890 era evidente que las especies de podocarpos disminuían rápidamente como fuente principal de madera para la construcción y otras aplicaciones, y que su crecimiento lento y la falta de regeneración no contribuían a facilitar su conservación y su ordenación con vistas a un rendimiento de madera sostenido. Asimismo, por entonces, se demostró que las coníferas exóticas de América del Norte, tales como Pinus radiata y Pseudotsuga menziesii, especialmente la primera, medraban excepcionalmente bien en Nueva Zelandia y crecían con gran rapidez. Como consecuencia de esto, el Estado comenzó hacia 1890 su plantación sistemática que continuó a ritmo más o menos lento hasta 1923, año en que súbitamente adquirió un ritmo muy acelerado. Entre 1923 y 1936, o sea en un plazo de unos 12 años, se plantaron unas 240.000 Ha. con especies exóticas, a un ritmo medio de 20.000 Ha. anuales, a partes aproximadamente iguales por el Estado y por los particulares. P. radiata constituía alrededor del 40 por ciento de las plantaciones efectuadas por el Estado y el 85 a 90 por ciento de las hechas por los particulares. Estas plantaciones, sumadas a las anteriores a 1923 y a las posteriores a 1936, daban un total de coníferas exóticas en 1957 de unas 380.000 Ha.

El auge de la plantación de especies exóticas entre 1923 y 1936 condujo a graves errares y a pérdidas económicas. Los particulares, especialmente, experimentaron pérdidas tan graves que se hizo una encuesta oficial completa en 1934 que condujo al mejoramiento de la constitución de las organizaciones de forestación. Es erróneo atribuir tales pérdidas a defectos de la especie principalmente utilizada:

P. radiata. Las citadas pérdidas se debieron al empleo de prácticas inadecuadas. Los éxitos posteriores han puesto de manifiesto las excelentes propiedades de este pino, cuando se le emplea bien y la gran producción de madera y pasta de buena calidad que entonces da. El Servicio Forestal de Nueva Zelandia entiende que entre los errores más importantes que se cometen al plantar especies exóticas figuran los siguientes: elección de estaciones inadecuadas; utilización de semillas y técnicas de plantación inferiores; falta de cuidados culturales (deshierbes, claras); espaciamiento excesivo; insuficiente protección contra los incendios; mala distribución por clases de edad; y, en algunos casos, emplazamiento poco afortunado en relación con los mercados. En relación con todos estos puntos es fácil ser prudente una vez que se han visto los resultados. Lo importante es sacar enseñanzas para el porvenir de los programas de plantación actuales y reconocer lo mucho que, a pesar de todo, se ha conseguido con Pinus radiata.

Esta especie exótica californiana, que carece de importancia económica en su habitat, ha venido a llenar realmente un gran vacío en las necesidades de madera de Nueva Zelandia. Ha servido de base para una gran industria de la madera y la pasta y ha permitido efectuar grandes exportaciones. Hasta 1930, el 90 por ciento de las necesidades de madera de Nueva Zelandia se satisfacía con sus montes indígenas, que por esta razón iban desapareciendo. En 1956, casi la mitad de la corta anual total de árboles correspondió a plantaciones de especies exóticas, representando P. radiata el 95 por ciento de estas especies exóticas. Aproximadamente la mitad de la madera de construcción utilizada en el país procede actualmente de especies exóticas cultivadas en el mismo, y toda la pasta y el papel producidos son de P. radiata. En los últimos años, se han exportado anualmente unos 35 millones de pies tablares de madera de construcción de especies exóticas. Por último, debe recordarse que en 1957 eran pocas todavía las masas de especies exóticas de más de 40 años. El Servicio Forestal de Nueva Zelandia cree que no hay razón alguna hoy día para difamar el producto de montes mal cuidados y frecuentemente mal situados, establecidos hace 25 ó 30 años. Es mejor que lo que había derecho a esperar, y de todas las coníferas exóticas establecidas en Nueva Zelandia, sería difícil designar una madera superior a la de P. radiata en utilidad general y especial.

Clima

El clima de la mayor parte de Nueva Zelandia es de tipo marítimo, con una precipitación anual comprendida usualmente entre 625 y 2.000 mm., exceptuadas ciertas zonas montañosas que son mucho más húmedas, y dos zonas más secas de la Isla del Sur (Otago central y las llanuras de Canterbury). La lluvia suele distribuirse uniformemente a lo largo del año, pero en la Isla del Norte las precipitaciones disminuyen ligeramente en verano, fenómeno éste que cuando es pronunciado parece que en otros países tiene importancia para la salud de P. radiata. La humedad atmosférica es, por lo general, elevada en la zona central de la Isla del Norte, donde se ha plantado mucho P. radiata (Rotorua-Kaingaroa), considerándose el clima de esta zona como perhúmedo. Las temperaturas son favorables para el crecimiento arbóreo casi todo el año, especialmente en la Isla del Norte, de forma que las especies exóticas pueden tener un período vegetativo muy largo. Sin embargo, se producen heladas fuera de temporada que ocasionan algunos daños a las especies exóticas y limitan en cierta medida el área en que pueden prosperar con seguridad. En general, el clima de las zonas de Nueva Zelandia donde abunda más P. radiata es muy favorable para el crecimiento rápido, aunque tal clima no sea de tipo mediterráneo, que es en aquel en que este pino medra en su habitat nativo y en la zona de Concepción de Chile.

G. B. Rawlings (1957) ha señalado los peligros que entrañan para el árbol los veranos demasiado calurosos y húmedos. Considera que el clima de Nueva Zelandia al norte del paralelo 39° S., zona donde quedan incluidas las grandes plantaciones de Kaingaroa y otras de P. radiata que alcanzan extensiones de 160.000 Ha. o más, se aproxima más al tipo húmedo templado que el marítimo occidental de la zona que se extiende al sur del paralelo 39° S. Puede que no todos estén de acuerdo con esta clasificación climática, pero no hay duda del peligro que para P. radiata supone el excesivo calor húmedo estival.

Suelos y tierras disponibles para plantaciones

La zona más extensa de P. radiata se encuentra en los suelos podsolizados pumíticos formados en el centro de la Isla del Norte por lluvias de cenizas riolíticas. Son arenosos pero retienen la humedad bastante bien. Estos suelos ocupan gran parte de las llanuras de Kaingaroa y en ellos resulta fácil la plantación. En los mismos desaparecieron casi totalmente los árboles grandes, estando cubiertos solamente de Poa caespitosa, de un helecho (Pteridium esculentum), o de una cubierta rala de Leptospermum scoparium u otra baja de Dracophyllum subulatum. En esta zona se han plantado unas 240.000 Ha. de coníferas exóticas. Dos terceras partes son de P. radiata. En la época del auge de la plantación de árboles de los años 1923 a 1936, se creía que estos suelos pumíticos no eran apropiados para la agricultura ni para pastizales. Pero, desde entonces, se ha visto que si se corrige su escasez del oligoelemento cobalto, casi todos ellos son excelentes para el cultivo agrícola.

En el extremo septentrional de la Isla del Norte los suelos son menos favorables. Hay entre ellos suelos muy podsolizados, pocos fértiles, que en algunos casos se han formado bajo monte de Agathis quemado. En la Isla del Sur los suelos de la zona situada al este de la cadena montañosa principal son de loess mezclado con grava y arcilla en las partes bajas y suelos de montaña inestables en las partes más altas. Estos últimos plantean urgentes problemas de conservación y la prevención de la erosión, a lo cual pueden ayudar los árboles exóticos.

Area plantada y plantaciones futuras

Nueva Zelandia es el país que tiene la mayor área total de P. radiata del mundo: 231.000 Ha. P. radiata representa aproximadamente las dos terceras partes de la masa total de coníferas exóticas de todas las clases. Las plantaciones de propiedad privada se componen de P. radiata en una proporción del 85 por ciento o más, pero en las plantaciones del Estado esta proporción es sólo del 40 por ciento, lo cual disminuye los riesgos y proporciona una mayor seguridad contra las epidemias. De las plantaciones de P. radiata del Estado, un 65 por ciento fueron establecidas entre 1921 y 1930. Una proporción muy grande de las plantaciones de P. radiata de propiedad privada se establecieron entre 1923 y 1936. El actual programa de plantación del Estado preñé la de 1.200 a 1.600 Ha. anuales con P. radiata, pero se trazan planes para establecer un programa mucho más amplio en el que se incluirá P. radiata al menos en proporción correspondiente al porcentaje con que figura en la plantación (40-50 por ciento).

Estaciones empleadas

Se ha visto que el pino tolera una amplia variedad de suelos, desde los arenosos a los arcillosos, incluidas las dunas costeras. Parece que donde mejor se desarrolla es en los suelos francos arenosos, profundos y bien avenados, de fertilidad moderada y capaces de sostener una vegetación de helechos (Pteridium) vigorosa o intermedia. No prospera en las estaciones húmedas o en las arcillas podsolizadas poco fértiles, donde propende a la seca de las ramas o necrosis descendente, a la mala formación de copas y a la fusión de las agujas. Es resistente a la sequía, pero los árboles jóvenes son sensibles a la helada. En los suelos poco profundos, especialmente en los que tienen una capa dura y compacta bajo la superficie, sufre la acción de los vientos. Investigaciones recientes indican que en cuanto a necesidades de nutrientes en los suelos, el orden de los pinos exóticos en Nueva Zelandia es el siguiente:

Menos exigente - P. pinaster (maritima)
Algo más exigente - P. elliottii y taeda
Más exigente - P. radiata y patula

Resultados y posibilidades

Los resultados generales obtenidos con P. radiata en Nueva Zelandia indican que, a pesar de los errores cometidos y, en algunos casos, el empleo de prácticas inadecuadas, esto especie exótica ha logrado recientemente satisfacer aproximadamente la mitad de toda la corta anual de madera crecida en el país, o, dicho de otro modo, ha logrado reducir a la mitad el consumo de madera de especies indígenas en desaparición, tales como podocarpos. Ha proporcionado también la única materia prima para una producción ya grande de pasta y papel destinada al consumo interno y la exportación, que presenta buenas perspectivas, y un porcentaje apreciable de madera aserrada para la exportación. Los resultados conseguidos son tanto más notables si se tiene en cuenta que las plantaciones de P. radiata a que se hace referencia tienen como máximo 40 años. El rendimiento anual de P. radiata se cifra en 1,5 millones de metros cúbicos de trozas de aserrío, 9.629 m³. de rollos para chapas y 708.000 m³. de madera para pasta; y la producción anual de madera aserrada de P. radiata, en 684.400 m³.

El rendimiento en una estación de condiciones medias de Nueva Zelandia se estima en 148 m³. a los 20 años, 279 m³. a los 30 años y 347 m³. a los 40 años, medido en todos los casos debajo de la corteza hasta un diámetro mínimo de 15 cm.

Las posibilidades de P. radiata en Nueva Zelandia son grandísimas, especialmente como sustitutivo principal de las masas de árboles indígenas que van desapareciendo ante el consumo excesivo que se hace de ellas. Las especies indígenas parece ser que no pueden proporcionar la madera de sierra necesaria para la demanda interior de un modo sostenido y económico, no obstante la utilidad y la importancia que puedan tener como montes protectores en la lucha contra la erosión y para la conservación de las aguas. Además, este pino exótico principal, P. radiata, es un productor de primera clase de pasta y papel para el mercado interior y para exportación; y con un tratamiento apropiado constituye una fuente potencial de madera aserrada para exportación, excelente y barata, sobre todo cuando gracias a las claras, las podas quizá y, sin duda alguna, el empleo de material selecto de reproducción, con ramas más ligeras y menos nudos grandes, se eleve el nivel medio de la calidad de la madera producida. En la actualidad hay demasiada madera de aserrar tosca de las calidades propias para embalaje e inadecuadas para la exportación como madera para construcción. Todo el porvenir de P. radiata y de todas las demás especies exóticas depende de que se cultiven de tal modo que permanezcan sanas y libres de epidemias desastrosas o de una deterioración del suelo. Los progresos alcanzados a este respecto en agricultura alientan la esperanza de conseguir otros análogos en silvicultura.

Chile

La historia de las especies exóticas en Chile, especialmente de P. radiata (que en este país se llama siempre pino insigne) tiene mucho de común con la historia de las especies exóticas en Nueva Zelandia. Una diferencia es que las 200.000 Ha. de pino insigne de Chile eran, en 1958, unos 15 a 20 años más jóvenes, por término medio, que las 240.000 Ha. de la misma especie de Nueva Zelandia. Otra diferencia es que la zona chilena de Concepción, donde se ha plantado la mayor parte de P. radiata, tiene un clima de tipo verdaderamente mediterráneo, de veranos secos. Las masas chilenas son, pues, especial mente sanas y vigorosas, superando en este aspecto a las de Nueva Zelandia. Sin embargo, en Chile es necesaria una gran vigilancia contra las epidemias porque P. radiata. forma prácticamente el 100 por ciento de sus masas principales de coníferas exóticas, y el 92 por ciento de todas sus plantaciones de la zona principal de pino insigne.

En los montes indígenas de Chile predominan las hayas australes Nothofagus spp. y Laurelia serrata (tepa), con algunas coníferas indígenas relacionadas con las de Nueva Zelandia, tales como Araucaria y diversos podocarpos. Estos montes están desapareciendo rápidamente, en particular en las zonas más accesibles, por la acción del fuego y del hacha, no sólo en las tierras aptas para la agricultura permanente y el pastoreo, sino también, por desgracia, en muchas tierras que encontrarían en los montes permanentes su mejor aprovechamiento. En esta situación, al igual que en Nueva Zelandia, las especies exóticas, especialmente el pino insigne, han venido a resolver el problema, proporcionando madera barata de aserrar y para pasta que tan apremiantemente hace falta para cubrir las necesidades internas y para la exportación. Sin embargo, las especies exóticas no se plantan en las montañas más elevadas donde urge la conservación de los montes indígenas para impedir la erosión y las inundaciones.

El pino insigne fue introducido en Chile en 1885 por el Sr. Arturo Junge K. La plantación en gran escala comenzó en diversos lugares hacia 1935, alcanzando quizás a 8.000 ó 10.000 Ha. anuales, llegando a un máximo de 16.000 Ha. al año en el período 1947-49. Estas cifras son sólo aproximadas porque muchas de las plantaciones han sido hechas por pequeños propietarios particulares y no se dispone de datos precisos sobre las mismas. Más del 80 por ciento de la totalidad de P. radiata en Chile se concentra en la región central, en 7 de sus 25 provincias, o sea en la denominada zona de Concepción. Afortunadamente esta zona es la que posee el mejor clima, clima que quizás se acerca al óptimo mundial para esta especie. El 85 por ciento de este pino está en manos de propietarios particulares, y sólo el 15 por ciento pertenece al Estado o a organismos semiestatales. Alrededor del 70 por ciento de los pinos tenían menos de 15 años en 1958, mientras que en dicho año en Nueva Zelandia el 65 por ciento de los pinos tenía 30 años o menos.

El Estado ha favorecido la plantación de árboles eximiendo de impuestos a las plantaciones en los primeros 30 años, distribuyendo plantas y por otras medidas. Sin embargo, el impulso principal para la plantación de pinos se debe a particulares y a empresas privadas deseosos de disponer de abastecimientos abundantes de árboles para pasta y madera de aserrar. Es de esperar que estos deseos legítimos no se malogren por falta de capital y de conocimientos para construir y poner en marcha las fábricas de pasta y papel y los aserraderos necesarios, o por falta de carreteras, ferrocarriles e instalaciones portuarias fundamentales y de una adecuada organización comercial que permita dar salida a la rápidamente creciente producción de las plantaciones.

La magnitud de la producción alcanzada ya muestra la cantidad de monte indígena que el pino exótico está salvando, aunque casi todo este pino data de sólo 15 años o menos. La producción actual de madera de pino insigne se calcula en unos 120.000 a 140.000 m³. de los cuales del 10 al 30 por ciento se ha exportado o se destina a la exportación, según la demanda exterior. Llevan funcionando varios años dos fábricas de pasta o de papel que utilizan parte de la producción de pino insigne. Se han construido otras dos más y se proyecta la construcción de otras cuatro.
Para 1960-61 puede que haya una exportación de 100.000 toneladas de pasta, en su totalidad de pino insigne.

Finalmente, debe observarse que gran parte de las plantaciones de este pino se halla en tierras pobres inadecuadas para la agricultura y expuestas a la erosión si no se las protege con bosques u otro tipo de cubierta. Es posible que, gracias a los métodos modernos, algunas tierras de este tipo pueden resultar aptas para un pastoreo cuidadosamente regulado. Pero, en los 1,5 millones de hectáreas de la zona de Concepción, que no se estima apropiada para la agricultura y sí para el establecimiento de pinares, parece que hay margen suficiente para la creación de pastizales y la plantación de pinos, hasta el límite de la medida justificada por los mercados interior y exterior.

Clima

Como ya se ha dicho, la zona principal para el pino insigne es la de las siete provincias de la zona de Concepción, desde los 35° 15' S. a los 38° 30' S. en la que crece más del 80 por ciento de este pino. Esta zona tiene un clima mediterráneo típico, análogo al del habitat de P. radiata, en California, con veranos relativamente secos y precipitaciones principalmente invernales. Es muy favorable para la salud y el crecimiento rápido del pino. La lluvia anual en las zonas de las plantaciones varía de unos 1.000 a 1.300 mm. en la mayor parte de ellas, habiendo comarcas que sólo reciben 700 mm. y otras que reciben hasta 1.600 mm, y en las cuales se han plantado terrenos de bastante altitud. Ni los vientos ni las heladas causan dificultades y ni la nieve ni el granizo constituyen un peligro grave.

G. B. Rawlings (1957), en su visita a Chile, observó signos de desarrollo menos favorables en los pinares secundarios plantados al norte de la zona de Concepción, en condiciones de mayor sequedad, y vio claros indicios de defoliación y de daños ocasionados por el viento y la nieve en plantaciones situadas al sur de la zona de Concepción, donde el verano es más lluvioso la precipitación anual es mucho mayor (hasta 3.000 mm.) y son más frecuentes el viento y la nieve.

Suelos y tierras disponibles para plantaciones

La afirmación hecha por A. D. Lindsay (1937) y otros de que P. radiata, prospera óptimamente, en su habitat propio y en otros lugares, en suelos de 1 a 1,2 m. de profundidad, bien avenados, se ve confirmada por el comportamiento de este árbol en Chile. En centros de P. radiata tan clásicos como los de Lota, cerca de Concepción, la altura a una edad determinada y el porcentaje de crecimiento son claramente proporcionales a la profundidad del suelo en que se hallan los árboles. Cuando el suelo es poco profundo y yace sobre rocas cuarzosas, el crecimiento anual en altura puede ser de sólo 50 cm. o menos, mientras que en suelos más profundos y menos ácidos este crecimiento es mucho más rápido. Un forestal experimentado de Lota estima que en las provincias de Concepción y Arauco, aproximadamente el 50 por ciento de los suelos plantados con pino insigne tiene menos de 50 cm. de profundidad, el 40 por ciento tiene una profundidad comprendida entre 50 y 100 cm. y sólo un 10 por ciento pasa de 1 m. de profundidad. Además, por visitas personales hechas a las extensas plantaciones de las zonas de saneamiento de Laja e (tata, al este de Concepción, se ha visto que allí donde el suelo es muy poco profundo y rocoso o hay una capa dura cerca de la superficie, el pino crece mal o incluso achaparrado. Un porcentaje notablemente elevado de plantaciones de clases de baja calidad aparece en las enumeraciones de muestreo hechas en 1953-54 de todas las plantaciones de P. radiata de la zona de Concepción. Es probable que un factor de esto sea la localización de demasiadas plantaciones en suelos pobres y poco profundos donde el crecimiento y la producción son muy inferiores a los altos niveles que se alcanzan en suelos mejores.

Como ya se ha dicho, se calcula que hay 1,5 millones de hectáreas de terreno en la zona de Concepción que no se prestan a la agricultura y que podría utilizarse para la plantación de árboles o para la creación de pastizales. Queda, por tanto, una extensa zona de expansión, que permite no tener que utilizar estaciones de condiciones muy inferiores con suelos poco profundos o desfavorables por otras razones.

El rendimiento medio en Chile, estimado, es un poco inferior al promedio de Nueva Zelandia.

Estaciones empleadas

El esfuerzo principal se ha hecho en la cordillera costera y en la llanura situada entre dicha cordillera y los Andes, en la zona de Concepción, como ya se ha dicho. Se han utilizado estaciones muy diversas, desde las muy favorables con suelos profundos, especialmente en las colinas cercanas a la costa, a las estaciones generalmente peores situadas más al interior, en terrenos más llanos. En estas últimas estaciones, en ciertos casos pero de ningún modo en todos, los suelos puede que sean demasiado poco profundos o desfavorables por otras razones para un buen desarrollo; pero incluso en estas estaciones menos buenas, si se excluyen las peores, la producción es todavía elevada y atractiva, especialmente para madera para pasta, si las plantaciones se hallan cercanas a una fábrica.

Resultados y posibilidades

Gran parte de lo dicho anteriormente a propósito de Nueva Zelandia se aplica a Chile. Las masas principales de pino insigne exótico son todavía muy jóvenes, en su mayoría de 15 años o menos. Sin embargo, contribuyen ya a aliviar la carga que pesaba sobre los montes indígenas explotados exageradamente, satisfaciendo una parte considerable de las necesidades del consumo de madera interno y proporcionando excedentes de esta madera para la exportación. Las masas de especies exóticas ayudan también a reducir la erosión y a conservar las aguas en la cordillera costera y en las llanuras. Estas especies no se plantan en los Andes.

En Chile acaba de comenzar la producción de pasta y papel, que depende totalmente del pino insigne y tiene un excelente porvenir. El volumen potencial de las 200.000 Ha. de P. radiata de Chile es enorme. Si ha de explotarse en beneficio de todos, incluso del gran número de pequeños propietarios forestales privados, es muy urgente impulsar la construcción de fábricas de pasta y papel, de aserraderos, de carreteras, puertos y todas las demás instalaciones necesarias para la fabricación de productos de calidad y para la venta de los mismos en todos los mercados que puedan hallarse y sostenerse satisfaciendo al consumidor.

Las masas de pino insigne de la principal zona de plantación del país están en la actualidad muy sanas y exentas de plagas. Es vital tomar todas las precauciones económicas apropiadas para que esta situación continúe así. Las posibilidades de dicha zona dependen de la existencia de suelos sanos y de la inexistencia de enfermedades.

Australia

Australia comprende seis estados y un Distrito Federal. Cada una de estas siete unidades administrativas tiene su propio Departamento Forestal y en todas se plantan coníferas exóticas, entre ellas P. radiata. En el espacio de que aquí se dispone, no es fácil dar ni brevemente una idea adecuada de esto.

G. J. Rodger y N. Hall (1951) han demostrado que las coníferas indígenas de Australia representan solamente alrededor del 5 por ciento en el volumen del total de los recursos madereros del país y que la madera de coníferas representaba la mitad del consumo anual, antes de 1939, lo que hacía necesario efectuar grandes importaciones. Por ello, se adoptó un amplio programa de plantación de coníferas indígenas y exóticas. En 30 años, de 1919 a 1949, este programa se llevó a cabo en importante escala, de forma que en el año últimamente citado, el total de coníferas plantadas era de unas 120.000 Ha., de ellas 87 por ciento por el Estado y 13 por ciento por particulares. En este total figura la gran extensión plantada con pino colonial indígena, Araucaria cunninghamii, así como con pinos exóticos; pero en 1951 la producción de los pinos exóticos superó a la de las especies indígenas, siendo el más importante de estos pinos P. radiata, especialmente en el Distrito Federal y en todos los estados, excepto en el de Australia Occidental y en el de Queensland. En estos dos últimos, la mala calidad de los suelos o la existencia de veranos húmedos aconsejaba emplear otros pinos, tales como P. pinaster (maritima) y P. elliottii.

Además, en 1949 se adoptó un nuevo programa para plantar con coníferas un total de 400.000 Ha., total que probablemente se alcanzará en unos 35 anos al ritmo anual que siguen los diversos estados, a juzgar por las 120.000 Ha. plantadas hasta ahora. El Cuadro 2 muestra los objetivos de plantación de coníferas anual y total fijados en 1949, la superficie total de P. radiata en el Distrito Federal y en cada estado en junio de 1947 y el tanto por ciento de P. radiata en cada uno de estos estados respecto del total de coníferas exóticas.

Clima

Las regiones de Australia con lluvias suficientes para sostener montes indígenas o especies exóticas, son relativamente limitadas y, por ello, importantes. En el sudeste de Australia Meridional y en el extremo sudoeste de Australia Occidental hay zonas de clima mediterráneo, lluvias invernales suficientes y veranos secos, que se adaptan bien al cultivo de P. radiata La mayor extensión de este pino se halla en la zona de clima mediterráneo de Australia Meridional, donde se han aprovechado las favorables condiciones climáticas y la adecuación del suelo. En Australia Occidental las zonas de suelos aptos para P. radiata son mucho más escasas, pero las que existen se están plantando.

CUADRO. 2 PLANTACIONES DE CONÍFERAS EXÓTICAS EN AUSTRALIA EN ESTUDIO DE 1947 Y ESPECIALMENTE DE Pinus radiata (HALL - 1961)

Estados

Pinus radiada

Total

% de Pinus radiada del total de coníferas exóticas


Plantaciones futuras de todas las coníferas

Estado

Particulares

Objetivo total

Porcentaje anual

Millares de hectáreas

Australia Meridional

39

15

55

95

80

1,2-1,8

Victoria

13

19

32

88

80

0, 4

Nueva Gales del Sur

21

0,4

22

70

80

2,0

Distrito Federal

7

-

7

89

16

0,4

Tasmania

4

2

6

100

20

0,5

Australia Occidental

2

-

2

22

40

0,8

Queensland

0,4

-

0,4

3

80

2,0

TOTALES

88

36

124,4

76

400

7,3-7,7

Todas las cifras son aproximadas.

Victoria, Nueva Gales del Sur, el Distrito Federal y Tasmania ofrecen zonas climáticas en las que medra P. radiata. Esta especie se ha ensayado en Nueva Gales del Sur en gran escala en cuatro zonas climáticas muy diferentes. Unicamente prospera en una de estas cuatro zonas que tiene lluvias abundantes, principalmente invernales, y veranos secos. Todas las plantaciones de P. radiata se limitan actualmente a dicha zona, a comarcas tales como la de Tumut-Batlow, a unos 100 Km. al oeste-sudoeste de Camberra y la de Jenolan-Oberon, a unos 135 Km. al oeste de Sydney. Las plantaciones de P. radiata en la zona de lluvias de estío de Armidale, en la faja costera de precipitaciones uniformes de Tun-curry, y en la zona interior de veranos calurosos de Forbes, no han dado resultados lo bastante satisfactorios para proseguir las plantaciones. Debe recordarse que en Australia Meridional y en Australia Occidental y en partes de Tasmania casi todas las plantaciones se hecho a altitudes bajas, por ejemplo, menores de 300 m. En los otros estados se han hecho plantaciones hasta 1.000 m. o más de altitud. Parece ser que en el estado de Victoria, P. radiata muestra su máximo crecimiento con una precipitación anual de 875 mm. o más, un crecimiento satisfactorio con lluvias de 650 a 875 mm. y un crecimiento lento si la precipitación es inferior a 650 mm. anuales.

El estado de Queensland dispone de pocas tierras de clima apropiado para P. radiata, pero es interesante debido a su activísima y satisfactoria plantación de pino colonial indígena (Araucaria cunninghamii) y pino tea (P. elliottii), del sudeste de los Estados Unidos, en su zona de lluvias estivales. Posee un centro en el extremo sudeste del estado (Passchendaele, cerca de Stanthorpe) donde P. radiata parece que es capaz de crecer bastante bien y de resistir el ataque de los hongos. Las precipitaciones que alcanzan en esta zona 850 mm. al año, son semiuniformes, aunque más escasas en verano que en invierno, y la altitud es de 1.000 m. La latitud es 28° 30' S.

Suelos y tierras disponibles para plantaciones

En los dos estados, Australia Meridional y Australia Occidental, que tienen extensas zonas de clima mediterráneo, gran parte de los suelos arenosos cercanos a la costa se consideran casi marginales para el desarrollo de P. radiata. En Australia Occidental los terrenos de esta naturaleza se consideran demasiado pobres para esta especie, especialmente si el contenido de P2O5 en la superficie y el subsuelo superior es inferior a 250 partes por millón.

El Servicio Forestal de Australia Occidental (1957) subraya que el contenido de P2O5 debe considerarse solamente como un índice y no necesariamente como un factor directo, y que con binas se puede hacer que el suelo resulte apropiado para el cultivo de P. radiata sin que sea necesario que el análisis demuestre un incremento de dicho contenido de P2O5. En Australia Meridional también se ha visto que las aplicaciones de super-fosfatos comerciales pueden hacer aptos para la plantación de P. radiata terrenos que de otro modo no servirían para ello. En los dos estados de Australia Occidental y Australia Meridional la falta de zinc en los suelos se corrige rociando el follaje de los pinos jóvenes con una solución acuosa al 2,5 por ciento de Zn SO4, que da resultados excelentes. Sin embargo, conviene recordar la prudente advertencia del difunto N. W. Jolly (1950) de que los suelos de los pinares de Australia Meridional no son fértiles sino generalmente casi marginales. Por ello se necesita un cuidado especial con los pinos de crecimiento rápido en un turno relativamente corto para que éste no sea demasiado breve para una fertilidad sostenida del suelo. Si desde el punto de vista económico es posible la aplicación de superfosfatos como en la agricultura, esta aplicación influirá en la elección de un turno adecuado que permita un beneficio máximo y un rendimiento sostenido.

La demanda de madera de coníferas es tan aguda en Australia Meridional y el éxito de P. radiata ha sido tan señalado que recientemente se han dedicado a la plantación de esta especie terrenos algo mejores en los que la silvicultura da rendimientos tan buenos por lo menos como los de la agricultura. En Australia Occidental las arenas costeras han resultado ser mucho más apropiadas para P. pinaster (maritima) que P. radiata y este se planta ahora y prospera principalmente en los suelos franco arenosos, pardo rojizos, derivados de rocas ígneas básicas (doleritas) en las montañas y las llanuras de Darling, hasta 300 m. sobre el nivel del mar. P. radiata no prospera en los suelos lateríticos ni en los de colores más claros derivados de rocas más ácidas, tipos de suelos ambos que existen también en la comarca de Darling.

La experiencia obienida con P. radiata en otros estados y en el territorio de la capital australiana enseña que la profundidad de los suelos apropiados es un factor importante, que los suelos basálticos dan desarrollos superiores y, en Nueva Gales del Sur, que los suelos derivados de areniscas deben evitarse si ello es posible. En Victoria se ha llegado a la conclusión de que los suelos franco arenosos son satisfactorios siempre que exista una capa arcillosa permeable a 1 - 1,5 m. por bajo de la superficie, pero que los suelos porosos muy profundos, como arenas de 3 m. o más de espesor, son muy poco apropiados en el clima de esta región. Los objetivos relativamente ambiciosos fijados para la plantación de P. radiata en el Distrito Federal y en todos los otros estados, excepción hecha de Australia Occidental y Queensland, donde el suelo o el clima restringen mucho su uso, indican que estas regiones poseen todas ellas tierras adecuadas para la plantación y gran fe en la especie.

Area plantada y plantaciones futuras

Australia ha plantado unas 122.000 Ha. de P. radiata, hasta 1957, constituyendo esta especie alrededor del 76 por ciento de la totalidad de sus coníferas exóticas. Se proyecta la plantación futura de coníferas exóticas e indígenas para elevar el total actual (para todas las especies) de 160.000 Ha. a 400.000 Ha., en unos 30 años, al ritmo de unas 8.000 Ha. anuales. Como ya se ha explicado, P. radiata será la principal conífera exótica en todos los estados, exceptuados aquellos en que el suelo o el clima limitan su empleo. Esta importancia dada a P. radiata es prueba fehaciente de sus grandes atractivos en Australia para la producción económica de madera y pasta tan necesitadas, y un reto a la pericia de los forestales encargados de la higiene de las plantaciones y de los suelos de éstas.

Estaciones empleadas

En Australia Meridional los factores limitativos que se indican son la exposición y la humedad del suelo en verano. Los helechos (Pteridium) constituyen un indicador útil del drenaje y la ventilación de los suelos, pero para P. radiata los helechos pueden indicar una estación favorable en terrenos arcillosos pesados, pero no en arenas profundas, donde el suelo puede resultar demasiado pobre para el pino. En la principal zona de plantación, en el extremo sudeste del estado, gran parte de P. radiaba se halla a una altitud comprendida entre los 50 y los 60 m. En Australia Occidental solamente las estaciones con el carácter edáfico y el contenido mínimo de P2O5 ya descritos son favorables, a altitudes de hasta 300 m. En Victoria, como en otros puntos, las estaciones húmedas y las demasiado secas resultan inadecuadas, y la plantación se efectúa desde el nivel del mar hasta los 1.000 m. de altitud. En Nueva Cales del Sur los límites de altitud adecuada en el clima a propósito son 600 y 1.400 m. pues la nieve ocasiona daños a altitudes superiores. Se evitan las estaciones con suelos derivados de areniscas. En Camberra, la plantación se hace a altitudes de 500 a 1.100 m. y los mejores resultados se obtienen en suelos francos rojos y profundos con precipitaciones anuales de 625 mm. o más. En Tasmania las estaciones apropiadas se extienden desde el nivel del mar hasta los 800 m. de altitud, alcanzándose los mejores resultados en las comarcas con lluvias anuales de unos 1.250 mm., si la nieve no ocasiona daños. En Queensland, P. radiata se circunscribe a un centro de plantación y a suelos de 1 m. o más de profundidad.

Reultados y posibilidades

Australia ocupa actualmente sólo el tercer lugar en cuanto a extensión superficial plantada con P. radiata, pero ha logrado un nivel medio notable de cuidados culturales y ordenación. Australia Meridional tiene 54.000 Ha. de este pino, de las cuales más del 80 por ciento de las masas listas para aclareo se hallan sometidas a un programa de claras regulares, al menos en el 70 por ciento o más de las plantaciones del estado. Asimismo, en unos 80 años que tienen las plantaciones de Australia Meridional, efectuadas al principio en escala pequeña o moderada, los árboles han permanecido libres de plagas graves; y las dificultades debidas a la pobreza de los suelos se han superado merced a las investigaciones realizadas en dicho estado y en Australia
Occidental.

B. H. Bednall (1957) ha demostrado que en los quince años transcurridos de 1938 a 1953 la producción de madera en el país, principalmente de P. radiata, ha aumentado en Australia Meridional de 14 a 62 millones de pies tablares anuales, habiéndose producido un incremento correspondiente de 19 a 48 en el porcentaje de consumo total de madera cubierto con árboles del país, exclusión hecha de las traviesas para ferrocarril. No sólo se ha obtenido de P. radiata madera para cajerío, sino también excelentes tarimas para edificaciones y otros muchos tipos de madera aserrada. Estos suministros han resultado muy valiosos cuando se han reducido las importaciones. Resultados igualmente satisfactorios parece que se han obtenido en otros estados de Australia, en relación con la extensión y la edad de sus plantaciones; y siempre que esta especie se ha utilizado para la producción de pasta y de papel ha demostrado ser muy satisfactoria, como en Nueva Zelandia.

Las posibilidades se evidencien del objetivo total de 400.000 Ha. de coníferas plantadas con P. radiata, como especie principal y de los altos rendimientos normales cuando las masas están sanas y se cuidan bien. Al igual que en Nueva Zelandia y en Chile el gran volumen de producción que se prevé depende de que tanto los árboles como el suelo se mantengan sanos, tarea ésta en la que la investigación australiana raya a tan gran altura como en la labor análoga de la manufactura y el aprovechamiento eficaces de los árboles para madera aserrada, pasta y papel, postes, pilares y traviesas tratados, madera contrachapada, tableros de fibra y tableros de madera aglomerada.

España

España está escasamente arbolada, pues tiene menos del 10 por ciento de su superficie total cubierto de montes bien poblados. A pesar del clima seco de gran parte del país una activa política de repoblación forestal ha producido entre 1940 y 1956 cerca de 1 millón de hectáreas de montes nuevos. Un resumen de la situación, especialmente en lo concerniente a los resultados de los programas de repoblación forestal, se publicó en Unasylva, Vol. 12, N°.1 (1958) bajo el título «El programa español de repoblación forestal». La meta fijada es 5 millones de hectáreas, sin invadir tierras dedicadas actualmente a la agricultura, pero aprovechando muchos terrenos montañosos dedicados al pastoreo. Actualmente se practica un extenso pastoreo en los montes y en las tierras forestales potenciales, hasta el punto de que los ingresos obtenidos por este pastoreo sobrepasan la mitad de los obtenidos de la madera en las mismas tierras. Sin embargo, se espera mejorar el pastoreo en una tercera parte de las tierras en que se practica para que pueda sostener tanto ganado como sostiene ahora la totalidad de estas tierras, aunque las otras dos terceras partes se destinen a montes.

Del millón de hectáreas plantadas en el período 1940-56, aproximadamente el 95 por ciento lo ha sido por el Estado en tierras de éste o municipales y el 5 por ciento en tierras de propiedad privada. Se calcula que hasta un 22 por ciento del total de 1 millón de hectáreas se ha plantado con árboles de crecimiento rápido, indígenas o exóticos, tales como una raza especial de P. pinaster (marítima) de Galicia (noroeste de España), Eucalyptus spp., y Pinus radiata. Las otras especies, de crecimiento más lento, utilizadas han sido principalmente pinos indígenas como P. pinea, P. halepensis, P. nigra, P. sylvestris, P. uncinata y P. canariensis, y chopo (álamo), este último de modo limitado por exigir condiciones ecológicas mucho más favorables.

Las dos especies exóticas principales utilizadas en España son Eucalyptus spp. y Pinus radiata. La superficie plantada con el primero es de unas 170.000 Ha., o sea más de la mitad de la superficie total de Eucalyptus de la zona mediterránea de Europa. Del segundo, P. radiata, se han plantado 51.000 Ha., el 39 por ciento por el Estado y el 61 por ciento por particulares, siempre en el norte y en el noroeste del país, en una faja de unos 160 Km. de ancho que se extiende a lo largo de la costa del Cantábrico y de la atlántica de Galicia. P. radiata se destina principalmente a la producción de pasta para papel y puntales para minas, en un turno corto de unos 16 a 30 años, según la fertilidad de las estaciones. Su producción por unidad de superficie y año es unas seis veces mayor que la de las coníferas indígenas comunes, lo cual significa una inversión muy atrayente. Existe un ejemplar famoso en un parque de Lequeitio, población situada unos 50 Km. al oeste de San Sebastián, que en 1928 tenía 68 años y medía 1,14 metros de diámetro, poniendo de manifiesto el modo en que esta especie prospera en estaciones abrigadas en la costa norte de España.

Clima

P. radiata crece en el clima típico de la zona costera septentrional del país, pero el clima más seco y más cálido característico de otras partes de España es favorable para Eucalyptus, pero no para P. radiata.

Suelos y tierras disponibles

P. radiata medra en el norte y en el noroeste de España en suelos profundos y bien avenados de elevada retención de la humedad, entre los que hay arcillas silíceas y suelos ácidos. La profundidad, la pendiente y la estructura física de los suelos se consideran factores primordiales en la retención de la humedad, que es esencial para el buen desarrollo del pino en esta zona. Existen vastas extensiones apropiadas para P. radiata a lo largo de la costa norte, suficientes para obtener madera para pasta para todas las necesidades actuales y futuras del país en cuanto a pasta química y pasta mecánica.

Area plantada y plantaciones futuras

La extensión total plantada con P. radiata hasta 1958 era de 51.000 Ha., todas ellas en las provincias de La Coruña, Lugo, Orense, Pontevedra, Santander, Guipúzcoa, Vizcaya y Alava, es decir, entre la frontera francesa en el extremo occidental de los Pirineos, y la frontera con Portugal, al sur de Vigo. El 61 por ciento de estas plantaciones pertenece a particulares y el 39 por ciento es del Estado o se halla bajo la administración de éste. Se desconoce la distribución exacta por edades. pero se tiene entendido que hay pocas masas extensas de más de 20 años. El turno es en la mayoría de los casos de 20 años o menos. La plantación futura depende en gran medida de los propietarios de los montes y puede que sea por término medio, quizás, de 1.500 a 2.000 Ha. anuales.

Estaciones empleadas

Donde mejor prospera la especie es en los valles, hondonadas y lugares protegidos del viento, con humedad y profundidad del suelo suficientes. Crece mal en las laderas expuestas de suelo poco profundo en las que es más propenso al ataque por hongos e insectos. Las tablas de producción muestran claramente la gran influencia que la estación ejerce, por sus condiciones, en el crecimiento, influencia que hace que haya que duplicar casi el turno necesario, incluso para madera para pasta, pues se eleva entonces de 16 a 30 años. Se ha visto que no es recomendable plantar a altitudes superiores a 500 m., porque, pasados éstos, los suelos suelen ser más pobres y existe riesgo de daños ocasionados por el viento y la nieve.

Resultados y posibilidades

Lo mismo que en los otros tres países ya estudiados, los resultados obtenidos con P. radiata en España son muy satisfactorios y alentadores siempre que el clima y las estaciones son favorables y las plantaciones reciben buenos cuidados culturales. Los forestales españoles entienden que el mantenimiento de una densidad adecuada en las masas es muy importante. Para ello es preciso efectuar claras ligeras o moderadas cada tres años para impedir la densidad excesiva, y podas bajas reguladas del tipo que se conoce en el Reino Unido por brashing.

La clase de calidad media es la III, con un incremento anual medio de unos 12 m³. por Ha. Este índice contrasta con las cifras medias de 1 a 2 m³. por Ha. y año de las coníferas indígenas de gran parte de España. Echeverría (1942, 1943, 1956), del Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias, Madrid, da amplios detalles del rendimiento de P. radiata en el norte de España de una gran serie de parcelas de muestra observadas a lo largo de 13 años o más en cuatro provincias. Este autor se ocupa también en estos estudios del espaciamiento inicial y del aclareo a intensidades diferentes, así como de las características de la madera para pasta y papel. Martínez (1942) señala los hongos principales a que es sensible esta especie en las estaciones desfavorables.

Casi todos los rodales se explotan en un turno de unos 20 años. El 90 por ciento de su producción se destina a las fábricas de papel y el 10 por ciento restante a cajerío. La producción de las pocas masas explotadas en un turno de más de 20 años se estima que va en un 50 por ciento a las fábricas de pasta y papel, en un 25 por ciento a la construcción de puntales para minas, en un 10 por ciento para encofrado del hormigón y en otro 10 por ciento para otras clases de madera aserrada. Las posibilidades de P. radiata en la costa norte de España son muy buenas, siempre que los árboles y el suelo se conserven sanos. Como ya se ha dicho, parece que existe un área apropiada para plantación capaz de satisfacer todas las necesidades presentes y futuras de España de madera para pasta.

Unión Sudafricana

La Unión Sudafricana tiene una extensión de 1.222.480 Km.², y cuenta con menos del 1 por ciento de montes indígenas, excluidas las sabanas. No es sorprendente, pues, que se hayan plantado árboles exóticos en grandísima escala, pues su extensión se acerca a las 800.000 Ha., habiendo realizado el Estado una cuarta parte de estas plantaciones y las tres cuartas partes restantes empresas privadas. En este total figuran 300.000 Ha. de acacias australianas (Acacia mollissima y decurrens) que se cultivan, ante todo, por el tanino de su corteza, 280.000 Ha. de coníferas, principalmente pinos distintos de P. radiata y 176.000 Ha. de Eucalyptus. Esta última cifra se refiere a 1953 y las anteriores a 1955-57.

R. J. Poynton (1957) da amplios detalles de la situación actual de estas especies exóticas e incluso de P. radiata. Informa que el incremento anual medio en un monte indígena típico es de sólo 2,5 m.³/Ha., mientras que se alcanzan incrementos anuales medios de 18 a 29 m.³/Ha. en las plantaciones de los principales pinos exóticos (P. patula) y las zonas, pequeñas pero importantes, de P. radiata. Cita asimismo cifras impresionantes para 1953/54 del beneficio económico total producido por los montes de especies indígenas y los de especies exóticas, respectivamente. Estos beneficios fueron de 43.000 libras esterlinas para los primeros y de 4.700.000 libras esterlinas para las plantaciones de especies exóticas, sin incluir 6 a 7 millones de libras esterlinas producidos por la corteza de las acacias destinada a la obtención de taninos, además de los ingresos producidos por la madera, la leña y la pasta.

Refiriéndose a P. radiata en la Unión Sudafricana, dice R. J. Poynton: «Las posibilidades de esta especie están gravemente limitadas por su sensibilidad al daño producido por el granizo y la consiguiente infección por Diplodia pinea y por su intolerancia para los suelos estériles o de mal avenamiento. Como consecuencia, las plantaciones futuras deberán limitarse a estaciones escogidas de las zonas occidental y sudeste de la provincia de El Cabo. Sin embargo, esta especie es la más conveniente en las estaciones apropiadas de estas zonas, tanto desde el punto de vista de la rapidez del crecimiento como de la calidad de la madera y, por ello, deberá usarse siempre que las condiciones lo permitan. Incluso en estaciones marginales se planta a menudo con preferencia a otras especies, basándose en que el rendimiento de una masa corriente de P. radiata será probablemente mejor que el que pudiera obtenerse de una masa más próspera de otra especie».

P. radiata se introdujo en la Unión Sudafricana hacia 1883 o antes, que es más o menos la época de su introducción en Chile. El clima menos favorable de la Unión Sudafricana, para este pino particular, ha sido la causa principal de la limitación de su empleo en este país y de su sustitución por el pino mexicano P. patula y otros pinos como especies principales en las plantaciones de coníferas de la Unión Sudafricana.

Un rasgo especial de la historia de las coníferas exóticas en la Unión Sudafricana es la extraordinaria labor silvícola y de aprovechamiento de estas especies exóticas, incluida P. radiata, llevada a cabo por el Departamento Forestal. I. J. Graib (1939, 1947) y otros, efectuaron investigaciones clásicas y desarrollaron técnicas originales eficaces en lo referente a marco de plantación, aclareo y poda; y J. M. Turnbull (1937, 1947), M. H. Scott y R. P. Stephens (1947, 1953) y otros, dedicaron sus esfuerzos a la tecnología y el aprovechamiento de la madera.

Clima

El clima de la Unión Sudafricana ha sido muy bien estudiado y analizado desde el punto de vista de los árboles forestales exóticos por los forestales del país. Su sistema fue publicado originariamente por R. S. Troup (1932). Este sistema comprende 15 zonas basadas en la cantidad y la distribución de la lluvia y en la temperatura media.

Metro (1955) resume e ilustra el sistema de Troup y hace ver que el eucalipto se limita, en general, en la Unión Sudafricana a 8 de estas 15 zonas climáticas. Pinus radiata se planta con éxito en sólo 5 de las 15 zonas, que son aquellas donde la precipitación anual pasa de 100 mm. y cae principalmente en invierno o se distribuye uniformemente a lo largo del año, y la temperatura media anual es de 13° a 18° C.; se planta en escala mucho menor donde las lluvias están comprendidas entre 450 mm. y 625 mm., y son principalmente invernales o de distribución uniforme y la temperatura media es como la citada antes. Y en pequeña escala y precariamente en las zonas donde la lluvia anual es de 825 a 1.875 mm., cae principalmente en verano y la temperatura media anual es de 13° a 17°C.

La causa fundamental de la restricción impuesta por el clima a las plantaciones de P. radiata en la Unión Sudafricana parece que es la influencia nociva de los veranos húmedos y cálidos en que las granizadas permiten que un hongo, Diplodia pinea, que medra en estas condiciones, se introduzca en los pinos dañados por el granizo y ocasione en éstos daños grandes o letales. Pero incluso aunque no granice, un verano de calor excesivamente húmedo tiene influencia muy adversa sobre este pino, tanto en la Unión Sudafricana como en otros países. En otras palabras, cuanto más se aproxime el clima al del tipo mediterráneo, de veranos secos, mejor, especialmente si el granizo o un calor excesivo acompañan a las lluvias estivales. R. J. Poynton (1957) menciona que P. radiata resulta resistente a las heladas, moderadamente resistente a la nieve y capaz de resistir la sequía casi en igual medida que P. pinaster (maritima). Las zonas donde P. radiata prospera o crece bastante bien son las montañas que distan del mar no más de 167 Km., o sea, más o menos, únicamente en el extremo meridional y occidental del país.

Suelos y tierras disponibles

En la Unión Sudafricana el pino está considerado como más bien exigente en cuanto a suelo, necesitando suelos moderadamente fértiles, profundos y bien avenados para su mejor desarrollo, creciendo malamente en los suelos ácidos, turbosos o mal avenados. En los suelos arenosos pobres, con poco humus, como son los de las laderas superiores de las montañas, P. pinaster crece mejor que P. radiata. En las zonas de lluvias uniformes P. radiata especialmente necesita un buen avenamiento, pues en ellas, en suelos arcillosos duros o donde hay una capa de arcilla impermeable cerca de la superficie, esta especie es gravemente atacada por Diplodia pinea y crece achaparrada o falta de vigor.

Area plantada y plantaciones futuras

La extensión total de P. radiata en las plantaciones del Estado en marzo de 1955 era de 12.000 Ha., de las cuales gran parte se plantó en 1920-25 y 1940-55. Entre estos dos períodos se produjo un retroceso (1926-39) debido a la plantación en zonas climáticas inadecuadas y a los ataques de Diplodia pinea. Cuando se conoció el modo de evitar estos daños, el ritmo de plantación volvió a aumentar. Es probable que las plantaciones futuras se hagan en escala moderada, siempre que sea posible, en las zonas y estaciones limitadas que se adaptan bien a esta especie.

Estaciones empleadas

Las preferidas son las frías y húmedas que miran al sur y al este, teniendo en cuenta que en el hemisferio meridional los lugares orientados al sur son más fríos y más húmedos que los que miran al norte. P. radiata tolera bien las estaciones expuestas a las brisas marinas.

Resultados y posibilidades

Es evidente que en determinadas comarcas de la Unión Sudafricana de condiciones climáticas y edáficas apropiadas para el desarrollo de P. radiata, este pino da buen resultado. En tales condiciones, dicha especie está considerada como la conífera más conveniente en cuanto a cantidad y calidad. El que la Unión Sudafricana tenga un porcentaje de P. radiata (S por ciento) en relación con el total de coníferas exóticas muy inferior a los de Nueva Zelandia (60 por ciento), Chile y España (99 a 100 por ciento) y Australia (76 por ciento) se debe en parte a las restricciones impuestas en la Unión Sudafricana por el clima y el suelo y, en parte, a una prudente política de variación deliberada de las especies plantadas, para disminuir los peligros de epidemia.

Obras consultadas

AUSTRALIA OCCIDENTAL. Exotic Conifers in Western Australia. Paper. Brit. Comm. For. Conf. Wellington (Perth), 1957. 22 páginas.

BEDNALL, B. H. Exotic Forest Trees in South Australia. S. A. For. Dept. Bul. 8, Adelaide, 1957. 48 páginas.

BOYCE, J. S. Ver: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

CRAIB, I. J. Thinning, Pruning and Management Studies on South African Exotic Conifers. S. A. Dept. Agr. and For. Sol. Bul. 198. Pretoria, 1939. 179 páginas.

CRAIB, I. J. Silviculture of Exotic Conifers in South Africa. Paper. Brit. Comm. For. Conf., Great Britain. (Pieter- maritzburg), 1947. 35 páginas.

CHAMPION, SIR H., Y BRASNETT, N. V., Ver: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

DE GRYSE, J. J. Forest Pathology in New Zealand. N. Z. For. Serv. Bul. 11, Wellington, 1955. 62 páginas.

ECHEVERRÍA, I. Ensayo de tablas de producción del P. insignis en el norte de España. Inst. For. Inv. y Exp. Año XIII: 22. Madrid, 1942.

----. Tratamiento del P. insignis. Inst. For. Inv. y Exp. Año XIV: 28. Madrid, 1943. 153 páginas.

-----. P. insignis en el norte de España y aplicación a la elaboración de pastas de celulosa. Inst. For. Inv. y Exp. Año XXVII: 75. Madrid, 1958. 54 páginas.

HAIG, I. T. Y COLABORADORES. Forest Resourees of Chile. USDA and CORFO. Santiago, 1948. 256 páginas.

HALL, N. Establishment of Coniferous Plantations in Australia. Auatralian Jnl. Sci. 13:7, 1951.

JOLLY, N. W. Thinning of P. radiata Plantations. S. Australian For. Dept. Bul. 4. Adelaide, 1950. 27 páginas.

LINDSAY, A. D. Monterrey Pine in its Native Habitat. Comm. For. Bar. Bul. 10. Canberra, 1937. 57 páginas.

MARTÍNEZ, B. J. Las micosis del P. insignis en Guipúzcoa. Inst. For. Inv. y Exp. Año XII: 23. Madrid, 1942. 72 páginas.

MÉTRO, A. Ver: Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.

NUEVA GALES DEL SUR. Principal Exotic Forest Trees in New South Wales. Paper. Brit. Comm. For. Conf. Wellington, 1957. 13 páginas.

ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS PARA LA AGRICULTURA Y LA ALIMENTACIÓN. Protección de las planta clones forestales contra las enfermedades y plagas, por J. S. Boyce, Cuadernos de fomento forestal N° 4, Roma. 1954. 47 páginas.

----- El Eucalipto en la repoblación forestal, por A. Metro. Estudios de silvicultura y productos forestales N° 11 Roma, 1958. 431 páginas.

---- El programa español de repoblación forestal Unasylva, 12:1: 3-8, 1968.

---- Elección de especies arbóreas para plantación, por Sir Harry Champion y N. V. Brasnett. Cuadernos de fomento forestal N° 13, Roma, 1959. 375 páginas.

POYNTON, R. J. Notes on Exotic Forest Trees in South Africa. Brit. Comm. For. Conf. Wellington (Pretoria), 1957. 135 páginas.

RAWLINGS, G. B. Pathology of P. radiaba as an Exotic. Paper. Brit. Comm. For. Conf. Wellington, 1957. 18 páginas.

SCOTT, M. H. Utilization Notes on South African Timbers. S. A. Dept. For. Bul. 38. Pretoria, 1953. 95 páginas.

SCOTT, M. H., Y STEPHENS, R. P. Quality of Mature P. insignis Timber in South Africa. Paper. Brit. Comm. For. Conf. Great Britain. (Pietermaritzburg), 1947. 23 páginas.

TROUP, H. S. Exotic Forest Trees in the British Empire. Oxford, 1932. 259 páginas.

TURNBULL, J. M. Variations in Strength of Pine Timbers. South African Jnl. Sci. XXXIII. 853-882, 1937.
----- Some Factors affecting Wood Density in Pine Stems. Paper. Brit. Comm. For. Conf. Great Britain. (Pieter-maritzburg), 1947. 22 páginas.


Página precedente Inicìo de página Página siguiente