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Concepto del aprovechamiento múltiple del monte y las tierras forestales: su valor y limitaciones

por RICHARD E. MCARDLE
Jefe del Servicio Forestal, Secretaría de Agricultura de los Estados Unidos

TENGO a mucha honra dirigir la palabra a esta primera sesión general del Quinto Congreso Forestal Mundial. El tema que abordaré es el mismo del Congreso: aprovechamiento múltiple de las tierras forestales, que viene a ser una continuación del que se desarrolló en el Cuarto Congreso Forestal Mundial celebrado en Dehra Dun en 1954, y que versó sobre el papel que desempeñan las regiones forestales en la economía de la tierra y en el adelanto económico de un país.

Al informar sobre el Cuarto Congreso Forestal Mundial, la FAO declaró: « Hay pocos países en los que la producción de los montes se limite sólo a la madera. No es cierto que el aprovechamiento de la tierra para un solo propósito especial, particularmente sobre una base permanente, sea lo ideal. En algunos círculos sociales y económicos, esa especialización de ningún modo contribuiría a lograr el fin deseado de obtener la producción máxima de la tierra para beneficio de la comunidad en general, lo que este Congreso reconoce implícitamente al aceptar el principio del aprovechamiento múltiple de las tierras forestales ».

Aprovechamiento múltiple es un término conocido para los silvicultores de los Estados Unidos. Su significado se presentó en este estrado en la dramatización inicial de ayer con cuadros simbólicos de las cinco modalidades principales de explotación de la tierra: para la producción de madera; como hoyas hidrográficas; para pastos de ganados domésticos, para bosques de caza y de pesca y para crear lugares recreativos.

Aunque la expresión « aprovechamiento múltiple » no sea de uso corriente en todas partes, su práctica se ha implantado desde hace tiempo en regiones forestales bien administradas de algunos países. En este Congreso escucharán ustedes más tarde la lectura de trabajos sobre el aprovechamiento múltiple que se practica aquí y en otros países, y las distintas clases de tenencia. Algunas de las excursiones del Congreso les permitirán observar cómo se practica el aprovechamiento múltiple de las tierras forestales en los Estados Unidos.

Como advirtió la FAO, la ordenación de la tierra a fin de destinarla al mayor número de aprovechamientos se está haciendo cada vez más indispensable en todas partes. Cuando existe abundancia de recursos naturales y escasa población, hay poca necesidad de destinar la tierra a usos diversos, pero cuando crecidos núcleos de habitantes dependen de una base de recursos invariables o decrecientes, deben aprovechar en la forma más eficaz los recursos de que disponen. Por lo tanto, el aprovechamiento múltiple de los recursos terrestres renovables es una necesidad que surge de la escasez de esos recursos y de la abundancia de la población que los requiere.

Ponencia en la que se resumen los principales temas tratados en el Quinto Congreso Forestal Mundial.

La demanda para la explotación de la tierra aumenta en todo el mundo; lejos de disminuir, será mayor a medida que aumente la población mundial, que en la actualidad es de 3.000 millones de habitantes. El aumento de los dos últimos decenios fue igual al crecimiento total de la población hasta el año 1750. En 1800 mi país tenía 5 millones de habitantes; un siglo después, el número había subido a 76 millones y en los 50 años siguientes se duplicó esa cifra. El censo que se está haciendo ahora en los Estados Unidos indica un aumento de nuestra población de 5 millones a 180 millones en 160 años, y se espera que llegue casi a duplicarse de nuevo a fines de este siglo.

A los presentes que sean oriundos de países más antiguos no les sorprenderá saber que en los Estados Unidos estamos sintiendo ahora el efecto del crecimiento de una población dinámica sobre una base estática de tierra. En los países más viejos ha ocurrido así. Unos pocos de los representados hoy aquí todavía cuentan con abundantes recursos naturales, más de los que necesita su población actual. Sin embargo, a medida que aumente su población aumentará inevitablemente su necesidad de esos recursos y, por lo tanto, será más intensa la demanda de tierras.

A medida que los pobladores del mundo se convierten en residentes urbanos tienden a perder de vista su dependencia de los recursos naturales, que en su mayoría son productos de la tierra. Mis antepasados y los de ustedes vivieron en estrecho contacto con la naturaleza. Comprendieron que dependían de la tierra para su alimento, su ropa, para construir sus viviendas y para la leña que calentara sus hogares.

A estas necesidades elementales de la vida debemos agregar hoy nuestra dependencia de los recursos naturales para todas las materias primas de la industria. La historia de la humanidad es la historia de la contienda del hombre para aprovechar la tierra; de su lucha para obtener recursos naturales adecuados, y asimismo de la utilización excesiva por el hombre de esos recursos.

Comprendo que estos datos son de sobra conocidos por este auditorio. La preparación que recibimos los silvicultores nos enseña a mirar hacia lo futuro. También exige que vivamos en estrecho contacto con la tierra, para que así comprendamos la dependencia del hombre de los recursos naturales que produce. Asimismo, nos percutamos de que nuestra administración de gran parte de la superficie de la tierra nos impone la gran responsabilidad de lograr su producción plena en beneficio de nuestro prójimo, a quien servimos. Por esta razón, nosotros, silvicultores de muchos países, nos proponemos dedicar las deliberaciones en este Congreso a compartir nuestros conocimientos y experiencia, para así poder mejorar las normas y prácticas relativas al uso inteligente de las regiones forestales.

No obstante, el aprovechamiento inteligente de las tierras forestales no se puede considerar en términos abstractos, sino en relación con el mayor rendimiento posible de todos los productos y servicios que las tierras forestales proporcionan al hombre.

En el pasado, muchos creíamos que en los Estados Unidos había suficientes tierras forestales para hacer frente a previstas necesidades futuras de madera y de otros productos y servicios que proporcionan esas tierras. Hoy no estamos tan seguros. Creemos que nuestros primeros cálculos fueron demasiado reducidos y por lo tanto ahora estamos preocupados. Muchas tierras forestales se dedican a otros usos. La demanda de tierra aumenta considerablemente en los Estados Unidos.

Por ejemplo, por dondequiera que se viaje en este país se observa una gran expansión de las zonas urbanas, con lo cual se ocupan ahora terrenos que antes figuraban en nuestros cálculos como regiones forestales disponibles.

Grandes carreteras, nuevos aeropuertos, líneas de transmisión de energía eléctrica, oleoductos, tuberías para gas natural, presas y pantanos ocupan millones de hectáreas de tierras forestales, y muchas de éstas también se destinan para fines de defensa nacional.

Va propagándose cada vez más la opinión de que es necesario reservar más tierras forestales exclusivamente para establecer en ellas lugares de recreo. La conversión de montes en tierras agrícolas, inevitable en los próximos decenios, afectará a zonas considerables de nuestras tierras forestales más productivas.

Pasados los próximos 40 años, las tierras forestales destinadas a otro objeto pueden llegar a ser una cuarta parte de los existentes bosques estadounidenses de explotación comercial, lo que equivale a una tercera parte de nuestra capacidad de producción de madera.

No censuro el uso único, el primario, para un solo objeto o el exclusivo de la tierra para un fin importante, sea cual fuere el nombre que se le dé. Algunos de estos usos particulares son esenciales para beneficio de los habitantes, como lo son los de las tierras forestales para fines múltiples. Es evidente que la tierra se debe destinar exclusivamente a ciertas obras, como la construcción de grandes carreteras, y nada se puede hacer para impedir que esas tierras se utilicen también con otros fines.

Sin embargo, las consecuencias del cambio en gran escala de tierras forestales en tierras para un solo objeto son tan graves ahora en los Estados Unidos que merecen una consideración cuidadosa. Cada hectárea de tierra forestal que se destina a fines no forestales impone un recargo de producción a los bosques que quedan en pie. A fines de este siglo, o sea dentro de 40 años escasos, la necesidad de madera en los Estados Unidos será el doble de la actual. Para satisfacer nuestras necesidades futuras de madera nos veremos en dificultades aunque no se destinen más tierras forestales a otros objetos.

Además de satisfacer la necesidad mucho mayor de producir madera, la ordenación de tierras forestales de los Estados Unidos tiene que hacer frente a una demanda mucho mayor de otros productos y servicios que proporcionan los montes. Por ejemplo, excluyendo Alaska, más de la mitad de todas las aguas del oeste de los Estados Unidos se originan en los parques nacionales, aunque éstos comprenden sólo una quinta parte de la superficie total de las tierras en esa región de nuestro país. El mantenimiento del follaje de un monte protege la calidad de las aguas. Pero la protección sola no producirá el gran aumento del volumen de agua que necesitan un número mucho mayor de habitantes, la agricultura y la industria. Estas necesidades se han duplicado en los últimos 20 años y se espera que se dupliquen nuevamente en otros 18. Para aumentar la producción de agua es esencial atender y cambiar la vegetación. Si ustedes van de excursión a algunos de nuestros montes experimentales, verán que los métodos de extracción de madera pueden servir también para aumentar el rendimiento de agua.

Muchos montes de coníferas y pastizales intermedios de los Estados Unidos se emplean para forraje de ganado doméstico. En este país, como en los de ustedes, los montes también proporcionan refugio a muchas razas de animales silvestres. Estas modalidades de explotación van en aumento.

El empleo de parques nacionales como lugares recreativos se ha triplicado en los últimos 12 anos.

El aprovechamiento de tierras forestales para estos variados objetos no es nada nuevo. En todos los países y durante siglos se han aprovechado en esta forma. Lo nuevo consiste en percatarse rápidamente de la necesidad de generalizar e intensificar la ordenación del aprovechamiento múltiple de la tierra. Esto obedece no sólo a la evidente necesidad de conseguir que las tierras forestales sean de utilidad más completa para el hombre, sino también a la necesidad de reprimir fuerte tendencia a convertir los diversos métodos de aprovechamiento de los montes en una sola y exclusiva modalidad de explotación. En la mayoría de los casos, las tierras forestales no rinden todos sus beneficios al hombre si se destinan exclusivamente a un fin que podría lograrse también mediante una combinación de varios otros usos.

El aprovechamiento múltiple de las tierras forestales en los Estados Unidos no surgió de la noche a la mañana. Si bien el término se ha generalizado tan sólo en los dos últimos decenios, la práctica del aprovechamiento múltiple en los Estados Unidos se remonta al origen de los parques nacionales, hace más de medio siglo. Las normas forestales del país recalcaron desde un principio el uso de los recursos naturales. En el primer manual del Servicio Forestal, que expresivamente se llamó use book (manual de aprovechamiento), se reconoció una multiplicidad de modalidades de explotación de la tierra. Aun antes de esto, el Servicio Forestal había recibido instrucciones de la Secretaría de Agricultura para que las tierras forestales de la nación se dedicasen al uso más productivo que representara un beneficio permanente para la población en general; para que todos los recursos naturales se aprovechasen y para que las decisiones se tomasen siempre desde el punto de vista de procurar, a fin de cuentas, el mayor beneficio al máximo número de usuarios. Estas instrucciones han constituido desde un comienzo la doctrina del Servicio Forestal. Constituyen la génesis del aprovechamiento múltiple.

Hace unos dos meses, el Congreso de los Estados Unidos reconoció plenamente el principio del aprovechamiento múltiple en la ordenación de tierras. La Ley del 12 de junio de 1960 dispone que los parques nacionales de propiedad Federal, unos 72 millones de hectáreas (181 millones de acres), se ordenen para producción constante y aprovechamiento múltiple. Hace muchos años se concedió autorización legislativa general para ordenar estos bienes públicos destinándolos al aprovechamiento de sus hoyas hidrográficas, de la madera; a la obtención de forraje; a lugares para esparcimiento y recreo, y a la protección de la fauna silvestre y recursos pesqueros. La importancia de la reciente ley consiste, primeramente, en el reconocimiento de los principios del aprovechamiento múltiple y de la producción constante que rigen la ordenación forestal; en segundo lugar, que marca una pauta precisa para aplicar estos principios a los montes del Estado y, en tercer lugar, que enumera los recursos renovables básicos, para cuyo aprovechamiento se establecen y ordenan los montes del Estado y se les garantiza igual prioridad bajo la ley.

Aunque esta ley rige sólo para una clase de tierras de propiedad pública, los principios tienen una aplicación más amplia. El objeto de los parques nacionales de propiedad Federal es el de satisfacer las necesidades de todos los súbditos; el de las tierras que pertenecen a los distintos Estados, satisfacer, de la mejor manera posible, las necesidades de los habitantes; el de las tierras de propiedad particular, satisfacer lo mejor posible las necesidades del propietario, expresadas en los términos que tenga a bien escoger. Estas normas del propietario particular tienden a ser de índole económica.

La ley define estos principios de aprovechamiento múltiple y producción constante tal como se deben aplicar a los montes del Estado. Como el objeto general es la ordenación de estas tierras en la forma que mejor satisfaga las necesidades del pueblo estadounidense, la ley y los informes legislativos que la acompañan requieren que los cinco recursos renovables básicos se utilicen en la forma combinada que más beneficie al pueblo. Se recalca la utilización y no la preservación.

La definición legislativa requiere que las decisiones de ordenación forestal se basen en los valores relativos de los distintos recursos naturales y no solamente en factores económicos. También deben considerarse los factores intangibles que son difíciles de expresar en términos monetarios. La definición no requiere producción máxima de todos los recursos naturales ni de uno solo en particular.

En toda su historia, la ley ha estipulado que al aplicar el principio del aprovechamiento múltiple en una región determinada, se preste igual atención a todas las modalidades de explotación de los distintos recursos naturales renovables. Pero esto no significa que cada hectárea se destine a todos los distintos métodos de aprovechamiento. La ordenación de algunas regiones no se destinará a todos esos métodos, pero la de aprovechamiento múltiple requiere que sea para más de dos.

Un factor esencial de éste es una ordenación constructiva y enérgica de las distintas modalidades de explotación. La ocurrencia fortuita de varias de éstas en un determinado terreno no constituye una ordenación de aprovechamiento múltiple. No es ésta una práctica pasiva; por el contrario, constituye la integración deliberada y cuidadosamente proyectada de los distintos métodos de explotación, de manera que se estorben lo menos posible entre sí y se complementen lo más que se pueda el uno con el otro. El aprovechamiento múltiple no es de ningún modo un mero conjunto de modalidades de explotación. Requiere una ordenación consciente y coordinada de los diferentes recursos naturales renovables, el uno en relación con el otro, sin menoscabo de la productividad de la tierra.

El aprovechamiento múltiple debe practicarse en un período lo suficientemente largo para que cubra el ciclo de las cuatro estaciones, es decir, durante un año o más. No requiere que todas las modalidades de explotación se practiquen simultáneamente.

Las dimensiones del terreno constituyen un factor decisivo en la ordenación para el aprovechamiento múltiple. La aplicación de este principio debe hacerse en extensiones de terreno cuyas dimensiones ofrezcan suficiente amplitud a los reajustes periódicos del método de explotación para adaptarlo a los cambios de necesidades y condiciones. En los montes del Estado tomamos como norma nuestras unidades administrativas más pequeñas, que en la actualidad tienen un promedio de 80.000 Ha. (200.000 acres). En extensos terrenos de propiedad particular puede ser aplicable una superficie similar, pero para propiedades particulares pequeñas la unidad de superficie sería, por supuesto, mucho menor, pudiendo disminuir hasta 16 Ha. (40 acres).

Es evidente que la ordenación para aprovechamiento múltiple de los recursos naturales renovables de la superficie requiere que sea una sola autoridad la que regule todos los usos a los que se destina el mismo terreno. No es posible llevar a cabo tal ordenación si varias autoridades coordinadas tratan por separado de destinar a diferentes fines la misma tierra. Para ello es requisito indispensable que tome las decisiones un organismo central.

En resumen, la ordenación para aprovechamiento múltiple, según se practica en los montes del Estado, nos impone tomar en consideración los cinco recursos renovables básicos, aunque en regiones determinadas no podamos implantarlos todos a la vez. Nos obliga a coordinar estos distintos métodos de explotación, a pesar de que al hacerlo así no se logre la máxima productividad de algunos de ellos. El requisito de una producción continua rige para todos los recursos naturales renovables y tiene por objeto tanto la consecución de un alto grado de productividad como la prevención del uso excesivo de cualesquiera de los recursos y el detrimento de la productividad de la tierra.

El aprovechamiento múltiple no es una panacea; tiene sus limitaciones, pero también ofrece enormes ventajas. Estoy convencido de la decidida conveniencia de aplicar este método de ordenación a la gran mayoría de nuestras tierras forestales.

En primer lugar, el aprovechamiento múltiple contribuye a solucionar problemas de escasez; tiende a disminuir o resolver conflictos de interés y demanda de recursos naturales; fomenta el equilibrio en el aprovechamiento de esos recursos y neutraliza la influencia de gestiones particulares. Cuando se aplica en la forma debida, el aprovechamiento múltiple entraña la consideración de pautas estéticas y económicas en las decisiones de la administración y equilibra los valores materiales con los no materiales.

El aprovechamiento múltiple bien entendido y bien aplicado es y continuará siendo la mejor forma de ordenación de la mayoría de las tierras forestales de propiedad pública en los Estados Unidos, y gradualmente se convertirá en el mejor método de ordenación para muchas de las grandes propiedades particulares. Siempre tendrá menos aplicación en las propiedades particulares más pequeñas; pero con el tiempo, muchos propietarios comprenderán la conveniencia de practicar este sistema en alguna medida.

Finalmente, la indiscutible ventaja del aprovechamiento múltiple consiste en que por tal método los silvicultores pueden conseguir que las tierras forestales den su máxima aportación a la sociedad. El objeto fundamental de la conservación de los bosques es de naturaleza social: satisfacer las necesidades intangibles y materiales del hombre. Creo que de esta manera los silvicultores pueden contribuir considerablemente al mejoramiento del bienestar de la humanidad y hasta a asegurar la paz en el mundo.

Y ahora unas frases finales para ustedes, a quienes considero personalidades destacadas de una profesión prestigiosa. La ordenación forestal para el aprovechamiento múltiple es un llamamiento a los silvicultores para que amplíen su visión. Debemos ser administradores de tierras forestales y no principalmente cultivadores de árboles para madera. Se cree que a los silvicultores les preocupa la madera y les domina la silvicultura. Esta crítica se justifica hasta cierto punto, pero el aprovechamiento múltiple, aplicado debidamente desarraiga este prejuicio. El éxito futuro de los silvicultores y de la aportación de la silvicultura al bienestar de nuestros países puede depender de nuestra actitud ante la necesidad de la explotación equilibrada de los recursos de las tierras forestales. Ojalá que ahora y siempre procedamos en la forma más beneficiosa para los países a los que servimos.


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