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Reconocimiento forestal en el Valle del Amazonas

D. HEINSDIJK

Oficial de Asistencia Técnica de la FAO

La Constitución del Brasil prescribe que se destinará el 3 por ciento de la renta nacional anual al fomento de la cuenca del Amazonas. El órgano gubernamental que se ocupa de este fomento es la Superintendencia de Plano de Valorizaçáo Econômica da Amazonia (SPVEA), con sede en Belém de Pará. A principios de 1954 empacó a trabajar en el Valle del Amazonas una misión forestal de la FAO en cooperación con la SPVEA. El programa de la misión se basaba en el Informe N° 171 de la FAO al Gobierno del Brasil, acerca del desarrollo forestal en el Valle del Amazonas, publicado en 1953. Dicho informe recomendaba que se emprendiera un inventario forestal en determinadas zonas, recomendación que fue aceptada por el Gobierno del Brasil que la incorporó en el programa de la SPVEA. El reconocimiento de todas las zonas seleccionadas en un principio terminará en 1961.1

1 El Sr. Heinsdijk fue asistido en estos reconocimientos por B. B. Glerum y G. Smit, designados como expertos auxiliares de conformidad con un acuerdo concertado entre la FAO y el Gobierno de los Países Bajos.

Al informar acerca de un reciente viaje de inspección por la zona del Amazonas, el Director Adjunto de Montes y Productos Forestales de la FAO escribió: «Por lo que se repare al reconocimiento de exploración, se ha estudiado una extensa superficie al sur del Amazonas; los reconocimientos terrestres hicieron necesarias algunas expediciones sumamente arduas en selvas inexploradas y distantes del curso principal del río Amazonas. Gracias a estos reconocimientos se tiene ya una idea bastante clara de la composición de este enorme sector de bosque y se dispone de información suficiente para seleccionar áreas que, dada su densidad o su relativa accesibilidad puedan, si se cuenta con los fondos necesarios, explotarse y desarrollarse industrialmente. Por ejemplo, se han elegido provisionalmente tres vastas áreas como reservas forestales aptas para la explotación; la primera está localizada en el Amazonas propiamente dicho, la segunda en el camino a Brasilia y se desarrollará conjuntamente con un proyecto de colonización, la tercera está situada a cierta distancia al oeste del camino de Brasilia y contiene ricas masas de caoba. Uno de los resultados importantes del reconocimiento ha sido la localización al sur del Amazonas de valiosas masas de caoba de las que hasta ahora no se sospechaba la existencia y que constituyen uno de los grandes recursos del Brasil... Estimo que mi visita al Brasil ha sido fecunda e inspiradora ya que allí pude ver un ejemplo magnifico del tipo de actividades prácticas que la FAO puede emprender por medio de la asistencia técnica, y dejé el país convencido de que esta labor debe proseguir y fomentarse lo más posible».

LOS BOSQUES del Valle del Amazonas cubren una superficie aproximada de 400 millones de hectáreas. La única posibilidad de efectuar un reconocimiento forestal tratándose de una superficie tan extensa consiste en emplear la fotografía aérea. Las únicas fotografías aéreas del Valle del Amazonas de que se dispone son fotografías trimetrogon, tomadas por aviadores de los Estados Unidos durante la segunda guerra mundial. Las fotografías aéreas trimetrogon generalmente se toman con fines de reconocimiento. Se emplean tres cámaras: una central para tomas verticales y dos laterales para tomas oblicuas. Las tres fotografías, tomadas simultáneamente, abarcan una superficie que se extiende hacia el horizonte por uno y otro lado en ángulo recto a la dirección en que se mueve el aeroplano de reconocimiento.

Cuando se dispone de este tipo de fotografías aéreas la mejor manera de organizar y ejecutar un inventario forestal consiste en efectuar un reconocimiento de exploración (Figura 1). En el caso del Amazonas, la necesidad era todavía más urgente, debido a que eran muy escasos o nulos los datos fidedignos con que se contaba sobre la composición de los bosques.

FIGURA 1. - El capataz o capitão de un grupo encargado de abrir las transacciones señalando la dirección a los desbrozadores de vanguardia mediante una brújula Bezar. Los hombres que van en vanguardia efectúan la primera abertura del sotobosque del monte.

Se decidió empezar la labor con los bosques de la parte central del Valle del Amazonas, situados cerca del río (Figura 2) y sus principales afluentes, que son navegables para las embarcaciones marítimas. La superficie de este sector central se calcula en unos 100 millones de hectáreas. El objetivo del reconocimiento era obtener:

a) datos básicos sobre la composición de los bosques;

b) una imagen clara de las posibilidades de penetración en los bosques a través de los ríos más pequeños y por tierra, o sólo por tierra;

c) indicaciones sobre cuáles eran las zonas forestales valiosas o prometedoras que justificasen su inclusión en el estudio y la realización de reconocimientos más detallados.

FIGURA 2. - El equipo de reconocimiento utiliza la vía fluvial para trasladarse de un campamento a otro.

Al afrontar la tarea del reconocimiento de superficies forestales tan extensas y no existiendo datos relativos a su composición, el primer problema que había que resolver era el de determinar el lugar donde iniciar el reconocimiento. Tomando como base los datos de naturaleza económica contenidos en el Informe No 171 de la FAO, se eligió la zona forestal situada al sur y sudeste de Santarém (localidad a mitad de camino entre Belém y Manaus a orillas del río Amazonas). Posteriormente se vio que se había reconocido realmente en primer lugar una de las zonas forestales más prometedoras de la cuenca del Amazonas, hecho que subrayó la necesidad de efectuar un estudio económico de preinversión que sirva de base para proyectar un programa de inventariación forestal.

El se hizo por cuarteles, a los que se fijaron límites fácilmente reconocibles, generalmente grandes ríos con nombres conocidos. Hasta la fecha se han completado cinco cuarteles, cuatro de los cuales se reconocieron bajo la dirección inmediata del autor y el otro lo reconoció el Sr. B. B. Glerum. Los cinco cuarteles cubren una superficie de 16.700.000 hectáreas aproximadamente. El método de trabajo seguido consistió en:

1. Confección de mapas básicos planimétricos a partir de las fotografías aéreas.
2. Tomar muestras forestales en el terreno.
3. Redactar los informes.

FIGURA 3. - Dibujante trazando los accidentes topográficos en las fotografias oblicuas.

MÉTODO DE RECONOCIMIENTO

Levantamiento de mapas

La confección de mapas forestales detallados a partir de fotografías aéreas tomadas con trimetrogon es una labor poco corriente y en ocasiones incluso difícil. La utilización de las fotografías aéreas de la cuenca del Amazonas ya tomadas tenía la ventaja de que, como el territorio es prácticamente llano, con diferencias máximas de altitud de 150 metros en la región del «planalto» o altiplano, se podían aprovechar las fotografías oblicuas. En los territorios con elevaciones considerables y abruptas o en los territorios montañosos, las laderas de los cerros y de las montañas ocultan en las fotografías oblicuas todo lo que hay detrás de ellas. Los inconvenientes eran:

1. Las fotografías, especialmente las partes oblicuas estaban generalmente borrosas.
2. En algunos casos las líneas de vuelo estaban demasiado separadas entre sí.
3. En el Valle del Amazonas no hay estaciones astronómicas ni se han determinado vértices geodésicos que puedan servir para el levantamiento de mapas.

Se trazaron mapas longitudinales en la escala original de 1:40.000 a partir de las verticales de las líneas de vuelo con trimetrogon, ajustando en lo posible estos mapas entre la estación astronómica o los vértices geodésicos. Estos mapas longitudinales se trasladaron a mapas básicos cuadrados de 15 minutos de lado y en estos mapas se señalaron los puntos de enlace de las oblicuas de las líneas de vuelo colindantes (o transversales). Utilizando un estereoscopio de espejo se trazaron con lápiz rojo los detalles observados en las fotografías oblicuas y se pasaron a los mapas básicos mediante un pantógrafo oblicuo. En estos mapas básicos se introdujeron las correcciones necesarias basadas en observaciones hechas en el campo y después se terminó el trazado del mapa con tintas de colores.

En vista de lo limitado de la exactitud de estos mapas, se fotografiaron en escala 1:200.000, se dibujaron a esta escala y se reunieron los diversos mapas en uno definitivo. Estos mapas definitivos no pretenden tener un alto grado de exactitud, pero dan una idea general excelente del territorio reconocido. Copias de estos mapas definitivos figuran en diversos informes de la FAO (N° 601, 949 y 992) al Gobierno del Brasil.

De las verticales de las líneas de vuelo con trimetrogon, aparte los accidentes topográficos normales del terreno como carreteras, poblados, ríos, etc., pudieron representarse cartográficamente con facilidad los límites de la vegetación herbácea, arbustiva y forestal que crece en terrenos inundados permanente o temporalmente, o en terrenos secos. Esto no siempre resultó tan fácil para los bordes de las imágenes oblicuas (que se hallan alrededor del centro de la fotografía) pero, acudiendo a observaciones sobre el terreno, estas zonas pudieron dibujarse también con bastante exactitud.

Hasta la fecha sólo se han reconocido los montes de la «terra firme» o tierra que no cubren las aguas. Cerca de la desembocadura del río Tocantins y cerca de las islas de Marajó se observaron «várzeas» o bosques pantanosos posiblemente valiosos. Su extensión justifica un reconocimiento especial. Hasta ahora no se ha podido iniciar este reconocimiento. Se procuró dividir en tipos los bosques de tierra seca que deben reconocerse, mediante la interpretación de fotografías solamente a fin de facilitar el procedimiento de muestreo. Sin visitar previamente estos montes, fue fácil levantar el mapa de las manchas de montes secundario y de sabana o «caatinga». Estas últimas formaciones son montes bajos con sólo un piso de árboles. Estos crecen más o menos hasta la misma altura muy apretados entre sí y tienen copas pequeñas generalmente de diámetro inferior a 10 metros. Estos montes se diferencian fácilmente del monte alto circundante por su cubierta de copas continua y uniforme que, en las fotografías aéreas, aparece de color blanquecino, las partes oblicuas se pueden determinar también sus límites sin gran dificultad.

La composición de los bosques de tierra seca reconocidos hasta ahora puede considerarse muy uniforme. Esta composición varía, naturalmente, pero sus cambios son generalmente graduales y nunca tan bruscos como en el caso de los montes de frondosas y los de coníferas de las zonas templadas. Las diferencias entre dos tipos forestales colindantes se debían comúnmente a una o dos especies arbóreas, o sencillamente a la abundancia de determinadas especies. Para explicar esta uniformidad lo mejor es acudir a un ejemplo. Los informes de la FAO N° 969 y 992 contienen cada uno un registro, de campo, de la enumeración de las muestras. Estas dos unidades de muestreo se eligieron al azar entre los datos que sirvieron de base para redactar los informes. Se hallan a 1.200 kilómetros de distancia entre sí, una cerca del río Madeira y la otra al sur de Belém. En la primera unidad de muestreo se enumeraron 60 especies y 111 árboles y en la segunda, 42 especies y 133 árboles. Las dos unidades de muestreo tenían 22 especies comunes, representadas por 53 árboles en la primera unidad y por 75 en la segunda, es decir, que más de la mitad de los árboles enumerados en estas dos unidades de muestreo pertenecían a las mismas especies. Si todas las indicaciones de lugar y tiempo de estos registros se perdieran, la única posibilidad de localizarlos de nuevo sería gracias a dos especies, a saber: «pau amárelo», para la unidad de muestreo cercana a Belém, y «momorana» o «castanha de pacá» para la unidad próxima al río Madeira, porque el «pau amárelo» era la única especie enumerada en las cercanías de Belém y la «momorana» o «castanha de pacá» la única enumerada cerca del río Madeira.

Las cubiertas de copas de estos montes aparecen muy uniformes en las fotografías aéreas. Con suficiente experiencia, los montes altos y bajos pueden representarse cartográficamente tomando como base las fotografías, como igualmente pueden representarse los montes con volumen bruto grande y pequeño. Esto último ha de hacerse recurriendo a conteos de copas. Las manchas de monte bajo enclavadas en monte alto no indican necesariamente un cambio del tipo forestal. Se trata casi siempre más bien de antiguas zonas desarboladas por el viento y donde los claros van siendo cubiertos de nuevo por los árboles. En la práctica, el único levantamiento cartográfico de tipo realmente forestal efectuado partiendo de fotografías aéreas pudo hacerse en las regiones del «planalto» o altiplano donde los tipos forestales se adaptan en general a la topografía del terreno. El otro levantamiento de tipo forestal se basó en las muestras tomadas en el terreno y sus límites están trazados de un modo más o menos aproximado.

Unidades de muestreo

La finalidad de todo reconocimiento de exploración es obtener datos relativos a la naturaleza de los bosques objeto de investigación, sobre todo de su variabilidad, tanto considerados en conjunto como dentro de y entre los diversos tipos forestales encontrados. Para conseguir esta finalidad los grupos de reconocimiento penetraron lo más profundamente posible en la zona en que había de hacerse aquél y tomaron una muestra de los montes de la «terra firme» o tierra que no cubren las aguas. Dentro del área sometida a muestreo, las unidades de muestreo recubrían más o menos sistemáticamente el monte. Las unidades de muestreo se escogieron a lo largo de fajas que se proyectaban siempre perpendicularmente a la topografía del terreno, según un plan previamente establecido. Debido a la calidad de las fotografías aéreas y a la falta de una buena base geodésica para el levantamiento de mapas, las fajas coincidían a veces con un río o corrían paralelamente a la topografía del país, puesto que la dirección proyectada de las fajas no podía alterarse. Sin embargo, esto no ocurrió sino en raras excepciones, ya que las fajas estaban casi siempre bien situadas, con errores de dirección de algunos grados nada más. Las unidades de muestreo tenían prácticamente todas 1 hectárea de extensión y todos los árboles con un diámetro normal de 25 centímetros o más se enumeraron a 5 metros a la izquierda y a la derecha del centro de la faja en una longitud de 1 kilómetro (1.000×10 metros= 10.000 metros cuadrados, o sea, 1 hectárea). El Dr. Ricardo Lemos Froes dirigió y comprobó la identificación de las especies arbóreas ayudado por personal del Departamento de Botánica del Instituto Agronômico de Norte de Belém de Pará.

La parte más difícil del reconocimiento fue la organización de los trabajos de campo. Desde las bases de operaciones de Santarém y Belém, prácticamente todo el transporte se hacía en embarcaciones, en los ríos grandes, con lanchones de 15 a 45 toneladas efectuándose, también, el transporte en canoas grandes con motores fuera de bordo o con canoas pequeñas en los ríos menores y en los riachuelos donde la navegación de las embarcaciones mayores es casi imposible a causa de los árboles derribados. Los equipos pasan todo el tiempo de que disponen para el reconocimiento, de 30 a 40 días, en plena selva amazónica con poca o ninguna comunicación con el mundo exterior, en general. Los párrafos siguientes dan idea de uno de estos equipos de reconocimiento, de sus miembros y de la labor que desarrollan.

Personal del equipo de reconocimiento

1. Componentes del equipo

a) El Jefe del equipo de reconocimiento, responsable de la ejecución apropiada de la labor de muestreo. Con el concurso de sus ayudantes enumera la mayoría de las unidades de muestreo.

b) Uno o dos ayudantes capacitados para desempeñar el puesto de jefe de un equipo de reconocimiento

c) Un calculador, que efectúa las enumeraciones y los cálculos de las unidades de muestreo escogidas durante los trabajos de campo para que el jefe pueda localizar inmediatamente cualquier cambio en la composición del bosque reconocido. Como puede que se tropiece con más de 300 especies arbóreas de las cuales un centenar son más o menos comunes, hay que estudiar cuidadosamente los datos tomados para analizar la composición. El calculador tiene también conocimientos de interpretación de fotografías y debe ser capaz de enumerar una unidad de muestreo.

d) Un botánico, que trabaja en estrecha cooperación con el designador de árboles del equipo de enumeración. Recoge material botánico que se seca y prepara para su transporte en un abrigo especial en el campamento principal.

2. Dos grupos encargados de la transacción

Los grupos de obreros que abren las fajas de transección están formados por el personal siguiente:

a) Un capataz o «capitão», jefe de un grupo de obreros que él mismo escoge. Mediante una brújula Bezar mantiene la dirección apropiada de los cortadores de linde.

b) Dos macheteros de vanguardia, que van delante del capataz, que cuida de la dirección de avance, cortando el sotobosque.

c) Dos cadeneros, que van inmediatamente tras él y miden la longitud de la transacción con una cadena de 20 metros. Cada 20 metros se clava un piquete en el suelo y los piquetes se numeran de 40 en 40 metros. Como la escala de las fotografías verticales y de los mapas básicos es la de 1:40.000, el número del piquete representa, pues, la longitud de la transacción en milímetros en los mapas básicos. Es éste un modo sencillo de registrar los accidentes topográficos del terreno encontrados a lo largo de las fajas.

d) Seis desbrozadores, que abren una senda en el centro de la transacción (todos los tocones pequeños se cortan no haciéndose rodeos sino cuando se llega a puntos muy pantanosos) con puentes provisionales (con pasamanos) en las partes inundadas, los ríos o los riachuelos. Estas sendas pueden recorrerse a una velocidad media de 4 kilómetros por hora. En caso necesario se puede alcanzar una velocidad de 7,5 kilómetros por hora.

3. Grupo de enumeración

Aparte el jeta del reconocimiento, sus ayudantes y el botánico, este grupo consta de:

a) El designador de árboles, que generalmente es un hombre de bastante edad que ha pasado gran parte de su vida en el monte, bien como obrero forestal o bien como cazador. Identifica la especie arbórea cortándole la corteza. Por lo general esto basta, en caso contrario se corta madera o se recogen frutos y hojas. Es difícil encontrar un buen conocedor de los árboles, pero los buenos, que han respondido satisfactoriamente a las preguntas que les hace el botánico, rara vez se equivocan con los árboles de la región que conocen.

b) Un ayudante del designador, que lleva una pértiga de bambú de 5 metros con la que indica los árboles pertenecientes a la unidad de muestreo, 5 metros a la izquierda y 5 metros a la derecha del centro de la transacción. Puede que haya casos en que el jefe del reconocimiento tenga que decidir si un árbol está dentro o fuera de la unidad de muestreo, lo cual sucede cuando se trata de 10 centímetros de más o de menos, cosa que no ocurrió ni siquiera una vez en cada unidad de muestreo. Cuando el designador ha medido la circunferencia de un árbol, su ayudante coloca la pértiga de bambú al lado del árbol para facilitar la determinación de su altura por el encargado del reconocimiento.

c) Un escalador de árboles, que es un obrero especializado en trepar a los árboles con aparatos escaladores (como los que se usan para subir a los postes telefónicos). En cada unidad de muestreo este obrero escala al menos tres árboles y mide la longitud del fuste comercializable con una cinta métrica para que el encargado del reconocimiento pueda comprobar la altura obtenido por cálculo. También se mide la circunferencia en el extremo y en el centro del fuste comercializable. Estos datos se usan para la confección de tablas volumétricas. Este obrero ayuda además al botánico a recoger material de los árboles en pie.

d) Ayudante del botánico, encargado de apear los árboles que indica el botánico y de transportar el material recogido.

4. El personal del campamento

Lo forman:

a) Un cocinero, encargado también del almacén y del material. Junto con el calculador, se ocupa asimismo de prestar asistencia médica al equipo.

b) Un ayudante del cocinero, que hace casi toda la cocina, que es sencillísima.

c) Un cazador profesional, cuya misión es proporcionar carne fresca al equipo. Cuando no tiene suerte o escasea la caza, le ayuda generalmente alguno de los destrozadores.

5. Grupo de transporte

Esta sección tiene a su cargo todo el transporte fluvial y cuida de las embarcaciones y de los motores. Consiste en el personal de las lanchas, esto es, el capitán y su ayudante, el maquinista y su ayudante, y un piloto. Este es necesario prácticamente en todas partes, pues casi todos los desplazamientos en lancha se hacen de noche.

Número de componentes del equipo de reconocimiento y método de desplazamiento que emplea éste

El total de personas que componen una brigada de reconocimiento suele ser de unas 40, aunque cuando se agregan a él reconocedores de suelos o simples visitantes, el número puede ser mayor. Sin embargo, para que el trabajo se haga a tiempo y el equipo pueda desplazarse con facilidad, 40 debe considerarse el máximo conveniente, pues, de lo contrario, se necesitarán lanchones muy grandes que tienen el inconveniente de que no pueden penetrar en los ríos pequeños y, por consiguiente, disminuyen la movilidad del equipo. Solamente durante la navegación vive el equipo a bordo. Al llegar al centro aproximado de una serie de transacciones proyectadas se escoge un lugar apropiado para establecer el campamento que consiste en tiendas abiertas formadas por lonas de 5×5 metros. La transacción más alejada aguas arriba o aguas abajo del campamento no distará de éste más de una hora en lancha o en canoa, con o sin motor fuera de bordo. Un campamento se compone generalmente de 10 ó 12 tiendas, lavaderos, mesas, cocina, etc. Contando el trabajo necesario para el desbroce del lugar de emplazamiento, un campamento deberá poderse establecer en un plazo de 4 a 8 horas y levantarse en el de una.

En el Valle del Amazonas se hicieron trabajos de campo todo el año. Especialmente durante la estación lluviosa, cuando los ríos menores y los riachuelos llevan bastante agua, resultaba mucho más fácil trabajar que en la estación seca, pues se podía penetrar más en los bosques por los cursos de agua. Durante los 1.149 días de trabajos de campo invertidos por los equipos de reconocimiento en la toma de muestras de los cinco cuarteles, sólo se perdieron cinco jornadas de trabajo por causa de lluvias intensas.

Planeamiento del procedimiento de muestreo

El planeamiento del procedimiento de muestreo para un reconocimiento exploratorio presenta dificultades características. El hecho de que no se conozca el grado de variabilidad de los bosques reconocidos, no puede considerarse como una desventaja o una dificultad puesto que uno de los objetivos de este tipo de reconocimientos es precisamente medir esta variabilidad. La verdadera dificultad en algunos casos puede surgir del hecho de no poder levantar un mapa del tipo de monte a partir de fotografías aéreas sin proceder antes a operaciones terrestres, por lo cual se desconocían los límites de los tipos de monte comprendidos en la formación forestal de las tierras secas que había que reconocer. La enumeración de una unidad de muestreo partiendo directamente del punto de penetración en un tipo de monte desconocido de esta unidad será correcta, pero si se efectúa una segunda sin un plan preestablecido, esta otra puede ser incorrecta. Por lo tanto, la ubicación de las transacciones que hay que abrir, a lo largo de las que se han de escoger las unidades de muestreo, se proyecta y determina en un mapa provisional o en fotografías aéreas. La longitud normal de las transecciones fue generalmente de 10 kilómetros, de los cuales el tercero, el sexto y el décimo se enumeraban. En algunas ocasiones estas transacciones se extendieron hasta 27 kilómetros con un campamento secundario en medio, y en otras sólo tenían 6 kilómetros de longitud. Las unidades de muestreo se escogieron a lo largo de estas transacciones más largas o más cortas en el mismo orden de sucesión. Este orden se basa en la experiencia práctica. El equipo de enumeración puede enumerar cada día dos unidades de muestreo de una hectárea a lo largo de una transacción, si sólo tiene que andar 12 kilómetros (6 en un sentido y 6 en el contrario), y una unidad de muestreo de una hectárea cada día, si tiene que andar 20 kilómetros (10 de ida y 10 de vuelta). Las transacciones se proyectaron a lo largo de los ríos y arroyos navegables con lanchas o canoas grandes con motor fuera de bordo. Se intentó establecer un número igual de unidades de muestreo en el cuadro de 15 minutos de lado representado por los mapas básicos, pero esto resultó muy difícil. En la región del «planalto» o altiplano la penetración por los ríos menores resultaba muy difícil y en lo alto de la meseta no había agua, por lo que fue casi imposible establecer campamentos secundarios. Al sur de Belém ocurrió frecuentemente que la selva virgen de las tierras que no cubren las aguas había sido talada, porque las fotografías tomadas por el procedimiento trimetrogon databan de los años 1942 a 1944 y de entonces acá la población de los alrededores de Belém ha aumentado considerablemente. En dos ocasiones los indios no dejaron entrar en los montes a los equipos de reconocimiento.

FIGURA 4. - Un escalador de árboles iniciando la subida a un árbol y ajustándose la cinta métrica en el cinturón. Con esta cinta mide la longitud exacta del fuste comercializable y la circunferencia del mismo en su parte alta y en su parte central.

FIGURA 5. - Curva de la frecuencia de las especies arbóreas encontradas en un tipo de bosque (Informe de la FAO N° 960, tipo Maues). Para este reconocimiento se escogieron 128 unidades de muestreo, cada una de ellas de una hectárea. Se encontraron promedios de 117 árboles y 169,4 centímetros cúbicos de madera. En la gráfica, encima de la unidad de muestreo N° 1 se da el número de especies encontradas en esta unidad; encima de la unidad de muestreo N° 2 se da el número de especies encontradas en las unidades de muestreo números 1 y 2, etc. Cuando una especie se encuentra en una de las unidades de muestreo, se indica en negro. Observando la parte inferior de la gráfica se puede determinar fácilmente si una especie se presenta únicamente en parte del tipo de bosque reconocido o si se distribuye regularmente por todo el tipo.

Vista la uniformidad de estos montes y habida cuenta de la experiencia obtenido durante el reconocimiento del primer cuartel, es decir, el de la región comprendida entre los ríos Tapajóz y Xingu, fueron pocas las muestras tomadas en los otros cuarteles. En el primero de ellos se enumeró aproximadamente el 0,03 por ciento de los montes de tierra que no cubren las aguas y en los otros, el 0,006 por ciento poco más o menos.

El de la composición de todos los bosques reconocidos se hizo por tipos de bosque. Todas las especies encontradas en la zona de toma de muestras se incluyeron en clases de presencia. La inclusión de una especie en la clase de presencia 100-90 por ciento significa que esta especie se halló en el 100-90 por ciento del número de unidades de muestreo en dicho tipo, etc. Para cada tipo se trazaron curvas de frecuencia (curva da frequência das especies). Las unidades de muestreo con sus números se representan en el eje de abscisas de esta curva y el número de especies, en el eje de ordenadas.

El número de especies encontradas en la unidad de muestreo N° 1 se indica encima de esta muestra (en la reproducción presentada en la Figura 5 este número es 52); el número de especies arbóreas halladas en la unidad de muestreo N° 2 (en la reproducción presentada es 84), etc. Encima de la última unidad de muestreo puede verse el número total de especies arbóreas enumeradas en las unidades de muestreo (en la reproducción dada, es 213). En todos los tipos de bosque de que se tomaron muestras, la mayoría del gran número de especies existentes se había registrado ya en las unidades de muestreo N° 10 a 15, mientras que en las unidades últimas sólo se encontraron unas cuantas especies más que no se habían enumerado ya en las 10 a 15 primeras unidades de muestreo. De aquí se deduce que es fácil el registro de las especies arbóreas cuya presencia es común y frecuente en estos tipos de bosque en 15 unidades de muestreo.

Para determinar si estas especies arbóreas se distribuían regularmente en las unidades de muestreo y, por consiguiente, en todos los tipos de bosque objeto del reconocimiento, las especies halladas en las clases de presencia 100-90 por ciento, 90-80 por ciento, 80-70 por ciento, 70-60 por ciento y 60-50 por ciento figuran debajo de las curvas de frecuencia con una indicación en negro si sólo se encontraban en una determinada unidad de muestreo, designada con su número en el eje de las «x» de la curva de frecuencia. Esto se hizo para determinar cuáles eran las especies de estas clases de presencia que se enumeraron únicamente en ciertas partes de los tipos de bosque y podían indicar, por tanto, un cambio posible en la composición, por tratarse de las especies indicadoras o dominantes.

Variabilidad de los tipos de bosque

Otra finalidad del reconocimiento exploratorio era obtener datos relativos a la variabilidad de los tipos de bosque hallados. En Belém (donde no había posibilidades de utilizar tarjetas perforadas para el análisis estadístico) se procuró por todos los medios adquirir una idea clara de esta variabilidad, pero después de varios ensayos con unas pocas unidades de muestreo resultó evidente que era necesario un análisis estadístico a fondo del mayor número posible de unidades de muestreo diseminadas en grandes extensiones de bosque.

Después de haber obtenido 918 unidades de muestreo en una hectárea, se enviaron los resultados al Departamento de Estadística de la Organización Central de Investigaciones Científicas Aplicadas de los Países Bajos (TNO). Se preguntó a esta Organización si:

a) cada especie arbórea,
b) algunos grupos determinados de tres especies, y
c) el número total de especies por hectárea satisfacían la fórmula de distribución de Poisson, esto es, si se repartían aleatoriamente y cuántas unidades de muestreo habrían de tomarse en estos tipos de bosque para lograr una exactitud del 10 por ciento con respecto a los números de árboles y su volumen de madera comercializable, admitiendo un error de ±5 por ciento (siendo correcta realmente una probabilidad de 95,44 por ciento). Se empleó la fórmula de distribución de Poisson porque esta fórmula permite conocer la frecuencia de casos aislados (la aparición de un árbol determinado) en una superficie continua.

De los cálculos hechos por el TNO se dedujo que la distribución de las especies arbóreas se ajustaba, en general, a la fórmula de distribución de Poisson, pero que había a menudo excepciones en que las unidades de muestreo presentaban un número elevado de especies determinadas indicio de una agregación o de la formación de colonias. En efecto, éste es uno de los resultados más significativos de estos reconocimientos de exploración y explica algunas características de la naturaleza de los bosques amazónicos.

Dicho de otro modo, los resultados de la toma de muestras indicaban con claridad que, prácticamente, todas las especies arbóreas se distribuían aleatoriamente, pero que donde las circunstancias eran especialmente favorables para ciertas especies y mejoraban su poder competidor en relación a las otras especies se observaba una tendencia a la agregación o a la formación de colonias. Esto sólo puede significar que cualquiera de las especies arbóreas de los bosques del Amazonas posee la capacidad de dominar en estas masas mixtas en determinadas circunstancias y con mucha probabilidad tienen también la facultad de formar masas puras. Algunas especies dominaban grandes extensiones del sotobosque y otras, diseminadas aquí y allá, el piso superior de los tipos de bosque objeto de muestreo.

INVENTARIOS FORESTALES MÁS DETALLADOS

Cuando una especie arbórea se reparte conforme a la fórmula de distribución de Poisson o aleatoriamente y en el muestreo se requiere una exactitud del 10 por ciento con un error posible del 5 por ciento, es necesario enumerar 400 árboles de dicha especie.2

2

donde «p» es el porcentaje, «t» un factor de probabilidad, «» el número medio de arboles por unidad de muestreo y «n» el número de unidades de muestreo. Una de las características de la distribución de Poisson es que , o promedio de muestreo, es igual a la variancia. Si en esta fórmula se pone 10 en lugar de p; 2 en lugar de t, que es el valor aproximado de una posible probabilidad de 15 por ciento de cometer un error, y de la variancia, es decir o promedio de muestreo, se obtiene la fórmula

,

o lo que es lo mismo n.= 400 árboles.

Se han preparado tablas, partiendo de los datos de «clases de presencia» obtenidos, que permiten calcular la extensión en hectáreas del muestreo necesario para registrar este número de árboles.

El forestal experimentado en este tipo de trabajo en los bosques tropicales alejados de centros de población, probablemente considerará muy complicados y no muy prácticos estos reconocimientos relativos a una determinada especie. Pero pueden presentarse dos ejemplos en que estos reconocimientos forestales más detallados son valiosos.

Cuarteles de arrendamiento de montes del Estado

Si uno de los Estados del Valle del Amazonas quisiera arrendar parte de sus montes en cuarteles de 10.000 ó20.000 hectáreas con vistas a su explotación, convendría efectuar una inventariación más detallada en varios de estos cuarteles que permitiesen establecer comparaciones y determinar por tanto las condiciones justas del arriendo. El interés no se centrará en una sola especie sino en grupos de especies de valor económico actual (en los informes de la FAO a que se ha aludido anteriormente se mencionan varios de estos grupos de árboles). El número de unidades de muestreo de 1 hectárea necesario para efectuar inventarios más detallados con objeto de obtener el volumen de madera comercializable en pie para tal grupo puede estimarse en 200, con un gran margen de seguridad. Esto significa que para un cuartel de 10.000 hectáreas es preciso un reconocimiento de 2 por ciento y para otro de 20.000 hectáreas, un reconocimiento de 1 por ciento.

Explotación comercial

Para una empresa comercial que desee explotar un número limitado de especies, por ejemplo: cedro (Cedrela odorata) y freijo (Cordia geoldiana) o pau amárelo (Euxylophora paraensis) acapu (Vouacapoua americana) y sucupira (Bowdichia nítida), es posible indicar en las regiones cubiertas por los reconocimientos de exploración los tipos de bosque donde puede encontrarse el volumen máximo de madera en pie de estas especies. Cuando este volumen por hectárea y todas las demás circunstancias hagan que la explotación comercial sea una empresa razonable, la compañía estará dispuesta a financiar una inspección más a fondo de las zonas escogidas y sobre todo a elaborar el plan de extracción y calcular los costos.

Una solución práctica en el caso, por ejemplo, del cedro y del freijo consiste en escoger al azar 40 cuadrados de 1 kilómetro de lado y enumerar en estos cuadrados todos los árboles de dichas especies. Con cuatro buenos obreros forestales (locales) y un inventariador se puede inventariar un cuadrado en un día o en día y medio (según el sotobosque). Las otras especies requieren otras variaciones.

Es muy probable que siguiendo las indicaciones dadas en el Cuadro 1 se enumeren más de 400 árboles de una especie determinada, por lo que la exactitud del cálculo del volumen de madera comercializable en pie será también elevada. Se recomienda hacer un inventario de todos los árboles de la especie de que se trate que tengan un diámetro normal de 25 centímetros o más, aun cuando con toda probabilidad la explotación se limite a los árboles con diámetro a la altura del pecho de 50 ó 60 centímetros.

CUADRO 1. - NUMERO Y MAGNITUD DE LAS PARTES DE LOS CUADRADOS DE 1 KILÓMETRO DE LADO QUE HAY QUE RECONOCER PARA OBTENER DATOS RELATIVOS A 400 ÁRBOLES AL MENOS DE UNA ESPECIE ARBÓREA PERTENECIENTE A LA CLASE DE PRESENCIA QUE SE INDICA

Clase de presencia

Magnitud de la muestra en Ha. dada con un alto grado de precisión

Número y magnitud de las unidades de muestreo que hay que escoger al azar, en Km

Transecciones adicionales necesarias por unidad de muestreo, en Km.

Porcentaje




10-20

4000

40

1,0×1

-

20-30

2000

40

0,5×1

1

30-40

1200

40

0,3×1

2

40-50

800

40

0,2×1

2

50-60

600

40

0,15×1

2

60-70

500

40

0,125×1

2

70-80

400

40

0,100×1

2

80-90

300

40

0,075×1

2

COSTO DE LOS RECONOCIMIENTOS

En la época en que se iniciaron estos reconocimientos de exploración, el tipo de cambio del cruzeiro brasileño era de 60 por dólar estadounidense. En cierto momento el cruzeiro bajó a 160, y cuando se redactó este informe, su cotización oscilaba entre 130 y 140 por dólar. Simultáneamente a este descenso del valor del cruzeiro aumentó notablemente el costo de la vida.

Se conocen, y se han calculado en días de viaje y porcentajes de muestreo, los gastos reales de toda la labor efectuada en el Amazonas. Considerando el reconocimiento de una superficie de 3.500.000 hectáreas, labor normal de un año para un grupo de reconocimiento, el costo de los grupos varió entre 284 y 53 cruzeiros3 por kilómetro cuadrado de superficie representada cartográficamente, y entre 379 y 76 cruzeiros por kilómetro cuadrado de monte de tierra que no cubren las aguas reconocido.

3 Los límites superiores se refieren al cuartel primero con el porcentaje de muestreo más elevado y los límites inferiores se refieren a la zona cercana a Belém, donde la pérdida de tiempo para ir al monto y volver de él ora mínima.

Incluyendo el importe de los salarios de todo el equipo, los gastos de material, fotografías, informes, etc., los costos oscilaban entre 341 y 110 cruzeiros por kilómetro cuadrado para toda la superficie de que se levantaron mapas y entre 450 y 147 para los montes de tierra que no cubren las aguas reconocidos.

Es difícil expresar un promedio justo de los gastos por hectárea para este tipo de reconocimiento, porque el porcentaje de muestreo varía con el grado de uniformidad de los montes de que se trate. Pero expresados en dólares estadounidenses los costos pueden calcularse en 1 a 4 centavos4 por hectárea de bosque de tierra seca reconocido. No se incluyen aquí los gastos del reconocimiento aéreo puesto que se utilizaron fotografías aéreas ya existentes.

4 El tipo de cambio es 135 cruzeiros = 1 dólar.

Los gastos de un reconocimiento más detallado se calculan en 60 centavos de dólar estadounidense por hectárea, lo que es mucho y no estaría justificado a no ser en una zona donde el reconocimiento exploratorio hubiese indicado que la explotación merecía realmente la pena. Los reconocimientos efectuados por la misión de la FAO han dado ya, en efecto, indicaciones suficientes respecto de si determinadas nuevas inversiones forestales son una empresa segura.


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