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5 CONCLUSIONES Y OPORTUNIDADES

- El consumo total de pescado (fresco + industrializado) en Buenos Aires, fue de 109 73 O toneladas en 1996, lo que equivale a un consumo per capita de 9,5 Kg (equivalente peso de pescado entero).

- El valor de este consumo anual es de 344 millones de dólares, con un precio promedio al público de 3,14 U$S por Kg (base pescado entero).

- 63 % del consumo corresponde a productos frescos. La tendencia es el incremento del consumo de pescado frescos y el despegue de los productos industrializados. Esta tendencia está fomentada por la incursión de los supermercados en la distribución de pescados congelados y frescos.

- La importación de productos industrializados desempeña un papel importante. Representa 50 % de la oferta de productos industrializados y 75 % de las importaciones argentinas totales de productos pesqueros. Conoció un incremento sensible desde hace tres años, con la introducción del salmón ahumado o embutidos de salmón en Argentina. En la actualidad la importación de embutidos de salmón representa el tercio de las importaciones argentinas totales de productos del mar. Pero, sea industrializado o fresco, la merluza sigue siendo el pescado más consumido en Argentina.

- El gusto argentino por salmones frescos y ahumados constituye una oportunidad para la acuicultura nacional y empresas de transformación o importación. Ya existen dos empresas que importan salmones y los ahuman y condicionan para abastecer al mercado interno. Pero, de manera general, existen oportunidades para la introducción de nuevos productos del mar, sean "simplemente" importados, o elaborados localmente.

- La repartición de las pescaderías, dentro de GBA es irregular. Se encuentran sobretodo en Capital Federal y se concentran en "manchas", de preferencia en los barrios más acomodados. El desarrollo de la gran distribución en los partidos del GBA fomenta el consumo de pescado en áreas donde los comercios de venta al por menor de pescado eran escasos salvo algunas excepciones. Quedan sin embargo oportunidades de desarrollo de comercio tradicional de pescado en zonas que padecen todavía de infraestructura minorista, en Capital Federal o los partidos del Gran Buenos Aires.

- Los principales mayoristas de Buenos Aires, que han integrado verticalmente la cadena de comercialización, tienen todavía un gran peso en el mercado del pescado. La bipolarización del mercado interior, es decir la producción en Mar del Plata y el consumo en Buenos Aires, hace que resistan muy bien a la gran distribución. Se han convertido en interlocutores imprescindibles. Pero el desarrollo de los supermercados y del consumo puede conducir a la creación de nuevos actores, tales como los frigoríficos de Mar del Plata, usualmente exportadores, y que incursionan en el mercado interno. Una modificación del paisaje de la distribución es muy previsible dentro de los próximos años.

- Los mayoristas que no tienen un peso crítico, sufren el mercado "en negro" que constituye una competencia desleal y fomenta prácticas comerciales ilegales.

- No existe ninguna entidad empresarial especializada que vincule a los actores del mercado interno de pescado. Su ausencia contribuye a la inexistencia de estadísticas del sector y de políticas de promoción. Cabe destacar que el incremento del consumo del pescado es nuevo y que, en consecuencia, la cultura de los consumidores acerca de estos productos es incipiente. La existencia de prácticas comerciales engañosas (los "frescos descongelados" o falsificación de especies, por ejemplo) no van en el sentido del mejoramiento del valor agregado generado por el sector en su conjunto. Una asociación especializada podría implementar reglas de juego más claras.


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