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Capítulo 1
Cuadro general de la situación

ESTIMACIÓN DEL TAMAÑO Y DE LA DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LAS EXISTENCIAS DE PLAGUICIDAS CADUCADOS

Es difícil cuantificar las existencias de plaguicidas caducados debido a la extensa distribución de los plaguicidas y a la ubicación remota de muchos de los puntos de almacenamiento. No obstante, suele reconocerse ampliamente la necesidad de hacer inventarios que incluyan detalles sobre la identidad de los plaguicidas caducados, las cantidades, condiciones, ubicación y fuentes como requisito previo esencial para la aplicación de cualquier medida correctiva.

En este sentido, la FAO ha sido uno de los primeros en realizar inventarios a través de un amplio programa de recopilación de datos procedentes de África y del Cercano Oriente, habiéndose concluido los inventarios de 53 países de estas regiones y determinado la existencia de más de 47 000 toneladas de plaguicidas caducados. En 1998, el programa de la FAO se extendió a América Latina y se invitó a 33 países a hacer inventarios. Hasta la fecha son cinco los países que han presentado sus inventarios y se ha determinado la existencia, en conjunto, de 1 895 toneladas de plaguicidas caducados. Actualmente la FAO está extendiendo también el programa a Asia, y a comienzos de 2001 se invitará a 21 países a participar en él (A. Wodageneh, 2000, comunicación personal).

La experiencia adquirida con el programa de la FAO muestra claramente que los datos recogidos mediante este proceso son indicativos de la situación, pero no son conclusivos. Al hacerse inventarios más detallados para fines de transporte y de eliminación en los países en que se han efectuado las operaciones de eliminación, generalmente se han determinado cantidades mucho mayores de plaguicidas caducados de las indicadas en los inventarios iniciales, llegando a veces a cantidades superiores en un 50 por ciento.

En los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), la mayoría de cuyos miembros no son miembros de la FAO, el trabajo de inventario de los plaguicidas caducados y de los contaminantes orgánicos persistentes (COP) se ha realizado con el apoyo del Programa sobre productos químicos del PNUMA, siguiendo el modelo elaborado por la FAO. En los demás países de Europa Oriental hay poca coordinación en la labor en materia de plaguicidas caducados. Con respecto a estas regiones aún no se han publicado inventarios, pero los datos iniciales indican existencias muy cuantiosas. Algunos informes de autores desconocidos señalan que en estos países los plaguicidas caducados ascienden, aproximadamente, a 70 000-80 000 toneladas (PNUMA, 1999e).

En algunos países se cuenta con el apoyo de un cierto número de programas bilaterales adicionales para realizar los inventarios de plaguicidas caducados, ya sea como actividades individuales o como parte de programas más amplios. Entre éstos cabe mencionar un programa, financiado por los Países Bajos en el Pakistán, y llevado a cabo por la Sociedad Alemana de Cooperación Técnica (GTZ), que hasta la fecha ha determinado la existencia de 917 toneladas de plaguicidas caducados en 133 lugares de almacenamiento del Punjab, quedando aún por controlar otros 30-40 almacenes. Según W. Schimpf de la GTZ (2000, comunicación personal), dentro de poco se eliminarán 317 toneladas en 13 lugares de almacenamiento. Otros programas son el financiado por Dinamarca en cinco países de Europa Oriental, sobre el que no se dispone de resultados (L. Lauritzen, 2000, comunicación personal); un programa autofinanciado en Polonia, en que se ha determinado la existencia de 60 000 toneladas (véase el documento de Stobiecki, et al., preparado para el Quinto Foro Internacional sobre HCH y Plaguicidas, 1998); un programa que se está realizando en Nicaragua con el apoyo del Banco Mundial y de Finlandia; y un programa llevado a cabo en algunos países del Pacífico por el Programa Regional del Pacífico Sur para el Medio Ambiente (SPREP), en el que se ha determinado la existencia de 63 toneladas de plaguicidas caducados, de las cuales 10 toneladas de Diclorodifeniltricloroetano (DDT) (B. Graham, SPREP, 2000, comunicación personal).

Teniendo en cuenta la escasez de datos de muchas regiones y países, las estimaciones basadas en los inventarios existentes y en la experiencia pasada indicarían que prácticamente en todos los países en desarrollo y en todas las economías en transición, hay existencias de plaguicidas caducados. En los países en que antes se aplicaban mecanismos centralizados de suministro las existencias suelen ser mayores, y a menudo ascienden a miles de decenas de toneladas. Se podría estimar que en total las existencias mundiales de plaguicidas caducados de los países en desarrollo y de las economías en transición son aproximadamente de 400 000-500 000  toneladas.

DESCRIPCIÓN DE LAS EXISTENCIAS DE PLAGUICIDAS

Tipo de existencias de plaguicidas

No existe tipo de plaguicida o grupo de producto químico que no figure entre las existencias de plaguicidas caducados. Si bien algunas existencias se han ido acumulando durante períodos de hasta 40 años, a éstas se añaden continuamente nuevos productos. Entre los principales factores que influyen en la caducidad de los productos están la antigüedad y el almacenamiento inadecuado. Al tratarse de procesos constantes, los productos caducan cuando no han sido utilizados antes de la fecha de vencimiento y están almacenados en condiciones inadecuadas.

Algunos de los plaguicidas más antiguos siguen siendo utilizables durante mucho más tiempo que la mayoría de los productos más recientes. Productos como los insecticidas organoclorados (aldrin, clordano, DDT, dieldrin, endrin, heptacloro, hexaclorobenceno [HCB], mirex y toxafeno) siguen siendo activos por muchos años. Sin embargo, justamente esta propiedad ha dado lugar a la prohibición generalizada de estos productos químicos y a su inclusión en la lista de COP que se está negociando en el ámbito del proyecto de Convenio sobre los COP con el fin de suspender su producción y utilización.

En el cuadro del Anexo I figura la lista de los plaguicidas COP determinados por separado en los distintos inventarios. Cuando no constan datos sobre los COP, o éstos son igual a cero, ello puede significar más bien que no han sido determinados y no su inexistencia. No obstante, los datos disponibles indican que más del 20 por ciento de las existencias de plaguicidas caducados están constituidas por plaguicidas COP, lo que se debe, sin duda alguna, a un factor de vencimiento ya que la mayoría de estos productos han sido prohibidos o limitados desde hace años en casi todos los países.

El siguiente grupo más importante de productos químicos entre las existencias caducadas es probablemente el de los insecticidas organofosfatados, cuya producción representaba una alternativa de productos menos persistentes que los organoclorados. Con el tiempo la alta toxicidad de estos productos para los seres humanos ha dado lugar a que en muchos países industrializados se hayan sustituido con piretroides sintéticos, que son menos tóxicos para los mamíferos y, por tanto, más inocuos para las personas. Sin embargo, los piretroides sintéticos son más caros que los productos organofosfatados, por lo que éstos últimos siguen usándose considerablemente en los países en desarrollo.

Los productos organofosfatados tienen un tiempo de duración menor que los organoclorados y con el tiempo pueden alterarse física y químicamente, razón por la cual muchos de estos productos suministrados entre el decenio de 1980 y también antes, y comienzos y mediados del decenio de 1990, en la actualidad están caducados. También los productos que tienen más de dos años deben someterse a análisis para determinar si siguen siendo aptos para el uso, y se clasifican entre los productos caducados hasta que no se hayan efectuado dichos análisis.

Otros tipos de plaguicidas que se encuentran entre las existencias caducadas comprenden los carbamatos y los insecticidas piretroides sintéticos, diversos grupos de fungicidas y de herbicidas, e incluso algunos productos botánicos y microbianos. En algunos inventarios también figuran compuestos organometálicos, como el arsénico, el mercurio y los productos químicos a base de a luminio, muchos de los cuales han sido prohibidos desde hace años y que probablemente tienen más de 30 años.

En algunos inventarios se encuentran asimismo productos veterinarios, muchos de los cuales son plaguicidas. No obstante, muchos de ellos son también productos farmacéuticos que han sido clasificados de diferente manera.

El inventario de la FAO para África y el Cercano Oriente (FAO, 1999c) contiene también muchas partidas que figuran como productos desconocidos, se trata, aproximadamente, de un 7 por ciento del número de partidas, entre las que se encuentran también productos sin etiquetar o mezclas de productos sin envasar.

Además de los productos químicos, en las existencias caducadas también se incluyen los equipos contaminados, como pulverizadores de mochila, envases vacíos de plaguicidas, e ingentes cantidades de suelos muy contaminados por las fugas del contenido de envases dañados.

Condiciones de las existencias de plaguicidas

La condición de las existencias de plaguicidas caducados varía entre productos envasados en forma segura, productos almacenados correctamente, y que aún pueden usarse en el campo (después de ser analizados), y productos que se han difundido en el medio ambiente circundante debido a la fuga total de envases corroídos o dañados de otra manera.

Las condiciones de almacenamiento pueden influir en forma importante en la deterioración de los productos. En muchos casos se trata de productos almacenados al aire libre y expuestos a grandes fluctuaciones de temperatura y a otras condiciones perjudiciales que aceleran la deterioración tanto de los plaguicidas como de los envases. No obstante, aun cuando las condiciones físicas del almacenamiento han sido adecuadas, el tiempo de duración y la naturaleza de los productos dan lugar a la corrosión de los envases y a la pérdida de los productos. Esto tiene una importancia particular cuando se trata de insecticidas organofosfatados, que son ácidos, almacenados por períodos prolongados en tambores de acero que se han corroído.

A menudo es difícil comprobar la pertenencia de las viejas existencias debido a los cambios de propiedad y de condición de las organizaciones, o porque ya no existen, como, por ejemplo, en el caso de empresas estatales que ha sido privatizadas, o de organizaciones que han dejado de existir y que no siguen siendo responsables de las existencias de plaguicidas caducados acumuladas anteriormente. En estos casos, se trata de existencias que no reciben cuidados y que han dejado de tener hasta las condiciones básicas de almacenamiento, provocando una deterioración más acelerada y una grave contaminación del medio ambiente. En estas situaciones, la falta de condiciones seguras de almacenamiento también se traduce en vandalismo, robo de los productos y en el acceso de los niños y de los animales, expuestos de tal manera a los plaguicidas, lo que también contribuye a una mayor dispersión en el medio ambiente.

Hay, asimismo, muchos ejemplos de medidas inadecuadas adoptadas en el pasado para resolver los problemas de los plaguicidas caducados. El ejemplo más común y constante es el enterramiento de los plaguicidas. Se conocen casos de plaguicidas enterrados que han filtrado en los suelos circundantes, y a veces en las fuentes próximas de aguas superficiales, y otros en que los plaguicidas sepultados en cemento dificultan el acceso y el control de las condiciones de las existencias. De todos modos ni el enterramiento ni el sepultamiento pueden considerarse en ningún momento como una solución a largo plazo porque las fugas son inevitables. Entre los países en que se han utilizado estos sistemas, y donde habrá que adoptar medidas correctivas, figuran el Chad, Colombia, Polonia, el Senegal y el Yemen.

Ubicación de las existencias de plaguicidas

Prácticamente no existe país en desarrollo o economía en transición donde no haya existencias de plaguicidas caducados. Incluso los países que pretendían no tenerlas en lo más mínimo al comenzar el proceso de inventario de la FAO empiezan a reconocer que sí las tienen y que son considerables.

En los países en que hay existencias de plaguicidas caducados, éstas están distribuidas ampliamente por todo el territorio. Las existencias más cuantiosas pueden encontrarse en unos pocos almacenes desde los cuales los plaguicidas se distribuyen en todo el país, pero en general estos almacenes tienen una gestión adecuada. En las zonas más alejadas, las cantidades de plaguicidas pueden ser menores en cada lugar pero también es muy probable que las condiciones de almacenamiento y manipulación sean inadecuadas debido a la falta de capacitación y de recursos.

En casi todos los países en desarrollo la mayor parte de las personas, y de la tierra, se dedican a la agricultura de subsistencia. Los vectores de las enfermedades, como el zancudo del paludismo, no tienen fronteras geográficas y son perjudiciales hasta en los lugares más remotos. En muchos países el suministro de plaguicidas, al igual que el de otros insumos agrícolas y suministros sanitarios, se considera como un componente integrante de los programas de desarrollo y, por lo tanto, no hay límite para su difusión geográfica. Esta situación es evidente, por ejemplo, en Etiopía, en que en todo el país se han localizado 420 almacenes con plaguicidas caducados, y siguen encontrándose más a medida que se hace un inventario pormenorizado. Se trata de una situación común también en otros países.

En la actualidad la ubicación de los nuevos almacenes de plaguicidas está sujeta a las indicaciones de directrices detalladas, como las elaboradas por la FAO (FAO, 1996a). Estas directrices se basan en experiencias y errores del pasado. Muchas de las existencias de plaguicidas caducados han permanecido por decenios en los mismos almacenes, construidos y ubicados sin contar con directrices ni experiencia y, por lo tanto, muchas construcciones son deficientes y se encuentran en lugares inadecuados.

La agricultura suele realizarse cerca de las fuentes de agua, ya sea que se trate de fuentes naturales o de sistemas de riego artificiales, y es por ello que actualmente muchos almacenes se encuentran cerca de las fuentes de agua. Con el fin de salvaguardar los plaguicidas y de mantenerlos en condiciones de seguridad, los habitantes del medio rural pueden haber construido almacenes recurriendo a métodos tradicionales y los materiales usados, como el barro y la paja, con suelos de tierra, son inadecuados para impedir la filtración de las fugas de plaguicidas y generalmente absorben los productos químicos. Actualmente muchos de estos almacenes deberán destruirse y habrán de eliminarse los materiales usados para la construcción, que se consideran como materiales peligrosos debido a la absorción de productos químicos.

En el pasado los almacenes de plaguicidas se construían lejos de las zonas habitadas pero en muchos casos éstas se han extendido debido al aumento de la población y a la urbanización, abarcando los lugares en que se encuentran los almacenes y es frecuente, por lo tanto, encontrar almacenes de plaguicidas con existencias de productos caducados en zonas densamente pobladas, y es común que la gente y los animales vivan cerca de un almacén de plaguicidas, que los cultivos comestibles crezcan en tierras contaminadas, y que se use agua contaminada para beber y para regar.

PROCEDENCIA DE LAS EXISTENCIAS DE PLAGUICIDAS

Fabricantes

Los principales fabricantes de plaguicidas se encuentran en Europa, los Estados Unidos y el Japón, y la mayoría de las empresas, que de ahora en adelante se denominarán empresas GCPF, están representadas por la Federación Mundial de Protección de Cultivos (GCPF). Una parte considerable de los productos caducados han procedido de las empresas GCPF y han caducado debido al tiempo transcurrido desde su fabricación y a las condiciones inadecuadas de almacenamiento y manipulación. La proporción de las existencias de productos caducados procedentes de las empresas GCPF varía según las regiones. En la CEI, por ejemplo, la cantidad de productos fabricados por las GCPF es muy exigua, pero en América Latina, y en algunos lugares de África y Asia, se trata de una proporción elevada. (Las causas de la caducidad y de la acumulación se examinan en forma más detallada en la parte dedicada a las Causas de la acumulación, pág. 6.)

Entre las existencias de productos caducados se siguen encontrando con frecuencia plaguicidas fabricados en la CEI, en Europa Oriental y en otros países que estaban alineados a la antigua Unión Soviética.

En los últimos años los fabricantes de productos químicos y de plaguicidas «genéricos» (fuera de patente) se han multiplicado y extendido, sobre todo en China y en la India, pero también en otros países asiáticos y en algunos países de América Latina. Las empresas GCPF siguen produciendo y vendiendo plaguicidas genéricos en cantidades mucho mayores que los fabricantes de países en desarrollo que no forman parte de ellas. Los productos distribuidos por estos fabricantes de genéricos suelen basarse en tecnologías más antiguas (por ejemplo, insecticidas organoclorados y organo-fosfatados) y, según se informa a menudo, son de baja calidad. No obstante, son productos que se compran con frecuencia en los países en desarrollo porque son más baratos que los de las empresas GCPF. Estos productos genéricos figuran cada vez más entre las existencias de productos caducados.

Algunos países en desarrollo tienen en la actualidad plantas de elaboración de plaguicidas en que se preparan y envasan los principios técnicos activos para venderlos en el mercado local. Estas plantas suelen estar en grado de adaptar su producción y las estrategias de comercialización, incluidos ciertos detalles, como el tamaño apropiado de los envases, para responder a la demanda del mercado local y, por consiguiente, es raro encontrar estos productos elaborados localmente entre las existencias de productos caducados.

Compradores

Los órganos encargados de la adquisición de los plaguicidas que se han acumulado como existencias de productos caducados son muchos y diversos, pero pueden agruparse en cuatro categorías:

CAUSAS DE LA ACUMULACIÓN

El Programa sobre plaguicidas caducados de la FAO ha definido los siguientes seis sectores clave que dan origen a la acumulación de plaguicidas caducados en los países en desarrollo (FAO, 1995b):

Gran parte de las explicaciones de estos factores, que se presentan a continuación, se han tomado del Capítulo 2 del documento de la FAO citado anteriormente (FAO, 1995b), en que se describen en forma exhaustiva las causas de la acumulación. En el presente informe se actualiza y completa dicha información con nuevos datos.

Prohibición de productos

En muchos países, en que se han prohibido o retirado una serie de productos por razones ambientales o sanitarias, se tiene en poca cuenta el destino de las existencias de plaguicidas caducados y éstas permanecen donde han sido almacenadas y donde, posiblemente, se han deteriorado. Esto se refiere especialmente a los compuestos organoclorados que forman parte de las reservas estratégicas para la lucha antiacridiana. Un ejemplo común son las existencias de dieldrin en muchos países africanos en que la langosta migratoria representa un problema. A finales del decenio de 1970 se prohibió el uso del dieldrin en los programas de lucha contra la langosta patrocinados por donantes pero no se tomaron medidas para agotar o eliminar las existencias, que quedaron almacenadas en espera de una solución adecuada. En algunos casos ha habido fugas de los envases deteriorados y, en los demás, los plaguicidas se han usado ilegalmente.

Almacenamiento inadecuado y gestión deficiente de las existencias

Insuficiente capacidad de almacenamiento de los plaguicidas. A menudo las autoridades responsables de las existencias de plaguicidas no cuentan con una capacidad de almacenamiento suficiente para almacenarlas en condiciones de seguridad. Muchos almacenes están mal construidos, carecen de la ventilación necesaria y son demasiado calientes y/o no tienen suelo de cemento. Debido a las limitaciones de espacio es frecuente que los plaguicidas no estén apilados en forma conveniente obstaculizando, de tal modo, el acceso a los productos y el control de las condiciones de los envases. En muchos lugares los plaguicidas se almacenan al aire libre por largos períodos de tiempo. Las condiciones inadecuadas de almacenamiento aceleran el deterioro de los plaguicidas y de los envases. A veces los productos nuevos se almacenan en modo inadecuado porque los que ya han caducado ocupan el limitado espacio disponible.

Condiciones inadecuadas de almacenamiento. Ciertos plaguicidas requieren condiciones específicas de almacenamiento debido a sus propiedades físico-químicas. Los compuestos que se presentan en forma sólida, por ejemplo, deberían estar separados de los líquidos, los agentes corrosivos distantes de envases metálicos y los oxidantes separados de productos inflamables y combustibles. Consejos e información sobre estos aspectos se encuentran en las etiquetas de los productos, en las fichas de seguridad (Material safety data sheets - MSDS) y en las directrices publicadas. Sin embargo, en los países en desarrollo los almaceneros de zonas rurales rara vez tienen acceso, o simplemente no lo tienen, a este tipo de materiales, ni reciben capacitación para poder interpretarlos. Además es poco probable que las instalaciones de almacenamiento existentes puedan ajustarse a esos requisitos. Así pues, es común encontrar productos almacenados en forma inadecuada, y mayor el riesgo de que se ocasionen daños a los productos y los envases y de que se acelere el proceso de deterioro.

Personal que carece de preparación para la gestión de las existencias. Los jefes de los almacenes principales y las personas encargadas de las existencias a nivel nacional a menudo no conocen las reglas necesarias para una gestión adecuada (forma correcta de apilamiento, división de los productos, principio de salida en orden de adquisición, etc.). Es posible que las fugas y los derrames no se limpien de inmediato porque el personal no ha sido entrenado en tal sentido, o porque no dispone del material y de los equipos de protección necesarios. La contaminación y el apilamiento inadecuado pueden afectar la condición de otros productos e impedir una gestión correcta de las existencias. Es posible, asimismo, que los registros de los almacenes no se actualicen en forma regular, informando al respecto a las autoridades centrales encargadas de determinar las necesidades de plaguicidas a nivel nacional, y esto da lugar a que en los pedidos de las temporadas siguientes se peque por exceso o por defecto.

Sistemas de distribución deficientes. La tardanza en el tratamiento de los datos relativos a los plaguicidas importados y la gestión inadecuada de las existencias en el primer punto de almacenamiento y distribución de un país pueden traducirse en largas demoras para que los productos lleguen al lugar en que han de utilizarse. En muchos casos los productos sólo llegan a su destino final poco antes de vencerse la fecha de caducidad, o incluso cuando ya ha vencido. En zonas remotas, los almaceneros y los funcionarios encargados de la protección vegetal pueden no estar al corriente de esta situación porque no están capacitados o carecen de información sobre el etiquetado de los productos, e inclusive sabiendo que los productos han caducado son reacios a deshacerse de suministros que son caros y escasos y para los que no disponen de otras alternativas.

Manipulación inadecuada durante el transporte. Con frecuencia los bidones y otros materiales de envase se estropean durante el transporte o porque no se presta suficiente atención durante la manipulación. Cuando los bidones sufren golpes su revestimiento interior y exterior puede dañarse, con la consiguiente aceleración de la corrosión y una menor duración de los productos. Otro factor que perjudica tanto los envases como su contenido es la exposición innecesaria y prolongada a la luz directa y al calor del sol durante el transporte.

Falta de instalaciones de análisis. Dado que en la mayoría de los países en desarrollo no se cuenta con instalaciones de laboratorio para el control de la calidad de los plaguicidas puede ser difícil determinar si un plaguicida aún puede usarse después de vencida la fecha de caducidad. Un etiquetado deficiente y la ausencia de la fecha de fabricación/expedición en las etiquetas o en los envases pueden complicar aún más esta situación. Es por ello que a menudo hay una comprensible tendencia a apartarse del principio de salida en orden de adquisición y a usar los productos que son más nuevos para estar seguros de su eficacia. Sin embargo esta práctica se traduce en un almacenamiento prolongado de los productos más antiguos.

Productos o envases inadecuados

Los productos que han sido donados o adquiridos a veces son inadecuados para el uso previsto dando lugar a su permanencia en los almacenes y a su deterioro. Cabe señalar que todas las causas de la caducidad tratadas en este apartado figuran en el Código Internacional de Conducta para la Distribución y Utilización de Plaguicidas de 1990 (versión revisada). Actualmente los gobiernos, los organismos encargados de las adquisiciones y la industria deberían atenerse a este Código de Conducta, aunque es evidente que en muchos países no es así.

Principio activo o formulación inadecuados. Entre los ejemplos de casos en que los productos se han considerado inadecuados figuran los siguientes:

Tamaño poco práctico de los envases o envases de baja calidad. Generalmente los plaguicidas a granel se suministran en bidones metálicos de 200 litros de preparado líquido o en sacos de 25 kg, o más, de productos en polvo. En el caso de países que no disponen de instalaciones adecuadas para el reenvasado esto puede representar un problema cuando los plaguicidas deben ser usados por personal de protección vegetal, personal de extensión o pequeños agricultores. Para poder trasladar el contenido de los tambores a envases más pequeños se necesita disponer de grandes cantidades de envases vacíos pequeños, de una bomba, de etiquetas, etc., y a menudo en el lugar en que se efectúa el reenvasado no se dispone de este material, o es insuficiente. Por consiguiente, es posible que los plaguicidas queden sin usar o que se improvisen medidas que representan un peligro para quienes manipulan los productos o para los usuarios.

A veces los plaguicidas se entregan en envases que no son duraderos y que pronto comienzan a tener pérdidas. Cuando los bidones se han corroído o comienza a haber fugas ya no pueden transportarse, lo que complica aún más la utilización del contenido, y lo mismo sucede con las bolsas rasgadas y otros tipos de envases estropeados.

Si la calidad del envase no está especificada en los documentos de licitación, los licitantes pueden verse tentados a reducir sus precios con perjuicio de la calidad de los envases.

Falta de etiquetas o etiquetado incompleto. En algunos casos los plaguicidas no se utilizan porque los usuarios finales no conocen las características de los productos o la forma de aplicarlos, al no haber etiquetas o ser incompletas o ilegibles (a causa de la lluvia, la exposición a la luz del sol, pérdidas) o porque están en un idioma desconocido para el usuario.

Comunicación insuficiente entre los organismos de asistencia y los países receptores. A veces la cantidad, el principio activo, la preparación o el envasado de las donaciones de plaguicidas son inadecuados para el uso previsto. Estos errores se deben generalmente a la falta de especificaciones detalladas en los pedidos de donaciones de plaguicidas y/o a la falta de información sobre antecedentes y de documentación de apoyo. Estas lagunas no dependen solamente de los países en desarrollo, sino que también los organismos de asistencia pueden ser responsables de no haber obtenido dicha información antes de tramitar los pedidos de donaciones de plaguicidas. Ello puede deberse a las siguientes razones: comunicación insuficiente con los funcionarios que conocen las necesidades de plaguicidas del país, no haberse pedido información detallada sobre la cantidad de plaguicidas necesarios, o incapacidad para evaluar los pedidos de plaguicidas de los países receptores.

En particular se ha criticado al programa japonés de asistencia agrícola KR2, por haber suministrado cantidades excesivas de plaguicidas y productos que los países receptores ya tenían. En este caso esto se ha debido en parte a dichos problemas de comunicación.

Falta de gestión de los productos por parte de los donantes y los proveedores. En los países en desarrollo las operaciones de aduana y el transporte de los plaguicidas hasta el lugar de utilización pueden ser sumamente lentos. Los donantes y los proveedores no siempre procuran que los plaguicidas donados, o los que se han adquirido con fondos de desarrollo agrícola, sean tratados de manera adecuada y eficiente en los países receptores. Este tipo de problema sigue existiendo en Etiopía, donde los plaguicidas suministrados por el programa japonés KR2 a veces llegan a los almacenes de lugares remotos cuando la fecha de caducidad está a punto de vencerse o ya se ha vencido, y se han hecho nuevos pedidos de suministros cuando aún estaban en curso las operaciones de eliminación. Del mismo modo, los plaguicidas donados por la Comunidad Europea (CE) a Rwanda, que se entregaron en 1995, se almacenaron en condiciones inadecuadas (a pesar de encontrarse en las instalaciones de la misma CE en Kigali), sufriendo graves daños y ahora están contaminando el medio ambiente.

Prácticas fraudulentas de proveedores informales. Se han registrado situaciones en que plaguicidas que habían sido prohibidos en un país se suministraron a otro sin que el país receptor entendiera que los productos estaban caducados desde antes de recibirlos. En otros lugares, y con el fin de contener al máximo los costos, los proveedores de plaguicidas han comprado productos mediocres ajustándose a especificaciones contractuales que no definían de forma adecuada las normas de calidad de los productos. Hay ejemplos de entregas de productos que han quedado sin usar porque un proveedor informal había adulterado el producto para aumentar los beneficios y éste ya no correspondía a los fines previstos.

Este tipo de prácticas es inevitable en un mercado en que se puede hacer dinero, y sólo pueden evitarse utilizando procedimientos de licitación estrictos, especificaciones terminantes y un severo control de la calidad. Desafortunadamente los donantes no siempre aplican estas prácticas de manera suficientemente rigurosa y los países en desarrollo no disponen de recursos para poder hacerlo.

Donaciones o compras superiores a las necesidades

Evaluación inexacta de las necesidades. La evaluación de las necesidades de plaguicidas generalmente se basa en estimaciones aproximadas de la superficie que ha de tratarse. A menudo se presta poca atención a las reales condiciones agroecológicas (por ejemplo, variaciones en la intensidad de la invasión de plagas, límites económicos) y a los factores que pueden limitar la utilización del plaguicida, como la capacidad local para aplicarlo (disponibilidad de equipo para la pulverización, ropa protectora y personal capacitado), las instalaciones de almacenamiento y los sistemas de distribución. La capacidad de pago del producto por parte de los usuarios previstos es otro factor que a veces se descuida. Hay, además, una tendencia a sobrestimar las necesidades para evitar la escasez de los productos. A veces no se dispone oportunamente de información centralizada y actualizada sobre las existencias de los países, o dicha información es incompleta, con lo cual se complica la evaluación de las necesidades adicionales, y es posible que las autoridades encargadas de la evaluación de las necesidades anuales de plaguicidas no tengan en cuenta las existencias y no las calculen al hacer la lista de los productos que deben comprarse o pedirse a los donantes.

Incidencia de las plagas menor de la prevista. A veces es difícil determinar la magnitud de la invasión de una plaga prevista. La menor incidencia de una plaga puede traducirse en existencias de plaguicidas inutilizadas. En el pasado, esto sucedía sobre todo con los brotes o invasiones de plagas migratorias, como en el caso de la langosta, y los países que habían establecido reservas cuantiosas de plaguicidas en previsión de posibles brotes o invasiones con frecuencia acababan teniendo grandes cantidades de productos inutilizados. Además, la descentralización de las reservas aumentaba aún más este riesgo.

El mantenimiento de reservas estratégicas de plaguicidas para hacer frente a posibles invasiones de langostas es una estrategia que sigue usándose en la mayoría de los países afectados por esta plaga. Esta estrategia cuenta con el aval de la FAO y sigue siendo apoyada por algunos donantes, como la CE y el Japón, y responde a una desconfianza generalizada en lo que respecta a medios de control que no dependan de las reservas estratégicas de plaguicidas. En consecuencia, no se han ensayado otras propuestas, entre las que figuran la movilización rápida de los plaguicidas para hacer frente a la invasión de plagas y la rotación de las reservas estratégicas.

La FAO también coordina actividades de seguimiento y de control de plagas migratorias, sobre todo de la langosta del desierto. En este ámbito, las actividades de seguimiento ayudan a que el control se concentre a tiempo en un determinado lugar geográfico, reduciendo el volumen de los plaguicidas utilizados. Sin embargo, los programas de control de la langosta siguen basándose en plaguicidas químicos, y los países afectados continúan manteniendo reservas estratégicas de plaguicidas que han sido, y son, una de las principales causas de las existencias de plaguicidas caducados. Por ejemplo, Marruecos es en la actualidad el país de África con mayor cantidad de existencias de plaguicidas caducados debido, casi del todo, a las reservas estratégicas de plaguicidas para el control de la langosta, y las autoridades marroquíes y la FAO apoyan la continuación de esta estrategia a pesar de la acumulación de existencias de productos caducados.

Se han propuesto otras estrategias, incluida la movilización rápida de plaguicidas por parte de los fabricantes, la rotación de las reservas, agentes biológicos de control y el control cero, pero los progresos respecto de cualesquiera de estas opciones han sido muy limitados, salvo en lo que se refiere a la reciente aprobación por parte de la FAO del agente biológico de control Green Muscle, basado en el patógeno fungicida Metarhiziium anisopliae.

Reservas excedentarias de productos de corta duración. La mayor parte de los plaguicidas que se utilizan actualmente tienen una duración de dos años. Las condiciones de los climas tropicales, caracterizadas por un calor excesivo, alto nivel de humedad y/o pronunciadas oscilaciones de la temperatura, pueden reducir este tiempo de duración que ya es corto de por sí. Durante el almacenamiento por períodos de tiempo medianos o más largos estos productos se degradan y se vuelven inutilizables. Las excedencias de reservas de este tipo de productos son una causa común de la caducidad de los plaguicidas.

Donaciones desmesuradas. A veces los organismos de asistencia han donado cantidades de plaguicidas muy superiores a las necesidades y en diversas ocasiones se trataba de productos fabricados en el país de origen del organismo o del gobierno de financiación (véase la sección Costo de las existencias de plaguicidas caducados, pág. 14).

En el ámbito de algunos programas de suministro de insumos de varios años de duración, el suministro de plaguicidas se efectúa automáticamente hasta que no se reciba un pedido de suspensión. Este sistema, que depende del intercambio de información, no siempre funciona en forma correcta y en algunos casos ha dado lugar a una acumulación de plaguicidas cuando a la disminución de la demanda no ha correspondido un consiguiente ajuste de los suministros.

Se sabe de casos de donaciones de plaguicidas no solicitadas, en que un país donante que tenía cantidades de plaguicidas excesivas o en desuso los han donado a un país en desarrollo. Dado que el hecho de rechazar un regalo puede ser motivo de preocupación para los países en desarrollo en vista de las relaciones diplomáticas, o puede creerse que dicho regalo sea útil, estas donaciones fueron aceptadas pero en algunos casos nunca se usaron, sumándose simplemente a las existencias de plaguicidas caducados.

Véase el apartado relativo a la Comunicación insuficiente entre los organismos de asistencia y los países receptores, pág. 9.

Eliminación de las subvenciones. Muchos países están disminuyendo o eliminando las subvenciones a los plaguicidas. Las razones que explican el ajuste de las políticas de precios son tanto de orden técnico como económico. Las subvenciones directas e indirectas a los plaguicidas no son convenientes porque estimulan el excesivo uso y dependencia de los plaguicidas y obstaculizan la introducción del manejo integrado de plagas (MIP) o de otros tipos de sistemas de producción sostenibles.

Además, los programas de ajuste estructural suponen la eliminación de las subvenciones a los insumos agrícolas para que sean las fuerzas de mercado las que determinen el grado de utilización de los plaguicidas. A menudo esto da lugar a una caída repentina de la demanda de plaguicidas porque los agricultores ya no están en condiciones de comprarlos, con la consiguiente permanencia de las existencias en los almacenes por períodos más prolongados de lo previsto y el aumento del riesgo de que venzan.

Falta de coordinación entre los organismos de asistencia y dentro de los mismos

Escasa coordinación entre organismos de asistencia. La insuficiente comunicación entre los organismos de asistencia que suministran plaguicidas, sobre todo en la lucha contra la langosta y otras plagas migratorias, ha sido un factor importante de las donaciones excesivas de plaguicidas. Generalmente los gobiernos receptores no tienen ninguna garantía de que los plaguicidas que necesitan sean donados por el primer organismo donante con que se pongan en contacto, y en situaciones de emergencia ello puede dar lugar a que hagan pedidos simultáneos de asistencia a varios organismos, abrigando la esperanza de que por lo menos uno actúe a tiempo, y puede suceder que la ayuda solicitada sea proporcionada por más de un donante. Dada la inconveniencia de esta situación, la FAO está tratando de aumentar la coordinación entre los donantes en las situaciones de emergencia tanto a nivel internacional como a nivel nacional en los países receptores.

Trámites administrativos internos de los organismos de asistencia. En algunos casos, la lentitud de la tramitación de los pedidos de plaguicidas se ha traducido en su llegada tardía. A menudo la asignación de los fondos de los proyectos o de los programas está vinculada a su utilización dentro de un período de tiempo determinado y, por consiguiente, la sincronización de la adquisición de los plaguicidas depende a veces de factores presupuestarios y no de las necesidades reales. Ello significa que los países receptores pueden verse apremiados a aceptar los suministros de plaguicidas sobre la base del principio de «ahora o nunca», que muchas veces es incompatible con el de que los plaguicidas se suministren sólo cuando sean realmente necesarios.

Varios organismos de asistencia aún no tienen una oficina técnica específica encargada de evaluar y tramitar los pedidos de plaguicidas. Suele ser la oficina que se encuentra en el país interesado la que tramita los pedidos, y la coordinación entre las oficinas en los países, o entre las oficinas en los países, los departamentos técnicos y los departamentos de compras, puede ser escasa. Si no existen oficinas técnicas especialmente encargadas de evaluar los pedidos de plaguicidas es difícil que pueda constituirse una memoria institucional para evitar que estos errores se repitan.

Intereses comerciales del sector privado y factores ocultos

Generalmente los fabricantes, distribuidores y comerciantes de plaguicidas se encuentran en situaciones de conflicto de intereses. Por un lado tratan de promover y vender sus plaguicidas y, por otro, reciben pedidos de consulta acerca de las estrategias para luchar contra las plagas. Esto ocurre con frecuencia cuando los servicios de extensión tienen pocos recursos y poco personal y los agricultores necesitan ser asesorados con urgencia. Además, la información que proporcionan las empresas de plaguicidas es gratuita mientras que hay que pagar por el asesoramiento de los agrónomos y de los consultores especialistas en cultivos.

Los fabricantes de productos agroquímicos, o sus agentes locales, a menudo toman la iniciativa de aconsejar a los servicios de protección vegetal y a otros usuarios en gran escala sobre sus necesidades de plaguicidas, y puede darse que los pedidos a los donantes se basen en estos consejos y la estimación de las cantidades sea superior a las necesidades reales. También es posible que el producto recomendado no sea necesariamente el más apropiado por diversas razones, como las destacadas en la sección dedicada a los Productos o envases inadecuados, pág. 8.

Cantidades ingentes de dinero están en juego en los suministros de plaguicidas y, por lo tanto, puede haber una serie de intereses ocultos al momento de tomar decisiones sobre la compra o la donación de plaguicidas. Con frecuencia dichos intereses no coinciden estrictamente con la mejor solución técnica de los problemas ocasionados por las plagas. Las empresas pueden usar numerosos métodos comerciales audaces que culminan en la compra de cantidades excesivas de plaguicidas respecto de las necesidades reales, o de productos de baja calidad o inapropiados por otras razones, y también es posible que algunas personas involucradas en el proceso de adquisición de los plaguicidas tengan intereses económicos personales.

Los países donantes pueden hacer mayor hincapié en el suministro de plaguicidas en consideración del beneficio secundario que ello supone para las industrias nacionales de plaguicidas aumentando, así, el riesgo de que las donaciones se basen en la oferta y no en la demanda.

La probabilidad de que las donaciones de plaguicidas basadas en la oferta caduquen es mayor ya que su carácter y las cantidades no corresponden necesariamente a las necesidades reales del país receptor y pueden basarse exclusivamente en la disponibilidad de productos del donante. La ayuda condicionada puede reducir el margen de selección de los productos porque es posible que los productores del país donante no fabriquen los productos más apropiados para las condiciones del país receptor.

Estos factores ocultos a menudo dificultan la aplicación de un enfoque técnico acertado de la gestión de las plagas y de los plaguicidas y deberían determinarse y tenerse en cuenta en las políticas que se adopten.

PROBLEMAS OCASIONADOS POR LAS EXISTENCIAS DE PLAGUICIDAS

El almacenamiento y la manipulación de los plaguicidas, aun cuando los productos están en buenas condiciones, presentan peligros considerables para las personas que trabajan con ellos, para el público en general y para el medio ambiente. El cumplimiento de las directrices sobre buenas prácticas, como las de la FAO y la GCPF, puede reducir estos riesgos, eliminando la exposición, o limitándola al mínimo.

Los peligros son mayores cuando se trata de existencias de plaguicidas caducados y el control de la exposición de las personas o del medio ambiente puede ser mucho más difícil. Por consiguiente, también los riesgos para la salud y para el medio ambiente son mayores y, desafortunadamente, con frecuencia dejan de ser un riesgo para convertirse en realidad.

Las condiciones deficientes y la ubicación inadecuada de muchas de las existencias de plaguicidas caducados se describen en la sección relativa a la Descripción de las existencias de plaguicidas, pág. 4, mientras que a continuación se hace una síntesis de los problemas que se derivan de estas condiciones.

Contaminantes orgánicos persistentes

Los efectos de los COP sobre la salud y el medio ambiente oscilan entre toxicidad grave y efectos endocrinos intergeneracionales perjudiciales. Los COP son bioacumulativos y no hay forma de eliminarlos una vez que están en el medio ambiente. Además, son transportados a grandes distancias por los procesos climáticos y ambientales. Tienden a desplazarse de las regiones de clima más cálido, donde se encuentran la mayoría de las existencias de plaguicidas caducados, a climas más fríos, inclusive hasta los polos, acumulándose en los tejidos grasos de los seres humanos y de los animales desde el comienzo de las cadenas alimentarias.

En el Canadá, Europa Septentrional y los Estados Unidos se está llevando a cabo un extenso control de la carga corporal de los COP, de sus efectos sobre la salud y de sus movimientos en el medio ambiente, mientras que poco o nada se ha hecho en las zonas tropicales donde se han usado cantidades ingentes de insecticidas COP, que actualmente representan una parte considerable de las existencias de plaguicidas caducados. El insecticida COP, DDT, también sigue almacenándose y usándose en diversos países tropicales contra los vectores del paludismo.

Deterioración de los productos

A medida que se descomponen los plaguicidas forman subproductos, muchos de los cuales tienen propiedades tóxicas. Algunos subproductos de la descomposición son más tóxicos que la sustancia venenosa original. Los almaceneros y los usuarios de los países en desarrollo disponen de poca información sobre los peligros de los plaguicidas y prácticamente de ninguna sobre los productos de la descomposición de los plaguicidas almacenados. En realidad, una vez que este proceso de descomposición ha iniciado se trata de productos no identificados que deben manipularse como tales. Se debe partir del supuesto de que todos los productos no identificados pertenecen a las categorías más altas de peligro en lo relativo a su manipulación, transporte y eliminación.

Durante el proceso de descomposición las condiciones físicas de los plaguicidas pueden cambiar, los líquidos se cristalizan en sólidos o los sólidos se licúan. Muchos procesos de descomposición de los plaguicidas forman gases cuyo volumen es superior al del producto original, pudiendo dar lugar al aumento de la presión en los envases, que a veces explotan, o cuyo contenido salta al abrirlos. Todo esto dificulta aún más la manipulación y puede alterar de forma significativa el comportamiento de los productos químicos en el medio ambiente.

Envases abiertos o estropeados

La consecuencia más evidente de los envases abiertos o estropeados es la pérdida de contenido. Las pérdidas de plaguicidas se derraman en los suelos, a causa de la escorrentía se abren camino hacia las aguas superficiales y hacia las aguas subterráneas por la lixiviación a través del suelo, pudiendo así contaminar otros materiales.

Cuando los plaguicidas se almacenan al aire libre, las personas que trabajan, viven, pasan o juegan por las proximidades están expuestas a ellos con daños graves o crónicos para la salud. Hay numerosos ejemplos de niños que juegan, animales que pastan y de gente que trabaja, cocina, recoge agua y cultiva alimentos cerca de los vertederos y de las pérdidas de plaguicidas.

Identificación de los productos

Entre las existencias de plaguicidas caducados es común encontrar envases originales que carecían de etiquetas al momento del suministro, productos que se han traspasado a envases nuevos sin etiquetar porque los originales presentaban fugas, etiquetas ilegibles, etiquetas en idiomas extranjeros y etiquetas que carecen de la información básica. En todos estos casos se debe dar por cierto que son productos pertenecientes a las categorías más peligrosas y deben manejarse de consecuencia.

Desplazamiento de los plaguicidas caducados

Las condiciones de las existencias de plaguicidas caducados pueden ser deficientes, con perjuicio del medio ambiente y de la salud, pero la situación puede agravarse si estos productos se desplazan sin haber adoptado las necesarias medidas de seguridad.

En el cuadro que se presenta a continuación se resumen los tipos de exposición que las existencias de plaguicidas caducados provocan actualmente y se describen los posibles efectos multiplicadores debidos a su desplazamiento sin las debidas precauciones.

COSTO DE LAS EXISTENCIAS DE PLAGUICIDAS CADUCADOS

La cuantificación de los factores externos que entraña la utilización de los plaguicidas es difícil y compleja. En términos generales, este tipo de análisis debe comprender el costo de creación, gestión y eliminación de las existencias de plaguicidas caducados. Sin intentar establecer los precios reales de los factores externos, en los párrafos que siguen se determinan los factores que deberían incluirse en el examen del costo de las existencias de plaguicidas caducados.

Compra de reservas iniciales de plaguicidas

La adquisición de plaguicidas que posteriormente se convierten en productos caducados conlleva la inversión de gastos de capital. Existe el «costo de oportunidad», en el sentido de que los fondos empleados para comprar plaguicidas no han estado disponibles para otros fines, y dado que los plaguicidas no se han usado no cabe duda de que la inversión se ha derrochado y que podría haberse utilizado de manera más eficaz.

Transporte y almacenamiento

El transporte correcto de los plaguicidas de conformidad con las leyes internacionales (para el transporte transfronterizo y marítimo) y el empleo de las prácticas más adecuadas tienen un costo más elevado que el del transporte de productos no reglamentados, de modo que si se respetan estos métodos para transportar los plaguicidas hasta su destino final hay, una vez más, un despilfarro, esta vez de los elevados costos de transporte puesto que los productos no se han utilizado.

Lo irónico del caso es que muchas veces se debe a la ineficiencia del sistema de distribución el que los plaguicidas caduquen aun antes de llegar a su destino final, o poco después, habiendo expirado la fecha de caducidad.

El almacenamiento de los plaguicidas ocasiona costos. En muchos casos el dinero de los donantes o de los gobiernos se invierte en la construcción de nuevos almacenes de plaguicidas para colocar existencias que después caducan. Debido a que los plaguicidas caducados ocupan espacio en los pocos almacenes disponibles, a veces las nuevas existencias se almacenan de modo inapropiado, como, por ejemplo, al aire libre. Con lo cual se acelera el deterioro de los plaguicidas nuevos, que pueden caducar antes de usarse.

Costos de reposición

El vencimiento de los productos porque éstos o los envases son inadecuados (véase la sección que trata de los Productos o envases inadecuados, pág. 8) no sólo significa que la inversión hecha en la compra, el transporte y el almacenamiento del plaguicida inicial se ha despilfarrado sino también que los problemas de las plagas para los que estaban destinados han tenido que resolverse, siempre que se hayan resuelto, de otra manera e incurriendo en otros gastos.

Si los plaguicidas caducados se han adquirido para hacer frente a problemas ocasionados por plagas deberán reponerse con otros plaguicidas u otros medios de control corriendo, como es lógico, con otros gastos.

Problemas ocasionados por las existencias de plaguicidas caducados y su desplazamiento

Peligros que las existencias de plaguicidas caducados ocasionan actualmente en el medio ambiente

Posibles efectos multiplicadores debido al desplazamiento de los plaguicidas caducados

Derrame de plaguicidas en los suelos y dispersión por acción capilar y a través de la microfauna de los suelos

El desplazamiento de los plaguicidas y su traslado de un envase a otro pueden ocasionar más fugas y el aumento de la superficie contaminada

Penetración de los plaguicidas en aguas subterráneas por lixiviación a través de suelos contaminados

La alteración de las condiciones de los plaguicidas y su desplazamiento pueden aumentar la superficie contaminada y el arrastre hacia las fuentes de aguas subterráneas que se encuentran debajo de las superficies contaminadas. La exposición de los plaguicidas a la lluvia puede aumentar la contaminación de las aguas subterráneas

Contaminación de aguas superficiales a causa de la escorrentía superficial, la dispersión por la acción del viento o el transporte animal. Por ejemplo, almacenes situados en llanuras aluviales que periódicamente dan lugar a una mayor contaminación de las aguas superficiales lluvia puede aumentar la contaminación de las aguas superficiales

La alteración de las condiciones de los plaguicidas puede ocasionar una penetración mayor en las aguas superficiales a causa de la escorrentía superficial o por la acción del viento. La exposición de los plaguicidas a la lluvia puede aumentar la contaminación de las aguas superficiales

Dispersión de los plaguicidas en el aire por volatilización o en forma de polvo o de partículas de suelos contaminados por la acción del viento

Una exposición mayor de los plaguicidas al aire durante los procesos de reenvasado puede provocar un aumento de la volatilización y de la dispersión por la acción del viento. La exposición prolongada de los plaguicidas a los rayos del sol, a temperaturas elevadas o a fuertes vientos puede aumentar la contaminación

Contaminación de la vegetación por la absorción de los plaguicidas en los suelos y contaminación superficial de las plantas. La vegetación contaminada puede comprender plantas cultivadas y otras fuentes de alimentos para las personas, el ganado y la fauna silvestre

El aumento de plaguicidas liberados en el aire, el agua y los suelos durante su desplazamiento puede ocasionar una exposición mayor de la vegetación y, por tanto, el acrecentamiento de la contaminación

Efectos tóxicos directos o indirectos en la población humana, los animales y la fauna silvestre debido a la exposición a los plaguicidas que se han liberado en el medio ambiente. Plaguicidas que también pueden penetrar en la cadena alimentaria contaminando distintos organismos. Los efectos tóxicos de la exposición pueden ser graves y de corto plazo o crónicos y de largo plazo

La alteración de las condiciones de los plaguicidas y su desplazamiento pueden aumentar el volumen de plaguicidas liberados en el medio ambiente y las posibilidades de exposición de los organismos

Saqueo o robo de existencias de plaguicidas caducados y consiguiente utilización de plaguicidas prohibidos, peligrosos o no identificados

Posible aumento de la vulnerabilidad de las existencias desplazadas. Mayor número de personas necesarias para los proyectos de limpieza co acceso a las existencias y aumento del riesgo de sustracción de productos químicos para su utilización o para venderlos

Las acciones de guerra pueden dar lugar a una mayor dispersión de las existencias cuando las zonas de almacenamiento sufren ataques o daños inadvertidamente

La dispersión de los plaguicidas puede ser mayor cuando se reenvasan o desplazan en épocas de conflictos

En los almacenes puede haber explosiones e incendios espontáneos debido a la descomposición de los plaguicidas. Los almacenes también pueden sufrir daños por la propagación de incendios que se han iniciado en otros lugares

El movimiento, la mezcla y la apertura de los envases pueden ocasionar explosiones o incendios

Los desastres naturales, como huracanes e inundaciones, pueden provocar una dispersión considerable de los plaguicidas almacenados

La dispersión de los plaguicidas puede aumentar cuando éstos se reenvasan o desplazan durante los desastres naturales

Factores disuasivos respecto del establecimiento de otros medios alternativos a los plaguicidas

La existencia de reservas de plaguicidas y las inversiones hechas para adquirirlas a menudo representan un freno para invertir en la investigación, elaboración o adquisición de técnicas o materiales de lucha contra las plagas que puedan ser más sostenibles y eficaces en función de los costos que los plaguicidas químicos sintéticos.

Muchos donantes y autoridades nacionales parten del principio de que los plaguicidas químicos son la base fundamental de la estrategia para luchar contra las plagas y de que, además de no ser científicos y dignos de confianza, aún no se ha demostrado la eficacia de otros sistemas, como el MIP, la gestión integrada de vectores (GIV), los métodos autóctonos tradicionales y la agricultura orgánica. A la luz de las experiencias e investigaciones actuales esta idea se está demostrando cada vez más equivocada. En efecto, se ha demostrado que la dependencia de los plaguicidas químicos no es sostenible desde el punto de vista económico y ambiental, sobre todo en lo que respecta al manejo de plagas que a menudo son resistentes y reincidentes.

Con frecuencia se considera que las existencias de plaguicidas caducados son una consecuencia desafortunada e inevitable de la utilización de los plaguicidas, en lugar de considerarlas como un costo y un obstáculo inadmisibles para la efectiva elaboración y aplicación de otras alternativas.

Efectos para la salud y el medio ambiente

El almacenamiento inadecuado y las fugas de plaguicidas caducados hacen que la exposición humana y la contaminación ambiental sean mayores de lo que serían en condiciones normales. No cabe duda de que la exposición a los plaguicidas entraña grandes costos asociados a las enfermedades de las personas afectadas. Las enfermedades crónicas, los problemas vinculados con la reproducción y las malformaciones de los recién nacidos comportan costos considerables y de largo plazo. La contaminación ambiental no tiene precio. En ciertos casos aun habiendo recursos financieros no se dispondría de los recursos técnicos necesarios, y cuando la contaminación sobrepasa las fronteras nacionales los costos de las consecuencias para la salud y el medio ambiente son sumamente elevados.

Obstáculos al desarrollo

En la labor que muchos organismos de desarrollo multilaterales y bilaterales llevan a cabo en la actualidad unos de los temas más importantes son el alivio de la pobreza y el desarrollo sostenible, pero ninguno de estos objetivos fundamentales puede alcanzarse por completo donde hay reservas excedentarias de plaguicidas. Mientras que estos productos químicos sigan contaminando las fuentes de agua, las tierras agrícolas y el aire no podrán satisfacerse adecuadamente las necesidades básicas de las comunidades pobres.

La excavación de pozos en venas acuíferas contaminadas y la construcción de sistemas de riego en lagos y ríos que están contaminados son prácticas perjudiciales, y también es inaceptable que se cultiven plantas alimenticias y los animales pasten en tierras contaminadas.

Por lo tanto, desde el comienzo de los programas de desarrollo sostenible deben adoptarse medidas para eliminar las existencias de plaguicidas caducados con el fin de prevenir el aumento de la contaminación y de demostrar que son inaceptables en el contexto de un desarrollo sostenible.

Costos de eliminación

En la actualidad los costos de la eliminación de los plaguicidas caducados oscila entre 3 y 5 dólares EE.UU. por litro de plaguicida o de material contaminado. Los costos varían según el lugar, las condiciones, los tipos de desechos y los métodos utilizados para su destrucción. Sobre la base de una estimación mundial de 25 000 toneladas de plaguicidas caducados, se necesitarían 1 250 millones de dólares para eliminarlos completamente.

RAZONES QUE DIFICULTAN LA SOLUCIÓN DEL PROBLEMA

Tecnología

Los plaguicidas caducados pertenecen a la categoría de los desechos peligrosos. Para manejarlos de manera adecuada y segura se debe contar con una amplia capacitación y con complejos equipos de seguridad y de manipulación. En los países industrializados existen industrias que se dedican totalmente al traslado, transporte y eliminación de desechos peligrosos, mientras que en los países en desarrollo los conocimientos técnicos son escasos y son pocas las instalaciones apropiadas. El problema se complica aún más debido a la deficiencia de las infraestructuras, la amplia dispersión de las existencias caducadas y su deterioro, según se especifica en las secciones dedicadas a la Estimación del tamaño y de la distribución geográfica de las existencias de plaguicidas caducados, y a la Descripción de las existencias de plaguicidas, págs. 3 y 4.

Las opciones disponibles para manejar o destruir los plaguicidas caducados en forma inocua e idónea desde el punto de vista ambiental son sumamente limitadas – una descripción algo detallada figura en la publicación de la FAO Eliminación de grandes cantidades de plaguicidas en desuso en los países en desarrollo - Directrices provisorias (FAO, 1996b). Las complejidades técnicas, económicas y políticas se describen en diversos documentos de Greenpeace y de la Red de Acción sobre los Plaguicidas (PAN) del Reino Unido (Greenpeace Internacional, 1998; PNUMA, 1999e). En síntesis, las opciones tecnológicas disponibles son las siguientes:

Un pequeño estudio piloto coordinado por un grupo de organizaciones no gubernamentales (ONG) y organizaciones intergubernamentales (OIG), financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y cuya ejecución está a cargo de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), está a punto de comenzar a utilizar en vía experimental una nueva tecnología, distinta de la incineración, para la destrucción de materiales peligrosos en los países en desarrollo (J. Weinberg, 2000, comunicación personal). Este estudio podría sentar las bases para elaborar opciones viables que podrían utilizarse en el futuro.

En la mayoría de los casos de eliminación de plaguicidas caducados procedentes de países en desarrollo, éstos se han reenvasado y enviado a Europa para ser incinerados en una instalación destinada específicamente a los desechos peligrosos. En la actualidad, la FAO, que está a la vanguardia en el campo de los plaguicidas caducados, considera que ésta es la única opción disponible y viable.

Financiación

La remoción y la destrucción de los plaguicidas caducados son operaciones costosas para las que los países en desarrollo no disponen de los recursos necesarios y dependen, por tanto, de financiaciones externas. Con frecuencia los donantes son reacios a financiar este tipo de actividades porque no consideran que contribuyan al desarrollo (véase la sección sobre Obstáculos al desarrollo, pág. 15).

Muchos donantes basan sus programas de financiación en programas de desarrollo a largo plazo concordados con antelación. En general hay poca o ninguna capacidad para movilizar fondos rápidamente para otros fines que no sea la ayuda de emergencia.

A menudo, los países en desarrollo deciden no dar prioridad al problema de los plaguicidas caducados en el ámbito de la asistencia para el desarrollo porque temen que se empleen fondos destinados a otros proyectos de desarrollo, con la consecuencia de que el problema termina por no formar parte, de antemano, de los programas de desarrollo y no se le asignan fondos para resolverlo.

La mayor parte de la financiación proporcionada por los donantes para apoyar la eliminación de los plaguicidas caducados ha procedido de organismos donantes que nada tenían que ver con el suministro de grandes cantidades de plaguicidas. En muchos casos se puede establecer la identidad de los donantes de los plaguicidas que han caducado, pero en general éstos no han contribuido en las actividades de eliminación.

La comunidad internacional podría ejercer presión sobre los donantes de los plaguicidas caducados para que sigan haciéndose cargo de estos productos y financien su eliminación.

Otra posible fuente de financiación es el sector privado. La GCPF se ha comprometido a apoyar la eliminación de los plaguicidas caducados atribuibles a sus miembros. En general, este compromiso se traduce en el pago de los costos de destrucción, que ascienden aproximadamente a un 25-30 por ciento de los costos totales de eliminación. En algunos casos las empresas GCPF se han hecho cargo de todos los costos de remoción y destrucción de algunos productos químicos, pero otras veces no han contribuido en modo alguno. En la actualidad se están haciendo esfuerzos para normalizar el proceso de participación de la industria en los proyectos de eliminación.

Al respecto, cabe señalar que no se ha tomado contacto con fuentes de financiación privada, como fundaciones u otras industrias no fabricantes de plaguicidas, y que las únicas empresas de fabricación de plaguicidas que han dado su contribución para la eliminación han sido las empresas GCPF.

Toma de conciencia

La falta de conocimiento de la magnitud y significado de los problemas de los plaguicidas caducados se traduce en la incapacidad de los gobiernos y los donantes para establecer una acción prioritaria. Esto se refleja en los planes de acción elaborados con la ayuda del Instituto de las Naciones Unidas para Formación Profesional e Investigaciones (UNITAR), que no concede prioridad a los plaguicidas caducados, y explica además el que haya relativamente pocas solicitudes a los donantes para que presten asistencia en la aplicación de soluciones.

Es posible que las actividades de sensibilización deban orientarse hacia los centros nacionales de coordinación encargados de elaborar los planes de acción para la gestión de los productos químicos y hacia quienes se ocupan de la financiación del desarrollo.

Capacidad técnica

En los países en desarrollo hay poca o ninguna capacidad técnica para manipular y eliminar los plaguicidas caducados en condiciones de seguridad. Del mismo modo, en estos países la experiencia sobre este tipo de trabajo se limita a unas pocas empresas de países industrializados. Las empresas que existen actualmente están en condiciones de ocuparse del módico trabajo de eliminación realizado hasta ahora. En realidad, hay más capacidad de lo necesario, razón por la cual algunas empresas tienen dificultades para seguir siendo viables y los precios de las operaciones de eliminación son bajos porque la oferta es superior a la demanda.

Si se registrara un aumento significativo del volumen del trabajo de eliminación de los plaguicidas caducados y de los COP, los conocimientos y las capacidades técnicas podrían ser insuficientes y con el incremento de la demanda los precios subirían.

Este argumento podría ser un elemento en favor de la mejora de los conocimientos especializados de los países en desarrollo en materia de manipulación y manejo de desechos químicos peligrosos estableciendo, por ejemplo, grupos itinerantes sobre el terreno, capacitados y equipados para limpiar los lugares contaminados y reenvasar los desechos en espera de que se envíen a otros países para ser eliminados.

Dificultades para prevenir nuevas acumulaciones

Falta de soluciones alternativas a los plaguicidas químicos. Los OIG, los organismos de desarrollo y los donantes consideran que los sistemas de producción agrícola y de protección sanitaria que dependen exclusivamente del uso intensivo de insumos químicos, como los que se establecieron y promovieron en los decenios de 1960 y 1970, no son sostenibles desde el punto de vista económico y ambiental. En la actualidad se hace hincapié en un enfoque integrado con empleo de una serie de medios para luchar contra las plagas, entre los que los plaguicidas químicos pueden ser un componente más. Uno de los resultados de este tipo de enfoque es la reducción de la dependencia de los plaguicidas químicos.

La aplicación de los sistemas de MIP y de GIV es más lenta que la de los regímenes de control químico porque son relativamente complejos y necesitan apoyo institucional, especialistas capacitados y, en muchos casos, trabajo de investigación. Para las técnicas de MIP y de GIV no hay infraestructuras de distribución preexistentes que en cambio sí existen para el suministro de plaguicidas.

En ciertas situaciones se considera que los plaguicidas representan el método de control más eficaz y/o más económico y por tanto se prefiere utilizarlos en lugar de otros métodos no químicos. Esto sucede especialmente en el caso de las plagas migratorias y del control de los vectores de enfermedades.

Además, los agricultores, el personal de extensión y el personal sanitario desconfían de las técnicas no químicas de lucha contra las plagas que no se han ensayado con éxito en sus países y, por consiguiente, suelen recurrir a los productos químicos a pesar de los problemas que plantean los plaguicidas, como la resistencia a las plagas y el rebrote, problemas para la salud y el medio ambiente, costos y otros efectos externos. Los países desarrollados a menudo cuentan con una buena investigación y documentación sobre estos problemas, pero no así los países en desarrollo, en que los consultores y los usuarios de los plaguicidas no disponen fácilmente de datos necesarios ni de alternativas a los plaguicidas que hayan sido comprobadas.

Aun contando con alternativas a los plaguicidas químicos se necesita asistencia para la investigación y la aplicación con el fin de aumentar la confianza en su eficacia y disponibilidad.

Sistemas de ayuda. Con frecuencia la ayuda condicionada de los donantes prevé la compra de ciertos productos específicos. Cuando en la producción agrícola y el manejo de plagas se emplean sistemas como el MIP, u otros semejantes, se debe invertir en capacitación e investigación y no en la adquisición de productos. Por consiguiente, la ayuda condicionada es un desincentivo para el uso de otras formas de control distintas de los plaguicidas.

Los plaguicidas siguen, y probablemente seguirán, suministrándose a los países en desarrollo con condiciones que propician el vencimiento de los productos. El suministro de productos a granel, o en envases de gran tamaño, los preparados inadecuados, el lento proceso de distribución y las condiciones deficientes de almacenamiento son los factores que contribuyen a la caducidad de los productos.

No todos los donantes y las organizaciones de desarrollo tienen en debida cuenta los problemas de los plaguicidas caducados, y otros problemas relacionados con el uso de los plaguicidas en los países en desarrollo. Los programas de sensibilización deberían dirigirse, por lo tanto, a estas organizaciones.

Sigue faltando coordinación entre los donantes y los organismos de desarrollo, lo mismo que al interior de las organizaciones más grandes. A veces las donaciones de plaguicidas se efectúan en contradicción con las políticas de apoyo de los programas de MIP y de otros programas de desarrollo sostenible. Entre los ejemplos se puede citar a la CE, en el ámbito de cuyas dependencias de seguridad alimentaria se suministran y compran plaguicidas para luchar contra la langosta, mientras que los órganos directivos de esta organización promueven el MIP.

Los donantes parten del supuesto de que los países que reciben ayuda para eliminar las existencias de plaguicidas caducados adoptarán las medidas necesarias para evitar que en el futuro se vuelvan a acumular. Estas medidas pueden comprender políticas agrícolas para sostener el MIP, la reglamentación de los plaguicidas, mayor control de las importaciones, mejora del almacenamiento y de la distribución, y otras medidas similares.

En muchos países la aplicación de estas medidas preventivas puede encontrar fácilmente dificultades porque se considera que son nuevas, que no han sido comprobadas y que sus resultados serían inciertos. Cuando estos países reciben subvenciones para comprar insumos agrícolas, y está previsto que una parte deba destinarse a la compra de plaguicidas, es posible que las adquisiciones sean superiores a las necesidades reales dando lugar a acumulaciones y, probablemente, al vencimiento de los productos.

Distribución de los plaguicidas. Con frecuencia la distribución de los plaguicidas en los países en desarrollo es lenta y deficiente y también suelen ser inadecuados el control de las importaciones y las disposiciones que regulan los plaguicidas, sobre todo debido a la falta de recursos. Hay una falta generalizada de coordinación entre los departamentos estatales y los organismos encargados de hacer los pedidos de plaguicidas y del suministro, y a veces la corrupción influye en las decisiones pertinentes.

Aunque es posible que las empresas de plaguicidas estén haciendo esfuerzos para mejorar la distribución y el seguimiento de los productos, los progresos son lentos. Los plaguicidas suelen venderse en forma inapropiada y hay poco control. Por ejemplo, los productos pasan de contrabando en las fronteras para evitar los impuestos o porque son más baratos, y se venden luego con etiquetas escritas en idiomas extranjeros; los comerciantes venden productos para cultivos para cuyo uso no están aprobados; en general las etiquetas no llevan fecha de vencimiento; se venden cantidades excesivas de plaguicidas, a veces porque las dosis aconsejadas son exageradas.

Los plaguicidas que se abastecen a los países en desarrollo proceden cada vez más de lugares cuyos controles son menos estrictos que los de las empresas GCPF.

Como resultado de éstos y de otros ejemplos de prácticas inadecuadas y de controles poco estrictos, la distribución de los plaguicidas es inadecuada y excesiva, influyendo, en parte, en la persistencia de la acumulación de existencias de productos caducados.

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