FAO/GIEWS - Foodcrops & Shortages 11/01 - SOMALIA* (12 de noviembre)

SOMALIA* (12 de noviembre)

La situación alimentaria está empeorando rápidamente en Somalia tras la cosecha de la temporada principal "Gu" de 2001, la más baja obtenida en los últimos siete años a causa de la sequía. Unas lluvias intensas caídas últimamente en las vecinas tierras altas etíopes han hecho desbordar los ríos en algunas partes del sur de Somalia, desplazando a un gran número de personas y agravando una situación alimentaria ya de por sí apremiante.

Al cabo de más de un decenio de disturbios civiles Somalia ha quedado empobrecida y sumida en una crisis humanitaria de grandes proporciones. La infraestructura básica y los servicios gubernamentales, incluida la capacidad de prestar servicios sanitarios elementales, educación y otros servicios sociales, han sufrido un colapso. Si bien la recuperación de la producción de alimentos en las dos campañas agrícolas anteriores ha aliviado en alguna medida las dificultades alimentarias, la mala cosecha de la campaña actual ha contrarrestado ese respiro temporal debido al debilitamiento de los medios de subsistencia provocado por una serie de sequías anteriores y por los efectos a largo plazo de años de inseguridad. Además, la prohibición de las importaciones de ganado procedente de Africa oriental que siguen manteniendo los países situados a lo largo de la Península Arábiga debido a la fiebre del Valle del Rift está causando considerables pérdidas de ingresos, particularmente en el norte de Somalia. Se estima que la prohibición impuesta en septiembre de 2000 ha costado al país pérdidas de ingresos de moneda fuerte calculadas en 120 millones de dólares EE.UU..

Ante unas perspectivas alimentarias horribles, se supone que los precios de los cereales subirán y que ello minará gravemente el poder adquisitivo de un sector grande de la población. Además, el valor del chelín somalí y del chelín de Somaliland ha descendido espectacularmente. Entre agosto de 2000 y agosto de 2001, en Mogadishu el valor del chelín somalí disminuyó de 9 500 por un dólar a 20 500, lo que representa una depreciación de cerca de 116 por ciento, mientras que en Hargeysa el valor del chelín de Somaliland descendió de 3 000 a 6 000 por un dólar, o sea en un 100 por ciento.

Como consecuencia de la contracción económica mundial, se prevé que disminuirán notablemente las remesas que normalmente aportan a la economía unos 500 millones de dólares EE.UU. anuales, frente a los 60 millones de dólares EE.UU. de la ayuda alimentaria. Está previsto que el acceso a los alimentos de un gran número de familias que dependen de las remesas resultará gravemente afectado.

En vista de una situación alimentaria en rápido deterioro, los campesinos están abandonando sus aldeas, dirigiéndose muchos de ellos con sus ganados hacia zonas urbanas en busca de alimentos y agua, y hacinándose en torno a centros de alimentación en los que reciben asistencia de la comunidad internacional. Según informes recientes, han quedado afectadas unas 800 000 personas, que necesitarán 70 000 toneladas de ayuda alimentaria de urgencia hasta la próxima cosecha de la temporada "Gu" que se recogerá en agosto de 2002. Preocupan en particular unas 300 000 personas vulnerables que corren riesgo de inanición, particularmente en la región de Gedo en el sudeste de Somalia, así como en Hiran, Bay y Bakool. Pese a unas recientes precipitaciones que permitieron efectuar algunas plantaciones, las perspectivas para la temporada secundaria "Deyr", que va de octubre a febrero, son inciertas debido al retraso de las lluvias.

El órgano de coordinación de la ayuda a Somalia (SACB), integrado por organismos de las Naciones Unidas, organizaciones no gubernamentales y donantes asociados, formuló un llamamiento pidiendo urgentemente ayuda alimentaria para la población afectada. También necesitan asistencia no alimentaria, como agua y suministros médicos, miles de niños que corren riesgo de enfermedades y malnutrición. Hace unos meses las Naciones Unidas lanzaron un llamamiento consolidado interinstitucional por 130 millones de dólares EE.UU. para mantener los medios de vida y contribuir a la recuperación del país. Se insta a la comunidad internacional de donantes que formulen urgentemente promesas y hagan aportaciones, sin las cuales crece la probabilidad de que cunda una hambruna en gran escala en las zonas más afectadas.