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Capítulo 3 - Uso de medidas técnicas en la pesca responsable: restricciones espaciales y temporales por Stephen HALL


Instituto Australiano de Ciencias Marinas, Townsville, Australia

1 ¿QUÉ SON LAS RESTRICCIONES ESPACIALES Y TEMPORALES?

Este capítulo describe los enfoques de la ordenación pesquera que de alguna forma restringen el acceso del pescador a un área. En algunos casos, las restricciones se imponen para todo el año, mientras que en otros sólo se aplican en momentos específicos, usualmente en temporadas específicas. Como se indica en el Capítulo 4, cuando se establece una restricción espacial o temporal como medida de conservación, es una forma de controlar los insumos. Sin embargo, existen muchos otros objetivos adicionales a la conservación de poblaciones que pueden ser servidos, particularmente por las vedas permanentes de área, requiriendo en consecuencia un tratamiento separado de este tema.

Estos objetivos más generales están plasmados en el Artículo 2, Párrafo g del Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO, que establece que las pesquerías deberían «promover la protección de los recursos acuáticos vivos y sus ambientes acuáticos así como de las áreas costeras».

Las vedas espaciales (sean éstas provisionales, temporales o permanentes) son conocidas por una variedad de nombres, cada una de las cuales podría tener una definición formal particular, dependiendo del contexto legislativo o cultural. Entre los diversos términos, sin embargo, el más ampliamente usado es «Area Marina Protegida» o AMP. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) define una AMP como: «Cualquier área de terreno intermareal o submareal, junto con el agua que la cubre y la flora, la fauna, las características históricas y culturales asociadas, que haya sido reservada por ley o por otros medios efectivos para proteger todo o parte del ambiente incluido». Kelleher y Kenchington (1992).

De manera similar, la Ley Canadiense de Océanos, define un Área Marina Protegida como:

un área del mar...(que) ha sido designada... para protección especial por una o varias de las siguientes razones:

(a) la conservación y protección de recursos pesqueros comerciales y no comerciales, incluidos los mamíferos marinos y sus hábitats;

(b) la conservación y protección de especies marinas amenazadas o en peligro de extinción y sus hábitats;

(c) la conservación y protección de hábitats únicos;

(d) la conservación y protección de áreas marinas con alta biodiversidad o productividad biológica; y

(e) la conservación y protección de cualquier otro recurso o hábitat marino según sea necesario para cumplir con el mandato del Ministro (de Pesca y Océanos).

Sección 35(1) Ley de Océanos, Canadá.

Se debe hacer notar que ambas definiciones dejan considerable amplitud con respecto a la naturaleza de las restricciones que se imponen a las pesquerías, y se ha propuesto una serie de esquemas de clasificación para calificar los diferentes niveles de restricciones espaciales que calzaría bajo la categoría de AMP. Al igual que con la mayoría de estos esquemas, sin embargo, existen «áreas grises» en los límites entre las clases, y podría ser mejor pensar en términos de un continuo entre la prohibición absoluta de acceso en un extremo (a menudo llamada reserva de «no extracción») y las restricciones relativamente menores tales como limitaciones a los artes de pesca que se considera amenazan valores ambientales o de conservación claves en el otro.

En todo caso, existe una distinción importante a tomar en cuenta entre las vedas espaciales establecidas únicamente con relación a la actividad pesquera, y áreas de ordenación de uso múltiple, que permiten que se lleve a cabo una gama de actividades, pero con restricciones adecuadas para proteger los valiosos atributos del área. En arrecifes de coral, por ejemplo, se podría imponer restricciones a los operadores turísticos con relación a áreas de atraque para limitar el daño causado por las anclas, y los pescadores podrían tener limitaciones sobre los tipos de artes que pueden usar.

Es más probable que se establezcan estas áreas de uso múltiple si existe un marco de ordenación pesquera que busque reconciliar las necesidades y los valores de todas las partes con intereses legítimos. Por lo tanto, es probable que el contexto consultivo y legislativo en el cual se establezcan y se manejen las áreas de uso múltiple sea muy diferente de aquél que existe cuando se establece un área únicamente dentro del ámbito de la ordenación pesquera. Mientras que mucho del contenido de este capítulo va a tratar asuntos específicos a la pesquería relacionados con las áreas de veda, el lector debería tomar en cuenta el conjunto más amplio de aspectos que se deben tomar en consideración para la ordenación de áreas de uso múltiple.

2 ¿POR QUÉ ESTABLECER RESTRICCIONES ESPACIALES O TEMPORALES?

No se puede subestimar la importancia de identificar claramente los objetivos de una restricción espacial o temporal (Capítulos 1 y 5); a menos que se elabore una justificación clara para la acción, será difícil tomar las decisiones apropiadas sobre cómo implantar la medida o cómo comunicarse y negociar efectivamente con las partes interesadas. Tal como se indica en las anteriores descripciones de las AMP, el administrador pesquero podría optar por una veda espacial o temporal por una variedad de razones. A continuación se describe la justificación subyacente a cada uno de los objetivos que se pudieran establecer. Los posibles objetivos se han clasificado en tres categorías amplias, la primera trata únicamente asuntos relacionados con la ordenación pesquera, la segunda consideraciones más amplias de conservación, y la tercera temas de equidad. En realidad, los límites entre estas categorías rara vez son claros, pero es conveniente hacer la distinción a esta altura.

2.1 Como medida de ordenación pesquera

El párrafo 6.3 del Código de Conducta articula el principio general de que «Los Estados deberían evitar la sobre explotación, y el exceso de capacidad de pesca y deberían aplicar medidas de ordenación con el fin de asegurar que el esfuerzo de pesca sea proporcionado a la capacidad de producción de los recursos pesqueros y al aprovechamiento sostenible de los mismos». Las restricciones espaciales y temporales pueden ayudar al administrador pesquero a lograr estos objetivos de la siguiente manera.

2.1.1 Limitación de la explotación de etapas específicas del ciclo vital

A menudo es deseable prevenir la pesca de etapas específicas del ciclo vital de una especie que son especialmente vulnerables a la captura o que son críticas para la producción en general. Un ejemplo sería las especies que se reúnen en áreas específicas para reproducirse; si se permite la pesca en las áreas de reproducción, esto podría no sólo perturbar la actividad reproductiva durante ese año, sino también diezmar indebidamente a los individuos en edad de reproducción, dejando demasiado pocos para contribuir en años subsiguientes. Si existen características particulares del hábitat de reproducción que son afectadas por la pesca, podría requerirse una veda permanente del área. Como alternativa, vedar el área durante la época de reproducción podría ser suficiente.

Podría haber una necesidad de proteger las áreas donde los juveniles son particularmente abundantes; si un área específica contiene una alta proporción de juveniles junto con adultos, permitir la explotación pesquera de los adultos podría llevar a altos niveles de mortalidad no deseada entre los juveniles.

Mientras que la protección de etapas específicas del ciclo vital podría requerir del cierre continuo de un área a la pesca, a menudo es posible sólo restringir el acceso pesquero durante una temporada en particular. La medida más apropiada dependerá de las características de la historia de vida de la especie en cuestión, y la veda estacional a menudo se usa para especies de rápido crecimiento con períodos cortos de reclutamiento, tales como las gambas y los camarones. En las pesquerías de dichas especies, la veda de la pesca al principio de la temporada permite que los individuos crezcan y alcancen tallas más valiosas.

2.1.2 Protección de especies reducidas y sus hábitats durante la fase de reconstrucción de una pesquería

Si una pesquería ha colapsado o está cerca de colapsar, la acción que se debe tomar para permitir que se recupere la población probablemente será draconiana, pero esencial (Código de Conducta, párrafo 7.2.2). Desde luego, una opción sería imponer una prohibición completa sobre la pesca. En algunas circunstancias, sin embargo, podría ser posible proteger las especies efectivamente con medidas menos estrictas que permitan la pesca en algunas áreas pero la restrinjan en aquéllas que sean críticas para el proceso de reconstrucción.

2.1.3 Protección de reservas genéticas

Es importante apreciar el valor de que la población de un recurso sea genéticamente diversa, aunque los beneficios a menudo son difíciles de cuantificar. Entender algunas ideas básicas ayuda a apreciar por qué es importante la diversidad genética. La primera es que la mortalidad por pesca frecuentemente lleva a diferencias en la supervivencia de peces con diferentes características. Por ejemplo, la mayoría de la pesca es selectiva por talla: extrae peces grandes y deja a los pequeños. Los peces de poblaciones que se empiezan a reproducir en tallas pequeñas, por lo tanto, probablemente puedan contribuir más progenie a la siguiente generación que aquéllos que esperan hasta estar más grandes, ya que los más grandes tienen mayor probabilidad de ser capturados antes de lograr reproducirse. Entonces, si la característica biológica de la talla para la primera reproducción pasa de padre a hijo (es decir, es heredada), la consecuencia inevitable de la pesca selectiva por tallas será que, a lo largo del tiempo, la talla promedio a la primera reproducción de los individuos de la población se reducirá. Este es el proceso de selección natural. ¿Qué significa esto para la pesquería? Esencialmente quiere decir que los peces adultos en general serán más pequeños, lo que usualmente no será deseable para la pesquería. Mantener una reserva en la cual los adultos de tallas mayores puedan persistir podría actuar como reserva genética para contrarrestar esta tendencia.

Otra idea importante es que la variación genética actúa como seguro contra los cambios en las condiciones ambientales. Por ejemplo, algunos individuos de la población podrían crecer mejor en años más calidos y otros cuando haga más frío. Si la pesca reduce la población a niveles muy bajos, es posible que los individuos con un rasgo genético que pudiera ser importante para la población en el futuro se pierdan y que la capacidad de la especie de adaptarse a una nueva situación se vea comprometida. El establecimiento de áreas protegidas para ayudar a preservar sub-poblaciones genéticamente diversas podría, en algunas circunstancias, actuar como un seguro contra dicha posibilidad.

2.1.4 Protección de hábitat crítico para la sostenibilidad de los recursos explotados

Algunos tipos de artes de pesca podrían tener efectos sumamente negativos sobre el hábitat béntico que podrían ser importantes para la sostenibilidad de los recursos explotados. A menudo, estos hábitats se encuentran en áreas costeras, donde los peces juveniles a menudo se reúnen en áreas con estructuras físicas altas como lechos de pastos marinos y manglares. Entre otras cosas, estas áreas ofrecen protección a los peces contra depredadores. El Párrafo 6.8 del Código de Conducta hace referencia específica a la importancia de proteger dichos hábitats críticos para las pesquerías como principio rector para la pesca responsable.

Aunque es más fácil identificar dichos hábitats en aguas someras, podría también haber ambientes en aguas más profundas que son importantes por razones similares. Específicamente, el hábitat estructurado en aguas profundas podría servir de refugio para peces juveniles de interés comercial. Los hábitats bénticos estructurados están en particular riesgo por artes de pesca móviles, tales como redes de arrastre y dragas (ver Capítulo 2), que los pueden destruir en unas cuantas pasadas del arte. Por lo tanto, podría ser deseable prevenir el acceso de pescadores con redes de arrastre y dragas en dichas áreas, mientras se permite el acceso, por ejemplo, de pescadores con nasas o trampas.

2.1.5 Restricción de la capacidad excesiva de flota y optimización del valor de la captura

El Código de Conducta establece que las medidas de ordenación deberían propender, entre otras cosas, a que «se evite el exceso de capacidad de pesca y se asegure que la explotación de las poblaciones continúe siendo económicamente viable» (Párrafo 7.2.2a). Cuando existe un exceso de capacidad de pesca, una temporada de pesca corta bien seleccionada puede optimizar el valor de la captura a la vez que previene la sobreexplotación de las poblaciones. Aunque ciertamente eso no es lo ideal desde la perspectiva económica, en algunos casos puede llevar a temporadas de pesca restringidas a unos cuantos días, cuando se da la llamada «carrera por el pescado». En tales casos, se debe considerar cómo mejor optimizar la temporada de pesca. En la pesquería de colín del mar de Bering, por ejemplo, la apertura de la temporada se demora hasta fines de enero, cuando la ova de colín alcanza el precio más alto en el mercado.

2.2 Como medida más amplia de conservación

Las aguas costeras, en particular, a menudo son ricas en hábitats altamente apreciados por sus valores estéticos o de conservación natural, y algunas formas de actividad pesquera podrían alterar dichos hábitats de formas que dañen esos valores. Las vedas permanentes de área ofrecen un mecanismo para proteger estos hábitats, y establecerlas es, con razón, una meta clave de muchos sectores del movimiento para la conservación marina. Es importante que las AMP para fines de conservación más amplios normalmente buscarán limitar otras actividades además de la pesca. Sin embargo, casi siempre la pesca es la meta principal de la restricción, en parte porque es una manera práctica de imponer restricciones, pero también porque, por definición, explota directamente un recurso biológico. Otros impactos menos directos, tales como insumos contaminantes de fuentes difusas en tierra, son más difíciles de tratar, especialmente dada la naturaleza abierta de los sistemas marinos y las altas tasas de intercambio.

Una indicación del valor y la importancia de las AMP como medida de conservación es que la UICN y otros han hecho un llamado a los organismos nacionales e internacionales para que adopten una serie de metas que se concentren en ellas. Específicamente, han abogado por un sistema global representativo de AMP de acuerdo a un conjunto de objetivos guía (Cuadro 1) y por que los gobiernos nacionales también establezcan sus propios sistemas de AMP; varias naciones ya han tomado dichos pasos, incluyendo Australia, Canadá y Estados Unidos, y es probable que otros países hagan lo mismo en el futuro.

2.2.1 Protección de hábitats bénticos con alto valor de conservación

Como se mencionó anteriormente, las comunidades estructurales epibénticas pueden ser especialmente vulnerables a los artes de pesca de arrastre. Cuando áreas de este tipo hayan sido identificadas como de alto valor de conservación, establecer un área de veda permanente que prevenga la pesca con dichos métodos es probablemente la única medida que las pueda proteger. Esta protección es apoyada por el Código de Conducta en el Párrafo 7.2.2d, que establece que las medidas de ordenación deberían procurar que «se preserve la biodiversidad de los hábitats y ecosistemas acuáticos y se protejan las especies en peligro».

2.2.2 Limitación de la captura incidental

En algunas pesquerías demersales, frente a las costas de Alaska, por ejemplo, se han establecido temporadas de veda para reducir al mínimo las tasas de captura incidental o la posible interacción con mamíferos marinos.

2.2.3 Protección de los atributos del ecosistema crítiscos para mantener los servicios del ecosistema

La idea de que los ecosistemas prestan servicios a la humanidad recién empieza a emerger (Costanza et al., 1997). En esencia, el término «servicios del ecosistema» connota la idea de que los ecosistemas desempeñan funciones que son valiosas a la humanidad, y que mantener la estructura básica del sistema asegurará que estas funciones continúen existiendo. Se argumenta que prevenir la actividad en áreas particulares conservará los servicios del ecosistema. Estos servicios se dividen en dos clases - servicios extractivos (cosas que proveen productos, etc.) y servicios por existencia (cosas que se obtienen simplemente porque algo existe). Desde luego, los servicios extractivos del ecosistema incluyen el suministro de pescado, aceites y recursos minerales, cuya administración podría beneficiarse parcialmente de restricciones de acceso a áreas particulares (ver referencias anteriores relacionadas con la ordenación pesquera). De mayor relevancia a esta discusión, sin embargo, son los servicios por existencia, cuyos ejemplos incluyen la purificación de agua y la regeneración de nutrientes. Desafortunadamente para el administrador pesquero, mientras la necesidad de proteger los servicios del ecosistema es un punto a menudo mencionado en consultas con las partes interesadas, por lo general faltarán los marcos operativos adecuados para definir dichos servicios y la protección necesaria.

CUADRO 1
Objetivos rectores para el establecimiento de un sistema representativo de áreas marinas protegidas. Extracto de la Resolución del 4o Congreso Mundial de Vida Silvestre, Colorado, stados Unidos, septiembre de 1987.

· Proteger y administrar ejemplos sustantivos de sistemas marinos y estuarinos para asegurar su viabilidad a largo plazo y para mantener la diversidad genética

· Proteger las especies y poblaciones reducidas, amenazadas o en peligro de extinción, y en particular, conservar los hábitats considerados críticos para la supervivencia de dichas especies

· Proteger y administrar áreas de importancia para el ciclo vital de especies económicamente significativas

· Proteger las áreas marinas protegidas de los efectos adversos de las actividades externas

· Velar por la continuación del bienestar de las personas afectadas por la creación de áreas marinas protegidas; conservar, proteger y administrar los valores estéticos naturales de las áreas marinas y estuarinas y los sitios históricos y culturales para las generaciones presentes y futuras.

· Facilitar la interpretación de los sistemas marinos y estuarinos para los fines de conservación, educación y turismo.

· Incluir dentro de los regímenes de ordenación apropiados una amplia gama de actividades humanas compatibles con la meta principal de los ambientes marinos y estuarinos.

· Velar por la investigación, la capacitación y el seguimiento de los efectos ambientales de las actividades humanas, incluidos los efectos directos e indirectos del desarrollo y de las prácticas de uso de los terrenos adyacentes.

A pesar de las dificultades mencionadas anteriormente, se podría, por ejemplo, demostrar que ciertos cuerpos de agua (ej., lechos de juncos, humedales, manglares o áreas lagunares) son importantes para la protección de los ambientes costeros porque asimilan grandes cargas de nutrientes transportadas por la escorrentía antes de que entren al mar. En este caso, la protección de dichos hábitats de actividades tales como la pesca con redes de arrastre podría defenderse con la justificación de que preservarían una función ecosistémica importante.

A pesar de los comentarios anteriores, el administrador pesquero debería estar consciente que otras justificaciones para las vedas permanentes de área, basadas en argumentos sobre la función del ecosistema, podrían ser mucho más difíciles de lograr. Se dice a menudo, por ejemplo, que para la función del ecosistema son importantes altos niveles de biodiversidad. Aunque existen muchas justificaciones válidas para la proteger la biodiversidad, la evidencia de una relación positiva entre este atributo de la comunidad ecológica y la función del ecosistema continúa siendo tema de considerable debate científico. El administrador pesquero debería cuidarse, por lo tanto, de dar demasiado peso a la justificación para establecer una AMP sobre la base de las funciones de la biodiversidad. Bien podrían existir otros factores mucho más importantes para preservar su función que la conservación del número de especies que contiene un área, y muchos otros argumentos más sólidos para establecer una AMP que no dependen de hipótesis científicas tan contenciosas.

2.3 Para resolver asuntos de equidad

2.3.1 Proveer un mecanismo para resolver conflictos sobre el uso múltiple de áreas o recursos

La zona costera, en particular, es un área donde múltiples usuarios requieren de acceso. Sin embargo, a menudo los usos son incompatibles entre sí. La pesca con red de arrastre en un área donde se operan nasas, por ejemplo, puede crear conflictos importantes cuando se destruyen las nasas. De manera similar, combinar un área de práctica submarina con actividades de arrastre ¡sería una mala idea! Existen muchos otros posibles conflictos de uso (ej., turismo, navegación, pesca deportiva), donde la única solución manejable sería restringir las actividades a ciertas áreas mediante algún tipo de arreglo de zonificación, sea de manera permanente o estacional.

2.3.2 Reservar recursos marinos y costeros económicamente vitales para el uso preferencial de residentes o usuarios tradicionales

Con frecuencia las culturas indígenas tienen derechos tradicionales (y a veces exclusivos) sobre ciertas tierras o recursos que pueden beneficiarse del establecimiento de alguna forma de veda o cierre de área o temporada exclusiva. Igualmente, las cooperativas o comunidades de pescadores locales podrían beneficiarse de la protección de derechos con base en el área. En algunos casos la ordenación pesquera también deberá incorporar en la ecuación aspectos de ordenación no gubernamental y de tenencia tradicional. El Código de Conducta (Párrafo 6.18) llama a los Estados a «proteger apropiadamente el derecho de los trabajadores y pescadores, especialmente aquellos que se dedican a la pesca de subsistencia, artesanal y en pequeña escala...».

3 ¿CUÁLES SON LAS VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LAS RESTRICCIONES ESPACIALES Y TEMPORALES?

3.1 Ventajas

3.1.1 Simplicidad conceptual

No existe duda de que es relativamente fácil explicar y justificar a muchos sectores de la comunidad las razones para establecer vedas espaciales o temporales, y los mecanismos para implantarlas. Para usar una analogía terrestre, la instalación de una cerca alrededor de un terreno establece un derecho de propiedad e identifica la base para su uso. Dividir la temporada de pesca o la zona de pesca entre los diferentes sectores pesqueros es una solución obvia para resolver los problemas de acceso. Por lo menos en principio, es un asunto relativamente sencillo especificar una veda espacial o temporal en términos legislativos, una vez que se haya llegado a un acuerdo entre las partes interesadas de que la medida es apropiada. Con respecto al cumplimiento, también existen ventajas claras en los sistemas de reserva o de temporadas pesqueras cuando la comunidad pesquera local apoya la iniciativa y está a cargo de su cumplimiento. Por ejemplo, el control del esfuerzo pesquero con áreas o temporadas de veda parece ser una de las pocas opciones disponibles para la ordenación de pesquerías marinas municipales en las Filipinas (ver abajo).

3.1.2 Una buena opción para proteger las especies de captura incidental que no se pueden proteger por otros medios

Cuando las especies de captura incidental están en riesgo serio, la veda de áreas o temporadas ofrecen un medio para protegerlas. No obstante, es importante reconocer que la idoneidad de dichas medidas depende de una comprensión clara del ciclo vital de la especie en cuestión. Por ejemplo, para una especie altamente móvil que se desplaza por toda una región, un área de veda podría ser completamente inefectiva o tener que ser imprácticamente grande.

3.1.3 Un enfoque manejable para la protección de poblaciones en pesquerías complejas o cuando los datos son pobres o inexistentes

Hace ya tiempo que se reconoce el potencial de las vedas de área de ser una manera económicamente eficaz de administrar las pesquerías en los sistemas de arrecifes coralinos, pero ahora también se está empezando a discutir ampliamente para algunas pesquerías de aguas templadas. En los sistemas de arrecife, el objetivo principal de las reservas es proteger la biomasa crítica de la población reproductora para asegurar el suministro de un reclutamiento a las áreas de pesca a través de la dispersión de larvas, y posiblemente para mantener o mejorar los rendimientos en las áreas adyacentes a las reservas. Si funcionan, tienen la ventaja adicional de ser más fáciles de implantar que los programas de ordenación de pesquerías más tradicionales. Este aspecto las hace especialmente atractiv as para las pesquerías de arrecifes de coral y muchas pesquerías artesanales o de subsistencia que usan una amplia variedad de artes y que desembarcan su captura en muchos sitios de un área extensa. Estas características hacen difícil obtener hasta la información más básica, tal como de captura y esfuerzo, que se requiere para una ordenación convencional.

3.1.4 Un enfoque sólido para proteger los hábitats bénticos sensibles

Es axiomático que si se quiere proteger las comunidades bénticas sensibles, cuyos períodos de recuperación pueden a menudo ser de 10-15 años después de un impacto significativo, alguna forma de veda de área será a menudo la única alternativa cuando se haya demostrado que la actividad pesquera es una amenaza.

3.1.5 Un seguro contra la incertidumbre

El administrador pesquero muchas veces enfrenta el problema de que la información que los científicos pueden recolectar, y las predicciones que pueden hacer, son inciertas. El administrador debe tener en cuenta la necesidad de adoptar el criterio de precaución enunciado por la FAO en su Documento Técnico sobre el enfoque precautorio para la pesca de captura (FAO, 1995). De hecho, muchos de los esfuerzos de la ciencia pesquera se están enfocando en encontrar maneras de cuantificar y comunicar esta incertidumbre al administrador pesquero para que pueda tomar decisiones informadas (ver Capítulo 5). Junto con la incertidumbre viene la necesidad de brindar algún grado de seguridad en el caso de que las decisiones estén basadas en predicciones demasiado optimistas.

Algunas veces se considera que las áreas de veda ofrecen dicho seguro. Por ejemplo, una meta razonable de ordenación para los recursos pesqueros demersales podría ser que la población permanezca por encima del 60 por ciento de la biomasa no explotada durante un horizonte de tiempo específico, digamos 20 años. Mantener dichos niveles haría que la población de la región se mantuviera en el rendimiento sostenible óptimo al que aspiran muchas pesquerías. Si se utiliza esta meta, los análisis teóricos recientes para una pesquería demersal a gran escala en la plataforma continental sugieren que establecer una AMP podría ser una estrategia importante de protección, y podría actuar como una póliza de seguro efectiva que protegería tanto el futuro a largo plazo de las poblaciones y produciría capturas promedio mayores (Lauck et al., 1998). No obstante, cabe destacar que en este ejercicio teórico, la AMP tenía que ser muy grande para ser efectiva. Esta última conclusión es apoyada por trabajo independiente llevado a cabo por el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) para examinar la utilidad de un área de veda en el Mar del Norte para proteger las poblaciones de bacalao. Dada la comprensión actual del desplazamiento de los peces y el comportamiento de las flotas pesqueras, aún la veda de una cuarta parte del Mar del Norte tendría poco o ningún efecto en la protección del ampliamente disperso y móvil bacalao. También se debería enfatizar, por lo tanto, que aunque las AMP pueden, en teoría, servir para proteger las poblaciones, no es axiomático que lo logren en todos los casos (ver la Sección 4 de este capítulo).

3.1.6 Una herramienta para la mejora continua

Un beneficio importante de establecer una veda de área o de temporada es que puede ofrecer un área para investigaciones para mejorar los conocimientos del funcionamiento de un sistema marino, o puede verse como un tipo de experimento de ordenación para obtener información que lleve a tomar mejores decisiones a largo plazo. Se podrían considerar dichos beneficios como el objetivo primario de una veda espacial o temporal, pero más frecuentemente serán un beneficio adicional derivado del establecimiento del área para otros fines. Dichos enfoques a veces pueden caer en la categoría de lo que se ha llamado ordenación adaptiva, donde las nuevas medidas se intentan específicamente para ensayar ideas y para aprender más, para que la ordenación se pueda adaptar a la luz de los resultados. La Sección 4 ofrece un buen ejemplo de este enfoque.

3.2 Desventajas

3.2.1 Negociación interagencia

Cuando los objetivos para establecer una veda espacial o temporal requieren de restricciones sobre otras actividades además de la pesca, será necesario negociar con otras agencias y partes interesadas. Esto es muchas veces un proceso largo y tedioso, que requiere de considerables destrezas de negociación y juicio político. Para vencer las dificultades inherentes al proceso, es absolutamente crítico contar con un conjunto claro y acordado de objetivos compartidos para la medida.

3.2.2 Alto costo económico en algunos casos

Aunque una veda espacial o temporal podría ser efectiva para conservar una población, existen medidas mucho más deseables en términos económicos. Desplazar el esfuerzo pesquero de áreas o períodos económicamente óptimos podría ser muy costoso en términos de la economía de las flotas.

3.2.3 Reducción de la efectividad de las restricciones con el tiempo en ausencia de medidas complementarias

En los casos en que se impone una veda espacial o temporal para limitar las capturas a través de la reducción del esfuerzo, entonces, si no existen límites sobre la capacidad, el esfuerzo o la captura, el efecto real es fomentar un aumento en la capacidad a lo largo del tiempo que eventualmente menoscaba cualquier beneficio a corto plazo de la reducción en la captura. Dichas respuestas sirven para enfatizar que las vedas espaciales o temporales usualmente necesitarán imponerse en combinación con otros controles de insumos o de productos para asegurar que las poblaciones sean bien administradas.

3.2.4 Aplicación

Aunque establecer una restricción de área o de tiempo podría verse bien en papel, sin un mecanismo convincente de aplicación, la medida será claramente inútil (Capítulo 8). Como se mencionó anteriormente, cuando los pescadores apoyan la medida, puede existir un fuerte incentivo para la auto-verificación del cumplimiento, lo cual puede hacer la aplicación relativamente fácil. En otras circunstancias, sin embargo, particularmente cuando una pesquería opera en un área grande o remota, los aspectos prácticos y los costos de la aplicación pueden ser prohibitivos. No obstante, parece probable que en algunos casos las técnicas de vigilancia satelital podrían ser usadas con buenos resultados (Sección 3.2.6, Capítulo 8).

3.2.5 Entusiasmo versus idoneidad

Existe gran entusiasmo de parte de muchos sectores de la comunidad con respecto al establecimiento de áreas protegidas permanentes. Pero, desafortunadamente, este entusiasmo podría llevar a un mal juicio con relación a la probable efectividad de dicha medida para lograr un objetivo específico. Esta posibilidad es particularmente probable con respecto a la ordenación pesquera, donde existe mucha incertidumbre acerca de la efectividad de zonas permanentes de no pesca. Una cuidadosa evaluación cuantitativa de los beneficios que se derivarán del establecimiento de AMP es altamente deseable cuando el objetivo es proteger las poblaciones. Es bien posible, por ejemplo, que el uso de controles de insumos o producto sea más adecuado para administrar una pesquería particular. Pero para fines más amplios de conservación, el establecimiento de una veda permanente de área podría favorecer mejor los objetivos. De hecho, si se quiere proteger hábitats sensibles de los artes de pesca móviles, es difícil encontrar otra alternativa. Este ejemplo de nuevo sirve para enfatizar que la claridad de los objetivos es de vital importancia.

4 ESTUDIOS DE CASO

4.1 Golfo de México: una mezcla de vedas espaciales y temporales

Se pueden encontrar buenos ejemplos de vedas estacionales en muchas pesquerías, pero la pesca del camarón parece ser especialmente apta para este enfoque, ya que los juveniles por lo general se desarrollan en ambientes estuarinos costeros y se desplazan lejos de la costa durante su ciclo vital, el cual por lo general se completa en aproximadamente un año. Por lo tanto, para evitar la sobrepesca de crecimiento, cuando lo individuos son capturados a tallas inferiores a la óptima, la pesquería se cierra en el período temprano de la época de crecimiento. Las autoridades en Texas, por ejemplo, vedan las aguas estatales y federales desde mediados de mayo hasta mediados de julio - una medida que protege a los camarones juveniles que migran de las bahías al Golfo de México, permitiéndoles así crecer y llegar a tallas más valiosas.

Otro buen ejemplo de una combinación de veda espacial y temporal para reducir al mínimo el conflicto entre los sectores pesqueros también se encuentra en el Golfo de México, donde el Estado de Florida tiene una zona de veda que restringe la pesquería de camarones con redes de arrastre y la pesquería de cangrejos con trampas (Figura 1).

4.2 Arrecifes de coral

Existen varios ejemplos prácticos del sistema de veda de áreas, donde diversas autoridades imponen vedas temporales o permanentes a la pesca en porciones de arrecifes, o en algunos casos, arrecifes enteros. Esto se hace comúnmente con la esperanza de evitar que se agoten las poblaciones pesqueras y para mantener o hasta mejorar los rendimientos en áreas adyacentes. Se podrían acumular beneficios adicionales si se promueve la actividad turística en un área. Un coral prístino y la abundancia de peces son requisito previo para atraer visitantes. Desde luego, dada la naturaleza destructiva de algunas formas de pesca (especialmente la pesca por envenenamiento y con explosivos, que aunque es ilegal todavía ocurre), y de la actividad turística, la imposición de áreas de veda en arrecifes de coral contribuye a la conservación de una manera que no requiere de beneficios positivos para la pesquería. Obtener estos beneficios podría ser suficiente justificación en algunos casos, sin necesidad de obtener beneficios adicionales para turistas o pescadores.

En el caso de los arrecifes de coral, los estudios han indicado que después de brindar protección, aún a áreas relativamente pequeñas, la densidad y la biomasa de la especie objetivo por lo general aumenta dentro del área de veda (ver resumen en Hall, 1999). Tal vez la mejor demostración de este efecto sea de las Filipinas, donde se compararon las poblaciones de peces en dos áreas pequeñas (Sumilon y Apo) protegidas de la pesca de manera intermitente por un período de 10 años. La Figura 2 resume los resultados de este estudio. En Sumilon la densidad de peces depredadores grandes disminuyó significativamente cuando se abrió a la pesca en 1985 y 1993, y aumentó significativamente tres veces después de períodos de protección. En contraste, en Apo hubo un aumento sostenido en las densidades a lo largo de los once años del período de protección, mientras que las áreas comparables no protegidas mostraron poco cambio.

Los resultados anteriores y otros similares de otras áreas muestran que las poblaciones de peces, tanto en regiones templadas como tropicales, responden, aún en áreas relativamente pequeñas, si son protegidas de la pesca. En Kenia, por ejemplo, estudios en dos arrecifes - uno en un parque marino que no permite la pesca y otro en una reserva que sólo permite la pesca artesanal - encontraron que la abundancia de las especies comercialmente importantes era diez veces mayor en el área totalmente protegida. Una observación bastante perturbadora del estudio de Filipinas citado anteriormente, sin embargo, es que tardó sólo 1,5 y 2 años de acceso no regulado a un área para eliminar las ganancias en densidad y biomasa acumuladas a lo largo de 5 y 9 años de protección de reservas marinas.

FIGURA 1
El área de veda de camarón/cangrejo Citrus-Hernando en el Estado de Florida, un área de veda de 144 000 acres, que restringe el acceso de cada pesquería a áreas designadas del lecho marino por períodos específicos del año.

· Ninguna persona podrá operar un arrastre en las siguientes zonas durante los períodos indicados:

a) Zonas I y III: octubre 5-mayo 20 del siguiente año
b) Zona IV: diciembre 2-marzo 15 del siguiente año
c) Zona V: diciembre 2-marzo 15 del siguiente año

· Ninguna persona podrá pescar con, largar o colocar trampas para cangrejo en las siguientes zonas durante los períodos indicados:

a) Zona II: octubre 5-mayo 20 del siguiente año
b) Zonas IV y V: octubre 5-noviembre 30 del mismo año y marzo 16-mayo 20 del mismo año

Otra respuesta observada es el aumento en el número de especies encontrado en las áreas protegidas. Por ejemplo, los estudios en Kenya han mostrado que 52 de las 110 especies que se encontraron en los arrecifes de coral protegidos no se encontraron en los arrecifes no protegidos - de éstas, 44 especies eran únicas a los arrecifes de coral protegidos. Respuestas similares se han observado en varios otros estudios; si el objetivo es la conservación, las reservas marinas parecerían ser muy efectivas.

Aunque los aumentos en la abundancia (y tal vez en la riqueza de las especies) en las reservas es una regla general, el establecimiento de una AMP para fines de ordenación pesquera por general debe ser justificada con base en que la mayor biomasa de la población reproductora dentro de la reserva contribuirá reclutas a la pesquería adyacente. En vista de que los peces adultos que habitan los sistemas de arrecife tienden a ser bastante inmóviles, a menudo ésta es una propuesta realista.

4.3 Pesquerías de zonas costeras

Otro ejemplo tropical donde existe buena evidencia de que una reserva marina aumenta los rendimientos en áreas adyacentes de pesca proviene de la Reserva Marina De Hoop en la costa sur de África (Attwood y Bennett, 1994). En este caso, los estudios de marcado en un período de cinco años mostraron que la damba (Coracinus capensis), una especie explotada por pescadores de caña, mostró dos comportamientos distintos. Parte de la población era relativamente sedentaria y no salía de la reserva, mientras la otra parte era nómada. Las estimaciones de las cantidades que se dispersan sugieren fuertemente que la reserva, que abarca 50 km de litoral, estaba contribuyendo a la pesquería al proveer un suministro de peces maduros a las áreas de explotación tanto cercanas como lejanas.

FIGURA 2
Las densidades de peces depredadores grandes a diferentes distancias del límite de la reserva Apo durante los primeros 8 años de protección de la reserva y de los años 9 a 11. Los datos son promedios ±1 error estándar del promedio. Redibujada de la Fig. 3 de Russ & Alcala (1996) y reproducida de la Fig. 9.1 de Hall (1999).

4.4 El banco Georges

En el banco Georges, frente a la costa noreste de Estados Unidos, al igual que en muchos otros sistemas demersales templados, los controles sobre la luz de malla, las tallas mínimas de captura y las vedas estacionales de área fracasaron en conservar las poblaciones porque no había un control directo sobre el esfuerzo pesquero. Los cambios en la estructura de la comunidad de peces ocurrieron principalmente como consecuencia de patrones de aprovechamiento altamente específico en cuanto a especies, impulsado por consideraciones de mercado. En respuesta, las autoridades establecieron vedas de área a largo plazo en 1994 para tratar de mejorar las pesquerías en la región (Fogarty y Murawski, 1998). Estas áreas incluyen zonas que tradicionalmente han producido una alta captura por unidad de esfuerzo (o sea, buenos caladeros), incluyendo parte de las zonas de pesca de vieiras de la región e importantes áreas de reproducción de bacalao, eglefino y limanda. Las áreas de arena y grava que podrían ser importantes para, entre otras cosas, la supervivencia de juveniles también se encuentran protegidas. El efecto del cierre de esta área fue descrito recientemente por Murawski et al. (2000), quien mostró que aunque las poblaciones de coregonos habían aumentado durante el período de la veda, otras medidas de ordenación también habían cambiado durante el período. Por lo tanto, determinar la causa del aumento es difícil. Para las vieiras, sin embargo, el tamaño de la población aumentó considerablemente, lo cual casi ciertamente se puede atribuir a la veda.

4.5 La veda de platija

En 1989 se estableció una veda sobre platija en un área de 38 000 km2 a lo largo de las costas de Dinamarca, Alemania y Holanda, para proteger juveniles de peces planos (platija y solla) mediante la prohibición de la pesca por buques grandes en la región en el segundo y tercer trimestre del año. En 1994 se hizo un análisis de la veda, que exploró los beneficios de las diversas opciones de ordenación comparando los desembarques esperados a largo plazo de la biomasa de la población reproductora (BPR) de platija y solla, con el statu quo. Este análisis indicó que si se eliminara la veda, los desembarques a largo plazo y la BPR se reducirían en un 8-9 por ciento, pero si la prohibición se extendiera para abarcar todo el año, aumentarían en un 24-29 por ciento (Cuadro 2). La razón principal para estos beneficios tan sustanciales surge del hecho de que anteriormente las tasas de descarte dentro de la «caja» en promedio alcanzaban el 83 por ciento. A la luz de estos análisis, se establecieron nuevas regulaciones que extendieron las restricciones a todo el año, pero que permitía a buques selectos continuar pescando, particularmente aquellos cuya especie objetivo es el camarón.

CUADRO 2
Aumento porcentual en los desembarques a largo plazo y en la biomasa de la población reproductora (BPR) para la flota del mar del Norte con respecto al statu quo de la veda de platija del segundo y tercer trimestre de 1994 (de Horwood, 2000).

Opción de ordenación

Desembarques (%)

BPR (%)

Eliminar la veda

- 8

- 9

Extenderla al 4o trimestre

+ 11

+ 14

Extenderla a todo el año

+ 14

+ 17

Todo el año + flotas sin descartes

+ 24

+ 29

4.6 Ordenación adaptiva usando el enfoque de área de veda: un ejemplo del noroeste de Australia

Como se indicó en la Sección 3.1.6, una de las ventajas de las áreas de veda es que brindan la oportunidad de aprender más acerca del ambiente marino y mejorar progresivamente las decisiones de ordenación. Tal vez el mejor ejemplo de dicho enfoque viene de la plataforma noroeste de Australia, que también ilustra la importancia de incluir los posibles efectos de la pesca sobre el hábitat de los peces en la toma de decisiones.

Los datos de estudios de investigación desde 1960 en adelante mostraron que, mientras que la biomasa de peces no había cambiado conforme se habían desarrollado las pesquerías en la región, la composición de la comunidad de peces se había alterado, con una reducción de los Lethrinidos y Lutjanidos y un aumento de los Sauridos y Nemipteridos (Fig. 3).

FIGURA 3
Tendencias en la abundancia de los cuatro grupos taxonómicos de peces principales explotados en la plataforma del noroeste de Australia. Adaptada de la Fig 14.2 en Sainsbury (1988) y reproducida de la Fig. 3.7 en Hall (1999).

Los datos disponibles también indicaron que el ambiente béntico había sido alterado durante el mismo período. Específicamente, la cantidad de fauna epibéntica capturada en las redes de arrastre (principalmente esponjas, alcionarios y gorgónidos) es ahora considerablemente menor que antes del desarrollo de la pesquería de arrastre (Sainsbury, 1987). Datos de video submarino indicaron cuatro tipos de hábitat en la región con base en la fauna béntica dominante, y datos de captura de peces indicaron que Lethrinidos y Lutjanidos están casi exclusivamente asociados con hábitats que soportan especies epibentónicas grandes. En contraste, los Sauridos y Nemipteridos, de menor valor, sólo se encontraron en arena abierta.

Esta información dio origen a preguntas importantes de ordenación para la región:
1. ¿Es posible revertir el cambio en los peces y en la composición de la comunidad béntica? 2. Si los cambios fueran reversibles, ¿valdría la pena intentar hacerlo dada la incertidumbre del resultado y el período de tiempo en el cual ocurriría el cambio? 3. Si se hiciera el intento, ¿cuáles medidas de ordenación serían las más apropiadas para lograr la meta?

La clave para resolver estos asuntos yace en entender los mecanismos que originalmente causaron los cambios; se formularon cuatro hipótesis alternativas:

1. dinámica intra-específica: los cambios observados resultan de las respuestas independientes de cada especie;

2. liberación competitiva debido a la pesca: existe una influencia negativa de Lethrinus y Lutjanus en la tasa de crecimiento de la población de Saurida y Nemipterus, de tal manera que cuando los Lethrinidos y Lutjanidos fueron extraídos por la pesca, los últimos experimentaron una liberación de la competencia y aumentaron su abundancia;

3. depresión competitiva: Saurida y Nemipterus tienen una influencia negativa sobre la tasa de crecimiento de la población de Lethrinidos y Lutjanidos, y la abundancia de estas especies se redujo debido a que los primeros aumentaron por razones independientes de la pesquería;

4. modificación del hábitat: las características del hábitat determinan la capacidad de carga de cada género separadamente, de tal manera que la modificación de la abundancia del tipo de hábitat inducida por los artes de arrastre altera la capacidad de carga de los diferentes géneros.

Las cuatro hipótesis son ecológicamente razonables, y son consistentes con los datos disponibles. Es importante reconocer, sin embargo, que cada cual tiene implicaciones de ordenación marcadamente distintas. Las hipótesis 1 y 2 implican una producción relativamente baja de Lethrinidos y Lutjanidos, con reducciones en la biomasa de estos grupos considerados consecuencia de la pesca. Por consiguiente, aún si se pudieran reconstruir las poblaciones, el rendimiento sostenible de la pesquería necesitaría ser bajo para prevenir que la misma reducción volviese a ocurrir. En contraste, las hipótesis 3 y 4 implican una productividad relativamente alta de Lethrinidos y Lutjanidos bajo algunas circunstancias. El aprovechamiento selectivo de estos grupos taxonómicos bajo la hipótesis 3 y el aprovechamiento sin daño a la estructura béntica del hábitat bajo la hipótesis 4 resultarían en capturas sostenibles comparativamente altas. Estas diferentes implicaciones hacen que la determinación de cuál mecanismo opera sea mucho más que un ejercicio académico.

Para tratar estos temas, se inició un procedimiento formal de evaluación que presentaba las hipótesis arriba descritas como modelos matemáticos explícitos. Establecer dichos modelos ciertamente vale la pena, porque permiten evaluar formalmente cuál hipótesis tiene más posibilidad de ser la correcta dada la información disponible.

El análisis estadístico sugirió que el valor presente esperado de continuar con la pesquería con redes de arrastre bajo el sistema de licencias era relativamente bajo, y que la información adicional que se podría obtener de vigilar el resultado de continuar con la pesca de arrastre no ayudaría a la toma de decisiones futuras sobre qué sería lo mejor. De hecho, aunque las probabilidades que se podrían asignar a los diferentes modelos eran relativamente bajas, parecía haber beneficios claros en el cambio inmediato hacia una pesquería doméstica con trampas. Sin embargo también se demostró que algunos regímenes experimentales de ordenación, en los que se prohíbe la pesca de arrastre y se introduce pesca con trampas en algunas de las áreas cerradas a los artes de arrastre, podrían ofrecer un mayor retorno presente esperado del recurso.

Parcialmente con base en este trabajo, las agencias de ordenación de la plataforma noroeste acordaron hacer un experimento y subdividir el área en tres zonas. Una parte del área se dejó abierta a la pesca de arrastre, una segunda parte se cerró a los artes de arrastre en 1985, y la tercera se cerró en 1987. La pesca con trampas se permitió en las tres áreas en todo momento. Se esperaba que la veda de parte del área a las redes de arrastre permitiera que esta pesquería se desarrollara para aprovechar especies que se encuentran en hábitats menos perturbados.

A pesar de algunas dificultades, un experimento adaptado continúa aún, y se han recolectado suficientes datos para permitir la evaluación de las cuatro hipótesis (Sainsbury et al., 1997). La Figura 4 muestra cómo el área vedada a la pesca con redes de arrastre experimentó un aumento en la densidad de Lethrinus y Lutjanus y en la abundancia de especies bénticas pequeñas. La abundancia de especies epibénticas más grandes permaneció igual o tal vez aumentó ligeramente. En el área abierta a la pesca de arrastre, la abundancia de peces se vio reducida junto con las especies epibénticas grandes y pequeños.

Estos resultados ofrecen una valiosa perspectiva sobre los efectos de la pesquería, pero la verdadera fortaleza de este estudio se encuentra en la evaluación formal de las cuatro hipótesis mecanísticas mencionadas anteriormente. Esto se debe a que los datos del período experimental permitieron la actualización de las probabilidades asignadas a cada una de las cuatro hipótesis. Estos resultados actualizados indican que se podría establecer una pesquería de alto valor de Lethrinus y Lutjanus en la plataforma noroeste si el hábitat se pudiera proteger, y que los cambios en la estructura de la comunidad de peces probablemente sean atribuibles, en gran medida, a la modificación del hábitat por las redes de arrastre. El administrador pesquero que pueda aprovechar evaluaciones científicas sistemáticas y cuantitativas se encontrará en una mucho mejor posición para tomar decisiones informadas.

La plataforma noroeste es un buen ejemplo de cómo una interacción entre las pesquerías y la estructura de las comunidades bentónicas podrían llevar tanto a una mejor pesquería como a una comunidad bentónica menos perturbada. Dichos mecanismos podrían no ocurrir en todo lugar; de hecho, los hábitats en los que operan podrían ser bastante restringidos, pero se debería estar alerta a la posibilidad. Dichos efectos se deben considerar en la determinación de las medidas técnicas más apropiadas a usar en la estrategia de ordenación (Capítulo 2).

FIGURA 4
a) Cambios en la abundancia de peces (Lethrinus y Lutjanus) b) Cambios en la proporción de especies epibentónicas grandes y pequeñas en áreas cerradas a la pesca. Adaptada de la Fig. 2 de Sainsbury et al. (1997) y reproducida de la Fig. 3.8 en Hall (1999).

a)

b)

No obstante, en el caso de la plataforma noroeste desafortunadamente, es aparente que las escalas de tiempo para la recuperación de la epifauna bentónica son más lentas de lo que se creía anteriormente. En vez de tardar las esponjas 6 - 10 años en crecer hasta los 25 cm, ahora parece que tardan por lo menos 15 años. Más aún, análisis por video de los efectos de la relinga inferior de la red de arrastre indica que un 89 por ciento de los encuentros causan el desalojamiento de las esponjas y casi ciertamente su muerte posterior. Esta lenta dinámica de recuperación, y la aparentemente alta probabilidad de que la epifauna bentónica grande sea removida por las redes de arrastre, significan que las medidas para proteger el hábitat necesitarían ser muy efectivas en mantener la estructura del hábitat requerida para soportar esta pesquería de alto valor.

5 ¿CUÁLES SON LOS PASOS PRÁCTICOS PARA ESTABLECER RESTRICCIONES ESPACIALES Y TEMPORALES?

La Figura 5 presenta un breve resumen de los pasos involucrados en el proceso de implantación para fines de ordenación o conservación pesquera. A continuación algunos comentarios sobre aspectos del proceso.

5.1 Establecer la meta

La importancia de ser explícito sobre las metas de las restricciones espaciales o temporales ha sido enfatizada a lo largo de este capítulo y del resto de la Guía. Reiterando, es esencial que el administrador pesquero seleccione de entre las justificaciones presentadas en la Sección 2 o identifique una meta alternativa. Desde luego que podría haber múltiples justificaciones para la medida, en cuyo caso es importante tratar de especificarlas en orden de prioridad. Aunque no puede haber reglas estrictas sobre qué tan detallada debería ser la especificación de los objetivos de una medida, se facilitará mucho su establecimiento si se incluyen todos los detalles sobre lo que se quiere lograr a la brevedad posible. Esto requerirá convertir las metas amplias en objetivos operacionales detallados (Capítulo 5).

5.2 Especificar los criterios de selección

5.2.1 Criterios para la ordenación de las poblaciones

Una vez definidos los criterios para establecer una restricción espacial o temporal, el siguiente paso lógico es la consideración de los criterios para la selección de los sitios o períodos de tiempo en cuestión. Para muchas restricciones espaciales o temporales, la elección a menudo será impulsada por el ciclo vital de la especie en cuestión y la dinámica de los diversos sectores pesqueros para los que se diseña la medida. A menudo habrá datos biológicos adecuados disponibles para apoyar la decisión - la ubicación de las zonas de cría y las temporadas o áreas de reproducción por lo general son relativamente bien conocidas. De manera similar, los pescadores están perfectamente conscientes de dónde y cuándo ocurren conflictos entre los sectores. Con respecto a la justificación de zonas de veda permanentes en el hábitat de los adultos, sin embargo, los datos a menudo serán menos exhaustivos, y los beneficios potenciales más abiertos a un debate. Lauck et al. (1998) enumeran las siguientes características «deseables» de una zona de veda permanente establecida para lograr los objetivos de ordenación pesquera.

1. Debería ser lo suficientemente grande para proteger el recurso en caso de sobrepesca en el área no protegida.

2. La reserva debería servir como fuente capaz de reabastecer la población explotada en caso de su agotamiento. En particular, las reservas deberían proteger las zonas de reproducción y cualquier otra área crítica para la viabilidad de la población.

3. La reserva debe estar completamente protegida, ya que el aumento casi seguro de la biomasa dentro de la reserva será sumamente atractiva para los pescadores ilegales.

Desde mi punto de vista, estas características no sólo son deseables, sino esenciales para que una AMP funcione para proteger las poblaciones.

Con respecto al punto 3, debería existir poca dificultad en decidir lo que se requiere - es simplemente asunto de contar con la voluntad política de cubrir los costos. En contraste, los puntos 1 y 2 representan un gran reto para los ecologistas. Identificar los tamaños y las ubicaciones apropiadas para las áreas de veda requiere considerar las proporciones relativas de las poblaciones y comunidades de interés dentro de la región protegida, su potencial de servir como fuentes de población para áreas no protegidas, y la ubicación de cualquier tipo de hábitat sensible que debiera ser incluido en el área protegida para aumentar al máximo los beneficios del enfoque.

El modelo preferido para restricciones espaciales y temporales para fines más generales de conservación es una legislación que esté basada en áreas de conservación sostenible de uso múltiple. Zonas aisladas altamente protegidas dentro de un área que por lo demás no está reglamentada o reglamentada de forma poco sistemática es mucho menos deseable, porque una protección no sistemática de áreas marinas pequeñas en conjunto con una ordenación pesquera tradicional a menudo lleva a la sobreexplotación de las poblaciones de peces y al deterioro progresivo del área protegida. Por lo tanto, la mayoría de los conservacionistas favorecen las áreas protegidas más grandes y de uso múltiple que establecen varios niveles de acceso y de pesca y recolección en diferentes zonas, con cosecha sostenible de materiales alimentarios de la mayoría del área marina de un país. El Cuadro 3 presenta un resumen de los criterios de la UICN para incluir un área como AMP.

FIGURA 5
Resumen diagramático de los pasos involucrados en la especificación e implantación de una AMP para la ordenación pesquera o para otros fines de conservación. Adaptada parcialmente de Kelleher y Kenchington (1992).

CUADRO 3
Factores o criterios propuestos para decidir si se debe incluir una zona en una AMP o para determinar los limites de una AMP. Adaptada de Kelleher y Kenchington (1992).

Criterios

Descripción

Naturalidad

El grado al cual se ha protegido un área o no ha estado sujeta al cambio inducido por el hombre.

Importancia biogeográfica

Contiene cualidades biogeográficas raras o es representativa de un «tipo» o tipos biogeográfico (s). Contiene características geológicas únicas o inusuales.

Importancia ecológica

Contribuye a mantener procesos ecológicos esenciales o sistemas de sustento de vida.El grado al cual el área por sí sola, o en asociación con otras áreas protegidas, comprende un ecosistema completo.Contiene algunos o todos los siguientes:

  • una variedad de hábitats;
  • hábitat para especies raras o amenazadas;
  • áreas de cría o de juveniles;
  • áreas de alimentación, reproducción y descanso;
  • hábitats raros o únicos para cualquier especie;
  • alta diversidad genética, o sea, diversa o abundante en términos de especies.

Importancia económica

Contribución existente o potencial al valor comercial por virtud de su protección. La contribución económica puede provenir de:

  • recreación;
  • subsistencia;
  • utilización por usuarios tradicionales;
  • apreciación de turistas;
  • hábitat importante para especies de importancia económica.

Importancia social

Tiene un valor existente o potencial para la comunidad local, nacional o internacional debido a sus cualidades históricas, culturales, tradicionales, estéticas, educativas, recreativas o de patrimonio.

Importancia científica

Valor de investigación y seguimiento

Importancia internacional o nacional

Tiene el potencial de ser incluida en la lista de Patrimonio Mundial o Nacional o de ser declarada Reserva de la Biosfera, u otro de importancia nacional o internacional, o ser sujeto de un acuerdo de conservación nacional o internacional

Practicalidad/factibilidad

  • Grado de aislamiento de influencias destructivas externas
  • Aceptabilidad social y política, grado de apoyo comunitario
  • Facilidad de acceso para fines de educación, turismo, recreación
  • Compatibilidad con usos existentes, particularmente locales
  • Facilidad de administración, compatibilidad con regímenes existentes de ordenación.

5.3 Recopilar información y realizar una evaluación preliminar

Es claro que, para lidiar con los criterios descritos en la sección anterior, se necesita una cantidad considerable de información económica, social, biológica y ecológica antes de poder tomar decisiones informadas. Como se indicó arriba, los datos biológicos y de pesquerías podrían ser suficientes para muchos de los objetivos de establecer restricciones espaciales y temporales. Para algunos casos, particularmente para vedas permanentes de hábitats de peces adultos, la información sobre la cual basar el cierre del área será pobre o inexistente. En todo caso, el administrador pesquero debe buscar aprender de experiencias pasadas de otros sistemas y, si es posible, de modelos cuantitativos científicamente defendibles de predicción de las consecuencias probables de los diferentes escenarios de ordenación (Capítulo 5). A continuación algunas preguntas que podría ser importante hacer.

5.3.1 ¿Protegerá mi restricción las poblaciones de peces?

En el límite, desde luego, donde la inmensa mayoría de un área está cerrada a la pesca, la respuesta tiene que ser afirmativa (a menos que la pequeña parte que quedó abierta fuera la única zona de reproducción del recurso). Una pregunta más apropiada sería, sin embargo, ¿bajo cuáles circunstancias hay la mayor probabilidad de lograr el objetivo de la restricción espacial o temporal, y con cuáles mecanismos? Esta es una pregunta compleja y difícil, para la cual no se pueden ofrecer respuestas simples, especialmente para vedas permanentes de hábitats de peces adultos. Es notable, por ejemplo, que la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) analizó recientemente los beneficios a las pesquerías de 52 áreas restringidas, y encontró que en 32 casos las poblaciones se habían reducido o habían mostrado oscilaciones importantes, y que sólo en 16 de los casos habían aumentado las poblaciones o se habían mantenido al mismo nivel (Anón., 1997). Algo muy importante es que, en todos los casos exitosos, también se habían impuesto restricciones al acceso o sistemas de CTP junto con otros controles a los insumos, tales como selectividad de talla o de sexo, por lo que fue imposible determinar la contribución de la veda de áreas por sí sola a los resultados.

A pesar de este análisis algo pesimista de la OCDE, existe evidencia de que las vedas espaciales y temporales han sido muy exitosas para muchos propósitos. De hecho, como se señaló anteriormente, también existe creciente evidencia de AMP exitosas en hábitats de adultos para la conservación de poblaciones de peces en arrecifes de coral y otros sistemas tropicales, donde la biología de los peces es favorable y la ordenación se logra a través del control del esfuerzo. Se podrían esperar beneficios positivos similares en sistemas de aguas templadas donde las características del ciclo vital de las especies de peces de interés son similares a las de sus homólogos tropicales. Actualmente, sin embargo, el caso para las vedas permanentes es menos convincente para las pesquerías de plataformas continentales templadas, aunque las vedas estacionales, tales como la de la platija descrita anteriormente, ciertamente parecen conferir beneficios.

5.3.2 ¿De qué tamaño debe ser la AMP y por cuánto tiempo debería existir la restricción?

Como se indicó anteriormente, para la ordenación pesquera de sistemas demersales templados, las vedas de área en hábitats de adultos podrían tener que ser especialmente (y tal vez imprácticamente) grandes para ser efectivas. Esto podría ser particularmente cierto para pesquerías cuya ordenación se ejerce a través de controles sobre la captura total permisible, donde el esfuerzo podría ser desviado a otras áreas y negar así cualquier beneficio potencial (Horwood, 2000). Horwood argumenta de manera convincente que, por ejemplo, afirmaciones de beneficios a las poblaciones de peces usando vedas del orden de 10-20 por ciento del caladero son demasiado optimistas para dichos sistemas en Europa. Sin embargo, las vedas estacionales o de otro tipo para proteger juveniles ciertamente parecen ser efectivas. Con respecto a los sistemas en arrecifes de coral, McClanahan y Kaunda-Arara (1996) sugieren que, desde la perspectiva de la pesquería, podría ser preferible establecer muchas reservas pequeñas. Estos autores encontraron que las reservas pequeñas aumentan la captura total en áreas adyacentes, pero en el parque más grande no fue así. Este efecto podría deberse a la proporción más baja de borde a área de parque en una reserva grande. Parece haber una falta de datos o experiencia para pesquerías demersales tropicales de arrastre, y existe poco análisis disponible para guiar la toma de decisiones en esas circunstancias.

Para la conservación marina más general, el concepto de un parque o reserva en un sistema marino es algo diferente que en tierra. En los sistemas terrestres, por lo general se piensa en un área protegida como algo separado del resto del sistema, y que las áreas circundantes no protegidas tienen poca influencia sobre el parque. En contraste, los sistemas marinos usualmente son extremadamente abiertos, y hay intercambio considerable a lo largo de las fronteras de ordenación trazadas por líneas en un mapa. Por consiguiente, se deduce que el tamaño mínimo requerido para cumplir con los objetivos de una AMP a menudo deberá ser muchas veces mayor que su equivalente terrestre. Específicamente, se acepta generalmente que, para proteger los ecosistemas marinos productivos y las áreas de alta biodiversidad, la AMP debe comprender tantos componentes del ecosistema como sea posible, y dar plena consideración a los muchos factores e influencias que afectan la productividad y la biodiversidad.

5.3.3 ¿Quiénes son las partes interesadas que serán influenzadas por las medidas, y cuáles son las cuestiones legislativas asociadas con su aplicación?

Las decisiones sobre temporadas de veda por lo general recaen exclusivamente en el administrador pesquero, y hay poca necesidad de involucrar agencias o partes interesadas más allá de aquellas que tienen un interés directo en la pesca. En contraste, el establecimiento de AMP permanentes casi siempre requerirá de acuerdos y negociaciones entre agencias. Una meta importante para el administrador pesquero será adquirir los conocimientos necesarios para apoyar el proceso de planificación y ordenación. De hecho, los principios generales delineados en el párrafo 6 del Código de Conducta hacen varias referencias a la importancia de la consulta y la negociación. En particular, es más probable que se logre establecer una AMP si:

Con respecto a la legislación, es claro que el éxito de la ordenación es más probable cuando el área que se considera para protección (y preferiblemente la tierra adyacente a las aguas costeras) está bajo la jurisdicción de la misma agencia. No obstante, esto es poco probable, y en casos donde no es así, se ha sostenido con fuerza que la legislación y las disposiciones de ordenación deberían estar basadas en instituciones existentes, a menos que exista un apoyo público o político abrumador hacia nuevas agencias administrativas. Desde luego, el ambiente legislativo específico dentro del cual se establecerá la AMP diferirá entre países. Por lo tanto, no se puede ofrecer una directriz general más allá de enfatizar el valor para el administrador pesquero de conocer perfectamente las cuestiones legislativas de su propia situación.

5.3.4 ¿Cómo se logra el cumplimiento de la medida?

Al igual que con otras medidas de ordenación pesquera, la facilidad con la que se puede vigilar el cumplimiento será probablemente un determinante de importancia crítica para su factibilidad. Desafortunadamente no existe una respuesta directa a qué tan fácil será el cumplimiento de una restricción espacial o temporal. Un análisis de la OCDE (Anón., 1997), por ejemplo, mostró altos costos o problemas asociados con seis pesquerías, mientras que cinco no reportaron dificultades. Se podría imaginar una situación, por ejemplo, donde una temporada corta de pesca para buques de un número limitado de puertos podría ser supervisada con facilidad. En contraste, la veda permanente de un área grande y remota sería casi imposible de controlar sin el apoyo tecnológico de la vigilancia de buques por satélite o vigilancia aérea. Sin duda, las vedas estacionales o de área serán más efectivas cuando los pescadores mismos están completamente de acuerdo con la medida y están dispuestos a cumplirla y vigilarla ellos mismos (Capítulos 7 y 8).

5.3.5 ¿Habrá necesidad de financiar el ajuste?

Una consideración importante cuando se vaya a restringir el acceso a una zona de pesca es el grado al cual se podría desplazar el esfuerzo hacia otras áreas, y cuáles serían las posibles consecuencias de dicho desplazamiento. Si el desplazamiento del esfuerzo representa una preocupación, podría tener que considerarse la posibilidad de ofrecer financiamiento para ajustes estructurales para reducir la capacidad y compensar a los pescadores por la pérdida de acceso.

5.4 Comenzar el proceso de negociación

Después de llevar a cabo una evaluación exhaustiva de las opciones y de familiarizarse con la magnitud de los problemas en una situación particular, el administrador pesquero debería estar en posición de decidir si una restricción espacial o temporal sería apropiada. Suponiendo que lo sea, se debe reconocer que no existen procedimientos simples y habituales para establecer dicha restricción. Lo que funciona para una nación o grupo de naciones rara vez puede ser adoptado sin modificaciones para una situación diferente. Sin embargo, probablemente se aplique una verdad universal - los habitantes locales deben estar directamente involucrados en la selección, el establecimiento y la administración de las medidas para tener la oportunidad de aumentar el éxito (ver Capítulo 7). Esto también lo enfatiza el Código de Conducta (ver Párrafos 10.1.2 y 10.1.3).

5.5 Evaluar la necesidad de investigación subyacente

Es difícil no ser escéptico de algunas de las afirmaciones más atrevidas sobre el éxito de las restricciones espaciales y temporales. En particular, con respecto a las vedas permanentes de áreas con hábitats de peces adultos; ciertamente no es axiomático que éstas necesariamente mejoren las pesquerías. Esto no debe sugerir, sin embargo, que la incertidumbre sobre su valor como instrumento de ordenación deba usarse como razón para no establecerla. Al contrario, el argumento a favor de usar el enfoque de una reserva permanente es bastante convincente. Sin embargo, el administrador pesquero debería asegurar que se aprendiese del proceso, haciendo esfuerzos para entender los mecanismos subyacentes que determinan el éxito o el fracaso. Un programa de investigación que esté estrechamente ligado con la aplicación de la medida de ordenación es un pre-requisito para esto. Es posible que también existan razones políticamente más contundentes para el establecimiento de programas de investigación en asociación con las restricciones de área. Consideremos el siguiente escenario.

Se establece una reserva marina usando argumentos de conservación de los hábitats bentónicos y de beneficios para las poblaciones de peces. Esta reserva fue establecida pese a gran resistencia de parte de los pescadores, quienes perciben la medida como una restricción innecesaria sobre sus actividades. Al final, la industria pesquera aceptó la medida, aunque con mucha renuencia. Imaginemos que ahora, después de 5 años, no se detectan mejoras en las capturas. Se pueden citar por lo menos cuatro razones para esto:

1. la reserva no es lo suficientemente grande;
2. el área no ha estado cerrada por suficiente tiempo;
3. la reserva se estableció en el lugar equivocado;
4. las reservas no funcionan en este sistema.

Las razones 1 y 2 claman por restricciones aún más severas, y acciones basadas en la razón 3 serían políticamente muy difíciles. Es lógico que los pescadores defenderán la razón 4 y la reapertura del área. El punto es que, en ausencia de información sobre los mecanismos que operan en la región, no hay una base para juzgar cuál de estas explicaciones es la más probable. Por lo tanto, el administrador pesquero no puede decidir si la reserva debería ser más grande, si continuar con la medida actual, si cambiarla de sitio, o si abandonar el sistema de reservas. Desde luego, aún con un sistema de investigación dirigido, la información no será perfecta, pero adoptar el tipo de enfoques Bayesianos descritos anteriormente (Sección 4.3) parecería una ruta apropiada hacia una decisión adecuada. Sin intentos de vigilar la efectividad de cualquier restricción espacial o temporal y de entender por qué tienen éxito o fracasan, me temo que la meta de proteger las poblaciones de peces y el sistema marino en general se verá perjudicada.

A pesar de los comentarios anteriores, debe reconocerse que a menudo será difícil demostrar los beneficios de una veda espacial o temporal para la ordenación pesquera a escalas de tiempo razonables. Se ha estimado, por ejemplo, que, usando el nivel estándar de significado estadístico del 5 por ciento, se tardaría más de 30 años para poder obtener una probabilidad del 90 por ciento de reconocer una mejora del 20 por ciento en el reclutamiento promedio de peces planos después de establecer la veda de la platija descrita anteriormente. En muchas circunstancias, por lo tanto, es poco probable que el beneficio de un área de veda se demuestre claramente en menos de una década (Horwood, 2000).

6 COMENTARIOS FINALES

Existen muchas razones de peso para que el administrador pesquero considere seriamente áreas de veda o restricciones temporales, sea para complementar otras medidas o como faceta primaria de la estrategia de ordenación.

Las restricciones temporales han mostrado ser efectivas en muchas pesquerías, y son una herramienta importante del arsenal de ordenación. En muchos sentidos, las justificaciones para su uso (o sea, los beneficios que derivarán los pescadores) y el proceso de aplicación serán relativamente más sencillas que para las vedas permanentes de áreas. La brecha política entre la pérdida temporal de acceso cada año y la pérdida a perpetuidad es enorme.

Desde la perspectiva de la ordenación pesquera, los beneficios que se derivan de las vedas permanente de área por lo general son menos fáciles de predecir que los de las vedas estacionales. Además, aún si se acepta que el establecimiento de una reserva permanente brindará mayores niveles de producción en las áreas de pesca adyacentes, los beneficios potenciales a menudo podrían estar en peligro de disiparse. Si, por ejemplo, la pesquería mantiene acceso abierto, es probable que el aumento en la producción atraiga nuevos participantes a la pesquería, llevándola así de nuevo al equilibrio bioeconómico. No obstante, desde una perspectiva de conservación más amplia, las áreas de veda tienen un papel importante y claramente defendible que jugar, y algún tipo de zonificación a menudo será efectivo para los valores de conservación. Dado el aumento en la tendencia hacia el establecimiento de redes nacionales de áreas marinas protegidas, parece probable que los administradores pesqueros alrededor del mundo necesitarán estar familiarizados con las cuestiones relacionadas con estos enfoques.

7 REFERENCIAS

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