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Prefacio


A medida que la población mundial aumenta especialmente en los trópicos y subtrópicos -donde gran parte de la población rural vive en la pobreza- las dificultades para incrementar la producción de alimentos también aumentan. En estas áreas el promedio de rendimiento de los cultivos está en declinación gradual. A pesar de los progresos hechos por el fitomejoramiento, la tasa de aumento de los rendimientos potenciales de los cultivos está disminuyendo. Los problemas causados por la erosión y las inundaciones de las tierras bajas son cada vez más frecuentes poniendo así en evidencia la inestabilidad ecológica de las tierras altas. Las capas freáticas están descendiendo no solo a causa de las sequías sino también en razón del abuso que se hace de las mismas. Muchas personas sin derechos formales cultivan grandes áreas de tierras de laderas pronunciadas y de otras tierras marginales.

Dado que las buenas tierras para la expansión de la agricultura son cada vez más escasas, será necesario intensificar su uso causando una declinación en el potencial productivo.

Sin embargo, hay experiencias en un creciente número de países que indica que una revolución agrícola basada en principios de un mejor manejo del suelo puede tener un impacto positivo y significativo sobre la sostenibilidad y la productividad agrícolas.

La humedad del suelo a menudo es ignorada pero el buen manejo de la misma es fundamental para el mejoramiento sostenible de la producción de alimentos y de abastecimiento de agua. Una percepción amplia de los problemas de la productividad del suelo y de las razones de su erosión y de la escorrentía contribuirán a obtener una producción agrícola mayor, más rentable y sostenible y a mejorar la regularidad de las corrientes de agua.

La reducción de la capacidad de un suelo para aceptar, retener y trasladar el agua reduce a su vez la productividad de la biomasa, ya sea de cultivos, pasturas, arbustos o árboles. La porosidad del suelo está estrechamente relacionada con los rendimientos, con la economía de la explotación agrícola y con la sostenibilidad y medios de vida de las familias de los agricultores. Los agricultores comprenden claramente que la tierra labrada donde había vegetación prístina proporciona una fertilidad gratuita de la cual se benefician los primeros cultivos. Pero también saben que después de unas pocas cosechas esa productividad declina y que parte de esa declinación está asociada a la degradación de las condiciones físicas del suelo. Sin embargo, es menos conocido el hecho que este daño hecho al suelo y que la pérdida de materia orgánica llevan a una mayor escorrentía superficial y a una disminución del contenido de humedad en el suelo.

Las personas son concientes de los problemas causados por la falta de agua y la pérdida de suelo pero, a pesar de continuos esfuerzos, los medios efectivos para combatir estos problemas no han sido debidamente difundidos. Sin embargo, hay ejemplos en partes de Brasil, Kenya y Níger donde una mejor comprensión y cuidado de la tierra están evitando o limitando la escasez de agua. Esto se ha obtenido por medio del incremento de la infiltración del agua de lluvia en el suelo donde es retenida para ser usada por las plantas o traslocada debajo de la zona radicular a las aguas subterráneas.

En los lugares en que la escorrentía superficial es un problema, puede ser una indicación de que el suelo no es receptivo y menos poroso y que mucha del agua de lluvia recibida es inefectiva para mantener el crecimiento de las plantas y regular el flujo de las corrientes de agua. El desafío actual es permitir la entrada al suelo de tanta agua de lluvia como sea posible, promoviendo condiciones que simulen el suelo absorbente de los bosques. Tales condiciones estabilizarán el ambiente, limitarán la erosión y maximizarán la utilidad de la lluvia. Es importante enfatizar que si bien un abastecimiento inadecuado de agua es una de las principales causas de la baja productividad de los cultivos, para ello también son igualmente importantes los aspectos nutricionales de las plantas. Por lo tanto, un enfoque integrado para solucionar los problemas de la baja productividad debería estar siempre dirigido a un adecuado abastecimiento de agua y de nutrientes.

Las actividades científicas continuarán a aumentar nuestros conocimientos sobre los componentes de estos problemas y a ofrecer soluciones parciales. Sin embargo, la aclaración de estos detalles y problemas no llevará automáticamente a encontrar formas prácticas para su solución. Esto es debido a que existe una comprensión limitada de algunos elementos ecológicos fundamentales y sus siempre cambiantes interrelaciones. Por ejemplo, el complejo conjunto de interacciones entre clima, plantas, suelo, agua y ambiente genera los rendimientos de los cultivos en cada cosecha. Los enfoques convencionales de la producción de cultivos ofrecen un ambiente limitado para progresar. Es necesario pensar en forma lateral para apreciar si hay otras formas de considerar las viejas suposiciones y de identificar nuevos caminos para el futuro.

Esta publicación está dirigida a extensionistas y otros técnicos así como a agricultores líderes y tiene el objetivo de proporcionar bases sólidas para un manejo completo y sostenible de la humedad del suelo.

El documento ha sido presentado en forma sencilla y fácilmente comprensible como forma de guía para los trabajadores de campo con actividades, ejercicios y temas de discusión en un lenguaje no técnico e intercalando el texto con ilustraciones y diagramas. Los materiales completos de esta guía están incluídos en el CD-ROM que acompaña este documento. El CD-ROM pone énfasis en el uso de observaciones cuidadosas de campo sobre los indicadores de los suelos y las plantas para identificar los problemas del agua en el suelo.


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