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Capítulo 4. Limitación del estrés de agua y mejoramiento de los recursos hídricos


Eliminación de las restricciones a la infiltración del agua de lluvia

La infiltración depende de la existencia de suficientes poros en la superficie del suelo para que se infiltre el agua de lluvia y de la existencia de un subsuelo o materiales parentales (si son poco profundos) para que esa percole. Cuando la porosidad de la superficie del suelo es muy baja como para aceptar el agua de lluvia o la porosidad del subsuelo es demasiado reducida para permitir su percolación (o sea, la permeabilidad es demasiado lenta), entonces la infiltración será limitada y el agua de lluvia será perdida como escorrentía.

La porosidad de la superficie del suelo puede haber sido reducida al obstruirse los poros con partículas desprendidas de los agregados de suelo bajo el impacto de las gotas de lluvia o por la deposición de esas partículas sobre la superficie del suelo formando un encostramiento o un sellado impermeable. La porosidad del suelo subsuperficial puede ser naturalmente baja o puede haber sido reducida por la compactación causada por la labranza que podría haber desorganizado o destruído los espacios de poros generando una zona de baja permeabilidad en la base de la capa labrada. La entidad de la reducción de la porosidad del suelo causada por la labranza es por lo general suficiente para limitar la penetración de las raíces pero raramente es tan severa como para disminuir significativamente la permeabilidad al agua.

El enfoque predominante debería estar dirigido a infundir en la sociedad, y particularmente en los agricultores, extensionistas e investigadores, la voluntad de crear y sostener condiciones del suelo que favorezcan la infiltración del agua de lluvia donde esta cae y de contrarrestar las causas de la escorrentía (Johnsson et al., 1999). Esto implica que la porosidad del suelo debe por lo menos ser mantenida o incrementada.

Los enfoques para superar las limitaciones a la infiltración pueden ser clasificados de acuerdo a las causas del problema tal como se indica en el Cuadro 13, al final de este capítulo. En los lugares en que el suelo ha sido dañado, puede ser necesaria una combinación de dos o más enfoques para iniciar el mejoramiento del suelo en y debajo de la superficie.

Mejoramiento de la capacidad de infiltración de la superficie del suelo

La porosidad de la superficie del suelo es mantenida, en primer lugar, protegiéndolo con una cobertura de la disrupción que causa el impacto de las gotas de lluvia; por lo general, la cobertura se hace con residuos del cultivo anterior o con un cultivo de cobertura, asegurando que el suelo no sea destruido por la labranza. La mejor forma de obtener esto es por medio de la Agricultura de Conservación, tal como se describe en el Capítulo 5. Los efectos de la agricultura de conservación sobre una mayor infiltración y una reducción de la escorrentía han sido documentados, especialmente en Brasil (FAO, 2000e).

Si todos los elementos del concepto global de agricultura de conservación no pueden ser puestos en ejecución de inmediato, igualmente el contenido de humedad del suelo puede ser mejorado -si bien en menor medida- por medio de otras prácticas dirigidas a prolongar la vida útil del agua de lluvia. Estas prácticas incluyen el uso de residuos para la cobertura superficial, períodos de barbecho bajo cultivos o vegetación natural, protección o cierre temporario de tierras de pastoreo y bosques para evitar el sobrepastoreo y operaciones en contorno complementadas por medidas físicas para detener el agua de lluvia.

El uso regular de labranza poco profunda con implementos de discos o dientes para romper el encostramiento superficial e incrementar la porosidad de la superficie y favorecer la infiltración del agua de lluvia no es recomendable. El incremento de la porosidad superficial obtenida es solo temporario y en suelos susceptibles al encostramiento esta operación deberá ser repetida después de cada lluvia. La labranza conduce a la disrupción de los espacios de poros en el suelo y, especialmente en el caso del uso de implementos de discos, causa compactación que puede impedir el crecimiento de las raíces y la percolación del agua de lluvia. La labranza también acelera la pérdida de materia orgánica del suelo llevando a un progresivo deterioro de la arquitectura del suelo y a una reducción del número y de la estabilidad de los poros que permiten el crecimiento de las raíces y el movimiento del agua de lluvia.

Por lo tanto, la labranza en forma regular no es recomendada como una solución a la infiltración restringida por la baja porosidad de la superficie del suelo.

Uso de la cobertura superficial con residuos para incrementar la infiltración y reducir la escorrentía

Una cobertura de residuos absorbe la mayor parte de la energía de las gotas de lluvia que caen sobre la misma y cuando esta agua de lluvia llega al suelo debajo de la cobertura su capacidad para desintegrar los agregados de suelo y separar las partículas finas ha sido atenuada o anulada. Como consecuencia, hay escasa o ninguna obstrucción de los poros de la superficie del suelo y poca deposición de partículas de suelo que puedan formar una costra sobre la superficie.

Los beneficios de una cobertura de residuos son más evidentes en suelos que están inicialmente en buena condición física, pero aún en estas condiciones puede haber escorrentía a pesar de una buena cobertura del suelo. Por ejemplo, la escorrentía puede ocurrir cuando la intensidad de la lluvia es mayor que la tasa de infiltración del suelo o cuando los espacios de poros del suelo ya están llenos de agua porque el mismo es poco profundo, su capacidad de retención de agua es baja o el subsuelo es solo parcialmente permeable.

Cuando se aplica una cobertura de residuos a un suelo con una superficie muy degradada y de baja porosidad, el efecto benéfico de la cobertura sobre la infiltración, en un primer momento, puede ser limitado. En tales situaciones es aconsejable acelerar la recuperación de la porosidad superficial antes de aplicar la cobertura de residuos labrando el suelo para romper la crosta y cualquier capa dura subsuperficial, seguido por un período de barbecho bajo un cultivo de cobertura para favorecer la formación y estabilización de la porosidad del suelo. El Anexo 9 presenta una lista de publicaciones sobre cultivos de cobertura.

La elección de un material de cobertura depende de la disponibilidad local. Las coberturas de residuos pueden consistir de:

La última opción de coberturas de materiales orgánicos obliga a recolectarlos fuera del predio, transportarlos al área de cultivo y distribuirlos en el campo, mientras que en las otras opciones los residuos son producidos dentro del área de cultivo.

Los ejemplos de materiales que pueden ser usados como coberturas son los pastos y los juncos, las hojas y seudo tallos del banano (Lámina 38), arbustos como Lantana sp. y girasol salvaje (Tithonia sp.), restos forestales y podas de los árboles (Lámina 39). Otros materiales usados ocasionalmente son las malezas, los restos de techos de paja y las cáscaras de café. Cuando los suelos tienen una cobertura de piedras, estas pueden ser dejadas en la superficie como una cobertura protectiva siempre que no interfieran con las operaciones de siembra y de control de las malezas. La cobertura con materiales orgánicos se usa sobre todo en la producción de hortalizas que producen escasos residuos (follaje), que se cosechan precisamente por su follaje o las que se cosechan en su totalidad, por ejemplo, tubérculos y follaje.

Lámina 38
Cobertura del suelo de un cultivo de bananos con sus propias hojas y seudotallos y con pastos en el occidente de Uganda.

R. G. BARBER

Lámina 39
Podas de árboles usadas como cobertura en el sistema Quesungual (Honduras) para reducir la pérdida de agua de lluvia causada por la escorrentía y la evaporación.

R. G. BARBER

En las laderas pronunciadas de Guaymango, en El Salvador, en las décadas de 1960 y 1970 se hicieron esfuerzos para mejorar la producción agrícola estimulando a los agricultores a adoptar una combinación de semillas híbridas, fertilizantes fosfatados y nitrogenados, mayores densidades de siembra y aplicación de herbicidas e insecticidas a los cultivos de maíz, sorgo, sésamo, arroz y frijoles. Estas recomendaciones no fueron particularmente exitosas y en 1973 se agregaron otras recomendaciones para conservación de suelos que incluyeron la no quema de los residuos, el uso de barreras vivas o muertas y la siembra en contorno en un sistema de labranza cero.

Ocurrieron mejorías en el rendimiento de los cultivos y en la calidad del suelo y una alta proporción de los agricultores adoptó estas medidas. Si bien el control de la erosión fue citado por los agricultores como la razón principal para no quemar los residuos hubo un importante indicador de los beneficios que fue la mayor humedad del suelo, hecho muy evidente en 1997. Ese año, en la época de las lluvias ocurrió una fuerte sequía asociada con el fenómeno de El Niño. Sin embargo, los agricultores cosecharon tanto maíz como en un año normal gracias a la conservación de la humedad en el suelo como consecuencia de su mejor estado, mientras que los vecinos que no habían adoptado el sistema perdieron sus cultivos debido a la sequía. Tampoco perdieron sus cultivos el año siguiente durante el huracán Mitch y las lluvias torrenciales del mismo que causaron inundaciones desastrosas. Los agricultores advirtieron que la misma cobertura previno que las semillas fueran arrastradas por las tormentas de lluvia y facilitó la infiltración del agua de modo que las plantas no tuvieron problemas de pudrición por exceso de humedad (FAO, 2000c). Una reconfirmación de este efecto benéfico bajo las mismas condiciones climáticas extremas proviene de Honduras donde el huracán Mitch causó una seria devastación erosionando muchas laderas; sin embargo, los daños fueron menores en las laderas protegidas con residuos de cultivos (Hellin et al., 1999).

En un área limitada del occidente de Honduras el sistema tradicional de agroforestería conocido como Quesungual ha sido utilizado por los pequeños agricultores para producir maíz, sorgo y frijoles. A medida que el incremento de población hace que el sistema tradicional de roza y quema sea cada vez más insostenible, entre los agricultores hay un creciente interés por el sistema Quesungual. Este sistema combina la poda de árboles y arbustos nativos que se regeneran naturalmente con métodos normales de agroforestería para cultivar especies maderables de alto valor y árboles frutales. Antes de la siembra, la vegetación es cortada a mano sin quemar y sus restos son esparcidos sobre el campo junto con las ramas y hojas de la poda de los árboles. Las semillas de los cultivos se esparcen o son sembradas con un palo a través de la capa de cobertura. Las malezas se controlan con poca frecuencia, a mano o usando herbicidas.

Mecanismos por medio de los cuales la cobertura superficial con residuos favorece la infiltración del agua de lluvia

Los contactos físicos entre la cobertura de residuos y la superficie del suelo obstruyen el movimiento de la escorrentía, reducen su velocidad, ofrecen más tiempo para la infiltración y de esa manera reducen el volumen de la escorrentía. Pueden ser distinguidos dos aspectos de la cobertura del suelo:

El grado de la cobertura de contacto es importante, especialmente en las laderas pronunciadas, en suelos con naturalmente bajas tasas de infiltración y en suelos degradados con encostramiento superficial o sellados, de baja porosidad. Más aún, la cobertura de contacto es inmediatamente accesible a los macroorganismos del suelo y puede estimular su actividad. De esta manera es probable que se forme un mayor número de bioporos dando lugar a una infiltración y percolación más rápidas. Esta es la razón por la cual los principales disturbios del suelo como la labranza o la incorporación de residuos u otra materia orgánica, drásticamente reducen sus efectos positivos.

Materiales flexibles, cortos, tales como las hojas o la cobertura de pastos que pueden ser fácilmente aplastados por las gotas de lluvia pueden desarrollar un alto grado de cobertura de contacto y sustancialmente reducirán la velocidad de la escorrentía, dando como resultado, por lo general, volúmenes reducidos de escorrentía. Al contrario, materiales largos y poco flexibles tales como ramas leñosas de arbustos altos que no son fácilmente aplastados por las gotas de lluvia desarrollarán una baja cobertura de contacto y tendrán menos influencia en la velocidad de la escorrentía (Lámina 40).

Lámina 40
Maíz en una ladera pronunciada con suelo superficial degradado cubierto por tallos largos y fuertes de arbustos.A pesar del 90 por ciento de cubierta aérea hubo una alta escorrentía a causa del contacto limitado entre la vegetación y la superficie del suelo y de la baja porosidad superficial del suelo. Morazán, El Salvador.

R. G. BARBER

Ventajas de la cobertura superficial con residuos

Las ventajas de la cobertura con residuos muertos producidos fuera del predio y del mantillo son las mismas del uso de residuos de los cultivos; por ejemplo, incremento de la infiltración, disminución de la escorrentía (Lal, 1976) y mayor disponibilidad de agua en el suelo. Ambos tipos de cobertura proporcionan beneficios adicionales, especialmente menos pérdida de agua por evaporación, menor incidencia de las malezas por transpiración, mayor actividad de las lombrices de tierra (Lal et al., 1980), incorporación adicional de nutrientes (FAO, 1999b) y, frecuentemente, mayores rendimientos.

En el occidente de Kenya, la cobertura con restos de Tithonia sp. produjo importantes incrementos de rendimiento de maíz, coles, tomates y frijoles. Las ganancias netas variaron entre $EE.UU. 91/ha hasta $EE.UU. 1 665/ha (ICRAF, 1997). En la zona semiárida del oeste y noroeste del Mount Kenya los rendimientos de maíz se multiplicaron por un factor de 4,4 cuando se aplicaron 3 t/ha de mantillo (Liniger, 1990). Las termites no fueron un problema en esa área, tal vez debido al clima frío.

Limitaciones para usar la cobertura superficial con residuos de cultivos

La principal desventaja de aplicar mantillo o materiales obtenidos fuera del predio es el costo de la mano de obra para su recolección, transporte y aplicación. Esto no ocurre con los residuos de cultivos que son producidos en el mismo lugar de uso. A menudo, puede no haber materiales adecuados en las cercanías de la finca o hay insuficiente mano de obra disponible. El transporte de grandes cantidades de estos materiales para operaciones agrícolas en gran escala raramente es económico y esos materiales no pueden ser aplicados después de las emergencias a cultivos sembrados en surcos estrechos.

Cuando se utiliza un cultivo de cobertura como cobertura muerta existe el costo adicional del corte o de la aplicación de un herbicida. Del mismo modo, la distribución de las podas y ramas de los árboles sobre el área de cultivo requiere considerable mano de obra. En las laderas pronunciadas la aplicación de mantillo no es una tarea simple y también requiere un cierto trabajo. Más aún, esos materiales pueden ser fácilmente arrastrados en el caso de pendientes pronunciadas.

Los mantillos y los residuos de los cultivos a menudo son pastoreados por el ganado del agricultor, por el ganado comunitario o por el ganado del propietario (en el caso de agricultores/ocupantes), se usan para alimentar directamente el ganado o se venden como forraje. En otros casos, esos materiales se utilizan para techar habitaciones o como combustible; en muchas zonas semiáridas son rápidamente consumidos por las termites y en los climas húmedos y cálidos se descomponen rápidamente. Otra desventaja de los mantillos es la progresiva pérdida de fertilidad de la tierra en que son producidos, excepto cuando se aplican abonos orgánicos o fertilizantes. En algunas partes de Uganda, los residuos de cereales cultivados en las laderas son usados como mantillo de los cultivos de bananas en las laderas más bajas o en el fondo de los valles, los cuales se enriquecen con nutrientes a expensas de los cultivos de cereales. La erosión del suelo también puede degradar las áreas de donde proviene el mantillo cuando la vegetación es retirada para ser usada como cobertura.

Cantidad necesaria de residuos

En relación con el incremento de la infiltración, algunos estudios llevados a cabo en dos temporadas en Nigeria, en pendientes de 1 a 15 por ciento, demostraron que 4 t/ha de paja de arroz, equivalentes a una cobertura de 80 por ciento, reducen la escorrentía a un 5 por ciento del total de la lluvia estacional (Lal, 1976). Un resultado similar se obtuvo en una ladera con 12 por ciento de pendiente en un suelo bien estructurado y recién cultivado en Kenya, donde 4 t/ha de cobertura de pasto equivalentes a una cobertura de 79 por ciento redujeron al 5 por ciento la escorrentía de una lluvia simulada. En base a esos datos, una cobertura de 80 por ciento, equivalente a cerca 4 t/ha de paja de maíz parecería ser apropiada para incrementar la infiltración del agua de lluvia.

Condiciones que favorecen la adopción de la cobertura superficial de residuos

La cobertura del suelo es más común en las zonas húmedas y subhúmedas en razón de la abundancia de materiales vegetativos. De cualquier manera, en términos generales, las coberturas son particularmente adecuadas para las áreas semiáridas cuando hay materiales disponibles y en ausencia de problemas con las termites. El mantillo a menudo es aplicado en áreas limitadas de cultivos hortícolas de alto valor comercial y en huertas familiares en predios fácilmente accesibles con pendientes suaves.

Barbechos bajo cultivos de cobertura o vegetación natural

Cuando los suelos están fuertemente degradados y en los mismos se abandona la producción, su porosidad puede ser restaurada por medio de la acción de los procesos biológicos. Esta se puede recuperar por medio del barbecho por uno o más años con vegetación natural, con vegetación natural enriquecida con árboles leguminosos de crecimiento rápido o con barbechos sembrados. La acumulación de grandes cantidades de biomasa de la vegetación del barbecho sobre la superficie del suelo, asociada con la alta actividad biológica y un fuerte sistema radicular promueven la recuperación biológica de la porosidad del suelo. La incorporación biológica de los residuos sobre la superficie del suelo da lugar a un mayor contenido de materia orgánica en unos pocos milímetros superiores la cual progresivamente se extiende hacia las capas inferiores. La cobertura permanente con residuos favorece la actividad de la fauna del suelo la cual, combinada con el mayor contenido de materia orgánica, conduce al mejoramiento de la porosidad (FAO, 1995c).

Una cobertura de leguminosas bien adaptadas, de raíces profundas, a menudo acelera el proceso de recuperación de la porosidad del suelo, en comparación con la vegetación natural del barbecho ya que el cultivo de cobertura produce rápidamente grandes cantidades de biomasa. Mientras que la vegetación del barbecho natural puede requerir de tres a cinco años, un cultivo de cobertura puede recuperar la porosidad del suelo en un año. Cuando los suelos degradados están severamente compactados, la labranza profunda con un subsolador inmediatamente antes de la siembra del cultivo de cobertura favorece el establecimiento y desarrollo de ese cultivo. Si el suelo degradado tiene una seria deficiencia de fósforo, será necesario aplicar fertilizantes fosfatados para favorecer el establecimiento del cultivo de cobertura.

Una limitación de la recuperación del suelo por medio de los barbechos de vegetación natural en los sistemas de producción mecanizada la constituye el problema de eliminar los árboles y sus raíces antes de reintegrar la tierra a la agricultura. En el caso de un sistema manual el problema es menor. Los cultivos de cobertura herbáceos o arbustivos pueden ser eliminados por medio del corte o por la aplicación de herbicidas sistémicos y el cultivo siguiente puede ser sembrado directamente sobre los residuos del cultivo de cobertura.

Cierre temporario de las tierras de pastoreo y protección subsiguiente

Una escasa infiltración y una alta escorrentía pueden ocurrir en tierras de pastoreo con pendientes incluso menores de dos por ciento, como por ejemplo en Sebele, Botswana. En esta área, la cobertura con vegetación fue considerada como el factor más importante para controlar la infiltración y la escorrentía y las microcuencas con una cobertura mayor de 70 por ciento por lo general presentaron una menor escorrentía en comparación con aquellas que tenían menos de 70 por ciento de cobertura (LWMP, 1992).

Si bien el porcentaje de cobertura de pastos en las tierras de pastoreo tiene una influencia marcada sobre la infiltración del agua de lluvia, la porosidad de la superficie del suelo puede ser más importante, especialmente cuando el sobrepastoreo ha degradado el suelo dando lugar a su compactación y a muy baja porosidad (Lámina 41). En las tierras degradadas de Iiuni, Kenya, incluso con 57 por ciento de cobertura vegetativa, la escorrentía fue superior al 60 por ciento (Moore et al., 1979). La presencia de algas resistentes a la humectación creciendo en un suelo desnudo, favorecieron la escorrentía, mientras que una cobertura con piedras redujo la escorrentía debido a la creación de áreas de depósito de agua entre las piedras mientras se detenía el agua de lluvia, permitiendo más tiempo para su infiltración (Barber y Thomas, 1981).

Lámina 41
La tierra en primer plano es un suelo gredoso con una superficie inestable y un horizonte arcilloso; antes fue una tierra arable pero después de haberse formado un piso de arado a 12-15 cm de profundidad fue abandonada al pastoreo. Se ha desarrollado una crosta superficial de muy baja porosidad que favorece la escorrentía reduciendo considerablemente la cantidad de humedad disponible para ser usada por las gramíneas. Esto, combinado con un pastoreo intensivo ha llevado a una superficie de tierra desnuda. Machakos, Kenya.

R. G. BARBER

Importancia de la protección de los bosques para la infiltración del agua

Los bosques proporcionan una excelente cobertura protectiva compuesta por el dosel foliar, arbustos bajos, hierbas y restos superficiales, los que se combinan para proteger la superficie del suelo de la pérdida de porosidad causada por el impacto directo de las gotas de lluvia. Los residuos también sirven como fuente de alimentos y energía a los organismos del suelo, lo cual favorece la formación de materia orgánica y canales subterráneos de la fauna que conducen a altas tasas de infiltración.

Cuando los bosques no están protegidos del pastoreo y los restos vegetales son consumidos por el ganado, removidos como mantillo como ocurre en algunas partes de Nepal, o perdidos en incendios, la cobertura superficial puede disminuir en tal grado que el suelo queda desnudo. Esto es, probablemente, más grave bajo árboles que no favorecen el crecimiento en el sotobosque de hierbas y arbustos, tales como la teca (Tectonia grandis) y algunas especies de Eucalyptus, debido a su sombra, al alto uso de agua -especialmente los Eucalyptus- y en menor grado a causa de la naturaleza ácida de los residuos. Si el dosel foliar de los árboles es alto, las gotas de agua acumuladas en sus hojas pueden ser más grandes de lo común y caer con suficiente velocidad para causar un daño mayor al suelo que si no hubiera una cobertura de árboles. Esto puede llevar a una pronunciada pérdida de porosidad del suelo como ocurre con el pisoteo del ganado, restringiendo la infiltración y originando una alta escorrentía a pesar de la cobertura del dosel foliar (Lámina 42).

Lámina 42
Ejemplo de suelo compactado debajo de una plantación de teca (Tectona sp.) que ha dado lugar a alta escorrentía y erosión. Jocoro, El Salvador.

R. G. BARBER

La protección de los bosques al sobrepastoreo es un tema importante de su manejo para superar las limitaciones de la infiltración; la formación de grupos de usuarios a menudo es una etapa fundamental para controlar efectivamente el sobrepastoreo y la pérdida de porosidad de la superficie del suelo. Muy probablemente, los grupos de usuarios de los bosques sean más exitosos donde han existido sistemas indígenas de manejo forestal (Kandel y Wagley, 1999).

Aumento del tiempo de infiltración deteniendo la escorrentía con estructuras físicas

Soluciones alternativas, pero menos favorables para la limitación a la infiltración, son el uso de estructuras físicas, las que pueden ser necesarias en algunas condiciones:

En estas situaciones, el volumen de agua que embebe el suelo puede ser aumentado dando más tiempo a la infiltración al reducir la velocidad de la escorrentía por medio de estructuras físicas o vegetativas construidas en forma perpendicular a la pendiente y paralelas a las líneas de contorno.

Estructuras poco distantes en las líneas de contorno (p. ej., series de camellones y surcos para la siembra y las irregularidades formadas por las operaciones de labranza en contorno y de manejo de los cultivos) pueden ser formadas en todo el campo de modo que la lluvia puede ser detenida en el lugar de su caída. Las estructuras más separadas a intervalos en la pendiente (p. ej. terrazas «fanja yuu», paredes de piedra, lomos de tierra, barreras vivas y líneas de residuos), sin líneas de contorno entre ellas, darán lugar a la escorrentía del agua de lluvia por la pendiente hasta que es detenida o su velocidad reducida en la barrera siguiente.

Los detalles del planeamiento, diseño, construcción y mantenimiento de estas estructuras aparece en muchos manuales de Conservación de Suelos y Aguas tales como Soil Conservation (Hudson, 1995), Soil and water conservation manual for Kenya (Thomas, 1997), FAO Soil Bulletin 70 (FAO, 1996a), A land husbandry manual (Shaxson et. al., 1977) y otros documentos preparados por agencias gubernamentales u otras agencias para países determinados o condiciones ambientales específicas.

Operaciones de campo en contorno

En las tierras de ladera, todas las operaciones de campo como la labranza, la siembra, el control de malezas, las aspersiones y la cosecha deberían ser ejecutadas a lo largo de las líneas de contorno. Los surcos y las minidepresiones a lo largo del contorno crean pequeños ambientes de almacenamiento donde se acumula el agua de lluvia, lo que le concede más tiempo para su infiltración (Lámina 43). Las operaciones de campo llevadas a cabo en dirección de la pendiente pueden causar un impacto devastante que resulta en mayores pérdidas por escorrentía y erosión del suelo (Lámina 44).

Lámina 43
Cultivos en contorno creando pequeños lomos y depresiones paralelas con el lomo marcador en la parte superior derecha. Umuarama, Brasil.

T. F. SHAXSON

Lámina 44
A pesar de los camellones de tierras construídos aproximadamente paralelos al contorno, la siembra de tabaco en dirección de la pendiente de la colina ha llevado a una seria formación de zanjas, de izquierda a derecha, resultando en la rotura de los camellones. Kasungu, Malawi.

T. F. SHAXSON

Surcos en contorno poco espaciados, cerrados o no, tienen la ventaja de detener el agua de lluvia donde esta cae de modo que tiene más tiempo para embeber la tierra y puede ser un medio efectivo para favorecer la infiltración y prevenir la escorrentía en áreas semiáridas y las zonas subhúmedas más secas. Una ventaja adicional está dada por el hecho de trabajar en líneas de contorno que facilitan la cosecha.

Inconvenientes de las irregularidades de la superficie formadas por las operaciones de campo en contorno

Las depresiones superficiales tienen una capacidad limitada para retener agua y en las tierras en pendiente el volumen efectivo de almacenamiento disminuye rápidamente a medida que la pendiente aumenta. En pendientes mayores del 5 por ciento, los volúmenes de almacenamiento efectivo se reducen considerablemente. Estas reducciones en el volumen de almacenamiento también ocurren en los suelos con una baja estabilidad estructural ya que los pequeños surcos se hunden en depresiones al humedecerse. Una escorrentía importante puede ocurrir incluso en tierras con una pendiente de 1-2 por ciento, cuando los suelos son de baja estabilidad y susceptibles al encostramiento. Aún en el caso de suelos estructuralmente estables, las depresiones pueden ser rápidamente colmadas incluso por la acumulación de agua de lluvias muy livianas.

Condiciones que favorecen la adopción de operaciones de campo en contorno

Las únicas excepciones al cultivo en líneas de contorno pueden ocurrir en las áreas de alta precipitación donde los suelos tienen altas tasas de infiltración y son muy susceptibles a movimientos de masas de tierra como avalanchas o deslizamientos. En estas situaciones el alto contenido de agua del suelo aumenta el riesgo de esos movimientos masivos de tierra por lo que puede ser conveniente favorecer la escorrentía controlada de una parte de la lluvia. Dada que la efectividad de las operaciones de campo en contorno para la disminución de la escorrentía es limitada, excepto en las pendientes muy suaves, debería ser considerada solo como una práctica necesaria para aumentar la disponibilidad de agua.

Lomos cercanos en contorno y lomos cerrados

En los lomos cerrados los cierres son construídos a intervalos a través de los surcos que siguen los lomos en contorno (Lámina 45). Estas estructuras por lo general se construyen con tracción animal o tractores y pueden ser hechas anualmente o pueden ser semipermanentes (Lámina 46). También pueden ser hechos manualmente pero requieren un trabajo intenso. La forma precisa y el manejo de los surcos de contorno y de los surcos cerrados varían considerablemente y el diseño óptimo y el manejo dependen del cultivo, la precipitación y el tipo de suelo.

Lámina 45
Ejemplo de lomos de contorno nivelados con cierres de unión más bajos que los lomos principales para retener agua entre las uniones; permiten que el exceso de agua de lluvia fluya entre los lomos en lugar de derramarse o romper los lomos principales.

T. F. SHAXSON

Lámina 46
Construcción de los cierres de unión de los lomos. Makoka, Malawi.

T. F. SHAXSON

Los surcos en contorno presentan el riesgo de ser sobrepasados por el agua si esta se acumula en exceso entre los mismos. También se pueden abrir brechas o romperse en los puntos bajos donde se acumulan grandes cantidades de escorrentía (Lámina 47). Si grandes volúmenes de agua se acumulan frecuentemente en un área, puede haber una lámina impermeable subsuperficial o un horizonte de permeabilidad restringida debajo de los lomos.

Lámina 47
Ejemplo del efecto del exceso de agua de lluvia rompiendo los lomos de contorno en los puntos más bajos resultando en pérdida de agua de lluvia por escorrentía y en una severa erosión del suelo. Mua, Malawi.

T. F. SHAXSON

Estos riesgos pueden ser limitados por medio de un diseño cuidadoso y el buen mantenimiento de los lomos y surcos de modo de asegurar que no haya puntos más bajos y construyendo los surcos cerrados de modo de prevenir el movimiento lateral del agua hacia los puntos más bajos. Los cierres deberían estar espaciados a intervalos de uno a tres metros a lo largo de los surcos y ser de una altura inferior a los dos tercios de los lomos. Si bien los lomos cerrados requieren un trabajo adicional, proporcionan una buena seguridad contra el hundimiento de los lomos durante las lluvias fuertes y contra la pérdida de agua de lluvia que puede descargar en sus extremos cuando existe un ligero desnivel.

Los surcos de los lomos en contorno son normalmente paralelos al contorno. Sin embargo, si se esperan grandes volúmenes de escorrentía deberían ser construídos surcos cerrados con un ligero desnivel (nunca mayor del 2 por ciento en la dirección de un curso de agua natural) de modo que el exceso de agua de lluvia sea descargada a lo largo de los surcos para prevenir que el agua pase por encima de los lomos. En estos casos, son necesarios puntos de descarga bien diseñados a la salida de los surcos. El tamaño y el espaciamiento de los lomos deberían coincidir con el espaciamiento recomendado para el cultivo, el ancho de los surcos y su profundidad.

Los lomos y los lomos cerrados pueden ser construídos antes o después de la siembra. El maíz por lo general se siembra en la tierra llana y los surcos se construyen en el momento de la primera escarda para el control de malezas, cerca de 30 días después de la siembra, lo cual ahorra trabajo. Sin duda, cuanto más temprano se construyen los lomos, serán capaces de retener más agua de lluvia y, por lo tanto, mayor será la posibilidad de obtener un buen rendimiento. El momento de la construcción de los lomos también puede ser apropiado para incorporar abonos.

Ventajas de los lomos cercanos en contorno y de los lomos cerrados

La principal ventaja de los lomos en contorno y de los lomos cerrados es la mayor acumulación de agua de lluvia dentro de los surcos debido a la retención de la escorrentía potencial (Njihia, 1975) (Figura 15). La concentración de agua en los surcos favorece la percolación profunda pero para que esta resulte útil para el cultivo, el contenido de agua disponible del suelo debe ser lo suficientemente alto como para retener el agua acumulada al alcance de las raíces del cultivo. Los suelos arenosos con una baja capacidad disponible de agua permiten que una gran proporción del agua de lluvia drene más allá de la zona de penetración de las raíces.

FIGURA 15
Distribución de agua de lluvia en tres prácticas de manejo de los suelos

Fuente: Morse, 1996, adaptado de Moyo y Hagmann, 1994.

Desventajas de los lomos cercanos en contorno y de los lomos cerrados

La formación continua de lomos, todos los años, a mano o mecanizada, junto con el pisoteo a lo largo de los surcos puede dar lugar a la formación de un horizonte compacto en su base lo cual puede impedir la penetración de las raíces a las capas más profundas. Esto se opone a las ventajas que ofrecen los lomos de incrementar la disponibilidad de agua. La exposición de la superficie del suelo lleva a una pérdida acelerada de materia orgánica y al encostramiento superficial debido a los efectos de la labranza, la acción de las gotas de lluvia y la exposición directa al sol y a la actividad muy limitada de la microfauna. Consecuentemente, las raíces se degradan rápidamente.

Otra desventaja es el tiempo necesario para construir los lomos en contorno y el tiempo necesario para cerrar los surcos. La construcción manual de los lomos requiere cerca de 100 horas por hectárea (Morse, 1996) pero en suelos pesados pueden requerir más tiempo aún. La formación manual o con tracción animal de lomos en suelos pesados será posible solo después que las lluvias hayan ablandado el suelo. El proceso de la construcción manual de los lomos en contorno, en pendientes, donde el agricultor sube la tierra hacia los lomos con una azada, causa que el suelo se deslice hacia abajo de la pendiente favoreciendo la erosión (Lámina 48).

Lámina 48
Agricultor construyendo lomos para la siembra de papas en el suroeste de Uganda. La acción de mover el suelo hacia abajo de la colina para formar los lomos está contribuyendo al movimiento del suelo y a la erosión.

R. G. BARBER

Lámina 50
Camellón de tierra estabilizado con Phalaris sp. y combinado con labranza cero. Chapecó, Brasil.

R. G. BARBER

Condiciones que favorecen la adopción de lomos en contorno cercanos y lomos cerrados

Los lomos en contorno y los lomos cerrados son adecuados para las áreas deficitarias en agua y donde no es posible proporcionar una cobertura del suelo para favorecer la infiltración y reducir la escorrentía por medio del uso de residuos de los cultivos, mantillo o cultivos de cobertura (Lámina 49).

Lámina 49
Cobertura, lomos con cierres de unión y un camellón de tierra detrás son varias de las formas de recolectar el agua de lluvia en beneficio de las jóvenes plantas de té. Se ha sembrado pasto llorón a lo largo del camellón para proveer una futura cobertura. Mulanje, Malawi.

T. F. SHAXSON

La construcción manual de estas estructuras es posible solo donde hay suficiente mano de obra disponible y donde los agricultores consideran que los altos requerimientos de trabajo son justificados por el valor del cultivo. Estas estructuras son particularmente adaptadas para el cultivo de tubérculos.

Barreras impermeables y permeables, en contorno, a intervalos discretos en la pendiente

Estas estructuras incluyen líneas de piedra, paredes, terrazas de tierra, terrazas «fanya juu», líneas de residuos, barreras vivas u otras construcciones similares. Usualmente son instaladas para prevenir que las pequeñas zanjas se desarrollen en cárcavas limitando el área de recolección de la escorrentía, con o sin salidas laterales en canales construidos a propósito para descarga. Las barreras, si están bien mantenidas, pueden acumular suelo erosionado que cae de las partes superiores.

En muchos casos, el principal beneficio de diseñar estructuras a lo largo del contorno y a intervalos discretos en la pendiente, es su uso como guías para la alineación de las operaciones de campo en contorno en las áreas cultivadas entre los lomos (Lámina 50). La captura y la imbibición de la escorrentía en la parte superior de estas estructuras pueden ser consideradas no como un beneficio primario sino como un beneficio adicional.

Cuanto más espaciadas están las terrazas, más escorrentía será interceptada, pero por otro lado, ocupan tierra que queda fuera de la producción excepto cuando se siembra algún cultivo útil a lo largo de la terraza. En las zonas semiáridas pueden ser diseñadas estructuras para la captura del agua, incluso en fajas muy angostas, las que proporcionan agua adicional para mejorar los rendimientos.

Si la faja de tierra inmediatamente hacia arriba de la barrera se ha vuelto impermeable a causa del pasaje de la maquinaria o por el pisoteo o si el suelo es relativamente impermeable, pueden ser inducidas condiciones temporarias o de larga duración para el estancamiento local del agua (Lámina 51).

Lámina 51
Un camellón de tierra de base ancha establecido sobre el contorno puede causar una inundación localizada si la escorrentía recolectada no puede ser absorbida por la tierra o seguir su curso. Kasungu, Malawi.

T. F. JACKSON

Si en la parte superior de la estructura se acumula más escorrentía de la debida, el agua pasará por encima de la barrera y la romperá con la consecuencia de que el flujo concentrado del agua acumulada, a menudo causará más daños aguas abajo que si aquella estructura no hubiera existido.

Condiciones favorables para la adopción de barreras impermeables perpendiculares a la pendiente para la conservación de agua

En áreas de pluviosidad media a alta, las barreras pueden ser adecuadas cuando complementan condiciones de absorción de agua, buenas coberturas superficiales y/o lomos y surcos, con o sin lomos cerrados. Si son colocadas a nivel del contorno pueden tener algún efecto adicional en el incremento del agua en el suelo (Figura 16).

FIGURA 16
Terraza «Fanya Juu» nueva y después de varios años

Fuente: Thomas, 1997.

Barreras permeables perpendicularesa la pendiente

Las barreras permeables pueden ser acumulaciones de tallos, ramas, residuos de los cultivos, hojas (líneas de residuos) sin o con una línea de uno o más cultivos, gramíneas forrajeras, arbustos o árboles (barreras vivas) que pueden impedir pero no detener la escorrentía. La velocidad baja por la cual pasa la escorrentía a través de los materiales proporciona una oportunidad para la infiltración. La barrera viva se puede beneficiar de la humedad adicional del suelo pero la transpiración adicional de las plantas de raíces profundas puede minimizar el volumen de agua que podría pasar más allá de la zona radical al agua subterránea.Si el agricultor no recibe beneficios de las barreras vivas los efectos de la competencia por luz y humedad serán un desincentivo (Lámina 52).

Lámina 52
Ejemplo de una barrera viva de pasto de un híbrido Pennisetum x Phalaris asociado con un camellón de tierra. Chapecó, Brasil.

R. G. BARBER

Terrazas tipo banco

Estas estructuras son una modificación total de las pendientes naturales de la tierra al formar plataformas que están casi a nivel o poco inclinadas a través o a lo largo de la terraza. De esta forma, el control del gradiente permite el manejo del movimiento del agua en las que fueron anteriormente pendientes pronunciadas. La plataforma de cultivo puede ser continua a lo largo de la pendiente (terraza de banco, Lámina 53) o discontinua (huerto o terraza de plataforma). La superficie de las pendientes sin controlar es preferiblemente sembrada con una gramínea densa o con una leguminosa de cobertura para proteger el suelo.

Lámina 53
Terrazas de banco para cultivos hortícolas. Costa Rica.

R. G. BARBER

La construcción de las terrazas de banco es difícil y costosa, requiriendo cerca de 700 días/hombre/ha. Su capacidad para recibir y almacenar agua de lluvia depende de la profundidad, condición y calidad del suelo sobre el que han sido construídas. En las zonas semiáridas deben ser capaces de capturar y detener toda la lluvia que cae. En los lugares en que llueve frecuente y abundantemente, se debe considerar la salida del exceso de agua; también es necesario tener en cuenta el peligro de deslizamientos de tierra si las terrazas se saturan.

Labranza profunda para incrementar la porosidad y permeabilidad del subsuelo

La infiltración del agua de lluvia puede ser limitada en los suelos donde los espacios de poros se saturan rápidamente con agua en razón de la presencia de horizontes densos de baja permeabilidad en el subsuelo. En estas situaciones una labranza profunda de todo el campo con un implemento de dientes, subsolador o cincel para romper el horizonte denso puede mejorar la permeabilidad del subsuelo y permitir la infiltración de más agua de lluvia. Al mejorar la permeabilidad del subsuelo el abastecimiento de oxígeno a las raíces de los cultivos también mejora. Sin embargo, los efectos positivos de la labranza profunda pueden durar solo dos o tres años.

Reducción de las pérdidas de agua por evaporación y excesiva transpiración

La solución más efectiva para evitar las pérdidas causadas por la alta evaporación de agua del suelo es la cobertura con residuos de las plantas sobre la superficie del suelo. Las prácticas agronómicas que aumentan la sombra sobre la superficie del suelo y las estructuras físicas que concentran el agua de lluvia favoreciendo la percolación a las capas más profundas también reducen las pérdidas por evaporación. El desperdicio causado por las pérdidas de la transpiración puede ser el resultado de una excesiva transpiración de las malezas o del cultivo cuando hay vientos cálidos y puede ser controlado por prácticas adecuadas de control de malezas o por la construcción de rompevientos, respectivamente.

Minimizando la evaporación de la superficie del suelo

Los residuos sobre la superficie del suelo reducen las pérdidas de agua por evaporación actuando como una capa aisladora. Esto disminuye la temperatura de la superficie del suelo y elimina el efecto del viento. El calor del sol es transmitido lentamente a la superficie del suelo, desde la superficie de los residuos y a través del aire atrapado entre los mismos. Consecuentemente, la superficie del suelo permanece más fresca y la tasa de evaporación del agua del suelo reduce su intensidad. Cuanto más espesa es la capa del aire atrapado entre los residuos, mayor será el efecto aislante; la cantidad de residuos requeridos para reducir las pérdidas por evaporación es considerablemente mayor que la cantidad necesaria de residuos para asegurar que la mayor parte del agua de lluvia se infiltre en el suelo.

Por ejemplo, en Uganda los agricultores por lo general aplican ente 8 y 40 t/ha de mantillo en los cultivos de bananas (Briggs et al., 1998) mientras que probablemente 4-5 t/ha son suficientes para minimizar la escorrentía y permitir que se infiltre la mayor parte del agua de lluvia. Los rendimientos del cultivo responden positivamente al uso del mantillo: aplicando restos de maíz y Paspalum sp. a una profundidad de 5-10 cm al cultivo de bananas en Sendusu, Uganda, los rendimientos aumentaron de 4,3 a 10,8 t/ha (Speijer et al., 1998). Experimentos en Uganda han demostrado que los rendimientos casi se duplicaron cuando se aplicaron 30-40 t/ha de mantillo, comparados con aplicaciones de 10-20 t/ha (Briggs et al., 1998). Este incremento de los rendimientos fue atribuído principalmente a menores pérdidas por evaporación. La protección de la superficie del suelo contra la acción del viento también reduce la evaporación al disminuir la tasa a la cual se elimina el vapor de agua de la superficie del suelo.

El uso de las coberturas de residuos para conservar la humedad en la capa superior del suelo e incrementar los rendimientos es especialmente importante en las regiones con una cantidad limitada de lluvia y con altas tasas de evaporación. También es importante para cultivos de raíces poco profundas como banana, té, café, piña y hortalizas como cebolla, lechuga, repollo y zanahoria. La cobertura de residuos también puede aportar beneficios al reducir las pérdidas de agua por evaporación de los suelos que tienen una capa freática poco profunda (menos de 1 o 2 metros), donde el agua puede subir por capilaridad desde las capas subterráneas. Tales tipos de suelos a menudo son usados en la producción de hortalizas.

Sin embargo, la principal desventaja de usar la cobertura de residuos son las grandes cantidades de materiales requeridos para obtener una reducción significativa de la evaporación. A menudo, las regiones con altas pérdidas por evaporación también sufren por falta de lluvias lo cual limita la producción de biomasa. Frecuentemente, también hay otras demandas por los residuos utilizados tales como la alimentación del ganado, el techado de las casas y la construcción.

Reducción del exceso de transpiración

En las épocas calurosas y ventosas, la tasa de pérdida de agua por la transpiración de las plantas puede ser muy alta y puede dar lugar a un agotamiento anticipado de las reservas de agua del suelo. Esto, a su vez, puede provocar un fuerte estrés hídrico en las plantas, tanto malezas como cultivos, antes de que su ciclo de crecimiento y madurez haya sido completado.

Control de malezas

La pérdida de agua del suelo a través de la transpiración de las malezas puede reducir sensiblemente la cantidad de agua disponible para los cultivos. Por lo tanto, es esencial hacer un control oportuno y efectivo de las malezas. La presencia de una espesa capa de residuos sobre la superficie es una forma efectiva de controlar las malezas. Cuando es necesario tomar medidas de control de malezas, desde un punto de vista de la agricultura conservacionista, es preferible usar herbicidas o hacer rotaciones de cultivos adecuadas antes de proceder al control mecánico, salvo si este es efectuado sin disturbio del suelo. Los herbicidas de postemergencia dejan los residuos de las malezas en la superficie del suelo como una cobertura protectiva mientras que la labranza deja el suelo expuesto al impacto de las gotas de lluvia y al sol, acelera el secado superficial del suelo y tiende a desorganizar y destruir la porosidad del suelo por frotación y compactación.

Rompevientos

Cuando los cultivos están expuestos a fuertes vientos en un ambiente seco, el agua que ha sido transpirada por el cultivo es rápidamente eliminada de la superficie de las hojas hacia la atmósfera. Esto favorece un movimiento más rápido del agua a través del cultivo y una mayor absorción de agua del suelo. Los vientos fuertes pueden, por lo tanto, causar una excesiva transpiración del cultivo y una innecesaria pérdida de agua. Los rompevientos por lo general se establecen plantando filas simples, dobles o triples de árboles pero también pueden ser usadas otras especies como caña de azúcar u otras gramíneas altas. En las áreas en que los bosques son talados para favorecer el desarrollo agrícola, algunas filas de árboles nativos pueden ser conservadas como rompevientos naturales.

Es necesario hacer algunas consideraciones especiales en el diseño de rompevientos artificiales con respecto a su composición, orientación, altura, porosidad y espaciamiento (McCall et al., 1977; Barber y Johnson, 1993). Los rompevientos deberían estar orientados en ángulo recto a la dirección de los vientos prevalentes durante la estación de crecimiento de los cultivos. En general, no deberían ocupar más del 5 por ciento del área cultivada. En los predios pequeños debería ser suficiente una sola fila de árboles. Los senderos y los caminos no deberían cruzar los rompevientos para evitar la canalización del viento a altas velocidades a través de las aperturas. Las especies de árboles seleccionadas deberían estar adaptadas a los suelos del área (Shigeura y McCall, 1979; Johnson y Tarima, 1995). El follaje no debería ser tan denso como para forzar el pasaje del viento por encima de los árboles ya que esto podría causar una severa turbulencia después de su pasaje, la que puede dañar seriamente el cultivo. La porosidad de la vegetación del rompeviento debería ser idealmente de 40 por ciento de modo que parte del viento pase a través del mismo. Esto originará una reducción del 50 por ciento de la velocidad del viento dentro de una distancia de diez veces la altura de los árboles (Skidmore y Hagen, 1977). Cuando la protección en la parte baja del rompeviento es escasa, como en la Lámina 54, es aconsejable permitir la regeneración de los arbustos dentro del rompeviento o plantar gramíneas altas (p. ej., Pennisetum purpureum) o caña de azúcar para asegurar una protección más uniforme desde la base. El mantenimiento de los rompevientos es importante para asegurar que no aparecen huecos, para regular la porosidad de la vegetación al viento y para evitar un excesivo sombreo e infestación de malezas en los cultivos adyacentes.

Lámina 54
Un rompevientos de una fila de Leucaena leucocephala con poco follaje entre 0-2 m de altura proporciona una protección inadecuada del cultivo. Santa Cruz, Bolivia.

R. G. BARBER

Los rompevientos naturales son fajas de bosques que se han mantenido después de la deforestación. Dado que en esas fajas de bosque se desarrolla un microclima más seco y ventoso comparado con el ambiente del bosque sin disturbar, mueren muchos árboles en los rompevientos naturales dejando así huecos en la barrera por los que pasa el viento a mayor velocidad. La guía básica para los rompevientos naturales y artificiales es que la porosidad de la vegetación debería ser de cerca de 40 por ciento. Especialmente en los bosques abiertos los rompevientos naturales deben ser substancialmente más anchos que en los rompevientos artificiales a fin de permitir la reposición de las plantas muertas. Alternativamente, la plantación de algunos árboles para llenar esos huecos o mejorar el rompeviento natural con una o dos filas adicionales de árboles puede ser necesario para producir una cobertura protectiva de 40 por ciento de porosidad.

Los rompevientos bien diseñados reducirán significativamente las tasas de evapotraspiración de los cultivos en condiciones ventosas dando lugar así a la conservación del agua del suelo y, por lo tanto, menor estrés de humedad, cuando el agua es factor limitante. Una reducción del 50 por ciento en la velocidad del viento (de 32 a 16 km/h) reducirá la tasa de evapotranspiración en un 33 por ciento (McCall y Gitlin, 1973). Los rompevientos pueden proporcionar además beneficios adicionales por medio de la reducción del daño mecánico y la pérdida de flores y creando mejores condiciones para la polinización. También son beneficiosos para reducir la erosión eólica, especialmente en suelos limosos y de arenas finas y para disminuir los problemas de la contaminación del aire. Dependiendo de las especies de árboles seleccionados, los rompevientos también pueden proporcionar frutas, nueces, forraje y madera, pero la cosecha de estos productos no debe dar lugar a la formación de huecos dentro del rompeviento.

Para los agricultores con pequeñas parcelas, la principal desventaja de los rompevientos es la pérdida de área de cultivo y los riesgos de competencia por agua, nutrientes y luz entre los árboles del rompeviento y el cultivo, lo cual puede conducir a obtener menores rendimientos. Esta zona de competencia puede extenderse hasta una distancia equivalente a 1,5 veces la altura del rompevientos.

En áreas en las que hay serias deficiencias forrajeras, de leña o madera, los rompevientos pueden en algunos casos ser alambrados para prevenir un pastoreo indiscriminado o su cosecha. Para asegurar que el viento no pueda pasar por los extremos de los rompevientos, la formación de estas barreras debería ser planificada en bases comunitarias.

Condiciones que favorecen la adopción de rompevientos

La instalación de rompevientos es necesaria en zonas sujetas a fuertes vientos durante la época de cultivo y donde los rompevientos pueden originar una ganancia neta de agua en el suelo (p. ej., cuando la ganancia de agua en el suelo debida a la transpiración del cultivo excede la pérdida de agua debida a la transpiración del rompevientos). Los rompevientos también son convenientes cuando consisten de especies que proporcionan beneficios adicionales como forraje, frutas, nueces, leña y madera y pueden ser cosechados sin dañar el rompevientos.

Sombra

La sombra puede ser proporcionada por múltiples materiales ya sean artificiales como redes, telas, láminas de plástico u otros o derivados de las plantas, tales como ramas cortadas, pasto cortado colocado en redes o árboles vivos que proporcionan sombra desde lo alto y en forma muy amplia. La sombra es necesaria en los viveros de plantas en las regiones cálidas para proteger las plántulas y otras plantas con raíces superficiales de condiciones de excesivo calor y limitar pérdidas indeseables de humedad del suelo. También puede ser tan densa como para limitar la energía solar sobre la superficie de las hojas y reducir la fotosíntesis y la tasa de crecimiento.

Cuando es necesario tener sombra, su densidad debería ser ajustada a fin de proporcionar un equilibrio apropiado entre una pérdida demasiado rápida de agua, limitando la intensidad de la luz solar y evitar que las hojas se resequen debido a una deshidratación temporaria y que las altas temperaturas puedan dañar las células. El uso de arbustos y árboles vivos para proporcionar largos períodos de sombra a cultivos como el té y el café puede ser una operación difícil, sobre todo para mantener el mismo grado de sombreo por un largo período.

Reducción del drenaje del agua de lluvia más allá de la zona radical

Suelos sin enraizamiento limitado

En las regiones en que la mayor parte de la lluvia cae bajo forma de precipitaciones breves, concentrar el agua de lluvia tan cerca como sea posible del cultivo hará que se infiltre profundamente a zonas menos susceptibles a la evaporación. Para no perder esta agua por drenaje por debajo de la zona radical y donde no hay restricciones para las raíces, pueden ser adoptadas algunas soluciones tales como el incremento de la capacidad de los suelos para retener agua dentro de esa zona, la siembra temprana para acelerar el desarrollo de las raíces o la siembra de cultivos con raíces más profundas.

Aumento de la capacidad de agua disponible del suelo

La adición de grandes cantidades de abonos orgánicos incrementa la capacidad de agua disponible de los suelos; en teoría, esta es una práctica útil para reducir las pérdidas por drenaje profundo. Sin embargo, aún en los climas templados, las cantidades de materiales orgánicos necesarios para incrementar en forma notoria capacidad de agua disponible son muy grandes, las aplicaciones deben ser continuadas durante muchos años y, por lo general, afectan solamente la capa arable (Russell, 1988). En las zonas tropicales, donde la descomposición de la materia orgánica es mucho mayor, la influencia de los abonos orgánicos sobre la capacidad de agua disponible es probable que sea aún menor. De cualquier manera, esta práctica puede ser aplicada por los pequeños agricultores que cultivan especies de alto valor y donde grandes cantidades de abonos orgánicos y mano de obra están disponibles.

Siembra en seco

En las áreas con bajas precipitaciones es difícil saber cuando las lluvias han realmente comenzado, ya que las lluvias iniciales a menudo son seguidas por un período seco. Muchos agricultores esperan hasta que la capa superior de suelo se haya humedecido a una profundidad de 15-20 cm antes de sembrar, de modo que si hay un corto período seco, se encuentre suficiente agua en el suelo disponible para el cultivo. Sin embargo, esto causa demoras en la siembra y por cada día de retraso en la siembra habrá una disminución de los rendimientos [cerca de 5-6 por ciento para el maíz en Kenya oriental (Dowker, 1964)], debido sobre todo a la pérdida de agua de lluvia por drenaje y evaporación unidas a la pérdida de algunos nutrientes.

Para superar este problema y permitir que los cultivos desarrollen sistemas radicales más profundos y más rápidamente para que más agua de lluvia sea utilizada durante las etapas iniciales de su crecimiento, algunos agricultores siembran «en seco», cuando los suelos están aún secos antes de que lleguen las lluvias. Para evitar una germinación prematura de las semillas antes de que lleguen lluvias suficientes, las semillas se siembran más profundamente que en la siembra normal. La siembra en seco también tiene la ventaja de distribuir el trabajo en un período más amplio. Los cultivos también se pueden beneficiar con esta práctica ya que pueden utilizar el nitrógeno liberado a partir de la descomposición de la materia orgánica del suelo al inicio de las lluvias, reduciendo así la lixiviación y la contaminación del agua subterránea. Sin embargo, existen varios problemas asociados con la siembra en seco, especialmente en algunos suelos susceptibles al endurecimiento, los cuales son difíciles e incluso imposibles de labrar cuando están secos. Si las semillas no son colocadas lo suficientemente profundas pueden germinar con las primeras lluvias y morir en el período seco subsiguiente.

Desarrollo radical temprano para mejorar la nutrición de las plantas

La aplicación de fertilizantes para acelerar el desarrollo del dosel foliar del cultivo e incrementar el sombreado de la superficie del suelo disminuirá la cantidad de agua perdida por evaporación de modo que haya más agua disponible para el cultivo. La siembra equidistante de los cultivos (p. ej., espacio entre surcos similar a espacio dentro del surco) de modo que la superficie sea sombreada más rápidamente también podría reducir la proporción de agua del suelo perdida por evaporación. Sin embargo, los efectos de esas prácticas agronómicas para reducir las pérdidas por evaporación serán mucho menores que aplicando residuos sobre la superficie.

Introducción de cultivos de raíces profundas

En los suelos arenosos permeables que retienen pequeñas cantidades de agua disponible para los cultivos, es preferible introducir especies de raíces profundas que pueden utilizar el agua del suelo a profundidades a las cuales no llegan las especies de raíces superficiales. Ejemplos de cultivos de raíces profundas son almendros, cebada, yuca, citrus, algodón, vid, maní, olivo, mijo perla, gandul, sésamo, sisal, sorgo, girasol, batata y trigo.

Mejoramiento de los suelos con restricciones para el enraizamiento

El tipo de solución a ser aplicada dependerá de las causas de las restricciones al crecimiento de las raíces. La causa más frecuente es la restricción física debido a una falta de poros lo suficientemente grandes para ser fácilmente penetrados por las mismas o que puedan ser ensachados lo necesario por las raíces en crecimiento. Esta situación ocurre en las capas densas tales como los pisos de arado formados por la labranza; sin embargo, esas capas densas también ocurren naturalmente en suelos susceptibles al endurecimiento. La restricción al crecimiento de las raíces puede ser superada, por lo menos temporáneamente, por medios biológicos o mecánicos. Además de erradicar las causas de la restricción radical también es importante tomar medidas para evitar la reaparición del problema en el futuro, introduciendo, por ejemplo, las prácticas de la agricultura de conservación en los casos en que se han formado capas densas a causa de la labranza.

Las causas menos comunes de la restricción al crecimiento de las raíces son de origen químico debido a la presencia de concentraciones tóxicas de aluminio o manganeso, a alta salinidad o a serias deficiencias de nutrientes, especialmente de fósforo. La falta de oxígeno debida a una capa freática fluctuante también puede restringir el desarrollo radical. Si la capa freática está alta, restringirá el desarrollo de las raíces de la mayoría de los cultivos inmediatamente por encima del nivel superior de esa capa, pero el cultivo no sufrirá por falta de humedad. Si la capa freática cae en forma relativamente rápida a un nivel sensiblemente inferior, por ejemplo durante la floración del cultivo cuando este aún tiene que alcanzar su madurez fisiológica pero las raíces han cesado su crecimiento, las raíces pueden quedar encerradas en el suelo seco sin acceso a la humedad de las capas profundas.

Las causas de las limitaciones del enraizamiento citadas anteriormente, pueden ser superadas, según los casos, por medio de la aplicación de cal, o cal y yeso que es más eficaz, para erradicar las toxicidades causadas por el aluminio y el manganeso; por la lixiviación para reducir los peligros de la salinidad; por medio de fertilizantes para rectificar deficiencias nutricionales o por medio del drenaje para suplir a la falta de oxígeno de una capa freática fluctuante.

Lámina 55

Tephrosia vogelii regenera la fertilidad del suelo por medio de su acción como subsolador biológico para romper el piso de arado, produciendo gran cantidad de biomasa y fijando nitrógeno para incrementar la materia orgánica y el contenido de nitrógeno. Zomba, Malawi.

T. F. SHAXSON

El principal método biológico para restaurar la porosidad del suelo de las capas que restringen el crecimiento de las raíces es poner la tierra en barbecho y utilizar las raíces de la vegetación natural o de los cultivos de cobertura sembrados expresamente para actuar como subsoladores biológicos penetrando los horizontes densos que limitan el crecimiento de las raíces (Elkins, 1985). La estabilidad de los canales creados por las raíces de las plantas será mayor que la de los canales formados por los métodos mecánicos porque las raíces liberan sustancias orgánicas que estabilizan la superficie de los canales. Una vez que las raíces han muerto y se han contraído, esos poros serán lo suficientemente grandes y estables como para permitir el crecimiento de las raíces de los cultivos siguientes a través de los mismos.

La tierra puede ser dejada en barbecho por dos o tres años para la regeneración de los arbustos naturales o la vegetación forestal. Alternativamente, la siembra de especies seleccionadas que son efectivas para la regeneración de la estructura del suelo pueden enriquecer el barbecho natural. Un cultivo de cobertura puede ser sembrado para obtener un barbecho sembrado. Algunas especies de cobertura promisorias han mostrado tener un cierto potencial como subsoladores biológicos, como por ejemplo pasto Bahía (Paspalum notatum), Festuca elatior (Elkins, 1977), pasto Guinea (Panicum maximum) (Lugo-López, 1960), alfalfa (Medicago sativa) (Meek et al., 1992), gandul (Cajanus cajan) y caupí (Vigna unguiculata) (Maurya y Lal, 1979). El rábano (Raphanus sativus)[2], y los arbustos fijadores de nitrógeno Tephrosia vogelii (Lámina 55), Sesbania sesban y Gliricidia sepium también han sido identificados como potencialmente útiles (Baxter, 1995; Douglas et al., 1999). Algunas malezas con fuertes raíces pivotantes tales como Amaranthus sp., pueden posiblemente también tener potencial para actuar como subsoladores biológicos, tal como han observado en el este de Bolivia los agricultores menonitas en campos con una fuerte invasión de esa maleza en suelos compactados y en los cuales posteriormente obtienen altos rendimientos de los cultivos.

Los métodos biológicos son generalmente menos costosos y sus beneficios son de mayor duración que los métodos mecánicos. Una importante ventaja de los barbechos vegetativos es que mejoran sensiblemente la fertilidad física, química y biológica del suelo en razón de las grandes cantidades de materia orgánica producida y agregada al suelo. Los barbechos con árboles pueden ser útiles desde el momento que producen leña, materiales de construcción y otros productos, siempre que la cosecha de esos materiales no reduzca los efectos beneficiosos del barbecho sobre la fertilidad química del suelo.

La principal desventaja son los dos o tres años necesarios para el barbecho natural, cuando la tierra sale de producción para iniciar el proceso de recuperación. Una desventaja de los barbechos con árboles es la dificultad de volver a los cultivos anuales a causa del problema causado por la remoción de las cepas y raíces; el problema se agrava con la extensión del período de barbecho. Sin embargo, la extracción de las raíces de Sesbania después de un barbecho de dos años no constituyó un problema en Zambia. También es necesario proteger la vegetación del pastoreo, la quema y la cosecha durante el período de dos o tres años, lo cual involucra costos adicionales para la construcción de alambrados.

Los barbechos sembrados con cultivos de cobertura de raíces profundas pueden convertirse en una operación complicada por la falta de semillas de esas especies y su costo, ya que es necesaria una alta población de plantas para asegurar una densidad adecuada de penetración de las raíces principales en la capa restricitiva del crecimiento radical. En el caso de capas restrictivas muy densas, incluso Cajanus cajan puede tener un efecto limitado[3].

Condiciones que favorecen la adopción de métodos biológicos

El uso de métodos biológicos naturales será favorable para los agricultores que poseen suficiente tierra ya que pueden poner parte de ella fuera de producción en barbecho mientras ocurre el lento proceso de regeneración natural de la porosidad del suelo. El uso de barbechos con cultivos de cobertura a menudo es un proceso rápido que permite que la tierra reingrese más rápidamente a la producción. Los barbechos naturales en los cuales hay regeneración de la vegetación con árboles es más probable que sean adoptados por los agricultores que desean cambiar el uso de la tierra del área recuperada hacia la explotación forestal o cultivos perennes.

Soluciones mecánicas a la restricción física al crecimiento de las raíces

El objetivo de los métodos mecánicos es romper la capa densa natural o compactada que restringe el crecimiento de las raíces a fin de crear poros mayores por los cuales puedan penetrar las mismas. Esto se obtiene por medio de un implemento que levanta y rompe la superficie compactada o la capa densa. Esta operación puede ser hecha en todo el campo o solo a lo largo de los surcos donde se siembra el cultivo. Este último procedimiento conocido como subsolado del surco es más rápido y requiere menos fuerza de tracción pero el cultivo debe ser sembrado exactamente sobre los surcos subsolados. El método más apropiado dependerá de la profundidad de la capa que restringe el crecimiento de las raíces, de su espesor y dureza y el tipo de fuerza de tracción disponible.

Disrupción mecánica de las capas superficiales que restringen el crecimiento de las raíces

Las capas superficiales que restringen el crecimiento de las raíces tales como el piso de azada se producen típicamente entre los 5 y 8 cm de profundidad y la forma más simple de romperlas es con abridores tirados por bueyes o con arados de cincel tirados por tractores. Muchos agricultores que trabajan manualmente probablemente usen ese tipo de herramientas para romper los panes de tierra por medio de métodos como la doble excavación, lo que implica mucho trabajo (Recuadro 5). Para romper las capas compactadas en la estación seca, cuando el suelo está muy duro, se requieren herramientas fuertes diferentes de las que usa normalmente el agricultor para la labranza, tales como la piqueta, el pico, la azada de tres dientes o un largo pie de cabra.

RECUADRO 5
Procedimiento del doble excavado

1. Marcar una faja de tierra de no más de 9 m de largo y 120 cm de ancho y dividirla en segmentos de cerca de 60 cm de largo.

2. Comenzando en el primer segmento aflojar la capa superior de tierra a la profundidad de una azada y mezclarla con composte, si se desea.

3. Transferir el suelo de la capa superior de tierra a un lugar inmediatamente fuera del primer segmento, fuera de la faja.

4. Excavar el subsuelo del primer segmento por debajo de la profundidad del piso de azada formado para aflojarlo cuidadosamente.

5. Aflojar la capa superior de suelo del segundo segmento a la profundidad de una azada y mezclarlo con composte, si se desea.

6. Transferir el suelo de la capa de tierra aflojada del segundo segmento y colocarlo sobre el subsuelo aflojado del primer segmento.

7. Repetir el proceso siguiendo los puntos 2 a

6 hasta que toda la faja ha sido doblemente excavada y transferir la capa superior de suelo aflojada del primer segmento sobre el subsuelo aflojado del último segmento.

Unidad Regional de Conservación de Suelos
(RSCU/SIDA) y
UNDP/África 2000 Network/Uganda, 1997

En Kenya central y occidental, los pequeños agricultores de escasos recursos intensificaron su producción, tanto en rendimiento como en diversidad, usando la doble excavación (hasta 50 cm de profundidad) y aplicando mantillo a las camas de semillas en pequeñas áreas, por lo general cercanas a sus casas. También se obtuvieron resultados positivos con la concentración de materiales orgánicos en las camas de semillas que recibieron atención especial además de una mejor captura del agua de lluvia (Lámina 56). Las mejores condiciones en la zona radicular, incluyendo una excelente capacidad de retención de agua, permitió cultivar una gran variedad de hortalizas y cultivos de campo hasta la entrada de la estación seca; estos cultivos fueron menos afectados por la sequía que aquellos cultivados en parcelas sin mejorar.

Lámina 56
Parcelas con un composte doble enterrado y un cultivo de Capsicum. Kerugoya, Kenya.

ASSOCIATION OF BETTER LAND HUSBANDRY

Si bien el total del área manejada en estas condiciones es a menudo una pequeña parte del total del área cultivada, los resultados generales obtenidos en esas condiciones aumentaron rápidamente gracias a los altos rendimientos y a la diversificación de cultivos. El sistema proporciona muchos beneficios que fueron registrados durante una encuesta solicitando comentarios a las familias de los agricultores (Recuadro 6).

RECUADRO 6
Beneficios del doble excavado con composte en Kenya

Si en 1992 el equipo de planificación hubiera decidido que el objetivo para el proyecto de desarrollo rural para pequeños productores hubiera sido aumentar la autosuficiencia de la producción de maíz de 22 al 48 por ciento de los agricultores, reducir su problema del hambre de 57 a 24 por ciento, reducir la proporción de productores que compraban hortalizas de 85 a 11 por ciento e incrementar el número de los que las vendían a 77 por ciento, en el año 1996 posiblemente hubieran sido despedidos por su utopía; sin embargo, esto fue lo que realmente ocurrió.

Casi todos los agricultores que adoptaron este programa están muy satisfechos con el mejoramiento en sus dietas originada en la abundancia de hortalizas, que ha sido el resultado más conspicuo de la adopción de la agricultura conservacionista.

Las personas que adoptaron este programa son concientes de que la nueva dieta es nutricionalmente más balanceada que la anterior y que esto es importante para la salud, especialmente para los niños. Estos resultados son de particular importancia para las ONG, muchas de las cuales buscan la eliminación de la malnutrición infantil -especialmente del kwashiorkor- como una razón primaria para su promoción.

Muchos de los agricultores que han adoptado estos procedimientos están satisfechos con el hecho de que los nuevos ingresos generados por las ventas de hortalizas no solo les permiten comprar maíz y otros alimentos sino también otros bienes necesarios para la familia y cubrir especialmente los gastos escolares. Es posible obtener ingresos anuales de 1 400 a 3 000 chelines kenianos anuales cuando se aplica el sistema del doble excavado de la tierra (al escribir el informe, 85 chelines kenianos =1 libra esterlina).

Un hecho sorprendente es la medida en la cual los adoptantes han extendido el manejo de la materia orgánica, especialmente el composte, no sólo en las huertas familiares sino también al cultivo del maíz o incluso en áreas de cultivo de té. Esto rechaza la creencia común de que la agricultura de conservación está relacionada solo con las hortalizas de la huerta familiar y explica la autosuficiencia de maíz.

Es estimulante encontrar que el grupo inicial de 100 agricultores que adoptaron el sistema ha pasado a 185 en solo tres años (a pesar de que algunos se han retirado de la actividad) como resultado de difusión entre fincas. Más prometedor aún es el hecho de que la mayor parte de este incremento será debido a la adopción espontánea por vecinos impresionados por lo que ven. Sin embargo, los que recién comienzan y los que ya lo han adoptado aprecian especialmente la profusión de las hortalizas que crecen en las parcelas con doble excavado.

(Según Hamilton, 1997)

Disrupción mecánica de capas moderadamente profundas que restringen el crecimiento de las raíces

Las capas restrictivas del crecimiento de las raíces tales como el piso de arado se forman en el límite inferior en que es labrado el suelo, lo que ocurre en general entre los 10 y 25 cm de profundidad. El piso de arado formado por los implementos tirados por animales pueden ser rotos con dos pasadas de un abridor tirado por bueyes mientras que aquellas formadas por el pasaje de implementos tirados o montados en tractores por lo general requieren un subsolador montado en el tractor o un «paraplow» (Láminas 57 y 58).

Lámina 57

Subsolador usado para romper horizontes duros de ocurrencia natural o capas compactadas causadas por la labranza.

R. G. BARBER

Lámina 58
El uso de tractores con ruedas con puntas de acero y llantas de metal para subsolar capas duras de suelo que limitan el pasaje de las raíces pueden ser contraproducentes en razón del efecto compactador de las ruedas. Santa Cruz, Bolivia.

R. G. BARBER

El «paraplow» es similar al subsolador excepto que el vástago está inclinado hacia la dirección del movimiento lo cual permite que el suelo fluya por sobre el mismo (Figura 17). Son preferibles a los subsoladores porque suben menos terrones a la superficie, requieren menos fuerza de tracción e incorporan menos residuos superficiales que pueden ser dejados sobre la misma. Los arados de discos son menos adecuados porque invierten el suelo, incorporan la mayor parte de los residuos de los cultivos y las malezas y suben terrones a la superficie lo que genera nuevas tareas de labranza.

FIGURA 17
Ejemplo de un subsolador

Fuente: R.G. Barber

Si la capa restrictiva del crecimiento radical tiene que ser desintegrada en todo el campo, una regla general es que el subsolador o el «paraplow» penetren 1,5 veces la profundidad del límite más bajo de la capa restrictiva; el espaciamiento entre los vástagos no debería ser mayor que este valor. Por ejemplo, si la capa restrictiva se encuentra entre 10 y 24 cm de profundidad, los vástagos del subsolador deberían penetrar 36 cm y el espacio entre los mismos no debería ser superior a 36 cm. Si los vástagos están más separados existe la probabilidad que la capa restrictiva del crecimiento de las raíces no sea completamente rota en la región entre la que pasaron los vástagos. Para evitar la compactación causada por las ruedas del tractor los vástagos deberían estar colocados inmediatamente detrás de sus ruedas. Para aplicar el subsolador en el surco, los vástagos deben penetrar al límite inferior de la capa restrictiva y el espaciamiento de los vástagos debería coincidir con el ancho de surcos necesario para el cultivo (Figura 18).

FIGURA 18
a) Muestra la profundidad de penetración del vástago para el subsolado en el surco en relación con el horizonte restrictivo; b) muestra el efecto de un corte sobre el desarrollo radical del cultivo

Fuente: FAO, 2000d.

El subsolado debería ser hecho en forma perpendicular a la dirección normal de la labranza y el suelo debería estar seco en la profundidad de trabajo a fin de que se desgrane adecuadamente. Si el suelo está húmedo o mojado no se desgranará, sino que solamente se formarán canales por donde pasó el subsolador. Más información sobre los procedimientos para el subsolado se encuentra en el Boletín de la FAO de Suelos y Aguas No. 8 (FAO, 2000d).

Disrupción mecánica de capas muy profundas que restringen el crecimiento de las raíces

La compactación del suelo a 40 cm de profundidad o más es causada por el pasaje de equipos muy pesados, con cargas en los ejes de seis toneladas o más, tales como las cosechadoras automotrices y los camiones cargados con granos. A esta profundidad, es difícil y costoso usar subsoladores convencionales para aflojar las capas compactadas ya que es necesaria gran fuerza de tracción. Los subsoladores en los cuales la punta del subsolador gira o vibra usando la toma de fuerza del tractor pueden trabajar a 80 cm de profundidad pero requieren 75-100 HP de potencia. Se han fabricado nuevos implementos que emplean hojas que se mueven en forma elíptica o azadas rotativas que utilizan un mecanismo de rotura y aflojado para desintegrar las capas compactas. Pueden ser usados a profundidades entre 60 y 120 cm y a más altos contenidos de humedad que los subsoladores convencionales, pero son sumamente costosos y requieren gran fuerza de tracción[4].

La rotura y el levantamiento de las capas restrictivas del crecimiento de las raíces por medios mecánicos crean espacios de poros más grandes a través de los cuales pueden penetrar las raíces. Como consecuencia, los cultivos pueden hacer un uso más eficiente del agua de lluvia. El principal efecto del subsolado es por lo general el de promover un crecimiento más profundo de las raíces, pero si las capas que restringen el crecimiento de las raíces son tan densas que también limitan el movimiento del agua de lluvia, el subsolado puede también facilitar la percolación de la misma a capas más profundas.

El desarrollo de mejores sistemas radiculares por lo general incrementa los rendimientos de los cultivos y de las pasturas (Lámina 59). En el distrito de Babati, Tanzanía, la rotura de las capas duras por medio del subsolado casi triplicó los rendimientos del maíz y cuadriplicó la producción de materia seca del maíz (Jonsson et al., 1999). También son de esperar incrementos de los rendimientos en áreas donde estos son limitados por la lluvia; cuanto más seca es la estación, mejor será, probablemente, la respuesta al subsolado (Recuadro 7).

Lámina 59
Comportamiento contrastante de Brachiaria brizantha en un suelo compactado (izquierda) y después del subsolado (derecha). Las Brechas, Santa Cruz, Bolivia.

R. G. BARBER

Lámina 59

R. G. BARBER

RECUADRO 7
Influencia de las lluvias estacionales sobre la respuesta de la soja al subsolado

Cerca del 50 por ciento de los suelos cubiertos con cultivos anuales y agricultura mecanizada en la zona central de Santa Cruz, en el este de Bolivia, presentan suelos duros que limitan la penetración de las raíces debido a la presencia natural de horizontes densos que no tienen poros lo suficientemente grandes como para permitir una fácil penetración de las raíces. Como resultado, los rendimientos son bajos, especialmente en los años de lluvias escasas. La experimentación ha demostrado que con el subsolado hay mayores posibilidades de aumentar los rendimientos de la soja cuando las lluvias estacionales son más bajas. La respuesta media de la soja al subsolado aumentó en forma progresiva de 0 por ciento con 760 mm de lluvias estacionales a 90 por ciento con una lluvia estacional de 44 mm. Cada siete años de diez, el subsolado dio cero por ciento de respuesta en los veramos húmedos y 56 por ciento en las estaciones invernales más secas, equivalentes a un margen bruto de $EE.UU. 98/ha, excluyendo los efectos residuales.

Barber y Díaz, 1992

El subsolado en surcos, especialmente cuando se combina en una misma operación con la siembra, es especialmente positivo en suelos susceptibles al endurecimiento que forman rápidamente capas restrictivas del crecimiento de las raíces al secarse después de haber estado saturadas con el agua de lluvia. Esta técnica muy probablemente sea exitosa cuando se la asocia con la siembra de precisión y el control del tráfico, limitando el pasaje de las ruedas de la maquinaria a los caminos permanentes. Es probable que los beneficios del subsolado sean mayores cuando son seguidos inmediatamente por un cultivo de cobertura denso con un fuerte sistema radicular que ayuda a estabilizar los nuevos espacios de poros que se han creado. El cultivo de cobertura debería ser seguido por un sistema de agricultura de conservación en el cual la ausencia de labranza reduce la reaparición de capas compactadas.

La principal desventaja de la rotura mecánica de las capas que restringen el crecimiento de las raíces es el alto requerimiento de energía, ya sea esta manual, animal o mecánica. Dado que muchos agricultores no tienen acceso a más herramientas que aquellas que usan para la preparación de la tierra, el proceso es inevitablemente lento.

Algunos suelos se endurecen tanto durante la época seca que la fuerza de tracción normal que posee un agricultor es incapaz de penetrar el suelo para romper las capas duras. En ese caso es necesario esperar al inicio de las lluvias para que el suelo se humedezca y se ablande a fin de romper la capa compactada, pero esto en muchos casos puede coincidir con el momento de la preparación de la tierra y la siembra. Este problema ocurre indistintamente a los agricultores que usan tracción animal o tractores y también a aquellos que usan herramientas de mano como fuerza de trabajo. Las operaciones de subsolado no son efectivas cuando las capas compactadas están excesivamente húmedas o no hay un efecto de rotura.

Los agricultores raramente tienen los implementos necesarios, ya sean picos para el trabajo manual, abridores para la tracción animal o los subsoladores o «paraplows» para los agricultores mecanizados. El uso de implementos normales para la preparación de la tierra, por lo general dará resultados menos satisfactorios. Por ejemplo, los arados de discos pueden ser usados para romper el piso de arado, pero invierten el suelo llevando a la superficie grandes terrones de subsuelo que forman una superficie desuniforme, la que necesita labranza adicional para crear una buena cama de semillas. Los arados de disco también incorporan los residuos de los cultivos y las malezas cuando, idealmente, estas deberían quedar como una capa protectiva sobre la superficie del suelo. El uso reiterado del equipo de discos, especialmente las rastras de discos para trabajo pesado, puede producir una capa compactada, casi impenetrable, en pocas temporadas de cultivo. Esta puede haber sido la causa de una creciente escorrentía y erosión en millones de hectáreas que ocurrieron en Brasil, antes de que el uso de los equipos de discos fuera abandonado y sustituido por la labranza mínima con rastras de dientes y posteriormente con sistemas sin labranza. Cuando los residuos voluminosos de los cultivos quedan sobre la superficie, especialmente los residuos de maíz, sorgo o algodón, el trabajo de los subsoladores y los «paraplows» es más difícil, excepto cuando están provistos de discos cortadores frontales.

Si el subsolado es seguido por la labranza convencional, los efectos beneficiosos posiblemente persistan por solo dos o tres años por lo que la operación deberá ser repetida en forma regular. La velocidad con la cual la capa dura se vuelve a formar dependerá del número de operaciones de labranza y de otras operaciones, del contenido de humedad del suelo durante esas operaciones y de la susceptibilidad del suelo a la compactación. Los suelos de arenas finas, los suelos limosos y aquellos con dificultades de drenaje son los más susceptibles a la compactación.

Para mejorar las condiciones físicas de los suelos susceptibles al endurecimiento es necesario incorporar grandes cantidades de materia orgánica en las capas densas, en un proceso de regeneración que probablemente será lento. En los suelos susceptibles al endurecimiento, puede ser necesario repetir el subsolado en surcos todos los años. Estas desventajas pueden ser superadas por medio de la labranza reducida o preferiblemente la labranza cero como en la agricultura de conservación o controlando el tráfico de la maquinaria de modo que todos los años siga las mismas huellas sin afectar la tierra cultivada. Un cuidadoso aflojado de los suelos por medio de los subsoladores los puede hacer más susceptibles a la compactación si posteriormente son sometidos a altas presiones como un exceso de labranza o el pasaje de maquinaria muy pesada. La recompactación puede ser peor aún que la compactación original.

El subsolado de suelos de texturas pesadas como los vertisoles puede, en forma sensible, incrementar la cantidad de agua de lluvia que llega al subsuelo, dando lugar así a una marcada reducción de su resistencia, o sea de su capacidad a soportar maquinaria muy pesada. Se debe notar que el subsolado a cualquier profundidad produce una alta proporción de poros y fisuras muy grandes, una situación que favorece la penetración de las raíces y del agua de lluvia. Sin embargo, no producirá ningún incremento significativo de los poros de menores dimensiones que contribuyen a la capacidad de retención de agua del suelo.

Condiciones que favorecen la adopción de métodos mecánicos

La adopción de métodos mecánicos para superar las restricciones físicas al crecimiento de las raíces es favorable cuando los rendimientos son limitados por lluvias escasas. En esas condiciones es importante que se almacene tanta agua como sea posible en el perfil del suelo y que las raíces del cultivo tengan acceso a toda la humedad almacenada en el suelo. Los métodos mecánicos son más apropiados para los agricultores que tienen acceso o poseen subsoladores o «paraplows» y en los casos en que la tierra no puede ser puesta fuera de producción por dos o tres años.

Soluciones químicas al crecimiento restringido de las raíces

El crecimiento de las raíces algunas veces es restringido por condiciones químicas desfavorables del suelo, tales como serias deficiencias nutricionales, toxicidad de aluminio y manganeso y salinidad. El elemento que más frecuentemente limita el crecimiento de las raíces es el fósforo y la aplicación de fertilizantes fosfatados por lo general favorece el enraizamiento profundo permitiendo que el cultivo tenga acceso a más humedad del suelo e incremente la productividad. La incorporación de cal, sin o con yeso, reducirá las concentraciones tóxicas de aluminio y/o manganeso a niveles no tóxicos y de ese modo estimulará un enraizamiento más profundo. La mayor solubilidad del yeso en comparación con la cal, hace que sea más adecuado para suelos con problemas de toxicidad de aluminio o manganeso en el subsuelo, mientras que la cal, cuya solubilidad es más lenta, es más efectiva en la parte superior del suelo. Cuando altas concentraciones de sales inhiben el crecimiento radicular en los suelos regados, se debería aplicar agua en exceso en cantidad suficiente para lixiviar las sales fuera de la zona radicular del cultivo.


[2] Benites, 2000, com. pers.
[3] Observaciones del autor. Ver también: Barber, R. G. y Navarro, F. 1994. The rehabilitation of degraded soils in eastern Bolivia by subsoiling and the incorporation of cover crops. Land Degradation and Rehabilitation. 5:247-259.
[4] Schulte-Karring, com. pers.

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