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Reconsideración de los criterios de la enseñanza forestal en África

J.L. Kiyiapi

James L. Kiyiapi es profesor del Departamento de Montes de la Universidad Moi, Eldoret (Kenya).

La planificación nacional y la colaboración regional son los elementos clave para contribuir a diversificar los programas de enseñanza forestal profesional en África.

La inversión pública en la enseñanza forestal dependerá cada vez más del volumen de matriculación, y las tendencias actuales en África resultan preocupantes (véase el artículo de Temu en este mismo número). En la mayor parte de los países africanos se está liberalizando la enseñanza universitaria y muchas universidades ofrecen a los estudiantes la posibilidad de seguir los cursos de su elección a condición de que provean a su autofinanciación. En esas circunstancias, los programas mediante los cuales se preparaba tradicionalmente a los estudiantes para obtener empleo en el sector público afrontarán una fuerte competencia que podría determinar su supresión. Esta situación exige reformas innovadoras en lo que se refiere a la formación de los forestales.

Cuando la enseñanza forestal estaba dando los primeros pasos en África en los años sesenta y setenta, se previó que se crearía un número reducido de escuelas y facultades forestales de ámbito subregional para reducir al mínimo la inversión de capital y aprovechar unos recursos humanos escasos. Sin embargo, debido a la ausencia de debate y coordinación a escala nacional y regional en los años ochenta y noventa, incluso países vecinos desarrollaron sus propios programas. Algunos países pusieron en marcha sus propios programas porque se consideraba más rentable formar a los estudiantes en el país que enviarlos al extranjero. También tuvieron importancia las relaciones políticas entre los países. Por ejemplo, en 1970, la Universidad de África oriental (actualmente Universidad Makerere) en Uganda puso en marcha un programa de licenciatura en ciencias forestales para alumnos procedentes de Kenya, Uganda y la República Unida de Tanzanía. Sin embargo, ante la situación de inestabilidad política en Uganda, el Gobierno de la República Unida de Tanzania decidió en 1973 establecer un Departamento de Montes en el campus Morogoro de la Universidad de Dar es Salaam (en 1984 adquirió la condición de facultad autónoma tras el establecimiento de la Universidad de Agricultura de Sokoine). Kenya puso en marcha su propio programa forestal en la Universidad de Nairobi en 1977 tras la desintegración de la Comunidad del África Oriental.

Pese al vasto alcance de la profesión forestal, muchos de los programas de enseñanza que se desarrollaron en África se basaron en un núcleo reducido de conocimientos técnicos y experiencias forestales y eran muy similares en cuanto a su estructura y alcance, dejando pocas oportunidades para la diversificación, que favorece la ventaja comparativa. En contraste con lo que ocurre en los países desarrollados, en los programas de formación forestal de las instituciones de diferentes partes de África no suelen existir especialidades distintas. De esta forma, el personal formado en las escuelas forestales de un país posee los mismos conocimientos que los de las instituciones del país vecino.

La mayor parte de los programas de enseñanza forestal de África se han llevado a cabo con una estructura y alcance muy similares y han dado lugar a un personal poco especializado

J.L. KIYIAPI

AUSENCIA DE POLÍTICAS NACIONALES

Incluso dentro de los países se han multiplicado los programas forestales sin tener en cuenta la demanda de graduados. Por ejemplo, en Kenya, el principal programa de formación forestal se imparte en la Universidad Moi. A unos 200 km de distancia, en la Universidad Egerton, se imparte la misma formación forestal en el marco de un programa de gestión de recursos naturales. Actualmente, Nigeria y el Sudán cuentan con varios departamentos y facultades forestales en varias universidades; cabe poner en duda que esa expansión esté justificada en un momento en que están disminuyendo las oportunidades de empleo en el sector forestal.

En algunos países, el número de graduados forestales es mayor que la demanda de personal forestal. Por ejemplo, tres instituciones del Sudán que imparten una licenciatura en ciencias forestales produjeron al menos 590 graduados entre 1993 y 2002 (Temu, 2002), cuando en 1980 sólo estaban previstos 164 puestos de profesionales en el servicio forestal nacional hasta el año 2000 (Roche y Cooper, 1980). En otros países, particularmente del África francófona, existe un grave déficit de personal, y en otros no existe ningún tipo de programa de formación forestal profesional.

Estas discrepancias ponen de relieve la ausencia de planificación o políticas nacionales que permitan armonizar la formación de profesionales y técnicos forestales con las necesidades, problema que se registra en la mayoría de los países.

COLABORACIÓN REGIONAL

Cada uno de los tres países de África oriental tiene sus propias facultades forestales; tal vez sería conveniente coordinar los programas para que cada facultad se convirtiera en un centro de excelencia conocido en un ámbito específico de la ciencia forestal. Además, en lugar de ofrecer un curso general, las instituciones podrían ofrecer dos o tres especialidades (por ejemplo, una licenciatura en actividad forestal comunitaria, agrosilvicultura y desarrollo rural) para aumentar la diversidad y generar tal vez más oportunidades para los forestales en un mercado laboral disperso.

En este momento en que están resurgiendo las alianzas regionales, tal vez se podría recuperar la idea de adoptar un enfoque regional en la enseñanza forestal, especialmente si se tiene en cuenta la disminución del número de estudiantes matriculados. No sería realista esperar que una facultad forestal ya establecida en un país suprimiera su programa como deferencia hacia un programa impartido en un país vecino, pero tal vez sería posible impulsar la integración regional mediante la revisión de los programas de estudio y el establecimiento de programas universitarios comunes, así como iniciar actividades conjuntas de investigación y fomentar el intercambio entre distintas facultades.

Un ejemplo en este sentido es la Red de instituciones de formación forestal y ambiental de África central (RIFFEAC). La red fue creada por ocho escuelas forestales e instituciones de investigación en octubre de 2001 con la finalidad de mejorar la calidad de la formación en respuesta a las necesidades de gestión sostenible de los ecosistemas forestales de la Cuenca del Congo. La red tiene otros objetivos como promover el intercambio entre sus miembros, particularmente en los ámbitos de la enseñanza y la investigación.

Las escuelas forestales del África occidental podrían aprovechar la cooperación que se desarrolla en el marco de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (CEDEAO) para establecer vínculos similares a la RIFFEAC. Kenya, Uganda y la República Unida de Tanzanía están revitalizando el espíritu de la desaparecida Comunidad del África Oriental, abriendo caminos para actividades conjuntas en la ordenación forestal sostenible, incluida la cooperación en la formación e investigación forestales. El Consejo Interuniversitario de África Oriental ha propuesto un programa de intercambio de estudiantes entre universidades públicas de la región en cuyo marco al menos 40 estudiantes de varias disciplinas de cada país recibirían enseñanza universitaria en los países hermanos. Este organismo ya coordina proyectos conjuntos de investigación en la región.

La Nueva Asociación para el Desarrollo de África (NEPAD) ofrece mayores posibilidades de colaboración en el continente en todos los aspectos del desarrollo. De la decisión y amplitud de miras de las facultades y los profesionales forestales dependerá en qué medida la enseñanza forestal podrá beneficiarse de esos vínculos.

Bibliografía

Roche, L. y Cooper, R. 1980. Forestry for local community development: manpower, training and education requirements. Commonwealth Forestry Review, 59: 163-179.

Temu, A.B. 2002. Forestry education in Africa south of Sahara: preliminary results of a survey of 20 colleges and universities. Informe preparado para la FAO. Nairobi, Kenya, Centro Internacional de Investigación en Agroforestería (ICRAF). (Borrador.)

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