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B. EXÁMENES REGIONALES(continuar)

B16. REGIÓN DE LAS ISLAS DEL PACÍFICO

Robert D. Gillett *

INTRODUCCIÓN

En esta sección se incluye un área del Océano Pacífico que comprende la parte oriental del área estadística 71 de la FAO y la parte septentrional del área estadística 77, que constituye una región pesquera específica (Figura B16.1), con numerosos países y territorios insulares que son miembros de la Comisión del Pacífico Sur. El examen de este sector se basa en buena parte en un informe anterior de la FAO sobre esta área (Gillett, 2002).

Figura B16.1 - ZEEs de los paises y territorios insulares del Pacifico, y área estadistica de la SPC

Figura B16.1

Las entidades políticas de las Islas del Pacífico se caracterizan por unas zonas económicas exclusivas (ZEE) muy amplias y, en la mayoría de los casos, una superficie territorial muy reducida. La superficie total de las ZEE de la región se estima en 30569000km2, que representarían aproximadamente el 28 por ciento de todas las ZEE mundiales. La superficie territorial es de 552789km2, de los que 461690km2 (84 por ciento) se encuentran en Papua Nueva Guinea.

En general, el tamaño de las islas aumenta de este a oeste. La mayoría de ellas son formaciones de fuerte pendiente que se elevan desde el fondo del océano y tienen muy poca plataforma continental. Los arrecifes de coral suelen rodear a las islas, bien en las proximidades de la costa (arrecifes costeros) o aguas adentro (arrecifes de barrera), en cuyo caso rodean una laguna costera. En esta zona se incluyen muchos atolones, que son los arrecifes de barrera de islas que se han sumergido. Algunas de las islas más recientes de esta área carecen de arrecifes de coral. Los manglares bordean con frecuencia las aguas costeras, sobre todo de las grandes islas, y ofrecen hábitats para los ejemplares juveniles de muchas especies importantes para la alimentación.

Debido altamaño relativamente pequeño de la mayoría de las islas, no se encuentran grandes masas de agua dulce en esta subregión, y sólo hay ríos y lagos de cierta importancia en algunas de las grandes islas de la Melanesia. La pequeña superficie terrestre de la mayor parte de las islas hace que la escorrentía de agua dulce y de nutrientes sea limitada, lo que provoca un bajo nivel de enriquecimiento del mar circundante. Las aguas oceánicas suelen ser claras y de poca productividad. Los afloramientos se encuentran en las zonas limítrofes entre corrientes y en otras zonas localizadas, y tienen importantes repercusiones para la captura de recursos marinos.

El carácter disperso de la superficie de tierra de esta región, dentro de esta inmensa superficie de agua, tiene varias consecuencias para la ordenación pesquera. En cuanto a los recursos costeros, la presencia de numerosos puntos de tierra y sus correspondientes zonas costeras y de arrecifes de coral, separadas por grandes distancias y, en ocasiones, profundidades abismales, significa que muchas especies con limitada dispersión de las larvas pueden ordenarse de manera eficaz como poblaciones unitarias. Por otro lado, la ordenación de las poblaciones compartidas de especies altamente migratorias, como los túnidos, sólo puede ser eficaz si se lleva a cabo en forma multinacional. La presencia de grandes superficies de aguas internacionales (alta mar) entre las ZEE de la región complica enormemente los esfuerzos de ordenación de la pesca.

La Secretaría de la Comunidad del Pacífico (SCP, antes conocida como Comisión del Pacífico Sur, http://www.spc.int) se encarga de compilar periódicamente, como servicio a sus gobiernos miembros, estadísticas detalladas sobre las pesquerías oceánicas. La mayor parte del presente capítulo está basada en esas estadísticas y otras estimaciones presentadas de varias formas por el Organismo de Pesca del Foro (FFA) y el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD), cuyas agrupaciones de áreas estadísticas (Figura B16.2) no coinciden con la región de la SCP (Figura B16.1) ni con las áreas estadísticas de la FAO.

Figura B16.2 Límites del Océano Pacifico Occidental y Central usados por la FFA

Figura B16.2

Para describir las pesquerías de esta “región” se utilizan diferentes áreas geográficas. En tamaño descendente, las áreas son las siguientes: el Océano Pacífico central y occidental, la zona del Tratado de los Estados Unidos sobre el Atún del Pacífico Sur, el área estadística de la SCP, el área estadística 71 de la FAO, el área de la SCP y la ZEE y las Islas del Pacífico que son miembros del FFA. Desde 1999, la SCP presenta normalmente información regional sobre el atún en el Océano Pacífico occidental y central (OPOC). En consecuencia, salvo indicación en contrario, las capturas regionales de atún que se presentan a continuación corresponden al OPOC.

Recursos pesqueros

Los recursos pesqueros de la región pueden dividirse a grandes rasgos en dos categorías principales: oceánicos y costeros.

Pesquerías

Las pesquerías de las Islas del Pacífico pueden calificarse de varias maneras. Una de las más frecuentemente utilizadas es hacerlo teniendo en cuenta la escala de las operaciones:

Se ha estimado que hay unas 25000 embarcaciones no motorizadas y 17000 motorizadas que se dedican a la pesca en las Islas del Pacífico (McCoy, 1991). Van desde sencillas canoas hasta buques cerqueros de tecnología avanzada y más de 70 m de eslora, muchos de los cuales están equipados con helicópteros.

Cuadro B16.1 Volumen de producción y valor estimados de las pesquerías de las Islas del Pacífico, 1999 (tomado de Gillett et al. , 2001)

CategoríaVolumen (t)Valor ($ EE.UU.)
Atún industrial1 074 1131 900 000 000
Camarón9469 043 618
Comercial83 914179 914 623
Subsistencia24 32781 800 664
Total1 183 3002 170 758 905

La distinción entre pesca de subsistencia y comercial es cada vez más confusa en muchas áreas, ya que la monetización de las economías rurales avanza y cada vez es mayor el volumen de productos marinos que se comercializan. Además, los principales productos de la pesca costera que se destinan a la exportación (tróquidos y cohombros de mar) se obtienen en una manera que recuerda las actividades de subsistencia, más que las de pesca comercial.

El atún es la pesquería más importante, ya que produce casi diez veces más que todas las demás pesquerías de la región juntas, en lo que se refiere a su volumen, y más de siete veces de su valor (Cuadro B16.1). El valor desembarcado de las capturas de atún de la región, expresado en dólares EE.UU., se estimaba en unos 375 millones en 1982 (Clark, 1983), 1200millones en 1993 (Banco Mundial, 1995), 1 600 millones en 1994 (FFA, 1995), 1700millones en 1995 (FFA, 1996) y 1 900 millones en 1998 (Van Santen y Muller, 2000).

Cooperación pesquera regional

La cooperación pesquera, fomentada por organizaciones regionales, es una característica destacada de las Islas del Pacífico. La región tiene tres organizaciones que participan intensamente en las cuestiones pesqueras, y algunas otras que lo hacen de forma periférica:

Por otro lado, hay programas regionales importantes para las pesquerías en la Universidad del Pacífico Sur y en la Comisión de Geociencias Aplicadas del Pacífico Sur http://www.sopac. org.fj/, y en la Secretaría del Foro.

RECURSOS OCEÁNICOS

Situación de los recursos

Durante el decenio de 1990, en el Pacífico occidental y central se han capturado aproximadamente 1,6 millones de toneladas de atún por año, además de una cantidad no precisada de capturas incidentales. Según el Comité Permanente de la SCP que se ocupa de los atunes y picudos (Lewis y Williams, 2002), el total estimado de las capturas de 2002 fue de 2005000 toneledas, el mayor registrado después de 1998 (en 1998, 2037602 toneladas), siendo cuatro las principales especies integrantes (Figura B16.3) (http://www.spc.int/ OceanFish/).

El listado aporta dos terceras partes de las capturas de las cuatro principales especies de atún en el OPOC. Según las estimaciones disponibles, las capturas de listado de 2002 fueron de aproximadamente 1,32 millones de toneladas (el mayor volumen registrado), la mayoría de las cuales fueron realizadas por las flotas de cerqueros (70 por ciento). Los indicadores disponibles (de la pesca de cerco, caña y línea) revelan tasas de captura variables a lo largo del tiempo en esta pesquería.

Las capturas de rabil han aumentado desde el decenio de 1980, en que comenzó la significativa expansión de la pesca con redes de cerco en el OPOC. Desde 1990, el volumen de capturas osciló entre 320000 toneledas (1996) y 500000 toneledas (1998). En 1999, la mala situación de mercado de los peces capturados con red de cerco dio lugar a una reducción del esfuerzo y capturas de esta pesquería. Además, las capturas de rabil con palangre en 1999 (52580 toneladas) fueron las más bajas en casi 30 años. El total de capturas de 2002 fue de 446000 toneledas, la mayoría de ellas conseguidas por los cerqueros. Las tasas de captura de este tipo de flota continúan siendo variables y no acusan una tendencia clara en las series de datos cronológicos disponibles.

El patudo representa una parte relativamente pequeña (6 por ciento) del total de las capturas de atún en el OPOC, pero su valor económico es considerable (aproximadamente, 1000millones de dólares EE.UU. anuales). El total estimado de las capturas del Pacífico llegó a un máximo de 221288 toneledas en 2002, con 96062 toneledas y 73821 toneledas en el OPOC y el Océano Pacífico oriental, respectivamente.

Los desembarques de atún blanco del Pacífico Sur, estimados en 51473 toneledas en 2001, fueron ligeramente inferiores a los de 1998, en que se alcanzó un total de 52414 toneledas. En 2001, se alcanzó un récord de 45708 toneledas en la pesca con palangre, y de 5765 toneledas en la pesca con curricán. Las capturas de atún blanco en varios países insulares del Pacífico continuaron aumentando en los diez últimos años, con cifras récord en 2001 en Fiji (7791 toneladas), Samoa (4820 toneladas), Polinesia Francesa (4261 toneladas) y Samoa Americana (3253 toneladas). Estas capturas constituyen aproximadamente el 45 por ciento del total de las capturas de atún blanco del Pacífico Sur en 2001.

En general, las grandes poblaciones de atún en que se basa esta pesquería no parecen estar actualmente sobreexplotadas. Además, los científicos de la SCP creen que las capturas de listado podrían aumentar. No obstante, se observan signos de una tendencia descendente en las tasas de captura del patudo.

Figura B16.3 - Capturas de atunes en el Pacifico occidental y central 1971 – 2001 ('000t)

Figura B16.3

Fuente SPC

Como la mayor parte de los demás métodos de pesca, la pesca industrial del atún conlleva la captura incidental de marlines, peces vela, mahi mahi, peto y otras especies que son valoradas por quienes practican la pesca deportiva; los tiburones, que son motivo de creciente preocupación debido a su vulnerabilidad a la sobrepesca, y los reptiles, mamíferos y aves marinos, que pueden estar en peligro o están oficialmente protegidos en algunas jurisdicciones.

Hay una preocupación creciente por las capturas incidentales en las pesquerías del atún de la región. Entre las razones cabe citar la atención a las obligaciones contraídas en los tratados internacionales y en acuerdos internacionales no vinculantes, la mayor participación de las organizaciones ambientales no gubernamentales en este tema y el cierre en el año 2000 de la pesca de pez espada con palangre en Hawai. En general, se admite que un mejor conocimiento de la situación, que se obtendría sobre todo con una mayor cobertura de observadores, es una base importante para las futuras medidas de ordenación.

Gran parte de las capturas de atún con redes de cerco en la región se obtienen en la zona ecuatorial. Esta área de aguas superficiales cálidas ha recibido el nombre de “piscina caliente del Pacífico occidental”.

La laguna caliente del Pacífico occidental

Ésta es una de las 56 provincias biogeoquímicas definidas por Longhurst (1995) y corresponde a la definición de un gran ecosistema marino (LME del inglés Large Marine Ecosystem), es decir, una zona de unos 200 000 km2, o más, que se caracteriza por una batimetría, hidrografía y productividad distintas y poblaciones con dependencia trófica (Figura B16.4). Los LME se han descrito como unidades regionales para la ordenación de las pesquerías de conformidad con los principios de la Conferencia de Nationes Unidas sobre el Derecho del Mar, y pueden ofrecer un marco para cumplir los compromisos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Lehodey et al. , 1997).

Se trata de una zona de baja productividad, que puede abarcar más de 80° de longitud y tiene las aguas superficiales más cálidas de los océanos de todo el mundo. Produce prácticamente el 100 por ciento de las capturas de atunes con cerqueros de la región, el 90 por ciento de las capturas con caña y línea y el 60 por ciento de las capturas con palangre. Los límites de esta zona son dinámicos, ya que se desplazan en respuesta a las condiciones oceanográficas. Pueden producirse desplazamientos espectaculares de más de 40° de longitud (casi 4 000 km) en menos de 6 meses en el contexto del fenómeno ElNiño/La Niña. La abundancia y los rendimientos del atún se desplazan también de este a oeste por los mismos fenómenos, y la ubicación geográfica de las capturas de la flota estadounidense con redes de cerco puede predecirse exactamente con varios meses de anticipación, teniendo en cuenta los movimientos este-oeste de la isoterma de 29°C y el índice de variación de la Oscilación del sur (indicador de la diferencia de presión barométrica entre las orillas oriental y occidental del Pacífico).

Esta zona parece abarcar una unidad ecológica funcional que incluye poblaciones de peces, sus presas, depredadores y varios factores físicos, y que es de importancia mundial. Además de los elementos del ecosistema comercialmente explotados, y muy visibles, hay muchos otros niveles tróficos de plancton, peces, tiburones, mamíferos marinos y aves. La utilización sostenible de los recursos de la “piscina caliente” podría aumentarse si los distintos componentes del ecosistema se llegaran a estudiar y ordenar como un todo coherente, más que como elementos independientes.

Figura B16.4 Ubicación de la laguna Cálida (con isoterma de 29°) y capturas de atún con red de cerco de los EE. UU. Durante eventos de La Niño (abajo) (de Lehodey et al. , 1997)

Figura B16.4

Pesquerías oceánicas

En el mundo hay cuatro grandes áreas de pesca del atún. La de las Islas de Pacífico (más de un millón de toneladas anuales), la del Pacífico oriental (capturas medias anuales de aproximadamente 525000 toneladas), la del África occidental (385000 toneladas) y la del Océano Índico occidental (450000 toneladas). La de las Islas del Pacífico supera con mucho a las otras tres, por lo que al volumen se refiere (Figura B16.5) y, como un gran componente de las capturas corresponde al mercado de sashimi, de altos precios, el valor relativo del atún de las Islas del Pacífico es todavía mayor.

Figura B16.5 - Capturas oceánicas de atunes por regiones ('000t)

Figura B16.5

La pesca industrial del atún es realizada sobre todo por naciones que pescan en aguas distantes, como China, Japón, Taiwán Provincia de China, Corea, Filipinas y los Estados Unidos. El Organismo de Pesca del Foro, organización regional pesquera con sede en las Islas Salomón, ha estimado que en agosto de 2000 había 949 buques extranjeros con licencia en la región, a saber, 716 palangreros, 194 cerqueros y 39 embarcaciones con caña y línea.

Cuadro B16.2 Estimación de los derechos de acceso, en miles de $ EE. UU.

 PalangreRed de cercoCaña-líneaTotal
Japón5 1289 1991 40515 732
EE.UU.016 693016 693 026
Corea, Rep.3 4926 25009 742
Taiwán, Prov. de China2 09910 642012 741
China50000500
Acuerdo EFM105790579 357
Otros904 20004 290
Total11 30947 5631 40560 277

1 Acuerdo que ofrece acceso preferencial a los cerqueros de los países miembros de las Islas del Pacífico (Estados Federados de Micronesia). Fuente: Gillett et al . (2001).

Estos buques pagan derechos por pescar en las zonas económicas exclusivas de países insulares del Pacífico. En muchos casos, esos derechos representan una parte considerable de la totalidad de los ingresos públicos. En el Cuadro B16.2 pueden verse estimaciones sobre los derechos de acceso pagados a los países insulares del Pacífico en 1999.

En los decenios de 1970 y 1980, pocas naciones insulares del Pacífico practicaban la pesca del atún en gran escala. Recientemente, su participación ha aumentado, con la aparición de pequeñas pesquerías de palangre para la pesca de rabil y patudo de calidad apta para el sashimi. Las capturas nominales atribuidas a las naciones insulares del Pacífico han crecido también debido a que las licencias de algunos buques con palangres y redes de cerco de Asia se han registrado ahora en países de la región.

En el OPOC los principales métodos de pesca industrial son la red de cerco, el palangre, la caña y línea y el curricán. La mayoría de las capturas son realizadas por buques de Asia y de los Estados Unidos. En 2002, el 56 por ciento del peso total se consiguió con redes de cerco, y la proporción correspondiente a los buques con caña y línea y con palangres fue del 17 y el 12por ciento, respectivamente (Figura B16.6). El resto se pesca con curricán y con métodos artesanales y de pesca con curricán.

Aunque la pesquería con redes de cerco capturó más de tres cuartas partes del total del volumen de las capturas en 1998, representó sólo el 59 por ciento del valor total, mientras que la pesquería de palangre, con sólo el 11,5 por ciento del volumen, constituyó el 27,5 por ciento del valor (Van Santen y Muller, 2000). El destino final de la mayor parte del atún capturado con redes de cerco es la industria conservera, mientras que el atún capturado con palangre se utiliza sobre todo en el mercado de sashimi del Japón, de valor más elevado. Hay cinco industrias conserveras de atún en la región: dos en Pago Pago (Samoa Americana), y uno en Levuka (Fiji), Noro (Islas Salomón), y Madang en Papua Nueva Guinea.

Las pesquerías del atún son una fuente de ingresos para los gobiernos de la región y de empleo para los habitantes del Pacífico, pero podría ofrecer mucho más. Menos del 0,25 por ciento de las capturas de las pesquerías regionales de atún llegan a la cadena de abastecimiento interno de los países insulares del Pacífico, aun cuando una cantidad considerable de pescado se descarta en el mar debido a que se trata de especies sin interés o a que los ejemplares de atún son demasiado pequeños. Los derechos pagados por concepto de acceso a los recursos de atún por las naciones que pescan en aguas distantes equivalen a menos del 4 por ciento del valor de las capturas, y sólo una pequeña proporción de las tripulaciones de los atuneros industriales que faenan en la región son de las Islas del Pacífico. La multiplicación de los beneficios obtenidos de los recursos de atún es un objetivo de desarrollo de muchos países de la región.

Figura B16.6 - Capturas de atunes en el Pacifico occidental por tipo de pesca ('000t)

Figura B16.6

Fuente SPC

Ordenación pesquera

El nuevo régimen jurídico del mar y la declaración de las ZEE de 200 millas otorgó a los países insulares del Pacífico más poder y responsabilidad para la ordenación de sus recursos pesqueros. El tamaño colectivo de sus ZEE y un firme planteamiento regional han permitido un control cada vez mayor sobre las actividades internacionales de pesca en la región.

A pesar del alto valor de la pesquería del atún, muchos de los beneficios que genera no han permanecido tradicionalmente dentro de la región. Los Estados insulares del Pacífico han tratado de corregir esta situación multiplicando los derechos por concepto de licencia y, más recientemente, promoviendo una mayor participación nacional en la industria pesquera y en los servicios afines, en particular el empleo local. Gran parte de ello se ha llevado a cabo a escala regional, sobre todo por conducto del Organismo de Pesca del Foro.

Entre los acuerdos de ordenación vigentes cabe citar un tratado multilateral con los EstadosUnidos, el tratado de Niue sobre vigilancia regional, las condiciones mínimas armonizadas para los acuerdos de acceso bilateral, la prohibición del trasbordo de capturas en el mar, los enérgicos programas de observadores sobre aspectos relacionados con la biología y la observancia y la introducción de un sistema obligatorio de seguimiento de buques por satélite.

En los últimos años, la ordenación se ha centrado también más en la sostenibilidad de los recursos. Ha contribuido a ello el crecimiento del nivel de esfuerzo y de las capturas (sobre todo en algunas áreas) y los requisitos del acuerdo de aplicación de la Leg del Mar. La primera iniciativa regional de ordenación orientada a la conservación fue el Acuerdo de Palau de ordenación de la pesca con red de cerco en el Pacífico occidental. Éste entró en vigor en noviembre de 1995 y estableció un tope para el número de licencias de redes de cerco que podrían conceder los siete países insulares del Pacífico que eran partes en el acuerdo.

En los últimos años, la mayoría de los países insulares del Pacífico han elaborado planes de ordenación del atún. La mayoría de ellos se han realizado con asistencia del Organismo de Pesca del Foro y con financiamiento canadiense, y en muchos países han actuado como agente catalizador para lograr una mayor conciencia sobre las cuestiones relaciones con la ordenación del atún.

Después de cuatro años de complejas negociaciones entre los Estados ribereños del OPOC y los Estados que pescan en esa región, se abrió a la firma la Convención sobre la conservación y ordenación de las poblaciones de peces altamente migratorios del Océano Pacífico occidental y central (http://www.ocean-affairs.com/). Su objetivo es garantizar, mediante una ordenación eficaz, la conservación a largo plazo y el uso sostenible de las poblaciones altamente migratorias en el Pacífico occidental y central. Con este fin, la Convención establece una Comisión para la conservación y ordenación de las poblaciones de peces altamente migratorios en el Océano Pacífico occidental y central. La Convención se aplica a todas las especies de poblaciones altamente migratorias dentro de la zona de la Convención, con excepción de las papardas.

RECURSOS COSTEROS

Los recursos pesqueros costeros son de fundamental importancia en las Islas del Pacífico. Gran parte de la nutrición, bienestar, cultura, empleo y esparcimiento de la región están basados en los recursos vivos de la zona comprendida entre el litoral y los arrecifes externos de la región. La continuidad de los estilos de vida actuales, las oportunidades para el desarrollo futuro y la seguridad alimentaria dependen fuertemente de estos recursos costeros.

Aunque su importancia palidezca en comparación con el volumen y valor de la pesca del atún en alta mar, las pesquerías costeras de la región ofrecen la mayor parte de los suministros de pescado no importados de la región y, por lo tanto, tienen un papel fundamental en la seguridad alimentaria. Las pesquerías costeras capturan una gran diversidad de peces de aleta, invertebrados y algas. Esta actividad es realizada por miles de pescadores de subsistencia, artesanales y comerciales en toda la región. A diferencia de la pesquerías del atún, prácticamente todas las capturas costeras son realizadas por la población local de las islas, con muy poco acceso de buques de pesca extranjeros.

No es fácil tener acceso a estadísticas sobre la pesca costera, y las que existen muchas veces son poco fiables. Las estimaciones actuales de la producción son normalmente “conjeturas” basadas en los censos agrícolas, encuestas de hogares o estudios de nutrición. Visser (2001) examinó las estadísticas de pesca de la región y concluyó que la pesca de subsistencia no se incluye casi nunca en las estadísticas nacionales de pesca, y las pesquerías artesanales sólo se incluyen parcialmente, en el mejor de los casos, en los centros administrativos y se extrapolan al conjunto de la nación.

Con el fin de alentar una mejora en la información sobre las pesquerías costeras de la región, Dalzell, Adams y Polunin (1996), utilizando una gran variedad de fuentes disponibles entonces, realizaron un esfuerzo concertado de estimación de los embarques de la pesca costera en cada uno de los países insulares del Pacífico. Gillett y Lightfoot (2002) actualizaron esas estimaciones para 14 países independientes de la región (Cuadro B16.3).

Consumo de pescado procedente de las zonas costeras

Si se excluye Papua Nueva Guinea, con su población en gran parte continental, el consumo regional per cápita en las zonas costeras es de aproximadamente 35 kg anuales, volumen considerable en comparación con el de otras regiones. En algunos países (por ejemplo, Tuvalu, Kiribati, Tokelau) la dependencia de pescado procedente de la zona costera como fuente de alimentos se encuentra entre las más altas del mundo. En algunas áreas de las islas externas, el consumo de pescado per cápita se estima en más de 200 kg al año. Según datos de la FAO, el pescado (la inmensa mayoría del cual procede de las zonas costeras) representa el 38,7% del total de la ingestión de proteína animal de la región de las Islas del Pacífico. Este porcentaje es muy superior al promedio de la ingestión mundial de pescado, que es del 16,1 por ciento.

Cuadro B16.3 Producción anual estimada de las pesquerías costeras en los países insulares del Pacífico (Dalzell et al. , 1996, Gillett y Lightfoot, 2002)

 Producción pesquera (t)
PaísSubsistenciaComercialTotal
Samoa Americana21552267
Islas Cook79580875
Estados Federados de Micronesia5 000500010 000
Fiji21 6009 32030920
Polinesia Francesa3 69123526 043
Guam472118590
Kiribati10 000600016 000
Islas Marshall2 8004443244
Niue19412206
Nauru110315425
Nueva Caledonia2 5009813481
Marianas Septentrionales2 8251412966
Palau1 2508652115
Papua Nueva Guinea26 000550031 500
Islas Pitcairn808
Samoa4 2932 8767169
Islas Salomón13 000320016 200
Tokelau1910191
Tonga2 8634 141737 036
Tuvalu8802201100
Vanuatu2 7002302930
Wallis y Futuna621296917
Total102 00842175144 1483

* Las estimaciones en negrita son las actualizadas en 2001.

En general, la población de las Islas del Pacífico tiene una fuerte tradición de consumo de pescado, y esta preferencia cuenta muchas veces más que las consideraciones económicas, sobre todo en Micronesia y Polinesia. El pescado fresco se compra muchas veces aun cuando sea más caro que otros alimentos alternativos, muchas veces importados, como la falda de cordero, las colas de pavo o la carne en conserva. Es también importante señalar que esta importancia alimentaria de los recursos costeros parece ir en aumento. En el Cuadro B16.4 se pueden ver los resultados de tres estudios que revelan una tendencia ascendente.

Cuadro B16.4 Estimaciones cronológicas de la producción y suministro de pescado de las zonas costeras

PeríodoProducción de las pesquerías costeras
(toneladas)
Población
(miles)
Suministro per cápita de pescado procedente de de las zonas costeras
(kg)
Fuente
196031420315010,0Van Pel (1961)
Últimos años del decenio de 197055130441012,5Crossland y Grandperrin (1979)
Últimos años del decenio de 1990108242606817,8Dalzell y Adams (1994)

Pesquerías de subsistencia

Las pesquerías de subsistencia de la región de las Islas del Pacífico capturan aproximadamente 102000 toneladas al año, es decir, el 70 por ciento del total de las capturas procedentes de las zonas costeras. En algunos países, más del 80 por ciento de las capturas costeras corresponden al sector de subsistencia. En todos los Estados insulares del Pacífico, estas pesquerías realizan una contribución sumamente valiosa a la seguridad alimentaria de los hogares, la salud nutricional y la sustitución de importaciones. La contribución de las pesquerías de subsistencia al producto interno bruto es de hecho muy considerable en algunos países insulares del Pacífico (Gillett y Lightfoot, 2002). En Samoa, la “pesca no monetaria” representa aproximadamente el 5 por ciento del PIB y en Tuvalu la “pesca no comercial” constituye en torno al 7 por ciento.

En un examen económico regional llevado a cabo recientemente (Banco Mundial, 2000a) se llegaba la conclusión de que el valor de la producción anual de subsistencia de peces de aleta y moluscos en equivalente de proteína era de 6,7 millones de dólares EE.UU. en Fiji, 18millones en Kiribati, 13,9 millones en las Islas Salomón y 14,7 millones en Vanuatu.

A pesar de esta importancia económica, los gobiernos de la región no han prestado gran atención al sector de la pesca de subsistencia. Los estudios, iniciativas de desarrollo y esfuerzos de ordenación de los organismos gubernamentales de pesca normalmente se orientan hacia la pesca comercial. Mucho de lo que se conoce sobre las pesquerías de subsistencia de la región es fruto del interés mostrado por las ONG, los círculos académicos, los programas de mujeres, los profesionales de la nutrición y las organizaciones regionales e internacionales.

Las pesquerías de subsistencia afectan en general a una gran variedad de especies, con inclusión de peces de aleta, moluscos, crustáceos, algas y otros grupos. Por ejemplo, Zann (1992) señala que en Samoa occidental las pesquerías de subsistencia utilizan 500 especies. En un estudio reciente (Banco Mundial, 2000b), se invitó a residentes de las aldeas costeras de la región a que señalaran lo que consideraban sus recursos costeros más importantes (Cuadro B16.5).

Cuadro B16.5 Principales recursos costeros en algunos países insulares del Pacífico

PaísPrincipales recursos pesqueros
(orden decreciente de importancia)
FijiPeces de aleta, cohombros, pulpos, algas marinas, langosta, Macrophtalmus depressus y varios moluscos bivalvos.
TongaPeces de aleta, pulpos, langosta, cohombros, rodaballo, almejas gigantes, algas marinas y arcas.
SamoaPeces de aleta (en particular, navajones, mero, lizas, carángidos, quimera), pulpos, almejas gigantes, cohombros, rodaballo y cangrejo.
Islas SalomónPeces de aleta, cohombros, tróquidos, almejas gigantes, langosta, rodaballo y Neoepisesarma versicolor
PalauPeces de aleta, almeja gigante, Neoepisesarma versicolor, langosta, tortuga y cohombro.

La pesca de subsistencia suele ser más importante en las zonas rurales, pero a medida que se van monetizando las economías rurales el volumen de pescado que se vende a cambio de efectivo es cada vez mayor. Se están reduciendo gradualmente las capturas para consumo doméstico o para cumplir obligaciones sociales, mientras que aumenta la pesca como medio de generar ingresos en efectivo. Las características típicas de la pesca de subsistencia en las Islas del Pacífico son: conocimientos especializados que se transmiten con frecuencia de generación en generación, operaciones con gran concentración de mano de obra en que participa toda la comunidad, intercambio de las capturas entre los miembros de la comunidad, restricciones, prohibiciones sociales y especialización de actividades en función del género.

Normalmente, las mujeres se dedican a actividades relacionadas con la pesca costera, como la recolección de invertebrados y de peces que se encuentran en los arrecifes y, y la preparación de los alimentos resultantes de las actividades pesqueras. Los hombres suelen realizar trabajos que suponen mayor esfuerzo, como las actividades mar adentro o la captura de especies de mayor tamaño o que requieren la inmersión. No obstante, varios observadores de la situación de la pesca de subsistencia en las Islas del Pacífico estiman que las actividades pesqueras de las mujeres generan de hecho un mayor volumen de alimentos para la familia que las realizadas por los hombres.

Aunque ha habido varios proyectos de desarrollo que intentan reforzar el aspecto de comercialización en las comunidades dedicadas a la pesca de subsistencia, el éxito ha sido normalmente limitado. En lo que respecta a la comercialización de pescado en muchos países insulares del Pacífico, Carleton (1983) concluye que “la estructura básica del sector de subsistencia no favorece el suministro habitual de pescado a las comunidades urbanas en cantidades suficientes para atender la demanda”.

Pesquerías costeras comerciales

En comparación con la pesca de subsistencia, las pesquerías comerciales costeras son de menor alcance y capturan una variedad menor de especies, aunque su importancia es todavía considerable. Por ejemplo, en las estadísticas del mercado de Fiji se incluyen más de 100especies de peces y 50 de invertebrados. El total de los productos de la pesquería comercial de la región incluye peces de arrecife y de taludes profundos (aproximadamente el 43por ciento del peso total), peces pelágicos costeros (18 por ciento), mariscos (tróquidos, Helix aperta y Kerang mutiara) (9 por ciento), crustáceos (8 por ciento), cohombros (7por ciento) y peces de estuario (6 por ciento).

Gran parte de la producción comercial de las áreas costeras en las Islas del Pacífico se destina a la exportación. En general, la región exporta productos de alto valor (Cuadro B16.6), al mismo tiempo que importa sobre todo alimentos poco costosos, como caballa en conserva. Gran parte de los productos tradicionales de exportación son capturados de hecho por pescadores “de subsistencia”, elaborados en algunos casos, y luego vendidos a intermediarios para su ulterior elaboración y reventa a granel.

Los esfuerzos de desarrollo de la pesca en la región se han orientado en buena medida a los productos de exportación. Al aumentar la demanda mundial de productos pesqueros, con la consiguiente subida de los precios, el incentivo a la exportación aumentará. Si continúa esta tendencia, habría motivos de preocupación. Algunas de las pesquerías orientadas a la exportación han interferido con las fuentes tradicionales de alimentación (por ejemplo, las exportaciones de almeja gigante) y han sido incluso destructivas (como el comercio de peces vivos con destino a Asia). En algunos casos, los beneficios de la pesca de exportación se concentran en un reducido número de personas, mientras que los efectos secundarios negativos pueden recaer sobre muchos (por ejemplo, la exportación de coral vivo). La información sobre la cantidad de productos pesqueros exportados es muchas veces insuficiente para calibrar los beneficios de la pesquería o determinar la sostenibilidad de esta pesca orientada a la exportación.

Las operaciones de la pesca costera comercial pueden ser en pequeña escala (por ejemplo, las mujeres de muchos países que recorren los arrecifes durante unas horas y venden la mayor parte de lo que consiguen) o en mayor escala, como la pesca de peces de fondo en Tonga, en que los pescadores realizan expediciones de una semana de duración en embarcaciones de hasta 15metros de eslora. En general, cuanto mayor es la escala, mayor es la probabilidad de que los pescadores sean empleados de otras personas que no son pescadores pero que son propietarios de las embarcaciones. La mayor parte de las embarcaciones de pequeño tamaño que se dedican a la pesca de voladores en las Islas Cook son manejadas por sus propietarios, algunos de los catamaranes que pescan en Samoa occidental son propiedad de empresarios que no practican la pesca, y la mayoría de las embarcaciones que se dedican a la captura de pargos en Tonga son de la tripulación.

Cuadro B16.6 Estimación de las exportaciones anuales de los grandes productos de las pesquerías costeras en la región de las Islas del Pacífico (datos de la CPS )

ProductoVolumen
Cohombro de mar1500 toneladas (seco, equivalente a 15000 toneladas de peso en vivo)
Tróquidos2300 toneladas de concha
Concha de perla400 toneladas (sobre todo conchas cultivadas vacías )
PerlasAprox. 1 tonelada, con un valor de más de 100millones de dólares EE.UU:
Pargos de aguas profundas (sobre todo, Tonga)300 toneladas
Almeja gigante (sobre todo, Fiji)20 toneladas de músculo aductor
Meros vivosCantidad desconocida, pero en aumento
Peces de acuarioVolumen reducido pero valor relativamente grande

Durante el pasado decenio, la comercialización de las pesquerías costeras ha aumentado de forma considerable. Las capturas costeras comerciales en los Estados Federados de Micronesia casi se duplicaron en el decenio de 1990. Un estudio realizado a mitad de este decenio sobre la pesca costera en la importante isla de Fiji revelaba que las capturas comerciales eran considerablemente mayores de lo que se estimaba a partir de una extrapolación de los resultados de una encuesta realizada durante el decenio anterior.

Algunos de los recursos más notables y los derarollos associados recientes en las pesquerías costeras de las Islas del Pacífico son:

Tróquidos: Aunque la zona de distribución geográfica natural del Trochus niloticus se limita a la parte occidental de la región, este gasterópodo se ha trasplantado a casi todos los países insulares del Pacífico. Las capturas anuales de Trochus niloticus en la región durante los últimos años fueron de aproximadamente 2300 toneladas, con un valor de exportación aproximado de 15millones de dólares EE.UU. Aunque no es una gran cifra en términos puramente monetarios, los efectos locales son considerables. Como el equipo utilizado para estas capturas es poco o nulo y como las conchas pueden almacenarse durante largos periodos antes de su envío al mercado, ésta es una de las pocas pesquerías comerciales viables para las comunidades remotas. En varios países insulares del Pacífico, esta especie representa una fuente importante de ingresos en efectivo para las aldeas, sobre todo desde la decadencia de la industria de la copra.

Cohombro de mar: Actualmente se explotan en la región unas 20especies, destinadas sobre todo a la exportación a Asia. Como en el caso de los tróquidos, la población local puede elaborar el cohombro de mar y transformarlo en un producto no perecedero que puede almacenarse durante largos periodos, hasta que se encuentra una oportunidad de transporte a los mercados. Estas pesquerías son de carácter “intermitente”, con periodos de intensa explotación seguidos de una fuerte caída de la abundancia del recurso y la consiguiente dificultad para mantener la explotación comercial, a lo que seguiría un período más largo de latencia en que el recurso puede recuperarse. Por ejemplo, en Papua Nueva Guinea, en el decenio de 1990 se capturaron anualmente más de 500toneladas de cohombro de mar, pero pocos años más tarde la abundancia era tan baja que se consideró la posibilidad de introducir una prohibición completa de las exportaciones.

Peces de arrecifes de aguas poco profundas: En la mayoría de las Islas del Pacífico los peces que se encuentran en aguas relativamente poco profundas (< 50 m) son la base de gran parte de la pesca comercial. La mayoría de las capturas están integradas por unas 300 especies que representan entre 30 y 50 familias de peces. Según las estimaciones, los rendimientos de la región se han situado entre 5 y 50 kg por hectárea y año (Wright, 1993). La exportación de peces de arrecifes de aguas poco profundas no es una importante actividad formal, ya que la mayor parte de los envíos de estos peces al exterior son realizados por los habitantes de las islas que los transportan como equipaje de mano cuando viajan a Guam, Hawai, Australia y Nueva Zelandia.

Pargos y meros de taludes profundos: Estos peces se encuentran en taludes de 100–400 m en aguas situadas frente a las costas de la mayor parte de las Islas del Pacífico. Como tienen precios altos en los mercados de ultramar y están insuficientemente explotados en la mayor parte de los países, el desarrollo de la pesca de pargos y meros de estas zonas suscitó considerable interés en los decenios de 1970 y 1980. Posteriormente, muchos operadores se han pasado a la pesca del atún con palangre en pequeña escala, y sólo Tonga captura cantidades considerables sustanciales de pargos y meros en la actualidad.

Langostas: La pesquería comercial de la langosta en esta región está basada en tres especies del género Panulirus, una de las cuales, P. ornatus, sustenta una pesquería de hasta 400toneladas anuales en la zona comprendida entre Papua Nueva Guinea y Australia septentrional. En el resto de la región, se han realizado numerosos esfuerzos de pesca de la langosta orientados a la exportación, pero la mayoría ha fracasado debido al rápido agotamiento de lo que inicialmente parecía ser un recurso considerable.

Peces de acuario: Los recolectores de peces de acuario buscan un gran número de especies; las principales familias son los peces mariposa (Chaetodontidae), damiselas (Pomacentridae), navajones (Acanthuridae) y ángeles (Pomacanthidae). La mayor parte de las especies de acuario se caracterizan por su tamaño relativamente pequeño, gran colorido y buena capacidad de supervivencia en cautividad. Se han establecido operaciones de recolección en la mayor parte de los países insulares del Pacífico durante los últimos 20años. Un aspecto atractivo es que estos peces casi nunca se capturaron como recurso alimenticio en las Islas del Pacífico y, por consiguiente, esta pesquería no se interfiere con las actividades de subsistencia. El valor FOB de exportación (en dólares EE.UU.) de los peces de acuario de algunos países en 1999 fue: Fiji, 178000; Islas Marshall, 473000; Vanuatu,16500; Islas Cook, 73500; Kiribati, 1160000. El negocio de los peces de acuario, introducido hace relativamente poco en Kiribati y en las Islas Marshall, representa ahora el 78 y el 95 por ciento, respectivamente, de todas las exportaciones pesqueras de estos países, respectivamente.

Peces vivos para la alimentación: Comenzando por Palau a mitad el decenio de 1980, son numerosas las actividades de captura de peces vivos iniciadas en las Islas del Pacífico, sobre todo en la parte occidental de la región. Las especies preferidas, normalmente meros (Serranidae) y Plectropomus nep., se exportan a los mercados de las grandes ciudades asiáticas. Aunque hay considerable interés en varios países por el desarrollo de esta lucrativa pesquería, en el pasado se han registrado numerosos problemas con la utilización de cianuro y la selección insostenible de las agregaciones en desove. Aunque la pesquería está suscitando considerable atención en la región, no hay estimaciones del volumen o valor del comercio de los peces vivos en las Islas del Pacífico.

Pesca deportiva: Esta forma especializada de pesca comercial en pequeña escala está adquiriendo mayor importancia en la región. Las especies que suscitan interés van desde grandes especies pelágicas costeras hasta el macabí. Los pescadores, sobre todo turistas, aportan divisas fuertes para pagar las embarcaciones, el alojamiento, las provisiones y las actividades recreativas en la costa. En la actualidad hay actividades de pesca deportiva en la mayor parte de los países insulares del Pacífico. Otro aspecto de esta pesca son los torneos internacionales que se celebran anualmente en la mayor parte de los países de la región.

Ordenación de las pesquerías costeras

La importancia de los recursos pesqueros tiene paralelo en la gran diversidad de los problemas con que se enfrentan. Los más graves son:

Un problema menos evidente que afecta a los recursos costeros es la pérdida de biodiversidad. Muchas especies comercialmente importantes (por ejemplo, el cohombro de mar y la ostra perlera) se han pescado en exceso, hasta el punto de que su extracción ya no resulta económica en muchos lugares. Otro motivo de preocupación, todavía más grave, es que algunas especies costeras podrían haber sido explotadas hasta el punto de la extinción biológica casi total. Entre ellas se incluyen el cangrejo ladrón, algunas especies de jibias gigantes, la mayoría de las especies de tortugas y Neoepisesarma versicolor en algunos grupos de islas.

En el pasado, la mayor parte de las comunidades costeras de las Islas del Pacífico tenían alguna forma de ordenación de los recursos marinos adyacentes. Muchas veces, el sistema consistía en que los líderes comunitarios limitaban el acceso de extraños o adoptaban diversas formas de prohibición de las capturas para los residentes. La mentalidad actualmente dominante es que estos mecanismos funcionaron bastante bien en el contexto en que se utilizaron, pero no se pueden ignorar los numerosos cambios registrados en las condiciones de la ordenación incluendo:

El resultado neto de estos cambios parece ser un fuerte descenso de la eficacia de los sistemas anteriores de ordenación de los recursos pesqueros.

Aun cuando hay una considerable heterogeneidad entre los diferentes países insulares del Pacífico, la pauta general es que, durante el periodo colonial, se introdujeron en la mayor parte de esos países formas centralizadas de ordenación de los recursos por iniciativa de administradores en su mayoría expatriados. Adams (1997) afirma que los 50 primeros años del siglo XX se caracterizaron por la indiferencia gubernamental ante las cuestiones marinas. A partir de mediados del decenio de 1950, la mayor parte de los gobiernos de las Islas del Pacífico introdujeron diversas formas centralizadas de ordenación de los recursos costeros, normalmente a través de restricciones de distintos tipos (artes, temporadas, cuotas, áreas) estipuladas en forma de reglamentos en el marco de las leyes nacionales de pesca. Aunque los nuevos regímenes centrales muchas veces contaron con el apoyo de sistemas jurídicos, hubo poco respaldo técnico y escasas actividades de imposición coercitiva, sobre todo en las áreas distantes de los centros urbanos.

La ordenación centralizada se basa también en el supuesto más bien optimista de que, mediante estudios biológicos y económicos de los recursos costeros, sería posible multiplicar los beneficios de una pesquería. En general, los avances en esos estudios no estuvieron en consonancia con la capacidad o el deseo gubernamental de ponerlos en práctica.

A partir de los primeros años setenta, tanto los responsables de la ordenación pesquera como la comunidad interesada por el medio ambiente comenzaron a utilizar las áreas marinas protegidas como instrumentos de ordenación. En reconocimiento de las dificultades asociadas con la ordenación costera basada en medidas restrictivas, durante muchos decenios se ha hecho lo posible por alentar a los pescadores de zonas costeras a diversificarse emprendiendo actividades de pesca en los taludes profundos o en aguas de altura (atún y peces de fondo). Hay también una larga historia de promoción de la acuicultura en la región, entre otras razones porque el cultivo de los organismos marinos podría reducir la presión sobre los recursos costeros. Otro instrumento de ordenación ampliamente utilizado son las campañas de sensibilización de los residentes de las zonas costeras, emprendidas sobre todo por iniciativa de organizaciones ambientales.

Los responsables de la ordenación de la pesca son cada vez más conscientes de que, para lograr una mayor eficacia, gran parte de las actividades de ordenación de los recursos pesqueros deben ser de carácter comunitario. Esta tendencia se observa también entre los interesados en la conservación, a quienes el fracaso inicial en el establecimiento de zonas marinas protegidas convencionales ha llevado a intensificar los esfuerzos por implicar a las comunidades en la formulación y seguimiento de los acuerdos de conservación. No obstante, hay grandes diferencias entre los países insulares del Pacífico en lo que respecta a la ordenación comunitaria de los recursos pesqueros de la costa, en particular en la firmeza de su voluntad política, la base jurídica para las iniciativas de reducción de los niveles, el financiamiento disponible y las actividades de ordenación realmente emprendidas por las comunidades.

Hay también una conciencia cada vez más clara de que las realidades de las estadísticas pesqueras en la región exigen un cambio en el planteamiento de la información para poder lograr la ordenación de las pesquerías. Cada vez se comprende mejor que la dificultad para recopilar datos de evaluación de poblaciones en las pesquerías de arrecifes tropicales de numerosas especies, en general muy dispersas, es tan grande que en la práctica resulta insuperable. Por ejemplo, Johannes (1998) ha estimado que se necesitarían 400años-científico simplemente para llegar a una estimación básica estadísticamente válida sobre la abundancia de los peces de arrecife en las proximidades de las costas de Indonesia. Los países tropicales no pueden permitirse estas investigaciones y, aunque lo pudieran, el resultado sería muy poco eficaz en función de los costos. Ante tantos desafíos, los encargados de ordenación de la pesca están comenzando a considerar las perspectivas de ordenación no basada en datos, que no es lo mismo que ordenación sin información.

En las Islas del Pacífico, la ordenación sin datos tiene siglos de historia a sus espaldas, en forma de régimen marino consuetudinario. En la mayor parte de los casos, los métodos modernos de base científica aplicados a la ordenación de la pesca no han conseguido producir mejores resultados que los sistemas tradicionales, y en muchos casos las consecuencias han sido negativas para los recursos.

El régimen marino consuetudinario no consigue necesariamente la optimización de la producción pesquera, y puede dar lugar a diferencias en los mecanismos de ordenación entre dos localidades próximas. No obstante, en general se considera que será más fácil y más eficaz en función de los costos hacer que las comunidades apliquen sus propias normas de ordenación que introducir políticas centralizadas.

En un estudio reciente del Banco Mundial, se examina la ordenación de las pesquerías costeras en 31 lugares de las Islas del Pacífico. Una de las principales conclusiones era que se necesita urgentemente reducir el esfuerzo de pesca global. Aunque muchas de las comunidades estudiadas habían adoptado restricciones a las actividades pesqueras realizadas por extraños, pocas eran eficaces para regular sus propias capturas. Se necesitan nuevos esfuerzos para sensibilizar a los líderes tradicionales sobre los beneficios de limitar el esfuerzo de pesca y, en especial, las tecnologías pesqueras más eficientes (Bettencourt y Gillett, 2001). En dicho estudio se formularon también algunas observaciones sobre los reglamentos de ordenación de la pesca y se llegaba a la conclusión de que algunas de estas normas funcionan mejor que otras. Al parecer, había tres tipos de normas que conseguían un nivel mayor de observancia. Son las siguientes:

REFERENCIAS

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* Gillet, Preston y asociados

B17. OCÉANO AUSTRAL
Áreas estadísticas 48, 58 y 88 de la FAO

Ross Shotton *

INTRODUCCIÓN

El Océano Austral rodea la Antártida y representa aproximadamente el 15 por ciento de la superficie acuática del mundo. Desde la costa del continente se extiende hacia al norte hasta la Convergencia Antártica, zona con características físicas y biológicas especiales donde el agua fría del Océano Austral se encuentra con el agua subantártica, más calida y más salina, de los Océanos Atlántico, Índico y Pacífico, y pasa por debajo de ella. La posición de la Convergencia Antártica varía estacional y geográficamente, pero en general se encuentra próxima a los 50°S en los sectores atlántico e índico del Océano Austral y cerca de los 60°S en el sector pacífico. El Océano Austral (Figura B17.1) se divide en tres áreas estadísticas: Área 48 (Antártico atlántico) entre 70°O y 30°E, Área 58 (Antártico índico) entre 30° y 150°E, y Área 88 (Antártico pacífico) entre 150°E y 70°O. Cada área se subdivide en subáreas y divisiones.

Figura B17.1 - Océano Austral (Áreas 48, 58 y 88)

FiguraB17.1

El Océano Austral se caracteriza por una corriente circumpolar antártica que fluye hacia el este y una serie de giros que dan vueltas en el sentido de las agujas del reloj y contribuyen a una deriva de los vientos del oeste a lo largo de la costa antártica. El Océano Austral tiene tres zonas ecológicas distintas: una zona libre de hielos al norte, una amplia extensión con bancos de hielo estacionales, situada aproximadamente entre 55–60° y 70–75°S, y una zona con bancos de hielo permanentes, próxima al continente. El krill antártico, Euphausia superba , es abundante en la zona de bancos de hielo estacionales, donde constituye el alimento básico de muchas especies de ballenas, focas, aves y peces que habitan la región.

Los recursos marinos vivos del Océano Austral se capturan desde 1790, en que los primeros cazadores de lobos finos se mostraron interesados en sus pieles. Ya en 1825, algunas poblaciones de focas se habían cazado hasta el punto de la extinción casi total, y los cazadores comenzaron a concentrar su atención en el elefante marino y algunas especies de pingüinos, por su aceite. La caza de la ballena en esta zona comenzó en 1904, y se explotaron abundantemente las siete especies de ballenas que se encuentran en el Océano Austral. La pesca en gran escala no comenzó hasta los últimos años sesenta.

Figura B17.2 - Capturas nominales anuales ('000t) por grupos de especies CEIUAPA en el Mar Austral (Áreas 48, 58 y 88)

Figura B17.2

Fuente FAO

La captura de los recursos marinos vivos en el Océano Austral se ordena a través de la Comisión Ballenera Internacional, establecida en 1946, el Convenio para la Conservación de las Focas Antárticas, ratificado en 1978, y la Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos del Antártico (CCAMLR), establecida en 1982 (véase más información en http://www.ccamlr. org).

Figura B17.3 - Capturas nominales anuales ('000t) de especies seleccionadas de los grupos CEIUAPA 33, 34 y 46, Mar Austral (Áreas 48, 58 y 88)

Figura B17.3

Fuente FAO

Figura B17.4 - Capturas nominales anuales ('000t) de especies seleccionadas Mar Austral (Áreas 48, 58 y 88)

Figura B17.4

Fuente FAO

PERFIL DE LAS CAPTURAS

Se ha obtenido una captura acumulada de casi 9,0millones de toneladas de krill y peces en el Océano Austral entre 1969–1970, en que comenzaron los registros de la pesca comercial, hasta finales de 2001–2002 (el año de pesca en el Océano Austral va desde el 1 de julio hasta el 30 de junio del año siguiente). Entre 1976–1977 y 1991–1992 la mayor parte de las capturas nominales (80,5 por ciento) procedían del Área 48, es decir el Antártico atlántico (Figura B17.2 y Cuadro D16), y la especie dominante era el krill (Figura B17.3); le seguía en importancia la zona del Antártico índico, con el 19,0 por ciento de las capturas. En 2002, las cifras eran las siguientes: 93 por ciento en la zona atlántica, 6 por ciento en la índica y casi el 1 por ciento en la zona pacífica. Entre las especies comerciales del pasado destacaban los peces linterna (mictófidos, principalmente Electrona carlsbergi ), el draco rayado (Champsocephalus gunnari ), la trama jaspeada (Notothenia rossii ) y la trama patagónica (Patagonotothen guntheri ), pero las actividades pesqueras han reducido gravemente la abundancia de estos recursos. La principal pesquería es ahora la de la valiosa austromerluza negra (Dissostichus eleginoides y D.mawsonii ), que en 2002 representó el 63 por ciento del total del peso de las capturas, excluido el krill.

La explotación comercial del krill comenzó en 1972, y el volumen de las capturas anuales entre 1980 y 1992 fue superior a las 300 000 toneledas en la mayor parte de los años, y luego bajó a 80000–130 000 toneledas en los años recientes (Figura B17.3). Esta pesquería alcanzó su punto máximo de 528 200 toneledas en 1982, en que representó aproximadamente el 13 por ciento del total de las capturas mundiales de crustáceos, y las bajas cifras posteriores (126 000 toneledas en 2002) se deben a una disminución de los desembarques, no a la sobrepesca. Esta pesquería se concentra en las proximidades del Área 48, en torno a las Islas Shetland del Sur (Subárea48.1) e Islas Orkney del Sur (Subárea 48.2) en el verano, y en las zonas adyacentes a Georgia del Sur (Subárea 48.3) durante el invierno.

Las capturas registradas en las pesquerías de la trama jaspeada alcanzaron un máximo de 399700 toneledas en 1969–1970, y luego bajaron de forma vertiginosa a 101 560 toneledas en 1970–1971 y 2740 toneledas en 1971–1972, debido a la sobrepesca de esta población y al colapso de la pesquería (Figura B17.3). La pesca de arrastre de draco rayado en aguas intermedias comenzó en el decenio de 1970; esta pesquería se caracterizó por períodos de intensa pesca (219 340 toneledas en 1978 y 162 600 toneledas en 1983), seguidos de otros de bajas capturas y de posible agotamiento localizado entre el decenio de 1970 y los últimos años ochenta.

En los últimos años, las pesquerías del Océano Austral han tenido como principal objetivo el krill en las Áreas 48 y 58 (Figura B17.4). Se han realizado actividades exploratorias de pesca de calamar (Martialia hyadesi ) y cangrejo (en su mayoría Paralomis nep.) en el Área 48. La anterior pesca exploratoria de austromerluza antártica (Dissostichus mawsoni ) en el Área88 se ha convertido en una pesquería pequeña pero en escala comercial.

SITUACIÓN DE LOS RECURSOS Y ORDENACIÓN PESQUERA

En 1987 se decretó una moratoria de la captura comercial de ballenas, y se establecieron amplios refugios para ellas en el Océano Índico en 1979 y en el Océano Austral en 1994. Dentro de estos refugios está prohibida la captura comercial de ballenas. La recuperación de las poblaciones y la eficacia de la moratoria y de los refugios están siendo evaluadas por la Comisión Ballenera Internacional (CBI). Hay ciertos indicios de recuperación, pero la baja abundancia de algunas de las especies de mayor tamaño hace difícil la estimación de su número a partir de los datos sobre avistamientos. En el marco de sus actividades de investigación, el Japón captura anualmente varios centenares de rorcuales enanos, de una población total estimada en 700000. Por otro lado, la recuperación de las poblaciones de ballenas de estas áreas avanza lentamente, pero la situación varía según la especie. La ordenación de las ballenas en el Antártico, y en otros lugares, es competencia de la Comisión Ballenera Internacional.

La captura comercial de focas está regulada por el Convenio para la Conservación de las Focas Antárticas. Se establecieron límites de capturas anuales de focas cangrejeras (175000 ejemplares), focas leopardo (12000 ejemplares) y focas de Weddell (5000 ejemplares), y está prohibida la captura de lobos finos, elefantes marinos y focas de Ross con fines comerciales. No se ha realizado ninguna captura comercial en los últimos años.

En 1982, las Partes en el Tratado Antártico establecieron la Comisión para la Conservación de los Recursos Marinos Vivos del Antártico (CCAMLR) en el marco del convenio internacional, con el fin de aplicar el concepto de ecosistema a la conservación de los recursos marinos vivos en el Océano Austral y de introducir una idea de la conservación que incluye el aprovechamiento racional. En los principios de conservación establecidos en el Convenio se dispone que las poblaciones explotadas no pueden caer por debajo de una abundancia próxima a la que garantice su máximo aumento anual neto; las poblaciones agotadas deben reestablecerse hasta recuperar ese nivel de abundancia, y deben reducirse los riesgos de cambios en el ecosistema marino que no puedan ser reversibles en dos o tres decenios. Un aspecto importante es que deben mantenerse las relaciones ecológicas entre las especies explotadas, dependientes y relacionadas.

Estos principios estrictos representan la aplicación del concepto de ecosistema a la ordenación de los recursos vivos y distinguen al Convenio de la CCAMLR de otros regímenes regionales de ordenación de los recursos marinos. La ordenación de la pesca debe no sólo perseguir la conservación de las especies objetivo sino también tener en cuenta el efecto de la pesca en los animales que predan en ellos o son sus competidores. En su interpretación más amplia, el Convenio exige que las medidas de ordenación tengan en cuenta los efectos de las actividades en todos los organismos vivos del ecosistema antártico o en sus subsistemas.

La situación y ordenación del ecosistema marino del Océano Austral es objeto de revisión anual por los 23 países miembros de la CCAMLR, que tienen en cuenta la información recopilada sobre las pesquerías y los reconocimientos llevados a cabo en ellas, el Sistema de Observación Científica Internacional a bordo de los buques de pesca y el Programa de Seguimiento del Ecosistema de la CCAMLR. Los recursos pesqueros son objeto de revisión, y el régimen de ordenación se define mediante medidas de conservación que regulan todas las pesquerías existentes, nuevas y exploratorias, así como la pesca con fines de investigación dentro del área incluida en el Convenio de la CCAMLR (Áreas 48, 58 y 88).

Hay también medidas complementarias de ordenación en las aguas territoriales adyacentes a las Islas del Príncipe Eduardo y Marion (Sudáfrica) y las Islas Crozet y Kerguelen (Francia) en el Área 58. Resulta especialmente interesante la creación reciente de la mayor reserva marina plenamente protegida en el subantártico australiano. La Reserva Marina de las IslasHeard y McDonald, de 6,5 millones de hectáreas, permitiría mantener intacto uno de los últimos ecosistemas vírgenes del mundo. Rodea el grupo de islas deshabitadas entre Heard y McDonald, que incluye dos amplias zonas del Océano Austral. La reserva de Heard tiene como objetivo proteger el hábitat y las fuentes de alimentación de las focas, pingüinos y albatros, así como la vida marina.

Krill

El krill es un elemento fundamental en la cadena alimentaria del Océano Austral, y su población circumpolar se estima generalmente en unos 500 millones de toneladas, aunque hay gran incertidumbre sobre las estimaciones de producción de krill. Las capturas anuales recientes de krill, a saber, 84 000–118 705 toneledas en el último decenio (la cifra más alta correspondió a la campaña de 2001–2002), son muy inferiores a los límites de captura cautelares establecidos por la CCAMLR en 1,5 millones de toneladas en el Área 48 (con un máximo de 620000 toneledas por subárea), y 1,225 millones de toneladas en el Área 58 (775 000 toneledas en la División 58.4.1 y 450 000 toneledas en la División 58.4.2).

El descenso de las capturas de krill en 1992 (Figura B17.3) se atribuyó a factores económicos, al desplazamiento del esfuerzo de pesca hacia las pesquerías de peces de aleta y al desmoronamiento de la Unión Soviética, que hasta entonces había dominado esta pesquería; su declive no se debió a la sobrepesca. La recuperación de las pesquerías de krill dependería de los avances en la tecnología de captura y elaboración y la posibilidad de desarrollo de productos farmacéuticos basados en el krill.

Las pesquerías de krill son objeto de atenta supervisión, ya que los buques tratan de localizar las agregaciones de krill que se encuentran en la plataforma o en el talud continental, en muchos casos cerca de los lugares de reproducción de los depredadores de krill que residen en tierra, como los pingüinos. Dentro de la CCAMLR se ha manifestado la preocupación de que las capturas de krill en estas áreas puedan repercutir en los depredadores, agotando localmente su fuente de alimentación. La interacción entre las pesquerías de krill y los depredadores terrestres está siendo objeto de investigación en el marco del Programa de Seguimiento del Ecosistema de la CCAMLR. También preocupa el posible efecto del calentamiento global en la capa de hielo del Antártico y su posible repercusión en el ciclo vital del krill.

Austromerluza

La austromerluza negra se captura en pesquerías sometidas a reglamentación y evaluación en las Áreas 48 (Subárea 48.3) y 58 (Subáreas 58.6 y 58.7 y Divisiones 58.5.1 y 58.5.2). Las capturas anuales durante los 10 últimos años han oscilado entre 5 613 toneledas y 17 575 toneledas, con un máximo en la campaña de pesca de 1998–99. En cuanto a la campaña más reciente (2001/02), las capturas registradas fueron de 12 057 toneledas (Figura B17.4). Las capturas fuera del área del Convenio de la CCAMLR fueron de 9 017 toneledas durante esa campaña, en comparación con las 25054toneledas de la anterior. La mayor parte de estas capturas se consiguieron, al parecer, en las áreas estadísticas 52, 57 y 87 de la FAO. Se han identificado varias pesquerías nuevas y exploratorias, algunas de ellas centradas en la austromerluza negra y la austromerluza antártica (Dissostichus mawsoni ) en los sectores meridionales de las Áreas 58 y 88. La austromerluza se captura con palangre, excepto en las Divisiones 58.5.1 y 58.5.2, donde se utiliza el arrastre.

Se han introducido reglamentos rigurosos para reducir la captura incidental de aves marinas y mamíferos marinos. Entre ellos se incluyen las líneas con cabos sueltos para alejar a las aves, la utilización de cebos descongelados para que se sumerjan lo antes posible, el calado de los palangres por la noche con un mínimo de iluminación en cubierta, la prohibición de la evacuación de despojos mientras se calan las redes y la del uso de cables conectados con mecanismos de monitoreo de las redes en la pesca de arrastre.

Los límites de las capturas y las áreas de operación para las pesquerías de la austromerluza están definidas en las Medidas de Conservación. En lo que respecta a la campaña pesquera de 2002/03, la captura totale permisible (CTP) para la austromerluza (Dissostichus nep.) se fijó en 7 810 toneledas para él Área 48.3; para el Área 58.5.2 (Islas Heard y MacDonald) se recomendó una CTP de 2 879 toneledas. En varias de las otras áreas del Convenio no fue posible ofrecer asesoramiento sobre la ordenación o se recomendó que la pesquería se cerrara o continuara cerrada (CCAMLR, 2002).

La abundante pesca ilegal y no regulada de austromerluza que ha tenido lugar en los últimos años es motivo de gran preocupación, sobre todo en el Área 58, pero ahora es posible que se registre también en las Áreas 88.1 y 51. Esta actividad destructiva representa una amenaza para las poblaciones de austromerluza como consecuencia de la sobrepesca, y para las poblaciones de aves marinas debido a las capturas incidentales y a la mortalidad ocasionada durante las actividades con palangre. La lucha contra este tipo de pesca es fundamental para alcanzar los objetivos de la CCAMLR.

El Comité Científico de la CCAMLR ha reconocido la necesidad de incluir estimaciones precisas de la pesca ilegal, no documentada y no reglamentada (pesca INDNR) en el Área del Convenio y de reconocer que la inclusión de las estimaciones de la pesca INDNR como parte de las CTP reducirá considerablemente el rendimiento disponible para los pescadores legales. Se reconoció que la estimación de las capturas INDNR sería difícil y requeriría más personal especializado del que dispone el Comité Científico de la CCAMLR.

Draco

Las poblaciones de draco registran al parecer grandes variaciones de abundancia, y la pesca comercial de esta especie se concentra en los períodos en de mayor abundancia. A pesar de ello, no se ha observado ninguna señal de recuperación de esta población que, aunque generó un total de capturas de 162 598 toneledas en 1983, a lo largo del último decenio sólo ha tenido un promedio de capturas anuales de 1 324 toneledas, período en que cayeron por debajo de las 100 toneledas en tres de esos años. Se llevan a cabo periódicamente reconocimientos de pre-reclutas mediante arrastre para estimar la abundancia de la población; esta información constituye la base para el asesoramiento sobre la ordenación. En las campañas de 1991–1992 y 1994–1995 se prohibió la pesca directa de draco en el Área 48. El límite de capturas para 2000/01 se fijó en 5 557 toneledas para la Subárea 48.3, aunque no parecía que pudiera alcanzarse ese volumen. Así pues, la CTP para 2002/03 se fijó en 2181 toneledas. En el Área 58.5.1 (Islas Kerguelen) la pesquería se mantuvo cerrada, y en el Área 58.5.2 (Islas Heard y McDonald) la CTP se fijó en 2 980 toneledas, lo que representa un aumento con respecto a las 885toneledas de la temporada precedente.

Otras especies

La pesca comercial de otros tres grupos de especies está actualmente autorizada en virtud de las Medidas de Conservación de la CCAMLR dentro del Área 48 (Subárea 48.3). Se fijaron límites de capturas anuales de 109 000 toneledas para los peces linterna durante 1999/00, pero no se ha registrado ninguna captura de esta especie.

La CCAMLR examina también la información relativa a las especies que son objeto de capturas incidentales. Entre las de mayor interés se incluyen los macrúridos y los ráyidos, además de las capturas incidentales de las principales especies que son objeto de ordenación, a saber la austromerluza y el draco. Se dispone de datos sobre las capturas incidentales en la pesca de arrastre y con palangre. En CCAMLR (2002) se observa que en las Subáreas 88.1 y 88.2 el porcentaje de macrúridos y rayas ha oscilado entre el 1–27 por ciento y el 1–15 por ciento, respectivamente. Durante la campaña de 2001/02, las capturas de Macrourus whitsoni y de elasmobranquios representaban el 12 por ciento y el 2 por ciento, respectivamente, del total de las capturas. En general, los macrúridos constituyen aproximadamente el 10 por ciento del total de las capturas en la mayor parte de las áreas, y los elasmobranquios menos del 10 por ciento. La CCAMLR ha introducido normas internacionales de pesca que obligan a las embarcaciones a cambiar de lugar si el volumen de las capturas incidentales supera un determinado umbral. Por ejemplo, en la Subárea 88.1 durante la campaña de 2001/02, la norma que obliga a los barcos a desplazarse a otro lugar fue aplicada al aparecer macrúridos, hasta en el 20 por ciento de los palangres calados, y al aparecer elasmobranquios, hasta en el 4 por ciento de los lances con red de arrastre.

REFERENCIAS

CCAMLR. 2002. Report of the Twenty-first Meeting of the Scientific Committee (Hobart, Australia, 21–25 October 2002). SC-CCAMLR-XX1. 75pp.

* FAO, Servicio de Recursos Marinos, Dirección de Recursos Pesqueros.


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