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¿Es compatible la libertad de comercio con la ordenación forestal sostenible?

M. Shimamoto, F. Ubukata e Y. Seki

Mihoko Shimamoto pertenece a la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Hosei, Tokio (Japón).
Fumikazu Ubukata es becario investigador de la Sociedad Japonesa para la Promoción de la Ciencia, en la Escuela Superior de Estudios Asiáticos y Africanos, Universidad de Kyoto (Japón).
Yoshiki Seki trabaja en el Proyecto de conservación forestal del Instituto para Estrategias Medioambientales Mundiales, Hayama, Kanagawa (Japón).

Resumen de un estudio sobre las consecuencias de la liberalización del comercio en tres países de Asia sudoriental1.

Un análisis de los ejemplos de Filipinas, Tailandia e Indonesia indica que la libertad de comercio no siempre favorece la ordenación forestal sostenible.

En Filipinas, las industrias de productos forestales se han especializado en los mercados interiores desde el último decenio del siglo XX. Al escasear la madera valiosa de los bosques naturales, los productores filipinos de contrachapados han recurrido a maderas de inferior calidad de árboles plantados por campesinos locales. Las maderas importadas se utilizan para la capa exterior del contrachapado, pero la madera local sirve para el núcleo interior. Los árboles plantados para responder a esta demanda son beneficiosos para el medio ambiente.

No obstante, en respuesta a la petición de la Asociación de Naciones del Asia Sudoriental (ASEAN) y de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el Gobierno de Filipinas redujo sus aranceles sobre las importaciones de contrachapados del 50 por ciento en 1995 al 20 por ciento en 1997. Las industrias nacionales de productos forestales perdieron así su parte en el mercado en favor de los productos importados. Las compañías nacionales de contrachapados han pronosticado que si los aranceles siguen cayendo los contrachapados nacionales no podrán competir con los importados. Si continúa la liberalización de los mercados internacionales de la madera, el mercado no impulsará la reforestación, sobre todo en las zonas montañosas remotas, las pendientes abruptas y las zonas de suelos pobres.

Análogamente, en Tailandia el gobierno ha promovido la reforestación por los agricultores locales. Pero estos esfuerzos solo han fructificado para las Eucalyptus spp., que tienen un mercado seguro como pasta. La plantación de especies indígenas como teca se ha paralizado, y los productores nacionales de madera aserrada y contrachapados se abastecen ahora con maderas importadas. El gobierno ha introducido un sistema de subvenciones a la plantación de especies arbóreas indígenas. Sin embargo, ha reducido también los aranceles de importación y ha abierto las fronteras a maderas importadas, sin adoptar políticas ni medidas que estimulen el mercado nacional de maderas de especies indígenas.

Con sus extensos bosques primarios, Indonesia puede ser todavía competitiva en sus productos forestales utilizando materias primas y mano de obra baratas. Sin embargo, las políticas de promoción de la exportación de productos forestales para obtener divisas han conducido a una intensa corta ilegal que ha acelerado la degradación de los bosques naturales, y algunos investigadores predicen que los recursos forestales naturales de Indonesia se habrán agotado en 2030.

Estos ejemplos indican que, en general, las políticas de sostenibilidad en el uso de la tierra no pueden dar resultado sin incentivos o desincentivos económicos, entre ellos medidas comerciales. Para establecer plantaciones forestales, se precisan mercados para la madera de las especies plantadas. En cambio, para impedir la pérdida de bosques primarios, hay que recortar el mercado de la madera.

La ordenación forestal sostenible no ha de ir acompañada solamente de incentivos económicos; también son indispensables medidas legales y administrativas. Pero la lógica popular de que el libre comercio de productos forestales puede armonizarse con la ordenación forestal sostenible si los gobiernos tienen suficiente capacidad administrativa en el sector forestal no es convincente. Las reglas del comercio internacional deben considerar el control del comercio de productos forestales desde el punto de vista de la sostenibilidad de los bosques y de su uso.

Actualmente, la OMC tiene solo dos categorías para los productos básicos objeto de comercio: las mercaderías industriales y las agrícolas. Los productos forestales se clasifican como productos industriales. Si hubiera una nueva clasificación de los recursos naturales, que incluyera la madera en rollo y los productos forestales semielaborados, podrían adoptarse medidas de control del comercio en beneficio de la sostenibilidad de los bosques.

Una serrería en Indonesia
S. ROSE


1 Resumen realizado por los autores de su artículo “Forest sustainability and the free trade of forest products: cases from Southeast Asia”, Ecological Economics, 50: 23-34, 2004.

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