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Parte 2
El papel de la FAO


La FAO y el programa de cooperación técnica

La FAO ofrece su asistencia a los países en la elaboración de políticas nacionales en distintos campos: desarrollo, agricultura, ganadería, pesca, gestión de recursos naturales, políticas de alimentación y nutrición.

La FAO interviene de la siguiente manera:

La FAO ofrece, además, su apoyo en los siguientes ámbitos:

La FAO ofrece asistencia directa a las políticas de los países a través de:

Contribución de la FAO a la aplicación de la CEDFM en el ámbito del derecho agrario o de la tenencia de la tierra

De acuerdo con la experiencia de la FAO, la tierra constituye una fuente fundamental de riqueza, de estatuto social, de poder y de bienestar. Representa, sobre todo para las mujeres, la fuente principal de empleo en las regiones rurales. Dado que en numerosas sociedades existe cierta relación entre el poder de tomar decisiones de la persona y su patrimonio agrario, la tierra desempeña un rol esencial en lo cultural, religioso y jurídico. La integración o la exclusión social están ligadas a la situación de la persona respecto a sus derechos de tenencia de la tierra.

En el caso de la mujer rural, los derechos de acceso a la tierra están regidos por tres aspectos importantes:

De acuerdo con la FAO, las principales cuestiones para la aplicación de la CEFDM son:

La FAO además sugiere:

La correcta aplicación de la CEFDM implica una constante atención a las principales dificultades a las cuales debe hacer frente el desarrollo y la desigualdad de género:

Factores rurales que influyen en la pobreza de las mujeres rurales y sus familias

  • Las mujeres carecen de acceso y control respecto a los recursos y a los servicios productivos.

  • Paro y subempleo generalizado de las mujeres rurales.

  • Persistencia de una desigualdad de género en materia de empleo y remuneración.

  • Exclusión de las mujeres y los pobres de los procesos de decisión y de programación.

  • Marco jurídico que favorece a los hombres en perjuicio de las mujeres.

  • Prejuicios culturales que impiden reconocer los derechos humanos de las mujeres.

  • Evolución de las condiciones socioeconómicas - crecimiento demográfico, nuevas tipologías de empleo y expansión de la economía de mercado que pueden excluir a las mujeres - debido a la creciente globalización y a las repercusiones del VIH/SIDA en los medios de subsistencia.

  • Migraciones urbanas y periurbanas.

  • Incorporación y/o sustitución de las instituciones tribales y religiosas por parte de estructuras gubernamentales nacionales/locales.

  • Existencia de los regímenes de sucesión que discriminan a la mujer.

  • Migración y empleo no agrícola.

  • Evolución de la estructura familiar a causa de muertes, divorcios, minusvalías.

Las dificultades para obtener un alojamiento urbano adecuado

  • Las categorías pobres, por falta de tiempo y de fondos, no logran obtener títulos de oficialización de la propiedad ni de las transacciones agrarias.

  • Los procedimientos administrativos y de consulta de los expedientes oficiales requieren tiempo y un cierto nivel de instrucción.

  • La evolución de las normativas que regulan la utilización de la tierra, que conlleva actividades remuneradas y perjudican la seguridad de las personas que trabajan en su casa.

Fuente: FAO 1997. «Gender: the Key to sustainability and tool security» FAO Departamento de Desarrollo Sostenible, Roma, Italia.
www.fao.org/WAICENT/FAOINFO/SUSDEV/Wpdirect/Wpdoe002.htm

LA EXPERIENCIA DE LA FAO EN MATERIA DE DERECHO DE TENENCIA DE LA TIERRA

La FAO ha podido constatar que los países que han aceptado el compromiso político y financiero de asegurar los mismos derechos de propiedad a los hombres y a las mujeres se han desarrollado más rápidamente que los otros y han alcanzado un nivel más elevado de seguridad alimentaria, de bienestar social y de salud. La FAO insiste, además, en el hecho que hay que reconocer y comprender los valores y las prácticas socioculturales, así como los cambios socioeconómicos que limitan el acceso de las mujeres a la tierra. La FAO sugiere, por tanto, incluir los siguientes elementos para alcanzar la igualdad de género:

1. Marcos jurídicos que estipulen de manera explícita que las mujeres y los hombres tienen derecho a la propiedad privada. Para que los marcos jurídicos sean más eficaces deben incluir y poner en evidencia los sistemas de cumplimiento de la ley tradicionales.

2. La completa participación de las partes interesadas locales es indispensable para el éxito de un programa; de lo contrario, la cooperación de población no está garantizada.

3. Los programas aplicados de manera local deben tener en cuenta las dificultades que pueden crear obstáculos a la participación de ciertos grupos como las mujeres.

4. Datos desglosados por sexo. Gracias a este tipo de información podemos determinar el número de mujeres que se benefician de los programas de reforma agraria o legislativos.

5. La igualdad de acceso a otras formas de propiedad como las cooperativas o las asociaciones de comercialización. Favoreciendo el acceso equitativo de las mujeres a estos grupos, reconocemos sus capacidades de gestión, que pueden aplicarse también en otras actividades económicas satisfactoriamente.

6. La utilización de datos desglosados por sexo en los programas de reforma agraria. Cuando los países encarguen estudios destinados a programas sociales, jurídicos o económicos deberán asegurarse de que estos sean sensibles a los asuntos de género.

7. Un programa de sensibilización sobre la problemática de género, dirigido a convencer a las mujeres y a los hombres de la importancia de la igualdad de derechos.

La FAO y el Plan de Acción sobre Género y Desarrollo (2002-2007)

El Plan de Acción de la FAO sobre género y desarrollo (2002-2007) es la continuación de muchos otros planes.

Constituye un marco de referencia para dar continuidad a la Declaración de Beijing y al Artículo 14 de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (CEFDM) así como al documento titulado: Las mujeres en el año 2000, igualdad de género y desarrollo para el siglo XXI.

El Plan de Acción Género y desarrollo retoma los objetivos enunciados en la Declaración de Roma sobre la seguridad alimentaria mundial, así como en el Plan de Acción de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de 1996. Integra la Consulta sobre la mujer rural organizada por la FAO en Roma en 1999, titulada: Igualdad de oportunidades y seguridad alimentaria, el papel de la información.[2]

El Plan de Acción da una respuesta al imperativo que figura en la Declaración de la Naciones Unidas para el Milenio: «Promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer como medio eficaz para combatir la pobreza, el hambre, la enfermedad y para estimular un desarrollo verdaderamente sostenible».

El objetivo del Plan de Acción es la eliminación de los obstáculos en la participación activa e igualitaria de las mujeres y los hombres en las actividades agrícolas y de desarrollo rural, y en la repartición equitativa de los beneficios. El Plan de acción recuerda que la colaboración basada en la igualdad de género es una condición indispensable para el desarrollo agrícola y rural sostenible centrado en el ser humano.

Con el Plan de Acción la FAO ayuda a los países miembros a alcanzar tres objetivos:

Para conocer los objetivos específicos del Plan de Acción y de las numerosas acciones llevadas a cabo por la FAO consultar el Anexo 2.

La FAO y la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después

La Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después en 2002 ha confirmado el compromiso asumido durante la Declaración de Roma sobre la seguridad alimentaria mundial, en noviembre de 1996 de erradicación del hambre en el mundo y de reducción a la mitad el número de personas mal nutridas antes del 2015.

Esta Cumbre reconoce los numerosos aspectos de la seguridad alimentaria y su relación con la «plena participación de las mujeres en la economía en un plan de igualdad». Las mujeres ocupan una posición central en la agricultura de los países en desarrollo, sobre todo en el caso de las mujeres rurales, cruciales en la lucha contra el hambre y la pobreza.

Entre los compromisos precedentes, el objetivo 1.3 trata de la igualdad de género y de la potenciación de la mujer. Los gobiernos se comprometen a:

a. sostener y concretar los compromisos asumidos durante la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing 1995) dirigidos a la incorporación de los asuntos de género en todas las políticas;

b. estimular la plena participación de las mujeres en la economía en un plan de igualdad con los hombres y, para ello, introducir y aplicar una legislación que tenga en cuenta los asuntos de género y que garantice a las mujeres un acceso seguro e igualitario a los recursos productivos como el crédito, la tierra y el agua y su control;

c. garantizar que las instituciones aseguren un acceso igualitario a las mujeres;

d. asegurar la igualdad de posibilidades a hombres y mujeres en la educación y la capacitación en los ámbitos de la producción, la transformación y la comercialización de los productos alimentarios;

e. adaptar los servicios técnicos y de apoyo a las mujeres productoras y aumentar el número de agentes femeninos;

f. mejorar la recopilación, la difusión y la utilización de los datos desglosados por sexo en la agricultura, la pesca, los bosques y el desarrollo rural;

g. dedicar actividades de investigación sobre la división del trabajo, el acceso a los ingresos y el control de los mismos en el hogar;

h. recopilar información sobre los conocimientos y las prácticas tradicionales de las mujeres en el ámbito de la agricultura, la pesca, los bosques y la gestión de los recursos naturales.

Estos compromisos fueron confirmados en la Cumbre Mundial sobre la Alimentación:

[Los jefes de Estado] “Reafirmamos la necesidad de asegurar la igualdad de género y de apoyar la autonomía de la mujer, reconocemos y apreciamos el papel permanente y vital de las mujeres en la agricultura, la nutrición y la seguridad alimentaria, así como la necesidad de integrar estas consideraciones en todos los aspectos de la seguridad alimentaria; reconocemos la necesidad de adoptar medidas destinadas a garantizar que el trabajo de la mujer rural sea reconocido y apreciado, para reforzar la seguridad económica de esas mujeres y su acceso a los recursos, al crédito, a los servicios y ventajas, así como el control por parte de ellas sobre dichos recursos”.

Estos compromisos de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación y de la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después están de acuerdo con los objetivos de la CEFDM y contribuyen a su aplicación y refuerzo.

Conclusión

Mientras, por una parte, las dificultades para lograr la igualdad de género son enormes, por otra, comienzan a vislumbrarse algunos progresos. La adhesión de 177 Estados Partes a la Convención contra la discriminación respecto a la mujer testimonia la voluntad de mejorar la situación de la mujer rural.

Las culturas y las leyes consuetudinarias se sobreponen a las leyes tradicionales y constituyen obstáculos significativos; sin embargo, la FAO -con los actores del desarrollo sostenible- es capaz, gracias a su larga experiencia, de proporcionar una ayuda inestimable para afrontar, gestionar y resolver los problemas.


[2] Memoria:

FAO:
1989 -1995 Primer Plan de Acción - Para la integración de la mujer en el desarrollo agrícola
1996 - 2001 Segundo Plan de acción - Para la mujer en el desarrollo
2002 - 2007 Tercer Plan de Acción - Sobre Género y desarrollo

ONU:

1975 Primera Conferencia Mundial sobre la mujer
1975 -1985 Decenio de las Naciones Unidas para la mujer
1985 Segunda Conferencia Mundial sobre la mujer - Nairobi - Estrategias perspectivas de acción para la promoción de la mujer de hoy al año 2000
1990 Tercera Conferencia Mundial sobre la Mujer - Copenhague - Examen a mitad del recorrido
1995 Cuarta Conferencia Mundial sobre la mujer - Beijing Programa de Acción de Beijing
2000 Asamblea General de las Naciones Unidas - Sesión extraordinaria - Beijing + 5


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