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IV. Cercano Oriente y África del Norte

PANORAMA REGIONAL

Resultados económicos generales

En la región del Cercano Oriente y África del Norte se registró un crecimiento real del PIB del 5,9 por ciento en 2000, lo que representa una notable recuperación con respecto al 1,1 por ciento logrado en 1999 y una tasa notablemente superior al promedio del 3,3 por ciento de 1993-9983. La mejora de los resultados económicos se basó en gran medida en el aumento considerable de los precios del petróleo, principal factor económico para muchos países de la región. Según las proyecciones, el crecimiento real del PIB habrá sido del 1,8 por ciento en 2001, ya que han empeorado las condiciones económicas generales de la región debido sobre todo al descenso pronunciado del crecimiento económico mundial con sus efectos adversos concomitantes en la demanda de petróleo y, por lo tanto, en los precios de éste.

El crecimiento real del PIB en la región del Cercano Oriente y África del Norte fue del 5,9 por ciento en 2000, debido sobre todo a la subida de los precios del petróleo.

Los acontecimientos del 11 de septiembre han hecho bajar aún más los precios del petróleo, lo mismo que los de la mayoría de los productos básicos distintos de los combustibles. Se prevé que los más afectados serán los países exportadores de petróleo, pero las consecuencias se amortiguarán en varios países, en particular en el Cercano Oriente, gracias a las políticas económicas relativamente conservadoras que se adoptaron cuando los precios del petróleo eran altos. Las preocupaciones por la seguridad en la región han contribuido también al descenso del turismo que tiene especial importancia en Egipto y Jordania.

En la República Islámica del Irán, el crecimiento del PIB disminuyó ligeramente, del 5,8 por ciento en 2000 al 5 por ciento en 2001. La mejora de la producción agrícola después de una larga sequía, los buenos resultados en los sectores de la construcción y la manufactura y el repunte de la demanda interna, son los factores que se prevé impulsarán el crecimiento económico en 2002.

Arabia Saudita consiguió la notable tasa de crecimiento económico del 4,5 por ciento en 2000, pero se prevé que se habrá reducido a sólo el 2,3 por ciento en 2001. Para 2002 se prevé una ulterior reducción a algo más del 1,5 por ciento. El país está aplicando restricciones de gastos para mitigar los efectos de las fluctuaciones de los precios del petróleo y reducir la elevada deuda interna.

La desaceleración del crecimiento económico mundial y los acontecimientos del 11 de septiembre han reducido el crecimiento regional, proyectado en el 1,8 por ciento para 2001.

Argelia, otro país productor de petróleo, registró un crecimiento real del PIB del 2,4 por ciento en 2000, y para 2001 se había previsto un aumento del 3,6 por ciento. El fondo de estabilización del petróleo, creado durante el período de precios altos de este combustible, ayudará a amortiguar el descenso del crecimiento, por lo que se prevé que éste se mantendrá relativamente bien en torno al 3,5 por ciento en 2002.

El crecimiento del PIB en Marruecos fue sólo del 0,8 por ciento en 2000, lo que se debe principalmente a los efectos negativos de condiciones climáticas adversas en el rendimiento de la agricultura. Se estima que en 2001 el crecimiento del PIB ha sido del 6,1 por ciento y, para 2002, las proyecciones indican un incremento real del 4,4 por ciento.

En Egipto, el crecimiento real del PIB ha disminuido del 5,1 por ciento en 2000 a la tasa del 3,3 por ciento indicada por las proyecciones para el 2001. Se espera que la depreciación del 25 por ciento de la moneda desde mediados del 2000 y el Acuerdo de comercio libre entre la Unión Europea y Egipto de mediados de 2001 estimulen el comercio de mercancías.

Por lo que respecta a Jordania, Líbano y la República Árabe Siria, según las proyecciones, el crecimiento económico habrá sido algo inferior al del conjunto de la región, debido sobre todo a la difícil situación en lo que respecta a la seguridad.

La economía de Turquía reanudó su crecimiento con respecto a la contracción del 4,7 por ciento padecida en 1999. En 2000 el crecimiento real fue del 7,2 por ciento, pero para 2001, se ha previsto que volvería a reducirse al 6,1 por ciento. El consumo privado84 y los gastos fijos de inversión descendieron mucho debido a la incertidumbre de las perspectivas de la política después de la devaluación. Estas tendencias se han acentuado debido a las repercusiones de los ataques en la economía mundial. Se espera que la economía vuelva a crecer en 2002 a una tasa proyectada en el 4 por ciento.

La sequía redujo gravemente la producción agrícola en la región, que no creció en 2000 tras la reducción del año anterior. Muchos países siguieron padeciendo sequía en 2001.

Resultados de la agricultura

El factor dominante en la región durante el año 2000 fue la sequía. La producción agropecuaria se estancó tras haber registrado una disminución del 4,2 por ciento en 1999. La producción de cereales disminuyó por segundo año consecutivo. Muchos países siguieron padeciendo sequía también en 2001, por tercer año consecutivo en muchos casos, y se estima que la producción agrícola se ha reducido casi en un 2 por ciento. Las consecuencias habrían sido peores de no ser por el efecto amortiguador de los regadíos en la región.

En África del Norte, la producción agrícola aumentó sólo el 0,7 por ciento en 2000 después de haber registrado aumentos del 2 y 7,1 por ciento en 1999 y 1998. Las cosechas se redujeron en un 0,7 por ciento, siendo de señalar el descenso del 9,7 por ciento en la producción de cereales, que disminuyó por segundo año consecutivo. En cambio, la producción ganadera aumentó un 2,4 por ciento. Según las proyecciones, en 2001 se habrá logrado un modesto aumento del 0,7 por ciento en la producción agropecuaria total. Aunque se prevé que las cosechas aumentarán el 0,8 por ciento, se espera lograr un gran crecimiento del 11,4 por ciento en la producción de cereales.

La producción agropecuaria de Marruecos disminuyó un 3,7 por ciento en 2000 después del descenso del 10,5 por ciento padecido el año anterior. La sequía perjudicó gravemente la producción de cereales que disminuyó otro 51,8 por ciento tras el descenso del 46,7 por ciento en 1999. La producción agrícola se estancó en los años noventa debido sobre todo a la predominancia de cultivos sensibles a la sequía, como los cereales, y a la mayor incidencia de la sequía. El país experimentó seis sequías en el período 1990-2000. Las proyecciones para 2001 señalan un incremento de la producción cercano al 5 por ciento en 2001, con una producción agregada de cereales que se habrá más que duplicado en comparación con la del año 2000.

En Argelia, la producción agrícola disminuyó un 4,7 por ciento en 2000. La de cereales se redujo un 61 por ciento tras el descenso del 36 por ciento en 1999. Para 2001, se esperaba un crecimiento de casi el 9 por ciento en la producción agropecuaria total. Se estima que la producción agregada de cereales será de 2,6 millones de toneladas, en comparación con los 0,9 millones de toneladas cosechados en el año 2000 y con el promedio de 2,3 millones de toneladas de los últimos cinco años.

También en Túnez, una sequía relativamente grave perjudicó al sector agrícola en 2000 y la producción agropecuaria total disminuyó un 4,9 por ciento. La de cereales bajó el 42 por ciento, mientras que la ganadera aumentó en la modesta tasa del 1,7 por ciento. Para 2001, las proyecciones indican un descenso ulterior de la producción agropecuaria del 8,7 por ciento aproximadamente. En cambio, en lo que respecta a los cereales, según estimaciones oficiales la producción de 2001 habrá ascendido a 1,35 millones de toneladas, el 24 por ciento más que en 2000. En cambio, la producción aceitunera, que ocupa un tercio de las tierras agrícolas, fue la más baja de los últimos 20 años. La cosecha de 2001-02 fue inferior en más del 50 por ciento a la del año precedente.

La producción agropecuaria de Egipto aumentó un 4,4 por ciento en 2000, tras la expansión del 6,5 por ciento lograda en 1999. La producción de cereales aumentó el 3,7 por ciento después de haber crecido un 10,3 por ciento en 1999. En este país casi el 100 por ciento de la producción de cereales depende del Nilo y de las aguas subterráneas, por lo que está más protegida de los efectos de la sequía. No obstante, para 2001 se ha pronosticado una reducción del 1,1 por ciento en la producción agropecuaria total, mientras que, según las proyecciones, la de cereales habrá disminuido un 6 por ciento.

Los países del Consejo para la Cooperación del Golfo (CCG)85 registraron un descenso de la producción agropecuaria del 1 por ciento en 2000. Las cosechas disminuyeron el 1,7 por ciento, y la de cereales, en particular, se redujo un 10 por ciento. La producción ganadera aumentó ligeramente el 0,8 por ciento. En 2001, según las proyecciones, la producción agropecuaria habrá aumentado el 1,3 por ciento, aproximadamente, con un estancamiento de la producción de cultivos y un aumento de la ganadera del 1,9 por ciento.

La tierra agrietada por la sequía
La región del Cercano Oriente y África del Norte se caracteriza por precipitaciones escasas y variables. La sequía es un fenómeno constante en grandes zonas de la región.

FAO/18027/I. BALDERI

En la región del Cercano Oriente de Asia (con exclusión de los países del CCG), la producción agropecuaria disminuyó el 0,3 por ciento en 2000 tras el descenso del 7 por ciento padecido en 1999. La producción de cultivos se estancó y la ganadera disminuyó el 1,3 por ciento. Según las proyecciones para 2001, la producción agropecuaria habrá disminuido otro 3,2 por ciento, mientras que la producción de las cosechas y la ganadería se habrán reducido respectivamente en el 4,4 y 1,3 por ciento.

En Turquía, la producción agropecuaria total disminuyó el 0,8 por ciento en 2000 tras registrar un descenso del 5,2 por ciento en 1999. Sin embargo, la de cereales aumentó casi el 8 por ciento tras haber disminuido un 23 por ciento en 1999. Se preveían resultados relativamente malos también en 2001, con un descenso ulterior de la producción agrícola del 1,1 por ciento y una reducción del 9 por ciento en la de cereales.

Las sequías de 1998, 1999 y 2000 redujeron gravemente la producción agrícola de Jordania. Aunque en 2000 se recuperó algo con respecto a 1999, se ha previsto un descenso ulterior del 6 por ciento aproximadamente en 2001.

Las tierras muy productivas son también muy vulnerables a la sequía, y hace falta una cuidadosa ordenación de los suelos para evitar daños irreversibles.

Como consecuencia de la persistencia de la sequía, la producción agropecuaria de la República Islámica del Irán ha disminuido otro 0,3 por ciento en 2000 tras el descenso del 6,3 por ciento registrado el año anterior. La sequía ha continuado afectando a la agricultura en 2001 y se prevé que la producción habrá disminuido el 8,5 por ciento aproximadamente. Se estima que la producción de cereales ha disminuido aún más, totalizando 11,9 millones de toneladas, cifra que representa el nivel más bajo registrado en más de un decenio. Los tres años de extremada sequía han afectado gravemente a un 90 por ciento de la población rural, urbana y nómada. Se estima que 200 000 propietarios nómadas de ganado han perdido su única fuente de subsistencia. Además de la sequía padecida en todo el país, las lluvias torrenciales de agosto del 2001 devastaron las zonas productoras de arroz, algodón y trigo y destruyeron millares de hectáreas de tierras de labranza en las provincias septentrionales de la República Islámica del Irán.

Cuadro 26
TASAS DE CRECIMIENTO ANUAL DEL PIB REAL EN EL CERCANO ORIENTE Y ÁFRICA DEL NORTE

País/región

1996

1997

1998

1999

2000

2001

20021

 

(Porcentaje)

Argelia

3,8

1,1

5,1

3,2

2,4

3,6

3,4

Egipto

5,0

5,3

5,7

6,0

5,1

3,3

3,3

República Islámica del Irán

5,9

2,7

3,7

3,1

5,8

5,0

4,8

Marruecos

12,2

-2,2

6,8

-0,7

0,8

6,1

4,4

Arabia Saudita

1,4

2,0

1,7

-0,8

4,5

2,3

1,6

Turquía

6,9

7,6

3,1

-4,7

7,2

-6,1

4,1

Cercano Oriente y África del Norte2

5,1

5,1

4,1

1,1

5,9

1,8

3,9

1 Proyecciones.
2 Incluyendo Bahrein, Chipre, Egipto, Iraq, la República Islámica del Irán, Jordania, Kuwait, Líbano, la Jamahiriya Árabe Libia, Malta, Omán, Qatar, Arabia Saudita, la República Árabe Siria, Turquía y Yemen.
Fuente: FMI. 2001. Perspectivas de la economía mundial, diciembre. Washington, D.C.

Cuadro 27
TASAS DE CRECIMIENTO NETO DE LA PRODUCCIÓN EN EL CERCANO ORIENTE Y ÁFRICA DEL NORTE

Año

Agropecuaria

Cereales

Agrícola

Alimentaria

Ganadera

No. alimentaria

 

(Porcentaje)

1992-96

3,3

3,3

3,7

3,4

2,9

3,1

1997

-2,7

-12,1

-6,4

-3,3

6,0

8,2

1998

9,0

16,8

11,0

9,8

3,3

-2,1

1999

-4,2

-17,7

-6,4

-4,3

1,7

-1,8

2000

0,0

-6,1

-0,2

-0,1

0,0

1,8

20011

-1,9

2,8

-2,6

-1,9

-0,4

-1,7

1 Cifras preliminares.
Fuente: FAOSTAT.

VARIABILIDAD CLIMÁTICA, ARIDEZ Y VULNERABILIDAD A LA SEQUÍA

La región del Cercano Oriente y África del Norte es una vasta zona con condiciones climáticas adversas, y caracterizada por precipitaciones anuales muy bajas y muy variables y un alto grado de aridez. En el pasado, estos ríos han dejado suelos aluviales fértiles y profundos y han sustentado a varias de las más antiguas sociedades y civilizaciones de tierras de regadío. Sin embargo, las tierras muy productivas son también muy vulnerables a la sequía y, si no hay una buena ordenación de las mismas, se producen daños irreversibles como la desertificación. Este proceso es diferente de la sequía, pero representa la consecuencia última de ella si no se adoptan a tiempo las medidas adecuadas. El problema general de la escasez de agua en la región y la función decisiva de una gestión adecuada de los recursos hídricos y el fomento del riego se examinaron en la edición de 2001 de El estado mundial de la agricultura y la alimentación86. En esta sección se examina más específicamente el impacto de la sequía y la importancia de un estado de preparación para afrontarla.

La sequía debe considerarse como un proceso de gestión de riesgos haciendo hincapié en el seguimiento y la gestión de la aparición de condiciones de estrés y otros peligros asociados con la variabilidad climática.

Recuadro 8

AFGANISTÁN

Tras dos decenios de conflicto, Afganistán es uno de los países más empobrecidos del mundo. Su economía se halla en un estado pésimo. No hay un marco macroeconómico; los servicios de transporte y comunicación son muy malos; ningún banco funciona en el país y los sectores de la manufactura y la exportación se han reducido a operaciones marginales.

La agricultura es el sostén principal de la economía del país, pero tras dos decenios de guerra y conflictos civiles gran parte de su infraestructura está destruida y requiere urgentemente una reconstrucción. La superficie cultivada con cereales es hoy mucho menor que en 1978. Además, el país ha padecido graves sequías en algunas zonas en 1999, 2000 y 2001, por lo que la actual situación con respecto a la seguridad alimentaria es extremadamente precaria. Una misión FAO/PMA de evaluación de las cosechas y el suministro alimentario que visitó el país en mayo de 2001 encontró pruebas cada vez mayores del surgir de una hambruna generalizada1. A comienzos de 2002, el PMA prestaba ayuda a unos 6 millones de personas en Afganistán2.

Se estima que la producción de cereales de 2001 no superará los 2 millones de toneladas, lo que implicaría la necesidad de importar unos 2,2 millones de toneladas, volumen muy parecido al del año pasado. Las perspectivas para la cosecha de trigo de 2002 (que se recogerá en mayo de 2002) son malas, y se prevé que la producción de cereales seguirá reduciéndose, lo que agravará aún más la ya pésima situación del suministro alimentario.

El sector ganadero ha padecido también gravemente las consecuencias de tres años consecutivos de sequía y conflictos continuos. La falta de tierras de pastos, la interrupción de las rutas tradicionales de pastoreo y la falta de servicios veterinarios están teniendo consecuencias catastróficas especialmente para la población nómada de Afganistán, los kuchi.

Los años de guerra y conflictos civiles han hecho que se abandone la infraestructura de riego y se calcula que alrededor de la mitad de la superficie de regadío ha quedado inutilizada. El riego tradicional en Afganistán consiste en sistemas de aguas freáticas y de superficie utilizando técnicas sencillas de desviación y extracción que suministran agua para el riego y el uso doméstico en los hogares de las comunidades. Este tipo de riego es la fuente principal de agua en gran parte de los cultivos de cereales del país. Hace 23 años, la superficie total de regadío era de unos 2,7 millones de hectáreas, 2,3 millones de las cuales estaban clasificados como regados con sistemas tradicionales. Se estima que un 50 por ciento de los 2,3 millones de hectáreas necesitan reparaciones y esto sería el camino más breve para reducir la inseguridad alimentaria en todo el país, ya que, entre otras cosas, la reparación de la infraestructura sería relativamente sencilla, los efectos en la producción alimentaria serían inmediatos y la rehabilitación podría dar empleo a la población interna y a los refugiados que regresen. Es probable que esta inversión relativamente barata con un breve período de gestación fuera un canal eficaz para utilizar la ayuda alimentaria con el fin de renovar los bienes productivos.

El aumento de la producción interna de cereales dependerá no sólo de la rehabilitación del sistema de riego, sino también de la mejora del suministro de insumos vitales, de una mayor disponibilidad de energía de tracción y del fortalecimiento de los servicios de extensión.

La agricultura deberá ser el sector decisivo en cualquier estrategia para mejorar la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia a corto y largo plazo. Es imprescindible aumentar la producción de cereales para mejorar la seguridad alimentaria. La ganadería es una fuente importante de alimentos y tracción animal, y tanto el sector ganadero como el hortícola tienen un notable potencial de exportación. La mejora de la recolección y conservación del agua y, lo que es muy importante, la rehabilitación de los sistemas de riego tradicionales son las piedras angulares en que debe basarse cualquier programa para mejorar la seguridad alimentaria y crear medios de subsistencia sostenibles.

Figura

1 FAO. 2001. Afghanistan: special alert. GIEWS Report No. 318, septiembre. Roma (disponible en: www.fao.org/WAICENT/faoinfo/economic/giews/english/alertes/2001/SRAFGH31.htm).
2 PMA, comunicado de prensa, 5 de febrero de 2002.

Sequía: un fenómeno estructuralmente recurrente en el Cercano Oriente y África del Norte

Las causas de la sequía en la región son muy complejas. Los diferentes lugares geográficos y las variaciones topográficas (costa, montañas, colinas, llanuras, desierto), con sus influencias oceánicas o continentales, la exposición a sistemas de vientos del oeste y del este y la exposición a los sistemas de presión atmosférica de las Azores, figuran entre los determinantes físicos que explican la escala espacial y la intensidad de las sequías en la región. Por otra parte, la presión demográfica ha provocado una degradación generalizada del ecosistema durante los últimos decenios y ha acentuado la vulnerabilidad de la región a la sequía debido al aumento del cultivo de tierras áridas marginales y frágiles, la erosión del suelo, la escorrentía y la desertificación.

Pruebas históricas corroboradas por estudios de los anillos de crecimiento de los árboles en África del Norte indican claramente que la sequía es un fenómeno estructuralmente recurrente en esta parte de la región del Mediterráneo. En Túnez, se ha podido determinar la existencia de episodios de sequía desde el año 707 y, en el período 1907-97 solamente, se observaron 23 años de sequía. En Marruecos, el número de episodios de sequía a lo largo de 1 000 años, manifestado por la evaluación de los anillos de crecimiento de los árboles, variaba de un siglo a otro en torno a la cifra de 22 años de sequía por siglo87.

De los 22 años de sequía padecidos en el siglo XX, diez se produjeron durante los dos últimos decenios y entre ellos figuran los tres años sucesivos de sequía de 1999, 2000 y 2001.

La sequía es un fenómeno recurrente en la región del Cercano Oriente y África del Norte. Algunos analistas consideran que la frecuencia y gravedad de las sequías ha aumentado, si bien las pruebas de ello no son todavía concluyentes.

La sequía es también un fenómeno recurrente en el Cercano Oriente. Por ejemplo, Jordania es un país predominantemente árido que ha experimentado escasez crónica de agua y padece una grave escasez de ella desde los años sesenta. Las sequías registradas recientemente en Afganistán, la República Islámica del Irán, Jordania, Pakistán, la República Árabe Siria y la Ribera Occidental y Gaza han sido de las peores jamás registradas en muchos decenios. Los informes más recientes del Grupo intergubernamental de expertos sobre cambios climáticos confirman el calentamiento mundial en la región y pronostican su aumento durante el próximo siglo, pero no se han establecido con certeza los cambios en los regímenes de precipitaciones registrados en el pasado y las predicciones para el futuro88.

La escasez de agua ya es la principal limitación en la mayoría de los países de la región, y las simulaciones con modelos realizadas por el Grupo intergubernamental indican que la escasez de agua puede empeorar considerablemente como consecuencia de futuros cambios en los regímenes climáticos89. El cambio climático, la sequía y la desertificación están relacionados entre sí, pero estos conceptos no pueden utilizarse de forma intercambiable al afrontar las complejas cuestiones de la sequía y la gestión del agua de esta región.

Cuestiones relacionadas con los recursos de tierras y aguas

En todos los países de la región se depende predominantemente de la capa freática, y el 60-90 por ciento del agua se utiliza para la agricultura. En toda la región, la demanda de agua crece constantemente, mientras que el suministro disminuye continuamente. Está ocurriendo esto en un contexto de presiones, en conflicto entre sí, procedentes de los sectores doméstico, agrícola, industrial y turístico. La cuestión de cómo repartir el agua constituye un enorme desafío para los responsables de las decisiones.

Cuadro 28
NÚMERO DE SEQUÍAS EN MARRUECOS DEL SIGLO XIV AL XX

Siglo

Número de sequías

XIV

31

XV

25

XVI

12

XVII

22

XVIII

16

XIX

19

XX

22

Fuente: J. Morton y C Sear. 2001. Challenges for drought management in West Asia and North Africa. Documento preparado para la Reunión Ministerial sobre oportunidades de inversión sostenible en zonas de secano de Asia occidental y África del Norte, Rabat, Marruecos, 25-26 de junio de 2001.

El asunto de los recursos renovables de agua dulce y la gestión del agua en la región se trató anteriormente en El estado mundial de la agricultura y la alimentación 200190. Los datos disponibles confirman que, al menos diez países de la región padecían ya escasez de agua en 199591. Jordania, la Jamahiriya Árabe Libia, Kuwait, Qatar, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos cuentan con menos de 200 m3 por persona al año para satisfacer sus necesidades internas. Según las proyecciones, Argelia y Túnez se sumarán a este grupo para 2025, mientras que Egipto, Marruecos y la República Árabe Siria llegarán a experimentar grave escasez de agua en 2050. En 2025, sólo Iraq y Turquía disfrutarán de una situación relativamente mejor92.

Los tres años de sequía han afectado gravemente al menos al 40 por ciento de la cabaña pecuaria de la región.

Impacto de las sequías recientes en la producción agrícola y ganadera

Tras la recuperación de 1998, los tres años de sequía padecidos en muchos países de la región han provocado un pronunciado descenso de la producción agropecuaria (véase la sección anterior). Las cosechas, especialmente la de cereales, han resultado gravemente afectadas.

La sequía ha reducido también las cabañas ganaderas y la productividad pecuaria en la región. La ganadería representa entre el 30 y el 50 por ciento del PIB agrícola total y es un factor importante para el sostenimiento de los medios de subsistencia de muchos habitantes del medio rural. Por ello, las grandes pérdidas de ganado influyen directa y gravemente en la seguridad alimentaria en los hogares, especialmente de las poblaciones rurales que viven en zonas remotas e inaccesibles y son las más vulnerables a la sequía. Durante los tres últimos años, la sequía ha afectado al menos al 40 por ciento de la cabaña pecuaria de la región. En la mayoría de los países se han señalado graves pérdidas provocadas por la mortalidad de los animales, pérdidas de producción y ventas de urgencia. Los efectos de ello continuarán sintiéndose probablemente más allá del 2002, ya que la situación se ha agravado a causa del efecto acumulativo de sequías consecutivas.

Las graves sequías han ejercido también un efecto devastador en la vegetación de los pastizales, así como en la disponibilidad de piensos obtenidos de cereales y residuos de cultivos. Por ello, los agricultores con pocos recursos se ven obligados frecuentemente a comprar piensos a expensas del consumo del hogar. La drástica disminución de la disponibilidad de piensos ha provocado ya notables ventas de urgencia del ganado, la saturación de los mercados y la pronunciada caída de los precios. Los precios medios del ovino en vivo bajaron más del 50 por ciento entre 1999 y 2000. Se han observado descensos análogos en casi todos los países de la región, debido a los temores de que continúe la sequía y se reduzcan aún más los posibles ingresos.

Los tres años de sequía han agrabado la pobreza rural y aumentado la emigración del campo a la ciudad.

Impacto en los medios de subsistencia de la población, los ingresos de los hogares y la pobreza rural

Además de colapsar las actividades agrícolas, la sequía redujo enormemente los suministros de agua en zonas rurales y urbanas durante 1999-2001. El racionamiento del agua es común en la mayoría de las ciudades grandes de la región. Además, se han planteado graves problemas económicos y sociales. Por ejemplo, en Argelia, Marruecos y Túnez la sequía padecida en 1999-2001 ha provocado una dramática disparidad en su balanza comercial agrícola, trastornos en las economías rurales locales, un aumento de la migración a zonas rurales y un agravamiento de la pobreza rural. Situaciones análogas se generalizaron en la República Islámica del Irán, Jordania, la República Árabe Siria y Pakistán durante ese período.

Según los datos disponibles, la incidencia de la pobreza en la región aumentó sensiblemente hacia fines del decenio. En particular, la proporción de las personas que viven con menos de 2 dólares EE.UU. al día aumentó del 25 al 30 por ciento de la población, lo que se debe sobre todo a los aumentos registrados en Egipto, Marruecos y Yemen93.

Los grupos sociales más vulnerables y gravemente afectados son los agricultores de tierras secas (entre ellos, los productores de cereales), los productores de aceituna y fruta y los pastores. Las comunidades de agricultores y pastores sufrieron graves reducciones de sus ingresos debidas a pérdidas de cosechas, pérdidas parciales de rebaños, bajos rendimientos de la producción pecuaria y descenso de los precios del mercado. Como consecuencia de tres años sucesivos de sequía, muchos pastores y agricultores de la región se vieron en la necesidad de comprar más piensos, agua, tratamientos y otros insumos agrícolas, lo que les obligó a endeudarse.

Los efectos de la sequía en los ingresos de los hogares son difíciles de evaluar debido a la limitada disponibilidad de datos exactos. La información obtenida de encuestas de campo de explotaciones grandes y pequeñas en la zona semiárida productora de cereales y ganado de Marruecos se resumen en el Cuadro 29. Se realizaron las encuestas en dos años consecutivos en las mismas comunidades rurales: el primer período fue de sequía excepcional (1992-93) mientras que el segundo se consideró un buen año de humedad (1993-94). Los resultados indican que, independientemente del tamaño de la explotación, los ingresos del hogar variaron considerablemente: de un alto nivel de seguridad durante el año húmedo a un nivel bajo e inseguro durante el año de sequía. La sequía redujo enormemente los ingresos de muchos hogares al provocar la pérdida total de las cosechas y limitar los ingresos de la producción ganadera. Las actividades extraagrícolas fueron el recurso más común adoptado por los hogares para afrontar la situación, lo mismo que había ocurrido en la mayor parte de la región. Los datos sobre el gasto total muestran, por otra parte, que en un año de sequía los hogares tienden a reservar una proporción más alta del gasto para sufragar los costos de producción agrícola, a expensas de las necesidades del consumo de los propios miembros.

Cuadro 29
EFECTOS DE LA SEQUÍA EN LOS INGRESOS Y GASTOS ANUALES DE LOS HOGARES EN UNA ZONA SEMIÁRIDA DE MARRUECOS

 

Tamaño de la explotación

Pequeña (<5 ha)

Grande(20-50 ha)

Año húmedo

Año seco

Año húmedo

Año seco

(Dólares EE.UU.)

Ingresos del hogar

2 186

933

8 984

1 777

Ingresos de la explotación

1 633

115

6 824

-111

Cultivos

420

-105

3 134

-510

Ganadería

1 213

220

1 850

399

Ingresos fuera de la explotación

553

818

2 060

1 888

Gasto del hogar

2 240

1 960

5 980

5 910

Cultivos y ganado

300

830

2 860

3 830

Consumo familiar

1 940

1 130

3 120

2 080

Fuente: Encuestas de campo IAV Hassan II realizadas durante la temporada de sequía de 1992-93 y la temporada húmeda de 1993-94; FIDA. 1999. Informe de evaluación final, Proyecto de desarrollo rural integrado de Abda-Ahmar (región de Safi, Marruecos). Roma, FIDA y Rabat, Ministerio de Agricultura.

Impacto de la sequía en el medio ambiente

Los sistemas de riego de la región se hallan en difícil situación, ya que casi todos los países padecen problemas de salinidad y encharcamiento. Otra causa de preocupación es la explotación excesiva de las aguas freáticas, especialmente, pero no sólo, en los países del Consejo para la Cooperación en el Golfo. Como el agua es prácticamente gratuita en la mayoría de los países, la sostenibilidad de los sistemas de riego es uno de los mayores problemas.

La degradación de los recursos naturales es especialmente grave en las zonas de escasas precipitaciones que representan más del 70 por ciento de los pastizales de la región. Los ingresos de la población nómada dependen directamente de la calidad y cantidad de los pastizales. En años normales, los animales permanecen en los pastos durante ocho meses, mientras que se les suministran piensos durante los cuatro restantes. Al predominar la sequía, lo que implica la falta de forrajes y agua potable en amplias zonas de los pastos, es necesario suministrar piensos al ganado durante la mayor parte del año. Muchos agricultores y pastores han emigrado de sus aldeas para buscar agua y piensos para el ganado, fenómeno que exige una atención inmediata a fin de evitar importantes desplazamientos de población y una ulterior degradación del medio ambiente.

La escasez de agua causa graves problemas para el medio ambiente, provocando daños a la diversidad biológica de la región.

El largo período de sequía ha causado daños importantes al medio ambiente y a la diversidad biológica de la región, tanto en lo que respecta a las especies animales como a las vegetales. La vida silvestre ha resultado gravemente afectada como consecuencia de la escasez de agua, la falta de piensos, la sequedad en las tierras húmedas y la degradación de sus hábitats. Por ejemplo, en las tierras húmedas de Hamoun en la República Islámica del Irán, que tienen una importancia internacional, ha desaparecido la vida acuática. Los herbívoros son los primeros afectados por la falta de piensos. También en Marruecos se han secado tierras húmedas y lagos naturales, lo mismo que en otros países de la región, lo que ha provocado daños análogos y probablemente irreversibles para el medio ambiente. En Jordania, la continuación de la sequía durante 1999 y 2000 causó daños visibles a los bosques naturales y artificiales que representan el 20 y 30 por ciento, respectivamente, de la superficie total.

Un joven agricultor ara la tierra en una zona árida de Marruecos
La sequía puede reducir gravemente los ingresos de los hogares agrícolas.

FAO/18029/I. BALDERI

Medidas gubernamentales para prevenir la sequía y prestar socorros a los grupos afectados en la región

Las actuales intervenciones en la región para la gestión y mitigación de la situación consisten en su mayoría en operaciones a corto plazo de prestación de socorros.

Aunque las sequías son relativamente frecuentes en la región, su gestión se centra sobre todo en operaciones de socorros a corto plazo, realizadas con costos considerables.

El tipo de políticas que los gobiernos de la región han aplicado en respuesta a las prolongadas sequías recientes puede verse en las experiencias prácticas de África del Norte (Marruecos), el Cercano Oriente (Jordania) y Asia occidental (República Islámica del Irán) que se exponen a continuación. En esos tres países (como en los de la mayoría de la región), cuando se produce una sequía de amplitud nacional, la política que se aplica consiste en establecer un programa nacional contra la sequía, de cuyo seguimiento se encarga un comité intergubernamental (Grupo de acción nacional contra la sequía). Este órgano de decisión política, presidido por el Ministro de Agricultura, propone un conjunto de medidas de emergencia que han de aplicarse en todo el país. Existen también comités de sequía regionales y provinciales para el seguimiento de la aplicación de las medidas planificadas centralmente. Para realizar las actividades propuestas, se facilitan fondos que permiten aliviar los efectos de la sequía y ayudar a la población rural afectada a resolver los problemas relacionados con i) el agua potable, ii) la protección del ganado, iii) la creación de oportunidades de trabajo y iv) la exención de impuestos agrícolas o el alivio de la deuda.

En 2000/01 Marruecos asignó unos 650 millones de dólares EE.UU. para actividades de socorro y mitigación de la sequía, lo que representa una tercera parte de todo su presupuesto anual de inversiones.

En el programa nacional de socorros para la sequía de 2000 en Marruecos, el Gobierno asigno unos 650 millones de dólares EE.UU. para las actividades de socorro y alivió durante el período desde abril de 2000 hasta julio de 2001. Este importante fondo de base representó un tercio del presupuesto anual de inversiones del país. El fondo se distribuyó entre los distintos componentes de la forma siguiente: 9,4 por ciento para agua potable, 19,4 por ciento para alimentación y sanidad del ganado, 60,5 por ciento para la creación de empleos en zonas rurales, 4,5 por ciento para estabilizar los precios del mercado de los cereales, 3,8 por ciento para limitar la degradación forestal, 1,8 por ciento para sufragar la condonación de créditos agrícolas y el restante 0,5 por ciento para comunicación y sensibilización del público94. En lo que respecta al nivel de las inversiones, al período de su ejecución y a los resultados preliminares, se ha atribuido al programa un éxito relativo, si bien todavía no se ha realizado una evaluación de su efecto real95.

En Jordania, la asistencia financiera del Gobierno para el programa de socorros contra la sequía ascendió a 58 millones de dólares EE.UU. en 1999 y, en 2000, se asignó una cantidad análoga. Las pérdidas totales de producción en 2000 se estimaron en 160 millones de dólares96. El programa nacional de mitigación de la sequía se centró en el suministro de agua y piensos a los pastores, la concesión de subvenciones para adquirir cebada y piensos, la flexibilidad para importar piensos y exportar animales en vivo y la introducción de mecanismos para retrasar el reembolso y/o para condonar los créditos agrícolas en beneficio de la mayoría de las comunidades afectadas. El Gobierno distribuyó también agua y ayuda alimentaria a la población nómada de la zona más seca del país, la estepa de Al-Baddia (beduinos) y en zonas igualmente afectadas de otras regiones.

En la República Islámica del Irán, las pérdidas de producción agrícola y ganadera causadas por la sequía en 2001 se estiman en 2,6 mil millones de dólares EE.UU.

El Gobierno de la República Islámica del Irán asignó, respectivamente, alrededor de 138 y 500 millones de dólares EE.UU. en 2000 y 2001 para mitigar los efectos de la sequía. La mitad del presupuesto de 2001 se asignó al Banco Agrícola para que facilitara préstamos a proyectos de mitigación de la sequía centrándose, por ejemplo, en actividades de conservación de suelos y aguas en la explotación, suministro de agua, mantenimiento de canales de riego tradicionales deteriorados y ordenación de cuencas hidrográficas. La otra mitad se asignó a actividades de preparación y a incrementar el capital de los fondos de los seguros de productos agrícolas. El presupuesto aprobado para 2002 representa un 20 por ciento del costo de todas las pérdidas de producción agrícola y ganadera estimadas en 2001, que ascienden a unos 2,6 millones de dólares97.

De una gestión reactiva de las crisis a una gestión proactiva de los riesgos en la agricultura

La agricultura de la región es muy sensible a las grandes fluctuaciones climáticas entre distintos años. Aunque esta variabilidad climática plantea complejos problemas de gestión de riesgos, muchos países no tienen una política de gestión sostenible para afrontar estos peligros naturales. El riego y una gestión adecuada de los recursos hídricos pueden desempeñar una función decisiva (como se expuso en El estado mundial de la agricultura y la alimentación 2001).

Los países que cuentan con políticas a largo plazo para la gestión de las sequías pueden resolver mejor los problemas que aquellos que aplican medidas sólo después de la crisis.

Además, la experiencia ha demostrado en otros lugares que los países con políticas de gestión de las sequías a largo plazo, como Australia, Sudáfrica y algunos estados de los Estados Unidos, están en general mejor preparados para afrontar la sequía que aquellos que aplican medidas sólo para la gestión de la crisis. Entre las nuevas iniciativas que se están adoptando en la región para la elaboración de estas estrategias, cabe señalar el establecimiento en Marruecos de un observatorio nacional de la sequía en el seno del Ministerio de Agricultura, con el fin de elaborar un plan nacional de política para la sequía con la estrecha colaboración institucional de los responsables de la política y las universidades. El objetivo de este esfuerzo es elaborar una infraestructura institucional que incluya un sistema de alerta y un sistema de información a los usuarios y a los responsables de la gestión de la sequía. Un producto directo de esta iniciativa es fortalecer la capacidad institucional de alerta, seguimiento y evaluación del impacto de las sequías.

Un elemento decisivo de la planificación para las sequías y su mitigación en la región es la detección temprana del comienzo de la sequía y la entrega oportuna y eficaz de información a los responsables de las decisiones. Para ello hace falta un seguimiento continuo de las condiciones climáticas y del suministro hídrico dentro de cada país y también entre los países de la región. En este contexto se han adoptado recientemente iniciativas para promover redes regionales de preparación para las sequías.

El concepto de red mundial de preparación para las sequías es una iniciativa que, con el apoyo de la FAO y de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), podría ofrecer a las naciones y regiones la oportunidad de compartir las experiencias y lecciones aprendidas (éxitos y fracasos) por medio de una red virtual de redes regionales, utilizando Internet como sistema de entrega de la información. Otro elemento importante en esta red mundial sería el Sistema mundial de información y alerta de la FAO, que informa sobre las situaciones de escasez regional de alimentos y sobre emergencias como las sequías, que pueden influir dramáticamente en los sistemas de producción de alimentos de todo el mundo.