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Mesa redonda sobre silvicultura y agricultura

Para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, los países tendrán que considerar las relaciones complejas entre diferentes usos de la tierra, como la agricultura y la silvicultura.

Con la adopción de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la importancia de la planificación y la ordenación integradas de los recursos de la tierra es cada vez más evidente: cuando se busca la seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y la ordenación sostenible de los recursos naturales, es inevitable la pugna entre diferentes usos de la tierra. La expansión de la tierra cultivable en apoyo de poblaciones más numerosas siempre tendrá lugar a expensas de otros usos de la tierra, entre ellos las explotaciones forestales.

Se necesita una información sistemática sobre muchas cuestiones que condicionan localmente el uso de la tierra, como la propiedad y las relaciones entre pobreza y uso de la tierra, que deben considerarse desde una perspectiva multisectorial. Al formular políticas nacionales e internacionales hay que tener en cuenta la complejidad de estas cuestiones, antes que reiterar objetivos fáciles de enunciar como el de frenar la deforestación.

En la reunión del COFO en 2005, se organizó un acto colateral para aclarar las interdependencias entre bosques, agricultura y consideraciones locales del uso de la tierra, desde una perspectiva intersectorial. Intervinieron representantes de las Direcciones de la FAO de Recursos Forestales, de Fomento de Tierras y Aguas y de Producción y Sanidad Animal.

Perspectiva forestal

Los datos de la Evaluación de los recursos forestales mundiales 2000 (ERF 2000) revelan una pérdida considerable de bosques en las regiones tropicales en el decenio 1990-1999, pero también un aumento en muchas zonas templadas (véase la Figura). La mayoría de las pérdidas se han debido a la conversión en gran escala de los bosques en tierras agrícolas, incluida la ganadería, y en menor medida al cultivo migratorio. Se conoce menos sobre la expansión forestal, aunque hay algunas indicaciones de que tierras agrícolas marginales son recuperadas por los bosques incluso en zonas tropicales.

Las tendencias actuales como el crecimiento de la economía, la urbanización y el desarrollo del comercio también influyen en el uso de la tierra. En algunas regiones desarrolladas, la agricultura está muy mecanizada y es intensiva, lo que ha hecho que los bosques se reduzcan a tierras marginales. Solo especulaciones son posibles sobre la medida en que esto ocurrirá en países en desarrollo, pero el estudio de la FAO Agricultura mundial: hacia los años 2015/2030 predice que la expansión de la agricultura (unos 7 millones de hectáreas anuales en los últimos decenios) podría descender en más del 50 por ciento en los próximos decenios.

El límite entre bosque y tierra agrícola no siempre es neto; a menudo los árboles fuera del bosque constituyen una parte considerable de los recursos forestales, y alimentos, medicinas y otros productos agrícolas se recolectan en los bosques. La visión simplificada de una linde forestal en retroceso puede pues no ser válida localmente, y es la suma de las realidades locales lo que compone la situación mundial.

Contribución de los diferentes procesos de cambio a la variación del área total a nivel regional y pantropical, 1990-2000

Perspectiva de planificacióndel uso de la tierra

La planificación integrada del uso de la tierra facilita la asignación de tierras a usos que dan los mayores beneficios sostenibles, sin dejar de reconocer la importancia de las zonas protegidas y los derechos de propiedad privados y comunales. Para crear condiciones que permitan a la población rural utilizar los recursos de la tierra de manera productiva y sostenible, la planificación debe ser participativa y tener en cuenta los objetivos diversos de los interesados.

La planificación territorial requiere el análisis de la distribución espacial de las tierras con sus diferentes posibilidades y limitaciones; la previsión de las consecuencias adversas de cada uso de la tierra; y la evaluación de qué otras tierras podrían ser adecuadas para otros usos. Los planificadores deben determinar qué insumos o cambios en la ordenación son necesarios para alcanzar los objetivos de producción reduciendo al mínimo las repercusiones negativas.

Perspectiva deproducción animal

En América Latina, la pobreza, el desempleo y la distribución desigual de la tierra obligan a muchos campesinos sin tierras a tomarlas del bosque para la agricultura de subsistencia y la cría de ganado. Se ha pronosticado que de 2000 a 2010, unos dos tercios de la deforestación en América Central y del Sur serán debidos a la expansión de los pastos a expensas de los bosques, y un tercio a la expansión de las tierras de cultivo.

Una ordenación silvopastoral integrada del ecosistema que están llevando a cabo el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), la FAO, la Iniciativa de Desarrollo de la Ganadería y Medio Ambiente y el Banco Mundial está tratando de reducir la presión sobre los bosques latinoamericanos ofreciendo compensaciones a los ganaderos para que adopten prácticas de ordenación sostenible que generen beneficios medioambientales mundiales (por ejemplo, retención de carbono, conservación de la biodiversidad) en pastizales degradados.

Las granjas se inspeccionan anualmente, y los productores rurales reciben pagos por los servicios medioambientales prestados en relación con la situación de partida, calculados para cada uso de la tierra (por ejemplo, en orden de valor creciente: pastizal degradado, pastizal natural sin árboles, pastizal mejorado sin árboles, pastizal mejorado con árboles recién plantados, plantación maderera diversificada, bosque ribereño, sistema silvopastoral intensivo).

Desde que se emprendió el proyecto en 2002, más de 1 700 hectáreas de pastizales degradados se han dedicado a usos más sostenibles. Los beneficios medioambientales locales son menor erosión y mejor calidad del suelo y del agua, mientras que los beneficios socioeconómicos consisten en el aumento de la producción, de los ingresos y del empleo en las zonas rurales.

Las lindes entre bosque y tierra agrícola no siempre son claras
FAO/19968/H. TOROS

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