0024-B2

Manejo Forestal Sustentable en Patagonia: Decisiones Basadas en la Biodiversidad

Vanessa Lencinas[1]
Guillermo Martínez-Pastur[1]
Manuel Cellini[1][2]
Carlos Busso[3]
Emilce Gallo[4]


1. Resumen

Los bosques de Nothofagus pumilio de Tierra del Fuego (Argentina) albergan pocas especies, estando la diversidad directamente relacionada a los ambientes asociados incluidos en los bosques productivos. Estos bosques son el principal recurso forestal, pero como sistemas simples son susceptibles a numerosas alteraciones, i.e. el manejo forestal. En este trabajo se analizan conjuntamente el impacto de la corta de regeneración en la diversidad de bosques productivos de N. pumilio y sus relaciones con los ambientes asociados. Se estudiaron rodales representativos del ciclo de manejo por corta de protección, bosques productivos en distintas situaciones topográficas y ambientes asociados al mismo. Se relevaron las características de estructura forestal, sotobosque, insectos, aves y grandes herbívoros. La corta de protección produce una homogeneización en la estructura forestal, y su impacto varía según el grupo de organismos considerado, siendo los insectos los más afectados. Los ambientes asociados albergan todas las especies de plantas y aves del bosque productivo, pero entre los insectos hay especies exclusivas tanto de bosques productivos como de ambientes asociados, altamente especializadas en determinados microambientes. El mantenimiento de los ambientes asociados y la puesta en práctica de alternativas que mantengan la heterogeneidad del bosque, favorecen la conservación a nivel de paisaje, actuando como reservorios de especies, permitiendo la recolonización de áreas impactadas por el manejo forestal.

Palabras claves: Nothofagus pumilio, conservación, manejo forestal, biodiversidad, ambientes asociados, Tierra del Fuego, Argentina.


2. Introducción

Los ecosistemas naturales de Tierra del Fuego (Argentina) poseen relativamente pocas especies, y como sistemas simples, son susceptibles a alteraciones que generan modificaciones en los mismos. Los bosques abarcan 700.000 hectáreas y están conformados por seis árboles nativos, predominando el género Nothofagus. Los puros de N. pumilio abarcan el 60% de la superficie, constituyendo el principal recurso forestal. Su sotobosque es ralo, con pocas arbustivas y abundantes herbáceas, hongos e inferiores. Los vertebrados son pocos y ocupan todos los nichos ecológicos, ya que tienen gran plasticidad y alta capacidad de aclimatación. Entre los mamíferos nativos se destacan el zorro colorado y el guanaco, mientras que entre los introducidos hay zorros grises, conejos, castores, ratas almizcleras y visones. Respecto de los invertebrados, el desconocimiento es grande, pero la riqueza específica de insectos es alta comparada con otros taxa del reino animal (Niemela 1990; Solarvicens 1995). Estos juegan un papel ecológico importante y no afectan las actividades forestales, la regeneración o la sanidad de la madera aserrada (Welch 1988). Sin embargo, el concepto de diversidad también puede incluir la variedad de ambientes dentro del bosque. Los claros generados por caída de árboles, límites entre bosques y pastizales, turbales, humedales, márgenes de arroyos, bosques en isleta o de altura, se incorporan al concepto de ambientes asociados, referido a zonas no productivas o de protección insertas en bosques productivos, que no se intervienen por razones legales o tecnológicas.

Desde la colonización hasta 1960, la ganadería constituyó la principal actividad económica en Patagonia, considerándose al bosque como un obstáculo. En el sector argentino, cerca de 20.000 hectáreas fueron transformadas para ampliar la frontera ganadera. Posteriormente la actividad forestal se convirtió en una de las más tradicionales, aprovechándose en la actualidad 800-1000 hectáreas de bosques cada año. Este sector presenta interesantes perspectivas, pero requiere un manejo técnico adecuado bajo criterios de desarrollo sustentable para lograr la sustentabilidad. El turismo también exige el cuidado extremo de los ecosistemas, para evitar perder los bienes y servicios que estos otorgan. Estando estos bosques preadaptados a la ocurrencia de disturbios naturales, las técnicas silviculturales que se aplican tienden a imitarlos, aprovechando sus adaptaciones y capacidad regenerativa para otorgar una mayor certeza de sustentabilidad con menores inversiones y costos. En Tierra del Fuego se aplicaron históricamente distintos métodos de regeneración: floreo, tala rasa, selección y corta de protección. Esta última abre el dosel a gran escala y deja árboles semilleros para garantizar la regeneración, permitiendo ordenar los bosques con gran beneficio económico y manteniéndolos en estado de máxima producción (Schmidt y Urzúa 1982).

Sin embargo, todas las actividades desarrolladas en ecosistemas naturales pueden afectar directa e indirectamente la biodiversidad, el microclima y los procesos ecosistémicos (Figura 1), influyendo nivel de paisaje, regional y global. El ordenamiento de los bosques, mediante modificaciones en composición y dinámica, provoca la homogeneización de la estructura forestal perdiéndose microambientes propios de bosques prístinos, fragmentación (Christensen y Emborg 1996) y a modificación de los ciclos y disponibilidad de nutrientes (Caldentey et al. 2001). Esto genera problemas en la dinámica poblacional, pudiendo provocar la extinción de determinadas especies. Por ello, el principal problema al que se enfrenta la silvicultura es la pérdida de biodiversidad y de conservación de los ecosistemas boscosos. En estos bosques australes se han llevado a cabo numerosos estudios aislados sobre flora y fauna, así como sobre el clima y sus modificaciones debidas al manejo forestal. Sin embargo, poco se sabe del efecto del aprovechamiento sobre el ecosistema en su conjunto, la función de los sectores no productivos respecto de los aprovechables y su vulnerabilidad frente a las alteraciones del entorno. En este trabajo se analizan conjuntamente el impacto del manejo forestal en la diversidad de algunos componentes de los bosques productivos de Nothofagus pumilio y las relaciones de los mismos con los ambientes asociados.

3. Materiales y métodos

La primer etapa de evaluación del impacto de la corta de protección, se realizó en bosques puros de N. pumilio (54°06'LS, 68°37'LO), donde se muestrearon situaciones representativas del ciclo de manejo. La etapa inicial se caracterizó en rodales primarios; las inmediatamente posteriores a la corta en rodales intervenidos (de uno y seis años), y las de desarrollo avanzado en bosques secundarios, en fase de crecimiento óptimo inicial, final y envejecimiento. Se evaluó la estructura forestal mediante mediciones dasométricas típicas, el cerramiento del dosel, y la ubicación puntual de cada árbol, permitiendo el estudio de su distribución horizontal a distintas escalas (Lencinas et al. 1998). Se muestrearon diversos grupos de organismos, eligiéndose los más representativos y abundantes: sotobosque (plantas superiores, pteridofitas, briófitas y hepáticas), insectos (adultos móviles epigeos), aves y grandes herbívoros (guanacos), registrándose según el grupo riqueza específica (especies o morfoespecies), abundancia, densidad, cobertura y biomasa, estimaciones que se relacionaron con la estructura forestal y la cobertura del dosel (Fernández et al. 1998; Martínez Pastur et al. 1999; Deferrari et al. 2001; Spagarino et al. 2001). Además, se cuantificaron los cambios en cobertura del sotobosque en rodales no intervenidos y aprovechados de distinta antigüedad, en un gradiente de calidades de sitio (Mariottini et al. 2002). Los estudios de biodiversidad de los ambientes asociados respecto de los bosques productivos se realizaron en una segunda etapa (54°27'LS, 67°30'LO), en rodales no productivos (límite entre bosque y pastizal, bosque de N. antarctica, humedales y márgenes de arroyos) y productivos (terreno plano con exposición norte y ladera de exposición sur). Al igual que en el otro estudio, se relevó la mayor cantidad de información posible a nivel ecosistémico, evaluando distintos grupos de organismos (plantas superiores y pteridofitas, insectos y aves) mediante metodologías similares a las anteriormente utilizadas (Medina et al. 2000a, 2000b; Rivero et al. 2000a, 2000b; Lencinas et al. 2001a, 2001b, 2001c).

4. Resultados y discusión

Impacto de la corta de protección: El aprovechamiento modifica directamente la estructura forestal (Tabla 1).

Tabla 1. Variación de la estructura en un ciclo de manejo (Fernández et al. 1998).


Area Basal

Altura dominante

Densidad

Volumen

(m2/ha)

(m)

(n/ha)

(m3/ha)

A1

24,1

22,9

90

261

A6

12,1

24,6

53

168

COI

19,9

6,5

13025

115

COF

62,2

25,5

1466

728

E

69,8

27,5

575

931

BV

66,8

25,7

347

924

A1 = corta de protección de un año; A6 = corta de protección de seis años; COI = crecimiento óptimo inicial; COF = crecimiento óptimo final; BV = bosque primario

Antes de la intervención el bosque presenta un dosel cerrado, pocos individuos sobremaduros de grandes dimensiones, densidad completa y alto volumen comercial. La corta deja pocos individuos, improductivos, de gran diámetro y dosel abierto, y algunos caen posteriormente por efecto del viento, reduciéndose el área basal y el volumen. Cuando la regeneración crece forma un brinzal (comunidad densa de 1-2 metros de altura) que cierra el dosel, con gran mortalidad debido al autorraleo. Posteriormente, se llega al envejecimiento con una estructura homogénea, coetánea y densa, con alta proporción de individuos maderables y elevada cobertura de copas. En la Figura 2 se muestra la distribución espacial horizontal en cada etapa del ciclo de manejo (Lencinas et al. 1998).

La corta de protección afecta directa e indirectamente a los organismos del bosque (Figura 3). El impacto sobre el sotobosque puede considerarse intermedio, ya que la riqueza se modifica levemente incorporando especies exóticas y de otros ambientes (Fernández et al. 1998). La diversidad de plantas aumenta respecto del bosque primario luego de la corta, porque la apertura del dosel modifica el microclima a nivel del suelo, aumentando la luz incidente, temperatura, precipitaciones y agua disponible. El máximo se alcanza cuando el dosel es mínimo luego del aprovechamiento; cuando el dosel se cierra en fase de crecimiento óptimo, la diversidad decae por debajo de los niveles iniciales, y se recupera lentamente a medida que la masa madura.

Contrariamente, a las vasculares, los musgos y hepáticas disminuyen su riqueza luego del aprovechamiento por la falta de protección del dosel contra la sequedad, y se benefician cuando la densidad y el cerramiento son altos, aumentando en cobertura y biomasa respecto del bosque primario. Una mejora en la calidad de sitio, implica mayor cantidad de recursos disponibles, y se manifiesta en bosques primarios con mayores coberturas y riquezas, manteniéndose luego del aprovechamiento. Sin embargo, cuando se alcanza la máxima apertura del dosel, tanto diversidad como cobertura permanecen constantes, independientemente de la calidad de sitio (Mariottini et al. 2002). Sobre los insectos el impacto es alto, perdiéndose numerosas especies al cabo de un turno (una cada 11 años), a la vez que se facilita el ingreso de otras desde ambientes cercanos no intervenidos, que colonizan los bosques impactados (Spagarino et al. 2001). Aunque el número de morfoespecies disminuye respecto del bosque primario a lo largo de todo el ciclo, la abundancia, que disminuye inicialmente al realizarse la corta, sufre una explosión en crecimiento óptimo, y luego decrece gradualmente en etapas posteriores. Dípteros e himenópteros son los órdenes más afectados, por poseer especies altamente especializadas, cuya alimentación o hábitat se modifican con la corta.

En los vertebrados (aves y guanacos) el impacto es bajo, ya que la riqueza no se modifica a lo largo del ciclo de manejo. La diversidad avícola aumenta luego de la intervención por el ingreso de especies de otros ambientes cercanos, y disminuye cuando la estructura se cierra, ya que el diámetro pequeño de los árboles no permite nidificar y dificulta la alimentación, caza, vuelos y actividades sociales. Finalmente se retoman los niveles del bosque primario cuando la masa forestal madura, ya que dichas especies no tienen elevados requerimientos específicos y se adaptan con relativa facilidad (Deferrari et al. 2001). En cuanto a los guanacos, los bosques aprovechados ofrecen mejores condiciones para su alimentación y protección, mientras que los bosques cerrados son desfavorables. Esto se corresponde altamente con la oferta alimenticia del sotobosque, y ocasiona daños en la regeneración (Martínez Pastur et al. 1999).

Importancia de los ambientes asociados: A pesar de ser relegados en evaluaciones de Impacto Ambiental o Planes de Manejo, ocupan áreas importantes (30-50% de los bosques) y poseen una flora y fauna características. La Figura 4 presenta la riqueza específica de los organismos estudiados.

El sotobosque de los ambientes asociados alberga todas las especies observadas en los bosques productivos, presentándose habitualmente con mayores frecuencias, coberturas, abundancias y biomasas, e incluyendo a otras exclusivas, resultando en una mayor diversidad (Rivero et al., 2000a, 2000b; Lencinas et al. 2001a). En humedales, donde el nivel del agua fluctúa, abundan dicotiledóneas e inferiores, mientras que cuando la apertura natural del dosel es mayor, como en bosques de N. antarctica y en el límite con pastizales o turbas, aumentan las monocotiledóneas. Las exóticas tienen poca importancia en los bosques productivos, pero se destacan en humedales y márgenes de arroyos, desde donde colonizan otros rodales. Los insectos presentan mayor riqueza de morfoespecies en los bosques productivos, aunque su abundancia varía con la época del año y el ambiente evaluado. Sin embargo, existen especies exclusivas en todos los bosques, siendo las de los productivos más vulnerables al manejo forestal (Lencinas et al. 2001b). La diversidad de aves varía poco en los ambientes asociados respecto de los productivos, aunque se observa mayor riqueza en humedales y en bosques cercanos a pastizales, y mayor densidad en bosques de N. antarctica, variando marcadamente según calidad de sitio, horario y época del año (Medina et al. 2000a, 2000b). En general, las especies no son exclusivas de un ambiente, pero se vinculan íntimamente a alguno de ellos, o presentan patrones de desplazamiento durante el día, utilizando al bosque para alimentarse por la mañana y otros ambientes para protegerse por la tarde. La clasificación mediante técnicas multivariadas clarifica las relaciones entre ambientes, siendo el humedal el que por su biodiversidad más se diferencia del resto, donde se agrupan el resto de ambientes y los bosques productivos, de acuerdo a su homogeneidad interna (Figura 5) (Lencinas et al. 2001c).

5. Conclusiones

El mantenimiento de la biodiversidad debe ser un objetivo prioritario dentro del manejo forestal, basado en la sustentabilidad y concordancia con el ambiente. La aplicación regional de cortas de protección homogeneiza las masas remanentes y resultantes (Schmidt y Urzúa 1982; Martínez Pastur et al. 2000) afectando la diversidad original, siendo necesario implementar acciones que conduzcan a la conservación del recurso como ecosistema, orientadas hacia el máximo beneficio social y económico dentro de un equilibrio de opinión entre científicos, productores, políticos y ONGs. La preservación de ambientes asociados, árboles muertos en pie y grandes deshechos en el suelo, junto con la minimización del impacto de la maquinaria, contribuyen a la conservación de los ecosistemas forestales. La importancia de los primeros radica en su potencialidad como reservorios de flora y fauna frente a los disturbios del aprovechamiento forestal en bosques productivos, a partir de los cuales las especies podrían recolonizar las áreas impactadas, recuperando los procesos ecológicos. Actuarían como amortiguadores del cambio ambiental, haciendo más efectiva la conservación de especies a nivel de paisaje. Además, su mantenimiento implica bajos costos para las empresas, y permiten incorporar a la planificación otros objetivos junto al maderero, como regulación de aguas y control de la erosión, refugio de vida silvestre, y protección de la calidad de vida en zonas urbanas. Dado que aún existen superficies de bosque primario, de implementarse estas prácticas se tendrían la ventaja aplicarlas a bosques no intervenidos y no a sistemas modificados por las actividades humanas.

6. Bibliografía

Caldentey, J., M. Ibarra y J. Hernández, 2001. Litter fluxes and decomposition in Nothofagus pumilio stands in the region of Magallanes, Chile. For. ecol. manage.148:145-157.

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[1] Centro Austral de Investigaciones Científicas (CONICET), cc 92 (9410) Ushuaia-Tierra del Fuego (Argentina).
[2] Universidad Nacional de La Plata, La Plata-Buenos Aires (Argentina).
[3] Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca-Buenos Aires (Argentina).
[4] Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe-Santa Fe (Argentina).